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SANGRE ENTRE MIS PIERNAS por ANTARES

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Notas del capitulo:

Segunda entrega subida el 12/06/10. Leer el capítulo anterior primero. Como siempre Harry Potter y sus personajes no son míos, sino de JK Rowling. Yo solo los tomo prestados sin fines de lucro ni ganancia alguna. ¡Ah! La historia no esta veteada, si la lees te atienes a las faltas de ortografía que puedas encontrar (que espero no sean muchas).

 

 

 

 

CAPITULO XXV

 

LA BODA

 

 

 

 

 

 

 

El incidente del duelo quedó atrás y el día de la tan anunciada boda llegó. El Profeta y los demás periódicos curiosamente habían silenciado todo ataque hacia Albus. Es más, su intercesión para salvar la vida de Murphy fue ampliamente comentada y elogiada.

 

Harry simplemente se había refugiado en la casa de Hermione. Con su hijo recluido junto con Hugo, y el patriarca Weasley en el exilio (1), se sentía perdido. La castaña era una roca sólida para Lily y Rose, y para él mismo. Molly y Arthur habían decidido que Askabán estaba fuera de toda consideración y ambos habían optado por aceptar la sentencia alternativa. A la mañana siguiente, partieron junto con Charlie a la tranquilidad de Rumania.

 

Hermione había tratado de hacer reaccionar a Harry. Ella no entendía ese repentino enamoramiento por Malfoy aunque lo respetaba. Pero simplemente no le cabía en la cabeza que, de buenas a primeras, su mejor amigo descubriese que no solamente era gay, sino que estaba enamorado de su némesis del colegio. Harry sabía que ella no lo entendería porque era demasiado inocente para darse cuenta de que no era repentino, de que siempre se había sentido así,  pero que su lado oscuro había ganado haciendo de su sentido de negación su máscara. Hermione jamás entendería que él pudiese ser capaz de fingir, de engañar, de calcular y de ser cruel a propósito. “No en vano, pensó, el Sombrero seleccionador casi me manda a Slytherin. Solo que al final, mi prejuicio se volteó contra mi mismo”.

 

Había aceptado que lo que Draco una vez sintió por él era pasado. Había aceptado que esta vez fueron ellos los errados, los malos, y el rubio y su familia las víctimas. Se había mirado al espejo y aceptó que se había equivocado con su hijo medio, y que el resentimiento del muchacho era legítimo. Pero sobre todo, había aceptado que amaba al rubio con todo su ser y sin esperanza. Pues era su hijo, tan parecido a él pero sin la oscuridad que la guerra sembró en su alma, quien ahora tomaba la posta en el camino que el destino trazo para él y el rubio. Era Albus quien, contra todo pronóstico, aceptó la mano tendida hace 27 años. Y el amor había redimido a esa familia. Era la mano aceptada, pese al horror de la acción cometida por Draco, la que había cambiado no solo el alma del rubio menor, sino la del mismo Lucius.

 

“Quien lo dijera, pensó, Lucius defendiendo a un hijo mío. Queriéndolo como un padre. Protegiéndolo. De mí”.

 

Harry simplemente se hundió en la depresión deseando detener el tiempo para que la boda que sabía inminente no se realice jamás.

 

 

 

*****************

 

 

 

Al atardecer del día señalado,  los jardines de Malfoy Manor lucían adornados con azahares, miles de haditas de luz, polvo de estrellas y hermosos pavo reales albinos por lo cuales Lucius no había perdido su predilección. La sinfónica mágica de Londres amenizaba la velada. Los invitados: lo más selecto de las antiguas familias, empresarios, embajadores y algunos funcionarios del Ministerio, paseaban por los iluminados prados y contemplaban las estrellas fugaces que alumbraban el cielo.

 

Dentro de la casa, Daphne y Pansy ayudaban a Albus con los últimos toques de su arreglo: el traje de la más fina tela, en blanco y plateado, le daban un toque angelical y etéreo que su agitación opacaba. El muchacho era presa de los nervios desde tempranas horas y su estomago estaba revuelto. Había hecho más de un viaje al baño y no creía poder dar la cara al público.

