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Into the dark por Jane Star Kage

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Notas del capitulo: Obviamente este fic necesitaba un capítulo aclaratorio. Pues bien, aquí está. Lo tengo desde antes de subir el primero, pero quería darles tiempo a leer el otro.

Estaba en mi livejournal, pero le he hecho uno que otro arreglo, nada grave. La ortografía más que nada.

Aquí explicamos que diablos sucedió, y vemos que Pastelito para adivina, sirve. Con esto termino la historia (¡Mi primer fic de más de un capitulo terminado! ¡Llamen a la prensa!) y gracias por los comentarios, fueron pocos, pero increíbles :D

Advertencia: Loco explicando cómo diablos se cargó a todo mundo. Lógica no garantizada, más si intentada.

Edit: !Siempre lo olvido!: Prince Of Tennis (y sus personajes) no me pertenece, le pertenece a Konomi Takeshi.



—Oishi…pensaba que no lo lograría — Eiji empezó a hablarle al cadáver, como si fuese una de sus antiguas charlas casuales.

—Lo primero fue poder echar ese somnífero en esa nueva bebida rara de Inui sin que me viera durante las prácticas. Vaya sujeto, me la puso difícil, ¡nunca deja de mirar sus cosas!... En fin, tomaba varias horas en hacer efecto, lo que me dio el tiempo necesario para organizarlo todo ¿sabes? Escondí todo mi arsenal dentro del armario del profesor de mi clase. Ni siquiera él buscaba algo ahí. Claro, lo vengo preparando todo desde hace tiempo. Fui yo quién le sugerí al capitán que nos quedaaamos hasta tarde hoy... no se lo vayas a decir a Momo.

Eiji llegó hasta el salón de clases de Syuichiro, donde deslizó la puerta y entró arrastrando el cuerpo inerte de su amigo por el cuello de su camisa, colocándolo contra la pared bajo la ventana. La luna iluminaba tenuemente la escena.

Syuichiro parecía un muñeco roto, con sangre chorreando de su cabeza, ya empapándole la ropa y sus ojos abiertos, sin vida.

—Fue difícil traerlos a todos aquí desde los vestidores, uno por uno, sin que nadie me viera. Pero pude hacerlo. Y los fui matando según iban despertando. El pequeñín fue el primero.

Eiji se sentó frente a Oishi, rodeando sus piernas con sus brazos y depositando su cabeza sobre sus rodillas. Mirando a su compañero con los ojos bastante abiertos, denotando algo parecido a la curiosidad de los niños.

—Lo sujeté por detrás, ni siquiera me vio. Pensaba que sería más difícil romperle el cuello, pero no. Un movimiento rápido y listo. El pequeñín cayó como un muñeco viejo, me dio algo de pena.

Luego fue Inui. Ya estaba despierto…

Eiji soltó una risita.

Seguro piensas que fue difícil; es alto y difícil de engañar. ¡Para nada! Luego de las reacciones iniciales, sólamente le dije: “Oye Inui, creo que hay algo en el suelo” él se agachó, yo alcé el hacha, y el resto es historia. Si, se supone que debía ser una muerte diferente para todos. Pero técnicamente fue diferente ala tuya, a ti te maté destrozándote los brazos en el proceso, a él no. Y no me vayas a preguntar cómo le hice para que no viera el hacha… ¿en donde me quedé? ¡Ah, si!

Eiji bostezó antes de continuar. Era tarde, tenía sueño.

—Después busqué a Kaoru. No hay que tener mucha imaginación para saber que no se había movido mucho de donde estaba, pobre, parecía un niño perdido. Estaba casi mojándose los pantalones, y casi me rompe todas las costillas del abrazo que me dio al verme… luego de gritar de miedo, por supuesto.

Eiji suprimió su deseo de frotar sus costillas, de nuevo.

—Le di el vaso de agua con cianuro para que se calmara los nervios. Y vaya que fue efectivo. Eso fue demasiado fácil, ni siquiera preguntó de dónde había sacado el agua. Fue cómo matar un pez.

Soltó un suspiro. No le gustaba la parte que venía.

—Lo de Momoshiro fue asqueroso. Apenas había sacado el hierro del armario y el ya estaba detrás de mí, gritó mi nombre y lo demás fue totalmente instintivo, viejo. Se sorprendió mucho, yo también. Planeaba usar el hierro con Kawamura. Además, me escupió sangre en la ropa y en la cara. Luego cayó al suelo. El pobre estaba feliz de encontrarme y yo lo atravieso con una barra de metal, seguro ya no tiene una buena impresión de mí.

Eiji empezó a jugar con la punta de su cabello. Muchas personas ya le habían preguntado cómo le hacía para tener un peinado que desafiaba la gravedad. Ja, ya les contaría el secreto. Sí, claro.

—Luego fue el capitán. El también salió de su salón igual que tú. Estaba tratando de abrir la puerta de la azotea cuando lo encontré. Al igual que los otros, no sospechó nada. Hasta que subí, le dije que había más gente abajo, y cuando menos pensaba, lo empujé con todo. ¡Si que hizo escándalo al caer! Su cuerpo, sus lentes, y ese “!Crack!” que no se dé donde vino… bueno, si sé, pero ya entiendes lo que quiero decir… ¡ahg!, ¿me estas escuchando Oishi?

