Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Oneshots de Lost Canvas por starsdust

[Reviews - 57]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo que contiene un poco de lemon.

Las reglas del santuario siempre han sido claras para mí, y respetarlas nunca ha sido un problema. Sé cuál es mi lugar, y el lugar de los otros. Conozco los límites, límites que tú no pareces tener interés en honrar.

Pero a ti apenas te conozco. Te veo desde lejos, envuelto en tu aire de orgullo desafiante, e intento descifrar tu misterio. El guardián de la sexta casa, Asmita de Virgo. ¿Qué tipo de persona eres? ¿Qué esconde tu silencio? La distancia que nos separa no es solamente física. Vivimos en mundos diferentes.

Me gusta que las cosas sean simples, y tú representas el caos. Una ruptura en el orden preestablecido, algo que me incomoda. Aún así, no creí que terminaría frente a ti pidiendo respuestas, y sin embargo cuando me viste entrar sonreíste sin mostrar sorpresa, como si hubieras sabido antes que yo mismo que ese momento llegaría.

No debería haberte buscado. Tanto tiempo evitándote, sólo para terminar cediendo a la tentación. No sé qué fue lo que me llevó allí. Tu templo me abrió las puertas tal como si me hubiera estado esperando. No era mi intención tropezar con mis propias palabras cuando te tuve enfrente. Quería explicaciones, aunque la lengua me fallara, pero solamente recibí una sonrisa condescendiente como respuesta. ¿Te burlabas de mí?

Mi piel está curtida por el sol, y mi cuerpo por el trabajo duro. Así es como debe ser. ¿Pero qué piensas tú, Asmita? ¿Acaso no te gusta la idea de hacer las cosas de manera tradicional? ¿Acaso tienes cosas más importantes que hacer? ¿A qué te dedicas exactamente?

Te mantuviste en silencio, ignorándome, sabiendo que me enfurecías. Tu respuesta no llegaría, así que a cambio de ella quise saber cómo se sentía tu propia piel, esperando que esa prueba de tu estilo de vida, que se veía tan blanca y tan ridículamente suave, tan diferente a la mía, me diera una.

En ese momento todo tenía sentido, por más ridículo que parezca ahora, pero al tocarte caí en una trampa que yo mismo había ido construyendo durante el largo tiempo que llevaba observándote a distancia. Esos pensamientos eran equivocados, y lo sé bien. Esos pensamientos eran peligrosos. Lo había imaginado muchas veces, el cómo se sentiría acariciarte, cómo responderías tú, y cómo respondería yo.

Mi cuerpo reaccionó de una manera inesperada. Lo sentí despertar, latir y tomar conciencia de lo que tanto había querido desde hacía tiempo: probarte en persona, tomarte para mí. Podía cubrir ese deseo con excusas y recelo, pero en realidad estaba sospechando de mí mismo, enojado conmigo mismo por cuánto me enloquecías. Está mal y lo sé. No es lo correcto y lo sé, pero entonces dejó de importarme.

Cuando cayó la barrera que me inhibía, también te sentí abrirte a mí, por primera vez prestándome atención. Condujiste mis dedos torpes a través de tus muslos. Divirtiéndote a mi costa, me dejaste avanzar. Siempre lo supiste, ¿verdad, Virgo? Estabas esperando el momento en que cayera en la tentación.

Quise que lamentaras tomarme a la ligera, probar que estaba dispuesto a ir hasta el final. Me deshice de la ropa que te cubría, unas telas casi tan suaves como tu piel, desgarrándolas sin piedad, y planeando hacer exactamente lo mismo con tu cuerpo. No pareció importarte.

No me detuve hasta tenerte desnudo frente a mí, cuando la visión de tu cuerpo me quitó el aliento durante unos segundos. Proporciones armoniosas, líneas elásticas. Una blandura engañosa como la falsa fragilidad de una telaraña, igual de peligrosa, con la misma cualidad hechizante, a través de la que podía adivinar tu fuerza verdadera. ¿Qué tan fuerte eres, Virgo?

