Cuando todo está tranquilo por un determinado periodo de tiempo, quiere decir que se avecina una enorme tempestad. Al menos eso era lo que pensaba Tom. A un mes de retomada la filmación, no había ocurrido ningún tipo de sobresalto, y eso lo sorprendía.
El tema del programa no se había vuelto a tocar, y menos después de que Jade le contara lo que Daniel le había dicho, lo de la broma personal, lo de jugar a decir que Harry y Draco se amaban, Tom no se lo había contado porque era una tontería que decían entre toma y toma, pero no podía negar que se sentía definitivamente convencido de que había sido un chiste.
Las filmaciones no dejaban mucho tiempo para verse, pero eso no importaba, ya que ambos, Dan y Tom, a una determinada hora de la noche, generalmente a las once, se conectaban a Internet, hablaban unos instantes acerca del día, y luego jugaban a Guitar Hero hasta entrada la madrugada.
La relación con Jade estaba… estable. Si bien no era como antes, tampoco era caótica… aunque Tom se sentía asfixiado muchas veces con las ocho llamadas al día que su novia le hacia y con tenerla detrás de los set mirando como filmaba sus escenas.
También se sentía entre la espada y la pared, los chicos del elenco hacían muchas reuniones y el no asistía por dos motivos: Si asistía tenia que llevar a Jade, y si asistía solo se le armaba un gran revuelo con su novia.
Varios de los chicos del elenco ya no le hablaba y eso lo hacia sentir fuera de lugar, cuando se acercaba ellos cambiaban el tema, y ya ni siquiera le avisaban cuando había una reunión, como sabiendo de antemano que el no asistiría.
Pero una fecha muy importante se acercaba: El cumpleaños 21 de Daniel, un número muy importante y además era su mejor amigo el que los cumplía.
**
Una mañana, Tom estaba leyendo el guión sentado en uno de los bancos de la decoración de los pasillos de Hogwarts, cuando Emma se acercó a el y se sentó a su lado, captando su completa atención.
-Hola Tom – lo saludo.
-¿Cómo estas? – pregunta el rubio.
-Yo bien ¿Tu?
-¿Por qué tantas vueltas? ¿Qué quieres decirme?
-Me mando Daniel a hablar contigo.
-¿Qué? ¿Y porque no viene el?
-Escucha Tom. Daniel dará una fiesta en su Penthouse… solo el elenco.
-Pero… ¿La fiesta no será aquí?
-No, su cumpleaños cae un Jueves, aquí comeremos un poco de pastel y le darán uno que otro regalo, pero luego el hará una reunión privada el sábado… solo el elenco joven.
-Entiendo.
-Que bueno, entonces asumo que entendiste lo de “solo el elenco”
Tom se quedo mirando hacia la nada, como pensando en su respuesta, luego sintió una mano invisible apretándole su corazón y bajo su vista al piso.
-¡Por dios Tom! Es tu mejor amigo, cumple 21.
-Lo se, lo se maldita sea.
-¡No, no lo sabes! No tienes que dudarlo siquiera.
Se quedaron en silencio por unos segundos, pero Emma planeaba tener la última palabra, y así seria.
-¿Por qué te mando el? ¿Por qué no me lo dijo directamente a mí?- preguntó Tom.
-Daniel no quería ver la duda en tu cara ni en tus ojos… como la estoy viendo yo ahora.
Emma respiro hondo y continuo:
-Te has apartado tanto de nosotros, Tom. Ya no almuerzas con nosotros, ya no tocas la guitarra, ya no estas bromeando con nosotros entre toma y toma.
-Emma…
-Lo sabes, Tom. Faltaste al cumpleaños de Evanna, cumplió 18 y tú no estuviste ahí.
Tom sintió que sus ojos se les estaban llenando de lágrimas, y no quiso que Emma lo viera así, pero igual lo notó.
-Debes aprender a separar las relaciones, los vínculos.
-Ah si ¿Cómo?
-Estas dejando atrás muchas cosas por ella. Te extrañamos.
Emma se levantó y se fue, Tom quedó mirando hacia la nada, pensativo, dolido, sintiéndose como un mal amigo… así se sentía, un mal amigo y un buen novio.
