LA PELICULA (EL FINAL)
Jimmy estaba escondido detrás de uno de los estantes en la biblioteca del ala Sur de la universidad, era pequeña y Richard no trabajaba ahí, sino que trabajaba en la biblioteca general, la más grande ubicada en el centro del campus.
Miraba a Sarah hablar con un chico y una chica, estaba esperando el momento en que ellos se fueran, para agarrarla y decirle unas cuantas cosillas.
Casi rompe todos los vidrios del campus esa mañana cuando, al salir de la habitación, todos los miraban con esa cara de repulsión, de agresión y odio, todo por esa estupida niña.
Sus pensamientos se interrumpieron al ver que los tres amigos salían rumbo a la puerta, ahora tendría que idear otro plan para sorprender a Sarah, pero encantado vio como esta regresaba, ya que su chaqueta había quedado sobre la silla, olvidada.
Ese fue el momento, Jimmy salio de su escondite sorprendiendo a la chica, la tomo del brazo bruscamente y la arrastro hasta el último cubículo de la biblioteca, muy escondido al final de salón.
La apretó contra la pared de un empujón y, tomando su cuello con fuerza, comenzó a hablarle muy de cerca, amenazante.
-Cállate – le advirtió, al notar que la chica quería zafarse y comenzar a gritar.
La chica obedeció, pero no porque el se lo impusiera sino, que alrededor del chico había comenzado a levitar un par de libros, y sus ojos amenazantes tenían un destello rojizo mezclado con su azul natural.
-Así que tu diminuto cerebro descubrió lo que soy… increíble viniendo de una tontita como tu. Solo te voy a decir una cosa, y espero que no se te olvide: Richard es mío ¿Entiendes? El sábado hicimos el amor y desde entonces esta conmigo, y no tolerare que tu o quien sea se le acerque ¿Quedo claro?
La chica asintió asustada y espantada, Jimmy apretaba cada ves mas fuerte su cuello y apenas podía respirar.
-Por tu estupidez es que ocasione los accidentes en la fiesta, y créeme que puedo hacer que sucedan cosas peores, así que te conviene dejar de acusarme, de hablar de mi o de Richard porque te aseguro que me conocerás en realidad.
La soltó y se alejo unos cuantos pasos, haciendo que los libros cayeran al suelo y que la chica se tomara de su cuello y tosiera para recuperar el aire.
-Te lo repito, niña, no te acerques mas a Richard, y deja de hablar de mi ¿de acuerdo? Y mejor sal de mi vista antes de que ocurra una desgracia mayor.
La chica dejo asomar sus lagrimas y salio corriendo de la biblioteca. Esa ya no estorbaría, estaba muy seguro de eso.
**
5 MESES DESPUES.
Jimmy y Richard estaban alistándose para la ceremonia de fin de curso, su primer año en la universidad había terminado, y ya estaba todo arreglado para sus vacaciones de verano.
-Estoy tan nervioso – dijo Richard, mientras que su novio le arreglaba la corbata blanca y negra que usaba.
-No tienes por que.
-Que vergüenza, todos me miraran.
-Ya deberías de estar acostumbrado, siempre te miran.
-Nos miran.
-Como sea.
El chico se miro al espejo y respiro profundo, para luego bajar la cabeza.
-¿Qué sucede?
-Estos últimos días estuve pensando en Sarah.
Jimmy rodó los ojos con molestia, rara vez le torturaba el hecho de no haberle dicho a Richard la verdad, pero era mejor así, era por su bien.
-Nunca supe más de ella, se fue así, rápido, sin despedirse.
-Mira Ricky, si el señor Freud no entendió a las mujeres, menos vamos a entenderlas nosotros… además no me interesa hacerlo.
-Lo se tonto, ami tampoco, pero… creí que éramos buenos amigos.
-Lo era, tú lo dijiste. Ya deja de pensar en eso que hoy es un gran día para ti.
Efectivamente ese día, además de la fiesta tradicional de fin de curso, a Richard le otorgarían un premio especial por ser el único estudiante de la universidad en ser elegido para una exposición de arte en Paris.
Richard se lamentaba por Sarah, ya que ese había sido un proyecto de ambos, ambos deberían ir a la presentación en la galería de arte mas famosa de Paris (Después del Louvre) Pero se había ido, y jamás volvió a saber de ella.
