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SANGRE ENTRE MIS PIERNAS por ANTARES

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Notas del capitulo:


Y aquí les va. Un capítulo más. Como siempre; Harry Potter y su universo es propiedad de J.K. Rowling. Yo solo tomo prestados los personajes para adaptarlos a mi argumento.

 

 

Nota:

 

1º Espero entiendan y disculpen que haya aguardado a que terminen las Fiestas para subir otro capítulo y responder comentarios. Quería recibir la Navidad como es debido (sin pleitos). Escribí este fic para mostrar hasta donde puede llevarnos el odio, el prejuicio, el fanatismo y la intolerancia. No caigamos en lo mismo.

 

2º Agradezco a aquellos que me han escrito en este tiempo (sobre todo a ti Lunático, me sorprendió y realmente lo valoré). Los he leído y si no les he contestado antes fue por lo mismo que señalé arriba. Sin embargo, han estado en mis oraciones este 24 y espero que todos hayan pasado una Feliz Navidad y un Prospero Año Nuevo en compañía de sus seres queridos. Rodeados de amor, que es el mejor regalo.

 

Finiquitado el tema: a leerrrrr….

 

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO XXXVI:

 

LIDIANDO CON LAS CONSECUENCIAS

 

 

 

            Blaise contemplaba el cuerpo sedado sintiéndose cada vez más culpable. Había pasado casi un mes desde la revuelta en Askabán  y día tras día tenía que inventar nuevas excusas para mantener alejados a Potter y a Granger, quienes no cejaban en su empeño por ver a James.

 

El herido permanecía aún inconsciente y nuestro medimago temía lo que encontraría al momento de despertarlo. Curaba su cuerpo con precisión milimétrica, haciendo gala de toda su sapiencia, pero el alma humana era para él un misterio. Para casi todos lo magos en realidad. No era una ciencia que tuviese muchos adeptos en su mundo y un psiquiatra o psicoanalista muggle no podría hacer gran cosa, carecía de las referencias y  los antecedentes sociales para entender la magnitud del problema.

 

Los aurors apostados a la puerta también eran otra molestia: un recordatorio constante de que su paciente aún era un convicto. Zabinni había recibido ya dos comunicados del Ministerio preguntando cuando estaría lo suficientemente recuperado para retornarlo a la prisión. Había desviado el tema amparándose en tecnicismos y jurándose para sus adentros que primero Severus se casaba con Harry Potter antes de que él suelte al muchacho.

 

Le retiró la venda que le cubría los ojos y comprobó que el tratamiento marchaba sobre ruedas. Afortunadamente los mortífagos que lo hirieron no habían utilizado un medio mágico: arma, hechizo o poción… solo una convencional navaja. Tantos años presos los habían hecho olvidar las más elementales reglas del mundo de la hechicería: lo que se rompe a lo muggle se repara con magia, lo que se daña con magia…

 

Para salvarle la vista lo único que hizo fue recurrir a unas cuantas pociones y hechizos, y por supuesto a mucha paciencia. Entre los humanos, en pacientes con ese tipo de daño, los médicos utilizaban la queratoplastía penetrante (1) obteniendo resultados bastante alentadores; pero Blaise tenía muchos más recursos. No tendría la agudeza de antaño, y claro, usaría lentes para toda su vida… pero vería… que era mucho más de lo que algún colega con escrúpulos y pocos sesos hubiese logrado.

 

La magia negra era poderosa, se dijo, pero era solo magia después de todo: la finalidad de su uso era lo que hacía tu acción buena o mala. Y eso también se aplicaba a la ciencia muggle. Aún recordaba los grandes debates en Slytherin: los sangrepuras como Draco la combatían sin más… pero a él no le disgustaba. Quizás si buscasen dominarla saldrían de los siglos de atraso que llevaban en algunos campos y mejorarían  su sociedad y su mundo.

 

Pero bueno, pensó, la sociedad mágica no era lo importante ahora, sino James. Acarició sus cabellos y le bajó el pijama para revisarle el miembro reimplantado. La herida ya había cicatrizado: el próximo paso era comenzar a estimular la circulación.

 

Que más daba. Había violado un centenar de reglas, había vendido su alma al diablo y a los dementores… una raya más al tigre… Así que bloqueó la puerta, se agachó para llevarse el miembro a la boca  y comenzó a succionar metódico. Debería hacerlo a diario, por semanas, hasta logar una erección que le demuestre que todo había terminado. Solo una erección y la impotencia sería historia.

 

 

 

*****************

 

 

 

            Amos Diggory estaba reunido en su oficina con Kingsley Shacklebolt tratando,  una vez más, de hacer frente a la crisis social que amenazaba su gobierno.  Desde que se supo del operativo el Mundo Mágico Inglés y hasta el europeo estaban divididos en dos grandes facciones: los que aplaudían la reconquista de Askabán y los que los llamaban genocidas.

