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Celestino por katzel

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En la oscuridad escuchaba sus sollozos.

- Kouji... no puedes seguir así...

- ¡No!... por favor... sólo un poco más... yo resistiré... me esforzaré...-

"Quizás el que no puede seguir es este Celestino"

"Kouji, tú... me estás rompiendo el corazón..."


- Perdóname por ser cobarde, Natsume.

Fue apagándose hasta quedarse dormido.

Nos mantuvimos apoyados en el muro, con la leve luz de luna pasando a través de la ventana. Y en esa claridad apenas pude distinguir la línea de sus ojos cerrados y las mejillas rojas por haber llorado.

"Baka... cien veces baka... mil veces baka.... cien mil veces baka..."

"Ciento cincuen... aish... me gustas... baka"


"¡Me gustas mucho!"

"¿Pero por qué el cielo te ha hecho tan baka?"


---------------------------------------------------------------------

- ¿Has dormido?

- ¿Ahhhh?

La masa dorada que se balanceaba delante mío me estaba hablando. El cantar de los pajaritos taladraba mis oídos como si estuvieran horadando los cimientos de un edificio. Todo rebotaba en mi cabeza y me dolía. Claro que no había dormido. Cómo hacerlo después de tenerle entre mis brazos... después de... bah, él estaba lejos de entenderlo.

Mis ojos veían las cosas bastante distorsionadas. Sólo podía sobrevivir si tomaba un baño.

- Tina... agua...

- ¿Estás bien, Natsume?

- Agua... caliente... espuma...

- ¿Quieres que te prepare un postre? ¿A estas horas?

- Toalla... jabón...

- ¿Que lave tu toalla con jabón? ¿Pero no está limpia? La acaban de poner ayer.

Entre mis tinieblas necesitaba encontrar algo mínimo que sugiriera a Kouji que necesitaba un rato en la tina.

- Patito de hule.

- ¡Quieres que prepare la tina con agua caliente, que saque espuma, que te pase el jabón y te seque con la toalla!

- Mas o menos - dije mismo alma en pena - Pero no te metas conmigo... sino... te mataré... baka...

- Haii haiii... creo que te molestaría comparar tu pequeña... con...

Le di un débil manotazo que ni siquiera le movió los cabellos.

- Apúrate aho...

El zumbido de mis oídos cesó en contacto con el agua, sólo que estaba tan cansado que me hundí de cara, a punto de dormir.

- ¿Natsume? - preguntó Kouji desde el otro lado de la puerta.

- Burururuurururu - dije sacando burbujas de aire.

- ¡Resiste!

- Bururuurr... oye no te preocupes... ¡waaaaaaaaaak!

- ¡He venido a salvarte...

Ya estaba desnudo, compartiendo el espacio y alzando mi cabeza con los dedos evitando que me volviese a ahogar.

- Kkkkoujiiiiiiii... ¡Saaaaaaaaaaaal!

- Al rescate....

- ¡Cómo te atreves! - grité girando y dándole la espalda para que no viese cómo me estaba poniendo por su última irreflexiva travesura.

Iba a seguir soltándole improperio y medio, pero empezó a masajearme los hombros de tal forma que mis preocupaciones se fueron a Tangamandapia.

- Woaaa... manos de profesional...

Olvidé lo que quería decirle. Seguro podía esperar a que me dieran mi sesión completa.

- ... está demasiado bueno...

- Soy como un kinesiólogo ¿ne?, es mi talento escondido. Hum,... tu espalda tiene muchos nudos... ¿quién te tensiona tanto?

"Quién más va a ser...baka... ¡Tú!"

- Esa persona debe ser muy desconsiderada para tenerte así a salto de mata, completamente asustado...

- shhhh no pienso, sólo me relajo... más a la derecha...

- ¿Allí?...

- Ahhh... divino... ¿qué rayos tienes en los dedos?

- Ventosas de sanguijuela...

- ¡Waaaaaaaa!

- Jijijiji ¡Mentira... es broma...! Gomen, gomen. Oh... más nuditos aquí...

- Te voy a dar... pero antes termina con mi espalda. Ayyy... sube un poquito...

- ¿Te gusta así?

- Me encanta... ¿nunca has pensado trabajar en una casa de masajes?...

- Nop, pero suena divertido...

La puerta se abrió y apareció mi hermana.

- Buenos días - dijo sonriendo.

- B.... - me hundí hasta debajo de la nariz, avergonzado de que me encontrase, sin justificación alguna con mi acompañamiento, en otra situación comprometedora.