Y eso ya no le estaba gustando para nada.
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El primer paso era encontrar el regalo perfecto para Daniel, era muy difícil, el lo tenia todo, solo tenia una semana para hallar algo que realmente lo dejara satisfecho a el, y que a Dan le gustara.
Había pensado en la opción de preguntarle, pero paso mas de cuatro días sin ver a Daniel, lo veía de lejos en el set, pero ya ni siquiera se conectaba en Internet o le mandaba algún mensaje de texto ¿Estaría enojado con el? Tom se sentía bastante inseguro sobre la relación con su amigo, ya que esa espacie de abandono, por así decirlo, se dio justo el día en que había hablado con Emma.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el pitido de su celular, a esas horas de la noche era el octavo (y a veces noveno) llamado de Jade, pero Tom nunca sabia si ese seria el ultimo del día.
-Hola –contestó.
-¿Dónde estas?
-En casa Jade ¿Adónde podría estar?
-Ah ok ok, no te enojes. ¿Has hablado con Dan?
¿A que venia esa pregunta? Primero le decía que no quería que se juntara con el, ahora le preguntaba si lo había visto… no había quien entienda a las mujeres definitivamente.
-No, no lo he visto desde hace cuatro días, solo lo veo a la distancia en el set.
-Yo se por que no lo ves, ni bien termina de filmar se desaparece.
-¿Por?
-Porque su compañerito Ed vino a Londres, estará con el hasta su cumpleaños y luego se ira.
Tom se quedó con la boca un tanto abierta ¿Aun seguía con ese jueguito de Ed? ¿Y porque los demás sabían donde estaba y el no? Momento… ¿Eso que estaba sintiendo eran celos?
-Tom, ¡Tom!
-Eh ¿Qué?
-¿Qué le regalaremos a Daniel?
¿Regalaremos dijo?
-No lo se Jade.
-Ok, yo investigara algo ¿Si?
-Ok.
-Que duermas bien amor, nos vemos mañana.
-Adiós.
-Te am…
Pero Tom colgó el teléfono antes de que ella terminara de hablar. Transcurridos unos segundos se dio cuanta de lo que acababa de hacer. ¡Demonios! Le esperaba una buena sesión de gritos al otro día.
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Había tenido la oportunidad de hablar con Daniel al otro día, los gritos de Jade le habían dejado un terrible dolor de cabeza y, cuando fue al gran remolque donde estaba improvisada una enfermaría para pedir una aspirina, encontró a Daniel. Al parecer se había cortado en el antebrazo y lo estaban curando con desinfectante.
-Hola amigo – saludo Daniel, haciendo que la enfermara que lo atendía se volteara.
-Hola Tom – saludo la mujer -¿Qué te pasa?
-¿Tienes algo para el dolor de cabeza fuerte?
-Si, claro. Dan, mantenlo apretado ahí – ordeno, mientras ella buscaba un analgésico en las gavetas.
Tom se tomo el comprimido y espero a que finalizaran con su amigo. Ambos salieron del remolque y se fueron caminando hasta donde estaba el catering para poder comer algo rápido antes de volver a filmar.
-Tom, lo siento – dijo de repente.
-¿Por qué?
-Me desaparecí cuatro días, tendría que haberte escrito algún mensaje.
-No importa, estabas con Ed.
-¿Como sabes?
-Me lo dijo Jade.
-Ah, veo que los rumores vuelan.
-Oye ¿Qué quieres para tu cumpleaños? – pregunto Tom, tratando de evitar cualquier tipo de comentario sobre su relación con Ed, o porque había mandado a Emma como mensajera.
-Quiero que vayas a mi fiesta.
-Me refiero a un obsequio.
-Quiero eso como obsequio, que vayas a mi fiesta.
-Yo quiero amigo, pero esta jade y…
-Miéntele.
-¿Qué?
-Que le mientas.
Tom estaba por responder cuando uno de los productores llamo a Dan para avisarle que volvían a filmar. Dan se despidió con una sonrisa y una ceja elevada, como dándole a entender que era una buena idea mentirle, que lo meditara.
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El día había llegado y la filmación finalizo seis horas antes de lo habitual.