 

            Porque no había quedado ni un solo Mortífago vivo en la retoma de la prisión. Ni uno solo. Su Jefe de Aurors, cumpliendo sus órdenes, eliminó sumariamente a la veintena de revoltosos capturados con vida. La carnicería que vieron al entrar los habría llevado a ello de todos modos… por lo que el negro no tuvo que presionar mucho con la orden. El problema, claro, fue después con las familias: como  todo crimen jamás llega a ser perfecto y muchos de los cadáveres que finalmente se entregaron tenían las huellas del Avada por la espalda.

 

            ¿Podía justificarse el horror con el horror? ¿El “ojo por ojo” en una sociedad civilizada”? ¿El asesinato de presos ya rendidos como método para combatir la violencia? Los magos comunes no lo sabían pero cada vez más voces argumentaban que los monstruos de Askabán no los creó Voldemort, sino los propios vencedores  cuando los condenaron a 25 años de tormento sin nombre.

 

            Ex reos que habían emigrado fuera de Inglaterra soltaban a la Prensa sus testimonios: denunciaban agresiones, humillaciones, maltratos, violaciones, torturas… asesinatos. Kingsley reconocía en varias historias flagrantes mentiras pero en otras, desgraciadamente, la más absoluta verdad.

 

Ahora ya no había marcha atrás, se decían. Por eso planeaba tácticas y estrategias destinadas a conservar el Poder lo suficiente como para limpiar toda huella de sus crímenes.

 

 

 

****************

 

 

 

            Fue en medio de esa vorágine social que el anuncio de la tan esperada boda entre el heredero de la Casa Prince y el patriarca Malfoy vio la luz. Y quizás por eso pasó inadvertida para los Medios de Comunicación serios, amén de que las familias Sly la recibieron como una afrenta a  sus muertos.

 

            Draco, Theodore y hasta el mismo Albus (que aunque adolescente ya entendía lo suficiente de política) trataron de hacerles ver de que no era el momento adecuado para una fiesta. Pero Lucius estaba decidido y porque no decirlo ansioso: sentía que algo mucho más fuerte que él le arrebataba nuevamente a su amante, y esta vez no lo dejaría ir sin luchar. Severus, por otro lado, tenía el complejo de culpa sepultado en lo más recóndito de su alma y pugnando por salir; por lo que todo lo que quisiese su rubio era ley para él: quería boda en un mes… y boda tendría. Así realicen el enlace sobre las ruinas aún humeantes de la tétrica prisión.

 

            Faltaban escasos dos días. Mañana en la noche serían sus despedidas de solteros, que la familia y amigos habían acordado realizar separadamente: Albus, Maximilian y un grupo de Sly se llevaría a Lucius a un club en el callejón Knockturn; y Draco con sus amigos al pocionista, a un salon-bar  en el mundo muggle. Creían que el italiano venía a ultimar detalles… cual no sería su sorpresa cuando el mago pidió conversar a solas con Severus. 

 

Todas las alarmas de Lucius s encendieron: temía  que el joven (para él joven) fuese el amante ocasional de su compañero. Por eso se puso a espiarlos sin rastro de vergüenza  para descubrir, asombrado, que tanto misterio  era debido a un paciente que el medimago quería ayudar con Oclumancia. Se sintió estúpido y paranoico, y prometió tranquilizarse: en dos días serían esposos y nada ni nadie podría ya evitar eso. Sin embargo la opresión que sufría en el corazón, ese presentimiento certero de que se avecinaba una tragedia, no lo dejaba ni a sol ni a  sombra. Vivía en la angustia del condenado.

 

 

 

*****************

 

 

 

            A diferencia de Lucius, Snape no se había desconectado del mundo y era plenamente consciente de la crisis política que afrontaba su país y su entorno. De los crímenes cometidos y de la necesidad de lo mismos.

 

Había sido mortífago y conocía a casi todos los sublevados; no dudaba de que varios pudieron reinsertarse a la sociedad en su momento. Pero eso habría sido dos décadas atrás… A las hienas encerradas en esa tumba viviente llamada Askabán solo podía dárseles la misericordia de la muerte. Al menos eso pensaba… y quizás por eso no intervenía cuando algunos miembros el grupo político al que pertenecía exigían acciones más agresivas para vengarse.

 

            Así que cuando Blaise le comentó que necesitaba de sus servicios como Oclumans para borrarle la memoria a uno de los rehenes sobrevivientes, no se sorprendió. Había leído lo que pasaron a manos de los amotinados, lo cual estaba seguro ni se acercaba a la realidad, y entendía que lo principal para conservarles la  cordura sería el olvido, el piadoso olvido.