 

-No puedo… no puedo con esto – susurraba a las mujeres, que en vano trataban de tranquilizarlo, mientras le daban los últimos toque a su rebelde cabello y trataban de colocarle un discreto maquillaje.

 

En eso andaban cuando Severus Snape se apareció en uno de los cuadros de la habitación. Una sonrisa al  puro estilo  “Dark Lord” adornaba su rostro.

 

-¿Nervios prenupciales?  No es como si esta noche tuviese algún misterio para ti, muchacho, después de toooda la práctica de alcoba que has tenido en estos días…

 

-¡Oh por Dios! Ni muerto puede dejar sus comentarios sardónicos… – Daphne lo miró fastidiada.

 

-No sería nuestro amado profesor de pociones si lo hiciese. Severus, te ves… ¿muerto? – Pansy le devolvió la ironía.

 

-Por lo menos no me veo más viejo. Querida, luces cinco años mayor que yo…

 

Pansy iba a lanzarse hacia el cuadro con unas tijeras cuando Albus la detuvo.

 

-Basta Pansy. Severus… ayúdame, mi estómago…

 

-¿Tuviste sexo ayer para favorecer la transmisión de magia? Mira que tu hijo nos resultó bastante glotón…

 

El chico enrojeció hasta la raíz del pelo y las mujeres rechinaron los dientes por la impertinencia.

 

-Como asumo que ese sonrojo significa si, no me queda más que pensar que son puros y simples achaques de último minuto. Una poción de Pasiflora debería bastarte…

 

-¡¿No pretenderás que nos pongamos a elaborar una poción ahora, verdad?! – Pansy exclamó horrorizada.

 

Severus la miró y enarcó una ceja.

 

-¿Con este vestido? – imploró la mujer.

 

-Querida, dudo que tan ínfima cantidad de tela pueda retener algún olor. Ni siquiera retiene tus exuberantes… atributos. De cualquier modo, una poción elaborada por ti equivaldría a un envenenamiento seguro, así que mejor no arriesgarnos: gavetero derecho, tercer cajón, vial naranja. Que se tome todo el contenido.

 

Daphne buscó el frasco frenética y cuando lo encontró se lo tendió a Al.

 

-¿No le hará daño a mi bebe, verdad? –preguntó el ojiverde.

 

Severus enarcó otra vez su ceja y miró al novio  cruzando los brazos. Tamborileó sus dedos sobre uno de los mismos en su típica pose de fastidio. Albus suspiró y se bebió la poción. El efecto fue inmediato.

 

-Me siento entre nubes.

 

-Esa es la idea. Solo durará 45 minutos así que mejor ve bajando.

 

-¿Draco ya salió al jardín?

 

-Te espera con los padrinos – comentó Lucius, que entraba en ese momento  elegantemente vestido. Iba a escoltar al novio al altar.

 

-¡Merlín, te ves genial! – Pansy le envió un suspiro enamorado.

 

-Vamos Julieta, esperaremos al novio al pie de la escalera – Daphne la arrastró sonriente – Nos vemos. No te demores Albus.

 

Albus y Lucius se quedaron solos en medio de la habitación, con Severus mirándolos dentro de un cuadro.

 

-Te ves… hermoso Lucius… – la voz del pocionista tembló.

 

-Severus… – la voz del Lord también se quebró.

 

Albus los miró triste.

 

-Presumo que… – Snape era un cuadro pero aún así le era difícil hablar – nos has arreglado nuestro palco de honor….

 

-Como siempre… el lugar de los antepasados esta reservado. Ya todos los retratos están allí.

 

-Tu padre hará un berrinche si me ve – sonrió pícaro.

 

-Sabe que si causa problemas le mandare un Incendius…  prometió comportarse. No es como si tuviese algo que reprocharte después de todo. Tú…

 

La voz de Lucius se apagó sin terminar la frase. Ambos se miraron en silencio, y suspiraron recordando… Una vez, hace tanto que se perdía entre las brumas del tiempo, ellos soñaron con un momento así… para ambos.

 

-Entonces… nos vemos en la ceremonia. –  Severus cortó la conexión. Con un revoloteo de su elegante capa el retrato se perdió entre las sombras.

