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Entrevista fallida por Mainsi

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Pidió su segunda copa de la tarde, y el camarero no tardó en ponérsela sobre la mesa, llevándose consigo el vaso anterior. Quizás debería de pedirse algo sólido para acompañar la bebida, pero a decir verdad, a pesar de que llevaba más de medio día sin probar bocado, no se le antojaba nada de lo que había en la carta de aquel local.

Miró el reloj una vez más, como si ese dichoso mecanismo tuviese la solución a su problema, pero por más que lo mirase seguía sin conseguir nada, excepto exasperarse un poco más. Ya llevaba allí más de media hora esperando. Y lo peor de todo es que no podía irse y dar la reunión por perdida, ya que si estaba allí, a unos 665 Km de su casa, era única y exclusivamente para encontrarse con el tipo que había decidido no aparecerse.

Una semana atrás Miguel, su diseñador jefe, se había despedido de la oficina sin mas explicación que el simple hecho de que se mudaba a Asturias, solo por que la que en pocos días mas iba a convertirse en su mujer, vivía allí, y siendo directora de banco ganaba más dinero que el.

Aquello supuso un problema bastante inconveniente, sobre todo ahora que tenían entre manos uno de los proyectos más ambiciosos del año. Intentaron pactar una prorroga con el cliente, pero este se negaba a dar su plazo a torcer, tenían que entregar el cartel en un plazo mínimo de dos semanas y sinceramente se veía incapaz de hacer toda una campaña de carteles para un perfume de 200 euros el frasquito, sin contar con un diseñador capacitado que supiera hacer vendible aquello.

Después de toda una semana de ver a un sin fin de incompetentes que se hacían llamar profesionales en el campo del diseño, dio el proyecto por perdido, hasta que su propio jefe decidió poner cartas en el asunto. Le entregó un recorte de revista en el cual se publicaba que uno de los genios mas destacados del diseño del reino unido se encontraba en España desde hace algunos años, actualmente la empresa en la que trabajaba había quebrado a causa de la crisis, y se encontraba en la encrucijada de montar su propio negocio aquí en España, o bien volver a su propio país donde la crisis no era tan extrema como para que no contratasen a alguien con sus credenciales.

Después de innumerables llamadas, Ana, su secretaria, la que a veces parecía que hacía magia cuando de contactar a alguien se trataba, consiguió dar con el diseñador y concertar una cita con él para el Sábado por la mañana.

El problema estaba en que tenía que ser él mismo el que entrevistase o mejor dicho, convenciese a aquel dichoso sujeto para trabajar en la compañía, y la cita era ni mas ni menos que en Valencia, algo que no tendría la mayor importancia de no ser por el hecho de que vivía y trabajaba en Madrid, y estaban a Viernes por la tarde. De todas formas el proyecto merecía la pena, pues fácilmente supondría el 40% de las ganancias anuales de la empresa durante este año, y además si lo que habían leído sobre aquel hombre en Internet era cierto, realmente era un genio en su campo, y no podían dejar pasar una oportunidad así.

Mientras pensaba en todo aquello se le había vuelto a acabar la bebida, incluso había pasado el tiempo suficiente para que los cubitos de hielo se le derritiesen en el vaso. Con un movimiento de mano le hizo entender al camarero que le sirviese de nuevo lo mismo. Y aquel sujeto rechoncho, rubio y pecoso que era el camarero le sirvió al momento otro whisky con coca cola, no sin antes preguntarle con su peculiar acento que si quería tomar algo de comer para acompañar la bebida. Tras recibir un no y un gracias por educación, el camarero se fue por donde había venido.

Tras darle un sorbo a la bebida, Nacho volvió a mirar el reloj, ya llevaba esperando más de hora y cuarto, aquello empezaba a ser tedioso, cogió el teléfono móvil para volver a marcar el número del diseñador. Segundos después colgó el aparato y se lo metió en el bolsillo, era la sexta vez en el día que oía a la misma operadora diciéndole que el móvil al que llamaba estaba apagado o fuera de cobertura.

Para entretenerse esta vez se dedicó a observar a la clientela de aquel local. Se notaba nada mas pasar por la puerta que era un garito ingles, con decoración inglesa, comida inglesa, camareros ingleses y clientela igualmente inglesa. Aunque a decir verdad, la palabra que realmente pasaba por su cabeza al contemplar todo aquello era “guiri”. No es que fuese racista o estuviese en contra de los extranjeros, ni mucho menos, pero la verdad es que desde que era pequeño, cuando pasase aquellas míticas vacaciones en familia, en la playita comiendo sardinas en los chiringuitos y durmiendo debajo de una sombrilla. El espécimen denominado por su familia guiri, siempre le había hecho mucha gracia. Aquellos hombretones gordos y rubios, de ojos azules y piel excesivamente clara, que cuando les daba el sol mutaban y parecían un helado de nata con sirope de fresa, que además remataban la faena llevando camisas increíblemente horteras, con pantalón corto, riñonera, y como no, sus indispensables calcetines con sandalias. Además solían ir acompañados de mujeres igualmente rubias y blancas, con la nariz acochinada y unos vestidos estampados, que su propia madre solía decir que no usaría ni de cortinas para la ducha.

