Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SANGRE ENTRE MIS PIERNAS por ANTARES

[Reviews - 297]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La historia se termina y el destino de los protagonistas comienza a cerrarse. Se viene el juicio y el justo castigo para los culpables. También se acerca la boda de Draco y Albus ¿podrán ser felices después de todo?

 

 

 

Como siempre Harry Potter y sus personajes pertenecen a la fecunda imaginación de J. K. Rowling. Yo solo los tomo prestados, sin fines de lucro, para nuestra diversión.

 

 

CAPÍTULO XXI

UN PAGO CON CONSECUENCIAS

 

 

 

 

Harry orbitaba entre la desesperación de correr a suplicar a Draco que lo perdone por ser tan gilipollas (al no haberse dado cuenta antes del ¿amor? entre ellos) y la de maldecirlo por utilizar a Albus para darle celos y hacerlo reaccionar.

 

No había visto a Zabinni, no al menos de forma consciente, pero este había explicado a Hermione como estaban las cosas entre Draco y Albus (por supuesto sin mencionar el embarazo) y le había hecho ver a la castaña que, por la escasa dignidad que pudiera quedarle al héroe mágico, sería bueno que no lo busque y lo deje construir una nueva vida con su hijo.

-Pe…pero… él podría ser su padre… ¡es aberrante!

-Para ellos no lo es. Además, después de lo de Scorpius, solo se tienen el uno al otro.

-¡Albus tiene a su familia!

-¿La familia que lo echó de su casa? ¿La qué quería venderlo para tapar el crimen de su hermano? Lo Malfoys son ahora su familia. Él los eligió y es feliz con ellos. Si Potter busca a Draco solo encontrará rechazo y humillación. Haz que lo entienda – le había explicado de muy malos modos.

Y eso trataba ella desde ese día. Pero maldita sea si Harry colaboraba. Le había costado lo suyo dejarlo quieto en su casa y evitar que vaya a montarle guardia a Draco en alguna de sus oficinas.

Ginny era otro cantar. La castaña trató de hablarle pero sin ningún resultado. Había corrido a refugiarse en casa de sus padres hablando pestes contra Harry, a quien acusaba como mínimo de abusador de mujeres. Hasta Arthur había tratado de hacerla entrar en razón pero nada… era como tratar de hacer entender a una mula. La pequeña Lily había sido llevada por Herms a su casa, donde con Rose trataban de seguir con sus vidas estudiando juntas y haciéndose compañía.

En eso estaban cuando la noticia llegó a ellos haciendo tambalear su mundo.

 

****************

 

El amor tiene ojos acero y el pelo rubio que cae en cascada sobre hombros de nieve. El amor tiene el rostro serio y la ternura escondida tras una máscara de arrogancia que se abre para ti con timidez. El amor es contemplarse durante horas sonrojados ambos por el recuerdo de la noche pasada. El amor es sentir la vida en tu vientre y ver como quien la sembró se arrodilla para besarla reverente.

El amor es paz… la felicidad en una línea constante que te embarga y te hace despertar llorando en la madrugada, agradeciendo a Dios, Merlín o quien este allá arriba, por haberse acordado de tu miseria y haberte regalado a la persona que duerme a tu lado ajena a tus desvelos.

Albus había pasado tres días de ensueño entre sábanas, sexo, helado y vino tinto junto a su hombre. Era feliz y estaba enamorado. Y por primera vez se permitía pensar en el futuro con optimismo.

El amor es el olvido que te da la esperanza. El amor es encerrarse entre cuatro paredes y una cama con dosel para dedicarte a adorar a quien es capaz de amarte a pesar de tus miserias. El amor es negarse a leer El Profeta para no enterarte de que afuera hay un mundo que te odia y al que debes hacer frente con toda la astucia de que puedas ser capaz. El amor son unos ojos esmeraldas y un cuerpo inocente que lleva en sus entrañas una vida, una vida que ambos crearon, una vida que es parte de tu vida y que será la prueba segura de que tu paso por este mundo no fue en vano.

El amor es entrega, es confianza, es ternura…. Draco estaba enamorado y se acurrucaba cual niño en los brazos de otro niño al que había echo crecer de golpe, y que lo miraba con la adoración con la que se mira a los santos en su altar. Por primera vez en meses Draco era feliz y se permitía pensar en el futuro con esperanza.

