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Encerrado con el capullo por Mainsi

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Notas del fanfic:

Toda la historia está narrada en primera persona por Sergio, así que todos los pensamientos que aparecen son de él.

Notas del capitulo: Me esta saliendo más largo de lo que esperaba, pero no creo que sean más de tres o cuatro capítulos.
- Puedes decir lo que quieras, pero sabes que yo llevo razón. Y no pienso quedarme - Ya estoy harto de repetirlo.

- Ya te lo he explicado tres veces, y se me empieza a acabar la paciencia. No es una petición, es una orden. Te quedarás a terminar los proyectos, y no hay más que hablar.

- Pero es que es totalmente injusto, yo no me he retrasado con los trabajos de los chicos, fueron los de secretaría los que se equivocaron con la fecha de entrega.

- Y es por eso que te he dicho que te pagaremos las horas extra. De verdad que no entiendo por que armas todo este jaleo. Pero una cosa te aseguro, si no me entregas los proyectos antes del lunes, puedes darte por despedido, haré que te echen cueste lo que cueste.

Tras esa última y definitiva frase el desgraciado de Maximiliano se levantó, recogió sus carpetas y salió de la sala de reuniones. …l es el jefe del departamento de profesores, y por lo tanto, puede ordenarme que haga horas extra, siempre y cuando la dirección le apoye, como es el caso. Pero hacerme ir a trabajar un domingo ya es demasiado.
Yo se que esos trabajos son importantes, no soy tonto, y se que los institutos que deciden participar en la campaña solidaria reciben una ayuda de doce mil euros. Pero de todas formas debería de ser él y no yo el que pringase mañana.

- Cabrón asqueroso, si es por tu culpa que no esta terminado - Se que se ha ido y que no puede oírme, pero aún así me doy el gusto de desahogarme.

Hace dos semanas me dieron la documentación de la campaña solidaria, con las bases y las normas a seguir. Debían de realizarla los estudiantes sin ayuda externa, en grupos de cuatro chavales. El trabajo consistiría en un reportaje escrito de unas veinte páginas, donde debían comparar su estilo de vida con el de los chicos de su misma edad del tercer mundo. Esta parte del trabajo la realizaron en clase de literatura. A mí sin embargo me dieron la parte gráfica del proyecto. Los chicos tenían que poner un mínimo de doce fotos de escenas cotidianas, que fueran totalmente coherentes con el trabajo escrito.
Se que no suena difícil, pero es mas fácil decirlo que hacerlo. Sobre todo si tienes al capullo de Maximiliano rechazando la mayoría de las fotos de los chavales. Se ve que el muy idiota se cree que es fácil manejar a más de 100 chavales, de 16 años y mas hormonas que sangre en las venas, con una cámara en las manos. He visto más fotos de faldas y escotes en dos semanas, que en mis seis años de suscripción a Play Boy.
Esta vez he revisado los carretes, y a pesar de que no son nada del otro mundo, las fotos son lo suficientemente normales como para poder publicarlas, incluso creo que hay algún chico con talento entre tantos mediocres.

Después de dejar todo listo para mañana, recojo mis bártulos y me voy. Ya son las ocho de la tarde, todo el sábado se ha ido a la mierda. Se que aún me da tiempo de salir a dar una vuelta, pero para eso tendría que arreglarme, y sinceramente no hay ganas. Con una ducha, una cena rápida y ver la peli de turno me conformo por hoy. De todas maneras mañana me toca madrugar de nuevo.