- Buenos días - dijo el calabazo dorado, sin sentirse para nada calamitoso.

- ¿Van a desayunar?

Yo sólo moví la cabeza negando, mi compañero respondió tranquilamente:

- Gomen, gomen, no podemos. Iremos directo al instituto. Debo saltar por la ventana para encontrarme con Natsume en la puerta, así que no tenemos tiempo. Quizás otro día que no estemos tramando algo entre él, el macarra del instituto y mi mejor amiga... gracias.

- Oh... ya veo. Sigan no más...

Seguía sonriendo antinaturalmente. Apenas juntó la puerta pegó otro grito y quedó privada.

- Me siento mal por ella - dijo Kouji preocupado.

- En cuanto se levante vamos a estar en problemas, así que salgamos... ¡ehhhh tú primero!... no dejaré que me veas...

- Pero si yo...

- He dicho tú primero - le amenacé con el patito de hule.

- Vale... veo que vas en serio... pero baja eso...

- Te estaré vigilando... cuidado, tengo un patito de hule y sé como usarlo...

Se envolvió la toalla en la cintura y salió cautamente. Dio un rodeo a mi hermana y cogió los pantalones y la camisa de la silla del escritorio.

Hasta me gustaba la forma en que se vestía. No es que le espiase como un pequeño perverso, pero se había dejado una rendija por donde mirar.

- ¡Te espero abajo, Natsume! - susurró antes de aventarse a la calle.

"Si los vecinos lo ven no sé cómo voy a justificar al ninja que sale de mi habitación"

Tomé mis cosas a las volandas y me deslicé por la baranda de la escalera. Sólo pude secuestrar dos panes de molde con una mano mientras con la otra me despedía de mis padres.

- ¿Ha pasado algo con tu hermana? - preguntó mamá agitando la cuchara de palo.

- ¡Ni idea! - negué encogiendo los hombros -¡Creo que se ha unido a un culto satánico y está experimentando con alucinógenos!

- Santo Dios... - dijo mi pobre padre con el periódico abierto, bajándolo y haciéndome una seña. - Que te vaya bien el día de hoy. Habrá que hablar con esa muchacha... ¿será que ha sido convencida por alguna especie de secta?

Por fin llegué al pórtico iluminado. Al final, Kouji agitaba su maleta desde la moto.

- ¡Apurémonos! ¡Nos quedan cinco minutos!

- ¡Ya estoy contigo!

Salté entre sus brazos y le puse el pan correspondiente cerca de los labios.

- Di "Ahhhhhh"

- Ahhhhhhhhhh...

- ¡A toda máquina! ¡No podemos llegar tarde!

El sol naciente, nuestras camisas monstruosamente ondeantes, la sonrisa que compartíamos. El genial e incomparable viento frío del amanecer, las luces de los semáforos, el olor del pan recién hecho... nuestra propia loca adolescencia y la cantidad de aventuras que llevábamos acumulando, me decían que era uno de los mejores momentos de toda mi vida.

- Voy a hacer algo un poco arriesgado... Natsume... sujétate bien - dijo a mi oído.

Mis manos se cerraron sobre su pecho.

- Estoy listo - dije cerrando los ojos.

Cómo explicarlo. Ese tipo de experiencia nunca me había sucedido. Él y yo... yo y él... tanta felicidad. La ilusión que sentía por Haruno era muy distinta. Estar con Kouji me hacía bien. Yo le estaba arrebatando la sonrisa y sin embargo... la mía estaba empezando a nacer...

Pegamos un salto desde no sé donde hasta no sé qué lugar en no sé cuantos segundos... pero fue genial, super y sólo me enteré cuando el cuerpo de Kouji amortiguó en algo los efectos de nuestra temeraria acción y mi cabeza terminó reposando a tiempo completo sobre su hombro.

- Ya estamos en el instituto...

Cuando abrí los ojos y encontré los suyos, estaba escrita la mirada electrizante que pocas veces notaba en él.

- Kouji...

"No me pidas nada porque de hecho, ahora me convertiría en tu devoto esclavo..."

- ¡Qué guay! - dijeron los chicos que llegaban al patio principal - ¡Ohtsuka es todo un motociclista!

Haruno me observaba con curiosidad, a saber la cara de bobo enamorado que tenía entonces. No era algo de lo que estuviese muy orgulloso, pero tampoco tenía de qué avergonzarme... Kouji Ohtsuka lo valía.

De repente, otra moto pegó un salto estacionándose exactamente a nuestro lado. Era Matsue, con esa actitud desafiante y brusca de macarra.

