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SANGRE ENTRE MIS PIERNAS por ANTARES

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Notas del capitulo:

Segunda parte de “HASTA EL INFIERNO, IDA Y VUELTA AL PRECIO DE MI ALMA”. Debe leerse el capítulo anterior primero. 


 


Como siempre, el universo de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, yo solo lo tomo prestado sin fines de lucro para una sana diversión. Asimismo, la gran mayoría del ritual con que Albus trae a Severus ha sido sacado literalmente de “Harry Potter y el Cáliz de Fuego” (versión en español) de propiedad intelectual de la misma autora.

CAPITULO XXVII

HASTA EL INFIERNO, IDA Y VUELTA AL PRECIO DE MI ALMA

(SEGUNDA PARTE)

 

 

 

Draco, sentado en una butaca a la vera de su padre, estaba al borde de un ataque de  nervios. Hace dos días que Albus se había marchado del hospital. ¡Dos días! Que no sabía nada de su esposo y que no podía moverse por cuidar  el cuerpo indefenso de Lucius.

 

– Dragón… no va ha haber cambios. Sabes que no va a despertar. ¿Por qué no vas a casa a buscar a Albus y miras en lo que anda?

 

– No puedo dejarlo Blaise. Aún tiene enemigos y ahora está tan… vulnerable… ¡Me moriría si algo llegara a pasarle!

 

– Draco. Nada le pasará a tu padre en este lugar. Tus amigos no lo permitiremos.

 

– Aún tiene enemigos…

 

Theo ingresó a la habitación y escuchó parte de la conversación.

 

­– Ve a casa hermano. Necesitas dormir, alimentarte, y sobre todo hacer entrar en razón a ese esposo tuyo. Me quedaré hasta mañana a las nueve. Pansy quedó en relevarme a esa hora y Daphne vendrá a las 4 de la tarde  a relevarla a ella; y yo a las 10  de la noche para volver a tomar la posta.

 

Draco miró a su amigo agradecido.

 

– No digas nada y ve a descansar. Tú y Al tienen una difícil decisión que tomar. Si quieres puedes dejar a un elfo de guardia por si se presenta alguna emergencia.

 

La última sugerencia terminó por convencer al rubio que asintió llamando:

 

– ¡Winky!

 

Una nerviosa criatura se apareció haciendo una profunda reverencia.

 

– ¡Winky esta con el amo Albus amo Draco! Salieron de Malfoy Manor y no se adonde…  Dumby siente verdadero placer de estar a su servicio.

 

Draco frunció el ceño sin imaginarse donde podría estar su atolondrado y nervioso esposo. Ordenó a Dumby que no se separe de su padre y que lo defienda con su vida, y se dispuso a marchar a casa. Antes, se entretuvo con sus amigos informándose de las últimas noticias sobre Ronald Weasley,  y tuvo que hacer antesala con allegados y conocidos que estaban afuera para informarse sobre la salud del patriarca. Para cuando atravesó la red Flu rumbo a su hogar, había pasado más de una hora desde que Dumby le avisara de la salida de Albus.

 

 

 

*****************

 

 

 

La casa estaba en silencio cuando llegó. Todo en su lugar, las luces encendidas haciendo brillar los cuartos y pasillos. Draco no sabía por qué exactamente pero algo siniestro se respiraba en el ambiente.

 

– ¡Winky! – llamó con voz fuerte.

 

La temblorosa criatura se materializó a  su lado presa del más absoluto terror.

 

– ¿Dónde estabas? ¿Dónde esta mi esposo? ¿Dónde están los demás elfos que no ha salido nadie a recibirme?

 

– Winky lo siente amo. El amo Albus ordenó a Winky y a los demás elfos encerrarse en la cocina y no aparecer hasta que él nos llame.

 

– ¡Donde esta el amo Albus Winky!

 

La criatura lo miró aterrada:

 

– No puedo decirlo amo. El Amo Albus me ató con un inquebrantable. Me dijo que no dijese a nadie lo que él hace en esta casa…

 

Draco entrecerró los ojos: “esta en la mansión”, pensó.

 

  “Albus Revelio” “Oriéntame” – y la luz en su varita comenzó a guiarlo hacia los sótanos.

 

 

 

*****************

 

 

 

Cuando Draco examinó los sótanos no había rastro de Albus ni de nadie, lo que lo descolocó un poco. Eso y que la pintura de Severus había desaparecido de su altar.