 

Albus se acercó a Lucius y posó una mano sobre su hombro. El patriarca carraspeó y volteó a mirar al chico con una sonrisa que no lograba ocultar el brillo de las lágrimas en sus ojos.

 

-Lo extrañas... –Albus afirmó triste.

 

-Siempre. Pero no estamos aquí para hablar de eso. Pequeño… estas… radiante. Brillas como las estrellas del cielo.

 

-¡¿Cómo las estrellas fugaces que te empeñaste en contratar Lucius?! ¡Te has gastado una millonada!

 

-Lo mejor para mis hijos. No es como que tengamos este tipo de eventos siempre de todos modos.

 

-Voy a casarme… Merlín…  – el muchacho lo miró estrujándose las manos.

 

-Draco no podría haber tenido un mejor esposo – Lucius se acercó al joven y besó su frente – Os deseo toda la felicidad que un día soñé para mi.

 

Tomó al joven de la mano pero este se resistió.

 

-Lucius yo…  –  se detuvo en medio de la habitación mirándolo perdido. Luego se  armó de valor y corrió para colgarse de su cuello y darle un beso en los labios: salvaje, profundo.

 

Lucius se quedó petrificado, para luego responderle y, cuando se permitió pensar, empujarlo asombrado.

 

-Albus no…

 

-Déjame decírtelo… ahora… porque después jamás volveré a hablar de esto. Estoy enamorado de tu hijo, es el papá de mi bebe, será mi esposo y compañero. Pero si las cosas hubieran sido diferentes…

 

-Al… si Astoria no hubiese muerto, si tu hermano no hubiese cometido la estupidez que… arrasó con nosotros… quizás Scorpius hubiese terminado amando a tu hermana, y yo te hubiese conocido en una calle cualquiera, te hubiese hecho el amor y me hubiese enfrentado por ti a tu padre y a todo el clan Weasley… (2)… Pero esta es la historia que nos tocó. Este es el mundo real y no un muggle fic. Y yo jamás, jamás óyelo bien, traicionaría a mi hijo ni con el pensamiento.

 

-¿Es posible estar enamorado de dos personas Lu? – el muchacho cuestionaba nervioso.

 

-No. Pero es posible amar a alguien y no estar enamorado de él. Tú me amas, pero no estas enamorado de mi. Estás enamorado de Draco, no debes confundirte. Y yo… también te amo. Siempre te amaré pequeño, siempre. Fuiste la luz que llegó para limpiar los últimos restos de oscuridad de mi alma. Por lo que pasó, por lo que tu familia hizo, el antiguo Lucius debía odiarte, maldecirte… torturarte y lanzarte un Avada. Pero cuando te vi tirado en esa calle: desnudo, forzado y medio muerto… y luego tan solo en esa cama de hospital, pretendiendo ser valiente y sinceramente noble…

 

Albus abrazó a Lucius y rompió a llorar.

 

-Amo a tu hijo, lo juro, y siempre voy a estar allí para él. Pero tú estuviste conmigo cuando nadie estuvo, ni siquiera Draco…

 

-Estas nervioso y quieres escapar. Les pasa a todos. Eres la novia que se abraza al papá porque tiene miedo de casarse… solo que los Malfoy tienen algo de la sangre incestuosa de los Black, y eso te hace hacer tonterías – acaricio su cabello con ternura y le limpió las lágrimas.

 

-Primero, no soy novia, soy novio – Albus se recompuso y lo miró triste – Y segundo, mi sangre, aunque no me guste, siempre será Potter…

 

-Pero tu corazón es Malfoy. Y ese es el que me importa. No te turbes pequeño, no confundas tus sentimientos. Amas a Draco. Van a tener un bebe y a formar una familia. Todo ira bien. Y yo estaré allí, como un padre, para ambos… y seré un abuelo chocho para tu bebe.

 

-Siempre Lucius, siempre tendrás un lugar aquí – y se tocó el corazón y sonrió tranquilo – de donde nadie, ni siquiera Draco, podrá echarte. Solo no te apartes de mi lado. Promételo. Júrame que me ayudarás  a caminar firme por el sendero que me ha tocado en suerte.