 

Lo acompañó sin hacer muchas preguntas esperando encontrarse con un empleado, un guardia o hasta algún preso común. Lo que no esperaba fue ver el destacamento de alta seguridad que custodiaba la puerta de la habitación. Ya recelando una artimaña ingresó… y se encontró la conocida cara de James Potter, inconsciente y  con una gruesa venda cubriendo sus párpados.

 

–  Así que era cierto: le reventaron los ojos –  fue todo su comentario.

 

–  Los laceraron con una navaja. Ambos. Pero no los vaciaron por lo que pude operarlos y realizar un trasplante de corneas.

 

–  Eso no le devolverá la visión.

 

–  Eso no. Pero tengo otros recursos.

 

–  Magia negra.

 

–  Magia, simplemente magia. Si es negra o blanca no lo decide un grupo de políticos mojigatos sino las intenciones del practicante. Y mis intenciones son las mejores.

 

– ¿Y me has traído para…? ¿Ver como destrozas tu vida y tu carrera? ¿Ver como te involucras románticamente con quien solo puede sentir odio por ti?

 

– ¿Qué insinúas?

 

–  Lo que todo nuestro círculo ya comenta. Qué te has encaprichado con el chico Potter, sabrá Merlín por qué.

 

–  ¡No tienes derecho!

 

–  Te conozco desde que tenías 6 años. Has sido mi alumno y quiero pensar que mi familia ¡Eso me da el derecho!  Sé como eres, Blaise. Sé de ese corazón tan noble que ocultas tras capas y capas de orgullo Sly. Sé que no puedes ignorar ni a una doxi cuando esta herida, pero creo que esto es demasiado.

 

–  Tú no sabes nada.

 

– ¿Estas seguro de eso?

 

–  No sabes lo que le hicieron… ¡No tienes ni idea!

 

–  Sé que no te separas de él ni de día ni de noche. Que has descuidado a tu hijo, a tus otros pacientes y hasta  a tu persona. Sé que no dejas que su padre y Granger lo vean. Y que no podrás retenerlo dormido mucho tiempo más, ya que Draco ha estado presionando para que regrese al presidio.

 

– ¡¿Cómo puede ser tan cruel?!

 

–  Este chico violó y mató a su hijo – la voz del pocionista sonó sarcástica. –  Quizás por eso es tan cruel.

 

–  ¿Y no te parece que ya pagó suficiente? –  el medimago señaló la cama – Lo han torturado, vejado, destrozado, mutilado… ¡Solo tiene 18 años! Es la misma edad que tú tenías cuando te uniste ha Voldemort ¿verdad? ¿A cuantos violaste y mataste Severus? ¿Cuántos Dracos te maldijeron sin siquiera conocerte? Sin embargo jamás pisaste Askabán… porque un mago llamado Albus Dumbledore te tendió una mano cuando nadie creía en ti.

 

–  ¡¡¡Yo pagué su misericordia con mi alma!!! ¡¡¡Espié para él!!! ¡¡¡Renuncie a mi vida por él y por su causa!!!

 

–  ¡¡¡¿Y  no tiene James el mismo derecho?!!! ¡¡¡¿El derecho de rectificar?!!!

 

–  ¿Realmente crees que cuando este crio despierte va a agradecerte algo de lo que has hecho por él? ¿Qué va a correr enamorado a tus brazos?

 

–  Yo no lo hago…

 

–  ¡Por Salazar, Blaise! ¡Qué te conozco!

 

–  No espero nada. En verdad. Solo quiero que este bien.

 

–  Para que vuelva a ser el mismo hijo de puta que combatiste en el tribunal. ¿Qué cambió para que ahora lo defiendas?

 

–  Él cambió. Nadie atraviesa tanto dolor sin que este deje una huella en tu alma.

 

–  Pareces un romántico Hufflepuff. Voldemort también atravesó un gran dolor y mira en lo que terminó.

 

–  Si James despierta para ser ese ser oscuro y lleno de odio que fue el Lord volveremos a ser enemigos. Pero en esa prisión… recorriendo esos pasillos sembrados de despojos humanos… y cuando oí su grito mientras lo mutilaban… ¡Oh, Severus! … yo comencé a sentir… a pensar en él… No puedo explicarlo pero sé que ha cambiado, que por fin nos ha entendido. Necesito darle una oportunidad… es algo superior a mi.

 

–  Otra vez has elegido mal. Y vas a destrozarte de nuevo en el proceso.

 

–  Tengo casi 40 años. Si pude superarlo a los 17 podré superarlo ahora.

 

            Snape lo miró con pena y suspiró:

 

–  ¿Qué quieres de mi?

 

–  Qué entres en su mente y le borres las emociones, el dolor de lo que padeció. Pero quiero que le dejes los recuerdos lógicos. Borra las imágenes brutales, pero que no olvide.