- Buenos días, manzanita dulce... - le disparó a mi cliente. En serio venía con ganas de hacer lío.

- Hola... mi florcita de primavera - Kouji ya estaba torciendo el pico, con los vellos erizados como gato a punto de luchar. Cierto temblor en su respiración delataba que podía perder los papeles.

- ¿Frío por las mañanas, vidita?, ven aquí, que te voy a calentar...- Matsue se quitó la casaca y se la puso sobre los hombros.

Yo le había pedido a Kouji que saliese un día con él, como medida de exploración del territorio. Así que con la novedad de seguir sacrificándose por Fumika, el pobre se propuso resistir los ataques del macarra que - obviamente - sólo deseaba llevarlo a la desesperación para que le deje.

- En verdad no tengo tanto frío corazoncito... - la expresión de Kouji no era romántica en absoluto. Sólo trataba de liberarse de la fuerza que le sujetaba por encima de la casaca.

Los estudiantes me señalaban incrédulos:

- ¡El Celestino ha unido a Ohtsuka con Matsue! ¡Lo de su salida era sólo una estrategia!

- Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ¡Qué impredecible es el Celestino! ¡Qué inteligente! ¡Qué hábil!

- ¡100% efectivo o la devolución de su dinero!

Haruno, con Suzu de la mano seguía estudiándome.

Yo conocía plenamente esa cara de "¿qué te traes entre manos?"

- ¡Ahora los novios se van a saludar! - exclamaron los que habían hecho un círculo alrededor de la pareja del año.

- Ya escuchaste, osito relleno de ternura, te voy a besar...- amenazó Matsue.

- ¡¿En la boca?!- preguntó Kouji anonadado.

- En la boca... y... será un beso francés...

- ¿Cuál es la diferencia? - Kouji involuntariamente hacía la señal de la cruz con las manos - ... nunca he estado con una chica francesa... además soy tímido.

- Ya te enterarás... K-o-u-chan...

El oscuro sonreía magníficamente y su cinismo y sangre fría acorralaban a mi pobre oso dorado.

Como cordero a punto de ser sacrificado, bajó la cabeza y se dejó jalar hasta que las puntas de sus pies chocaron con las de Matsue.

- Te morderé - le amenazó en voz baja - a menos que destruyas delante de todos esta farsa... hay algo demasiado raro...

- ¿Empezando por que somos hombres?... quizás no sea buena idea hacer esto en público...  

Seguro que se lo andaba pensando, pero la imagen de Fumika le seguía alentando.

- Hagámoslo... - dijo Matsue desafiándolo, quería quebrar su fortaleza.

- Está bien - respondió mi héroe sin echarse para atrás.

- ¿Cuál es el motivo por el que te prestas a este jueguito? No creo que yo te guste en verdad...

- ¡Si me gustas!... me mueeeeeero por ti...

La palabra morir estaba implícita.

- Entonces ahí vamos... te informo que el beso francés es con lengua.

- ¡Con la qué!

Perdió todos los colores y luego fue ahogado por los labios de Matsue. Hasta le salió humo de las orejas antes del hongo de bomba nuclear que le golpeó. Sus manos se agitaron robóticamente y su cuerpo hizo curvas espasmódicas hasta que el macarra le dejó caer y guiñándole el ojo le dijo:

- Eso no es más que el comienzo, bebé, si insistes en seguir conmigo te irá mucho peor.

Fui a sacarlo de allí - mejor dicho arrastrarlo - pues se movía como un porfiado.

- ¡Valor, Kouji!... soy yo... Natsume...

En el baño le apliqué mi kid salvavidas de besos no deseados.

- ¡Pasta dental! ¡Enjuague bucal del señor Erizo! ¡Limpiador de lengua y mejillas en forma de leoncito! ¡Hilo limpiador con sabor a menta! ¡aromatizador "primera cita"!... vamos... te recuperarás...

- ¿Quién se casará conmigo ahora que he sido deshonrado? - dramatizó como dama ofendida.

"Oye, oye, que te has metido conmigo en la tina y para eso no has sido nada modoso"

- No sé si alguna vez mi boca volverá a quedar limpia. No tienes idea de lo que me hizo... mmm... primero me inclinó así entre sus brazos -

Kouji me usaba de ejemplo.

- ¿Ah sí? - mi voz andaba en un hilo - y... después qué hizo...

Yo tenía justificada curiosidad.

- Luego acercó su rostro así...

- ... muy interesante.. qui...quiero... saber... más...

