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Lágrimas de Cianuro por kitsune gin

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Notas del capitulo: Soundtrack de este cap; Gravity, de Sara Bareilles. La música no me pertenece. Ean sigue siendo MIO… el resto, de Tite sama y Jim Cameron.
8.- Tíngay o Toda La Verdad

Renji despertó poco antes del amanecer, con la seguridad de que había olvidado algo. Norm dormía en sus brazos -no se había movido en toda la noche- el rostro marcado por el cansancio y triste aún. Besó ligeramente su frente y trató de concentrarse.

La lluvia de preguntas cayó en la cabeza del shinigami como una cubeta de hielo; su capitán lo mataría por no haberle avisado antes, desde la noche anterior.

Número uno: Ean los había llamado muntxa, ellos eran pareja… lo que implicaba que SABÍA que eran homosexuales. Número dos: Mo’at debía saberlo, forzosamente, ya que los había llevado con Ean en vez de permitir que cualquier otro cazador los entrenara… lo cual era la costumbre. Número tres: Urahara había tenido razón en eso, no era un tabú. Era algo tan obvio que los na’vi no lo mencionaban. Número cuatro: Uryuu había hablado con Ean, el día en que éste le arrebató el intercomm y lo conectó a su sahey’lu y por Kami que habían hablado rápido, ya que Ean sólo sostuvo en su trenza el aparato si acaso cinco minutos. Una maniobra de Urahara, sin duda, pero ¿Para qué? ¿Por qué el joven quincy había tenido que hablar con el antepasado na’vi, no menos quincy que él mismo? ¿Y cómo habría logrado que el autoritario Ean le hiciera caso? Número cinco: Ean había mencionado lo de Uryuu e Ichigo y no le había escandalizado en absoluto… y había dado por hecho que él y Norm eran pareja… pero no sólo muntxa, la palabra na’vi para un matrimonio entre hombre y mujer, no. Los había llamado Arco y Flecha, inseparables. Mmmm. Era cierto: eran armas que no servían para nada una sin la otra. Quizá Norm ni Grace ni tampoco Max habían tenido tiempo suficiente para dedicarlo a ese significado y habían dado por hecho de que se trataba sólo de lo obvio -es decir, de armas- no de una pareja del mismo sexo…

Norm frotó la nariz contra su pecho, dormido aún y, con pena, Renji lo despertó, acariciando el borde de su rostro, tapando sus labios con un dedo, para que no hiciera ruido. Atento y con el rostro a sólo centímetros del Caminante Rojo, Norm escuchó todas las conclusiones de su “Arco”. Murmuró, en voz baja:

—Supongamos que tienes razón; me parece muy poca cosa como para afectar al Árbol de Voces.

—No estoy tan seguro, doctor Spellman; Urahara te dijo que, si teníamos que matarte, te convertirías en el shinigami que él “siempre había esperado que fueras”, ¿neh?

Norm pensó unos momentos y luego asintió, sorprendido.
—Me detectó ¿verdad? Mi reiatsu… y el de Grace, cuando fue nuestro maestro. No lo fue gratis; bajó al Ningenkai a buscarnos, seguirnos y…

Renji levantó una ceja, sonriendo.
—Temo decirte que son los modos de Kisuke ¿Te conté que mandó a Ichigo a Hueco Mundo a rescatar a Rukia, pero no por ella, sino porque ella contenía la Hougyoku?

Norm chasqueó los dientes, molesto.
—¡Ese bastardo! ¡Jamás me cayó bien!

—Tienes razón… pero de momento, es el único que puede sacarnos en una pieza de esto —retiró su intercomm de la funda y lo conectó. Mayuri-san en la pantalla.
Renji no tenía ganas de lidiar con el antipático capitán.

—Mayuri-taichou; tengo unos datos nuevos para Urahara-san —en segundos, tuvo una idea brillante; enredó las puntas internas de su trenza en el intercomm, haciendo un sahey’lu —espero que esta grabación le sirva…

La quijada de Mayuri cayó al piso.
—¡Pero que demonios haces, Abarai! ¡Los datos están entrando demasiado rápido a la computadora! ¡La arruinarás, idiota!

