Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu fragilidad por Karura

[Reviews - 75]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Holaaaaaaa, muchas gracias por sus reviews, estoy muy feliz de que les haya gustado, bueno, ahora los dejo con el segundo capitulo... de a poco esos sentimientos van apareciendo... al parecer ninguno es conciente de ello ¿qué sucederá?
Esta serie no me pertenece, es del Sr. Takehiko Inoue, yo solo pido prestados a sus personajes para un fan fic, espero que les guste.

Capítulo 2: “como una yaga en la piel”

Las pertenencias de Sakuragui y Rukawa habían quedado tiradas en la entrada de la preparatoria, en el camino el chico pelirojo se encontró con el portero y le explicó lo sucedido, el hombre al ver la gravedad del asunto partió a buscar aquellas cosas para guardarlas en un lugar seguro.

Había llegado jadeando a la enfermería, a decir verdad, Rukawa pesaba más de lo que creía, la enfermera reaccionó de inmediato pidiéndole que depositara al accidentado en la camilla y procedió a examinarle, eso solo duró unos segundos porque rápidamente la mujer le pidió a Sakuragui que sujetara a su compañero lo más fuerte que pudiera.

-¿qué va a hacerle?

-detener la hemorragia hasta que llegue la ambulancia, por favor pase lo que pase no lo sueltes ¿de acuerdo Sakuragui-san?

-s… si-dijo atónito viendo como su rival temblaba de dolor.

-él ¿como se llama?-preguntó ella.

-Kaede Rukawa-contestó Hanamichi contemplando como la enfermera le ponía una mordaza entre los dientes.

-Rukawa-san va a doler así que por favor muerde esto-el muchacho obedeció cerrando los ojos, preparándose para lo que vendría, sintió sus ojos mirándole con decisión fijamente y las fuertes manos del pelirojo ejerciendo presión en sus brazos, Hanamichi por su parte estaba hecho un lío, francamente no quería estar en los zapatos de su enemigo, no sabía que decir en un momento como ese, así que dijo lo primero que se le ocurrió.

-sé fuerte… zorro…-le dijo bajito al tiempo que la enfermera le daba la señal para que lo sujetara, el numero 10 de Shohoku asintió para luego oír un desgarrador grito amordazado y un cuerpo vuelto loco de dolor entre sus manos.

-¡¡¡AHHHggg!!!!¡¡ngggghhhhh!!!!-sus gritos se escuchaban por todo el corredor, los que pasaban cerca creían que ahí adentro estaban torturando a alguien.

-ya está, llamaré a una ambulancia, ten paciencia Rukawa-san, por favor tómate esto, calmará un poco tu dolor- mientras el joven se tomaba la medicina de un trago, la encargada llamaba a urgencias y Sakuragui… estaba en shock… por que verlo en ese estado, en vez de ponerlo feliz, lo angustiaba y le hacia querer protegerlo como a un niño pequeño…

Una vez que llegó la ambulancia se armó un revuelo en Shohoku, todos rápidamente salían a ver por las ventanas quien había sido el accidentado y se sorprendieron de ver que era Rukawa y no iba solo, Hanamichi Sakuragui se subía a la furgoneta también. Los miembros del equipo de basketball liderado ahora por Ryota, acordaron reunirse después de clase para ir a ver al moreno al hospital y enterarse de lo que realmente había sucedido.

Habían pasado 3 horas desde aquella intervención, afortunadamente todo resultó bien y ahora el rey del hielo descansaba profundamente en su habitación con su pierna izquierda enyesada en alto, a su lado, sentado en una silla contigua estaba Hanamichi contemplándolo y preguntándose qué era esa ansiedad que sentía, su corazón latía desbocado y el deseo inquieto de tomar su mano no lo dejaba en paz… ¿tomar su manooo?.... ¡¡¡esperen, espereeen!!! ¿Cómo que tomar su mano? ¿Tomar la mano de Rukawa? ¿Por queeee? ¿Por qué querría tomar la mano de ese infeliz? Pensaba el pelirrojo aterrado, con los colores subiéndosele al rostro, se alborotó el cabello con desesperación tratando de apartar esa sensación extraña que comenzaba a embargarle.