 

- Te lo prometo. Siempre estaré allí para ti. Para Draco. Para el bebe.

 

La mirada de ambos se cruzó, límpida y en paz (3).

 

-Mi Draco te espera. Y yo voy a escoltar al novio más hermoso y perfecto que ha podido existir al altar.

 

El joven, decidido, tomó su mano. Ambos avanzaron por el pasillo.

 

La puerta del jardín  se abrió y la música empezó a sonar. Lucius y Albus hicieron su aparición. A lo lejos, Draco sintió como se paralizaba su corazón. Se acercaron caminando al compás de un solo de violines.

 

-Te entrego mi más preciada joya Draco – le dijo Lucius cuando estuvo a su lado – cuídala y hazla feliz.

 

-Siempre – y Draco tomó la mano de Albus mientras que su padre decía:

 

-Te entrego a mi único hijo Albus: mi orgullo y mi razón de vivir. Respétalo y hazlo feliz. Sean uno ante el mundo.

 

-Siempre – contestó el moreno y tomó la mano de su casi esposo.

 

Lucius se retiró y se situó a un costado, al lado opuesto de Blaise y Theodore, padrinos del novio.

 

El sacerdote Druida y el representante del ministerio comenzaron la ceremonia mixta. Albus no escuchaba las palabras, simplemente recordaba mientras que su corazón y su mente  luchaban con la adrenalina. Había pasado por tanto en tan poco tiempo. Toda esa vorágine: su Scorpius, su hermano, su madre y padre, la familia Weasley… la violación en el callejón. Y Lucius.

 

-Albus Severus  ¿Aceptas a Draco como tu compañero eterno? ¿Sometes tu nombre y tu magia a su casa y a su voluntad para ser uno hoy y siempre, a través de esta vida y de las brumas del tiempo?  ¿Respetarás, honrarás y defenderás su honor como si fuera el tuyo con tu espada y con tu vida?

 

-Acepto y me someto. Lo defenderé siempre.

 

Draco emitió un suspiro y se perdió en esos ojos verdes que lo miraban enamorados. Se permitió pensar una última vez en Harry y en que quizás, si no hubiese pasado lo de Scorp, las cosas hubieran sido diferentes. Pero él ahora tendría un hijo y una nueva oportunidad de empezar las cosas bien. Albus era su presente, como él era el presente de Albus. El pasado queda atrás y no regresa. Solo puedes aceptarlo y seguir adelante.

 

-Draco Malfoy – el rubio se obligó a escuchar  –  ¿Aceptas a Albus Severus como tu compañero eterno?  ¿Sometes tu corazón y tu libertad a su amor  para ser uno hoy y siempre?  ¿Para cuidarlo y acompañarlo en esta vida y entre las brumas del tiempo? ¿Respetarás, honraras  y defenderás su honor como si fuera el tuyo, con tu espada y con tu vida?

 

-Lo acepto y me someto. Lo defenderé: a él, a su honor y a la familia que formemos así me cueste la vida.

 

El representante del Ministerio tomó la palabra.

 

-Albus Severus y Draco Malfoy, ¿están aquí hoy libremente para contraer matrimonio en una unión de almas?

 

-Estamos – pronunciaron al unísono.

 

-¿Hay alguien entre los presentes que sepa de algún impedimento para que esta unión no deba ser consagrada?

 

Una sombra se apareteo en los jardines, curiosamente sin hacer saltar las alarmas que Lucius tenía instaladas por toda la mansión.

 

-En vista de que no hay nadie el Ministerio declara su deseo valido y los une en matrimonio. Por favor firmen los documentos.

 

Ellos procedieron a firmar mientras el sacerdote druida volvió a tomar la palabra:

 

-La daga ceremonial. Extiendan sus manos.

 

Albus extendió el brazo y Draco tomo la daga con la que le realizó un ligero corte en la muñeca

 

-Porque la vida del hombre en la sangre esta – recito el rubio.

 

Tendió la daga a Albus quien hizo igual corte en la muñeca de Draco.

 

-Porque la vida del hombre en la sangre esta – ahora fue el moreno quien repitió las palabras.