 

–  ¿Por qué quieres que recuerde?

 

–  Para que aprenda. Por lo menos una vez en la vida el dolor nos llega… y nos vuelve más humanos.

 

–  Más humanos o unos monstruos.

 

–  Es cuestión de elección. Y quiero que él tenga la oportunidad de elegir.

 

            Severus no entendía pero de todos modos asintió; y tomando su varita comenzó el proceso que duró varias horas. Tras su arduo trabajo, el hechicero salió de esa mente y se desplomó en el piso presa de incontenibles temblores. Blaise conjugó una vasija y se la acercó para que pudiese vomitar.

 

            No se equivocó, el mago vació su estómago por largos minutos hasta que pudo recuperar su autocontrol. Asqueado,  murmuró:

 

–  Había olvidado… lo cruel… la clase de bestias…

 

–  ¿Ahora entiendes?

 

–  Lo siento por el chiquillo. Nadie merece eso. Pero no esperes… cuando despierte seguirá siendo el mismo. Es un Potter, Blay, lo lleva en la sangre.

 

–  Él no es su abuelo. Juzgarlo por su sangre es justificar lo que le hicieron a Scorpius por el mismo absurdo.

 

            El hombre suspiró, se enderezo y se arregló para irse.

 

–  Yo he cumplido. El resto es cosa tuya. Pero recuerda: el escorpión no pudo dejar de picar a la rana… era su naturaleza.

 

–   Tú también recuerda: al final, mientras se ahogaban, el escorpión lo sintió. Por los dos. Soy un sly, Severus, esta rana llevará un antídoto. Descuida, su veneno no podrá matarme.

 

 

 

*****************

 

 

 

            Por fin el momento había llegado: el gran acontecimiento, la boda del año (como en su tiempo lo fue la de Albus y Draco). Severus y Lucius se desposarían mañana y esa noche sus amigos les ofrecían una despedida.

 

Blaise, a regañadientes, acompañaba al grupo de Snape. Estaban en plena celebración cuando su celular sonó: era la enfermera de guardia en San Mungo,  para avisarle que Harry Potter estaba otra vez allí haciendo escándalo y exigiendo ver a su hijo. Con un suspiro, comunicó a los presentes que se le había presentado una emergencia médica y debía retirarse. Todos lo taladraron con la mirada pero nadie dijo nada: de sobra sabían el nombre y apellido de “su emergencia”.

 

            Ya en el hospital se enfrentó a lo que no podía retrasar más: hizo acto de presencia ante un histérico Potter y una muy enfadada Hermione.

 

–  De cualquier lo hubiese esperado, Blaise, menos de ti. Vengarte de Harry negándole el acceso a su hijo –  la castaña hablaba furiosa.

 

–  ¡No me creo que no quiera verme! ¡Exijo oírlo de él!

 

–  Claro, Potter, el mundo siempre ha girado a tu alrededor. Tus deseos son los únicos que cuentan, lo que sea mejor para James te vale.

 

–  ¡Sabes que no es cierto! –  el ojiverde lo cortó molesto.

 

–  Tu hijo aún esta sedado. Lo he mantenido inconsciente, en cura de sueño inducido para evitar que su estado emocional altere su recuperación. Si prometen comportarse los llevaré a verlo, y aunque no debiera, les daré el parte médico. Pero cuestionen mis métodos… abran la boca para siquiera opinar… y los mandaré echar con el personal de seguridad como a perros ¿Entendido?  ¡Y les prohibiré que accedan ni tan siquiera al Hall!

 

            Harry iba a protestar pero la prudencia de Hermione lo detuvo. Esta asintió con la cabeza y el medimago los condujo al ala donde estaba internado el enfermo. La eterna presencia de los aurores incomodó a todos.

 

–  ¿Qué hacen apostados en la puerta? ¿Acaso creen que mi hijo, con lo grave que esta, va a pararse y escaparse caminando? –  la pregunta fue hecha con resentimiento apenas ingresaron al cuarto.

 

–  Aunque no lo creas, Potter, estoy de acuerdo contigo. Pero los aurores jamás se han caracterizado por su inteligencia. Mérito de tu Ministro Diggory, creo.

 

–  ¿Y James? –   preguntó la bruja tratando de evitar una discusión.

 

Por toda respuesta Zabinni descorrió la cortina y un cuerpo inconsciente y mortalmente pálido los recibió: una sonda alimentando su brazo y una venda cubriéndole parte de la cara.

 

–  Hijo… hijo mío… –   murmuró Harry –  ¿Qué te han hecho, mi niño?

