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El Juego de la Seducción por Kimiko_Suzumiya

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Notas del capitulo: Holas!! Aki volví con un nuevo capitulo, espero que les guste... la cosa se va poniendo más kenchi! jejeje :P
Bankotsu continuaba avanzando, inconscientemente, movido por una fuerza que desconocía, hacia donde se encontraba su hermano mayor. Cuando ya se encontraba a unos pocos pasos se detuvo... podía oir la tenue respiración de Jakotsu tras la roca que lo ocultaba... casi podía imaginarlo... recostado contra la roca, el pecho desnudo a la vista, la expresión de calma en su hermoso rostro de facciones tan delicadas como perfectas... cerró los ojos unos instantes en un intento por retener esa imagen...
-Bankotsu, aniki! Que alegría me da que decidiera acompañarme...-la sensual voz de Jakotsu lo sacó de su ensimismamiento.
El muchacho se encontraba justo frente a él... la sangre acudió al rostro de Bankotsu con una rapidez increíble.
-Jakotsu...yo -balbuceó-... yo no sabía que tu...
Se veía tan bien... mucho mejor de lo que lo había imaginado... el pelo negro mojado le caía sobre los delgados hombros... ningún rastro de maquillaje cubría su rostro...
De pronto, una sonrisa juguetona se dibujó en la cara de Jakotsu, y sus ojos brillaron con un resplandor verdoso.
-¿Le gusta lo que ve, aniki?
El corazón de Bankotsu dió un vuelco, y su rostro enrojeció aún mas. Jakotsu dio un paso hacia el, sin dejar de clavarle la mirada. En un par de segundos, sin darle siquiera tiempo de reaccionar, se colocó a sus espaldas, colocándole las manos sobre los hombros, comenzó a masajearlos suavemente.
-Está muy tenso, aniki... necesita relajarse un poco... -susurró Jakotsu muy cerca de su oído-...la batalla ha sido muy dura...
Claro que estaba tenso, y nada tenía que ver eso con la batalla. El contacto de los dedos largos y suaves de Jakotsu sobre su piel lo trastornaba seriamente... hubiera querido sacárselo de encima, alejarse de él, pero bien sabía que no podía, así que dejó que continuara masajeándolo, después de todo, eso no tenía nada de malo ¿o si?
-Sí... -dijo Jakotsu-... fue una batalla muy dura, pero usted luchó muy bien, su destreza es admirable...
-Tu tambien lo hiciste muy bien, eres muy bueno luchando...
-¿De veras lo cree? -había algo en el tono de su voz q alarmó a Bankotsu. Detuvo repentinamente los movimientos de sus manos, y lentamente acercó su rostro a la mejilla de Bankotsu, murmurándole al oído:
-Pues... soy muy bueno para otras cosas también...

