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Tú Me Haces Real por Yoko_Nakajima

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Notas del capitulo:

¡La Noche de Bodas, dattebayo! xDD

Buenas noches querid@s Yaoistas!

Se podría decir que éste es el final del fic, aunque todavía le falta el epílogo^^

Waaaah! ¿Qué creen?

Ayer que mencionaba a mi querida Yuka... Precisamente ayer, subió una nueva parte de su fic, la cuál estuvo dedicada a mí! Fue muy genialoso eso... xDD... Y lo mejor (con lo cual casi me da un ataque, y casi casi se quedan sin continuación) fue cuando me dijo que estaba leyéndose este fic *_*!!! Lo cuál significa que (reiterando mi error de ayer) no solamente lee fics de FMA n_n'

Bueno... ya... ya... sin más demora, les traigo la noche de bodas!

¡Qué la disfruten! (Porque la verdad yo disfruté mucho escribiéndola) Con mucho cariño para YukaKyo:

-      No hagas eso, Sasu - me exclamó en voz baja y al oído. Yo solté una risa.

-      ¿Por qué no, Naru? - le inquirí impaciente

-      ¡Qué no ves cómo me pongo! - se contuvo para no gritar...

Claro que sabía lo que le provocaban algunas caricias furtivas cuando estábamos en un lugar "inadecuado". Pero eso era lo que lo hacía excitante y divertido. Las muecas que hacía para recriminarme que dejara de provocarlo, eran sumamente graciosas. Sus mejillas se encendían tiernamente, lo cuál, en lugar de detenerme, me empujaba a continuar...

Yo seguí... Él se encontraba sentado frente a la mesa, a un lado mío. Por debajo de ésta, llegaba a acariciar sutilmente su pierna, después volteaba para observar su reacción, se le notaba compungido de no poder lanzárseme encima y sus mejillas adoptaban un color más vivo. Me acerqué a él y le di un beso en los labios, muy pequeño, pero, para terminarlo, le di una ligera mordida en el labio inferior.

Y es que su comportamiento se debía a que estábamos en su casa, en un pequeño interludio organizado por Minato-san, realizado después de la ceremonia formal de matrimonio. Todos estaban ahí, excepto mi padre.

Cuando le comuniqué la noticia, se quedó sin habla y casi se desmaya de la conmoción. Tan histérico se puso, que hasta estuvo a punto de soltarme un golpe, por suerte, mi madre, que se encontraba presente, lo detuvo con una fuerza que jamás pensé que tuviera. Estuvimos sin hablarnos un buen tiempo. Cerca de dos meses. Hasta ahora no me ha explicado la razón de su exagerada reacción. Pero cada día iba asimilando los hechos, aunque a decir verdad, ¿qué opción le quedaba? Por esa misma razón, sólo estuvo presente donde lo necesitaron: En la ceremonia.

"Ya se le pasará" pensé.

Los únicos que estábamos ahí éramos Itachi, Deidara, Kakashi, Minato-san y mi madre. Itachi y Deidara se encontraban sentados juntos, intercambiando dulces miradas, susurros en el oído, risitas y cosas por el estilo. Mi madre y Minato-san platicaban alegremente, éste último, después de que soltaba una risa, posaba una discreta mirada en mí, y, en contadas veces que caí en cuenta, me sonreía paternalmente. Kakashi venía acompañado de un hombre, el cuál era sensei también, llamado Iruka... Lo presentó como su amigo, pero quiero pensar que todos los presentes nos dimos cuenta de que había algo más que sólo amistad.

-      ¿Iruka-sensei? - inquirió Naruto extrañado - Es uno de mis maestros ¿por qué?

-      ¿Y crees que esté con Kakashi? - mi pregunta no podía ser más discreta...

-      ¿Qué? - exclamó

-      ¡Shh! - coloqué mi dedo índice sobre sus labios - Es que ve cómo se miran

Naruto y yo volteamos a verlos. Kakashi le sonreía a Iruka y éste se ruborizaba casi imperceptiblemente, al tiempo que, sutilmente, colocaba su mano sobre la del peli plata.