-¡suficiente! Ya hice demasiado por ti, ahora déjame en paz-rezongó con ira mientras se dirigía a la puerta, pero antes de salir por ella volteó lentamente a mirarlo, tan solo una última vez y podría estar tranquilo, sin embargo, la tranquilidad que esperaba nunca llegó y su corazón volvió a agitarse como en una batidora, sin pensarlo más salió corriendo de allí.

-hola Sakuragui kun ¿ya viste a Rukawa? ¿Como está?-preguntó angustiada la joven que hasta entonces lo traía loco, al verla abrió los ojos como platos y se quedó pasmado intentando comprender que rayos estaba pasando con sus sentimientos… ¿Haruko Akagui ya no le movía el piso? ¡¡¿Qué demonios?!!

-¿Sakuragui kun?

-haaa… haruko… ¿qué haces aquí he?-contestó sonriendo con nerviosismo.

-Los muchachos y yo vinimos a ver a Rukawa para saber como estaba y también saber que pasó, es que como te vimos subir a la ambulancia pensábamos que tú si sabías Sakuragui-kun.

-aaa…

-por favor dínoslo sakuragui-dijo Ryota dándole una palmadita en el hombro, a su lado estaban Mitsui, Ayako y el profesor Ansai

-esta bien, se los contaré… el zorro… se rompió la rodilla.

-¿¿¿queeeee????-dijeron todos.

-¡pero afortunadamente ya está bien gracias a este tensai jajajajjaja de no haber sido por mi todavía estaría revolcándose de dolor en la entrada de la preparatoria, sí este tensai es muy solidario!-decía riendo y dándose crédito.

-bien hecho sakuragui-le dijo Ryota aliviado, ya que por primera vez el pelirrojo demostraba que había madurado un poco.

-pobrecito Rukawa ¿podemos pasar a verlo?-decía la hermana de Akagui, en eso llegó un anciano acompañado del Dr que había operado a Rukawa.

-su nieto está en esta habitación Sr Rukawa-dijo el médico.

-gracias-le contestó mientras todos miraban al viejecillo con caras pasmadas y sorprendidas.

-es… el abuelo de Rukawa…-dijo Mitsui.

-parece ser una persona muy amable, el aura del nieto y del abuelo son muy distintas ¿no creen?-decía Ryota mientras todos asentían al mismo tiempo, en ese momento Sakuragui intentaba buscar el parecido de Rukawa en la cara del abuelo, pero no lo encontraba.

-jojojo cuanto tiempo sin verle Rukawa-san-saludo el profesor Ansai de manera cordial y a cambio recibió una reverencia.

-profesor Ansai es un agrado volverle a ver-de pronto su mirada enfocó a los jóvenes que también esperaban entrar.

-ustedes deben ser los amigos de mi nieto, pueden pasar conmigo si lo desean.

-gracias Rukawa-san-dijeron todos, menos Sakuragui que bajó la mirada sintiendo remordimiento ante la palabra “amigo”… pero estaba seguro que tampoco era su enemigo, pues por algo le había ayudado.

-¿no pasas muchacho?-preguntó el anciano al pelirrojo.

-no, yo ya lo he visitado, con su permiso, adiós-dijo casi corriendo por el pasillo, recibiendo una amonestación de las enfermeras por correr.

-¿y a ese qué le pasa?-preguntó Ayako.

Sakuragui había llegado a su casa, se tendió en el sofá agotado y no pudo evitar recordar cada una de las cosas que habían ocurrido esa mañana.

-¡¡¡maldito Rukawa!! ¡¡¿¿Por qué no me dijiste que estabas tan mal??!! ¿¿¡¡Por qué no confiaste en mi pedazo de animal!!??-gritó a los cuatro vientos, en eso la voz de su conciencia le recriminó por sus palabras “¿hubieras confiado en él si te hubiera pasado lo mismo?” “¿podrías confiar en alguien que te odia?”

