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SANGRE ENTRE MIS PIERNAS por ANTARES

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Notas del capitulo:

Como siempre: los personajes no son míos, pertenecen a J.K. Rowling. Yo solo los tomo prestados sin fines de lucro.

 

 

CAPITULO XXX

 

DE SERPIENTES Y OTRAS COMPONENDAS (PARTE I)

 

 

 

 

 

 

 

Kingsley Shacklebolt hacía antesala en uno de los estudios de la impresionante mansión cuando Severus Snape, su antiguo colega de la Orden y luego su más acérrimo enemigo, entró por la puerta.

 

Con una leve inclinación de cabeza ambos hombres se saludaron, y no pudieron evitar la emoción de volver a verse. Su último encuentro no había sido muy agradable y ahora el auror sabía cuan subjetivamente había juzgado al pocionista:

 

– Severus… es bueno verte vivo.

 

– Kings… – deliberadamente utilizó el apodo que solo él le sabía para romper el hielo –  Es bueno estar vivo y ver que te ha ido bien. Jefe de Aurors… hubieses sido un mejor Ministro.

 

– Nunca me interesó el poder. Lo sabes. No al precio de mi alma.

 

– Siempre fuiste un hombre justo.

 

– Justo no… pero si honesto. ¿Y la Familia Malfoy? Creí haber preguntado por ellos. Especialmente por Draco y su joven esposo.

 

– Albus esta descansando. Su embarazo es de alto riesgo y cualquier inconveniente puede degenerar en un aborto. Lucius, como bien sabes, aún esta débil. No olvidemos que Ronald Weasley le lanzó un Avada. Draco esta con él ahora y no creí oportuno molestarnos  por una visita sin importancia.

 

Kingsley arqueó una ceja y Severus lo miró extrañado:

 

– ¿No es una vista de cortesía? Creí que venías a darnos los avances sobre las pesquisas para atrapar a Ronald Weasley.

 

– Severus, tú sabes que Ronald Weasley esta muerto. Y no es contigo con quien tengo que tratar este asunto. Sino con los Malfoys, más específicamente con Draco y Albus.

 

– Creo que estas atrasado de noticias auror. Lucius y yo hemos retomado nuestra relación, esta vez de forma abierta. Lo anunciamos en conferencia de prensa al salir del hospital. Ahora yo también soy oficialmente un Malfoy, y en este particular momento, el único que puede recibirte.

 

– Harry Potter vino a verme,  Severus. Me contó lo de Ron. Como te regresaron a la vida. Como es que Draco resultó con una mano amputada.

 

– ¿Harry Potter? ¿Y como podría él saber lo que pasó? ¿Estuvo allí?

 

– ¡Vamos! Ustedes mismos se lo dijeron. Me enseñó sus recuerdos.

 

Severus soltó la carcajada:

 

–No me digas que te creíste ese cuento de viejas que inventé para espantarlo.

 

– ¿Lo… inventaste?

 

– Pues claro. Vino acusando a Draco. Totalmente celoso de que este haya preferido a Albus. Así que bueno, ya conoces el humor que me gasto.

 

– Yo no creo…

 

– Mira  Shacklebolt, seamos claros. Yo inventé todo eso para molestar a Potter. Porque me enteré de que ha tratado de entrometerse en la relación de Draco y Albus, y eso es algo que no voy a permitirle. Quiero mucho a mi dragón y lo he visto sufrir por Potter durante años, antes de mi muerte, y ahora que revivo no voy a dejar que le destroce de nuevo la vida. No ahora que por fin puede ser feliz al lado de un hombre al que ama y que lo ama. Es lo que pasó, lo que declararé contigo, y lo que repetiré hasta la saciedad a todo el que quiera oírme.

 

– Tú y yo sabemos…

 

– No sabes nada Kings. Nunca lo has sabido. Cuando lo de Dumbledore me cazaste como a un perro. Juraste que adornarías tu escritorio con mi cabeza… Aún recuerdo esa noche en la que tú y tus hombres intentaron…

 

El negro enrojeció y se apresuró a explicarse:

 

– No sabía la verdad Severus. Nadie la sabía.

 

– Eso no me evitó el mal rato. De no haber sido por Lucius, que se presentó a darles guerra…

 

– Siempre estuvo cerca de ti. Cuidándote.

 

– Y yo siempre cerca de él. Haciendo lo mismo. Mira Kings, ambos sabemos en lo que se convirtió Ronald Weasley… lo que le hizo a Lucius… al mismo Draco con lo de Scorpius.