 

– ¿Qué tramas Albus? ¿Qué es tan terrible que ni yo puedo saberlo? – preguntó a la nada para luego volver a llamar – ¡Winkyyy!

 

La criatura se presentó y Draco le espetó:

 

– ¡Aquí no hay nadie!

 

– Hummm – gimió el elfo – Ya se fueron.

 

– ¿Adonde?

 

– No puedo mi amo, quisiera pero no puedo – y comenzó a darse de cabezazos contra la pared.

 

Draco lo observó analítico.

 

– Deja de golpearte Winky, y dime algo… ¿Te prohibió que me digas nada, es así?

 

– Si amo.

 

– ¿Te prohibió que me lleves con él?

 

– Nooo.

 

– Lo sabía. Serás inteligente Al, pero yo soy más viejo y por lo tanto más mañoso. Vamos Winky, llévame con el amo Albus.

 

El elfo sonrió feliz de obedecer a sus dos amos y con Draco de la mano desapareció con un suave PLOP.

 

 

 

*****************

 

 

 

Lo primero que envolvió a Draco al llegar fue la oscuridad. La oscuridad y el olor a moho y a viejo. Convocó un lumus con su varita y se sorprendió al darse cuenta del sitio en el que se encontraba:

 

– ¡La casa! – dijo mirando a la nada – ¡Esta es la casa de mi padrino! ¡De Severus!  “ORIENTAME” – Y la varita de Draco volvió a trazarle un camino de luz hacia los sótanos.

 

Draco descendió por el pasillo secreto situado detrás de los ruinosos estantes del estudio, hasta llegar al lugar donde el antiguo pocionista tenía montado su laboratorio privado. Allí, la escena que presenció  lo dejó choqueado: Albus Severus, con el traje de mortífago de su padre, trabajaba en un enorme caldero.  Justo encima de él  colgaba atado en aspa Ronald Weasley, totalmente desnudo y con varias runas mágicas grabadas a fuego en el pecho. En una mesa auxiliar descansaban, al lado derecho, unos huesos humanos recientemente desenterrados; en otra mesilla del lado izquierdo pudo reconocer el inferius desactivado de Severus Snape. El quejido y las suplicas de Weasley lo hicieron reaccionar.

 

– Por favor Albus… no hagas esto. Somos familia. Tú no eres así…

 

– ¿Ahora somos familia querido tío? ¿Y no lo éramos cuando estaba tirado en una cama de hospital salvajemente violado? ¿Cuándo desperté del coma y tu hermana quiso venderme al mejor postor porque mi virginidad no le era conveniente?

 

– Albus…

 

– Tú y yo jamás fuimos familia. Me ignorabas o escasamente me dedicabas una conversación intrascendente. Y eso, claro, antes de que fuera a Slytherin y me hiciese amigo de Scorpius; después ni siquiera me hablabas, solo fruncías el ceño y fingías estar muy ocupado con James.

 

– Albus… ¿Qué planeas hacerme?

 

– ¿Por destruir el día de mi boda? ¿El que se supone debía ser el más feliz?

 

– ¡Te estabas casando con un Malfoy por Merlín! ¡Con la alimaña cobarde de Draco! ¡¿Cómo pudiste caer tan bajo?!

 

– Mentiste y estabas dispuesto a mandar a Askabán a niños inocentes para tapar el crimen de tu sobrino favorito. Ni siquiera te importó arruinar la vida de tu hijo por proteger una violación y un asesinato. Sacrificaste incluso a tu esposa, que tuvo que venderse para arreglar la tragedia que gestaste ¿Cómo pudiste tú caer tan bajo? ¡Una vez fuiste un héroe de guerra! ¡Una vez yo te admiré!

 

– Yo jamás. Y jamás te quise. Eres solo una mala copia de tu padre. Desde que te dieron tu segundo nombre, que es el de un maldito mortífago asesino, sabía que algo iría mal contigo.

 

– Un héroe de guerra querrás decir. Alguien que vale mucho más que tú. Que debería estar vivo en tu lugar. A veces la vida no es justa. Pero descuida, yo estoy aquí para corregir su error.

 

– ¡¿Qué…?! ¡¿Qué pretendes?! ¡¿Albus?!

 

– ¿Todavía no lo has adivinado querido tío? Voy a matarte – le dijo con la más absoluta calma – y a utilizar tu sangre y tu cuerpo para traer a la vida a Severus Snape.

 

– ¡¿Estas loco?!