Pensar en todo aquello logró sacarle una sonrisa, la primera que permitía asomarse en su rostro después de la pesadilla de día que llevaba. Pero poco le duró cuando recordó que estaba esperando al capullo del diseñador. No hacía falta pensar mucho para averiguar como sería el susodicho, físicamente hablando claro está, porque personalmente hablando era un irrespetuoso, un desgraciado y un impuntual, algo que quedaba patente por la hora que era y aún sin aparecer. Volviendo al tema del físico de aquel sujeto, estaba claro que rivalizaría con el de los demás guiris presentes en el bar, el hecho de llamarse Charley Clarckson, ser de origen ingles y haber quedado con él en aquel antro no daba mucho juego a la imaginación.

No es que se considerase a si mismo un adonis ni nada similar, pero claramente estaba destacando sobre manera en aquel local, es mas, cinco mujeres pertenecientes a tres mesas diferentes llevaban un rato largo guiñándole sus azulinos ojos enmarcados de rubias pestañas. Debía de admitir que una de aquellas mujeres no estaba nada mal, pero la pobre iba muy desencaminada. …l era moreno, de cara masculina, piel tersa y profundos ojos marrones, además también era alto y musculoso, gracias a su entrenadora y amiga de la infancia Fátima, la que siempre insistía en que debía conseguirse a una buena novia para poder sacarle provecho a sus horas de abdominales en el gimnasio. Pero tanto Fátima como aquella voluptuosa rubia de la mesa de enfrente, estaban perdiendo el tiempo, a pesar de su aspecto masculino y seductor, él era desde su mas tierna adolescencia un homosexual convencido. Esto era algo que pocas personas sabían, no es que tuviese miedo a salir del armario, ni mucho menos, sencillamente prefería mantener su vida personal en privado, costumbre que además le venía muy bien para ahorrarse problemas.

Se dio cuenta una vez mas de que el vaso frente a el estaba vacío, se quedó mirando el fondo de este absorto, hasta que una presencia frente a la mesa le llamó la atención, con la esperanza de que fuera Charley despegó la vista del vaso y miró al frente, pero no era mas que el camarero. Aprovechando que lo tenía en frente le pidió otro de lo mismo. El hombre le miró a los ojos, y le preguntó de nuevo si quería algo de la carta para acompañar la bebida, aunque esta vez parecía poner más insistencia que las anteriores. A pesar de ello la expuesta fue la misma, no le apetecía comer, y mucho menos lo que había en la carta de aquel tugurio. El hombre se marcho para volver al rato con otro vaso lleno, pero por la cara que ponía no parecía muy contento.

Nacho se quedo dubitativo, llevaba unas dos horas en aquel antro, y que el supiera no había hecho nada que pudiera molestar a aquel gordo y feo camarero. Miró al frente y noto de nuevo la mirada de aquella muchacha rubia de enormes pechos y llamativa melena rubia. Quizás era eso lo que molestaba al camarero, que las féminas mas interesantes del local tuvieran su atención puestas en él. Pues para que hacerle sufrir, ni el camarero le quería allí, ni a el le apetecía seguir esperando. Lo sentía por el proyecto, pero mas de dos horas aguantando a cinco lobas queriéndoselo follar allí mismo, y a un camarero cuya imagen dañaba a la vista queriendo echarlo del lugar, eran demasiado para él. Se bebió lo que le quedaba de un trago y pidió la cuenta, lo que hizo que al roñizo camarero se le iluminasen los ojillos de alegría.

Tras pagar la cuenta se levantó, notando un desagradable mareo en el proceso, y a pesar de la lentitud poco habitual en sus pensamientos, logró descifrar lo que realmente ocurría. El camarero no quería la atención de las féminas, lo que quería era echar al único español borracho que desentonaba en su local. Se maldijo así mismo por no hacer caso al hombre y pedir algo para comer. El estomago vacío y los cuatro vasos de whisky con coca cola no eran buena combinación.

Al salir del local le dio el aire con olor a sal en la cara, dándole un alivio momentáneo y despejando un poco su abotargamiento. Se quedó plantado en la acera, con los ojos cerrados, disfrutando de la brisa. Cuando de golpe un ruido de campanillas y un grito lo sacaron de su trance, lo único que pudo lograr al abrir los ojos fue ver unas luces que se movían mientras el mismo caía al suelo, y segundos después pudo sentir un dolor agudo en su tobillo izquierdo. Cuando por fin se hizo dueño de si mismo pudo ver lo que había pasado, una bici le había arrollado en plena acera, la misma bici que ahora descansaba tirada de mala manera sobre el asfalto, y cuyo dueño estaba despatarrado sobre su pecho.