Achicó los ojos, cómo si hubiese recibido una respuesta afirmativa y sospechase que esta fuese falsa realmente. Oishi lo miraba sin verle. Luego de un momento, continuó.

—Luego encontré a Kawamura. O más bien el me encontró a mí. Al comienzo estaba un poco tenso, percibió la sangre que llevaba encima. ¿Recuerdas cuando se desmayó por ver sangre en el partido del pequeñín contra ese chico de Fudomime? ¡Ja!, cómo nos reímos de eso luego... Bueno, no duró mucho en acercarse, y luego no me dejaba pasar por delante de él. Así que no me dejo otra opción más que apuñalarlo por la espalda. Tuve que hacerlo varias veces, ¡fue muy difícil! Ahora comprendo mejor la expresión “duro de matar”. Menos mal que no tuvo aliento para gritar… porque hubiese alertando a…

Eiji hizo una pausa, como para darle un efecto de suspenso a su relato.

—¿Adivinaste no? ¡A Fuji! —Gritó, como si estuviese celebrando algo —me sorprendí al encontrarlo todavía durmiendo. Digo, hasta Momoshiro se levantó… Supongo que es cosa de aguante. Pero eso me hizo las cosas más fáciles. Iba a ser difícil hacerle algo a ese chico, Oishi, te juro que no es normal. No planeaba ahorcar a nadie, esa cuerda era para hacerme el rehén mientras tú me buscabas, pero no pude resistirme. Le puse un lazo corto al cuello, lo amarre al techo con ayuda del escritorio del profesor y listo. Despertó justo cuando la soga empezó a cortarle la respiración. Pataleó poco, creo que haber bebido mucho jugo de Inui finalmente tuvo sus consecuencias. Sé que podía verme, por eso tuvo esa expresión de sorpresa hasta el final.

Eiji bostezó, de nuevo.

—Bueno, ya solo faltabas tú. Se suponía que yo debía estar amarrado en mi salón, con Fuji de compañía, colgando cómo adorno navideño, daba algo de miedo… la cosa es que no aparecías y me quedé sin cuerda, así que fui a buscarte. Yo quería que me encontraras. Tampoco estabas en tu aula, por lo que tuve que ir de aquí para allá con cara de asustado por si te encontraba en el camino. Además… en serio me preocupé, por un momento pensé que habías escapado.

Una chispa de humanidad se reflejó en los ojos de Eiji, con el cuerpo de Oishi cómo único testigo.

— Pero te encontré… no pude contener abrazarte. Y sin querer, te manché todo de sangre, lo siento. Aunque al final, eso me ayudó. ¡jaja!, ¡deberías haber visto tu cara cuando de mencioné lo de la sangre! Seguro pensaste que yo pensaba que tú eras el asesino.

— “Eiji, no se dice de esa forma”

Kikumaru casi podía oír a su amigo reconvenirle por aquella frase.

—Y por cierto, no pudiste verlo. Pero Kawamura es un terminator, volvió a aparecer. Casi me mata de un susto.

Eiji se levantó y estiro los brazos, el cansancio ya le estaba matando.

—Todo ha acabado, al fin —habló con cierta melancolía—. No sabes preocupado que estaba. Se acercaba la graduación y el equipo iba a… tú te ibas a ir.

Eijo negó ferozmente con la cabeza para luego girarse, correr hacia la puerta y voltearse a ver a Syuichiro con una sonrisa.

—¡Ahora podremos ser la pareja de oro por siempre! —dijo con un entusiasmo que solo utilizaba cuando jugaba dobles.

Una visita rápida a su armario y estaba de regreso junto a la persona que le había hecho mejor persona.

El asesinato con una bala, lo había reservado especialmente para sí mismo. Era la mejor forma de liquidarse y que todos pensasen que fue otra persona. Después de todo, si los familiares de sus amigos se enteraban de ese detalle, era probable que no quisiesen hacer un funeral mixto, como suponía que lo harían. Por algo y se había molestado en deshacerse de sus huellas dactilares antes de empezar su “trabajo”. Todo se podía aprender en la Internet.

Ya lo había pensado, se dispararía en el pecho. Según las películas, tendría un lapso de más o menos cinco segundos antes de caer muerto, una gran cantidad de tiempo comparado con el típico balazo en la cabeza.

—Ya voy chicos —ni siquiera cerró los ojos. Su mente calculaba que a la distancia en que se encontraba, podría caer encima de Oishi—. Voy a seguirlos pronto.

No sabía si tendría la fuerza suficiente de lanzar el arma lejos de él o si sus brazos caerían a su lado como hierros sin poder moverlos. Pero… ¿Qué más daba? Dejar a la policía sin un sospechoso no era su prioridad, tampoco lo era que su cuerpo compartiese funeral con los del equipo, eso sólo era un capricho. La prioridad era reunir a su equipo y mantenerlo unido para siempre. En especial a la pareja de oro.

FIN

Notas finales: Y con esto me realizo con el regalo xD Esto pudo haber sido mejor, pero que decir... sigo entrenando esto del crimen.

Adoro a Eiji-Psicópata ^^ es taaan lindo.

¿Comentarios? Se agradecen y responden (si es posible, claro).

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