 

– Que mejor castigo para ti que saber que ayudarás a que tu profesor más odiado, aquel al que llamabas “murciélago grasiento”, para que vuelva a la vida mientras tú te hundes en los infiernos.

 

– ¡¡¡NOOOO!!! ¡¡¡No es posible!!! – el pelirrojo se desesperaba y se laceraba las muñecas tratando de soltarse ­– ¡¡¡Estas loco!!! ¡¡¡Loco!!! ¡¡¡Loco!!! ¡¡¡Loco!!! ¡¡¡Locoooooo!!!  – gritaba totalmente aterrado.

 

– Mas bien desesperado. Le lanzaste un avada a Lucius y esta en coma, en estado vegetal. No quiere luchar y solo Severus Snape puede traerlo de vuelta.

 

– ¿Snape? – Ron pareció tranquilizarse, tal vez si conservaba la sangre fría y apelaba a la bondad e inocencia de su sobrino podría librarse.

 

– El amor de Lucius de toda la vida.

 

– Así que era cierto…  ellos dos… ¡Que asco! – no pudo contener el comentario.

 

– ¿Te dan asco los gay?

 

– Por supuesto. Es aberrante que te lo den por el culo… Pero que te digo... si tu te has vuelto la puta de Malfoy. ¿Y cual es tu interés en el viejo? ¡¿No me digas?! ¡¿Te folla también?! El padre y el hijo comparten a su perra.

 

– Solo por eso… querido tío, voy a dejarte consciente durante el hechizo. Para que sientas lo que esta “puta” sintió cada vez que le arrancaste la vida.

 

– Yo jamás…

 

– Por ti, por tu odio, Scorpius esta muerto. Por tus artimañas y tus mentiras Draco me violó en un callejón oscuro. Tú asesinaste a Lady Narcissa y a Astoria. Eres el causante de la muerte de  Teddy y de Mark…has destrozado a la familia con tus rencores… y ahora has acabado con la vida del hombre que amo.

 

– ¿Amas a Lucius? ¡¿Pero te casaste con Draco?!

 

Draco escuchaba a la entrada del laboratorio. Había adivinado lo que su esposo pretendía pero su sorpresa le impedía actuar. Al oír las palabras de Albus apretó los puños llenó de rabia, celos, pero sobre todo un indefinible sentimiento de traición.

 

– Amo a Lucius. Él estuvo conmigo cuando nadie más lo hizo. Amores que nacen en medio de tanto dolor son eternos. Pero Lucius ama a Severus Snape y yo se perder con dignidad. Además Draco es el padre de mi bebe, y pese a lo que me hizo, es un buen hombre. Un buen hombre al que mi padre le destrozó la vida sin quererlo. Ambos merecemos una segunda oportunidad. La oportunidad de ser felices.

 

– Escúchate. Te han lavado el cerebro. Prefieres esa carroña a tu padre... ¡a tu madre! Harry formó un hogar decente, tuvo hijos. ¿Hubieses preferido que sea la puta de Malfoy?

 

– Por lo que vi el otro día hubiese estado más que dispuesto. Papá siempre fue gay tío, y yo apuesto mi mano derecha a que tú lo sabías… ¿pero era tan manipulable no? y tú querías seguir viviendo a la sombra de su fama. ¡Siempre lo envídiate! ¡Que mejor que casarlo con tu hermana y manipularlo a tu antojo!

 

– ¡¡¡Tu padre es como mi hermano!!! ¡Le soy leal y mis afectos por él son limpios! Pero los slytherins, carroña homosexual que viven dándosela por el culo, no pueden entender la moralidad de una familia decente. ¡Que decepción Albus! ¡Para la familia! ¡Para tu pobre madre!

 

– Mi “pobre madre” es una maldita, que primero piensa en ella y en sus intereses antes que en sus hijos. Y tú, te has convertido en algo mucho peor que los mortífagos que siempre combatiste.

 

– No me vengas con esos baños de pureza. Vas a matarme para revivir al amante de la basura que te calienta la cama. Aún después de casarte con su hijo. Eres amoral Albus, completamente amoral… y has vendido tu alma al diablo. Así yo fuera un santo igual me matarías solo para resucitar a ese bastardo.

 

– Quizás. Pero eso nunca lo sabremos ¿verdad?  Y el hecho de que seas una mierda sin corazón me deja más tranquilo.

 

– Compadezco a Malfoy junior y sus cuernos.

