La temperatura comenzó a bajar y aparecieron unas cuantas nubes negras en el cielo, ya me estaba acercando al bosque. Podía divisar ya bastante cerca, unos cuantos árboles. Yo continuaba corriendo sin disminuir mi velocidad. La adrenalina apaciguaba mi cansancio. Subí a uno de los más altos árboles para saber donde me encontraba. Miré hacia la izquierda, todo verde; miré hacia la derecha, alcancé a ver una cueva... Aunque no supiera con certeza que ésa era la cueva de la nota, decidí dirigirme hacia allá. Ya me disponía a bajar del árbol, cuando una mano me detuvo... Voltee enojado... Era Kakashi.
- Así que decidiste quedarte con la espada - dijo
- ¡Déjeme ir! - grité desesperado - ¡Naruto está secuestrado!
- ¿Secuestrado? - exclamó en todo de burla - No... no... el supuesto secuestrador nunca le haría nada que lo pudiera dañar, y no es porque no quisiera, sino porque no sabe...
- ¡Usted lo tiene! - desenvainé la espada
- No gastes tus energías en mí, Sasuke - apartó la hoja de la espada con su dedo índice - No me estás escuchando... Yo no soy de esos que se llevan a la gente contra su propia voluntad. Además, si hubiera querido secuestrar a Naruto, ya lo hubiese hecho desde hace mucho tiempo... No... el secuestrador de Naruto, es una chica...
- ¡Dígame ya quién es! - grité
- Sakura... - respondió - Me sorprende que no reconocieras su caligrafía...
¡Sakura! ¡¿Cómo no lo pensé antes?! Era su letra. Y yo, de inocente, le describí perfectamente cómo era y cómo se llamaba... Pero... ¿Cómo fue que lo encontró?
- Lo tiene dormido en ésa cueva de allá - continuó y señaló aquel escondite.
- Tengo que irme - dije bajando la mirada
- Te acompañaré - Kakashi volteó a ver hacia el horizonte
- Está bien... - suspiré
Ambos nos dirigimos hacia la cueva, saltando de árbol en árbol, hasta que por fin llegamos al escondite. Entramos sigilosamente. Todo el interior estaba húmedo, oscuro y frío. Caminamos por escasos minutos, hasta que pudimos ver una tenue luz, mi corazón se empezó a acelerar. Corrí hacia la luz, mientras Kakashi corría tras de mí. Ahí estaba, acostado en el suelo, tenía una manta sobre su cuerpo, se encontraba sumido en un profundo sueño. Me acerqué, me incliné lentamente hacia él y lo tomé entre mis brazos. Estaba muy pálido, su respiración era pausada y débil, no se movía, parecía como si estuviera muerto. Sentí un gran vacío en mi corazón. Acaricié su frente y su cabello ya sin brillo.
- Tenemos que sacarlo de aquí pronto - dijo Kakashi... Una lágrima se escapó de uno de mis ojos.
- No creo - dijo una voz femenina. Voltee. Era Sakura que se había estado escondiendo detrás de una gran piedra. Abracé a Naruto, acercándolo a mi cuerpo, al ver esto, ella arqueó las cejas y añadió: - Entonces sí di con el correcto...
- Sakura, por favor - exclamó Kakashi
- ¿Por favor, qué? - gritó enojada y desenvainó su espada, apuntando hacia mi vulnerable ángel. Lo dejé acostado y la enfrenté con la espada de Kakashi.
- Ya basta... - el extraño hombre suspiró y separó ambas espadas, tomando con sus manos las hojas.
Sakura deslizó hacia abajo la suya, para zafarse, realizando una cortada en la mano de Kakashi. La sangre cayó sobre el pálido rostro de Naruto.
- No me provoques - dijo ella desafiante
Kakashi subió los ojos, se agachó, limpió la sangre del rostro de Naruto, lo levantó, se dio la vuelta y comenzó a caminar tranquilamente a la salida. Ya iba casi a la mitad del camino, cuando comenzó a tambalearse y cayó al suelo. Sakura bufó.
- ¡¿Qué demonios le hiciste?! - grité
- La espada tenía anestesia - respondió - Era para ti... pero veo que ya no queda más.
Me puse en guardia. Ella sonrió con supuesta malicia. Y comenzó la lucha. Durante ésta, estuvo a punto de rozarme, pude a penas esquivarlas. No le creía eso de que ya no tenía más anestesia. De un solo movimiento golpee la espada de Sakura, y la rompí en dos, sentí como si hubiera cortado mantequilla. Ella se quedó absorta, tiró la espada al suelo y salió corriendo.
Yo me dirigí a paso rápido, donde Kakashi y Naruto. Ninguno de los dos se movía. De pronto, Kakashi frunció el ceño y abrió los ojos lentamente.
- Me di cuenta cuando mi vista empezó a volverse borrosa - dijo sin levantarse - No puedo ponerme de pie, estoy entumecido... Llévatelo de aquí... Yo te alcanzaré después.