"No te detengas... esto promete..."

- Natsume... ¿sabías que este tipo de beso implica utilizar la lengua?

- ...

"¡Aleluya aleluya aleluya amen!"

Parte importante de la vida adolescente era aprender costumbres de otras culturas y si Kouji me lo podía explicar claramente no me iban a quedar dudas en la lección acerca del mundo europeo.

- ¡Qué andais haciendo ustedes dos! -

- ¡Haruno! - dije apartando involuntariamente a mi besador - supongo que fui controlado por ese sujeto pesado llamado "subconsciente"

- ¡Te dije que era un don Juan! ¡Si ya anda con Matsue qué hace encerrado contigo en el baño! ¡Hasta dónde vas a seguir cayendo!

Estiró su brazo hacia mi muñeca, dispuesto a hacerse cargo de mí, enfadado, celoso, autoritario.

Mis ojos titilaron con ese contacto firme.

"¡Idiota!... ¡Idiota!... si hubieras hecho eso antes... si te hubieras preocupado por mí entonces... yo te hubiera seguido hasta el fin del mundo... ahora... ¡no te atrevas a separarme de Kouji!"

Mi oso dorado le rechazó.

- No toques a Natsume...

- ¿Ohtsuka?

- No decidas por él. Lo estás lastimando...

- ¿Y tú no? ¡Mira cómo está! Desde que llegaste es como si fuera otra persona. Sólo vive para ti... ¿qué es lo que quieres? ¿No te basta con Matsue? ¿Necesitas a mi mejor amigo para completar tu harem?

- Matsue no es para mí. Es para otra persona... no puedo decir más. Sólo deja que nos arreglemos y ve en paz con Suzu. Natsume también es mi mejor amigo y no haré nada que pueda dañarlo... le cuidaré bien.

- ¡Yaaaaaaaaaaa vale! - salté - ¡No necesito guardaespaldas ni gorilas trituradores al rescate! ¿no saben a quién se dirigen? ¡SOY EL CELESTINO-SAMA! y como todo profesional haré el trabajo hasta el final. No me jalen de un lado a otro como si fuera mercancía. No tengo tiempo que perder... cliente-kun - dije a Kouji - ... tenemos cosas que planear.

Haruno apoyó la espalda en el espejo.

- ¿Eso es lo que has decidido?...

- Gracias por cuidarme, Haruno - le dije sinceramente.

- Si sigues así ya no tendré ganas de ser tu amigo...

- Sólo espera un poco. Confía en mí...

Salimos y Matsue nos esperaba sentado sobre la baranda.

- Te escoltaré al salón, princesa, hoy soy todo un caballero...-

Pero qué cara de yakuza fondeador tenía entonces.

- No me digas princesa... me enferma...-

Ahí estaban los espíritus de los siete samurais al ataque.

- ¿Deberé llamarte Kou-chan-mi-amor? o ¿Kou-mi-caramelito?

- Déjalo... por favor...

- Ni pensarlo. Elige uno o inventaré algo más vergonzoso aún.

- Entonces que sea el segundo.

- ¿Y tú no me vas a decir nada bonito?... me voy a deprimir...

- No sufras... cariñito... honey-honey... rey de mis ensueños... te voy a mimar -

Si hubiera podido arrojarle de cabeza en un pozo lo habría hecho.

Y se tomaron de las manos sólo que se las estaban apretando con gran cólera mientras disimulaban balancearlas.

"Se van a quebrar los dedos si siguen así"

Okubo sensei, nuestro tutor, les encontró a medio pasillo.

- ¡Eh! ¡Ohtsuka! ¡Matsue! ¿qué es esto?

- ¡Fue mi idea! - dije levantando la mano - Es por nuestro show para el festival escolar... mírenos... somos... ¡un trio de nenas lindas! montaremos "La jaula de las locas"

- ¡Miegata Natsume! ¡A mi oficina!

Les hice una seña para que continuaran.

- Anda, Kouji, voy a estar bien.

En el cubículo comprendí que no podría sentarme y permanecí de pie como soldadito de plomo. Ya venía el morro de los chicos y las chicas y las recomendaciones para que detuviese el proyecto de la jaula.

- Los proyectos para el festival deben ser aprobados por el consejo escolar...

- No se preocupe...

- Por que no vas en serio, ¿cierto? Sólo era tu manera de alejar a esos dos.

- Hai...

- No quiero tener que llamar a tus papás por algo tan simple.

- Le prometo que no volverá a suceder...