 

– Aunque no me creas querido tío, Draco no ha tenido ni jamás tendrá cuernos. Porque le he jurado fidelidad y yo cumplo mis juramentos. Así como se que él, amando a mi padre como lo amó, tampoco me traicionará jamás. Nos amamos, a nuestra manera, habiendo amado a otros antes y aún amándolos, ¡nos amamos!  Eso es algo que tú jamás entenderás… porque no sabes amar realmente. Amar lo conveniente, lo seguro, no es amar.

 

– Eres carroña.

 

– Y tú un cadáver parlante… ¿Sabes lo que voy a hacer no?

 

– ¿Algún ritual de magia negra?

 

– Realizaré el viejo ritual que trajo de vuelta a nuestro amigo Voldie… ¿Papá alguna vez te habló de él? ¿De lo que se necesita? Yo lo vi enterito en su Pensadero. ¿Sabes? Uno de los ingredientes  es la sangre de un enemigo… ¿Y quién siempre se declaró enemigo jurado de Severus Snape? ¿Aún en la actualidad? ¿Quién siempre lo atacaba llamándolo murciélago grasiento? ¡Pues tú querido tío! Mira que justa es la vida. Hubieses sido más decente con él y no me servirías.  Y como también fuiste su alumno, la carne del discípulo entregada  vol…

 

Y Albus se cortó dándose cuenta de su error.

 

– Jamás te entregará su carne voluntariamente Albus… – la voz de Draco se dejó oír mientras entraba a la habitación. – ¿Es lo que necesitas verdad? La carne del siervo entregada voluntariamente. Pero Weasley jamás fue su siervo, o su aprendiz, ni tan siquiera se consideraba su alumno… Él odiaba la Clase de Pociones.

 

– ¿Entonces?

 

– ¿Ni siquiera te sientes en la obligación moral de explicarme? ¿De justificar toda esta locura?

 

– Tu padre…

 

– ¿Harías cualquier cosa por él verdad? Por no dejarlo morir.

 

– No perderé a otro ser querido. Ya no. Ya he perdido demasiado.

 

– Si fuera yo el que esta muriendo en ese hospital. ¿Harías lo mismo? ¿O te pegarías a mi padre buscando su consuelo?

 

– No dudes de mi Draco Malfoy. Desde que decidí por ti no te he faltado. Pero debes entender… él estuvo primero en mi vida… estuvo conmigo cuando nadie más… le debo esto. Y quiero pagárselo para estar en paz.

 

– No soy un asesino Albus. Ni tan siquiera cuando Voldemort me amenazó con matar a mis padres pude serlo.

 

Al se acercó a  su marido y le acarició el rostro.

 

– Lo sé amor. Por eso yo lo haré por ti. No es asesinato después de todo. Solo es darle a su muerte un fin útil.  El Ministro estaba en nuestra boda ¿recuerdas? Y el jefe del Wizengamot. Ellos vieron lo que hizo. Como se comportó. Dijeron que le darían El Beso sin pensarlo. ¿Qué beneficio obtendríamos de ello? Solo una venganza estéril. Así, por lo menos, su muerte se transformará en un acto de bondad.

 

Draco  se perdió en la mirada esmeralda y suspiró. Realmente se había enamorado de ese muchacho. Pero él ¿lo estaba realmente de Draco? ¿O Draco solo era una mala copia de su padre?

 

– Se lo que piensas – Albus siguió hablando –   Y no quiero fantasmas en nuestra cama. Cuando Severus regrese ellos al fin podrán ser felices. Y mi deuda con tu padre estará saldada. Entonces tú y yo podremos construir un futuro.

 

– Comienza el ritual amor. N… no necesitas toda su sangre. No necesitas matarlo. Tú no eres un asesino.

 

– ¿Y la carne del siervo?

 

Draco se volteó hacía la mesa auxiliar el centro, donde descansaba el libro de Artes Oscuras con las palabras del ritual, las pociones que se habían vertido en el caldero…la daga ceremonial.

 

– Una vez yo te abofetee  con ella (1) – y levantó solemne su mano para mirarla –  Y una vez le dije a mi padre que la daría gustoso por verlo feliz… Esta maldita después de todo… La mano con la que agarré esa botella… (2)

 

Y con un rápido movimiento, el rubio dejó su mano sobre la piedra y la cercenó de un certero tajo. Albus y Ron gritaron al unísono.

 

-¡¡¡NO!!!

 

-¡¡¡DRACO QUE HAS HECHO!!!!

 

El hombre mutilado cayó a tierra sujetándose el muñón.