 

– Fue una tragedia Severus. Una terrible tragedia. James actuó instigado por la despistada de Minerva. En verdad pensó que el chico Malfoy había violado a Albus.

 

– ¿Y después? ¿La confabulación contra la Casa Slytherin? Pudieron desatar otra cacería de brujas contra sus propios hermanos… ¡Una guerra civil entre magos!

 

– Fue una estupidez de Ron. Solo quería proteger a los muchachos. Y de paso, castigar a los culpables de la muerte de Fred, Remus…tantos otros. Él nunca se recuperó del todo, ¿sabes?

 

– Lo único que sé es que desde los tiempos de Hogwarts ese chico creía que por ser un Gryffindor, y amigo de Potter, era el rey del mundo. Y eso no es así. Los Slytherin no son santos, lo se bien, pero esta vez fueron las víctimas.

 

– Totalmente de acuerdo. Y entérate de que yo jamás supe nada de lo de Scorpius, ni avalé conjura alguna.

 

– No lo dudo, tus reacciones son más viscerales.

 

– No hubiera dejado que ellos te toquen, lo sabes bien. Siempre he sentido cierta… debilidad por ti… pero estaba Lucius (1).

 

– Aunque te parezca raro, Kings, también me has simpatizado. Pero desde los 11 años mi corazón tiene dueño. Y esa vez, cuando me cercaste con tus aurors, aunque no lo creas se que actuabas por ira. Tú no eres así.

 

– Nunca pude pedirte perdón. Lo hago ahora. Perdóname Severus. Por el daño que pude hacerte y que afortunadamente no te hice. Por el mal rato que te hice pasar… por esos golpes…

 

– Nada que no haya recibido antes. Y respecto al mal rato, afortunadamente no llegó a mayores o conociéndote, te hubieses atormentado por años. Déjalo Kings, yo ya te perdoné hace mucho. Ahora, respecto a lo de Ron…

 

– Como Jefe de Aurors debo investigar cualquier denuncia. Necesito hablar con Draco y Albus.

 

– Como pareja del Patriarca de la familia, hoy por hoy incapacitado, yo debo negarme. Albus esta a punto de perder a su bebe, al heredero agnado, no permitiré que los desvaríos de su padre lo afecten de nuevo. Potter no sabe que hacer con sus celos y anda inventando cosas.

 

– ¡Esto no es un invento!

 

– Ronald Weasley se buscó solito el fin que tuvo. No tengo nada más que decir. Haz una acusación formal, y comunícate con los abogados de la familia, u olvídate del asunto y sigue adelante. Lo que te sea más cómodo. Buenas noches.

 

 

 

*****************

 

 

 

En ese mismo momento, Theodore Nott era recibido fuera de horario en el despacho del Ministro Amos Diggory. Severus se había comunicado con él vía Red Flu y habían tenido que planear, en pocos minutos, la estrategia más adecuada a seguir. Mientras esperaba en la antesala no dejaba de pensar si hacía lo correcto. Si su padre y todos sus ancestros no estarían retorciéndose en la tumba por lo que estaba a punto de entregar en bandeja de plata: el poder y unas elecciones que tenía casi ganadas.

 

Se preguntó si el hijo de un Potter merecía el sacrificio de su carrera política y de la Casa Slytherin, que no había sido gobierno desde hacía siglos. Pero luego se dijo que no importando quienes fueran sus padres, ese muchacho había demostrado una lealtad a las serpientes que rayaba en el fanatismo. Si bien es cierto que, una vez Ministro, podía indultarlo aduciendo razones humanitarias (no era que los jueces fuesen a ser duros con él por matar a la comadreja, más en su estado) también sabía a ciencia cierta que su embarazo no sobreviviría a unos meses en Azkabán. Draco y él siempre podrían tener otros hijos… pero de alguna manera Theo sentía que si ese niño moría sus padres morirían con él.

 

Así que cuando el secretario del Ministro lo hizo pasar a su oficina su decisión estaba tomada. Luego de los saludos y trivialidades de rigor, Amos Diggory le preguntó a que debía su visita y Theo se lo soltó sin anestesia.

 

– La Casa Slytherin viene a ofrecerle un trato político Ministro: renunciará a presentar mi candidatura en las próximas elecciones, y lo apoyará en un nuevo gobierno, siempre y cuando obtengamos un indulto humanitario para uno de nuestros miembros, que asesinó en defensa  propia motivado por la severa crisis de nervios que padecía en el instante de los hechos. Queremos que el asunto sea solucionado en forma legal, con un contrato vinculante de por medio, de manera que nadie en el futuro, ni siquiera el padre de la víctima si llegase al poder, pudiese revocar su sentencia.