Pero claro, luego de comenzar su relación con Jimmy y luego de muchísimas noches hablando, Richard decidió hacer un retrato diferente y, cuando expertos llegaron a la universidad quedaron fascinados, ni siquiera Jimmy lo había visto, y eso era lo que lo ponía más nervioso.
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5 MESES ANTES
Sarah subió llorando a la habitación de su casa, había sentido tanto miedo frente a ese demonio, y era eso precisamente lo que mas le enfurecía, mostrar debilidad ante el, fuera lo que fuera. Pero en su cabeza resonaban esas horribles palabras, habían hecho el amor, Richard estaba con ese demonio y no con ella.
Dos golpes en la puerta resonaron, pero ella no los escucho.
-Sarah – llamo la vos de un chico.
¿Era su vos? ¿Qué hacia ahí? Maldijo para sus adentro, había sido un error decirle a sus amigas que abandonaría la universidad.
-Adelante.
Y efectivamente era el, su antiguo novio y ahora amigo, el capital del equipo de Basket, Mike.
-Jordana me dijo que abandonaste la universidad – dijo el chico sentándose en la cama.
-Así es, creo que el arte no era lo mío después de todo.
-A mi no me engañas, Sarah, desde que estábamos en la primaria que querías seguir bellas artes.
-Pero me di cuanta que no.
-Es por ese tal Richard ¿Verdad?
-No fue por el, fue por el idiota de Jimmy Archer.
-Dímelo a mi, casi me quema vivo.
La chica se incorporo en su cama, miraba a Mike con los ojos abiertos e hinchados por las lagrimas.
-¿Tu crees lo mismo que yo?
-A que te refieres.
-Que Jimmy Archer es un demonio.
-Bueno, yo no creo en eso, pero definitivamente no es normal, siempre pasan cosas muy extrañas a su alrededor.
-Lo odio, Mike… lo detesto.
-Que te hizo.
-Me quiero vengar. Y tú me ayudaras.
Mike río y comenzó a fraguar una especie de plan en su cabeza.
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La universidad de Cambridge tenía varios auditorios. El más grande, ubicado en el edificio principal del campus, era donde tradicionalmente se hacían las entregas de diplomas a los estudiantes que finalizaban sus carreras, eso había sucedido la tarde anterior, ahora, en el auditorio mediano, ubicado en el ala Norte de la universidad, se llevaba a cabo la ceremonia para los alumnos de todos los años de la carrera de arte, diseño y arquitectura.
Richard tuvo que sentarse en las pocas sillas sobre el escenario, ya que recibiría una distinción especial, además de presentar ante todos su pintura. Estaba algo nervioso por eso, por Jimmy, aun no la había visto y no sabia de que forma reaccionaria al verla.
Jimmy, por su parte, estaba sesteado mas atrás de lo que le hubiera gustado, pero como todo estaba organizado y el no cursaba esa carrera, tenia que conformarse con estar en la fila numero 13… valla ironía.
La hermana Susan lo vio y levanto su mano para saludarlo, ella estaba sentada muchísimo más atrás, en la fila de los familiares. La hermana los había saludado anteriormente y ahí estaba, feliz por sus niños. Jimmy sonrío al verla, no llevaba los hábitos, estaba vestida elegantemente de negro, con su cabello castaño hasta los hombros, suavemente ondulados. Por un instante imagino a su abuela ¿Habría sido mas bella que la hermana Susan?
Acomodo su bolso en las piernas y lo apretó algo nerviosa, Susan tenía un muy mal presentimiento… no sabia exactamente por que, pero esperaba estar equivocada.
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LA NOCHE ANTERIOR (Flash back)
-¿Estas seguro? – pregunto Sarah.
-Conozco este auditorio como la palma de mi mano – respondió Mike – Aquí se hacen siempre las entregas de premios a los deportistas.
Ambos caminaban agachados y cautelosos hasta la parte trasera del auditorio mediano. Mike sacó un manojo de llaves y, luego de revisarlas un poco, encontró la indicada.
Abrió la puerta trasera, y ambos entraron. Antes de que Sarah dijera alguna cosa, Mike saco una gran linterna e ilumino el camino.
-Bien, la escalera esta aquí – dijo, parándose almos frente a una escalera bastante defectuosa.
-Se caerá si nos subimos ambos.
-Tu ve al frente, cuando ya estés arriba me dices.
-Ok.
-Toma, llévate la cubeta.
Sarah tomo con un poco de dificultad la gran cubeta de acero y, cuando llego hasta arriba y se sentó a una de las vigas de madera, le aviso a Mike para que pudiera subir.