-      Tienes razón - dijo mirando a otro lugar.

Yo me recargué en el respaldo de la silla, sin quitarles la mirada de encima. Me crucé de brazos. Estuve así por un tiempo, hasta que Naruto llamó mi atención, con un ligero toque en mi hombro. Voltee y de pronto me plantó un rápido beso. Me ruboricé debido a que no me lo esperaba. Me sonrió de una manera un tanto extraña, pero sin dejar de tener ese toque de ternura y dulzura que lo caracterizaba.

La celebración duró hasta que comenzó a oscurecer.

Todos se retiraron. Incluyéndome. Como era de esperarse, no todo era tan fácil como parecía... Yo no podía pasar inmediatamente a los aposentos de Naruto... No... Tenía que esperarlo en lo que sería nuestro nuevo hogar. Fuimos llevados por separado... yo primero. "¡Cómo odio tanta formalidad!" pensé.

Nuestra casa no estaba muy alejada. Pero en el camino me dio tiempo de pensar en todas las cosas que me habían pasado en menos de medio año.

Cuando hubimos llegado, me llevaron a una habitación.

Unas doncellas vinieron a mi ayuda. Comenzaron a vestirme para la noche. Era una sola prenda. Una especie de bata transparente, casi invisible, nada decorosa. Y lo peor... era que me sentía abochornado... ¿Para qué demonios me la pusieron? Me sentí más desnudo así, que no teniendo prendas... Cuando terminaron su tarea, se retiraron, no sin antes decirme que yo le iba a encantar al "Señor Uzumaki" vestido así... Subí los ojos y solté un gran suspiro de desesperación... "¡Claro que le encanto! ¡No importa cómo me vista!"

Me quedé de pie frente a un espejo de cuerpo completo. Me daba vergüenza vestir de esa manera... Acaricié la tela. Era muy suave y ligera. Me di la vuelta y me le quedé viendo a la cama. Las sábanas, incluso las almohadas, eran de un rojo vivo. Me acerqué lentamente, y con la punta de mis dedos rocé la tela. Era aún más suave que la bata. Era tan tersa que me invitaba a acostarme sobre ella. No me resistí más, y lo hice. Me dejé caer ligeramente. La cama desprendió un tenue aroma, un aroma muy alegre y floral. Con una de las almohadas, intenté cubrirme lo más que pude. Suspiré. De pronto, y sin razón aparente, me acordé de Sakura... "¿Cómo puedo estar pensando en ella, en un momento como este?" me dije en voz baja. No la había vuelto a ver ni a saber de ella, desde ese día en la cueva... "Ojalá y no la vea jamás" bufé.

De repente, escuché varios pasos y voces, en el corredor. Eran de varias mujeres y... Reconocí una de ellas, Naruto ya se encontraba ahí. Seguramente las que lo acompañaban eran las doncellas, que lo habían escoltado.

-      Muchas gracias - oí que dijo - Si me permiten... Voy a desenvolver mi regalo...

Oí cómo las mujeres soltaban risas contenidas e histéricas. Sonreí. Poco después, las voces se fueron alejando y comencé a sentirme inexplicablemente nervioso.

La perilla giró y la puerta se abrió lentamente, provocando un pequeño rechinido proveniente de las bisagras. Apareció él en el umbral de la puerta. Yo me le quedé viendo, aún postrado en la cama. Sentí que el calor se agolpaba en mis mejillas cuando me di cuenta de que me estaba recorriendo con una mirada expectante. Cerró la puerta tras de sí, y caminó espaciosamente hacia mí.

-      Las doncellas me dijeron que te habían dejado hermoso - dijo cuando estuvo al borde de la cama - Pero creo que esa palabra se quedó sin significado...

