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Tú Me Haces Real por Yoko_Nakajima

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Notas del capitulo:

Buenas tardes, Yaoistas! (Las que siempre me leen y las nuevas también) porque me acabo de enterar que algunas ya se animaron a leer, Gracias^^

Bueno, pues este capítulo es el más largo y les explicaré por qué: Se supone que hasta donde Sakura se enfrenta a Sasuke, es el final del capítulo 8... pero como nada de gran relevancia yaoi pasa en ese capítulo, decidí unirlo con el capítulo 9... donde Itachi le revela un secreto a Sasuke, uno que se tenía bien guardadito si me permiten decirlo... *//* Por eso el nombre del capítulo: "El secreto de Itachi"

Bueno ¿Qué más les iba a decir?....

Creo que nada más... Espero que anden de lo más genial!

¡Qué lo disfruten!

Ya estaba decidido. No me iba a casar. Simplemente no podía. Seguiría el consejo de Itachi. En la cámara nupcial. Se suponía que yo ya había pasado a recoger a Sakura, y ahora ambos, en diferentes cámaras nupciales, nos dirigíamos a nuestro nuevo hogar. En el cual yo le tendría que quitar el velo. Donde ella tendría que ofrecer el té a mis padres a manera de agradecimiento. Hacíamos las reverencias correspondientes a los padres, a los ancestros, al cielo y a la tierra... Se tendrían que ahorrar tanta molestia... yo ya había tomado una decisión...

Al salir de la casa, las cámaras ya estaban afuera. Sakura ya se encontraba dentro de la suya. Sentí culpa... pero recordé lo que Itachi me había dicho: "Si de verdad te amara,  no te haría sentir culpable" Entré a la mía. Era tan pequeña, que sólo podía estar sentado. Emprendimos el camino, cuatro hombres levantaron la pequeña cabina. No era muy largo el trayecto hasta la nueva casa, pero era suficiente. Mientras recorríamos parte de la ciudad, saqué la nota que le había escrito a Sakura... La volví a leer... me pareció ridícula, pero no tenía nada mejor.

De pronto, la cabina se detuvo. Oí un barullo afuera. Miré por un pequeño espacio que se había hecho en la cortina roja que cubría la cámara. Naruto seguía ahí...

- ¡Regresa conmigo al desierto, Sasuke! - gritaba, mientras los guardias lo detenían... Yo sonreí. Mi ángel era un terco...

El barullo se hacía más grande, entonces, en ese mismo instante, una flecha atravesó la cortina de la cabina... Pasó rozando mi nariz. La tomé, era de metal completamente, la punta era sumamente afilada... Era el momento...

Doblé bien la nota y la dejé en un lugar visible... Debido al barullo y el pánico que Naruto había causado, nadie se percató que salí por una de las cortinas laterales, que estúpidamente vigilaban... Absolutamente nadie se dio cuenta de que escapé... Eché un último vistazo a mi amado antes de correr e irme.

Corrí bastante... no sé cuánto tiempo, ni cuánto recorrí, pero cuando me fijé ya estaba  en un lugar alejado de la multitud. Respiré agitado, al calmarme me di cuenta de que me encontraba en un lugar que yo solía conocer. Era un lugar al aire libre, donde se tomaba té y se meditaba... Miré mis ostentosas ropas... "Todos me van a mirar extraño... la noticia se correrá más rápido..." pensé. Así que antes de ir a tomar té, decidí cambiar aquellas ropas con alguna otra persona... Me fue difícil, pero al fin pude hacer un trueque con un vendedor ambulante...

Me volví hacia aquel lugar. Tomé asiento en una de las bancas de madera. Una señorita fue a atenderme. Me dejó una taza, estaba a punto de servirme, cuando la detuve.

- Esta taza está sucia - le dije firme. Se volvió y se la llevó

Al terminar el té, pagué y me fui de ahí. Tenía planeado regresar hasta que las cosas se calmaran y todo se supiera. ¿Cómo reaccionaría Sakura? ¿Cómo lo tomarían ambos padres... y... en especial el mío? Estaba metido en serios problemas... pero qué más daba... si me casaba... estaría peor. No podía dejar de pensar en lo que pasaría después...

 

Y así pasaron varias semanas. A veces rondaba por lugares cercanos a mi huída y solía oír rumores sobre mi acción.

Uno de esos días me llegué a enterar que la familia Haruno había cancelado la boda. Al saber de esto, decidí reunirme primero con Itachi... y después con Naruto... Para esto tendría que dirigirme a la Casa Hatake, ahí se obtenía bastante información, ya que todo lo que pasaba en Beijing, hacía una escala en esa Casa de entrenamiento... Podría encontrar información sobre el paradero de mi hermano...