Había una mesa enorme y llena de comida. Era quizá la primera vez que todos almorzaban en el mismo lugar, a la misma hora.
Solo el elenco estaba ahí, y Tom comenzó a experimentar algo que hacia mucho no sentía: El estar solamente él con sus amigos, reír y hablar de cualquier tontería, el acercarse a sus compañeras sin ser regañado luego, y que las chicas se le acercaran a el sin miedo a recibir un arañazo furioso.
Iba a asistir a la fiesta de su mejor amigo a como diera lugar.
Daniel estaba recibiendo muchos regalos y, para que luego no le volviera a doler la cabeza por los gritos de su novia, Tom decidió darle ahí el regalo que la chica había elegido para regalárselo por parte de ambos. Era una camisa Armani muy fina.
Claro que el regalo que el le había comprado se lo daría el sábado en la fiesta.
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El Viernes en la tarde Tom solo filmo un par de horas a la mañana, y no tendría que regresar hasta el Lunes.
Tenia muchos sentimientos encontrados y ya se estaba castigando a si mismo por lo que iba a hacer. Pero realmente ansiaba mucho ir a esa fiesta, lo deseaba con toda su alma… pero no quería mentirle a Jede, pero Tom sabia mejor que nadie que no habría otra manera. Jamás se le había pasado por la mente mentirle, pero la relación se estaba tornando bastante asfixiante.
Mas o menos tenia pensada cual seria la mentira, pero estaba el problemas de que el día era sábado, el junto con Jade salían siempre sin ninguna excepción, tenia que inventar algo lo suficientemente creíble para que la convenciera de no salir y de no ir hasta su casa.
El medio día del sábado Jade trabaja, así que Tom fue al centro comercial junto con su madre, almorzaron ahí y compraron algunas chucherías, pero el verdadero motivo de estas ahí hasta entrada la tarde, era que Tom esperaba que le trajeran el regalo que había encargado para Daniel.
Estaba sentado en una de las mesas de la heladería, su madre había ido al baño y eso significaba que tendría como mínimo veinte minutos de espera.
-Disculpe joven – dijo una voz haciendo que Tom se volteara.
-¿Si?
-Es usted el que hace de Draco Malfoy en Harry Potter.
-Si, señor, soy yo.
Tom miró al hombre que pidió permiso para sentarse en la silla junto a él, tenía un traje muy elegante y un maletín. Su cabello era castaño y tenía los ojos tan celestes que parecían transparentes. Además de que a simple vista se notaba que era un hombre muy refinado y profesional.
-Mi hija lo adora. Tiene pósters de Draco Malfoy por todo el cuarto.
-Wow, que genial.
-Siento mucho importunarlo, pero me gustaría que le firmara un autógrafo a mi hija.
-Claro, encantado.
El hombre abrió su maletín y no necesito tener la perspicacia de Sherlock Holmes para saber que un talonario de recetas, un etetoscopio y la maquina para medir la presión le indicaban que era medico.
-Se llama Lucy.
-Ok. Aquí tiene señor, envíele mis saludos.
-Oh, muchísimas gracias, si puedo hacer algo por ti no dudes en pedirlo.
¿De verdad? ¿Se atrevería a hacerlo? Era ahora o nunca.
-Bueno… si, hay algo en realidad.
**
Jade estaba comprobando junto a otra compañera que los arneses que tendrían que usar los dobles estuvieran en perfectas condiciones, para que a la hora de filmar no se rompieran y ocasione un terrible accidente.
-Hola – contestó su celular, ni siquiera vio que el número de teléfono que salía en la pantalla era el de su novio.
-La señorita Jade Gordon.
-Si, soy yo.
-Mi nombre es Stephen Andrews ¿Me recuerda?
-Ah si, es el medico de la familia de mi novio, Tom Felton.
-Exacto, de hecho le estoy hablando del celular de su novio.
-¿Qué? ¿Dónde esta Tom? ¿Qué paso? – pregunto con tono de terror en su voz.
Tom miraba al hombre mentir por su teléfono con una gran soltura, no solo en la situación, sino en su nombre. Le había dicho que hablara haciéndose pasar por su medico personal, en realidad el hombre se llamaba Gregory Milles.