 

– La… carne del siervo… entregada voluntariamente. Yo le debo demasiado a mi padrino. Y a mi padre… Lo hago gustoso amor… y así expiro parte del daño que te hice… Ahora sigue con el ritual antes de que me desangre.

 

– ¡¡¡Winky!!!

 

El elfo se apareció en un instante. Totalmente aterrado y sin dejar de mirar a Draco, esperó haciendo una reverencia.

 

– Lleva al amo Draco a San Mungo. Con Blaise. Si alguien pregunta que pasó diles que Ronald Weasley nos atacó. Diles que estoy bien y que iré en seguida. Que tengo que ayudar a un prisionero de Weasley. Que él ya ha escapado. No les digas donde estoy.

 

Con un asentimiento de cabeza la criatura tomo al herido y se marchó. Albus se volvió hacia el prisionero que miraba la escena aterrado… comenzó a gritar y a gemir suplicante. Sabía que se hora había llegado.

 

Al tomó el inferius de Severus y, cargándolo con cuidado, lo dejó caer en el caldero. Levantó su mano y comenzó la última parte del ritual. Las runas en el pecho del Weasley brillaron en la oscuridad.

 

– ¡Huesos del padre otorgados sin saberlo...!  ¡¡¡Renovarás a tu hijo!!!

 

Los restos del cadáver del que fuera Tobías Snape levitaron  al caldero. El agua diamantina se agitó y lanzó chispas en todas direcciones cuando éstos se sumergieron,  volviéndose de un azul vívido y de aspecto ponzoñoso.

 

– Carne del Vasallo voluntariamente ofrecida – la mano de Draco fue arrojada – ¡¡¡Revive a tu señor!!!

 

La poción se volvió ahora de un rojo ardiente y luminoso. Y entonces Albus, con la más absoluta calma, tomó la daga y realizó un corte en el pecho de Ron, de donde empezó a brotar sangre en gran cantidad que fue a caer directamente dentro del caldero.

 

– Sangre del enemigo tomada por la fuerza…. ¡¡¡Resucitarás al que odias!!!

 

Al instante el líquido adquirió un color blanco cegador y Albus suspiró tranquilo. Según los recuerdos de su padre, el ritual se había cumplido. El cuadro de Snape, colocado al fondo de la habitación, observaba todo complacido.

 

– Ya esta Albus. Salió perfecto.

 

– ¿Cuándo él reviva tú….?

 

– Yo dormiré. Y él no tendrá memoria de lo interactuado entre nosotros. Tú deberás mostrarle tus recuerdos  o mejor aún, invitarlo a entrar en tu mente. Es un gran legilimante (3) ¿recuerdas? Despertará confuso. Para él, estos 20 años no habrán pasado. Solo será un momento entre la mordedura de Nagini y esta habitación.

 

– Te extrañaré Severus. Gracias por todo. Has sido un gran… ¿tío?

 

El cuadro asintió y se colocó en su pose característica para dormir. Albus miró hacía la marmita, esperando… pero nada. La pintura de Severus, que seguía despierta, tosió para interrumpirlo.

 

– Creo que algo esta mal.

 

– ¡¿Qué?! Hice todo exactamente como en el recuerdo de mi padre.

 

– Creo saber que pasa. En el recuerdo Voldemort  estaba vivo. Es decir, no completamente pero estaba consciente. El inferius de Severus es un cadáver, no tiene alma…

 

– ¿Entonces? ¡¿Fracasé?!  ¡¡¡¿Hice todo esto por nada?!!!

 

– No. Solo te hace falta un ingrediente y una invocación. Entrega un alma a la muerte para que esta te devuelva la que deseas revivir. Una especie de trueque.

 

– ¿Como?

 

– En el libro que consultas. Hay una hoja anexa escrita a mano que Lucius trajo de sus correrías por Haití. Se que esta ahí, la consulté días antes de… la última batalla.  Añádela al ritual del KONVOKE MOURI (4). Entrega un alma culpable, digna de muerte, para liberar un alma inocente que merece la recompensa de la vida.

 

– ¿Eres un alma inocente Severus? – había ironía en la voz.

 

– No lo sé. Se que antes no lo era pero no se si con mis últimas acciones me hice digno. Lo que si se es que  “el alma digna de muerte”  tienes a la mano.

 

Ronald Weasley tembló y se puso a gemir incapaz de contener su miedo.

