Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Misión imposible: Conquistar a Hanamichi por Paz

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Por fin... funciona la web, el otro día se me colgó cuando intentaba actualizar...
 

Misión imposible: Conquistar a Hanamichi

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 2: Hormonas

 

Durante la segunda semana rondó alrededor de Sakuragi sin dejarse ver, buscando la ansiada oportunidad de  encontrarle solo para poder hablar con el con total libertad, no sería difícil convencerle para que le acompañara hasta un parque  conocido, donde parejas homosexuales solían dar rienda suelta a sus hormonas. Allí podían conocerse mejor, estaba seguro que el pelirrojo sentía también algo por él, pues en los momentos que habían coincidido, sus miradas se encontraron y en la suya le expresó lo que sentía, aunque él no se dió por aludido.

Es consciente y sincero consigo mismo, sabe que no esta enamorado de él, sin embargo, la atracción es tan intensa que sabe que solo cederá cuando consiga poseerle. No es la primera vez que siente algo así por un chico, sabe que cuando la novedad deje de serlo se cansara de él para buscar otra presa más apetitosa.

Nunca antes había dedicado tanto tiempo en una conquista, se siente tan seguro de su atractivo que no duda que Sakuragi caerá como muchas de sus otras conquistas. Su poder de seducción es increíble, a veces le basta con su sonrisa para tenerlo a sus pies, que Sakuragi se le este resistiendo es un aliciente más, sabe que cuando pueda cogerlo estará tan ansioso que disfrutara más escuchando sus gemidos por la fuerza de sus embestidas.

Ese dulce pensamiento es reemplazo por otro menos atractivo. ¡Rukawa! -bufó furioso- Ese desgraciado esta desbaratando sus bien trazados planes de acercamiento, llegando al convencimiento que sus tropiezos con él no son tan casuales como creyó en un principio.

Su primer impulso fue buscarle y decirle lo que pensaba de sus "accidentes", más pensándolo mejor decidió cambiar de táctica, no fuera que Rukawa no sintiera ningún interés por su compañero y él le alertara sobre la posibilidad de cazar al pelirrojo y decidiera levantarle la pieza arrebatándosela de las manos.

Tenía que tener mucho cuidado. Por su alocada personalidad, le costaba que Sakuragi bajo ese aspecto alborotador, se trataba de un chico sencillo, espontáneo en sus reacciones, tal vez tímido y que se ocultaba tras esa máscara extrovertida para ocultar su verdadera personalidad, con seguridad que su baja autoestima le hace sentirse más inseguro, por ello siempre busca el apoyo de sus amigos, tal vez por el temor a dar a conocer su debilidad.

Es ese convencimiento por lo que desea tanto poseerle, le atrae esa inocencia que ve en él, en sus miradas recelosas, en ese aire de desamparo, su inseguridad viene derivada de todos esos rechazos que ha recibido, las chicas suelen ser demasiado crueles, por eso no dudaba que Sakuragi caería fácilmente en sus brazos, más aún le atraía la idea que iba a adentrarse en territorio sin abonar, esa certeza le dió un tirón en su entrepierna.

No evitó excitarse, al contrario, se apresuró a meterse en el aseo para calmar el ardor que provocaba el solo pensamiento de ser el primero en tomar ese cuerpo que le quitaba el sueño. Mientras se masturbaba repetía el nombre de Sakuragi una y otra vez.

No se da cuenta que los complejos pueden influir de manera negativa en la persona y que no es Sakuragi quien tiene problemas, sino él, su vida se ha visto condicionada por las malas relaciones de sus padres, por la inseguridad de sus acciones, en las que también han influido sus relaciones estudiantes, solo en los momentos que esta jugando se siente plenamente feliz, o cuando nervioso por sus irracionales pensamientos se marcha a pescar para calmar, si bien, no reconoce esos síntomas en si mismo y achaca en los demás sus faltas.

Su madre le miró inquisitiva cuando cruzaba la sala con intención de marchar a la calle.

-¿Te sientes bien? Me pareció oírte gemir. ¿Te duele algo? ¿Quieres que te prepare una tisana? -pregunto inquieta al ver su rostro acalorado como si hubiera estado corriendo.

Sendoh se apresuró a darse la vuelta para ocultar el intenso rubor que cubrió su rostro y cuello.

-Debió ser la televisión.... -buscó una excusa creíble excusándose- no volveré a subir tanto el volumen. Voy a salir. -Y sin darle tiempo a reclamarle se apresuró a dejarla prácticamente con la palabra en la boca.

Anduvo hasta un parque en las proximidades de su casa, antes de cruzar la calle distinguió a Koshino, estuvo tentado en evitarle, sin embargo, pensó que él serviría para desfogarse de la tensión que le impedía mantenerse relajado. "De momento será un buen sustituto" pensó cruzando la calle y yendo a su lado. "A falta de pan, buenas son tortas" musitó para si mismo.