“No hay amor más grande que el que uno pueda tenerle a un hijo”, reza un dicho popular. Y Lucius lo sabía. ¿Entre el amor de tu vida y un hijo a cual elegirías? Esa respuesta la tuvo en la batalla final cuando su Lord mandó llamar a Severus, y entre la desesperación de seguirlo y protegerlo, y la de buscar y proteger a Draco, eligió correr con su esposa en medio de una lluvia de maldiciones y hechizos llamando a su Dragón como un loco. ¿Pudo haber salvado a su amor de haber ido con él? Esta seguro que si. Pero eligió… y aunque esa elección le arrancó la mitad del corazón no se arrepintió ni un minuto. Amaba a su hijo y todo lo que anhelaba, para lo que vivía, era para verlo feliz.

Quizás no fue el mejor padre. Ausente. Algo estricto. Controlador. Manipulador. Pero con todo jamás dejó de amarlo. Y de tratar de hacerlo sentir amado. Uno no nace con un manual o una guía para ser buen padre bajo el brazo. Ser padre es un proceso de prueba y error que se logra a base de perseverancia, de entrega.

¿Y puede un padre ser justo, y abrirle el corazón a quien llega a la vida de tu vástago solo y abandonado por los suyos, con un hijo de tu hijo en el vientre? ¿Puede un padre reconocer que su hijo, aquel que ama por sobre todo,  puede  a veces también ser un monstruo sin corazón? ¿Puede ser tan generoso para hacerle un lugarcito a quien no lleva tu sangre pero carga en sus entrañas a quien si la lleva? ¿Defenderlo, protegerlo, amarlo y guiarlo? Para Lucius Albus fue una revelación y un regalo. La revelación de que su instinto paternal no estaba extinto y el regalo de otro hijo más. Entre Draco y Albus ya le sería difícil elegir, como le fue difícil hacerlo una vez entre él y Severus… Esperaba nunca tener que pasar semejante situación.

Lucius veía a esa parejita de tórtolos enamorados flotar en su nube por los pasillos de la casa y se hacía a un lado sonriente. El patriarca, después de meses de oscuridad, por fin podía creer que el futuro era aún brillante. Veía a su pequeña familia, retazos de lo que un día fue y nunca volverá, y sonreía feliz.

La noticia los golpeó con la fuerza de un huracán:

 

CAPTURAN A LOS ASESINOS DE SCORPIUS MALFOY

SE CIERRA EL CERCO PARA RON WEASLEY

 

En una operación conjunta y sorpresiva, un grupo de aurores y miembros del ministerio inglés y galo allanaron el barrio fronterizo hispano-francés de D’Acuac donde, en una casa de alquiler, fueron arrestados Hugo Weasley Granger y James Sirius Potter Weasley, autores materiales de la violación y homicidio del que fuera el heredero del imperio Malfoy: Scorpius Lucius Malfoy Greengrass.

Se sabe que después de un feroz combate que duró aproximadamente una hora, las fuerzas galas lograron irrumpir en la vivienda donde el menor Hugo se rindió sin dar pelea, no así el heredero Potter quien vendió cara su libertad y tuvo que ser reducido a viva fuerza. Pese a que toda la zona había sido acordonada con hechizos anti desaparición, el ex auror Ron Weasley, padre y tío de los acusados y también inculpado en el proceso, logró huir tras asesinar con un Avada a su colega francés Mitchell St. Clair. Ahora, tanto la Interpol muggle como la mágica lo buscan en toda Europa por homicidio con agravantes…

 

****************

 

Hermione lloraba en el hombro de Molly mientras Harry, Arthur y el abogado se miraban con cara de circunstancia. Los jóvenes habían sido extraditados y estaban detenidos en los calabozos del Ministerio a la espera del juicio, que debía iniciarse en dos días con Andy, Albus y Poppy como testigos estrellas de la fiscalía y la parte civil acusatoria.