Fin del flash back.
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Tom Felton se pregunto que estaría haciendo, ya que no se veía con exactitud lo que tramaban, solo se veía un gran bote de pintura azul, una cuerda pasándose por la vigas, hasta el costado del escenario y hasta debajo de este, oculto por las telas que hacia juego con todo el auditorio.
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-Y ahora estoy muy orgulloso de presentar al único estudiante de Cambridge en ser elegido para exponer su pintura en Paris – dijo el hombre chiquito y regordete, mejor conocido por todos como el director de la universidad.
Jimmy sonrío orgulloso, sin poder apartar la vista de su novio.
-Con ustedes el talentoso joven, Richard Woods.
Una fuerte ovación se escucho en el auditorio al tiempo que Ricky se levantaba y estrechaba la mano del director.
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-Ahí esta ¿Qué esperas? – dijo Mike.
-Aun no, yo sabre cuando jalarlo.
Sarah tenía fuertemente tomada la cuerda en su mano. Sobre una de las vigas descansaba una gran cubeta llena de pintura azul, la cuerda pasaba por la viga de madera, bajaba por el costado del escenario y llegaba hasta debajo de este, en donde estaban escondidos Mike y Sarah, esperando el momento justo.
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Un hombre alto y elegante, rubio con lentes grandes le entregaba una especie de plato muy brillante a Richard, mientras los aplausos volvían a resonar, más fuertes aun.
-Felicitaciones, joven – dijo el hombre con un fuerte acento francés – Usted será el artista mas joven de Paris, estoy seguro que en muy pocos años su maravillosa pintura quedara inmortalizada en El Louvre.
A Jimmy le dolían sus manos de tan fuerte que aplaudía, estaba muy impaciente, quería ver la pintura de su novio cuanto antes.
-Y ahora – dijo el director – El joven Richard destapara la pintura que adornara una de las mejores galerías de Paris. Richard, cuando gustes.
El chico rubio agradeció que los aplausos opacaran el gemido nervioso que soltó. Su corazón latía fuerte y, cuando su mano se poso sobre la tela, noto que temblaba levemente. Por un instante dudo, pero finalmente y de una sola vez la destapo.
Un gemido ahogado de sorpresa se escucho en el auditorio.
La pintura de Richard consistía en una mujer desnuda, hermosa, con su cabello castaño esparcido en el suelo negro y, sobre ella… un demonio. Un hombre de fuerte brazos, rostro guapo y cuernos, cuernos tan grandes y largos que se enrollaban… alas, unas alas enormes que se perdían a los lados del cuadro, tenia una mano apoyada en el ceno de la chica todo en un tono negro y naranja. Era una pintura fuerte, sensual y maravillosa.
La hermana Susan se había llevado una mano a la boca, impresionada por la sexualidad de la pintura, por el concepto que Richard había usado, y maravillada por tan hermosa obra de arte, por que eso mismo era.
Jimmy estaba hipnotizado mirándola… esa pintura, el dibujo… sus padres.
Miro a Richard, se veía extremadamente nervioso, asustado, aterrado… pero cuando Jimmy le sonrío, se relajo visiblemente.
La pintura le parecía indescriptible, y comenzó a aplaudir con fuerza, parándose de su lugar, al mismo tiempo en que todos en el auditorio imitaban a Jimmy.
-¡Bravo! – se escuchaba desde atrás, desde adelante, desde los cuatro costados.
Todos ahí amaban el arte, eran artistas, y la pintura de Richard los sorprendió y maravillo a todos.
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-¡Ahora! – grito Mike.
Sarah contuvo el aire y, sin pensarlo nuevamente, jalo con fuerza la cuerda.
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Todos dejaron de aplaudir cuando una gran cantidad de pintura azul callo desde arriba sobre el cuadro, empapándolo por completo, arruinándolo… y sobre la parte derecha de Richard, ensuciando su traje, dejándolo petrificado por la sorpresa.
La mayoría de los presentes estaban horrorizados y sorprendidos, pero de algunos puntos del salón se escuchaban risas sarcásticas, las amigas de Sarah no perdieron tiempo para aumentar la humillación de Richard con carcajadas de burla.
Richard levanto el rostro y lo vio a Jimmy, furioso… con sus ojos completamente rojos.