 

– Yo… – Diggory estaba estupefacto. Él ya daba por perdida las elecciones y ahora…

 

– Se que esto le resultará inesperado e incomprensible. Yo no puedo decirle más, pero le recomiendo que hable con su Jefe de Aurors. Entenderá entonces a lo que me refiero. Una última cosa, los asesinos y cómplices en el Caso Scorpius no entran en las negociaciones; ellos deben cumplir las sentencias dadas. Completas. ¡Ah! Y usted debe encargarse de callarle la boca a Harry Potter… Eso es todo. Buenas noches Amos, esperaré su respuesta.

 

Y Nott salió altivo de la oficina sin mayor comentario. Imaginaba el gran lío mental del Ministro y supuso, muy acertadamente al ver correr a su edecán, que el Jefe de Aurors sería convocado de inmediato.

 

 

 

*****************

 

 

 

Amos Diggory y Kingsley Shacklebolt estaban sentados frente a frente con sendos vasos de Firewhisky sin tocar. La mirada que el Ministro lanzaba a su subalterno era de fotografía. Simplemente no podía creerlo.

 

– Me dices que fue el muchachito ese, de tan solo 15 años, quien trajo a Severus Snape de la muerte.

 

– Sí.

 

– Utilizando el hechizo que revivió a Voldemort.

 

– Sí.

 

– ¿Estás seguro de eso? Mira que pudo ser algún otro Slyth…

 

– Lucius estaba en coma, Draco lisiado… Snape aún muerto. Todos los demás en el hospital.

 

– ¿Y tuvo que matar a Ronald Weasley para ello?… El-que-no-debe-ser-Nombrado también utilizó a Harry… y solo lo sangró un poco.

 

– Porque el alma de Voldemort aún estaba en este plano de existencia. La de Snape ya había cruzado… Tuvo que intercambiar su alma por otra pecadora y eligió la de Weasley. Era lo que tenía a mano.

 

– Sí. Nadie más pecador que nuestro pelirrojo amigo… ¿Cómo pudo perderse tanto?

 

– Lo ignoro. Me lo pregunto a menudo. Quizás si le hubiese parado la mano antes… Pero era Ronald Weasley, Merlín, un héroe de guerra y el principal compañero de Harry Potter ¿Cómo imaginar lo que escondía dentro?

 

– Kingsley ¿Tú sabes que a Weasley hijo nadie lo salvaba del Beso verdad? Lo del Complot contra los Sly, las denuncias sobre abusos que salieron a la luz, lo del auror francés; y por si fuera poco, el ataque a Lord Malfoy durante la boda de su hijo…

 

– Eso no justifica que lo tiraran vivo a un caldero. Por mucho que me duela, la vida de Severus no es mejor que la de Ron… ¡No somos dioses para decidir quien merece vivir y quien morir!

 

– Lo sé. Y te diría que corras a arrestar a ese niño… si no supiera que al hacerlo nos tiramos encima a toda la población mágica de Londres…

 

– ¿A que te refieres?

 

– Complejo de culpa mi amigo. Todos pensaron lo peor de ese muchacho y al final… resulta que Malfoy fue el primero… Si lo arrestamos ¿Qué crees que pasará durante su juicio? ¿Cuándo declare que hizo lo que hizo para salvar la vida de su suegro, a quien ama como a un padre? ¿Qué le harán al pobre Harry cuando sepan que fue él el que lo denunció?

 

– Harry hace lo correcto.

 

– Lo correcto quizás. ¿Lo conveniente?… Hmmm… Ojalá hubiese actuado así cuando James asesinó a Scorpius. No estaríamos en este lío ahora.

 

– ¿Cuál de esas serpientes vino a sobornarte?

 

– ¡¡¡Shacklebolt!!!

 

– ¿Qué te ofrecieron Amos?

 

– No estoy haciendo esto por mi conveniencia. ¿En verdad quieres entregar el gobierno a las Serpientes? ¿Para que indulten a todos los Mortífagos de Askabán y se genere el caos? ¿Crees que el próximo Ministro, que a todas luces será Slytherin, no perdonará a Albus aduciendo “razones humanitarias”? ¡Por Merlín y Morgana juntos! ¡Ni siquiera creo que lo condenen! Ya me imagino el circo: el niño abandonado por sus padres, embarazado y del brazo de su esposo y suegro, aduciendo que mató a Weasley en un arranque de locura. Con todo lo que ese chico ha pasado me pregunto si no fue locura realmente…

 

– Solo dime que te ofrecieron.