Puede que no pudieras verme de la manera en que yo podía, pero haría que me sintieras en cada parte de tu cuerpo. El calor se agolpaba en mi entrepierna, volviéndose cada vez más intenso, anticipándose al momento de penetrarte. Después de todo, por más que fuera un deseo inapropiado, seguía siendo un hombre.

Te di la vuelta y te enrosqué en mis brazos sin cuidado. Temí que te escurrieras de entre ellos como leche de tan suave que eras. Acaricié tus pezones con mis manos rugosas y te sentí vibrar. Aparté de mi camino tu pelo rubio para poder admirar tu perfil. Sintiendo que ya no podía contenerme por mucho tiempo, busqué tu miembro para palparlo y lo sentí tan sólido y preparado como el mío. Tu boca entreabierta soltó un jadeo de exaltación contenida.

El momento había llegado. No conocía tu cuerpo y hacía largo tiempo que no experimentaba el amor, pero recordé el camino hacia el interior como si la última vez hubiese sido ayer. Me sentí liberado. Tu cuerpo me acogió y se adaptó a mí, o quizás yo fui quien se adaptó a él. Me permitiste marcar el ritmo, y cabalgamos hasta la frontera de la violencia y el éxtasis donde finalmente explotó el placer.

Ahora que me encuentro momentáneamente vencido por el cansancio y estúpidamente fascinado por las perlas de sudor que adornan tu espalda, intento armar las piezas que me llevaron a este lugar y este momento. Te vuelves hacia mí, apartando hacia un lado tu cascada de pelo rubio con una mano, y me sonríes con una expresión que no sé interpretar.

-¿Estás satisfecho, Aldebarán? ¿Es esto lo que buscabas?

-Maldito seas, Virgo -gruño entre dientes, disgustado por tu actitud risueña, aunque aún estoy sintiendo mi cuerpo palpitar de excitación.

-Estás borracho -dices mientras te levantas y te diriges a la puerta por la que sales, cerrándola tras de ti.

Me río. Así es, lo estoy. El vino es un placer más inocente al que me gusta entregarme, pero me doy cuenta de que esta vez crucé el límite. Qué vergüenza. Este es el resultado de un descuido que no se volverá a repetir. Tengo que enterrar este deseo bien hondo, donde pueda fingir que no existe. Tengo que recoger los pedazos de mi persona y regresar al templo de Tauro antes de cometer otro error. Y mañana, cuando despierte sintiendo que mi cabeza se parte en dos, ruego que el dolor borre el recuerdo de que esto ocurrió.

Fin.

Notas finales:


¿Por qué no mencionar quién era la otra persona de este fic? Porque si la mencionara en el título, nadie lo tocaría ni con una vara. Además, es spoiler.

De todas maneras, acá no me leen mucho que digamos incluso cuando escribo de parejas clásicas, así que en realidad supongo que se salvarán y no debo preocuparme mucho por causar horror XD

Aldebarán no es la pareja que la gente piensa para Asmita, y tampoco es mi favorito para emparejar con él, claro. Pero me gusta variar y explorar diferentes situaciones y personajes, por eso gusto de escribir fics con muchas parejas diferentes.

En el manga, Aldebarán no confía en Asmita ni lo entiende. Pero una vez que Asmita muere, se arrepiente y expresa su deseo de haberlo conocido mejor. 

También se muestra en el manga que a Aldebarán le gusta tomar alcohol. Por el resto, él es un personaje que se muestra muy "recto", en contraposición a Asmita, que tenía actitudes "sospechosas". 

¿Pero qué tal si tras esa rabia se escondiera un deseo? ¿Y si pudiera usar el alcohol como manera de hacer caer las inhibiciones de Aldebarán?

Está narrado en presente, desde la mente de Alde, porque es lo que él va pensando. Por ser Alde, un hombre que no se anda con pomposidades, traté de no adornar demasiado el texto. 

Seguramente, el deseo de Alde de no recordar nada al día siguiente se cumplió. Estaba demasiado borracho XD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).