Renji no tenía paciencia y menos ahora:
—Entonces, taichou, llame a Urahara… es urgente.

—¡No estoy para cumplir tus órdenes!

—Tiene razón, Mayuri-taichou. Ni yo para perder su valioso tiempo…
Sin darle más tiempo, se desconectó de inmediato. Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres…

El intercomm silbó y el rostro de Urahara apareció en la pantalla.
—¡Oha...!

—Buenos días, Urahara-san —le respondió un ceñudo Renji.

—¡Qué modales! ¿Ni siquiera puedo saludar?

—Explíquenos por qué hizo que Uryuu hablara con Ean y cómo es que éste sacrosanto y todopoderoso chamán le hizo caso a nuestro “muyjoven” quincy…

Urahara suspiró, despejándose los despeinados cabellos de la cara, sin lograrlo
—Estoy leyendo tus conclusiones, Renji.

—No le pregunté eso.

Urahara puso cara de inocencia. Renji sonrió, tomó a Norm por la trenza, sacó una flecha del carcaj y sostuvo la afilada punta contra el cuello del científico, quien se quedó paralizado por la sorpresa frente a un no menos sorprendido Kisuke. El Caminante Rojo siguió hablando.
—Verá, Urahara-san, si el reiatsu de Norm es tan valioso o tan fuerte ¿Qué caso hay en defender su vida aquí? Puedo matarlo ya mismo, purificar su alma, entregárselo personalmente para que lo entrene como shinigami y asunto arreglado, ¿neh?

—No serías capaz de eso, Renji…
Por toda respuesta, Abarai alzó la barbilla de Norm con la punta de la flecha. …ste no se movió; sospechaba que su amigo se traía algo entre manos, pasada la sorpresa. Urahara puso tamaños ojos.
—Está bien, está bien, suéltalo… no hay razón para que nos pongamos violentos.

Renj obedeció, mientras Norm se frotaba el cuello y le dirigía una mirada asesina. Ya me las pagarás por esto. Urahara no sonreía ya.
—Ante todo, mil gracias por la grabación que acabas de enviar. Sumamente esclarecedora. En cuanto a Ean y Uryuu, el asunto no es tan complicado; las primeras grabaciones que Kuchiki-sama me envió, eran de la voz de Grace, desde el mismísimo centro del Utral Aymokriyä.

—Sé eso —afirmó Norm—no eran comprensibles.

—No en ese momento. Repasamos la cinta y la analizamos cuidadosamente. ‘T’sko, arco y swizsaw, flecha, con una conjunción “.”que implicaba “ArcoyFlecha”, no las dos palabras separadas. Después tengfya, “ los dos iguales o de la misma manera de ser”. Tsing vul, rama del árbol o, más importante aún, la cruz que se forma entre las ramas de un árbol. Ean, azul. Evin txantslusam, el hermoso sabio; Pizayu rol, el Ancestro que Canta y por último sutx, buscar, buscar a toda prisa. Me gustaría escuchar tus conclusiones, doctor Spellman…

Vaya una claridad de mensaje, pensó Norm. Arco y Flecha implicaban una pareja del mismo sexo. Y debían buscar al que era sabio, hermoso, que llevaba una cruz azul y que de paso, era un Ancestro, un chamán y uno de los Cantores. Norm asintió.
—Está bien, entiendo todo eso… ¿qué tiene que ver con Ishida?

Urahara recuperó la sonrisa.
—Vaya, veo que Renji te tiene bien informado… íntimamente informado, diría yo.

Los dos avatares le mostraron los poco amigables colmillos. Urahara comenzó a hablar
—No es para que les perturbe tanto. La cruz azul nos dijo lo obvio, que el chamán al que había que buscar se trataba de un quincy, como Ishida-kun. Si se equivocan en las pruebas que Ean les pondrá, los matará y destruirá totalmente y si hace eso, con el reiatsu descontrolado de Norm, Eywa y Pandora incluidas quedarán borradas del mapa. Le solicitamos a Uryuu-kun que hablase con Ean, para pedirle que, en caso de que todo saliera mal, permitiera a nuestro Caminante rojo purificar su alma, después de asesinarle… Ean aceptó ayudarle porque es el último quincy en Pandora, de la misma forma que Uryuu lo es en la Tierra, y porque, como nos dijo Ishida kun, al viejo le cayó en gracia que un jovencito tan necio insistiera en defender a los Caminantes. De esa forma nosotros quedábamos en deuda con los quincy. Uryuu-kun se nos desmayó, después del sahey’lu; Ean le transmitió su propia risa de burla por nosotros y eso, lo… sobreexcitó un poco. Y ya ven que nuestro “muyjoven” quincy es algo delicado y bajo de presión.