Arthur hacía mucho que había comprendido el error y ahora trataba de minimizar los daños para sus hijos y nietos. El había sido claro con Harry: se presentaría, explicaría como sucedió todo, el miedo que los llevó a mentir, y aceptaría su condena. Un año, calculaba, un año de prisión que quizá podrían cumplirse en los calabozos del Ministerio. A él y a Ginny no podrían darles más… eran una madre y un abuelo protegiendo a su familia…

Harry asentía comprensivo. Se sentía fatal por quien consideraba su familia… se sentía fatal por su hijo y sobrino, a los que no podía ayudar y salvar de sus destinos. Pero sobre todo se sentía fatal porque daría su vida por no estar allí sino al lado de Draco…

Todos movían tristemente la cabeza cuando tocaban el tema de Ronald. Hermione estaba afónica de tanto llorar. Su situación se había complicado hasta volverse insalvable. Había utilizado una imperdonable contra gente que solo le lanzaba hechizos aturdidores cumpliendo con su deber. Contra sus propios colegas. Había matado a un francés y ahora era buscado no solo en Inglaterra sino en toda Europa. Cuando lo agarrasen nadie podría salvarlo de varias décadas en prisión, eso sino se avenían por darle El Beso. (1)

Ginny los miraba torva. El Wizengamot. Afrontar el juicio. Ser expuesta frente a todas las cámaras. Ser acusada, vilipendiada ¡ir a prisión! Ella y su padre estaban en libertad condicional porque Harry había puesto en garantía su cámara de Gringotts… pero Ginny conocía y manejaba todo el dinero que tenía la familia en diversos bancos del mundo entero,  tanto muggles como mágicos…

Esa noche Ginebra Weasley tomó su decisión. Se había casado deslumbrada por la leyenda del héroe, del niño que vivió y que ahora le servía para la maldita cosa… ni para la cama era bueno. Beso a su hijita, a la cual no vería más. La quería, pero nunca se sintió realmente responsable por ella. Estaban su madre, sus cuñadas, Hermione… que la atendían y mimaban… todas dotadas de un instinto maternal  del que ella carecía. Estaría bien. Mientras su familia y marido hacían planes ella simplemente huyó, y en unas horas vació todas las cuentas perdiéndose en el mundo muggle.

 

****************

 

Al día siguiente comenzaba el juicio contra su hijo y Hermione se debatía entre su orgullo y su amor maternal. Harry estaba como ido mirando la chimenea, con la pequeña Lily dormida de tanto llorar reclamando a su madre. Ginny había desaparecido dejando tan solo una carta para Molly, con apenas dos líneas:

Lo siento. Me voy y no volveré. Cuida a Lily…

Ginebra.

Nada para Harry, quien aún no salía de su asombro. Ni de su pánico. Con Ginebra había desaparecido el dinero de reserva que previsoramente invirtió por todo el mundo. Y había perdido la fortuna que puso en garantía. Estaba, literalmente, en la calle. Y el abogado de James y Hugo cobraba una barbaridad… menos mal que el espíritu de solidaridad Weasley no permitió que el dinero fuese un problema… pero aún así, se había acabado para su hija un estilo de vida al que estaba acostumbrada y que ya no podría pagarle.

Hermione lo miraba y solo pensaba en su pequeño. Su hijo inocente que trató de evitar una barbarie y que tuvo que mentir por solidaridad con su padre y primos. Teddy estaba muerto. Mark estaba muerto… Andy se había vuelto un enemigo. Minerva estaba con arresto domiciliario entregada a su amargura y a sus recuerdos… Albus no estaba más y Harry era un héroe roto con una pobre niña sin madre. Sus suegros pagaban la lealtad a la sangre que todos los pureblood, por más traidores que sean, aprendían desde la cuna…

Su hijo. Su precioso bebe. Lo condenarían por algo que no hizo y pasaría décadas en el infierno… a merced de cientos de mortífagos que se cobrarían en él los pecados de sus padres. ¡Ella no lo permitiría!

Evadiendo las preguntas de Harry se vistió y salió de la casa para aparecerse a las afueras de la Mansión Malfoy. Temblando, pidió ser anunciada con el Lord. Se decía que si tenía que arrodillarse a lo pies de Draco para obtener misericordia para Hugo lo haría. Después de todo él no hizo nada. Incluso trató de ayudar a Scorpius… Él no tenía la culpa e la cobardía de ella, de su no poder enfrentarse a su esposo.

Un elfo doméstico la condujo hasta la biblioteca donde se dio con la sorpresa de que Draco no estaba solo. Gregory Goyle estaba con él “de visita”.

-¡¿Que buscas en mi casa sangresucia?! – preguntó Draco adoptando su mejor máscara de patán.