Ahora si que podía decir que era el peor día de su vida, y sin poder remediarlo explotó. Cogió al hombre, que descansaba sobre su propio cuerpo, de los hombros y lo levantó zarandeándolo sin cuidado. Estaba apunto de gritarle, para desfogar toda la rabia acumulada desde el día anterior, cuando algo lo detuvo. Los enormes y clarísimos ojos azules de aquel hombre le dejaron perplejo. Clarísimamente aquel hombre también era extranjero, pero si todos los extranjeros fueran así, cambiaria el concepto que tenía de ellos sin dudarlo, aquello no era un guiri, era un dios bajado del cielo. Los cabellos de color rubio ceniza, ligeramente desordenados por le caían graciosamente por la frente, destacando más aún sus facciones finas y a la vez masculinas, el azul de sus ojos tras la gafas de pasta era hipnotizante, al igual que aquellos jugosos labios que no dejaban de moverse. Siguió en trance hasta que unas palmaditas en la cara le hicieron reaccionar, aquel hombre aún sobre él, llevaba un rato hablándole para que reaccionara, y ahora había optado por golpearle suavemente las mejillas. Salió del trance y pudo escuchar la voz profunda que salía de aquellos labios en movimiento.

- ¿Está bien? Por favor conteste, voy a llamar a una ambulancia - El acento era muy similar al del orondo camarero, pero mucho menos marcado.

Gracias a dios aquellas palabras terminaron de sacarle de si mismo y se decidió contestar, si no ya se veía pasando el resto del día metido en un hospital, con una par de médicos insulsos diciéndole que no se iría de allí hasta que no se le pasaron los efectos del alcohol.

- Estoy… estoy bien, pero estaría mejor si te quitaras de encima - Se ve que el golpe la había quitado parte de la borrachera, por que a pesar de lo que esperaba, su voz sonó firme y clara.

El aludido enrojeció, dándose cuenta de que estaba sentado a horcajadas sobre él, se levantó a la velocidad del rayo y pidiéndole disculpas le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Cuando estaba por aceptar la ayuda y tomarlo de la mano, el ya conocido camarero del local de antes salió a ver que pasaba, y tras mirarle de forma inquisidora empezó a hablar en su idioma natal con el hombre que le había arrollado con la bici. Este sin darse cuenta apartó la mano de Nacho para hablar mejor con el camarero.

No entendía ni jota de lo que estaban diciendo, sabía algo de ingles, pero entre el alcohol que aún circulaba por su cuerpo, y la velocidad a la que hablaban aquellos sujetos, se le hacía imposible distinguir una sola palabra.

Cansado de estar tirado en el suelo decidió levantarse, pero cuando estaba a medio camino apoyó el pie izquierdo en el suelo, y un dolor insoportable le azotó por completo. El grito ahogado que emitió alarmó a los otros dos que se acercaron a él instantáneamente.

¿Esta seguro de que esta bien? - El hombre que le había arrollado se le volvió a acercar ayudándole a terminar de ponerse en pié.

Le pasó una mano por la cintura y dejó que se apoyase sobre su hombro para que no apoyase de nuevo el pie izquierdo en el suelo. Al mirar al frente vio que el camarero ya no le miraba de mala manera, sino preocupado. Volvió a hablar al sujeto que le sostenía y tras decirle algo que no entendió, se dirigió hacia la bici que seguía tirada en el suelo, la recogió y la paso consigo al local.

- Mejor llamo a un taxi y le acompaño a un hospital, parece que se ha hecho daño. - Hizo amago de coger el móvil para llamar.

- Ni de coña, lo que menos me apetece es pasarme el resto del día en una sala de urgencias. Mejor me voy a mi hotel y meto el tobillo en hielo.

- De acuerdo ¿En que Hotel se hospeda?

- En el Floraza 5

- Pero ese hotel queda lejísimos ¿Como es que estaba usted aquí? Aunque cualquiera es bienvenido, este lugar no lo suelen frecuentar los españoles.

- Es una larga historia - Parte del enfado que había acumulado en sus mas de dos horas de espera se le reflejaron en la cara, lo que dio a entender al otro que era mejor cambiar el tema.

- Mire, yo vivo aquí mismo - Le señaló los pisos que había sobre el bar ingles del que acababa de salir - Será mejor que pase a mi casa, le revisaré el tobillo, y entonces ya veremos si tiene que ir al hospital o no.

Sopesó la idea, no le hacía ninguna gracia seguir en aquel barrio, solo le apetecía acostarse en su propia cama y olvidar las últimas veinticuatro horas. Pero era mas que evidente que aquel hombre no le iba a dejar en paz hasta cerciorarse de que estaba bien. Solo por eso aceptó la oferta.