Cuando iba en camino, me topé con un grupo de personas que vendía armas usadas. Se acercaron a mí, intentando venderme lo que podían... pero por más que los rechazaba, no se iban... Cuando intenté hacerlos a un lado con un empujón, me percaté de un hombre, que, en su saco, traía una espada que llamó mi atención. Me paré en seco y le pedí que me la mostrara. Estaba en su funda. La saqué lentamente, admirando su filo y sus delicados grabados de dos dragones que se entrelazaban en todo lo largo de la brillante hoja. Decidí comprarla... sería un idiota si no lo hiciera. Al parecer ese grupo de batracios no sabían lo que costaba, ellos creyeron haber ganado bastante, liberándose de una carga y llenándose los bolsillos con mi dinero... Pero estaban tan equivocados... Por el filo, por el mango, y, obviamente, por la hoja... Costaba mi cabeza cortada y la de Itachi juntas, y todavía quedaría cantidad por saldar...

Reemprendí mi camino a la Casa Hatake. No me encontraba muy lejos... así que fui a pie. Saqué la flecha de Naruto de mi alforja, la iba observando mientras caminaba. Inevitablemente lo recordé... en ese momento me di cuenta de que lo extrañaba... y mucho... Extrañaba sus labios, sus brillantes ojos azules que me hacían sonreír y su enmarañado cabello... Apreté con fuerza la flecha entre mi mano... Tenía tantos deseos de sentirlo cerca de mí, de abrazarlo, de besarlo... y pensando en esto, cuando menos me di cuenta, estaba a unos cuantos metros de la Casa Hatake. Apreté el paso. Al entrar había una gran explanada, donde había varios hombres entrenando, pero entre ellos no vi a mi hermano... ¿Por dónde comenzar a preguntar o a buscar?

Entré lentamente, observando detenidamente el rostro de los estudiantes y de los maestros. Viendo si alguno se me hacía conocido, de cuando Itachi solía ser alumno, pero no... al parecer todos eran nuevos. Eso me hizo entrar en razón del tiempo que había pasado y de lo mucho que yo había crecido.

- ¡Sasuke! - gritó una voz. Era Itachi.

Voltee hacia donde provenía la voz de mi hermano. Estaba asomándose por uno de los barandales del segundo nivel, sonriendo como un niño. Corrió hasta llegar a las escaleras y se deslizó por el barandal. Extendió sus brazos y me abrazó.

- ¡Itachi! - exclamé

- ¡Por fin te vuelvo a ver! - me siguió estrujando. Después de unos momentos de permanecer así, me soltó. Me escudriñó y después añadió: - Ven... tienes que darte un baño...

Rodeó mis hombros con su brazo. Ambos subimos por las escaleras. Caminamos hasta una puerta, lejos del lugar de entrenamiento. Era una pequeña habitación...

- Es mi habitación - dijo - Te puedes quedar aquí, conmigo.

- Sí, no hay problema - dije sonriendo

- Ahí está el baño... - señaló una pequeña puerta, estaba a punto de irse, cuando se detuvo en el umbral - Haruno está muy enojada...

- ¿Dónde se encuentra ella? - pregunté

- En su casa... ¿Dónde más? - dijo alzando los hombros - Viene de vez en cuando, para aprender a hacer remedios medicinales y se queda observando a los guerreros un buen rato... No sé por qué y no quiero saberlo... quien sabe qué tenga en la cabeza - para ese punto, Itachi ya estaba hablando para sí mismo... se quedó callado y después continuó: - No noto su presencia la mayoría de las veces... espero que no venga hoy...

Bajé la mirada, Itachi frunció el ceño

- ¿De dónde sacaste esa espada? - preguntó serio

- La compré a un usurero - respondí. Itachi abrió los ojos, sorprendido.

- Está bien - cruzó los brazos. Me miró unos instantes, me sonrió y salió de la habitación

Ya sabía yo muy bien el por qué de esa expresión. Esa espada pertenecía al legendario espadachín Hatake Kakashi... y no solamente era bastante bueno, si no que fue el maestro de Itachi... La espada había estado perdida durante varios años, y aún lo estaba... yo la tenía en mi poder y hasta que Kakashi no la recuperara... seguiría perdida.

Decidí entrar a asearme... No tenía ganas de pensar en lo que podría pasar después... aunque no se medaba muy bien sin la compañía de Naruto...

Al terminar de ducharme y de vestirme, me tumbé en la cama de Itachi. Me quedé así unos momentos. En silencio. Pensando en nada. Alguien, de repente, tocó la puerta. Reconocí ese tipo de golpes, pero no pude recordar de quien eran.

- ¡Sasuke, no abras! - gritaba mi hermano desde afuera...