 

Se hizo un pesado silencio.

 

– No presentarse a las elecciones. Y apoyar un segundo mandato nuestro.

 

– ¡Ni Draco ni Lucius podrán convencer a Theo y Blaise de…!

 

– Fue el mismo Nott. Vino a verme hace una hora. Lo quiere oficial, con papeles firmados y todo…

 

– ¡Merlín! ¡Albus realmente les importa!

 

– Al parecer lo suficiente como para renunciar al poder. Eso sí. Debe ser un indulto en regla. Totalmente legal y seguro, para que ningún Ministro futuro pueda reabrir el caso.

 

– ¿Y dices que te vino a buscar hace una hora?

 

– Minutos más, minutos menos…

 

– Justo cuando estaba en la Mansión… ¡Severus!  –  y el negro soltó una carcajada.

 

– ¿Qué te causa tanta risa?

 

– Que no te han regalado el Ministerio. Solo te han dado un respiro. La más maquiavélica serpiente que haya conocido jamás, más astuta aún que Voldemort, esta de vuelta; y va ha vengar los desprecios a su Casa. Prepárate Amos, y disfruta de los últimos años rojos que verás en mucho tiempo…

 

– No te entiendo.

 

– Yo me entiendo. ¿Qué hacemos entonces? Si quieres indultar al niño allá tú. Pero yo no voy a vender mi conciencia. A lo más puedo ceder en lo de las condiciones de su arresto. Tres días para entregarse me parecen más que suficientes.

 

– Por lo que vi el día de su boda debe estar bastante mal con lo de su embarazo. Tantas emociones…

 

– ¡Amos! Debe ir preso por lo menos unas semanas.

 

– Sabes que no aceptarán nada que ponga en el más mínimo peligro al heredero Malfoy. ¿Arresto domiciliario?

 

– ¡Tú eres el ministro! Yo me lavo las manos. Pero no alcahuetearé ni taparé ninguna componenda. El muchacho debe confesar.

 

– Veré como lo arreglo con las serpientes. ¿Dijiste una semana?

 

– Tres días Amos. O te presento mi renuncia… No tengo nada de que avergonzarme hasta hoy y no comenzaré a estas alturas de mi vida.

 

 

 

*****************

 

 

 

Albus estaba encerrado en su cuarto con Draco a su lado. Todo el temblaba como una hoja remecida por el viento, y se aferraba a su marido como un naufrago se aferra a su tabla de salvación. No quería llorar pero no podía evitarlo, y sendas lágrimas surcaban sus mejillas:

 

– ¿Cuántos años crees que me darán? ¿Por matar al tío Ron?

 

– Ya basta Albus. Severus dijo que él se encargaría.  Y si él lo dijo entonces no tenemos nada que temer, hasta ahora nunca me ha fallado.

 

– Pero… siempre existe una primera vez. ¿Qué pasará si no puede arreglarlo? Shacklebolt ya lo sabe, y por lo que sé es incorruptible. ¡No quiero que manche sus manos de sangre por mí!

 

– ¿Qué estas pensando cariño? ¿Qué mi padrino va a ir con su traje de mortífago a tenderle una celada al Jefe de Aurors?

 

– ¿No?

 

– ¡Por supuesto que no! Si él ha dicho que va a arreglarlo es que va a hacerlo de una manera legal. Totalmente limpia aunque no del todo moral. Tal parece que no conoces a los Slytherin.

 

– ¡Soy un Slytherin!

 

– Entonces piensa como uno. ¿Cómo sobrevivimos amor? ¿Cómo hemos podido seguir hasta hoy, siendo minoría y después de dos guerras perdidas?

 

– ¿Por nuestras alianzas?

 

– Nuestras alianzas, nuestras relaciones, los amigos y el dinero que puede comprar nuevos amigos.

 

– Pero Kings...

 

– Deja eso en manos de Severus. Hasta mi padre sabe que no hay drama, sino no se hubiese ido a descansar tranquilo.

 

– ¿Y si algo sale mal Draco?… Solo necesito saber… ¿Estarás a mi lado? ¿Esperarás a que salga? ¿Protegerás al bebé? ¡Oh Merlín! ¿Cómo haremos para traspasarle tu magia?