Subieron en el ascensor, hasta la quinta planta y entraron al apartamento de aquel hombre. Quizás tenía razón y debía de ir a que le mirasen el tobillo, pues cada vez le dolía mas, ya prácticamente solo podía pensar en el dolor, y se dejaba hacer por aquel desconocido. Cuando se dio cuenta ya estaba sentado en uno de los sofás de la casa con la pierna sobre las rodillas de aquel extraño que se dedicaba a descalzarlo. Tras unos minutos de inspeccionar su tobillo, el hombre se decidió a contarse sus suposiciones.

- No parece nada grave, pero se esta hinchando, espere aquí un momento - Sin decir mas se levantó, colocó la pierna de Nacho sobre la mesita frente al sofá y se fue a por una de las habitaciones contiguas a la estancia.

Con la pierna en alto le dolía considerablemente menos, y pudo concentrarse en inspeccionas aquella vivienda. La sala estaba impecablemente decorada, en tonos azules blancos y negros, con una combinación de estilos bastante peculiar. Antes de poder ver más llegó el otro con un bote de crema en una mano y una bolsa de guisantes en la otra. Se posicionó entre sus piernas, sentado en el suelo y le mostró el bote.

- Esto solo crema para masajes - Lo destapó y estrujándolo un poco le impregno el tobillo de una sustancia fría y transparente, después procedió a extenderla con un suave masaje.

Las manos de aquel hombre hicieron las delicias de Nacho, eran calidas y a pesar de estar acariciando la zona afectada no le hicieron daño alguno, sino todo lo contrario. Al notar el silencio el sujeto decidió preguntarle.

- ¿Le hago daño? - Paró el masaje por si acaso.

- No, al revés, me alivia bastante, y no me llames de usted, me llamo Nacho. - El otro le sonrió divertido.

- Yo me llamo Chack.

Para su desgracia, Chack terminó el masaje, y casi en el acto le puso en el tobillo la bolsa de guisantes, que para sorpresa de este estaba congelada. Ya le había parecido raro que se apareciese en el salón con la bolsa esa. Se ve que no tenía hielo y aquella había sido a mejor alternativa. No pudo evitar dar un respingo y que un casi inaudible jadeo escapara de su boca cuando el frío le dio contra la piel sensibilizada por las caricias. Chack se dio cuenta de la reacción y rió divertido.

- Está frío - No dejaba de sonreír como queriendo burlarse de su reacción.

- Me avisas tarde, ya me he dado cuenta - Le siguió la broma.

Un rato después, en el que ninguno de los dos dijo nada mas, Nacho movió un poco el tobillo, notando cierta molestia, pero nada comparable al dolor que sentía antes.

- Ya no me duele, gracias por todo, creo que será mejor que me vaya.

No le apetecía irse para nada, pero si seguía contemplando a aquel hombre acabaría por dejar que al alcohol que aun tenía circulando por sus venas actuase por él, y se abalanzaría a besarle aquellos jugosos labios que no dejaban de tentarle. Hizo amago de levantarse, pero antes de conseguir despegar el culo del sofá, el otro giró lo que le restaba para quedar frente a frente y le detuvo haciendo fuerza con los brazos sobe su pecho.

- No deberías de levantarte aún, quizás hagas que empeore tu tobillo.

En ese momento no supo si era por la borrachera que aun pudiera conservar, por el ambiente íntimo, por sentir las calientes manos de Chack sobre su pecho, o simplemente por lo irresistiblemente guapo que este era, que no lo soportó más y se abalanzó sobre sus labios. Pero contra toda lógica, no fue Chack el que se vio sorprendido, si no que fue el mismo cuando este le cogió de la nuca para profundizar más el contacto y meterle la lengua hasta la campanilla.

Siguieron besándose un buen rato, hasta que la falta de aire les dejó algo mareados y se separaron, aunque solo separaron sus bocas, ya que se seguían frotando como podían con el resto del cuerpo. Queriendo mas contacto agarró a Chack por el trasero, y haciendo gala de la fuerza adquirida en el gimnasio lo levantó del suelo haciendo que se sentase sobre sus propias caderas, este como respuesta jadeó impresionado y excitado. Al momento estaban volviendo a besarse como posesos, esta vez con un ligero vaivén entre sus cuerpos que les calentaba cada vez más. Mientras se besaban y restregaban, Nacho le bajó la cremallera a aquel dios hecho hombre, y con un poco de maña consiguió que aquel endurecido miembro saliese a la luz. Se veía apetecible, nunca había estado con un rubio, por lo que no sabía hasta que punto podría ser sexy aquel bello tan claro y exótico. No se lo pensó dos veces, cogió al otro de la cintura y lo elevó en el sofá hasta que su miembro quedo justo a la altura de su boca. Le bajó un poco más el pantalón y de forma lenta y tortuosa empezó a engullir aquel miembro por completo, sacando así un fuerte jadeo del otro. Chack solo podía agarrarse al respaldo del sofá y jadear, la visión de aquel hombre fornido y guapo hasta el delirio, metiéndose una y otra vez su propio miembro en la boca, era algo que no podía soportar. Cuando creía que no podía mejorar, Nacho le miró a los ojos con sus profundos ojazos marrones, solo aquello hizo que el cuerpo le diera una sacudida de placer, nunca en su vida había visto algo tan erótico como aquello.

