La cárcel no se comparaba con lo que era eso. Miró con un tic en su ojo izquierdo todo el lugar, un mueble, una mesa con dos sillas, una pequeña estufa y una puerta que daba al cuarto. Eso era todo en la casa de Naruto, apenas cabía el pobre rubio, ¿Cómo esperaba la vieja alcohólica que vivieran ahí los dos?
—Me costó trabajo pero logré recogerla antes de que llegaras —el chico sonrió nervioso, el moreno no hizo más que darse la vuelta e intentar salir, su objetivo no se cumplió puesto que el dueño se interpuso— ¡No seas mal agradecido teme, además ya no puedes salir sin que yo vaya contigo! —exclamó arrebatándole las cosas para adentrarse en el cuarto. El Uchiha no tuvo más remedio que seguirlo.
Después de horas de discutir, el ojiazul terminó de acomodar la ropa de su invitado en el closet. Más parecía su niñera que el que lo tenía que vigilar, porque la Hokage fue muy clara al darle la orden de que si observaba algún comportamiento sospechoso o intentaba escapar, tomara medidas drásticas. El Uzumaki entusiasmado comentó, como tiempo atrás lo había hecho, que si era necesario le rompería las piernas y los brazos para evitar que se fuera, en este caso, de nuevo.
—¿Qué quieres hacer? Como es tu culpa que no me vayan a asignar misiones, ¿Qué tal si vamos a entrenar? —frunció el ceño ante la propuesta.
—No deberías preguntar si luego vas a sugerir algo —contestó de mala manera, a la cual ya estaba acostumbrado el rubio, por eso sin prestarle atención ya estaba encaminándose a la salida.
—¡Anda teme, no puedes quedarte solo! —con una vena palpitante en su frente siguió al escandaloso Uzumaki.
Las personas no podían evitar murmurar sobre la presencia del ojinegro, el prestigio que rodeaba a la familia Uchiha fue remplazado por desprecio. Ya no lo saludaban o lo miraban con respeto, no, ahora las únicas miradas que recibía eran de reproche e incluso miedo. Es como si pensaran que en cualquier momento se pondría a matarlos a todos como un loco, y tal vez lo haría sino fuera porque ese rubio cabeza hueca se interpondría, una vez más, en su camino.
Bufó asqueado ante la absurda actitud, le importaba un bledo si la gente no lo quería pero ¿Tenían que observar cada uno de sus movimientos hasta asegurarse de que no hiciera algo extraño? La paciencia se esfumó en el instante en que un ninja lo miró con prepotencia, cómo si esa basura pudiera siquiera tocarle un cabello. Sus intenciones quedaron sólo en eso pues el grito del ojiazul le hizo perder su objetivo.
—¡Eres muy lento Sasuke-baka! —infantilmente le mostró la lengua. El vengador frunció el ceño reanudando su caminata, estaba tan concentrado en matar a toda esa gente que no se dio cuenta de que se detuvo. Finalmente logró recuperar distancia, colocándose al lado del portador del Kyuubi, quien le miro sonriente—. Espero que no te estés enojando por tonterías —ocultó toda muestra de sorpresa, creyó que no se daba cuenta de todo lo que se decía a su alrededor, pero cómo no hacerlo si Naruto se ganó el respeto de la aldea, no obstante, su reputación decaía al estar a su lado.
Aún no entendía porqué diablos no se alejaba de su persona, hasta Sakura lo hizo sin importar lo mucho que proclamaba amarlo. No existía razón lógica para eso, sólo se le venía a la mente dos opciones. El rubio es demasiado estúpido o, sencillamente, le gustaba estar molestándolo con su presencia. Realmente la segunda opción recaía en la primera. Discretamente miró al ojiazul, que hablaba sin parar de cosas sin sentido, de vez en cuando le sonreía o le soltaba golpecitos en el hombro, definitivamente era demasiado estúpido.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español