-Y… yo… vin… a rogarte Draco. Vine a rogarte por mi hijo Hugo. ¡Por favor no permitas que lo envíen a Askabán! ¡El no hizo nada! No tocó a Scorpius e incluso intentó ayudarlo. Pregúntale a Poppy…

-Fuera de mi casa…

-Draco por favor…

-¡¡¡Fueraaaa!!! ¡¿Cómo te atreves a venir acá después de todo lo que hicieron? ¿De todas sus mentiras? ¿De lo que tu hijo inventó y repitió a la prensa y a los jueces?!

-¡El no hizo nada! ¡No tocó a Scorpius!

-¡Tampoco lo defendió! Dejo que esos… malditos lo violaran…

-Fue un accidente….

-¡¡¡¿Accidente?!!! Accidente es botarle los cuadernos a alguien… es arrojarle una bomba fétida, es una broma escolar…. ¡Ellos violaron a mi muchacho! Lo violaron hasta matarlo. Y a nadie pareció importarle…

-Hugo es mi hijo. Y es un niño de 15 años al que van a  juzgar como adulto. Si llega a pisar Askabán lo destrozarán… ¡Por favor!

-Ya te dije que te vayas - Draco tomó a Hermione del brazo y esta se aferró a su túnica, mientras Goyle miraba la escena divertido. Justo en ese momento  Albus abrió la puerta.

Al se quedó mirando a su tía y a su novio, abrazados, y ni siquiera reparó en Goyle… Otra vez el fantasma de los celos haciendo presa de él.

-¡Vaya! Veo que ahora no solo te entretienes con mi padre sino que vas por toda mi familia. ¿Qué pasa querido? ¿Extrañas el otro lado? – y con un elegante movimiento dio la vuelta y salió con Draco detrás.

-Al no es lo que piensas… - furioso encaró a Hermione.

-Quiero que te vayas mujer. Si para cuando vuelva sigues aquí te echaré personalmente. ¡Goyle! Encárgate y espérame… - y corrió tras su prometido. “Las malditas hormonas”, pensó. “Ya comenzaron”.

Hermione se quedó llorando en medio del salón, y Goyle se acercó a examinarla.

-¡Vaya Granger! Si que has cambiado…

Ella se le quedó viendo.

-¿Sabes que mi padre esta en Askabán verdad? Prisión perpetua.

-Lo… ¿siento?

-Tu niño necesitará protección allá adentro. Dudo que los Malfoys se apiaden de él… pero yo podría…

Hermione se aferró a su túnica como un naufrago a una tabla en medio del mar.

-Por piedad. Te daré lo que quieras.

-Te quiero a ti – y el hombre lamio su cara con lascivia – Entrégate a mi y te juro por mi magia que me encargaré de que nadie lo toque. Mi padre manda dentro de ese lugar.

-¿Como sabré…? – Hermione ni siquiera se detuvo a considerar la petición. Mañana. Mañana comenzaría el juicio y el Wizengamot era de decisiones rápidas. A más tardar en tres días estarían sentenciados – ¡Ya se! Haz el juramento inquebrantable conmigo.

-¿Y quien será el testigo?

-¿Un elfo?

-Imposible. Pero existe una variante que no necesita un testigo, pues la magia de por si es nuestro testigo. ¿La conoces?

-Si. ¿Y me das tu palabra de que nadie tocará a mi Hugo si tengo sexo contigo?

-Nadie de los nuestros. Contra los guardias no puedo prometerte nada.

-De los guardias me encargaré yo.

-Entonces si. Mi padre depende de mi para ciertos “caprichos”. Acatará lo que le ordene. La palabra de un pureblood es sagrada. Aún si se da a una sangresucia.

Hermione lo miró altiva y movió la cabeza afirmativamente. Se arrodilló delante de él, quien la imitó quedando frente a frente…

-Gregory Goyle… - comenzó la castaña - ¿Juras que a cambio de mi cuerpo por una noche lograrás que mi hijo este seguro en Askabán?

-Lo juro.

-¿Juras que ningún mortífago lo golpeará o abusara de él sexualmente o de algún otro modo?

-Lo juro.

-¿Juras que tu padre será para él un protector fiel como lo fuiste tú para Draco Malfoy?

-Lo juro.

-Si no cumplieses que tu vida sea demandada a cambio de cualquier daño que sufra mi hijo en esa prisión por parte de los tuyos.

Y una lengua de fuego salió de Hermione y Gregory Goyle para envolver los brazos de ambos, entrelazados.

-La palabra ha sido dada. La magia sellada – recitó la castaña.

-Sea ella mi juez y mi verdugo –finalizó el hombre.