Nacho tampoco estaba mucho mejor, la polla del otro le sabía a gloria, y mas acompañada de los sonidos que este emitía cada vez que se la metía en la boca, no quería dejar de chupar aquel miembro, pero el suyo propio estaba pidiendo por atención. Mirando a Chack a los ojos para no perder detalle de su reacción decidió entrar en acción. Aprovechó que el bote de crema seguía abierto sobre el sofá y embadurnó a conciencia tres dedos de su mano derecha, después tanteó entre las nalgas del otro, y al no ver resistencia metió un dedo suavemente por el ano de este. No solo no recibió una negación o una cara de incredulidad de Chack, sino que este empinó un poco más el trasero para que sus nalgas se separasen un poco y fuese más fácil su intromisión. Aquello era demasiado para cualquiera, nunca en su vida había estado tan excitado y caliente. Siguió preparando al otro con cada vez mas ganas, ya eran tres los dedos que entraban y salían de su culo sin problema alguno, además los jadeos se habían incrementado y las caderas de Chack se habían empezado a mover solas, tenía planeado seguir un poco mas hasta que el otro cortó sus planes.

- Si no… o paras ya… o me corro - Le miraba con los ojos nublados de placer, pero sin dejar de mover las caderas.

- ¿Si te corres ahora podrás seguir después? - A pesar de haberse sacado el miembro de la boca, lo seguía masajeando con la mano que le quedaba libre, no dándole una tregua al otro hombre.

- Creo… que si - Miró al hombre que tenía debajo y recapacitó - Seguro que si… pero… ¿Por qué lo preguntas? - Nacho sonrió.

- Por que no he comido nada en todo el día y tengo hambre - Tras decir esto dejó de masajear el pene de Chack con la mano para volver a introducírselo en la boca.

Al entender lo que Nacho quiso decir, no pudo mas, estaba demasiado excitado como para aguantar ni un minuto más. Con un fuerte jadeo que bien podría haber sido un grito anunció la llegada de su orgasmo. Al notarlo, Nacho bajó el ritmo, pero aumentó la presión de su boca sobre el glande, y metió mas los dedos dentro del ano del otro acariciando las pareces interiores de este. Chack nunca había sentido aquello, al recibir aquellas extrañas caricias durante el orgasmo, era como si este se hubiese intensificado tres veces más. Le empezaron a temblar las piernas, y su cuerpo empezó a dar violentos espasmos incontrolados lanzando ráfagas de esperma al interior de la boca que lo envolvía, le dio la impresión de perder el conocimiento durante unos segundos antes de acabar del todo y volver a la realidad. Se dejó caer sobre el cuerpo caliente de Nacho, y le miró a los ojos confundido.

- Dios… ¿Que ha sido eso? - Nacho se rió ante el comentario, se acercó a su oreja y le susurró.

- ¿Te ha gustado? - Tras el susurro lamió el lóbulo de su oreja, notando como este temblaba entre sus brazos.

Chack iba a contestar, pero se lo pensó antes, y decidió usar la misma táctica, a eso él también sabía jugar. Esperó unos segundos a que el ritmo de su corazón dejase de ser frenético y decidió contraatacar, acercó los labios a la oreja del otro, y tras morderle sensualmente le contestó.

- Si, me ha gustado, y mucho, veamos a ver que opinas tú de esto. - Aquel comentario revolucionó a Nacho aún mas, todo de aquel hombre le gustaba, incluido el acento que usaba al hablar.

Tras decir esto se movió sobre Nacho, se quitó por completo los pantalones para poder deslizar las piernas a los lados de este, desabrochó el pantalón que estorbaba para poder evaluar aquel miembro aún necesitado y descendiendo lentamente se ensartó así mismo con el. Nacho no pudo contenerse, y empezó a jadear como antes lo hiciese el otro, nunca había estado dentro de algo tan apretado, húmedo y suave a la vez. Sencillamente se dejaba hacer, pues el otro se movía solo haciéndole enloquecer, iba despacio, torturándole, pero parecía que el ritmo aumentaba gradualmente. De golpe sintió una oleada de placer recorrerle el cuerpo entero, Chack se estaba dejando caer cada vez mas, hasta que sus nalgas golpeaban contra sus propios muslos, era capaz de introducirse su miembro hasta el fondo, hasta que no quedaba nada mas que meter, a menos que también quisiera meterse sus testículos, aunque no sabría decir si parte de ellos no estaban siendo introducidos ya. No solo se la metía hasta el fondo, si no que cuando se levantaba lo hacía casi hasta dejar su miembro totalmente expuesto, para volver a dejarse caer por completo. Nacho creyó desfallecer, aquel hombre tenía que tener un aguante increíble para hacer aquello, seguramente se estaría haciendo daño, pero no fue eso lo que vio cuando le miró a la cara, si no que este tenía la misma cara de placer que cuando le estaba haciendo la mamada, se dio cuenta entonces de los jadeos que inundaban la habitación, los dos lo estaban disfrutando.