 

– ¡¡¡No Albus… escuchaste a Draco… no… no tienes que matarme. Somos familia. Me conoces de toda la vida. Piensa en mamá, en Hermione, en Hugo…!!!

 

– Tú no pensaste en nada más que en tu odio. Ponte en paz con Dios y con tu alma tío. Te doy estos instantes mientras estudio el hechizo. Porque vas a morir.

 

Y luego de un momento el muchacho pronunció:

 

 

“Leve non soti vivan nan lanmò,

nanm blan.

Mwen bay an retou

yon nwa nanm.

Leve non soti nan lanmò,

nan pri  nan nanm mwen

Ak  li  yo lavi “ (5)

 

 

 

Tras lo cual, con un movimiento de varita, eliminó las amarras que sujetaban al pelirrojo y su cuerpo cayó dentro del caldero con un grito horripilante. El joven invocante solo lo miró con pena.

 

 

 

– Ojalá me hubieses dejado otro camino. Ojalá nunca hubiese tenido que crecer y conocer el lado oscuro de la vida. Que tu alma descanse en paz. Por lo menos tu muerte sirvió para reparar una injusticia.

 

Albus viró hacía el cuadro de Snape y vio como la pintura se agarrotaba en su sempiterna pose de maestro severo y arrogante. Con un último movimiento de cabeza, el que fuera su amigo y guía personal le dijo adiós. Mientras el caldero ¡por fin! comenzó a hervir a borbotones salpicando chispas luminosas por doquier, e inundándolo todo con una niebla blanca y cegadora que no dejaba espacio para nada más. Las chispas se extinguieron y un denso vapor cegó la vista del muchacho hasta que, de lo profundo del caldero, vio levantarse el cuerpo desnudo de un hombre.

 

Suspirando, el chico fue hacia él.

 

– Lily… – exclamó el que a todas luces era Severus Snape mientras caía en los brazos de Al – ¿Eres tú?

 

– Nop. No soy Lily –  le dijo el chico algo molesto.

 

– Potter… ¿Harry? – preguntó de nuevo el ex espía – ¿Cómo es posible? ¿Estoy vivo?

 

– No y si. No soy Harry Potter pero si, estas vivo.

 

– Tengo frio. ¡Estoy ¿desnudo?! – el hombre comenzó a temblar. Renunciando a la magia, Albus abrazó el débil cuerpo y lo hizo salir del caldero llevándolo hasta un rincón del laboratorio, donde transformó su chaqueta en una gruesa frazada envolviéndolo con ella.

 

– ¿Dónde est…? ¡Este es mi laboratorio! ¡Mi casa!

 

– Si. Estamos en tu casa. En la calle Hilanderas.

 

– ¿Qué ha pasado? ¿Quién eres? La batalla... Voldemort…

 

– Esta muerto y bien muerto. Mi padre lo mató hace ya 20 años.

 

A la cara del hombre asomó la sorpresa y su cuerpo se quedó rígido.

 

– Soy Albus Severus, el hijo medio de Harry Potter y Ginebra Weasley. El esposo de Draco Malfoy. Ignoro si estas del todo bien. Si estas recuperado, sano o ¿cuerdo? Pero la mejor forma de enterarte de lo que esta pasando y del porque estas aquí es... bueno... mi mente esta a tu disposición –  Y el muchacho, que aún lo tenía abrazado, levantó la cabeza en una muda invitación.

 

– Yo no se si pueda… –  Severus Snape, tratando aún de contener el convulso temblor de sus manos, penetró en la mente del muchacho que era la viva imagen de Harry Potter sin encontrar resistencia. Bastaron unos cuantos  minutos para que 20 años de pasado desfilen ante sus ojos.

 

– ¡Por Jesucristo muggle! – Severus se apartó del joven aterrado –  ¿Qué has hecho muchacho?

 

– Lo necesario.

 

– Te has condenado. Y a mí en el proceso.

 

– Dudo mucho que seas responsable de las elucubraciones de un estúpido cuadro. Tú y Lucius son los menos culpables en todo este drama. Soy yo, y solo yo, quien responderé por la sangre que ahora tiñe mis manos.

 

– Draco…

 

– Draco, al igual que yo, tomó su decisión. Pero el jamás estuvo de acuerdo en matar a mi tío.

 

– ¿Has comprado mi vida al precio de tu alma y de la vida de Ronald Weasley?