 

–  Ahora ya ha pasado lo peor –  Zabinni no pudo dejar de sentir pena por el ojiverde –  Esta sedado así que no siente dolor. Lo mantengo en un estado similar al coma: su cerebro esta embotado con medicamentos por lo que no puede recordar. Esa técnica  la he usado antes con muy buenos resultados.  (2)

 

–  ¿No esta… sufriendo? –   Harry hizo la pregunta desde lo más profundo de su alma.

 

–  No. Y su progreso es asombroso.

 

–  ¡¿En serio?! –   la castaña apretó la mano de su amigo emocionada.

 

–  ¿Qué le has hecho Zabinni? –   el otro aún no podía dejar de sentir desconfianza.

 

–  Lo primero fue reimplantarle el miembro amputado. Pese al riesgo de rechazo, por el tiempo transcurrido en manos de los secuestradores y demás, la operación ha sido un éxito. Su organismo ha aceptado el órgano y el peligro de infección ha pasado. Mira por ti mismo –   y levantó la sábana mientras Hermione desviaba los ojos.

 

            Harry contempló el cuerpo de su muchacho y no pudo ver huellas ni de tortura ni de cicatriz alguna.

 

–  No hay… nada. Nada raro quiero decir.

 

–  Somos magos. Una cicatriz hecha con arma muggle no supone un gran reto. Unas cuantas pociones cicatrizantes, algunos hechizos… Externamente, al menos, ya no queda huella de lo que sufrió.

 

–  Eso veo –   Harry recorría la piel con lo ojos –  ¿Y él…? Es decir ¿quedará bien?

 

–  Si volverá a tener una erección es algo que solo el tiempo dirá. Si cuando despierta estimula su miembro es muy probable. Medicamente se ha hecho todo lo posible.

 

–  ¿Y… sus ojos?

 

–  Por fortuna tampoco emplearon ningún arma mágica. Utilicé una técnica muggle: la queratoplastía, y aseguré el éxito uno que otro hechizo de familia. Volverá a ver. Su capacidad estará disminuida y deberá llevar lentes toda su vida pero…

 

–  No quedará ciego –  Harry miró al medimago con verdadera devoción –  ¿Cómo pagártelo?

 

–  No obstaculizando el tratamiento. Y dejando de gritar a los cuatro vientos que quiero vengar lo de Scorpius en tu hijo. La mitad de mis conocidos no me hablan por lo que estoy haciendo aquí, y la otra mitad piensa que soy víctima de algún tipo de demencia ¡Por lo menos ustedes denme un respiro!

 

–  No sabes cuanto te lo agradecemos Blaise –  Hermione terció para evitar que su amigo rompa en llorosos agradecimientos –   Yo sé que has tenido incluso que transgredir normas hospitalarias para lograr la recuperación de mi sobrino. Has arriesgado tu carrera y hasta tu libertad. Jamás olvidaremos eso.

 

            Blaise la miró serio. Ella sabía, sabía que había utilizado hechizos prohibidos.

 

–  ¿En verdad no quiere verme? –  Harry repitió la pregunta que venía quemándole desde hacía semanas.

 

–  Lo habían violado… mutilado… cuando lo encontré entre los escombros no quería ver a nadie  –  Zabinni se sintió fatal por continuar la mentira –   Al despertarlo veremos que dice.

 

–  Y cuando…. –  Harry hablaba en susurros, contemplando desesperado a su hijo. Sus manos acariciando sus cabellos.

 

–  Ayer fue oblibiateado para borrar de su mente las sensaciones de dolor, la depresión… en fin, para dejar solo recuerdos lógicos de lo sucedido. En uno o dos días deberé traerlo de vuelta.

 

–  ¡¿Dejarle recuerdos?! ¡¿Para qué?! –  Harry no entendía.

 

–  Eso no es posible –  Hermione entró en su faceta de sabelotodo –  O le borras un todo o no le borras nada. Pero no puedes tomar un recuerdo y modificarlo en parte. Solo un gran Oclumante

 

–  Muy pocos en el mundo pueden hacer algo así y yo conozco al mejor: Severus Snape.

 

–  ¡¡¡¿QUÉEEE?!!! –  y entonces Zabinni vio como Potter padre comenzaba a temblar mientras gritaba horrorizado –   ¡¡¡¿Dime que no fuiste con Snape?!!!

 

–  ¿Con quién sino? Es el mejor. No me digas que sigues con esos estúpidos prejuicios contra los Sly. –   de pronto enmudeció, al ver el estado de profundo terror en que se encontraba el brujo. Trató de acercársele pero Hermione fue más rápida: llegó justo para sujetarlo cuando caía al suelo presa de fuertes convulsiones, y sin que nadie pudiera evitarlo, comenzara a devolver hasta las tripas.

 

–  ¡¿Qué pasa?! –   Zabinni no entendía nada de nada.