La hermana Susan se levanto temiendo lo peor al ver a Jimmy en medio del pasillo que separaba los dos grupos de butacas del auditorio, pero como todos estaban parados, el chico moreno pasaba desapercibido.
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-Vamos, vámonos – jalaba Sarah a Mike, que quería quedarse a ver.
Justo cuando ambos salen por la puerta trasera, esta se cierra bruscamente, sobresaltando a todos.
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-¡Jimmy, NO! – gritó la hermana Susan.
Pero como si un fuerte viento hubiese entrado, la mujer fue empujada con brusquedad hasta la salida del auditorio, quedando fuera de este cuando la puerta se cerró violentamente. Richard estuvo por gritar pero lo mismo le sucedió a él, un fuerte viento inexplicable lo despidió hacia atrás, metiéndolo dentro del armario en donde se guardaban los equipos deportivos y electrónicos.
-Jimmy NO… NO LO HAGAS- gritaba mientras que con sus dos puños golpeaba la puerta de madera, y la pintura azul se escurría por su pelo y su piel.
Un gran pánico se apodero de todas las personas ahí. Con puños golpeaban la puerta para salir, con todas sus fuerzas intentaban abrirlas, pero era imposible. Lanzaban objetos a las ventanas, pero los vidrios no se rompían.
-Calma, por favor, cálmense. No hay motivo para tal desacato – dijo el director.
Pero pronto el hombre quedo asustado mirando lo que sucedía, todas las butacas del auditorio se desprendían del suelo, rompiéndolo, quebrando la bella madera del piso.
Jimmy seguía estático en donde estaba, justo en medio de la sala, sus ojos estaban cada ves mas rojos y sus brazos abiertos a unos centímetros de su cuerpo, sus puños apretados y su mira fija en algún lugar.
Fuera del allí, la hermana Susan gritaba por ayuda, lamentablemente no había mucha gente en el campus, pero dos chicos se acercaron y escucharon sus ruegos. Pronto ambos estaban llamando a la policía, los bomberos y los hospitales.
Dentro del pequeño cuartito, Richard escuchaba los gritos de terror de las personas, le rogaba a Dios porque Jimmy se detuviera, porque no matara a nadie… pero estaba equivocado.
Las sillas comenzaron a volar en círculos alrededor de Jimmy, y el caos fue total.
Las personas ahí presentes, alumnos, familiares, maestros, invitados especiales, todos comenzaron a subirse unos sobre otro intentando escapar. La ventanas del auditorio eran grandes, pero estaba hasta arriba, muy similares a las canchas de Basket.
Las sillas comenzaron a estamparse contras las puertas de salidas, la grande de entrada y la pequeña en la parte trasera. No había escapatoria.
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Richard buscaba cualquier cosa en ese desorden que el sirviera para abrir la puerta. Encontró la base de un micrófono, el tronco de acero completo con sus tres patas abiertas. Los tomo con fuerza y comenzó a pegarle a la puerta de madera, que ni siquiera se movía un poco.
Susan, mientras tanto, le hacia señas a los patrulleros policiales, que fueron los primeros en llegar. Un hombre músculos y con bigotes se bajo, siendo alcanzado por la hermana Susan.
-¿Qué sucede señora? – pregunto.
-OH Dios, será una tragedia. Todos están enserados en el auditorio ¡Todos morirán!
El hombre hizo una seña hacia los autos colegas que lo seguían, y emprendieron camino al auditorio del campus.
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Ya no había ninguna silla volando, todas estaban encimadas en ambas salidas del lugar, la gente lloraba, clamaba por auxilio, gritaban, algunas intentaban sacar las sillas que obstruían las puertas, pero era imposible.
En el techo, como método de seguridad, estaban los tubos de lluvia para los incendios, absolutamente todas se prendieron sin que una pequeña llama los tocara.
Los gritos fueron aun mayor, e inútilmente seguían queriendo escapar por las puertas o ventanas, algunos simplemente se quedaban en los rincones, llorando, otros intentaban atacar a Jimmy, pero este tenia una especie de protección invisible que, cuando se le acercaban, eran despedidos bruscamente, chocando contra las pared y cayendo inconcientes.
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Richard seguía golpeando la puerta, cada vez más y más fuerte, pero la base del micrófono se rompió en un golpe particularmente fuerte.
-¡Mierda! – grito frustrado.
Comenzó a buscar otra cosa, los gritos afuera se intensificaban aun mas, y el estaba completamente desesperado.