-n… no-se dijo sorprendiéndose de lo difícil que tuvo que ser para Rukawa confiar en él, su conciencia volvió a atacar “un momento ¿por qué de pronto eres tan amable con ese tipo? ¿No era que lo odiabas? ¿No odias al idiota que tiene toda la atención de tu adorada Haruko?” “¿no es odio lo que has sentido durante todo este tiempo al ver que él era mejor que tú?”

-¡¡¡¡AHHHggg maldición!!!!-gritó levantándose de un salto asustado… ahí habló otra vez su molesta conciencia “y si no es odio ¿Qué es? ¿Qué es lo que sientes? ¿Por qué ahora… estás… tan confundido?” “ni que te gustara….” ¬¬…

-¡¡¿¿¿¿NANIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii??????!! (Que)¿Gustarme? ¡¡¡¡¡¡¿Por qué habría de gustarme ese odioso zorro?!!!!!!! ¡¡¡Además es un hombreeee!!!!-dijo dándose de cabezazos contra el suelo… tenía que dejar de pensar en Rukawa o no podría dormir en toda la noche… y así pasó.

Al día siguiente al llegar a clases el portero lo atajó en la entrada entregándole ambos maletines y la bicicleta, pero hanamichi le alegó que no tenía nada que ver con él y que le entregara sus pertenencias a él mismo cuando volviera a clases, en respuesta recibió un coscorrón y una reprimenda del portero que alegaba que no podía seguir teniendo una bicicleta en la bodega y menos si era de un alumno, así que sin más remedio Hanamichi tuvo que hacerse cargo de sus cosas… enfadado entró a clases sin ganas de nada, tenía unas ojeras horribles y para colmo nada más llegar se encontró con que todos hablaban del zorro.

-oí que Rukawa se peleó con unos tipos y que se quebró la rodilla.

-¿en serio? Pero recuerda que los del equipo de básquet tienen prohibido pelear.

-yo escuche que Rukawa se peleó con un muchacho de nuestro salón.

-¿no será Sakuragui?-decía el muchacho y todo el grupo se lo quedó mirando con terror, el pelirrojo ya estaba harto, no quería escuchar nombrar a Rukawa nuevamente o perdería el control.

-si, seguramente Rukawa no pudo con él-y esa fue la gota que rebasó el vaso.

-¡¡¡¡¡cállense de una puta vez!!!!! ¡¡¡Rukawa esto, Rukawa aquello!!! ¡¡Ya me tienen harto!!-les gritó golpeando la mesa con furia, todos estaban con la boca abierta, inclusive el profesor que acababa de llegar, el adolescente tomó sus cosas y salió enfadado del salón.

Caminó sin rumbo fijo hasta que llegó a la azotea, estaba nublado y hacía frío, pero aún así decidió quedarse un rato a esperar que su furia calmara, ahora entendía por que ese lugar era el favorito de Rukawa, era tan relajante… miró de reojo el maletín en su mano derecha, desvió la vista intentando no sucumbir a la tentación, respiró profundo y volvió a mirar sonrojado.

-solo será una miradita-se dijo mientras se sentaba en el suelo y abría el maletín de su rival, adentro encontró libros, cuadernos, lápices y… una billetera… los ojos de Sakuragui se iluminaron pensando que el zorro no notaría si le faltaban unos pocos yenes, pero para su desgracia la billetera estaba vacía, en lugar de eso encontró varias fotografías apiladas en el fondo, sus ojos se abrieron de par en par al ver una de las fotografías, no podía ser él… era demasiado tierno y alegre para ser el zorro frío e indiferente que conocía… en la foto había un niño de unos cinco años abrazando cariñosamente a un hombre mayor.

-si es él-dijo luego de reconocer al viejo, era el abuelo de Rukawa.