-Hiroaki-kun... -llamó su atención apenas llegó a su lado.

Koshino alzo la cabeza con sobresalto, su mirada tenía un brillo húmedo.

Sendoh no hizo ningún comentario, le bastó verle para saber que su padre había regresado borracho y que había recibido otra golpiza. Lo cual agradeció porque no deseaba oírle hablar de básquet, aunque todos sus pensamientos debían centrarse en Sakuragi, bien podía distraer a su amigo de su propia tristeza.

 -Demos un paseo -le propuso, tomándole del brazo y no dándole opción a negarse.

Al cabo de una hora estaban adentrándose en el frondoso parque que acogía a parejas de ambos sexos.

Ninguno de los dos habló, no era primera vez que iban allí y suponía que tampoco la última, encontraron libre un pequeño espacio y se apresuraron a ocuparlo. Cuando se marcharon se sentía mucho mejor, no podía decir lo mismo de Hiroaki-kun que caminaba con movimientos desmañados, no lamentaba haberle cogido con excesiva fuerza, no se había quejado, por lo que no se detuvo hasta derramarse dentro de él, dejándole desfallecido, no solo por el placer que obtuvo sino también por el dolor que le gustaba provocar. Pero eso ya lo sabía él, porque eran más que amigos.

Apenas quedo solo sus pensamientos volvieron a verse invadidos por cierto pelirrojo que no le dejaba tranquilo, mientras se dirigía a su casa, iba pensando en su nueva estrategia, donde no fuera posible que hubiera ningún accidente casual o no. Estaba decidido que Sakuragi fuera suyo antes de concluir esa semana y solo quedaban dos días para la llegada del sábado, ya no iba a intentarlo en plan conquistador o seductor, eso se acabo, si era preciso usar la violencia con él, la utilizaría, le engañaría para atraerlo a su terreno, solo así podía conseguirle. Se había esforzado mucho para conseguir hablarle sin ningún resultado, había llegado el momento de cogerle por la fuerza como diera lugar.

Sus padres estaban viendo la televisión cuando llegó a casa.

-Tienes comida en la mesa. No olvides calentarla -le avisó su madre por si no la había visto.

Tomó agua que bebió con tragos largos, apresurándose hasta vaciar el vaso.

-¿Has comido? -pregunto al verle salir tan rápido de la cocina.

-No tengo hambre. Me voy a dormir -dijo.

-¡Hijo, no puedes irte sin comer algo!! -dijo preocupada por la actitud díscola de su hijo pequeño.

-Estoy cansado, no hambriento -dijo sin interrumpir su trayecto hacia su dormitorio. El hambre que necesitaba saciar provenía de Sakuragi, solo él conseguiría calmarle, no dudaba conseguirlo apenas le pusiera las manos encima, cuando su lengua se recreara lamiendo su piel, sus labios besando cada poro y su boca llenándose con su sexo y la culminación de su deseo, cuando le penetrara le haría saber que él iba a ser su único dueño, que nadie más le tocaría como no fuera él y si se atrevía a mirar a otro chico le castigaría impidiéndole poder salir de casa durante varios días, porque sería incapaz de sentarse.

Esos pensamientos aceleró la formación de saliva, su boca se llenó de ella y su miembro se endureció bajo el pantalón.

Se apresuró a llegar a su cuarto, cerrando la puerta tras él, su ademán de pasar la llave se detuvo al recordar que compartía habitación con su hermano. Afortunadamente siempre regresaba de madrugada. Desde que cumplió la mayoría de edad sus padres eran incapaces de conseguir que volviera antes de la medianoche.

No esperó mas, apresuradamente se despojo de pantalones y slip al mismo tiempo, dejándoles caídos alrededor de sus tobillos.

Dejo caer sobre su mano la abundante saliva que había generado, llevándola hasta su miembro, estaba medianamente erecto, no fue suave, comenzó a frotarse con energía, su saliva le permitía llevar un ritmo rápido, sus dedos se cerraban con excesiva fuerza, dándole no solo bruscos apretones, sino también tirones, el dolor era como un tónico, llevándole a la cima del placer, mientras su mente se llenaba de imágenes con Sakuragi doblegado a él, sobre todo Sakuragi arrodillado a sus pies mientras se masturbaba en su boca. Era una imagen tan placentera que alcanzó el orgasmo enseguida, aunque se derramó en su mano, eso fue un aliciente más para continuar, porque seguía excitado, era capaz de alcanzar orgasmos múltiples solo con el pensamiento y sus manos.

Apretó los labios para no gemir excesivamente alto, no fuera que su madre le diera por subir a ver que le pasaba, e interrumpiera tan glorioso instante.