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De pronto, los focos de luz comenzaron a explotar, saltando chispas de ellos y los grandes equipos de sonido a ambos lados del escenario comenzaron a explotar también, provocando que los cables enchufados saltaran.
-¡Aléjense del piso! – grito un hombre, y la desesperación llego a su punto mas alto.
La gente parada sobre el agua y mojada, temblaban furiosamente antes de caer al piso, muertos, electrocutados. Algunos habían logrado subirse a las sillas amontonadas, pero estas se desprendían de la pila y ellos caían al piso, muriendo al instante luego de convulsionarse unos segundos.
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Richard ya no escuchaba tanto ruido afuera, y eso era lo que mas lo aterraba. Jimmy había prometido jamás matar a nadie… había roto su promesa, estaba seguro.
Encontró un martillo algo viejo en una esquina, y comenzó a darle fuertes golpes al picaporte de la puerta.
Afuera, los policías no podían entrar por ningún lado y, mientras ideaban un plan de emergencia, la hermana Susan solo rezaba.
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Dentro, Jimmy sentía mucha furia, tanto que no pudo controlarla, tanto… que termino matando a todos. Miro al suelo, todos yacían muertos. La lluvia dejo de fluir, y las sillas cayeron de sus pilas, chocando contra el suelo.
Richard se quedaría enserado, no quería que nada malo le pasara, lo sacaría de allí cuando todo se calmara. Jimmy sabía quienes habían sido los responsables del ataque a Richard, y si querían provocarlo, lo habían conseguido.
Comenzó a caminar hacia la puerta de la parte trasera, con toda la tranquilidad del mundo. Finalmente los policías derribaron la gran puerta de entrada, encontrándose con cientos de personas muertas.
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-¡Es un demonio, te lo dije! – le gritaba Sarah a su amigo.
-Dios mío.
-¿Has visto lo que hizo? ¡Mato a todos en el auditorio!
-Esto esta mal, esto esta muy mal – decía el chico, tomándose la cabeza.
-¡Hay que matarlo, Mike! ¡Hay que matarlo antes de que nos mate a nosotros!
El chico la miro con terror en sus ojos, y comenzó a caminar hacia el estacionamiento del campus.
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Un último golpe y el picaporte de la puerta cayo al piso, salio al exterior, jadeante, pero en ese momento desearía no haberlo hecho.
El lugar estaba lleno de policías, y el piso estaba lleno de gente muerta.
-Oye tú, muchacho- dijo un policía joven. – Vete de aquí, no hay nada que ver.
La poca gente que se había quedado en la universidad se estaba aglomerando afuera, y los policías poco a poco los iban sacando.
-¿Están muertos? – pregunto, con horror en su voz.
-Si, chico. Todos.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y su cuerpo comenzó a temblar.
-Jimmy – jadeo, sin contener su llanto.
-Lo siento mucho – dijo el policía – Afuera hay ambulancias y…
Pero Richard no lo dejo terminar, salio corriendo apresuradamente del lugar.
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El campus de Cambridge era inmenso, parecía una ciudad. Jimmy caminaba totalmente empapado por el medio de una de sus calles, estaba volviendo en si, estaba comprendiendo lo que acababa de hacer.
Detuvo su caminar y, luego de unos segundos, soltó un fuerte grito, desgarrador, tan largo y fuerte que, cuando su aire se acabo, la garganta le dolía como nunca antes.
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La hermana Susan caminaba como borracha por una de las calles, no tenia idea de donde estaba, pero no quería ver como sacaban a la gente muerta de ese auditorio.
De pronto, un fuerte grito resonó en el silencio de la noche, en el silencio que había en esa parte de la universidad, ya que en otra parte, todo era llanto y desesperación.
-Jimmy – dijo, reconociendo su voz en el grito.
La mujer echo a correr rumbo al sonido.
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-Mira, mira Mike – dijo Sarah, señalando a la mujer que corría por una de las calles.
-¿Qué?
-Es la monja esa, la del orfanato donde estuvo Richard. ¡Síguela!
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Richard corría sin rumbo, tuvo que parar, ya no tenía más aire. Se apoyo contra un árbol, poniendo sus manos en las rodillas para recuperarse un poco.
Vio una camioneta que pasaba a toda velocidad por su lado. La conocía, conocía ese auto tan caro y grande, antes de que diera la vuelta en una esquina se obligo a incorporarse y continuar corriendo.