-eras bonito… zorro-dijo sonriendo y acarició su imagen enternecido, pero cuando lo notó sacudió energéticamente la cabeza y frunció el entrecejo, después vio la otra fotografía y su quijada casi se cayó al suelo al ver a todos sus compañeros del equipo de primer año y lo que más le sorprendió fue que su imagen aparecía encerrada en un circulo, por simple impulso volteó la fotografía encontrándose con lo siguiente:

“un recuerdo junto a gente interesante y divertida, de todos, lo es más ese do` aho”

Por algunos minutos el chico se quedó inmóvil, atónito… así que eso es lo que pensaba Rukawa de él… increíble

-zorro-dijo y sonrió sintiéndose contento sin saber por qué, comenzó a guardar las cosas rápidamente y con bicicleta en mano corrió tan velozmente como pudo a su casa, ya lo había decidido, iría a verlo, necesitaba saber como estaba, quería saber de él y no encontró mejor excusa que la de devolverle su maletín… así que partió al hospital.

Una vez allí, se dirigió hasta el cuarto de su rival, estuvo a punto de abrir completamente la puerta pero escuchó voces adentro, se quedó a escuchar…

-dígame doctor… ¿Cuándo podré volver a jugar?-preguntó con voz fría.

-todo depende de cómo se fusione el hueso, fue una fractura grave Rukawa-san yo… te aconsejaría dejar el basketball.

-¿Qué?-dijo el menor sin dar crédito a lo que sus oídos escuchaban.

-debes entenderlo, no es 100 % seguro que tus movimientos vuelvan a ser los de antes.

-eso… no… no puede ser-dijo el joven bajando la mirada.

-estoy tratando de ser lo más objetivo y profesional que puedo, por favor considera lo que he dicho Rukawa-san

-¡¡¡no!!! ¡No lo concibo! ¡No quiero dejar el basketball!-gritó lleno de coraje.

-esta bien, compruébalo por ti mismo, no voy a detenerte Rukawa-san yo ya he cumplido con mi tarea de advertirte, con permiso-dijo el Dr. abandonando la habitación y encontrándose de paso a un pelirrojo que casi se cayó de bruces cuando abrió la puerta, Rukawa se puso blanco de solo imaginar que hubiera estado escuchando tras ella, lo miró expectante ¿a qué demonios había venido al hospital ese do` aho? ¿Cobrarle por haberle ayudado? Sin duda que éste pensaría en sacar provecho de todo, pensaba el ojiazúl.

-acabo de llegar ¿puedo pasar Dr?-preguntó apresuradamente, el galeno consultó su reloj.

-claro que sí, todavía es horario de visitas, hasta luego-dijo para luego marcharse, dejando al moreno y al nervioso pelirrojo a solas.

-¿cuanto quieres?

-¿he?

-viniste a cobrarme por haberme ayudado ¿no?-la expresión en el rostro de Sakuragui era indescriptible, se sentía dolido y enfadado a la vez, tuvo que contenerse por que si no lo mataba ahí mismo a golpes.

-no seas estupido, tú abrías hecho lo mismo por mi-se aventuró a decir.

-no-fue todo lo que dijo, Sakuragui sintió un molesto dolor en su pecho acompañado de la sensación de la sangre hirviendo en sus venas, de pronto sin saber por que se le empañó la vista, tal vez no había sido buena idea visitarle.

-¡¡¡maldito zorro!!! ¡¡En fin que ni quería verte, me obligaron a venir!!-mintió.

-entonces vuela de aquí…-contestó con frialdad, el pelirrojo lo miró con desprecio y se encamino hasta la puerta.

-mal agradecido, siquiera da las gracias.

-yo no te pedí ayuda, fuiste tú el que me cargó en tu espalda-Hanamichi solo tenía ganas de hacerle tragar sus palabras a puñetazos, no obstante, se dio la media vuelta y estaba a punto de irse cuando miró lo que tenía entre las manos… así que armándose de valor volvió a entrar.

-¡toma tu asqueroso maletín!-gruñó con rabia tirándoselo en la cama, lo miró a los ojos y le pareció ver un ligero sonrojo, pero se convenció que estaba alucinando, se dio la media vuelta y le dijo.