 

– Albus mírame… ¡Tú no irás a Askabán! No te dejaré solo con esto… Si algo sale mal tengo un traslador internacional no registrado – y le enseñó una caja de madera­ – Nos sacará de aquí directo a nuestra Mansión en Francia; y una vez allí tramitaré un Asilo Político para nosotros y el bebé. Con los antecedentes del Caso Scorpius nos lo darán de inmediato. Luego, cuando Theo gane las elecciones, te indultarán y volveremos tranquilos…

 

– ¿Y por qué no nos vamos ahora?

 

– Porque no quiero que seas un fugitivo. Ya bastantes líos con la justicia tuvo mi padre. Esta familia ha vuelto a la legalidad y allí se quedará. No quiero que nuestro hijo se avergüence de nosotros; si se puede resolver esto de manera lícita, se resolverá de manera lícita.

 

– Tengo miedo Draco. Justo cuando empezaba a olvidarme de todo. Cuando podíamos intentar ser una familia los cuatro, comenzar a ser felices.

 

– Y seremos una familia amor. Los cuatro. Y cuando todo esto pase hablaré con Sprout para que te acepte en el colegio como alumno externo. Así volverás a ver a tus amigos, a los chicos de tu Casa… y estarás ocupado mientras yo trabajo. Severus podría asumir un puesto en el colegio, uno por horas para que Padre no lo extrañe mucho, y podría estar contigo y tenerte vigilado mientras los Malfoy levantan el imperio para hacernos más asquerosamente ricos… ¿Te gustaría? ¿Retomar tus estudios? ¿Graduarte con tu promoción?

 

– ¡Oh Draco! ¡Eso sería maravilloso! ¡Sería un sueño hecho realidad! ¿Podría?

 

– Por supuesto. Habrá que convencer a Sev pero mi padre puede encargarse. No hay nada que mi padrino pueda negarle.

 

Por toda contestación el muchacho se le abalanzó y comenzó a comerle la boca. Se notaba que el bebé estaba hambriento y el cuerpo de ambos pedía marcha. Draco también estaba asustado, dispuesto a pasar a la clandestinidad con tal de proteger a su pareja y a su hijo no nato. Por él ya se hubiese largado a Francia pero su padre y Severus habían insistido en solucionar las cosas dentro de la “legalidad”, como si los gryffindors no fueran a cobrarse en su marido lo de James y compañía.

 

Sin embargo ese no era el momento de tales pensamientos. Tenía a un más que dispuesto Albus debajo suyo, gimiendo y restregándosele como si follar fuese cuestión de vida o muerte. Quizás lo era. En la mente del muchacho los aurores estaban a la puerta, listos para entrar, arrestarlo y echarlo en una sucia celda alejado de todos los que amaba. Alejado de él.

 

Las manos de Albus volaban a través de su túnica, y Draco se perdió en la embriagante sensación que sentía cada vez que iba a poseer a su esposo. Con la desesperación que da la incertidumbre se lanzó a arrancar túnicas, camisas, pantalones y demás. Ambos cuerpos desnudos se perdieron en una maraña de besos, mordiscos, jadeos…

 

La lengua de Draco recorrió toda la longitud del torso más joven deteniéndose en sus pezones, tan sensibles ahora por el embarazo. Mordisqueó hasta arrancar verdaderos gritos de lujuria y siguió camino hacia áreas más interesantes. Con veneración, atacó la polla y la engulló en una avorazada mamada, que culminó con  Albus derramándose en su boca en medio de convulsiones de placer. Le encantaba hacerlo venirse y dejarlo todo laxo y sensible para la penetración anal…

 

Sin dejar de lamer y limpiar el miembro, procedió a mojar sus dedos con el semen para distenderlo. Albus estaba en el quinto cielo, entre la conciencia y la inconsciencia, y no sintió nada hasta que el grande y duro miembro lo invadió de una sola estocada… directo a la próstata.

 

Gritó y clavó las uñas en el sudoroso cuerpo que tenía encima, a la vez que abría más las piernas.

 

Draco comenzó a moverse frenético, con la confianza que da la convivencia, y ambos se dejaron envolver por la magia. El rubio podía sentir la esencia de su hijo a través de ella, y Al sentía a su esposo y el vigor del ser poderoso que ahora sabía que llevaba dentro. Aprisionó esas caderas con sus piernas y la giró en la cama quedando encima, esa era la posición que más le gustaba…luego comenzó su rabiosa cabalgata.