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Jimmy estaba parado en medio de la calle, con sus dos manos cubriendo su cara, lloraba, no podía creer lo que había hecho… pero, habían humillado a Richard, se habían reído de el y habían destrozado la pintura de sus padres, porque ellos eran los del dibujo, sus padres.
Sus piernas temblaban, pero no quería caer al piso, su corazón palpitaba aceleradamente. Había roto su promesa, Ricky jamás se lo perdonaría ¿Qué pensaría la hermana Susan? Pensaba que ya tenia control sobre su parte diabólica, pero no, esa noche había quedado demostrado, aun no sabia dominarla y cada día se apoderaba mas y mas de el.
Quería morir, merecía morir.
Escucho el fuerte ruido de los frenos de un auto. Sabia muy bien quienes eran, y no le importo. Tomo aire profundamente y se quedo allí, esperando el impacto que terminara con toda esa maldad que lo estaba consumiendo.
-Más fuerte Mike. MATALO. – Grito Sarah a su lado.
El chico apretó aun mas el acelerador, dirigiendo el auto hacia Jimmy.
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Sus pulmones ya no respondían, tenia que parar. Contra su voluntad Richard detuvo su marcha y callo al piso, prácticamente ahogado por el aire que le faltaba.
**
La hermana Susan lo vio, Jimmy parado en medio de esa calle, y ese auto a todo velocidad dirigiéndose hacia el.
-JIMMY – grito de forma histérica, y sin pensarlo dos veces corrió hacia el.
El chico moreno seguía con sus ojos cerrados, no le importaba nada a su alrededor, la decisión ya había sido tomada.
Esperaba el fuerte impacto… pero nunca llego.
Distinto a eso, sintió un muy fuerte empujón que lo lanzo lejos de donde estaba parado.
Abrió los ojos y la vio, la camioneta arrollándola, la hermana Susan volando por los aires hasta caer bruscamente al piso.
-NOOO – grito Jimmy.
Por la ira del chico moreno, la camioneta comenzó a dar varias vueltas hasta chocar contra un poste de luz, explotando en miles de pedazos, con sus dos ocupantes dentro.
**
El corazón de Richard estaba a punto de estallar, había escuchado todos los gritos, la fuerte frenada del auto y la explosión. Dio vuelta en la esquina y lo vio.
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Jimmy se levanto apresuradamente del suelo y corrió hasta el cuerpo de la mujer. Se arrodillo ante ella, estaba muy mal herida, con mucha sangre en su cuerpo y rostro.
-Hermana, hermana Susan resista, por favor – Pedía Jimmy con desesperación.
-Ji… Jimmy – balbuceo la mujer con dificultad.
-No, por favor, hermana Susan, NO.
Pero la mujer ya no lo escucho, su cuerpo se había relajado por completo mientras se entregaba al más profundo y eterno de los sueños.
Todo su cuerpo temblaba, la hermana Susan, esa mujer que había sido todo para el, madre, abuela, hermana, amiga… había muerto por el, por el que no merecía vivir ¡Por el que era diabólico!
-¡Jimmy! – grito Richard que se acercaba corriendo.
Cuando llego hasta su novio se arrodillo a su altura y lo abrazo muy fuerte, ambos con desesperación y dolor, llorando juntos como jamás lo habían hecho.
-¿Qué paso? – pregunto Richard, sin dejar de abrazarlo.
-Ella murió para salvarme. ¡Se murió!
Richard jamás había sentido algo así dentro suyo, era demasiado, sentía que su cabeza y su corazón iban a explotar. Miró el auto aun ardiendo a pocos metros de ellos, y miro el cuerpo sangrado y sin vida de la mujer que lo había criado.
De pronto sintió que iba a desmayarse.
**
Con muy pocas películas le había pasado eso, cuando intentas reprimir las lágrimas, cuando se te hace ese gran nudo en la garganta y se te oprime el pecho.
Eso mismo le estaba pasando a Tom mientras veía esa escena. El auto incendiado de fondo, y los protagonistas arrodillados frente al cuerpo sin vida de la hermana Susan.
Jade lo tenía tomado del brazo y no disimulaba para nada su llanto.
**
Jimmy mostró un triangulo irregular de hojalata, era puntiagudo y parecía muy filoso, seguramente alguna parte del auto, había pedazos de la camioneta por varios lugares de la calle.
-¿Qué es eso? – pregunto Richard.
-Quiero que cumplas tu promesa.