Después de ducharme y de cenar crema de puerros con queso me pongo a hacer zapping a ver que película es la más interesante. Y como suponía, ninguna. Dejo la primera que pillo, y de tan entretenida que es acabo pensando en mis cosas mirando a la pared mientras oigo de fondo el insulso diálogo de los personajes. No puedo dejar de pensar en la faena que me ha hecho el gilipollas ese.
La verdad es que mi odio hacia Maximiliano se remonta al día en que lo conocí, hace ya dos largos años. Yo llevaba ya un año completo siendo el profesor de arte y de dibujo técnico del cuarto curso. Cuando tras las vacaciones de verano, al entrar de nuevo al siguiente periodo escolar, nos presentaron a las nuevas incorporaciones del profesorado. Entre ellos estaba Maximiliano, el nuevo de literatura, que destacaba entre los demás por su forma de vestir, camisa clara, corbata y pantalón de vestir perfectamente planchado. ¿Quién lleva corbata para dar clase en un instituto hoy en día? Bueno, podría ser así, en el caso de que fuese el típico profesor carcamal a un año de la jubilación, ¡Pero es que ese tío era de mi misma edad!. Por su presentación descubrimos que el hombre venía de un colegio de pago para niños ricos. Cosa que visto lo visto no me extrañó para nada.
La verdad es que a mí todo eso me importaba un pimiento. Otra cosa que saqué en claro aquel día es que la nueva de música, una muchacha bastante voluptuosa, estaba mal de la cabeza, ya que decidió fijar su objetivo en el puñetero de Maximiliano, o eso da a entender desde entonces ya que no hay un solo día que no le persiga por los pasillos. Bueno, casi mejor que se haya fijado en el, a mi tampoco me gusta llevar a una loca todos los días pegada a mis talones.

Durante el resto del curso ni siquiera nos dijimos hola por los pasillos, sencillamente yo pasaba de él, y el pasaba de mi. Lo raro hubiese sido lo contrario, ya que no nos parecíamos en nada, y por lo tanto no teníamos nada en común. …l con sus gafitas de marca, su pelo liso y moreno siempre echado hacia un lado, pero sin llegar a taparle la cara, sus ojos oscuros, su ropa de viejo carcamal, que parecía recién sacada de la tintorería, y además esos aires de prepotencia al saberse admirado por cuantas alumnas pasasen por su lado. Yo sin embargo soy un tío con clase, vamos que no me pongo una corbata ni muerto. Mis camisetas ajustadas son el objeto de deseo de la mayoría de mis alumnas, y se que yo no debería de decir esto de mi mismo, pero mi culo, enfundado en unos vaqueros holgados, con el calzoncillo asomando ligeramente, debería ser proclamado patrimonio de la humanidad. En cuanto a mi cara, digamos que el pelo castaño y revuelto, y los ojos marrón claro son mi marca de macho español.

Yo era feliz sin saber nada de aquel idiota, hasta que un día la jefa de estudios decidió darle el cargo de jefe del departamento de profesores. Al principio no cambió nada, pero un buen día decidió modernizar los distintos departamentos haciendo que todos colaborasen entre sí en proyectos comunes para el alumnado. Y como no, a mi me tocó ser él pobre panoli que diera imagen a cuantos trabajos chorras se le ocurriese poner a sus pobres alumnos a lo largo del curso. Y no conforme con ello, cada vez que los alumnos le entregaban sus fotos, el nunca las daba por buenas. Desde entonces ya no se que hacer para darle el gusto, siempre me hace repetir las fotos de proyecto un mínimo de dos veces por alumno. Y sinceramente ya estoy arto, lo de mañana ya no tiene remedio, pero el mismo lunes voy a hablar con la jefa de estudios para pedirle que asigne a otro tonto para que aguante a ese tío.

La película se acaba de terminar, sin que al final me enterase si quiera de qué iba. Mejor me voy a acostar, que mañana me espera un día muy largo.

+++++++ DOMINGO +++++++

Después de pelearme con las sábanas que esta mañana no querían dejarme salir de la cama, he conseguido desayunar y vestirme. Normalmente para ir al instituto visto de forma bastante desenfadada, pero hoy sabiendo de antemano que va a ser un día de mierda, he decidido ponerme mis mejores galas, así por lo menos parece que voy mas alegre. Además, llevaba toda la semana esperando a que llegase el fin de semana para estrenar mi camiseta nueva de Quitsilver, blanca y totalmente ajustada, también me he puesto mis vaqueros pirata favoritos y mis deportivas de cuadritos. Lo que no he hecho a sido peinarme, por lo que tengo el pelo mas revuelto de lo normal, pero bueno, hoy nadie va a verme, a si que, que mas da como vaya.

Le doy un saludo al portero al entrar y este me lo devuelve con desgana, por lo visto no soy el único que piensa que los domingos por la mañana se inventaron para estar en la cama.