 

– Si. Y si mi alma esta maldita o no nadie puede saberlo. Mis fines fueron decentes así que espero que ese Dios muggle que dicen que rige nuestras vidas me otorgue su clemencia. En todo caso, tengo toda una vida para hacer penitencia por un acto del que no me arrepiento. A Ron nadie lo salvaba, no después de lo que hizo. Y el Beso del Dementor hubiese sido una venganza vacía, así por lo menos, su muerte tuvo algún sentido.

 

– ¡¿Quién te crees muchachito idiota?! ¡¿Quién te volvió juez del alma humana?!

 

– Hice lo que tenía que hacer. Pensé que tú, más que nadie, entenderías. Somos demasiado parecidos después de todo.

 

– Eres demasiado parecido al Severus que una vez fui. Yo condene mi alma y ahora tú lo has hecho. Siento piedad por ti.

 

– Siente lo que quieras. Ahora necesito saber si estas bien. Un Malfoy durmiente te espera.

 

– Lucius…

 

– Dime que en verdad lo amas. Que todas las estupideces que dijo tu cuadro sobre la abuela Lily y mi padre son solo eso, estupideces.

 

Severus esbozo una mueca a manera de sonrisa.

 

– Tengo casi 40 años muchacho. Cuando llegues a mi edad descubrirás que el amor a lo Romeo y Julieta es solo una utopía, y que el corazón del hombre es tan grande que puede albergar más de un tipo de ese sentimiento. Pero descuida, amo a Lucius con mi alma, con mi sangre, con mis vísceras. El es mi realidad, como Draco la tuya. Tu abuela fue solo esa ilusión que da el primer querer puro, ese que siempre perdurará en un rinconcito escondido del corazón que ni siquiera sabemos que tenemos. Te entiendo. Y nos parecemos más de lo que me gustaría ¿De verdad tu padre te puso mi nombre?

 

– Sip.

 

– Niño estúpido  – dijo esto último profundamente conmovido. –  Lo siento… es decir, por él. Merecía ser feliz. Merecía algo más que lo que la Weasley pudo darle.

 

– ¡Lo sientes por mi padre! Siéntelo por Scorpius, por Draco, Astoria Narcisa ¡Lucius! ¡Siéntelo por mi carajo! Estoy harto que todo el maldito mundo mágico gire en torno al gran Harry Potter.

 

– Tú,  pequeño, tienes a Draco y muy pronto tendrás a Lucius de nuevo. Por lo que vi en tu mente, él esta solo.

 

– El se buscó la soledad que ahora lo acompaña. En esta vida uno toma sus decisiones y vive con ellas para siempre.

 

Severus lo miro entre molesto y sarcástico.

 

– ¡Pero que serpiente tajante tenemos aquí! Aún no se te pasan los celos ¿verdad? Sabes que en el alma de Draco tu padre siempre tendrá un lugar que nunca podrás alcanzar.

 

– El mismo que Lucius tendrá en el mío. No voy a hacer cuestión de estado por eso.

 

– Bien. Así habla un Slytherin. Aun no puedo creer lo que he visto, todo lo que ha pasado. El tiempo transcurrido. Para mi hace tan solo un segundo que cerré los ojos en la Casa de los Gritos, después de entregarle mis recuerdos a tu padre y verme en sus ojos.

 

– Padre siempre dijo que en tus últimos momentos le pediste que te mirase porque querías ver a la abuela Lily en sus ojos ¿es cierto? ¿O es que en verdad sentías algo por él?

 

– Eso, muchachito impertinente, es algo que no es de tu incumbencia.

 

– Lo es si afecta a Lu.

 

– Lu no tiene fidelidad que exigirme, no después de haberse casado con Narcissa y de todos sus devaneos amorosos. Lo dicho pequeño, la gente no es tan santa como piensas, ni tan miserable como los  otros se empeñan en creer. El bien y el mal absoluto son solo utopías, el mundo es un gran campo gris donde magos y humanos hacen lo mejor que pueden, siempre pensando que su verdad es la que cuenta y que sus justificantes son los únicos válidos.

 

– Yo… ¿hice bien en traerte de vuelta? Es decir… ¿No te aleje de…?  ¿No estas enfadado porque…?