Pensé que era una broma, así que no hice caso a las recomendaciones de Itachi, la curiosidad me ganó y abrí la puerta. ¿Qué fue lo que recibí? Un enorme puñetazo en la cara, proveniente de una mujer con despecho, el cual me hizo caer de sentón... en verdad que no me lo esperaba...

- ¡En guardia! - exclamó ella blandiendo una espada y apuntando con ella mi rostro ensangrentado.

- ¿Qué pretendes? - pregunté, mientras limpiaba la sangre de mis labios y nariz, aún en el suelo.

- Me dejaste, Uchiha Sasuke - seguía apuntándome con la espada - Me dejaste el día de nuestra boda...

- Lo siento, Sakura - dije levantándome, ella siguió mi rostro con la espada.

- ¿Quién es esa que te alejó de mí? - preguntó remarcando la palabra esa.

- No te importa - respondí firme y molesto. Su mano comenzó a flaquearle. Supongo que ya no lo soportó más, dejó caer la espada y se arrodilló de golpe.

- ¿Por qué? - preguntó ella con la mirada vidriosa

- Porque... - pausé un poco - Porque él es el único que me puede amar.

 

Nos encontrábamos al borde de la cama, Sakura y yo. Ella me limpiaba suavemente las heridas que me había provocado. Cuando hubo terminado, tiró el paño a la basura y me miró fijamente a los ojos. Esos ojos verdes que una vez me hicieron sentir culpable... ahora sólo me daban lástima...

- ¿Es guapo al menos? - preguntó. Yo la miré a los ojos como preguntando: "¿De verdad quieres saber?". Al parecer ella me entendió - Dilo como de verdad lo sientes... No te limites

La miré, extrañado. Lo pensé muy bien, pero por fin encontré las palabras...

- Él... - titubee al principio - él... es el hombre más bello... que haya pisado la Tierra

Sakura sonrió débilmente

- Hablas como todo un enamorado - dijo ella con una expresión sumamente evidente de que estaba turbada - ¿Cómo es él?... Físicamente.

- Es más o menos alto - respondí mirando al pulcro techo y dibujando su imagen sobre éste - Su piel es tostada, su cabello es rubio, sus ojos son azules...

Sin darme cuenta, una sonrisa se había dibujado en mi rostro, mientras una lágrima rodaba sobre mi mejilla, para después rozar con una de mis heridas, sentí un leve ardor, voltee a ver a Sakura, se encontraba leyendo un libro... Ni siquiera me di cuenta de cuándo lo había sacado ni de dónde...

- ¿Qué es eso? - pregunté, me incliné un poco para mirar el contenido del libro.

- Es sobre remedios medicinales - respondió ella, mientras señalaba una receta, esta se llamaba "Antídoto púrpura"

Aquella receta había llamado mi atención, ya que decía que era el único antídoto para el veneno del mismo nombre...

- ¿Por qué estás viendo esa? - pregunté

- Es lo que estoy estudiando - respondió - en mi clase, me enseñaron que ese veneno fluye directamente al corazón y lo para en un poco más de veinte minutos. No es muy rápido, pero mientras corre por las venas, la víctima siente mucho dolor en todo su cuerpo. No hemos aprendido a hacer el antídoto ni mucho menos el veneno... pero... quise informarme.

- ¿La elaboración viene ahí? - iba a tomar el libro pero ella lo cerró de golpe

- No... - respondió sin mirarme - Lo siento

Tocó, con la punta de su dedo, mi labio herido, lo que hizo que sangrara un poco.

- No te preocupes - dije tomando su mano. Me acerqué y le di un leve beso en la mejilla.

La miré. Estaba sonrojada. Sonreía. Se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Me dolió un poco. Al separarme de ella, sus labios tenían un poco de mi sangre, los humedeció con su lengua y después se limpió con su mano. Tomó su libro y se puso de pie. Se dirigió a la puerta sin decirme palabra alguna. Caminó lentamente. Abrió. Se detuvo en el umbral.

- ¿Cómo se llama él? - preguntó sin voltear

- Naruto - respondí - Uzumaki Naruto

Su nombre se deslizaba delicadamente entre mis dientes y mi lengua. Después de haberle respondido, azotó la puerta tras de sí. Pobrecita... Tenía el corazón hecho pedacitos. Después de unos instantes, Itachi entró. Se sentó al borde de  la cama, a un lado mío.

- ¿Qué fue lo que te dijo? - preguntó

- Me preguntó sobre Naruto - respondí - Después... estuvimos leyendo...

- ¿Leyendo? - exclamó - salió llorando

- Me dijo que no me limitara al hablarle de él - dije, mientras miraba su cinto

- Sasuke, una mujer jamás quiere oír hablar sobre el amante de su ex novio - dijo él levantando mi rostro

Suspiré y lo abracé. ¡Cómo quería que Naruto estuviera ahí conmigo!