Lo que mas me llama la atención es lo solitario y silencioso que está el instituto. Después de cuatro años de ser profesor, he acabado acostumbrándome al ruido y el jaleo de montones de adolescentes dando por saco en los pasillos, por lo que me da la impresión de haber entrado en un mundo paralelo o algo así. No parece el mismo edificio.
Dejo a un lado las paranoias y decido empezar con mi trabajo de una vez, cuanto antes empiece, antes acabaré. Abro la sala oscura donde ayer dejé todos los carretes preparados, tengo todo el domingo para revelar los siete últimos carretes. Normalmente las fotos las revelan en un sitio especializado que esta asociado con el centro, pero para estos últimos no hay tiempo. La fecha de entrega límite es mañana, y por lo tanto tienen que salir hoy.
Cuando me adentro un poco más en la habitación, siento como algo o alguien se me hecha encima, el susto hace que pierda el equilibrio y me caigo hacia atrás, golpeándome la cabeza contra la puerta que se cierra de golpe haciendo un ruido espantoso.
Lo siguiente que sentí es que en medio de la oscuridad alguien me estaba pegando en la cara, y a conciencia además, ya que me dolían los dos carrillos. No pude atinar más que a coger a quien fuese de los brazos e inmovilizarlo como pude. Estaba a punto de preguntarle a mi agresor que quien diablos era, cuando pude escuchar su voz.

- ¡Sergio! ¿Estás bien? Háblame por favor - Es Maximiliano… ¿Qué coño hace este tío aquí? Y además… ¡Me estaba pegando!

- Si, estoy bien, aunque no gracias a ti… ¡¿Quieres quitarte de encima de una jodida vez?! ¡Que pesas! - Vale, le estoy gritando, pero es normal, primero se me tira encima y me tira, y luego me pega.

- Si claro, lo siento - Noto como mi cuerpo es liberado de su peso, supongo que se ha echado hacia un lado, por que ver, lo que se dice ver, no veo nada, la habitación esta completamente a oscuras - Te has caído, y llevas un buen rato sin responder, me has asustado.

- ¿Qué yo te he asustado a ti? - Bufo exasperado - ¡Pero si eres tú el que se me ha echado encima, y luego cuando me despierto me estas dando de hostias!.

- Lo siento - ¿Es cosa mía o este tío esta llorando? - Lo siento mucho… yo… vine aquí para ayudarte… pero me quedé encerrado - Si, definitivamente creo que esta llorando - luego abriste… pero…me tropecé… no me dio tiempo a sujetar la puerta… te caíste… y además se cerró la puerta…

- ¿Me estas intentando decir que estamos encerados? - Ahora no grité, pero mi tono de voz daba más miedo que el anterior, me asusté hasta yo al oírme.

- Si… encerrados - Cada vez se ahoga mas en su propio llanto, debe de estar realmente acojonado.

- Bueno, tranquilízate, solo tenemos que llamar a alguien para que nos saque de aquí - Lo mejor será tranquilizar a este tío, parece hecho polvo, vamos que tampoco es para tanto.

- Aquí… no hay cobertura - Ya parece algo mas tranquilo.

Miro la pantalla de mi teléfono móvil, y compruebo que Maximiliano esta en lo cierto, una lucecita roja parpadea indicándome que no tengo cobertura. Me levanto e intento abrir la puerta sin éxito, ni siquiera se mueve un milímetro, está realmente atascada. Y si mal no recuerdo es una puerta de seguridad, la pusieron para que nadie robase los caros equipos de fotografía y audiovisuales que se guardan en esa habitación. Por lo tanto intentar forzarla sería una soberana estupidez.

- Pues parece que si que estamos encerrados - Oigo como llora, no se donde está, ya que no puedo ver nada, pero eso no me impide oírle a la perfección - ¿Se puede saber por que lloras? Tampoco es para tanto, cuando Santi, el de seguridad, vea que no salimos, vendrá a buscarnos.

- Seguro que… nos quedamos sin oxígeno antes… de que venga - Vale, se que no es el mejor momento, pero no puedo evitar soltar una buena carcajada. - No te rías… esto es serio.

- ¿Pero es que no te regula el cerebro los domingos por la mañana? - Me río de nuevo, no puedo evitarlo - En esta habitación se usan productos químicos para revelar las fotos, seguramente es la habitación con mas ventilación de todo el instituto - Puedo notar como su respiración se calma por segundos y deja de llorar.