Richard lo miro con ojos muy abiertos, mil veces se lo había prometido a Jimmy, la promesa de matarlo si es que el llegaba a matar a alguien, pero jamás imagino cumplirla.
-No… No lo are.
-Mi alma ya no puede salvarse Ricky.
-Claro, claro que puede, tu no eres malo, tu…
-Basta, soy un maldito bastardo que acaba de electrocutar a ciento de personas inocentes.
Richard lloraba a cada segundo más, y cuando Jimmy puso el pesazo de hojalata filosa en sus manos, cuidando de no dañarlo, pensó que iba a morir de dolor.
-Jimmy no me hagas esto, por favor.
-Ya no puedo más.
-Podemos escapar, podemos irnos a otro país donde nadie nos conozca.
-Seria igual a donde sea que vallamos, yo seria el mismo.
-Pero estaríamos juntos.
-Pero yo volvería a fallarte nuevamente, Richard.
-No ¡No me importa!
-¡Pero ami si! ¡Me convertí en un maldito asesino, mierda!
Jimmy apretó la muñeca de su novio, fuerte, pero sin lastimarlo. Llevo la punta filosa hacia su estomago y la hundió un poco.
-Hazlo, hazlo Richard, lo prometiste.
-No… por favor Jimmy, te amo.
-Si me amas hazlo, no me dejaras convertirme definitivamente en un demonio. HAZLO.
-NO, NOOO. No me hagas esto, por favor.
-Ya no puedo vivir así, ya no quiero.
-Pero esta no es la solución.
-¿Y si algún día te hago daño? – pregunto Jimmy, apretando la mano de su novio bajo la suya.
-No serias capaz.
-Tampoco me creía capaz de matar a nadie… y mira lo que sucedió.
-Jimmy, por favor, no.
-¡Hazlo!
-NO, POR FAVOR.
-¡Hazlo, maldita sea! HAZLO.
Por los nervios que le causaban la situación y aquellos gritos, y con un poco de fuerza empleada por Jimmy, el pedazo de hojalata se hundió en el abdomen del chico moreno, haciendo que la sangre brotara y manchara ambos cuerpos.
Richard quito el objeto punzante del estomago de Jimmy, y se llevo al rostro sus manos ensangrentadas, para luego abrazar a su amor, antes que cayera al piso.
-Gracias – sonrío Jimmy, con un hilo de sangre que salía de su boca. -Te amo.
-Te amo - pero cuando sus bocas estaban por juntarse, Jimmy cayó muerto, no pudiendo concretar el beso.
-¡Jimmy! – lo llamaba a gritos, había matado a su amor, todo había terminado.
Richard continúo llorando en medio de los cuerpos de las dos personas que más había amado en su vida. El fuego de la camioneta ya estaba casi extinto, y el sol comenzaba a asomarse por el Este. Lo ultimo que recordaba antes de despertar en el hospital, fueron unas sirenas y las voces de algunos hombres.
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1 AÑO DESPUES.
Se podía ver un pasillo largo y oscuro, esa noche se cumplía un año de la muerte de Jimmy y Susan, y se pudo ver el rostro sombrío de Richard entrando a un cuarto.
La habitación del orfanato en donde habían crecido ambos, una foto hermosa en donde se veían Susan, Jimmy y Richard sonrientes, una soga gruesa atada a una viga.
Richard subió a una silla, pasó su cabeza por el agujero de la soja y ajusto el nudo a su garganta. Miro la foto por última vez.
-Lo siento – dijo – Lo intente, pero ya no soporto mas.
El chico rubio salto de la silla, y la soga se apretó mas a su cuello, quitándole el aire por completo. Solo se veían sus pies moviéndose frenéticos, para luego quedarse quietos por completo.
La cámara viajó lentamente hasta la hermosa foto de los tres, ahora muertos. La escena se puso totalmente negra y debajo, como un subtitulo se pudo leer:
“Algún día, lo se, el bien ganara la guerra, pero hasta el día de hoy, el mal esta ganando las batallas” (W. Shakespeare)
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Por unos segundos todos estaban petrificados, pero de a poco se comenzaron a escuchar aplausos hasta crear una ovación.
Esa ultima frase le recordó a Tom la magnifica Hamlet, en donde todos sus personajes mueren, al igual que en la película. Perfectamente elegida la frase.
Había sido lo mejor que había visto en mucho tiempo y, por la ovación, parecía no ser el único que lo pensaba.
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