Luego la miró y se abalanzó sobre ella.

-¡Aquí no!  - gimió avergonzada.

-Una alfombra persa y una chimenea caliente. Es más de lo que mereces… Pero tienes razón. ¡Ven! – y abrió la entrada que daba a los sótanos – Conozco esta casa como la palma de mi mano.

A tropezones la hizo bajar hasta las celdas, donde antaño Voldemort encerraba a los  prisioneros, y arrojándola sobre el frio suelo  procedió a arrancarle la ropa de un zarpazo.

Hermione se dejó hacer llorando. Se moría de la vergüenza al pensar que Draco o alguien pudiese descubrirlos, pero por sobre todo pensaba en Ron. Ella jamás había estado con otro hombre. Solo con Ron. Y ahora…

Sintió el aliento fétido de Goyle sobre su boca y sus rudas manos que le obligaban  a dar paso a su lengua serpentina. La besó y la mordió para luego saltar a su cuello y a sus pechos, los cuales manoseó y succionó a placer.

Un mordisco particularmente fuerte la hizo gritar y allí comenzó la tortura.

Goyle le dio un cachete que le hizo saltar sangre de la nariz y comenzó a meterle mano mientras la mordía por todos lados, particularmente en el busto, mientras la chica suplicaba que se detenga.

-¡Ah no! Me debes y ahora me pagas – le dijo el bruto.

Y de un solo tirón la volteó rasgando su falda y sus pantaletas.

-Siempre me gustaron las mamis – le dijo, mientras comenzaba a azotar sus posaderas con su gruesa mano hasta amoratarlas.

Herms solo lloraba y suplicaba que no la lastimara tanto. Pero sabía que ese hombre haría con ella lo que quisiera y no le quedaba más que aguantarse. Cuando la penetró por atrás sintió que mil demonios la desgarraban. Nunca había sido así. Con Ron nunca había sido así… y en medio del dolor y el asco se odio por llevar la imagen de su marido a ese inmundo lugar donde estaba siendo violada.

Terminó y la obligo a hacerle sexo oral. Luego la penetró por delante y luego otra vez más por detrás.

Dos horas después él estaba satisfecho y ella ensangrentada y con la ropa toda desgarrada. Cuando le dijo que su parte estaba pagada ella se arrastró hasta su varita y se lanzó un “reparo” para poder vestirse adecuadamente. Luego siguió a Goyle, quien prácticamente la arrastró de un brazo a la biblioteca, la cual estaba vacía.

-Draco debe andar por allí, voy a buscarlo. Tú, lárgate ahora mismo –le dijo manoseándole una nalga.

Hermione se tensó y levanto su varita amenazante.

-Dijiste que mi deuda ya estaba pagada. No vuelvas a tocarme o a siquiera mirarme porque sino no respondo. Ayudarás a mi hijo porque hiciste un juramento conmigo y porque te pague con mi cuerpo tu “protección”. Pero si me vuelves a poner un dedo…

La puerta se abrió y Lucius entró contemplando a la pareja extrañado. El olor a sexo inundó su olfato y dirigió una mirada indescifrable a la mujer frente a él. Estaba vestida pero su rostro y la piel expuesta revelaban sangre y moretones violáceos. Sus ojos se veían hinchados de tanto llorar.

-¡Que mierda esta pasando aquí! Señora Weasley ¿Qué hace en mi casa?

-Vine a hablar con Draco sobre mi Hugo. Mañana comienza el juicio y él… - Herms rompió a llorar y Lucius, pese a su odio y a su resentimiento, no pudo dejar de conmoverse. Después de todo solo era una madre.

-Entiendo. Y supongo que algún “sátiro” – y miró intencionadamente a Goyle – tomo ventaja de su desesperación. Señora Weasley, vaya a su casa y busque a su familia. Nadie puede ayudarla aquí. En verdad espero que lo que haya pagado esta noche haya valido la pena.

-Por mi hijo hago lo que sea…por su bienestar me arrodillo ante el mismo diablo… ¿usted no?

Lucius suspiró recordando…al Lord y a toda la mierda en la que se embarraron Severus y él para que Draco permaneciera limpio.

-Si…querida. Uno por los hijos se acuesta con el mismo Satanás – y galantemente se quitó su capa y la rodeo con ella - Tenga, no es bueno que salga así a la calle. Ahora váyase por favor, aquí ya no encontrará más ayuda.