Asentí y tomé a mi amado en brazos. Corrí. No estuve ni cerca de la salida, cuando vi como una flecha de metal rozó mi nariz, y cayó debajo de la clavícula de Naruto.
Sakura salió de un brinco y se situó frente a mí, sonriendo.
- Míralo - ella señaló a Naruto
Lo vi. Tenía los ojos muy abiertos y vidriosos. Miraba al vacío. Se quedó así unos segundos. Después comenzó a gritar muy fuerte y a retorcerse. Lo dejé en el suelo, asustado.
- ¡Me duele, Sasuke! - gritaba una y otra vez
- ¡¿Qué pasa?! - dije sollozando
- Es veneno púrpura - respondió - Creo que no necesito darte explicaciones... ¿o sí?
Ella se iba tranquilamente de la cueva, cuando Itachi salió de la nada y se interpuso en su camino.
- ¿Adónde crees que vas? - preguntó. Traía una espada y se encontraba en guardia.
- ¿Itachi? - exclamó sorprendida
- Oye... - ladeó una sonrisa - Nadie me ha podido mantener encerrado por mucho tiempo... tú no eres la excepción... No sabes con quién estás tratando
Sakura intentó huir, pero Itachi la detuvo con uno solo de sus brazos, teniéndola sometida. Los gritos de Naruto se hacían cada vez más estridentes y aterradores.
- Dime cuál es el maldito antídoto - dijo
- ¿O si no qué? - exclamó ella
- No tengo miedo de matarte - Itachi apretó violentamente el cuello de Sakura con su brazo.
- No me importa - respiraba con dificultad
Itachi frunció el entrecejo y la estrujó más fuerte, ella comenzó a asfixiarse. Por mi parte, sólo me podía concentrar en los gritos de Naruto.
- Suéltame... idiota - dijo Sakura pausando
- Está bien - dijo mi hermano sonriendo y la aventó fuerte contra el suelo. Apuntó con su espada hacia ella - Dime... ¿Cuál es el antídoto?
- No - tosió
Itachi se enfureció. Levantó la espada y estuvo a punto de clavársela, pero Kakashi lo detuvo.
- ¡Basta, Itachi! - gritó. Caminaba muy lento. El efecto todavía no le pasaba - Yo conozco el antídoto. No tienes por qué matarla. Con arrestarla será suficiente...
Los gritos de Naruto comenzaron a disminuir.
- Cuando Naruto calle... será demasiado tarde - dijo Kakashi - Tiene que seguir dando señales de vida... No dejes que nada le pase... Itachi, átala y acompáñame a hacer el antídoto. Vendremos después por ella, primero tenemos que salvar a Naruto...
Itachi asintió. Con unas cuerdas que traía en su cinto, ató a Sakura por las muñecas y los tobillos. La dejó en el suelo. Kakashi y mi hermano salieron lo más rápido que pudieron, hasta que se perdieron de vista.
- Su temperatura comenzará a bajar - dijo Sakura - Será mejor que lo lleves donde están las mantas
La miré enojado, pero seguí su consejo. Lo llevé y lo tapé bien. Estaba muy frío, sudado y no dejaba de jadear. Noté que tenía marcas en el pecho, claro signo de que había luchado. Regresé para tener a la vista a Sakura. La cargué y cuando hubimos llegando donde estaba Naruto postrado, la dejé en el suelo con brusquedad. Me acerqué a mi amado, lo tomé entre mis brazos y acaricié su rostro. …l murmuraba mi nombre cada vez más quedo.
- Quédate conmigo, mi amor - le decía - No me dejes solo... bien sabes que te necesito
- Vaya - exclamó débil, Sakura - Nunca imaginé que lo amaras tanto
- ¡Cállate! - le grité.
Mi corazón se rompía lentamente, en pequeños pedazos. Comencé a llorar. No quería que él muriera.
- ¡No me dejes! - grité, mientras lo abrazaba
- S-sasuke - murmuró. Lo miré a los ojos - No... no... llores... Si muero... yo quiero... que sepas algo...
- No hables - sollocé
- En serio... - dijo - Yo... ya conocía a... Itachi
- Ahórrate las palabras... - respondí - Ya conozco esa historia... No me importa... Yo igual te amo
Naruto sonrió débilmente
- Yo también... Sasuke - dijo, ya estaba cerrando los ojos - Yo también... te amo
Estaba dando su último aliento.
- Me duele mucho... - murmuró, respiraba con dificultad. Yo no podía parar de llorar - Ya no aguanto
- No me dejes, no te puedes morir - le repetía una y otra vez
- Lo siento... Sasuke - dijo - Es sólo... que ya no... puedo seguir... Me tengo que... ir...
- ¡No! - grité desesperado - ¡No lo hagas! ¡No te rindas!
Me sonrió. Sus ojos perdieron todo su brillo y se cerraron, para no volverse a abrir. Su respiración cesó y su corazón dejo de latir... Estaba muerto...