 

–  Olvídalo. Solo no nombres al profesor…

 

–  Me lo explicarás después. Ahora necesito llevarlo a una camilla ¡Se ha desmayado!

 

 

 

*****************

 

 

 

            Luego de quince minutos el medimago terminaba de auscultarlo sin poder evitar su estupor y enfado:

 

–  ¡¿Dime que no es cierto?! ¡Qué mientras su hijo agonizaba en mano de unos dementes él no estaba follando como conejo!

 

            Hermione le devolvió la mirada sin entender.

 

–  ¡Esta embarazado Granger! ¡Tiene casi un mes!

 

            Y entonces si que la bruja abrió los ojos espantada, repitiendo como un mantra.

 

–  ¡No! ¡No! ¡No! ¡No es posible! ¡No de él!

 

–  ¡Vas a decirme que pasa o lo despierto a punta de cruciatus para que me lo cuente él mismo! ¿De quien se embarazó? ¿Fue con una poción? ¿Por qué no encuentro rastro de ella en su organismo?

 

–  Snape –   Hermione dijo el nombre en un susurro.

 

–  ¡¡¡QUÉ!!!

 

–  Él… estaba destrozado por lo de James. No lo dejaban verlo… yo no estaba y no pude… salió del hospital y se fue a beber a un bar, con un hechizo de camuflaje. Por lo que me contó Snape había peleado con Lucius y llegó al mismo lugar, también disfrazado. Harry no supo… hasta que fue tarde. ¡Merlín, no es posible que este preñado! ¡¡¡No ha tomado poción ni nada!!!

 

–  Supongo que esta en sus genes… allí tienes a Albus. Afortunadamente apliqué un hechizo anticonceptivo en James apenas lo tuve entre mis brazos... Solo magos muy poderosos conciben espontáneamente ¿La bruja más lista de mi generación no recuerda nuestras clases de quinto?  –  la voz de Zabinni era sarcástica al extremo.

 

–  No puede estarle pasando esto.

 

–  Siempre tiene que destruirlo todo. Todo lo que toca.

 

–  ¡¡¡No es culpa de Harry!!!

 

–  ¡¡¡Se metió con un hombre casi casado!!!  ¡¡¡Si no es culpa de él dime de quien!!! Lucius y Severus se enlazan mañana… ¡Tengo que avisarles!

 

–  ¡¡¡No!!! –   Harry, que se había despertado y había alcanzado a  escuchar parte de la conversación, terció horrorizado –  ¡¡¡No le digas nada!!!

 

–  ¡¿Acaso piensas abortar?!

 

–  El bebe es mío. Yo me haré cargo.

 

–  Como sé que aprobabas por la misericordia de Dumbledore, a ti si voy a explicarte: tú solo no podrás llevar a término el embarazo, necesitas del otro padre. Necesitas tener sexo con el otro padre o lo perderás antes del tercer mes. ¡Y jamás le haría eso a Severus! Él debe saber que llevas al heredero de su casa. Y debe saberlo antes de que se enlace, para evitar que su hijo sea un bastardo.

 

–  ¡Eso es tan arcaico, Merlín! ¡¿Qué cambiaría si lo sabe?! ¡Él ama a Lucius!

 

–  ¡De eso no tengas la menor duda! ¡Pero mi deber como medimago y como amigo es decírselo!

 

–  ¡¡¡No lo harás!!! ¡¡¡No puedes!!! ¡¡¡Hermioneee!!!

 

–  Él no dirá nada, Harry. Yo lo haré. Se lo diré a Lucius y él decidirá si se lo dice a Snape, y si lo hace antes o después de la boda. Si es que  todavía quiere que haya boda. Lucius es la parte ofendida, la parte inocente en todo este error. Él merece saberlo primero.

 

–  Tienes hasta un minuto antes de que comience la ceremonia –  Zabinni era inconmovible –   No dejaré a Severus marchar al altar ignorando que un hijo suyo esta creciendo en el vientre de otro mago. Y no dejaré a Lucius hacer un papelón delante de todas nuestras amistades.

 

–  ¡¡¡¿Qué no lo entienden?!!! ¡¡¡No tiene por qué saberlo!!! –   Harry estaba histérico –   Se casará con Lucius y tendrá a sus herederos con él. Mi bebe es cosa mía. Yo no quiero ser el causante de más tragedias en la vida de los Malfoy.

 

–  Haberlo pensado antes de abrirte de piernas –   Zabinni estaba furioso–  Lucius ya no es fértil  y Severus no puede concebir. Tus amigos del Ministerio le lanzaron un hechizo que le destrozó la matriz.

 

–  Eso no es cierto…–   Harry no sabía nada del asunto.

 

–  Estaba destinado a Albus: a asesinar a su hijo y a incapacitarlo para tener otros. Querían acabar con la dinastía Malfoy.  ¡Y todo por tu culpa! ¡Por denunciar lo de Ron! Como si el pelirrojo no se hubiera buscado su destino.