Tom se sentía horrible, se sentía el peor novio del mundo… pero realmente quería ir a esa fiesta y liberarse un poco para estar solo con sus amigos. Ambos estaban dentro del cuarto en donde guardaban los productos de limpieza del Shopping para que no se escuchara ningún ruido… sin duda ser famoso tenia muchísimas ventajas.
-Su novio comenzó con un cuadro gripal bastante severo – continuo el hombre.
-¡QUE!
-Le ruego que se tranquilice, Thomas esta en su casa en perfecto estado, la fiebre ya esta bajando.
-¿Qué paso?
-Le extraje un poco de sangre, verificaremos si es una gripe común o la denominada Gripe A.
-¿¡Tom puede tener Gripe A!?
-Aun no lo sabemos. La llamaba porque su novio me lo pidió, él no esta en condiciones de hablar, lo hemos sedado un poco.
-¿Esta en su casa? ¿Puedo pasar a verlo?
-Recién lo podrá ver mañana domingo luego de las 7 de la tarde, debe estar aislado por lo menos 24 horas hasta que estén los resultados de los análisis.
-Ay, Dios mío.
-No se preocupe señorita, su novio esta en buenas manos, mañana podrá pasar por su casa y seguro que estará mejor.
-¿Pero puede ser gripe A?
-Ya lo determinaran los análisis, de ser así solo tendrá que guardar reposo y tomar unos medicamentos.
-Ok, gracias por comunicármelo ¿El duerme?
-Si, y lo hará toda la noche, es mejor así. Su madre y su hermano estén con el pero en distintas partes de la casa, por el aislamiento.
-Bueno, me siento más tranquila. Gracias nuevamente.
-A sus servicios. Hasta luego.
El hombre cortó el teléfono y se lo extendió a Tom con una mirada triunfante.
-Gracias, muchísimas gracias Dr. Milles – dijo él, guardando el aparato en su bolsillo trasero.
-De nada, se la notaba muy preocupada.
-Si, lo se. Mañana la veré de todos modos.
-Ok, no tienes que darme explicaciones.
-Bueno yo… no hubiera querido pedirle esto, pero era necesario.
-Ya te dije que no tienes que darme ninguna explicación, fue un placer conocerte, mi hija estará muy feliz.
-Espero que si. Muchísimas gracias.
**
Después de despedirse de ese amable hombre, Tom se dirigió al local deportivo a buscar el regalo para Dan. Cerca de las 7:30 de la noche salio del baño ya aseado y se puso unos jeans azules clásicos, una remera roja y una camisa negra.
Suspiro hondo cuando se miro al espejo, se sentía una basura. Bajo a la cocina, tomo el celular de su madre y escribió:
“Tom esta bien, pero dormirá hasta mañana. Según el medico puedes venir luego de las 7 de la tarde”
Tom espero a que el mensaje sea respondido, a Jade le saldría el numero de su madre y así el se quedaría mas tranquilo de que ella había creído lo de su enfermedad y de que no estaría camino a su casa para verlo.
El teléfono sonó y Tom no espero a que el ringtone finalizara.
“Lo se, dale un beso de mi parte cuando despierte. Mañana en la tarde estará allí. Besos”
Tom suspiro un poco más aliviado, pero aun seguía sintiéndose fatal. También sabía que si el mismo conducía su auto era capaz de dar la media vuelta y faltar al cumpleaños de su amigo. Así que tomo su celular y busco en la agenda.
-Hola – contesto la voz del otro lado.
-Hola Rupert ¿Aun estas en tu casa?
-Ahja, pero ya salía para lo de Daniel.
-¿Te molestaría pasarme a buscar? Le preste el auto a mi hermano para hacerle un favor.
-Para nada, en quince minutos estoy ahí.
-Ok, gracias.
-Nos vemos.
Tom cortó y se quedó mirando el aparato ¿Se estaba volviendo un mentiroso empedernido?
Cuando se subió al auto de Rupert, este estaba escuchando a The Who, la música y las risotadas de su amigo le quitaron todos los pensamientos de su cabeza, solo podía pensar en la fiesta de esa noche, y en que seria genial.