-Lord Malfoy. Mi Hugo jamás tocó a Scorpius. Incluso intentó ayudarlo. Por piedad…

-Sabemos lo que pasó. Y que él no hizo nada. Pero mintió y usted con él.

-Fue mi esposo…

-Si. Lo sé. Usted es demasiado sensata para urdir algo como esto. Pero las lealtades se pagan señora… y llegó el momento de pagar. Hablaré con Nott para pedirle que tenga en consideración que Hugo no lastimó a mi nieto. No puedo ofrecerle más…

-¡Gracias! – y la mujer rompió a llorar - ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! –se enjuagó los ojos y se marchó a prisa, envuelta en la elegante capa negra como en un manto protector.

En cuanto ella se perdió de vista el patriarca volteó hecho una furia y apresó a Goyle por un brazo.

-¡La violaste sabandija!

-Le ofrecí protección para su engendro a cambio de su cuerpo y aceptó. Me la llevé a tus mazmorras. Por los viejos tiempos…

Un puñetazo tumbó al más joven al piso, con la nariz rota.

-¡Fuera de mi casa! ¡No quiero verte por aquí nunca más! ¡Serás amigo de Draco pero no se me olvida lo que trataste de hacerle a Albus! Y me encargare de que mi hijo tampoco lo olvide.

-Yo no toqué al mocoso. Y esos baños de santidad no te sientan Lucius. Aún recuerdo tus “sesiones” con aquellos niños muggles en los sótanos.

-Si. Y recuerdo el asco que te daba vernos a mi y a tu padre. La gente cambia Goyle. Yo cambie. Es una pena que tú también lo hayas hecho.

Goyle movió la cabeza y sonrió como restándole importancia al hecho.

-Lo digo en serio Gregory. No quiero verte por aquí.

-No me verás Lucius. Pero Draco es mi amigo y eso ni tu ni su niñato lo podrán cambiar.

Y salió en silencio mientras que Lucius se servía un trago, asqueado. El recordaba al muchacho, algo estúpido pero inocentón. ¿Que le pasó? Y se dijo que debería hablar largo y tendido con su hijo sino quería que Albus se incomodara con la presencia del hombre. Era mejor no invitarlo ni frecuentarlo demasiado.

 

****************

 

Harry seguía contemplando las llamas cuando una sombra negra atravesó las barreras de la casa. Llegó a la sala y lo tomó del hombro por detrás.

Harry saltó del sillón y se puso en guardia sin despertar a Lily.

-Hermano…

Ron Weasley, sucio y desaliñado, estaba frente a él.

-¡Estas loco! Las alarmas deben de haber saltado hasta el cielo. En un minuto esto estará lleno de aurores.

-Descuida. Yo también se algunos trucos de magia negra. No se darán cuenta.

-¿Qué haces aquí?

-Necesitaba saber… mi hijo… James.

-Ambos están bien. Sanos. Pero fueron capturados. Están detenidos en las celdas del Ministerio a la espera del juicio. Comienza mañana.

-Mi padre. Mi hermana…

-Arthur esta resignado. Piensa confesar y acogerse a la clemencia de la corte. Ginny huyó. Vació nuestras cuentas bancarias y le dejó una carta a tu madre. No piensa volver.

-¡¡¡QUEEE!!!

- Lo que oyes. Ni siquiera se despidió de mí, o de Lily. Estoy aquí desde que peleamos…cuando se enteró lo de Albus.

-¿Sigue enfadado? ¿Declarará contra nosotros?

-Va a casarse Ron. Con Draco Malfoy.

-¡¡¡QUEEEE!!!

Harry sonrió nostálgico. Habían pasado lo años y Ron seguía reaccionando como un crío. Lo mismo que en cuarto, cuando se enteró de su entrada al Torneo de los Tres Magos.

-Si. Yo tampoco lo creía. Pero los he visto juntos. Bueno. No mucho. Lo suficiente para saber que Albus puede ser bastante celoso con el hurón… y que este come de la mano de mi hijo – lo último lo dijo con cierta tristeza.

Ron iba a seguir preguntando cuando la llegada de una desencajada Hermione lo hizo esconderse por si venía con alguien. La vio temblando, envuelta en una gran capa negra.

-¡Hermione! – Harry saltó a recibirla.

La muchacha se arrojó en brazos de su amigo presa del llanto.