-si quieres a tu bicicleta tendrás que ir a mi casa, no pienso ir a dejártela ¿me oíste zorro del demonio?

-pues despreocúpate, prefiero comprarme una nueva antes que ir a tu casa-en respuesta el pelirrojo dio un fuerte portazo que resonó en todo el pasillo, salió con pasos de plomo gruñendo palabrotas y con las venas hinchadas en su frente, lo único que tenía en mente era golpear cualquier cosa, lo primero contra lo que se aventó fue un poste de luz que se trizó con la fuerza de su puño, después pateó un bote de basura causando temor a los transeúntes, ya harto de merodear por la ciudad se dirigió a su casa y en el camino se preguntaba por qué le ardían tanto los ojos y por qué su boca sabía a sal.

-hola Hanamichi ¿de donde vienes? No pude dar contigo en la preparatoria… ¿e… estás bien?-preguntó yohey viendo como su amigo le daba la espalda.

-e…estoy bien, se me metió algo de polvo en el ojo y me ha estado molestando, es todo ¿y los demás no te acompañaron en mi búsqueda?-preguntó tratando de desviar el tema.

-pues, al principio sí, pero ya conoces a noma y a los chicos, a los 10 minutos se fueron al dany´s a beber malteadas.

-me lo imagine-dijo el pelirojo con voz apagada… abrió la puerta de su casa y entró con el moreno.

-oye hanamichi ¿es verdad que Rukawa se rompió la…?

-yohey, ya tuve suficiente por hoy-dijo tapándole la boca, lo soltó.

-¿quieres que me vaya?

-si, por favor, sé que me entiendes amigo.

-y yo sé que me lo vas a contar un día de estos, así que no debiera preocuparme-contestó sonriendo, hanamichi le sonrió de vuelta despeinándole la cabeza.

-gracias yohey.

-adiós hana, no olvides comer algo.

-si si… adiós-cerró la puerta y se dejó arrastrar sobre ella preguntándose ¿por qué rayos le había afectado tanto el trato frío del zorro? Entendía perfectamente como se sentía Rukawa, también le había ocurrido algo semejante en la espalda hace tiempo atrás y había tenido que seguir un largo tratamiento para recuperarse completamente, pero el veredicto del Dr. no era suficiente razón como para descargarse contra él, no lo encontraba justo…

-zorro estupido ¿es que mi ayuda no significó nada para ti? ¿Acaso no creíste… que yo pudiera ser amable contigo alguna vez? ¿Por qué te cierras con esa frialdad? ¿Acaso no ves que tu hielo me duele como una yaga en la piel? ¿Por qué me dueles ahora y no antes? ¿por qué?-se preguntaba el pelirojo mientras observaba la bicicleta de su rival que reposaba de lado en la pared del pasillo.

En tanto en el hospital un joven de cabellos negros recordaba las palabras de aquél médico… dejar el basketball… ese deporte era su vida, todos sus sueños giraban en torno a ello, dejar el basquet implicaba dejar de ir a los entrenamientos, dejar de ir a los partidos, dejar de ver a sus compañeros… dejar de ver al do` aho… o mejor dicho, dejar de pelear con él… suspiró apesadumbrado mirando su maletín, recordó como lo había tratado hace rato, la verdad es que se había pasado un poco, pero estaba tan frustrado y furioso que dejó salir por su boca puras idioteces, cuando en realidad tenía pensado darle las gracias. Sacó de su billetera la fotografía con el equipo de basketball y no pudo evitar que su muro de hielo se derritiera al ver la sonrisa conciliadora del pelirrojo, cerró los ojos para evitar que una lágrima se asomara.

-¡no abandonaré el basketball, no perderé contra ti idiota, así que tendrás que seguir viéndome la cara!… y estaremos ahí estupidamente peleando… como siempre-dijo mientras los últimos rayos del sol se colaban por la ventana.

Continuará
Notas finales: ¿y? ¿les gustó? dejenme review para conocer su opinión, hasta la próxima.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).