 

–  ¡Él era mi amigo!

 

–  ¡Ya basta! –   Herms terció profundamente afectada por el recuerdo –  De nada sirve hablar del pasado. No puede cambiarse. Y Harry es muy dueño de hacer con su cuerpo lo que le venga en gana, Blaise. Él está solo y no le debe explicaciones a nadie. Si tan enamorado estaba el profesor, fue él a quien debió ser fiel.

 

–  Todavía no me lo creo –   Zabinni estaba anonadado –   Severus adora el suelo que pisa Lucius.

 

–  Me dijo que habían peleado… que Malfoy lo había echado…

 

–  Y tú tan generoso… fuiste de perdido a consolarlo.

 

–  ¡No sabía quien era! Yo solo quería… olvidar.

 

–  Bonita forma. Ahora ya no hay remedio. Has vuelto a fastidiarles la vida.

 

–  ¡¿Por qué es tan importante que lo sepan?!

 

–  Porque llevas en tu vientre al primogénito. Al heredero de la Casa Snape… al heredero de la ancestral Casa de los Prince. Tu hijo recibirá un marquesado.

 

–  ¡Eso para mi es una mierda!

 

–  Para ti todo lo que no sea muggle es una mierda. Pero para Severus y para los nuestros tiene un valor muy grande: ni siquiera el amor puede anteponerse a la herencia y a la sangre. Fue el deber a la sangre lo que separó a Lucius de Snape la primera vez… y será eso lo que los separe ahora.

 

–  ¡Yo no quiero separarlos! ¡No lo quiero a mi lado por lástima o porque es su deber! ¡Criaré solo a mi hijo!

 

–  Jajajajaja… –   Blaise se carcajeó macabro –   Ese niño no es tuyo Potter, por más salvador del mundo mágico que seas. James es tu primogénito y el heredero de los Potter. El niño que llevas pertenece a la Casa del padre al que heredará, en este caso a los Prince y a Severus. Si el profesor quiere puede reclamarlo cuando nazca y arrebatártelo. Y ni todos los jueces del Wizengamot podrían ayudarte porque la Ley es la Ley.

 

–  Separara  un niño de su… de quien lo gestó. Es horrible, barbárico… –   Hermione abrazó a Harry apesadumbrada.

 

–  Es la Ley. Para preservar la línea mágica y el derecho de herencia. ¿Que preferirías? ¿Qué tu amigo se lo lleve al mundo muggle y lo críe ignorante de su legado? ¿Repetir la historia de Snape y Riddle?

 

–  Harry jamás le negaría su herencia. Y él no es una bestia como Tobías o Riddle padre…

 

–  Esta conversación esta de más. Si fuese por mi, denunció a Potter y reclamo a mi heredero desde su vientre. Y una vez nacido, se lo arrebato y me caso con quien amo. Pero no es mi decisión, es decisión de Snape y de Lucius. Ellos dirán. Lo que si corre de mi cuenta es enterarlos de inmediato.

 

–  ¡¡¡NOOO!!! –   Harry lo aferró de un brazo.

 

–  Zabinni, te prometo que yo arreglaré esto mañana. Antes del enlace. Dame tiempo para aclarar ideas con Harry ¡Por favor! No quiero que salga huyendo como Ginny. Ni él ni el bebé sobrevivirían.

 

–  Tienes hasta un minuto antes de que empiece la ceremonia. Lo dicho. No dejaré que Lucius salga herido. No lo merece.

 

–  Yo hablaré con Lord Malfoy. Iré en persona. Tienes mi palabra.

 

–  De acuerdo. Ahora déjame terminar de medicar a tu amigo. Voy a darle unas vitaminas y a prescribirle un tratamiento. Necesitas cuidarte, Potter, un embarazo masculino es delicado, más aún uno espontáneo.

 

 

 

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            Los jardines de la Mansión Malfoy, en Wilshire, lucían primorosamente engalanados para el evento que se desarrollaría en algunos minutos más. Casi todos los invitados ya estaban presentes; hasta las familias de Slytherin que tenían muertos que llorar habían asistido, aunque vestidas de riguroso luto. La actitud de Maximilian Greengrass, quien también iba de negro, había sido decisiva para que la boda no sea ignorada por el pleno de sus allegados: no solo la había apoyado sino que la consideraba necesaria y hasta oportuna… Todos lo pureblood habían pasado cerca de 25 años penando por aquellos de los suyos que eligieron el bando de Voldemort. De una u otra manera, ese penar por fin había terminado: los presos  descansaban en paz y ya era tiempo de que los vivos sigan adelante.