- Claro que no. Nunca me has dado problemas, así que por esta vez lo dejaré pasar. Y te preguntaré extraoficialemente si tu eres el famoso Celestino.

¿A qué venía eso repentinamente?

- Puessss

- Sin miedo. Vamos, es confidencial.

- Entonces extraoficialmente puedo decirle que sí.

- Y más extraoficialmente... como cuánto valdrían tus servicios...

Anda la osa... ¿el sensei estaba tratando de contratarme?

- Dependiendo de quién es la otra persona.

- Hum, hum - carraspeó mirando a izquierda y derecha antes de soltarlo - ... Takehara... Misao...

- ¡La sensei de arte!

- ¡Shhhhhhhhhhhhhhh!... es secreto...

Picaba alto. Ella era muy guapa. Se vestía bien, era educada y de personalidad dulce. Por si no fuera poco, habían bastantes tiburones rondándola...

- Pues estoy en medio de un caso, pero usted es el siguiente en la lista. Le daré un precio especial. La oferta más regalona del año.

Escribí mis honorarios en un pedazo de papel junto con el número de cuenta.

- El pago es por adelantado, si fallo le devolveré todo el dinero.

- Y... qué tanto funciona...

- Soy uno de los senderos más seguros del amor - declaré con el dedo pulgar levantado.

- ¡Confío en ti, Miegata Natsume!... no, no... ¡CONFÍO EN USTED CELESTINO-SAMA!

Salí bastante orondo y bien pagado de mi suerte. Más me valía apurarme con el trabajo porque se venía algo grande.

Me choqué casualmente con Suzu quien llevaba el material de laboratorio.

- ¿Tienes un momento, Miegata-san?

Pobrecito. Estaba - y con razón - preocupado por la actitud de Haruno con respecto a mí. Le quedaba en el fondo el resquicio de la duda. Se preguntaba si Haruno no estaba en realidad enamorado de mí y lo suyo no era más que un error. Suzu sufría por su primer amor, del cual me sentía responsable moralmente porque yo era el artífice de esa relación.

- Afuera temores - le aseguré de la mejor forma animándolo. - Haruno te adora. Sólo le preocupan ciertas rarezas de mi profesión. Es difícil encontrar alguien que te comprenda si te pasas la vida uniendo personas. Pero es un arranque de hermano mayor. El jamás de los jamases te daría motivo de queja.

- Tienes razón... no sé por qué me puse así...

- Es normal ponerse un poquito celoso. ¡Ganbatte Suzu! ¡No te dejes vencer!

- ¡Sí! - dijo emocionado y seguro - ¡gracias!

Un lindo kouhai... perfecto para Haruno.

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Cuando entré al salón ya habían sido repartidas las hojas del examen.

Nuestro sensei, un viejito que no se acordaba ni de su nombre, nos "cuidaba", ajustando sus lentes que bajaban por la larga nariz aguileña.

Kouji recibió una bola de papel en la base de la nuca. El impacto fue tan fuerte que casi le hace botar todos los dientes. Envuelto en papel platino, un chocolate de corazón relleno de rojo caramelo cruzaba letras sanguinolentas que ponían "eres mi adoración".

Volteamos los dos y allí estaba Matsue, con las manos atrás, sonriendo.

Como respuesta, el dorado sacó una gran bola de chocolate rellena con filudas pecanas y se la devolvió tan certeramente que fue a clavarse directamente en medio de la frente.

Las ondas de odio que intercambiaban mentalmente, chocaban en el salón dándonos escalofríos. Y así pasamos todo el día en medio de ese clima de guerra.

Al fin, la campana me dio esperanzas de acabar con esa pesada carga.

- ¿Nos vamos, Kouji? - pregunté.

- Gomen, gomen. No puedo. Matsue prometió llevarme al restaurante familiar. Además no deberíamos vernos por mientras. Tengo novio y me da cosa ser infiel... no es correcto...

"Redomado baka"

- Está bien... ¿tienes el micrófono?

- Sí.

Entonces iré a buscar a Fumika. Vamos a vigilarte de muy cerca. Ya sabes, necesitamos los gustos y la máxima información que le puedas sacar a ese sujeto.

- Ok...

- Tú... tenemos una cita - dijo Matsue llamándolo de mala manera.

- Adiós, Natsume, voy con mi novio...

"Te acostumbras rápido a los papeles"

- ¡Apúrate caramelito, no tengo toda la tarde!

- ¡Ya voy! pancito de bajada de reyes... pero qué impaciente.