Tan concentrado estaba en disfrutar de aquello que se sorprendió cuando una punzada de placer hizo que todo su cuerpo se arqueara de golpe, sin saber por que, le volvió a pasar, y así una y otra vez, aquello era mucho mejor que llegar al orgasmo. No sabía por que le pasaba, solo sabía que la sensación se originaba en su pene, para expandirse después por todo su cuerpo. Miró confundido al hombre que cabalgaba sobre el, y al ver como le sonreía le dio a entender que esa era su venganza por lo de antes.

- Parece… ah… como si… te… estuviera gustando mucho… ah - La sonrisa burlona no se iba del rostro de Chack a pesar de que casi no podía ni hablar, ya que sinceramente el también lo estaba disfrutando mucho.

Tras decir esto se agarró su propio miembro y lo empezó a masajear, quería torturar un poco más a Nacho, pero no podía más, las sacudidas que le daban a este, hacían que elevase la espalda, y para sorpresa de Chack, eso conseguía que le diera directo en su próstata, parecía que sus cuerpos estuviesen hechos a la medida. Para hacer que Nacho también terminase aceleró aquello que llevaba un rato haciéndole. Hacía tiempo que gracias a un juguetito con forma de pera, había adquirido la habilidad de contraer su ano a su antojo, y eso era lo que estaba haciendo que Nacho perdiera la cordura.

Pudo sentir que fuese lo que fuese que le estaba haciendo Chack para que se retorciese de placer, ahora lo estaba haciendo a mayor velocidad, si seguía así se iba a correr, aunque por lo visto esa era precisamente la intención de este, puesto que también había empezado a masturbarse sobre él. Eso si que no, no iba a dejarle tener un orgasmo por si mismo, quería ser él el que le llevase de nuevo al límite, así que le quitó la mano, recibiendo una mirada de frustración por su parte, mirada que se desvaneció en cuanto empezó a acariciarle a la misma velocidad a la que se movían. Segundos después sintió como el esperma de Chack caía a borbotones sobre su camisa con un grito desesperado de este, aquello desembocó en que la presión y los espasmos sobre su propio pene aumentaron de golpe. No pudo mas, no le dio tiempo ni de apartarse, se corrió en el acto dentro del otro, llenandolo por completo.

Se quedaron abrazados sobre el sofá, disfrutando de la sensación de estar totalmente satisfechos. Cuando la realidad les golpeó en la cara. Eran completos desconocidos, pero acababan de follar como posesos. Ninguno de los dos quería separarse, querían quedarse así para siempre, pero no podía ser.

- Si quieres puedes quedarte a pasar la noche - No sabía como, pero esas palabras habían salido solas de su boca.

- Aun es de día - A decir verdad eran las dos del medio día, aún así, sabía a lo que se refería, y el tampoco tenía ganas de irse de su lado - Mejor si me invitas a comer - Una sonrisa en el rostro del rubio le indicó que estaba de acuerdo con el.

Al cabo de un rato ambos se habían duchado, y vestían con ropa de Chack, este preparaba el almuerzo mientras Nacho le esperaba en la mesa. No tardó mucho en cocinar, hubiera hecho algo mas elaborado, pero no quería apartarse ni un momento del otro. Tras poner la mesa se pusieron a comer, charlando sobre su peculiar encuentro y otras cosas sin importancia.

- ¿Te he dicho ya lo bueno que está esto? - La comida se basaba en una ensalada de lechugas de colores, salmón, nueces y huevos, y de segundo un plato de una pasta de forma extraña con setas y salsa de quesos.

- Si que me lo has dicho - Se rió ante el comentario, era la décima vez que se lo decía en un cuarto de hora, comió un poco mas, y tras esperar un poco retomó la conversación - Al final no me dijiste que hacías en este barrio.

- Te lo diré si me prometes que el próximo sábado nos volveremos a ver - No quería desaprovechar la oportunidad, llevaba desde que habían empezado la charla intentado proponérselo sin saber como.

- Dalo por hecho, pero tendrá que ser por la tarde, por la mañana estaré ocupado - Le regaló una sonrisa a Nacho, pero no una sensual, si no una tierna que denotaba felicidad. …l también quería volver a verle.

- Entonces te lo diré - Bebió un poco de agua para aclararse la voz - Esta mañana tenía una entrevista con un capullo, un guiri cabrón que no se dignó a aparecer - Se dio cuenta de que había usado la palabra guiri, y se arrepintió en el acto, Chack también era ingles - Yo lo siento, no quise decir…

- Tranquilo, que se a lo que te refieres, a mi no me veras llevar calcetines con chanclas, antes me muero, los que lo hacen se merecen el calificativo de guiris, guiripollas como les suelo llamar yo - Ambos se rieron ante el comentario.