- Seguramente piensas que soy un tonto - Me muerdo la lengua para no contestarle que tonto, lo que se dice tonto, si, definitivamente tonto del culo - Pero es que no me gustan los espacios cerrados, y además, aquí no se ve nada, y eso me pone nervioso.

- En eso te tengo que dar la razón, esto esta más negro que la boca de un lobo,… - Me callo un momento, una idea acaba de venirme a la cabeza, y estoy seguro de que voy a tener razón - Esto… Maximiliano, ¿Encendiste la luz, verdad? - Un prolongado silencio como respuesta me dice que no la ha encendido, también yo debo de ser tonto por no haberlo pensado antes - ¿Ves? Ahora si que puedes decir que eres tonto - “Y de nuevo me pongo a reír.”

Aun riéndome cruzo la habitación a tientas, tropezando con innumerables obstáculos que no se lo que son, acabo alcanzando la cadenilla de la lámpara. Estiro de ella, y una luz tenue y rojiza ilumina la estancia. A pesar de la falta de claridad, puedo ver que toda la habitación esta desordenada, las gavetas están todas tiradas por los suelos al igual que unas cuantas latas de disolventes y alguna que otra cinta de video. Viendo tal desastre me pongo a recoger, cuando cojo del suelo la segunda gaveta y la coloco en su sitio, caigo en la cuenta de que no he visto al capullo ese por ninguna parte.

- ¿Maximiliano? ¿Dónde estas? - Por mas que lo busco no lo veo.

- Aquí - Miro a la dirección de donde procede la voz.

Y entonces es cuando le veo. Esta despeinado y con la ropa arrugada, sentado en el suelo con la cabeza gacha apoyada sobre la mano. No parece estar bien por lo que me acerco a él. En ese momento me doy cuenda de que lleva la camisa manchada de algo, por el hombro y parte la de manga, es raro, que lleve la ropa arrugada es una cosa, pero otra muy distinta es que la lleve sucia. En dos años de vernos por los pasillos, nunca, ni una sola vez le he visto un churrete por pequeñito que sea. Para que decir que a mi en cambio, se me puede decir lo que he comido solo por ver las manchas que arrastro.
Cuando me acerco más a el, agachándome para verle mejor, levanta la cara y me mira a los ojos con la mano aún apoyada sobre la frente. Cuando por fin lo comprendo, me quedo aterrado, tiene una herida en la frente, las manchas que he visto en su camisa son de sangre.

- Por dios, ¡Estas sangrando! - Me mira con cara de estar pasándolo realmente mal.

Le aparto la mano suavemente para ver mejor la herida, no es muy profunda, pero no deja de sangrar. Además esa herida significa que se ha dado un golpe en la cabeza, y eso nunca es bueno. Le vuelvo a poner su propia mano sobre la herida, dejarla taponada es mejor por el momento. Pensando un poco en que hacer, recuerdo tener un paquete de pañuelos desechables en la bandolera. Voy a por ellos, y al momento estoy de nuevo frente a él.

- Toma, tápatela con esto, por lo menos así no se infectará - Le ofrezco dos pañuelos de papel.

Mientras el se pone los pañuelos en la frente, yo me acerco a la pileta que hay en la habitación, abro el grifo y humedezco otro par de pañuelos. Vuelvo a posicionarme al lado del capullo y le limpio la sangre de la cara.

- Gracias, no quería molestarte con mas tonterías, lo siento - Parece sentirlo de verdad, nunca le había visto tan humano y vulnerable.

- Mira tío, lo de que nos íbamos a quedar sin oxígeno, era una tontería, y de las gordas, pero un golpe en la cabeza no lo es - En se momento me doy cuenta de que no le he dado tregua en toda la mañana, quizás debería ser mas amable con el después de todo,… pero solo por hoy, y por que está herido - ¿Te duele?

- No, no te preocupes, no es grave, solo se me ha caído encima uno de esos botes - señaló las latas que seguían esparcidas por el suelo.

Después de aquello seguí recogiendo en silencio. …l se ofreció a ayudarme, pero no le dejé, aunque él diga que no tiene nada grave, yo prefiero no arriesgarme a que se desmaye o algo así. Al cabo de un rato la habitación estaba en completo orden.

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