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- ¡Dijiste que era tu día libre!

- Sí. Y me ofrecí a cubrir a dos de mis compañeros para llenarlo. ¿Te crees que voy a dejar tirada toda esa pasta y ponerme a hacer el vago? No todos nacimos en cuna de oro.

- Me has traído a servir mesas...

- ¿Quieres irte, hijito de papá? La puerta está por ese lado...

- Trabajaré. Si eso es lo que quieres, lo haré.

- ¿Estás en tus cabales?

Eso mismo nos preguntábamos Fumika y yo con los binoculares, desde la camioneta de lunas polarizadas.

- Kouji odia poner la mesa... es lo único que odia.

- ¿Entonces está dispuesto?

Matsue le arrojó una bandeja amarilla.

- Veremos qué tal lo haces.

Yo recordaba que me había hecho el desayuno y no se le veía enfadado para nada.

- Ay diossss...

El traje de mesero le iba bien. De hecho me estaba dando algunas ideas un tanto locas...

Fue servicial y atento. Le daba globos a los niños. Sonreía a los ancianitos y ayudaba con las bolsas a las señoras. Matsue le observaba de reojo ciertamente sorprendido como lo estábamos nosotros. Se estaba ganando su respeto y no se quejó ni una sola vez durante el turno. Hasta lavó los platos y sacó la basura. Su ánimo aumentó cuando se enteró que los puestos que cubrían era de una pareja de enamorados que estaba en el día de su boda. Entonces lo hizo con más ahínco, hasta que dio la hora de salida.

Gracias a su valentía descubrimos que Matsue vivía solo y que no veía a su familia desde hacia años, que de hecho le agradaba el cine, que lo del teatro era su pasión real y duradera, que pensaba seguir trabajando después de la escuela y que iba a postular a la escuela de arte dramático de la localidad. Fumika anotaba pacientemente en su libretita de oso hasta el color favorito de su ídolo, saltando cada vez que encontraba algo en común.

- Aquí estás, mi dulcecito... -

Kouji se sobresaltó al escuchar el llamado.

Matsue le pasó el brazo por encima.

- ¿Nos vamos al hotel?

- ¿Ahhhhhhhhhh?

El macarra se rió antes de encender su cigarrillo.

- Qué crío eres. Es asombroso que caigas en ese tipo de cosas. Es obvio que bromeo. Para empezar me gustan las mujeres y no me atraes particularmente. Aunque me estremece pensar que si fueras mujer trataría de ligarte... tienes un aire a... algo parecido a...

- Y... te gusta alguien en especial...

- No te importa, tío. No seas entrometido. Ese es mi problema. ¿No sera que te gusto de verdad?

- ¡No!... bueno... es que me he dado cuenta recién que no tenemos mucho en común...

- Pero te di tu oportunidad. Es mejor así. Lo bueno es que ya no quieres estar conmigo y estamos de acuerdo. No eres mala persona, ni tan blando como pensé al inicio.

- Tú tampoco...

- Sospecho que quien te gusta en verdad es el Celestino. ¿Por qué no vas de frente a por él, Ohtsuka? Se ve que está muy impresionado contigo...

- ¿Conmigo? Noo... creo que estás equivocado. A él siempre le ha ido Haruno... sólo está confundido.

"¡Baka! ¡No hables de mi vida privada con otras personas! ¡Y menos con macarras!"

- Ah... ya veo... eres del tipo baka-despistado.

Hasta Matsue se daba cuenta.

En el carro, Fumika me miró sonriendo y poniendo ojitos de "ajá... buena con Kouji". Yo negaba descubierto, tracionado por mis nervios y completamente rojo.

- Entonces hemos terminado oficialmente... - el macarra extendió la mano.

- Supongo que fue un placer estar contigo

- No te pongas sentimental a estas alturas... nada de melosada...

- Igual... esta es la primera vez que termino con alguien...

- No me creo que seas nuevo en el universo del amor...

- Claro... si antes de llegar al instituto no me había besado con nadie...

Se me cayó la quijada.

¡Estaba confesando que su primer beso había sido conmigo!

¡Endemoniado seme! ¿Por qué no aclaraba ese tipo de cosas antes de llevarlas a cabo?

¿Por qué no me dejaba conocer las cosas verdaderamente importantes?

- Tengo ensayo de teatro... ¿te doy un aventón hasta la estación, Ohtsuka?

- Será nuestra despedida. "El último viaje de Matsue y Ohtsuka", suena a dorama tierno...

Ahí venía el drama, para variar.