 

-El sacerdote tomo ambas muñecas sangrantes y las junto mientras que unas bandas blancas las enlazaron.

 

-La sangre llama a la sangre: sangre de los Malfoys, Sangre de los Potter, sangre de los Weasley, sangre de los Black… por un pacto de sangre y de amor son ahora uno hasta el final de los tiempos.

 

-Yo renuncio a mi sangre, a mi nombre y a mi casa. Soy ahora tuyo, soy ahora un Malfoy, soy ahora un Greengrass, soy ahora un Black – Albus recitó solemne. Una luz dorada lo envolvió mientras una luz plateada hacía lo propio con Draco. Luego la luz plateada avanzó hasta hacerse uno con el moreno que paulatinamente fue extinguiendo el oro de su aurea.

 

El funcionario ministerial presentó entonces los tres juegos de documentos firmados que fueron sellados con la sangre que escurría de sus muñecas, teniéndolas aún enlazadas, estos se enrollaron mágicamente y dos desaparecieron. El tercero fue entregado a Lucius como padre de ambos novios.

 

-La magia se ha completado – anunció el sacerdote mientras desaparecía las bandas y cerraba las heridas – Ahora son uno hasta el final de los tiempos. Pueden sellar su unión con un beso.

 

Draco y Albus se besaron apasionadamente mientras los presentes contenían la emoción. Luego se separaron sonrientes y voltearon hacia el público. Un arco de polvo de estrellas los rodeo y fuegos artificiales rompieron la quietud del cielo.

 

-Magos y brujas – anunció el oficiante – les presento formalmente a Albus Severus y Draco Lucius Malfoy Black, herederos de las Casa Malfoy, Black y Greengrass. Merlín les conceda salud, riqueza y prosperidad.

 

Una salva de aplausos llenó el lugar mientras Blaise, Theo y Draco se abrazaban. Lucius hacía lo propio con Albus. Luego el patriarca avanzó por detrás del novio para saludar a su hijo mientras que Albus se acercaba a los amigos de su esposo para hacer lo propio, cuando en eso…

 

En eso….

 

-¡¡¡Traidor!!! ¡¡¡Le diste la espalda a tu familia para casarte con esta serpiente!!! – La figura de Ronald Weasley surgió entre las sombras para gritar delante de todos – ¡Bombardaaaa!

 

Draco cubrió a Albus con su cuerpo y ambos fueron arrojados varios metros atrás. El muchacho cayó sobre su esposo y no se hizo daño pero el rubio quedó inconsciente.

 

-¡¡¡Y tu maldito mortífago!!!  ¡¡¡Te acostaste con la perra de mi mujer, Lo sé!!!  ¡¡¡Y pagaras por ello con tu vida!!!  ¡¡¡Avada Kedavra!!!

 

-¡¡¡¡NOOOOOO!!!!

 

Albus levantó su mano y lanzó todo su poder tratando de crear una barrera entre el rayo verde y el cuerpo de su suegro, mientras se incorporaba y corría hacia él...

 

Este escudo, hecho de desesperación y sobre todo de amor,  amortiguó la imperdonable… pero aún así esta le dio de llenó en el pecho a Lucius. Y el ex mortífago, empresario famoso y Lord de las tierras mágicas de Wiltshire cayó a tierra mientras, como en un flash, su vida entera pasaba ante sus ojos: el niño aterrado que fue, el joven orgulloso, el mortífago terrible… el chiquillo enamorado. Dolor, soledad, sangre… tanta sangre… y en medio de todo esos ojos negros, ese cuerpo de porcelana, ese cabello que ondeaba al viento como las alas de un cuervo. Severus Snape estaba allí, al final del túnel, la sonrisa que escondía solo para él iluminando su rostro: “amor, amor” y la mano extendida que pugnaba por tocar, “espérame Sev, que ya llegó”… y su cuerpo cayó en la bendita paz de la inconsciencia.  Muy lejos, al pie de un altar druida, las brujas gritaban y unos magos coléricos apuntaban sus varitas al energúmeno pelirrojo.