- ¿Tienes hambre? - preguntó Itachi después de un momento

- Sí - dije tocando mi abdomen. Mi hermano se rió. Yo sólo sonreí.

Ambos salimos de la habitación. Desde arriba, pude ver como Sakura observaba a los guerreros entrenando y después echaba un vistazo a su libro de remedios. Tenía varios papeles, frascos y libros alrededor suyo. Parecía ocupada. Concentrada. Se encontraba sentada a la orilla de la arena. Bastante cerca del campo de acción. Bajamos las escaleras. Al estar en el primer nivel, nos encontramos con mi madre, estaba conversando con una señora ya entrada en años. Nos limitamos a saludarla, para así no interrumpirla, pero ella hizo que la mujer la esperara y se dirigió a nosotros.

- ¡Sasuke! - me abrazó, su voz sonaba quebrada - ¡Qué bueno que estás bien!

- ¡Mamá! - le devolví el abrazo

Cuando nos separamos, al verla a los ojos, descubrí que estaba llorando. Me miraba preocupada, pero aliviada a la vez. Acarició mi cabello y mi rostro.

- ¿Dónde está mi padre? - pregunté

- Ya está de regreso en Hami - respondió limpiándose las lágrimas.

- ¿Cómo... está? - pregunté nervioso

- Bastante mal - respondió ella - Por eso regresó rápido. El Señor Haruno parecía menos molesto, de hecho, parecía aliviado de que hubieras escapado.

- Y era de esperarse... mi padre está molesto, porque a él le convenía más la unión que al Señor Haruno - dijo Itachi

Me quedé pensando en eso. Realmente no podía dejar de sentirme culpable por todo lo que había pasado. Itachi y yo nos despedimos de mi madre, para por fin ir a comer. No hicimos mucho tiempo, aunque nos íbamos deteniendo de vez en cuando para ver algunas cosas que estaban en los aparadores.

Al llegar al establecimiento, nos dirigimos a una mesa. Una señorita nos atendió. Ordenamos un poco de ramen. Cuando estuvo listo, comenzamos a comer. Estaba caliente, así que yo soplaba antes de ingerirlo. Ese sabor me recordó a cuando Itachi todavía estudiaba en la Casa Hatake. Íbamos ahí cada vez que podíamos. Mi hermano lucía muy feliz en esa época, a pesar de que lo suyo con Sakura había terminado.

Itachi sólo lo revolvía y lo miraba.

- Si no vas a comértelo - dije bajando los palillos - Entonces no juegues

- Sí voy a comer - dijo sonriendo - No estaba jugando... estaba recordando...

También recuerdo de esa época... estaba feliz... pero nunca supe por qué...

- ¿Qué? - exclamé

- Sí - dijo recargándose - Cuando estés de nuevo junto a él... tráelo aquí...

Dijo la palabra él como si la estuviera saboreando, además de que su sonrisa se tornó melancólica.

- Dime en qué estabas pensando - le dije molesto y confundido

- Cuando él y yo estudiábamos juntos, al salir, siempre veníamos a comer aquí - dijo y dio un sorbo al ramen - Le encantaba esta cosa... y creo que todavía... espero...

Lo decía con dulzura tal. Recordando los viejos tiempos... Reviviéndolos. Ahora yo ya no estaba tan confundido... pero definitivamente sí molesto. Cada vez que Itachi hablaba de Naruto... Su lenguaje corporal cambiaba drásticamente.

- Dime la verdad - me crucé de brazos - ¿Tú... tuviste algo con él?

Itachi... siempre tan expresivo... No necesitaba que me respondiera con palabras... ya lo había hecho con la mirada. Eso quería decir que sí.

- ¡Claro! - aventé los palillos sobre la mesa - Ya se me hacía raro que hablaras de él de esa manera tan... familiar.

- Entiende, Sasuke - dijo - Naruto y yo ya no tenemos nada... Pasó hace mucho tiempo

- ¿Mucho tiempo? - exclamé exasperado

- Al parecer estar en el desierto le ha favorecido - dijo con una sonrisa maliciosa - Parece seguir siendo el mismo niñato... pero... más alto

Una sonrisa se dibujó en su rostro. Apreté los puños, fruncí el ceño... Nunca había sentido tantos celos... y de mi propio hermano...

Notas finales:

Bueno... creo que ha sido todo... ¬¬

Espero poder traerles la continuación...^^ para... mañana... o la semana qe viene xDD No es cierto... ya la escuela se está regularizando, espero no tardarme mucho

Gracias por leerme!

Si les gustó, no duden en decírmelo.... No vaya yo a cometer una tontería xDD

Besos!

Yoko


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