Renji meneó la cabeza con descontento.
—Vaya fe que nos tienes, Urahara-san.

—No podemos correr riesgos, Renji-kun.

—¿Y al menos pueden explicarme A MI qué pitos toco yo en todo esto? No es que me crea poco importante, pero tampoco creo que mis asuntos personales perturben a Eywa de esa manera…

Urahara se puso sus lentes de carey, recuperando su pose de científico.
—Pandora es un mundo de reiatsu puro y Eywa es su escudo, Norm. Podrás imaginarte que hay hollows hambrientos y ansiosos de entrar ahí. No se trata sólo de ti; fue el hecho de que le pediste a Eywa que te matara, que te librara de vivir. Un Na’vi no concibe esto último; por dura que sea su pena sabe que Eywa a la larga proveerá de alivio a ella. Al pedirle esto, dejaste que el dolor de todos los que perdieron a Te’enzi, tú, su madre, sus hermanos, mas la preocupación de Jake y Max por ti, entraran al Árbol. Y, como tienes un reiatsu poderoso, tu sahey’lu se clavó en el Árbol como una daga: el resto de los espíritus albergados ahí, sobre todo los que en vida fueron ArcoyFlecha, reaccionaron con horror ante tu dolor y tu vergüenza, y por ello comenzaron a oscurecerse, a contagiarse de tu misma pena. Como si amar a uno de tu mismo sexo fuera algo tan espantoso que tuvieras que pedir a Eywa que te llevase con ella, como si hubieras cometido un crimen horrendo sólo por ser como eres, ¿me explico, doctor Spellman?

Norm sintió la culpa recaer en él como una dura losa de concreto. Urahara siguió hablando.
—Por ello es necesario, yo subrayaría, indispensable, que pases las pruebas de Ean, que demuestres que no estás avergonzado de sentir tengfya, amor por alguien de tu mismo sexo. Eso tranquilizará a los espíritus que residen en el Árbol, que son iguales a ti. Kuchiki-sama en todos estos días se ha conectado pacientemente con muchos de ellos, para decirles que estás entrenando para salir de tu pena y que tu fe está en Eywa.

—¿Funciona?

—Más lento de lo que esperábamos. Algo es algo.

El golpe de una cáscara de nuez vino a distraerlos. Ean, una ceja levantada y frunciendo levemente la nariz. Renji hubiera jurado que el quincy estaba a punto de subirse los anteojos, de haberlos llevado. Cortó la comunicación, seguro de que Urahara se daría cuenta del por qué.

“Kaltxí”

Buenos días, en Na’vi. Norm levantó la mano en el mismo gesto… y se zafó de los brazos de Renji.

“Sutx. Hoy no ayer. No tiempo.”

Los dos se apresuraron. Sabían bien que Ean no repetiría la orden dos veces y ambos estaban bien entrenados; Renji por Zaraki, y Norm por Grace. Sin embargo era evidente que lo que habían recogido y cazado era demasiado para las mochilas de viaje. Ean los miró, perdiendo la paciencia. Cortó una vara tierna y la despojó de hojas: con la punta de una flecha, la dividió en varias partes e hizo cordones flexibles. A cada uno, lo afiló en la punta. Y luego, en la gran hoja que habían usado como saco para subir lo recogido al árbol, acomodó todo…y comenzó a coserlo, en rápidas y parejas puntadas. El shinigami estuvo a punto de orinarse de la risa; Ean se limitó a bufar en su dirección. Norm lo golpeó en el brazo.

—¿Qué diablos te pasa?

—Es que… ¡nuestro quincy hace exactamente lo mismo! Jajajajaja… cose su propia ropa y teje y hace toda clase de manualidades.

—¿Y asesina tan bien como el na’vi?