 

            Por eso el viejo se encontraba entre los padrinos y era quien hacía lo honores recibiendo a los invitados. Severus, pese a que los Prince eran de linaje casi tan antiguo como los Malfoy, sería quien se uniría al clan de su esposo y por lo tanto quien saldría cuando inicie el rito. Dado que se trataba de dos iguales en alcurnia y abolengo, entraría solo y sería recibido por su pareja al pie del altar. Por acuerdo de los novios se efectuaría un enlace de almas.

 

            Ya la música había empezado a sonar y Lucius caminaba hacia su lugar cuando un encapuchado lo detuvo. El gesto no pasó inadvertido para Pansy y Daphne… quienes eran las que mas cerca se hallaban. Por los susurros que alcanzaron a oír supieron que se trataba de una mujer.

 

            Con un gesto, el novio paró la música y escoltó a la misteriosa figura hasta un privado, levantado para que el oficiante espere. Este salió a conversar con Draco y Albus, quienes luego de un rato y al ver que el patriarca demoraba, entraron a buscarlo. Cuando Lord Greengrass se disponía a seguirlos la mano de Blaise Zabinni lo detuvo:

 

–  No creo prudente que los siga Maximilian. Este es un asunto íntimo que debe ser resuelto en privado.

 

–  ¿Qué sucede Blaise?

 

–  Quizás nada. Pero por si las dudas quédese cerca. Lucius puede necesitarlo.

 

            No había acabado de hablar cuando            Albus reapareció y marchó, hecho una exhalación, rumbo al interior de la Mansión. Su aura mágica fluctuaba peligrosamente lo que reveló a todos que el muchacho iba bastante alterado.

 

Los rumores se habían desatado cuando lo vieron regresar con el otro novio, ya completamente ataviado y tan pálido como la nieve. La orquesta comenzó a tocar pero un hechizo disparado por Snape redujo los instrumentos a  cenizas en cuestión de segundos.

 

            Volvieron a entrar al reservado y todo fue silencio por casi un cuarto de hora. Luego la imponente figura de Lucius Malfoy salió altiva y serena, con la mascara que ya todos le conocían tan bien y que hacía imposible leer sus pensamientos.

 

–  Distinguidos amigos, magos, brujas… esta boda queda cancelada. Lamento las molestias pero siéntanse en la libertad de disfrutar de la fiesta. Mi estimado consuegro, Lord Maximilian Greengrass, hará los honores como anfitrión. Si me disculpan, una emergencia familiar me obliga a dejarlos. 

 

            Y acercándose al nombrado le pidió en un susurro:

 

–  Por favor… hazte cargo. Ni Draco ni Albus están en condiciones… y yo simplemente no puedo… –   y el férreo agarre le reveló al anciano que su amigo estaba recurriendo a todo su autocontrol para no derrumbarse allí mismo.

 

            Haciendo una elegante venia a los presentes el rubio se dio la vuelta y abandonó la glorieta, dejando a los invitados, al oficiante y hasta a la servidumbre paralizada de la sorpresa. Lo vieron llegar al jardín y aparetearse. Luego vieron salir a Albus sostenido por Draco, quien suplicó los dispensen pues acababan de recibir una noticia bastante delicada y su esposo se encontraba indispuesto. Pidió a Zabinni y a Nott que los acompañen y, cogiendo a su hijo de brazos de su nodriza,  marcharon hacia el interior de la casa.

 

            La estupefacción había dado paso a la franca especulación cuando Daphne y Pansy decidieron buscar a Snape para exigirle respuestas. Corrieron hacia el reservado y entraron sin llamar. Cual no sería su sorpresa cuando encontraron a la misteriosa mujer completamente sola: era Hermione Granger.

 

            El asombro de ambas no tuvo límite, pero fue Parkinson quien saltando a conclusiones erróneas vociferó en seguida:

 

–  ¡Así que era cierto, zorra maldita, tú eras amante de Lucius! ¡Y ahora has venido a malograrle la boda!

 

 

 

 

 

Continuará…

 

           

 

(1) Queratoplastía Penetrante: Se refiere a un trasplante o injerto de todo el espesor corneal. Se emplea, entre otras cosas, en laceraciones oculares por arma blanca.

 

(2) La usó con Draco cuando ocurrió el asesinato de Scorpius.

 

 

 

 

Notas finales:

Descuiden… no me he olvidado de la dedicatoria. Solo que aún no va porque todavía no se revela el destino de Harry. Otra vez el capi me dio los cinco mil caracteres sin llegar a donde quería ¡Y es que estoy tratando de no correr! Antes de que pregunten: no, Lucius y Severus no se separan… y si… Harry va a estar bien. Paciencia… todavía no me manden los dementores. En verdad tengo un objetivo con todo esto… solo que aun no llego a él….dos capítulos más ¿si?


 


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