 

– Si quieres saber si me arrancaste de un cielo feliz y de un infierno maldito… pues... no lo sé. No lo recuerdo. No tengo sensaciones de dolor, alegría o paz; solo un gran cansancio y un temblor en el cuerpo del cual aún no me recupero. Siento frio y… no se… una profunda tristeza. La misma tristeza que sentí minutos antes de mi muerte, cuando comprendí que pese a todos mis esfuerzos y mi lucha,  jamás vería un mundo sin Voldemort;  jamás gozaría de la libertad de no tener un amo al cual servir. Solo esa tristeza, la tristeza de saber que la vida jamás fue justa conmigo, y que en la repartición de los destinos a mi me tocó uno negro y cruel…

 

– Bueno Severus  –  Albus lo miraba profundamente conmovido –  aunque tarde, bienvenido a una existencia  sin amos ni tiranos. Bienvenido a la libertad y al amor de una familia que te quiere y te necesita. Draco debe estar en el hospital, sin una mano pero feliz de volver a verte. Y Lucius, el hombre que pasó 20 años penando por ti, te espera para construir esa felicidad que siempre huyó de tu lado.

 

Severus lo miró y se envolvió en la manta.

 

– ¿Qué les diremos? Es decir… ¿Cuándo me vean aparecer vivo después de 20 años?

 

– Y con la misma edad que tenías en el momento de tu muerte – Severus miró a Albus intrigado y este transformo su varita en un espejo. El pocionista se obsevó tocándose el rostro asombrado. Le devolvió el espejo que recobró su forma original.

 

– Creo que debemos conversar un momento para cuadrar una historia verosímil. – el ex espía elucubraba rápidamente – Quizás podamos darle a Ronald Weasley una nueva misión… es decir… que mejor que echarle todas las culpas a un asesino convicto y confeso.

 

– Una vez Slytherin, siempre Slytherin – la boca de Albus se curvó en una minúscula sonrisa – Habla Severus…

 

 

 

*****************

 

 

 

Dos horas más tarde Albus y Severus Snape llegaron a San Mungo. Una veintena de Aurores e igual número de allegados y amigos corrían de aquí para allá: haciendo preguntas,  desesperados por conocer el paradero del joven (no sea cosa de que Weasley lo haya torturado también). Su aparición con el pocionista, al cual suponían muerto hace 20 años, los dejó de una pieza.

 

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

(1) Recuerda la violación a Albus en el callejón.

 

(2) Recuerda la violación a Albus en el callejón.

 

(3)  Legilimante en la versión inglesa. Legeremante en la española.

 

(4) Convocación a los Muertos (en Haitiano Criollo).

 

(5) Levántate de entre los muertos/ alma pura/ Entrego a cambio/un alma oscura. Levántate de entre los muertos/ al precio de mi alma / y de su vida….

La invocación esta hecho en haitiano criollo pues es un hechizo (inventado por mi) de magia negra vudú. Hubiese preferido el latín pero no conozco nada de esa lengua, y no encuentro en la red algún traductor decente. Si alguien que lee esto domina el idioma le agradeceré me envíe su e-mail para poder consultarla. En verdad pienso, aunque el libro original no lo dice, que el hechizo debe estar en latín (por la ubicación geográfica del país) pero ni modo. Si esperaba a traducirlo no publicaba nunca.

 

NOTA:

En la versión original de mi historia Lucius moría y Severus no resucitaba. Ellos encontraban la felicidad en el más allá.  Ron era asesinado por Draco para vengar la muerte de su padre y el rubio al final se quedaba con Albus y su hijo, tratando de olvidar en un mundo donde ser un Sly y un Malfoy ya no era una vergüenza. Harry lo encaraba por la muerte de su amigo y terminaba odiándolo otra vez, sin reconocer las culpas de los Weasley. No había para nada la escena del Drarry. Pero, como dije, a lo largo del fic mi versión original evolucionó gracias a los aportes de las lectoras/es… y a la vida propia que parecen haber tomado los personajes. Ahora el final será otro totalmente diferente.

Pensé que escribir estos dos capítulos, que debían ser uno pero que por lo largos fueron partidos, me llevaría menos tiempo: es decir, se trataba de resucitar a Sev…un personaje que amo.  Supongo que subestime mi capacidad de depresión:

“Porque yo por ti hubiese bajado a los infiernos para traerte de vuelta, hubiese dado la mitad de mi vida y mi alma entera por no perderte, por volver a tenerte. Solo puedo desear que cuando muera y abra los ojos, allá en esa otra vida, tú estés allí con tu hermosa sonrisa tomando mi mano… como yo lo hice tantas noches en esa fría sala de hospital…para no sentirme tan sola.  Conocerte ha sido, aparte de tener a mi hijo,  la única otra cosa buena que me pasó en la vida. Te amo Gabriel, desde siempre y para siempre. S…”

 

 

 

 


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