Renji asintió; Ean les hizo un gesto disgustado. Por primera vez no lo comprendieron, hasta que pateó una de las varas cercanas. La lluvia de rocío helado cayó sobre los dos desprevenidos avatares como una ducha fresca, y fue turno de Ean para reír.

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—Entonces, tenemos prácticamente todas las respuestas, Urahara san —afirmó Byakuya.

—Sobra decirlo, Kuchiki-taichou ¿Cómo va el re-enlazamiento?

—Es un trabajo que requiere paciencia. Pero he tenido cierta ayuda —señaló con la barbilla tras él. Swizsam y otras dos jóvenes retejían cuidadosamente las blancas ramas del Árbol—; sin embargo, Urahara, hay algo que me preocupa de… mis amables ayudantes.

Urahara asintió para que siguiera hablando.
—Todos ellos quieren ser Caminantes cuando mueran ¿Podemos permitirlo?

—¿Hablaste con Mo’at?

—No me pareció prudente. Ningún joven había pensado jamás en abandonar Pandora o dejar atrás a Eywa. Después de todo, ella es su madre.

—Tienes razón, Kuchiki-taichou. Pero todos los hijos tarde o temprano abandonan el nido… ¿crees que puedas ponerme en comunión con Grace?

—¿Cómo lo hago?

—Ean nos enseñó a hacerlo; enreda unas tres puntas de tu sahey’lu en el intercomm y el resto a una rama que no esté oscurecida. Veamos si funciona. Si notas dolor o algo extraño corta la comunicación con nosotros, de inmediato.

Byakuya obedeció, tomando su trenza y una de las alargadas y suaves ramas, parecidas a grandes gusanos de terciopelo. Enredó dos fibras del sahey’lu al intercomm y dejó que el resto se unieran al Árbol. No hubo imagen. Pero era la voz de Grace la que salía de la boca de Byakuya.

“—De todos los bastardos que hay entre los Caminantes, ¿tenías que estar tú entre ellos, Kisuke?”

Mayuri levantó una ceja. Los ayudantes de la doceava -Akon y otros- adoptaron un silencio prudente. Urahara soltó una risita.

—A mi también me da un enorme gusto saber de ti, querida…

“—Conmigo no tienes que fingir; algo querrás sacarme. El tener que llamarlos a ustedes implicó un serio desequilibrio en Eywa. …ste no es su lugar ni tienen nada que hacer aquí”

—Mo’at…

“—Mo’at recurrió a la Leyenda y al Llamado porque ésa es su formación y con el tumulto que Norm armó, yo no pude hacerme oír. Habríamos resuelto esto nosotros mismos ¿No lo entiendes? Es la pena de uno de los nuestros, shinigami. Y ustedes no hacen nada gratis ¿Crees que no sé lo que intenta tu capitán? ¡Lo mandaste a reclutar gente! ¡A sacarlos de Pandora! Puedo imaginarme la clase de súper-shinigami que crees que conseguirás”

Kisuke no supo qué responder. Sí, era un sinvergüenza y un manipulador y un mentiroso y un perverso. Pocas personas sentían sincera simpatía por él, como no fuera su eterna amiga Yoruichi y el fiel Tessai. Pero Grace se equivocaba en dos cosas; Byakuya no tenía nada que ver en el asunto y él… bueno, él había amado sinceramente a Grace Augustine. Ambos eran parecidos y diferentes a la vez, y Urahara podía contar con los dedos de una mano los mortales que había conocido como ella -Ichigo incluido- a través de sus centenares de años.

—Ante todo, doctora Augustine, me gustaría que supieras que Kuchiki-taichou no está reclutando gente y no lo mandamos a eso. Fue una de tus Na’vi, quien neciamente, se enamoró de él, la que comenzó con ello. Byakuya es un noble entre los nuestros e incapaz de mentir. Te suplico que lo leas en su corazón.

Pasaron unos cuantos segundos, interminables.

“—Te debo una, Kisuke. Tu capitán no quiso rechazar a Swizsam y al parecer, sólo se metió en más problemas. Siempre sucede así con ustedes. ¿Qué quieres?”