 

-¡¡¡JA JA JA  JA JA!!! – rió el ex auror de forma macabra mientras unas veinte personas caían sobre él tumbándolo al suelo – ¡Feliz casamiento querido sobrino! Te otorgo el mayor regalo que puede darse en este día. El cadáver de “la suegra” como centro de mesa en el banquete nupcial.

 

El pelirrojo terminó  tumbado en el suelo. Mansamente, se dejó maniatar  sin apartar la vista de su sobrino, que se había arrodillado sujetando la cabeza de del patriarca entre sus piernas.

 

-¡Lucius! – lloraba desesperado – ¡Lucius reacciona! ¡No te mueras por favor! ¡Por Merlín y todos los dioses! ¡Draco! ¡Dracooo! ¡¡¡Dracoooo!!!

 

Blaise había corrido a ver al novio, tendido inconsciente sobre la escalinata donde minutos antes había jurados sus votos matrimoniales. Lo reanimó con un Enervate, luego de comprobar que no había huesos rotos, y voló  a ver al otro herido. Draco, a duras penas, se incorporó y fue tras su amigo.

 

-¡Oh por Dios! ¡Blaise! ¡Le lanzó un Av… avada! – Albus tartamudeaba – ¡Lo bloquee lo mejor que pude pero…! ¡No reacciona, Blaise, no respira!

 

La gente los rodeaba muda mientras que los miembros del Ministerio sujetaban a Weasley quien no dejaba de reírse. Muchas mujeres murmuraban sobre la sorprendente revelación de que Hermione Granger y Lucius Malfoy eran amantes mientras que los periodistas enviaban sendos informes vía celular, lechuza o lo que tuvieran a mano. Los aurores ya habían sido llamados.

 

Blaise se acuclilló para revisar a Lucius y suspiro triste. Miró a Draco y movió negativamente la cabeza mientras que Albus se abrazó a Draco gritando:

 

-¡¡¡NOOOO!!! ¡¡¡DRACO NOOO!!! ¡¡¡MI PADRE NOOOO!!!! ¡¡¡LUCIUUUUUUSSSSS!!!! ¡¡¡NO TE MUERAS!!! ¡¡¡NO TE MUERAS!!! ¡¡¡NOOOO…!!!! (4)

 

Continuará……

Notas finales:

 

(1) Cabe resaltar la diferencia en las sentencias. Arthur fue sentenciado a 5 años de prisión o a 15 de exilio (exilio, no arresto domiciliario). McGonagall fue sentenciada a 10 años de arresto domiciliario. Su sentencia fue más dura porque ella originó todo. A Arthur lo disculpa el código de conducta pureblood de protección a su sangre (traidor a la sangre y todo sigue siendo un pureblood, ya lo expliqué en capítulos anteriores) y él que no haya escapado con sus hijos. Eso le valió la misericordia de la corte.

(2) Es la trama de mi otro fic NUESTRO PEQUEÑO SECRETO…. Donde el rubio y Al son pareja.

(3) El por qué de la escenita, preguntarán. ¡Ah! Porque explica lo que Albus siente por Lucius… y el porque hace lo que hace en los siguientes capítulos, aún a costa de su alma (si, se viene el último arco). Ese amor que lo liga al rubio mayor como la polilla a la flama es incluso más fuerte del que se siente por su pareja. Es el amor obsesivo y agradecido que te une al que te tiende la mano en el peor momento de tu vida, cuando nadie esta a tu lado (habla la voz de la experiencia). La vida, las circunstancias, pueden alejarte de esa persona, pero los vínculos que se crean en las desgracias son eternos, más aún si hay sexo de por medio. ¿Amor Gryffindor dirán algunos? Bueno, Albus es hijo de gryffindors después de todo: obsesivos, agradecidos y leales hasta el hartazgo.

(4) Antes de que me maten, antes de que me insulten… antes de que me odien por matar a Lucius… si es que en realidad esta muerto… por favor esperen a leer los otros dos capítulos que siguen. No voy a contestar nada referente a Lucius en los reviews porque sería adelantarles lo que viene, y arruinaría el suspense. Solo esperen y juzguen los capítulos 26 y 27. Gracias mil por seguir esta historia.

 

 

 

 

 


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