Bankotsu se sobresaltó, no pudo evitarlo después de oír lo que dijo Jakotsu. Sus ojos se abrieron aún más, dejando ver sus pupilas titilantes y febriles. Tenía miedo de volver la cabeza, no quería encontrarse con la sugerente mirada de Jakotsu, aunque no quería reconocer que estaría completamente perdido si así pasara. Apretó los puños, suspiró y bajó la cabeza, completamente decidido a no sucumbir.
-Es hora de irnos -dijo con voz autoritaria. Quería romper el embriagador ambiente que acababa de crearse entre los dos. Se maldijo a sí mismo al notar que su voluntad le estaba poniendo trabas. Dió un paso al frente para alejarse del agradable calor del cuerpo desnudo de Jakotsu.
Pero su hermano fue más rápido y le retuvo suavemente. La cabeza de Bankotsu era un hervidero de contradicciones. Se negaba a aceptar lo evidente, que Jakotsu le estaba atrapando poco a poco tanto física como mentalmente. Se vio completamente incapaz de escapar a su encanto. Notó el cálido aliento de su hermano en el oído. Lo único que deseaba, y aterraba a la vez, era escuchar su hipnótica voz.
-Sé a lo que has venido -dijo Jakotsu sensualmente. Sus manos recorrían la tensa piel de Bankotsu, el cual temblaba de arriba abajo en una mezcla de frío y desazón. Jakotsu sonrió con malicia -No pienso dejar que te vayas sin conseguirlo. Hermano mayor -sus brazos abarcaron por completo el cuerpo de Bankotsu, haciéndole estremecer -No sabes cuanto te admiro. Tu valentía en la batalla, el fuego que desprenden tus ojos al acabar con la vida que te suplica compasión... Es increíble...-su voz temblaba de puro ardor. Cogió el mentón de Bankotsu e hizo que le mirara a los ojos -...lo mucho que me excitas.
Una vez que sus miradas se juntaron, a Bankotsu se le hizo imposible apartar sus ojos de lo que veía: el rostro de Jakotsu le era irreconocible. Vió en él la muestra más convincente de lo que decían sus palabras. Sus ojos le devoraban ansiosamente, sus labios entreabiertos dejaban escapar suaves jadeos y todo aquello estaba coronado por una frente transpirada.
Bankotsu notaba palpitar su corazón en cada uno de sus poros. Sentía que estallaría en cualquier momento. El rostro y las palabras de Jakotsu le habían conmocionado de tal manera que lo único que quería era dejarse llevar por su instinto. Se dió la vuelta, de manera que quedó en frente de su hermano.
No pudo más, la pasión se apoderó desmesuradamente de él. Enterró sus manos en los cabellos de Jakotsu y le besó como nunca había besado a ninguna mujer. Con deseo desenfrenado, con una lujuria jamás conocida en el infierno...
Bankotsu se hallaba totalmente fuera de sí, ya no parecía importarle nada en el mundo... nada más... que él... finalmente lo tenía en sus brazos, después de haberlo deseado tanto tiempo...
Jakotsu había correspondido al beso con igual pasión, y había intentado rodearle el cuello con los brazos, pero el no se lo permitió, sujetándole con fuerza ambos brazos a la altura del codo, lo aprisionó contra la roca, provocando que un leve gemido escapara de su boca.
A pesar de la enorme complacencia que experimentaba Jakotsu al haber logrado su propósito con más facilidad de lo que esperaba, la situación no le resultaba del todo cómoda...se suponía que debía ser el quien dominara,quien sometiera al otro a sus deseos, y no al revés... la presa se había vuelto contra el cazador...
Decidido a revertir cuanto antes la situación, Jakotsu comenzó a resistirse, haciendo lo posible por escapar de los brazos opresores de su hermano. Bankotsu se sorprendió tanto por esa reacción que separó inmediatamente sus labios y lo miró extrañado.
-Me lastima, aniki... -murmuró Jakotsu con la voz cargada de una inocencia tan fingida, pero a la vez tan convincente, que habría sido capaz de derretir el corazón más duro. La presión en sus brazos disminuyó al instante y Bankotsu se separó un poco de él, sin dejar de mirarlo anonadado, parecía querer decirle algo, quizás pedirle disculpas... pero no le salían las palabras.
Jakotsu sonrió al ver la expresión de desconcierto en el rostro de su hermano... así era como le gustaba verlo... totalmente indefenso ante él... de esa manera, le resultaba mucho mas apetitoso...
Lentamente, acercó una de sus manos, ahora libres, al rostro de Bankotsu acariciándole suavemente la mejilla, luego bajó por el cuello hasta llegar al pecho, se detuvo un momento allí, rozando con delicadeza la piel morena... y luego continuó descendiendo por el abdomen... cada vez más abajo...
En ese momento, Bankotsu sintió una aguda y placentera puntada en la ingle, y dejó escapar un gemido, mientras notaba que su sangre se concentraba en una parte de su cuerpo que no era precisamente su rostro...
-¿Le gusta, aniki? -escuchó susurrar a Jakotsu en su oído-. Se siente bien ¿verdad? -el candente aliento de cada una de esas palabras le quemaba el cuello... podría haber enloquecido en ese momento... una lujuria incontrolable se apoderaba progresivamente de su cuerpo, arrebatándole todo vestigio de razón... rodeó la cintura de Jakotsu con ambos brazos atrayéndolo violentamente hacia si, ya no le importaba lastimarlo, es más quería hacerlo, deseaba intensamente oírlo gimiendo de dolor, suplicando... el era el líder del Shichinintai, el más fuerte de todos y no se dejaría dominar por nadie...
Mientras tanto, Jakotsu sonreía encantadoramente con los ojos fijos en los de Bankotsu, a la espera de la siguiente reacción de éste. Sin embargo, se contentaba con tan sólo mirarle y contemplar embargadamente lo que había hecho del mismísimo líder de los Shichinin-tai. Lo que antes veía era a un raudo e indómito asesino que vivía para matar a cuantas víctimas le era posible, sin tener en cuenta las vidas humanas. Pero lo que veía ahora era un ser débil sediento de placeres carnales, ávido del cuerpo desnudo que tenía entre sus brazos y ansioso por hacerlo suyo costase lo que costase. La satisfacción de Jakotsu iba en aumento, sus ojos brillaron al ver que en los de Bankotsu se reflejaba ese angustioso anhelo que lo devoraba por dentro. Jakotsu decidió poner a prueba el conflicto que se vivía en el interior de su hermano. Con un suave y meloso movimiento, entreabrió sus encarnados labios de manera sensual y cerró los ojos lentamente. Bankotsu vio que aquello era demasiado para él y arremetió contra la boca de Jakotsu. Ambos hermanos se enzarzaron en un violento frenesí, besándose con hambre dispuestos a devorarse el uno al otro, notaban cómo se empezaban a abrir las primeras llagas en el interior de sus bocas, que se las mordían impulsivamente, sintiendo que necesitaban unirse para convertirse en una sola. Sus brazos estrechaban con delirio el cuerpo del otro, deseando que formara parte del suyo propio. Se enlazaban con la sensación de que el cuerpo se les quedaba pequeño a la hora de querer ofrecer al otro cuanta pasión se desbordaba desde el interior de sus entrañas.
Jakotsu dejó escapar un gemido de júbilo al separar su boca de la de su hermano, pues ya sentía que le faltaba el aire.
_ Hermano..._ musitaba jadeante_ Dime lo mucho que me deseas... Necesito... necesito oirlo de tus labios. Venga... ¡Tienes que decírmelo!
_ ¡No!_ le espetó Bankotsu sofocado, despeinado y con la cara enrojecida, y agarró fuertemente con sus dedos los cabellos de Jakotsu, obligándole a mirarle a los ojos_ Me lo vas a decir tú.


Notas finales: Bueno que les pareció? jejeje
Una aclaración, por las dudas: como ya les dije, este fic fue escrito en común con otras dos autoras, que son españolas (yo soy uruguaya) y por esta razón es posible que noten la diferencia en la redacción.
Nos vemos en el próximo capítulo !!

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