Urahara le relató lo que Renji había descubierto, lo que ArcoyFlecha significaban y su entrenamiento con Ean. Grace no pareció manifestar sorpresa.

“—Lo supe cuando llegué aquí. Norm no se acercó al Árbol porque temía que los demás se enteraran y lo repudiaran o algo así. Hasta que murió Te’enzi. Todo esto ha sido un lío idiota, Kisuke. Ean acabará matándolos, si no es que ya lo hizo; es el último Primer Cantor, el último de la gran Danza. Si crees que uno de los tuyos y el menos entrenado de los nuestros sobrevivirá…”

—Tengo previsto eso.

“—Tu Caminante matará a Norm. Se lo llevarán y lo harán uno de ustedes ¡Qué feliz resultado! Jake y Max perderán al último experto en Na’vi que queda en el planeta y Norman perderá su vida ¿Crees que se lo merecen? Hemos alterado bastante esta cultura con nuestra presencia, Kisuke. Deberíamos ser invisibles aquí”

—Podrías comenzar con salir de Eywa y morir como lo que eres, Grace. Una terrestre más…

“—¿Y terminar contigo en el Seireitei? ¿Sintiéndome una diosa capaz de mover los…destinos de vivos y muertos? Que evidente eres para tus trampas”

Urahara adoptó otra técnica.
—Estás en pleno corazón de Eywa… ¿y aún no me perdonas, Grace?

Silencio. Una tonada, lejana. La rapsodia de Rachmaninoff. La conexión se rompió, dejando a un Byakuya un tanto mareado y a un Urahara, a años luz de ahí, con las manos cubriendo su rostro, después de escuchar la música. Un amanecer en Tokio y él, tocando el piano, mientras ella aún dormía. ¿Qué carajo había intentado? ¿De dónde se le había ocurrido que Grace querría verlo? Ahora, sólo quedaba esperar que Norm y Renji lograran arreglárselas…

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Norm terminó de revisar la pierna de Renji. Evidentemente estaba rota en algo más que tres partes.

—No puedo curarte aquí. Tenemos que volver al búnker.

—¿Y si intentas despertarnos, no bastará con ello?

—Dejé programado el enlace para no despertarnos en diez días, Renji. Ignoraba cuánto íbamos a tardarnos y con los elementos que traigo, no sé si se trata de ti o sólo del Avatar ¿Te duele?

—He tenido días peores, eso sí, no puedo caminar.

Ean, molesto, los miraba trepado en una rama, como una especie de pájaro-gato-reptil-mono vigilante.

“Caminante estúpido. Caer de leóngris; no temor, todo el dominio. Dime tu nombre”

Renji estuvo a punto de hacerlo cuando Norm le tapó la boca. Si Renji le decía su nombre completo, Ean lo mataría, de acuerdo a la costumbre. De pronto, el teniente recordó que Uryuu también hacía eso; indudablemente, un uso quincy. Norm intervino.

“Txantslusam, Rojo no cayó por temor. Hasta los ikran caen si el viento no es favorable”

“¿Qué quieres, Flecha?”

“Soy un curador. Permite que lo lleve a mi lugar; si logro aliviar sus heridas, volverá a correr. Si no, te lo daré y seguiré solo, a tu servicio”

Ean pestañeó.

“¿No es él tu Arco? ¿No eres tú su Flecha?”

Norm sacó valor no supo de dónde. Lo más seguro sería que Ean los atravesara de inmediato.

“No es él mi Arco ni yo soy su Flecha, Ean. Sólo somos teyngfam. No hemos hallado a los que nos están destinados. Lo que has visto entre nosotros no es mas que… el abrigo a nuestra soledad. Mi verdadero Arco murió, antes de que nada pudiera hacerse, y el Caminante no ha sido entrenado como tal. Por eso recurrimos a ti”

El Cantor, diminuto como se veía, no vaciló un segundo. Alzó el enorme avatar de Renji en brazos y voló con él. Norm comprendió al instante; debía hacerse de un ikran, volar con él hasta el búnker y curar a Renji. Tan rápido como pudiera.
Notas finales: Por fin, esto arriba y quedan sólo dos caps mas el epílogo... espero. Mil gracias adelantadas por sus lecturas y reviews. Namasté.
Kitsune Gin.

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