Matsue le estudió durante un rato. ¿Qué encontraba en su manera de actuar que le llamaba la atención?

Lo que sea, fue minimizado y subieron ambos a la moto, pero despertó mi preocupación.

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- Matsue, Noumi-chan, a probarse el vestuario - indicó el director.

- Has llegado tarde, Matsue-san, muy mal, muy mal - dijo Julieta, divertida.

Su soltura y frescura eran de admirar. Fumika mostraba su gran seguridad.

- Estaba en el trabajo, Noumi-san. Lo siento, debí salir más temprano.

- ¿Tuviste una cita?

- ¡No!, nada de eso. Sólo trabajo... actualmente yo... no salgo con nadie.

Hundidos en nuestro palco, detectábamos la debilidad del macarra, ciertamente le estaba enviando señales claras a la dama.

- Pero si estaba conmigo - protestó Kouji - ... ¿ya me olvidó tan rápido?... los jóvenes de hoy son el aire.

- Deja de ponerte sensible... - le di con el codo - ... van inmejorablemente bien. Si hasta se ha colgado el cartel de "disponible". Está interesado.

El ensayo transcurrió con gran expectativa y ambos se sintieron cómodos y explotaron la química que se daba naturalmente entre ellos.

Kouji se portó como un bendito, hecho un osito panda, quietecito en su lugar.

- Los van a adorar en el festival - le dije apretando sus manitas.

- Fumika se ve tan linda...

- Oh... pues claro...

"Estúpido"

- Peeero tú también te ves bonito, Natsume. Quiero decir... cómo lo explico... eto... um...

"¡Cierra la boca!"

"¿Quieres que me derrita aquí o qué?"


Mi corazón empezó a latir demasiado rápido.

Estaba aterrorizado.

- Bueno, Natsume,... tú... um... ahhh...

"¡Dilo ya o cierra la bocota para siempre!"

- A mí me gus...

"¡Oh my God, se me esta declarando!"

- Me gustan mucho tus cejitas. Son igualitas en los dos lados, derecho e izquierdo. La mayoría de las personas lleva una más arriba de la otra o son más pobladas. Pero las tuyas están en la misma línea y...

- Ya terminaron - le dije desfalleciente y decepcionado.

- ¿Vamos a tu casa?, rompí con mi novio.

- Vamos a reunirnos con Fumika. Hay algunas instrucciones que quiero darle.

- ¿Te compro un refresco?

- No.

"¡No quiero nada de ti! ¡Nada! ¿Me oyes?"

- ¿Hice algo malo, Natsume?

- No.

- ¿Qué fue?

- Nada.

- Eres particularmente sensible con el tema de las cejas. ¿Tienes algún trauma?

"El único trauma que tengo es pensar que podías actuar como un ente razonable"

- Basta, Kouji, déjame en paz.

- Ahm... y si...

- ¡QUE NO!

"¿No te enteras, no? ¡Maldito baka!"

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- ¡Antes de irnos me preguntó si yo estaba saliendo con alguien! ¡Se ha fijado en mí! ¡Matsue Yasue se ha fijado en mí! ¡Matsue! ¡Matsue!

Ella iba bailando por las calles, abrazando su bolso, protagonizando un musical adorable, en la cima de la felicidad.

Más atrás, callados y sin decirnos nada, íbamos Kouji y yo.

Antes de bajar las escaleras del metro, escuchamos el inicio de lo que iba a ser mi debacle y caída.

- ¡Noumi-san, te has olvidado el guión en...!

Matsue, preocupado por el parlamento de su coestrella, había corrido casi diez cuadras para darle el alcance.

Se quedó de piedra al reconocer al resto del equipo.

Todo quedó pintado en su rostro. La confusión, la sospecha, las conclusiones...

- Matsue... yo... acabo de encontrarme con dos viejos amigos - dijo ella intentando salvar la situación.

- Así es - acotó Kouji fingiendo estar relajado.

La peor catástrofe de la historia nos amenazaba y no había vuelta atrás.

- Tenía cierta corazonada... tú... Noumi-san... ¿eres amiga del Celestino? ¿es una casualidad que conozcas a Miegata Natsume?

- Por... supuesto...

- Con razón... - dijo Matsue casi para sí mismo - ... por eso Ohtsuka repetía tus poses del teatro clásico. Era demasiada casualidad que tuviesen las mismas expresiones... son detalles que no se pueden borrar... y es de clase alta... probablemente del instituto del que tú vienes. Le escuché en el baño cuando le dijo a Haruno que salía conmigo para hacerle el favor a otra persona, pero ni en mis peores y más descabellados pensamientos se me ocurrió pensar en ti... fui tan ingenuo...