 

– Draco…Draco… Draco…

 

Y se movía de atrás para adelante, de adelante para atrás, sintiendo que masajeaba el erecto falo que tenía enterrado. Luego apoyó lo pies en la cama y comenzó a levantarse, hasta casi sacarse el miembro, para dejarse caer con fuerza… una vez y otra y otra, acelerando cada vez más… para luego moverse en círculos hasta que Draco no pudo más y volvió a tumbarlo completamente loco… A estas alturas ya no sabían quienes eran ni lo que hacían, eran solo magia pura realizando una antigua danza de apareamiento entre dos seres salvajes y mágicos, oscuros ambos como la noche que los rodeaba…

 

Las caderas del rubio golpeaban salvajemente el enrojecido ano de Al, totalmente distendido para recibir a su hombre; hasta que con un salvaje grito se corrió en su interior dejando que el muchacho riegue su semilla en medio e sus vientres.

 

Pero la noche estaba a la mitad y ellos recién comenzaban. Ambos sabían que ese tipo de relación no era normal y acertadamente lo atribuían a la magia. Cuando su bebe naciera, entendían, se tendrían que acostumbrar a espaciar sus clímax con el natural periodo de relax post coital; pero mientras durara ellos no se quejarían… Así que siguieron en busca del tercer o cuarto orgasmo, ya no sabían… como no sabían cuando cambiaron posiciones y Draco quedó boca abajo recibiendo duro y parejo; hasta caer, con los primeros rayos de sol, totalmente exhaustos y saciados en medio de la cama; las revueltas sábanas llenas de semen y sangre.

 

 

 

*****************

 

 

 

Severus entró al cuarto sin llamar y enseguida se dio cuenta de su error. Ver a Draco desnudo no era novedad, le había cambiado más de un pañal (aunque nunca lo confesaría), pero el cuerpo patiabierto de Albus le dio pudor.

 

Las huellas de la noche salvaje, tradúzcase cardenales y sangre, tampoco le agradaron mucho; pero ese no era su asunto, se dijo, aunque tomó nota mental de tener una conversación privada con su ahijado en otro momento más oportuno.

 

Retrocedió y llamó a la puerta. La voz de Albus le dio el respectivo permiso y, al volver a entrar, vio con horror que el chico solo se había cubierto la intimidad con una manchada sábana. Severus enarcó una ceja y pregunto serio:

 

– ¿Noche movida?

 

– Ni te imaginas… Y todo gracias a ti.

 

Los ojos negros reflejaron verdadera curiosidad

 

– Tú me enseñaste. Es decir, tu cuadro… Como satisfacer a un Malfoy en la cama.

 

Severus se prometió mentalmente que quemaría ese estúpido cuadro hoy mismo.

 

– De todas maneras debes moderarte. Estas embarazado y puede hacerte daño. Estas todo arañado y lleno de sangre.

 

– Es que Draco es muy fogoso… y pues… yo también.

 

– ¡Muchachito! ¡Ten un poco de decoro!

 

– ¡Ya! Como si no hicieras lo mismo con Lucius. Además, tú mismo me enseñaste que un poco de dolor es necesario si quieres enloquecer a tu hombre en la cama…

 

– ¡¿Yo te enseñe?!

 

– Bueno, tu cuadro…

 

– Puto cuadro – masculló Severus, no tan bajo que Albus no pudiera oírlo.

 

– Además a mi no me molesta amanecer dolido… una poción y se me pasa.

 

Draco se removió en su sitio y Al le dio una cariñosa nalgada para que se despabile:

 

–  ¡Auch! – se quejó el rubio – Ten más cuidado que anoche me rompiste el culo.

 

– ¡¡¡Draco!!!

 

– ¡¡¡Severus!!!

 

El rubio se sentó de un brinco en la cama y el pocionista exclamó molesto:

 

– Son el par más descarado que haya visto. Realmente… Vístanse que me urge hablar con ustedes. Es decir, a mí, a Lucius, Blaise, Theo… todos están en la sala, esperándolos, así que les sugiero se bañen y tomen lo que sea que mi estúpido cuadro te haya aconsejado, Albus, y aparezcan de una manera decente.

 

Y salió dando un portazo. No lo suficientemente fuerte como para no oír a Draco refunfuñar:

 

– Cómo si él no hiciese lo mismo con mi padre…

 

“Puto cuadro”, repitió, y bajó a dar excusas por la pareja.