-¡¿Qué te pasó Herms?! ¡Merlín ¿que te han hecho?!

-Fui a la Mansión Malfoy Harry. Fui a rogar por mi hijo. ¡Perdóname! ¡No es traición! Pero él no hizo nada… no toco a Scorpius. Tiene 15 años e igual quieren condenarlo.

Ron se fue acercando examinando a su mujer. La cara toda moreteada. Los brazos. La ropa desarreglada y ese olor a…

-Conseguí que estuviese seguro dentro de Askabán. Me juró que daría órdenes para que no lo toquen. Y Lucius me prometió que hablaría con Nott…

-¡¡¡¿Lucius Malfoy?!!! – Ron la tomo del brazo fieramente – ¿Fuiste a venderte a ese maldito mortífago para comprar la seguridad de Hugo? ¿Traicionaste a James?

-No traicioné a nadie. Pero James hizo algo terrible… ¡lo siento Harry!... Y nuestro hijo no tiene más culpa que hacerte caso.

¡¡¡Plaff!!! Un bofetón la lanzó al piso.

-¡Perra! ¡Hueles a sexo! ¡¡¡Te acostaste con ese maldito!!!

-Me acosté con quien me juro con un inquebrantable que Hugo no sería tocado en Askabán. – Lo miró llorando – Lo siento Ronald. Se que jamás podrás perdonarme. Pero lo haría mil veces si con eso consigo proteger a mi hijo.

-Eres peor que Ginny. ¡Eres basura! Tú y yo hemos terminado – y escupió sobre ella con odio – Y dile a tu nuevo amante que voy a matarlo así me cueste la vida.

Y con un PLOP Ronald Weasley se marchó para siempre. Fue la última vez que Hermione lo vio en lo que le restó de vida. Nunca pudo olvidar esa última mirada: de profundo asco y decepción.

Llorando, tirada en el suelo, le contó a Harry todo lo ocurrido mientras le pedía perdón por haber suplicado solo por Hugo, y haber abandonado a su suerte a su sobrino.

-No estoy enfadado Herms. Te admiro porque eres una buena madre. Porque eres capaz de sacrificarte entera por los tuyos – le dijo sentándose a su lado y abrazándola con infinita ternura, como cuando eran niños y estaban en la Sala Común de Hogwarts – Se que Hugo es tu hijo y ambos ya han hecho demasiado por James. Además, no sería justo que pagues con tu cuerpo por los errores de mi hijo. Eso bien lo puedo hacer yo…

-¡Harry!

-Se que Draco jamás va a perdonarme. Ni por lo de Ginny y mucho menos por lo de Scorpius. No equivocamos desde el principio. Debimos proteger a James pero sin acusar a nadie. Debimos suplicar en lugar de pelear… Ahora ya no hay remedio.

-¿Qué vas a hacer?

-Primero asegurarme de que nadie toque a mi hijo en Askabán. Aun tengo algunos recursos. Y luego ir con mi muchacho y darle mi apoyo.

-¡Harry!

-Debo hacerlo Herms. Debo hacerlo por James. Quizás haya algo que intentar…

-¿Y si hablas con Lucius?

-Lucius me odia. No solo por lo que le hice a Draco, a su Lord; por lo de Dobby… y ahora por lo de Scorpius. Me odia por Severus.

-¡¿Qué?! – Hermione no sabía que se había perdido. Pero presentía que era algo grande.

-Poco antes de que Severus matara a Dumbledore yo… descubrí que sentía algo por él. No sabía bien qué… pero una noche que estaba borracho…fui a su despacho y… lo bese. Y se que Lucius lo sabe.

-¡Harry!

-Tranquila Herms. Cosas de la guerra. Por eso me dolió tanto… cuando creí que me… nos había traicionado. Por eso salí a perseguirlo… mi Príncipe Mestizo. Luego, después, pensé que solo fue un cariño y una admiración mal entendida. El murió. Tú sabes… Estaba Ginny. Y ella se volvió mi mundo.

-Y ahora ella también se fue.

-Ni modo.

Hermione se recostó en las piernas de Harry y se quedó dormida mientras este le acariciaba el cabello y miraba el fuego soñando. En una vida que pudo ser y no fue. En uno profundos ojos grises que se entremezclaban con la noche.

-Draco – musitó – se que aún estamos a tiempo…

 

Continuará…

 

_____________________________________________________________________________________

(1)Se refiere al Beso del Dementor.  

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).