- Me encantas - A Nacho se le escaparon la palabras sin poder remediarlo, a sus veintiséis años nunca se había encontrado tan agusto hablando con alguien, y mucho menos que ese alguien fuese tan guapo, y le pusiera tanto como ese hombre que tenía enfrente. De todos modos se arrepintió de nuevo de lo que había dicho, no se conocían de nada, seguramente Chack pensaba que era un loco.

- Y tu a mi - El sonrojo de Chack sobre su piel clara, sumado a la sonrisa avergonzada consiguieron que a Nacho el corazón casi se le saliera del pecho.

Durante el resto de la comida no dejaron de sonreírse, lo que les estaba ocurriendo era una completa locura, pero ahora no podían pensar en otra cosa que no fuese lo felices que eran uno junto al otro. Más tarde o más temprano se tendrían que separar, pero no era momento de pensar en ello.

Después de comer se acostaron juntos en la cama, tras tantas emociones no les vendría nada mal descansar un poco. Durmieron abrazados, para despertarse un par de horas mas tarde y darse cuenta de que no había sido ningún sueño, que estaban juntos, al menos de momento. Estaban aún tumbados, despiertos, pero sin soltarse, acariciándose melosamente por sobre la ropa, cuando el sonido de unos nudillos en la puerta de entrada les llamó la atención. Chack le indico a Nacho con un dedo sobre los labios que se quedase callado, y este le obedeció sentándose sobre la cama en completo silencio. Chack sin embargo salió de la habitación para ver quien le estaba llamando.

Tras un rato de silencio, por fin pudo oír como la puerta de aquel apartamento se abría, por el sonido de taconeo supuso que la persona que había entrado era una mujer, y por el acento marcadamente andaluz, también pudo concretar que era española, gaditana, seguramente. Acercándose lo suficiente a la puerta del dormitorio se asomó para poder ver a aquella mujer, era una chica joven, morena de pelo rizado y cara agraciada. Desde su nueva posición pudo escuchar sin problema la conversación que mantenía la desconocida con Chack.

- Perdona si te he despertado, pero tu tío me ha dicho que estabas aquí. - Se quedó callada mirando hacia los lados como inspeccionando la sala. Nacho se ocultó un poco más, para que no le descubriera - No veo a nadie, que raro, tu tío me ha dicho que habías atropellado a un borracho y que le habías subido a tu casa.

- Esta durmiendo, así que no levantes la voz, o le despertaras. - Este sonrió cómplice a la muchacha, dándole a entender a groso modo lo que había pasado.

A Nacho casi le estalla el corazón de felicidad en el pecho al ver aquello. Había pensado que la chica era su novia, y que este por lo tanto, negaría su presencia en la casa, pero no solo no lo había negado sino que además había admitido que estaba en su cama. No entendía por que una tontería así podía llegar a hacerle tan feliz, en realidad debería darle igual que tuviese novia, o cualquier otra cosa sobre el, pero su corazón latiendo alocadamente decía todo lo contrario.

- ¿Cómo? Me alegro por ti cinco años de castidad son muchos para tu salud mental - Vio como la chica se reía, y a Chack avergonzado, seguramente sabiendo que el lo estaba escuchando todo - Bueno, entonces mejor me voy, pero antes tengo que decirte algo - Ante el silencio de la chica Chack decidió preguntar.

- ¿El que?

- Prométeme primero que no te vas a enfadar

- Suéltalo ya - Su voz sonaba demandante y ligeramente exasperada.

- ¿Te acuerdas de la entrevista con Ignacio Morales?

- El Editor Jefe de Diseños Argent, claro que me acuerdo, es el próximo sábado ¿Por qué lo preguntas? ¡¿No la habrás cancelado?!

- No, pero…

- Dilo de una vez, ya te he dicho que no me voy a enfadar - A pesar de lo que estaba diciendo, se notaba claramente que cada vez estaba más enfadado.

- Es que me equivoqué, y en vez de ser el sábado que viene, era este sábado - La chica cerró los ojos esperando la reacción de Chack.

- Te vas a librar por que hoy estoy de buen humor, pero vas a salir por esa puerta, vas a llamar a Diseños Argent, y te vas a disculpar hasta quedarte sin voz. - La cara le cambió de enfado a evidente preocupación - Maldita sea Paula, sabes que necesito ese trabajo, si no tendré que volver a Inglaterra, y sabes que quiero quedarme, odio la llubia día sí y día tammbein, y ademas ahora le he conocido a él - Lo último lo dijo susurrando, a pesar de ello, Nacho pudo leerlo de sus labios, entendiendo que no era el único que se sentía así, no sabía como había pasado, pero lo que habían conseguido en un solo día era mas intenso y profundo que cualquier cosa que hubiese sentido antes.

- Lo siento Chack te prometo que lo solucionaré, no te preocupes - La tal Paula se marcho cabizbaja por la puerta de entrada.