 

 

 

*****************

 

 

 

Se presentaron sonrientes como a la media hora, pero las caras de todos les quitaron las sonrisas de inmediato.

 

– Ya va a ser mediodía. ¿Recién se levantan? – Daphne inquirió curiosa.

 

– Es que no dormimos mucho anoche – Al explicó nervioso y Draco lo pateó en su mente.

 

– Es bueno ver que el bebe se alimenta correctamente – Blaise soltó el malintencionado comentario y Theo bufó.

 

– No es hora de chistes. ¿Sabes por qué estoy aquí Al?

 

– ¿Shacklebolt?

 

– Shacklebolt. Ya sabe realmente como Severus regresó de la tumba.

 

–  ¿Va a arrestarme?

 

– Vas a entregarte. En la mañana el Ministro me llamó y aceptó nuestra propuesta. Pero Kingsley no se vende. Ni siquiera por evitar que la Casa Slytherin llegue al gobierno.

 

– Debe odiar a Albus, ya saben, por lo de James y Minerva – Lucius argumentaba.

 

– No. Es un hombre íntegro nada más – Severus rebatía.

 

– Un hombre íntegro que intentó violarte – otra vez Lucius.

 

– Creía que había matado a Dumbledore. Solo me asustaba, jamás me hubiese tocado – Severus.

 

– Pero ese hombre íntegro hecha por tierra nuestros planes – Blaise.

 

– Amos no perderá la oportunidad de seguir en el poder. Y la condición principal es que Albus no se queda ni una hora preso – Theo.

 

– Potter va a ser un problema – Pansy.

 

– Quizás si Diggory le ofrece un puesto. Con eso de que su mujer lo dejó en la calle ha de necesitar un trabajo para mantener a su hija – otra vez Daphne.

 

– ¡¡¡BASTA!!! – Albus gritó fuera de si y encaró a Draco – ¡¿Qué pasa?! ¡¿Tú sabes algo de esto?!

 

– Lo que tú… nada. ¿Señores? ¿Señoras?

 

– Pues nada Dragón – Blaise habló cansado – Ayer Severus nos avisó de la visita de Kingsley y de lo que, imprudentemente, le confirmó a Potter sobre su regreso. Y bueno, Theo decidió entregarle la elección a Amos Diggory. La Casa Slytherin no presentará candidato y apoyará al actual Ministro.

 

– ¡¿QUË?! – Albus estaba estupefacto y encaró a Nott – ¿Vas a renunciar a unas elecciones que tienes prácticamente ganadas? Con lo que este gobierno nos hizo: lo de Scorpius y el primer juicio… el 90% de la población esta con nosotros.

 

– Y lo seguirá estando así lo que le hiciste a Ron saliese a la luz – Lucius hablaba serio – Pero no ganaremos el poder a costa de tu libertad.

 

– No pueden…no pueden pedirle eso a Theo…

 

– Quiero que sepas, Albus, que mi candidatura no sigue una motivación personal. Todas las Cabezas de Familia me designaron después de que Blaise rechazara postularse. Porque soy el más idóneo. Yo tomé la decisión de entrevistarme con Amos de manera personal, cuando Severus me llamo no sabíamos si Shacklebolt iba a sacarte esposado en ese mismo momento; así que hice mi jugada.

 

–  Pero ayer, mientras…dormías – Pansy hablaba pícara – las familias nos reunimos en sesión de emergencia y Theo nos informó como estaban las cosas. Me complace decirte que el 90% aprobó lo hecho. No compraremos el poder a costa de tu sacrificio ni de la vida de tu hijo. No sobrevivirías estos meses en Askabán, por más que los propios mortífagos encerrados allí te protegieran.

 

– Hay demasiado odio por parte de los Gry,  Al – Daphne explicaba –  Y Ron era auror… Debe tener unos cuantos amigos que querrán cebarse en tu cuerpo.

 

– Quiero informarles que incluso Goyle – ese era Zabinni – quien es él que más pierde con esta demora pues su padre esta pudriéndose en esa sucia prisión, estuvo a favor de cambiar nuestra candidatura por tu libertad. Dijo que ninguno de los mortífagos valía la vida del hijo de Draco. Que los Malfoys ya habían dado demasiados cadáveres a la causa.

 

– Además, liberar mortífagos para que armen otra cruzada genocida no es lo más recomendable. Estoy de acuerdo que quienes estén arrepentidos, y quieran reinsertarse a la sociedad como ciudadanos útiles, merezcan la segunda oportunidad que nosotros tuvimos. Pero soltarlos para que arruinen otra vez nuestro nombre… – Severus era tajante.