Hombre y todo, el calor se aglomeró violentamente en todo mi rostro. Lo cuál Naruto notó. Se descalzó, se subió a la cama y se colocó encima mío, no sin antes quitarme la almohada que momentos antes había estado utilizando para cubrirme. Las ropas que él traía encima eran pesadas y rugosas, éstas rozaban contra mi cuerpo, casi desnudo, provocándome un ligero malestar. Naruto lo notó y comenzó a desvestirse, sin moverse de su lugar. Deslizó la blanca camisa, muy lentamente, delineando su perfecta figura. Desabotonó su pantalón y cuidadosamente se fue desprendiendo de el, hasta quedar completamente desnudo.

Se fue inclinando poco a poco, hasta quedar totalmente apoyado en mí, mientras yo sentía como el aire salía por mi boca, debido a la presión que su cuerpo ejercía sobre mí. Acercó su rostro al mío. Pude sentir su cálida respiración en mis labios, dándoles un dejo de humedad. Me sentía embriagado. Pero él jugueteaba con mi notorio deseo: Cuando yo intentaba acercarme para cazar sus labios y besarlo, él se alejaba rápidamente, sonreía altivamente y se volvía a acercar. Definitivamente yo me desesperé. Fingí seguirle el juego: Él se acercó lentamente a mis labios, no intenté nada, lo cuál provocó que se aproximara más. Lo dejé un momento sin hacer nada, y, cuando menos se lo esperó, le planté un beso, tomé su nuca con una de mis manos y lo acerqué hacia mí, para profundizar nuestra unión. Se separó y me contempló, como si se estuviera preguntando por dónde comenzar. Repentinamente, movió su mano, colocándola sobre mi hombro y deslizándola hacia abajo para quitarme la bata transparente que cubría mi cuerpo.

Sólo la bajó hasta la altura de mis caderas. Volvió a inclinarse y comenzó a besar mi cuello, primero paseó sus labios lentamente por mi piel, provocando que se erizara parcialmente. Después sus besos comenzaron a hacerse menos delicados, para poder volverse más salvajes y húmedos, hasta que se convirtieron en ligeras succionadas, que alternaba con mordidas acompasadas y prolongadas. Mientras yo, a cada roce, movimiento o contacto, dejaba escapar suspiros y jadeos.

Descendió a mi torso, lamiéndolo, su lengua continuó paseándose por mi pecho, hasta llegar a mis pezones ya despiertos. Lamió uno primero, mientras al mismo tiempo lo mordía, inconscientemente tomé su cabeza con ambas manos. Solté un gemido contenido. Después se pasó con el otro, haciendo exactamente lo mismo, pero yo sin dejar de hundir mis dedos en sus cabellos.

Bajó aún más, hasta que el nudo de la bata lo detuvo. Para mi sorpresa, no se volvió a incorporar, sino que desató el nudo con sus dientes, lentamente, enterado de que yo observaba lo que hacía. Cuando el nudo estuvo completamente deshecho, comenzó a quitar lo que restaba lo de la bata con su mano, acariciando mi piel. Recargó todo su cuerpo sobre el mío, y me abrazó. Hundió su nariz en mi cuello. Sentí su, levemente agitada, respiración, haciendo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal.

Antes de que se pudiera incorporar, con la punta de mis dedos, rocé su miembro. Después lo tomé con mi mano y comencé a frotarlo. Sentí cómo crecía bajo la presión de mi mano, mientras él jadeaba y gemía. Me miró desesperadamente, se lanzó sobre mí y me dio un minucioso beso. Su lengua rozaba con mi labio superior, esbozándolo muy lentamente, poco después, se hizo más profundo y jugoso. Se comenzó a separar muy despacio, el aire le faltaba, no quería desprenderme, pero yo también necesitaba respirar, así que cedí.

Se alejó despacio, para después aproximarse a mi oreja, lamiendo  mi lóbulo, para después sustituirlo por placenteras mordidas. Se incorporó una vez más. Con su mano tomó mi miembro y comenzó a masajearlo, primero lentamente y después un poco más rápido. Mis jadeos se hacían cada vez más largos y estridentes. Se levantó y se colocó entre mis piernas, separándolas. Comenzó a lamer dos de sus dedos, hasta dejarlos completamente humedecidos. Me miró, preguntándome si estaba listo. Yo solamente me remití a asentir.