- No... Matsue, puedo explicarlo...

- ¡Entonces explícalo! - su furia hizo que ella retrocediese asustada - ... ¡Dime que me he equivocado! ¡Dime que no es cierto!... dime... que alguien amable como tú no jugaría conmigo de esa manera... descaradamente, desde el principio.

- Yo...

- ¡Qué quieres de mí, niña! ¡Todo es una maldita broma! ¡Estabas riéndote mientras tus compañeros lo veían y escuchaban todo! ¡Se deben haber divertido bastante con este marginal!... así son los riquillos estúpidos... ¿ya están contentos?... y pensar que en algún momento... que idiota fui...

- ¡Me gustas en verdad! - gritó Fumika fuera de sí - ¡Lo hice por que me gustas y no tenía el valor de acercarme a ti!... me gustas desde...

- Olvídalo - cortó él salvajemente - ... yo... te odio muchísimo, y no hay forma de que me fije en una mujer tan cobarde y mentirosa como tú.

Le arrojó el guión a los pies, mientras Kouji trataba de salir en su defensa.

Yo sentía temblar la tierra. El terremoto de escala diez no perdonaba nada.

Las palabras del dorado no llegaron a mis oídos. Vi a Fumika caer arrodillada en el piso y luego Matsue se fue sin más.

Ella se levantó como una muñeca rota. Fue hacia Kouji y le dio una bofetada.

- ¡Es culpa tuya! ¡Me conformaba con verle de lejos! ¡Tú me convenciste de contratar al Celestino! ¡Ahora sí que es imposible! ¡Imposible! ¡Imposible! ¡Imposible! ¡Arregla esto, Kouji! ¡Arréglalo!

Él miraba al piso, a punto de llorar.

Me interpuse histérico.

- ¡Él lo hizo por tu felicidad! ¡¿TIENES IDEA DE TODO LO QUE TUVO QUE SUFRIR EN SILENCIO POR TI?! ¡NO SEAS EGOÍSTA! ¡NO LE HABLES COMO SI FUESE EL CULPABLE! ¡ÉL HA SACRIFICADO TODO POR VERTE FELIZ! ¡POR QUE TÚ LE GUSTAS! ¡SIEMPRE LE HAS GUSTADO!

Fumika se calló.

La sorpresa no le permitió hacer otra cosa más que mirar a su mejor amigo.

- No puede ser... Kouji... ¿es cierto?

Él bajó la cabeza.

Y ella se alejó corriendo.

- Te llevaré a casa...- dije deteniendo un taxi. El shock al que le había sometido, empeoraba su situación y era complicado de procesar.

Nos detuvimos frente a mi casa. Las luces estaban encendidas. Recién empezó a reaccionar con el brillo de los fluorescenes sobre el rostro.

- Qué hago aquí... dónde estamos... tú... ¡Natsume!

Se bajó frenético.

- ¡Por qué se lo dijiste! ¡Qué demonios has hecho, maldita sea! ¡Acabo de perder a Fumika para siempre!...

Me tomó por los hombros.

Ni aún en ese momento lograba procesar por completo lo que acababa de suceder.

- Disculpa... Kouji... cuando te abofeteo, perdí el control...

- No tienes idea de lo que me has hecho...

- Kouji...

- ¡Es como si yo le hubiera dicho a Haruno que tú estabas enamorado de él!

- ¿Natsume?

Me giré.

En las escaleras que daban a la calle, Haruno y Suzu me esperaban sentados.

- ¡Haruno!

- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! - gritó Suzu soltando la mano de Haruno, rompiendo a llorar y yéndose.

- Estoy harto de esto - dijo Kouji - ... nuestro contrato se ha roto. Quiero mi dinero mañana, Miegata, y después de eso... no quiero saber nada de ti...

- ¡Kouji! ¡Kouji! ¡Espera!

Haruno me sujetó.

- Natsume... tú... ¿es posible que me lo hayas ocultado?

- No es momento de eso...

- Pero...

- ¡Ve por Suzu! ¿Vas a dejar que se escape?

- Cómo has debido sufrir... por mi culpa...

- Ya no más - dije firmemente - eso es historia pasada, Haruno.

- ¿Pasado?

- Porque ahora estoy enamorado de Kouji - susurré sujetándome a la reja y deslizándome hasta el piso, rompiendo a llorar - ... estoy enamorado de él.

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