 

– Es cierto. El país me gusta así como esta. A mi me tienen  sin cuidado los sangre sucias siempre que no traten de mezclarse con nosotros – Pansy hablaba molesta.

 

– Creo que el mismo Gregory prefiere a su padre dentro – Blaise explicaba divertido.

 

– Todos preferimos a ese bruto tras las rejas – Lucius exclamó con una carcajada.

 

– Ya basta – Albus estaba temblando – No permitiré que sacrifiquen la elección por mi.

 

– ¿Por qué no? Eres uno de nosotros – Theo lo miró serio.

 

– Nadie como tú ha honrado tanto a nuestra Casa. Has ido contra los tuyos por defender a Slytherin.

 

– Yo defendía a Scorpius. Y la verdad de lo que le pasó… – y todos bajaron la vista al ver correr sus lagrimas – Lo siento Draco yo…

 

Y rompió a llorar mientras su esposo lo abrazaba.

 

– No tienes porque disculparte. Se que amaste demasiado a mi hijo y no voy a encelarme por ello. Pero cuando yo te lastimé, callaste. Y ayudaste a papá, a Severus… incluso consolaste a Lord Greengrass… Eres un Sly como cualquiera de nosotros amor, no importa si eres mestizo o hijo de gryffindors. Tú alma es la de una serpiente y será tu gente la que te proteja ahora.

 

– Haríamos lo mismo por cualquiera del grupo. Ahora las cabezas de familia somos nosotros y esas estupideces de pureblood y mestizos nos valen madre – Pansy habló – Siempre que respeten nuestras tradiciones y sean leales a nuestra Casa tendrán nuestra protección.

 

– Lo malo, por donde se mire, es que Kingsley insiste en que Albus se entregue y sea recluido hasta la vista.

 

– ¿Vista?

 

– Vista, juicio… que no se haga pública por razones de Estado no evitará que haya una Audiencia… Y eso se presta a muchas cosas.

 

– Weasley era auror. Ha de tener amigos…

 

– No entregaré a mi esposo. Albus no se presentará así tengamos que volvernos fugitivos.

 

– Nadie va a volverse fugitivo aquí. Nos costó demasiado trabajo volver a la legalidad – Severus sentenció serio – ¿Confías en mi Dragón?

 

– Con mi vida.

 

– Te pido un  poco más. Te pido que confíes con la vida de Albus y la de tu hijo. Debe ir, presentarse y declarar. Yo te aseguro que no le ocurrirá nada.

 

– Severus… no puedo… no me pidas eso…

 

– Está bien Draco – y esta vez se escuchó a Albus – Iré. No arrastraré el nombre de la familia con mis acciones. Pero quiero que sepan que no me arrepiento de nada. Lo hice una vez y lo volvería a hacer mil veces si con eso consigo salvar a Lucius y devolverle la vida a un hombre bueno.

 

–Tanta nobleza… pero yo tengo una idea mejor –  y Blaise lanzó una carcajada siniestra –  Solo que para que funcione nadie debe saber nada. Lo siento, pero así están las cosas. Casa de Slytherin, regresen a sus hogares, nos reuniremos pasado mañana a las 10 am. en la puerta del Ministerio. Albus va a entregarse y a declarar.

 

Draco trató de protestar pero Zabinni lo calló con un gesto.

 

– Tampoco a ti puedo decirte nada Dragón. Necesito tu reacción genuina. Albus, Severus, necesitamos conversar ciertas cosas en privado.

 

Y el trío se marchó dejando a los Malfoys perplejos… y a toda la gente curiosa.

 

Dos días después Albus Malfoy, acompañado de Severus, Lucius, Draco y las principales cabezas de la Casa Slytherin, ingresaba al Ministerio por su propio pie. Iba a entregarse.

 

 

 

Continuará….

 

 

 

 

 

 

 

(1) No pude resistirme. Una vez leí un fic sobre esta pareja que me encantó: LO QUE EL FUTURO TE DEPARA, de Amaltea. Si alguien no lo ha leído lo recomiendo.

Notas finales:

Nota: Este, y el capi siguiente son los dos atrasados que les venía debiendo… no quise subirlo solo para que no me acusen de seguir creándoles stress con mis tragedias. Como verán no hay mayor drama. ¡Ah! Alguien me dijo que  al capítulo anterior le faltaba el lemmon entre Al y Draco. Pongo uno aquí para complacerla.


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