Momentos después la puerta del dormitorio se abría dejando entrar a un hombre que acababa de perder parte de su felicidad por ella, pero la apatía le duro lo que tardó en mirar de nuevo a Nacho a los ojos, no podía sentirse mal teniendo a ese hombre en su casa, en su cama, y todo para él. Aún así sus ojos no eran tan alegres como antes.

- ¿Lo has oído?

- He oído algo sobre un trabajo importante

Chack se subió a la cama y se acercó a Nacho que se abrió de piernas y le hizo un hueco entre sus brazos. Este se lo agradeció con una sonrisa, se recostó sobre el apoyando la cabeza sobre su pecho y dejó que le rodease con sus fuertes brazos. Una vez lo tubo bien acomodado sobre su cuerpo, le empezó a acariciar el vientre bajo la camiseta, le encantaba el tacto de su piel, y casi podía jurar que estaba ronroneando.

- Ese trabajo era importante para mí, pero creo que he perdido la oportunidad.

- ¿Sabes?... tengo una sorpresa para ti - Dejó de acariciarle y le agarró fuertemente con los brazos pegándole completamente a su cuerpo, de forma que su oído quedaba al alcance de sus labios.

Chack al sentir la dura erección de aquel hombre apretándose contra su trasero, entendió que con sorpresa se refería a que lo iban a hacer otra vez, y ni que decir que estaba bastante dispuesto a ello. Pero lo que pasó fue totalmente distinto, algo que no se esperaba y que le estaba costando trabajo asimilar.

- Eres un maleducado y un impuntual, Charley - Chack se tensó en sus brazos, seguramente no sabía aún de que iba aquello, lo que logró sacar una risa burlona de Nacho - Me has tenido esperándote en ese antro durante mas de dos horas, y luego cuando te dignas a aparecer, lo haces para atropellarme - Este estaba cada vez mas nervioso, ahora incluso intentaza zafarse del agarre, seguramente pensando que era algún tipo de acosador.

- No… no te entiendo… ¿Qué te pasa? ¿Cómo sabes que en realidad me llamo Charley?... ¿Me has estado siguiendo? - A pesar de estar haciendo bastante fuerza, le era imposible soltarse del abrazo, y además podía oír como Nacho se reía cada vez más.

- Supongo que por ser extranjero, no sabes que Nacho es el diminutivo de Ignacio, Ignacio Morales en mi caso, encantado de conocerte Charley Clarckson.

Tras lo dicho Nacho liberó por fin al otro de su abrazo, este se separó de él de golpe, con cara de pasmado. Se le quedó mirando un rato sin decir nada.

- ¿Te ha comido la lengua el gato? - Se rió ante su propio comentario - No… creo que… ha sido más bien el editor jefe ¿No es así? - Nacho no podía dejar de burlarse, la situación le parecía demasiado graciosa y surrealista.

- ¿En serio eres tú? - Nacho se lo confirmó con un movimiento de cabeza y una sonrisa en la cara - No me lo puedo creer, yo te imaginaba calvo, gordo, peludo y viejo - El aludido soltó una sonora carcajada.

- Pues yo pensaba que tú eras un guiri de los auténticos, de los de camisa con palmeritas, riñonera y sandalias con calcetines - Chack también empezó a reír

- ¿Sandalias con calcetines? Eso si es un golpe bajo - Se lanzó de nuevo a los brazos de Nacho, con la firme intención de hacerle pagar aquel comentario a base de hacerle cosquillas.

Estuvieron un buen rato rodando por la cama entre risas, cosquillas y magreos en toda regla, hasta que la falta de aire les hizo parar para descansar un poco. Aun así se quedaron abrazados sobre las sábanas revueltas. Parecía que en solo unas horas se habían hecho completamente inseparables.

- ¿Entonces que, me darás el trabajo? - Estaba apoyado sobre el pecho del otro, mirándole a los ojos.

- El caso es si tu quieres aceptar, ya que por lo visto el cargo va con el añadido de un amante, si tu quieres claro - Nacho dejo de reír para poner una expresión mas calmada, dandole a entender que hablaba en serio.

Chack sonrió de forma tierna, con la felicidad irradiando en sus claros ojos azules, no había duda de cual era la respuesta, aún así dijo algo que el otro no esperaba, pero de lo que no iba a quejarse.

- Quizás debas darme una buena razón por la cual aceptar… ¿No crees? - El hecho de que mientras hablaba le estuviese acariciando su ya mas que erecto miembro, le dio una idea bastante clara a Nacho de a que razones se refería.

- Estaré encantado de darte tus… razones, es mas, te daré tantas que no podrás rechazarme - Y entre risas, besos y jadeos se empezaron a desvestir. Aquella noche tenían muchos asuntos “laborales” de los que discutir.
Notas finales: Os dejo una página en la que definen lo que en españa se conoce como guiri, os aseguro que no tiene desperdicio XD

http://www.frikipedia.es/friki/Guiri
http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Guiri

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