Una vez más Sakuragi estaba sometido, atadas sus manos por encima de su cabeza, arrodillado, con los antebrazos apoyados en el suelo para mantener sus caderas alzadas, desnudo, mostrando sus nalgas enrojecidas por el uso del azote, donde se había empleado mas a fondo, tenía un rastro sangriento, ya no gritaba por el dolor que le infringía, solo lloraba suavemente, le agarró de la barbilla, alzando su rostro, su mirada le estaba rogando que le cogiera, en silencio le estaba pidiendo que le tomara, que le permitiera descargarse para liberarse del dolor de su miembro hinchado, su eyaculación estaba retenida por un anillo con vibraciones que le excitaba más y más.

No iba a darle esa satisfacción, le soltó para agarrarle de las caderas, levantando su trasero, de una estocada le penetró.

Fue tan vívida la imagen de Sakuragi en su mente, derrotado, esclavizado a sus deseos que nuevamente derramó su semilla con profusión. No pudo evitar dar un grito de gozosa plenitud, su mano desbordaba por su descarga, comenzó a caer al piso, una vez más siguió usándola para facilitar sus movimientos alrededor de su miembro que continuaba erecto, no tardó en tenerlo con la dureza apropiada, aquella que solía alcanzar cuando el placer era muy intenso.

Sus rodillas incapaces de sostenerlo se doblaron, sintiéndose incapaz de continuar en esa postura quiso andar pero se tambaleó debido a la ropa que entorpecía sus pasos. A los trompicones, casi a rastras consiguió llegar hasta su futón que ya estaba extendido junto al de su hermano mayor, tuvo un pensamiento coherente hacia él. No llegaría antes de las cuatro de la madrugada, luego dormiría un par de horas antes de levantarse para ir a su trabajo de medio tiempo. Podía seguir hasta agotarse.

Con el rostro hundido en la dura almohada, las rodillas dobladas y el cuerpo alzado para facilitar su labor, tenía una mano desplazándose por su miembro, mientras la otra se introducía en su abertura trasera consiguiendo que el placer fuera mas profundo.

Continuo imaginando a Sakuragi en diversas posiciones, todas ellas se sumisión, tan placenteras, que sus gemidos quedaban amortiguados por la tela que mordía para sofocar sus gritos enajenado por el placer y dolor que el mismo se procuraba.

Ya no era consciente de cuantas veces había alcanzado el orgasmo, su cuerpo temblaba con cada sacudida, se vaciaba una y otra vez, llegando al cenit del placer, finalmente su cuerpo se derrumbó, estaba pletórico, en parte había saciado el deseo acumulado por Sakuragi, el placer que había experimentado, no era nada cuando finalmente pudiera sentirle tembloroso bajo su cuerpo. Se desmadejo sobre el futon, con numerosas manchas que delataban en que empleaba su tiempo en lugar de dormir, más ya no era consciente roncaba estrepitosamente.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Sendoh Isseo regresaba a casa con algunas copas de más, era el único del grupo que era capaz de sostenerse sobre su propio pie, por lo tanto como la fiesta había concluido demasiado pronto sus amigos le dejaron solo porque prefirieron meterse en un cyber a dormir, porque no tenían ánimos para continuar divirtiéndose en otro local. Si no fuera porque estaba cerca de su casa se hubiera quedado con ellos, iba a estar más cómodo durmiendo en su futón, que tirado sobre un asiento, intentado ver tías ligeras de ropa.

Apenas abrió la puerta de la habitación le llego el intenso olor a semen, y lamentó no haber aceptado la insistente solicitud de su amigo Taisei para quedar juntos en una de las cabinas que pensaban pagar. Les iba a resultar más barato que pasar la noche en un hotel.

Se apresuro a cruzar la cámara, esquivando el cuerpo cruzado de Akira en posición fetal. Sacudió la cabeza, durante esas ultimas semanas estaba desquiciado y sus hormonas desbocadas. Abrió los postigos de la ventana dejando que la brisa de la madrugada ventilara el lugar.

Respiró hondo antes de acercarse a Akira, se acuclillo a sus pies, soltando los cordones de sus zapatillas y sacando la ropa que llevaba enrollada en los tobillos, tras doblar cuidadosamente los pantalones para evitar que siguieran arrugados a la mañana procedió a quitarle el jersey. Akira era como un peso inanimado, aún así pudo moverle con facilidad porque no era la primera vez que tenía que acomodar a su hermano para que pudiera dormir con cierta comodidad. Le hizo rodar hacia su futón sin que despertara, su respiración parecía alterada aún dormido.

Le quitó la funda al futón llevándola a la lavadora para reemplazarla por otra limpia, cuando regreso el ambiente cargado se había suavizado y aunque quedaba un resto acre era más soportable.

A la mañana, su madre no podía comprender como se manchaba tan a menudo y cuando les preguntó los dos se hicieron los desentendidos, limitándose a hablar rápidamente entre si, dejándola sin respuesta.

Acabaron su primera comida y recogiendo sus cosas cada uno marchó por caminos diferentes, Akira a su preparatoria, él hacia la universidad, donde tenía un trabajo a media jornada, pagándose así sus estudios.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).