Introdujo el primero, muy despacio, e igualmente lo movió de atrás hacia adelante. Sentí un hormigueo en mis caderas y en mi zona baja. Aferré mis manos a las sábanas. Arquee ligeramente mi espalda, provocando que mi pelvis rozara con su vientre. Momentos después, sentí cómo introdujo el segundo, moviendo ambos en círculos pequeños, a una velocidad que gradualmente aumentaba. Cuando hubo terminado, sacó sus dedos. Alzó ligeramente mis caderas. Yo enredé mis piernas alrededor de su torso desnudo, deseándolo desesperadamente y cada vez con más fuerza. Lentamente, introdujo su miembro dentro de mi entrada.

-      Eres... muy... estrecho... - jadeó él

Yo solamente respiraba de manera intempestiva, apretando sus manos que se asían a mis caderas. Muy sutilmente fui sintiendo cómo iba ahondando más nuestro enlace. Comenzó a moverse despacio de atrás hacia adelante. Yo tomaba bocanadas de aire cada vez más grandes y ruidosas.

Logró zafar una de sus manos de mi agarre, la llevó a mi miembro nuevamente, para frotarlo suavemente. No me contuve más y comencé a gemir escandalosamente, no sabía por dónde comenzar a dividir el placer. Totalmente turbado, sentí cómo mi sangre fluía sumamente rápido, más de lo normal, hasta punto tal que no pude escuchar nada más... Sólo un zumbido acompañado de los estrepitosos latidos de mi corazón. Inmediatamente después, una corriente eléctrica recorrió mi columna, primero de abajo hacia arriba y de regreso. Después de eso me corrí en la mano de Naruto, éste intentó moverse hacia atrás, pero sin resultado alguno, debido a que mi entrada se había contraído, esto hizo que ambos soltáramos un sonoro gemido, y, casi al mismo tiempo, él se corrió dentro de mí.

Pronto, Naruto salió, sentí cómo el colchón se hundía a un lado mío, fue ahí cuando me di cuenta de que todavía no podía escuchar nada. Yo temblaba sin control, violentamente. Alcancé a ver que Naruto me miraba extrañado y con un toque de miedo. Vi que movía los labios, pero no podía entender lo que decía. Hasta el aire me faltaba. De pronto se acercó a mí y me abrazó.

Poco a poco, mi presión comenzó a disminuir, al igual que la velocidad de mis latidos y mi respiración. Tomé una bocanada de aire. Una pequeña cantidad de saliva se coló por mi garganta sin permiso, haciéndome toser. Observé mis manos, temblaban como si tuviera mucho frío.

-      ¿Ya estás bien, Sasu? - escuché que me preguntaba.

-      S-sí - mi voz estaba temblorosa. Él soltó un suspiro de alivio.

-      Qué bueno - dijo - Me habías asustado... Temblabas y tu respiración era muy, muy violenta... ¿Qué pasó?

-      No me pertenecí - respondí recuperando el aliento - Estuve ausente... Ni siquiera pude oírte... No me podía ni mover.

Naruto sonrió de manera triunfal y con un dejo de satisfacción. Yo le devolví el gesto, sonriendo de una manera un tanto sarcástica. Me recosté en su pecho, acto seguido le di un beso, en el mismo.

-      Te amo, Naru - dije sin vacilar

-      Yo también te amo, Sasu - me abrazó, haciendo con esto que nos acercáramos más el uno del otro.

Al poco tiempo, ambos nos quedamos dormidos.

Notas finales:

Bueno, muchísimas gracias por leerme hasta el final!

Y por ser tan buen@s yaoistas, les daré un adelanto del epílogo: Resolveré el misterio de cómo una cabello de chicle puede secuestrar a nuestro Naru-chan! T^T

Creo que eso es todo por el momento

Hasta la próxima!

Yoko!

 


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