Sombra gris y un cuerpo rojo.
Misteriosamente ha empezado a llover.
Y lo digo de ese modo porque en esta época del año es extraño que pase. Me quedo quieto, arrimado a un árbol mientras veo correr a la gente para resguardarse de la lluvia, estoy tan cansado que a las justas y puedo mantenerme en pie. Mi ropa desarreglada y a medio vestir... en realidad soy repugnante.
Un asqueroso y odioso puto.
Lo he hecho otra vez. A pesar que me dije que no volvería a verlo, pasados unos días en abstinencia me vi yendo a provocarlo.
Observo mi reloj, son apenas las cinco. Inclino mi cabeza sobre la fuerte madera, cierro los ojos y recuerdo la cara manchada de su mujer. Nos descubrió... río malvadamente... algún día tendría que pasar. Algún día tendría que verte igual de hundido que yo, algún día... y al parecer es hoy.
Busco mis cigarrillos y no doy con ellos, resopló fuertemente, con todo el ajetreo y el apuro de salir huyendo con los pantalones puestos se me debieron de haber caído. Rebuscó en mi otro bolsillo y encuentro mi billetera. Noto que mi cierre esta roto... te maldigo mentalmente... y de la nada tu boca se aparece frente a la mía... ¿por qué tuve que ir a buscarte hoy?
Tú también eres bastante sádico. Te gusta tenerme y tu mejor táctica es darme lata uno o dos días y finalmente dejarme olvidado. Seguido de esto mi ansiedad avanza. E incluso el trabajo en la oficina se hace más veloz esperando alguna señal de vida de tu parte, no me doy cuenta y se hace de noche, no me doy cuenta y ya estoy en mi cama desnudo esperando a que llames... cualquiera que escuchase lo que pienso pensaría que estoy hasta los huesos por ti, pero eso no es cierto y hasta tú lo sabes... no te quiero y lo sabes, lo único que quiero es que me la metas y punto... lo único que quiero es no estar solo y a pesar de que han pasado ya muchos años, este reencuentro contigo ha sido catastrófico para mí.
Desde que terminamos la universidad y no supe más de ti. Desde que mi vida se volvió monótona y aburrida, desde aquellos destellos cuando me encontraba con mis amigos y podía al fin respirar... desde que me viste y me llamaste por mi nombre esa noche en aquel bus, supe que no me sería fácil dejarte.
Sigue lloviendo... me abrazó a mí mismo por el frío que me causa la ropa mojada. Un viento susurra por mi cuello y recuerdo todo...
Llegué a verte con cara de desesperado, aproveché mi día libre y fui a buscarte. Estabas en tu departamento por suerte, me saludase como siempre y una vez dentro no hubo palabras. Tras la puerta, tu salvaje boca atrapó la mía, intenté calmarte acariciando tu cabello tan negro pero aquello solo profundizó las cosas.
Tienes los ojos abiertos, ni una vez los haz cerrado al besarme. Ni una sola, nunca. A veces he llegado a pensar si es que quieres leer mis pensamientos y descubrir lo que tramo. Aunque no lo digas, sé que me tienes miedo... hace años me lo dijiste y sigo pensando que aún ahora aunque esté en un estado lamentable de vida tú sigues teniendo pavor a mi mente retorcida. Tu lengua busca adentrarse hasta lo más íntimo en mí, doy un gemido de dolor y te detienes, lames los contornos de mis labios y muerdes mi cuello. Antes no hubiera permitido que lo hagas... ahora ya no importa. Me desnudas brutalmente y es ahí seguro en que mi cierre sufrió las consecuencias... ya no interesa después de todo, solo tenemos que llegar a lo que realmente queremos... a lo que quieres y lo que quiero. No hay tiempo para llegar a la habitación y cerrar la puerta, caigo sobre el sofá y me colocó de rodillas, aferrado al mueble evito gritar... haces tu trabajo en mi entrada, cierro los ojos al notar tu lengua dentro mí, haciéndose espacio escurridizamente. Entreabro los ojos al escuchar tu voz en mi oído... está es una de las pocas veces en que me dices algo... siempre fue así... a pesar de haber sido una pareja en el pasado nunca nos detuvimos a conocernos lo suficiente, jamás.
Dices las mismas porquerías de siempre, aquellas que me dan asco pero que zafan alguna tuerca en mi cerebro y hacen que mi cuerpo vuele y se derrita. De improviso me penetras sin contemplación, grito por el dolor y muerdes mi hombro... no esperas si quiera un poco y empiezas a embestirme fuertemente, del modo en que tanto te encanta, solo pensando en ti, en lo que tú quieres, siendo tan egoísta... solo eso... y yo sabiéndolo y sin poder hacer nada, salvo hundirme más.
Al cabo de un rato ya no siento mi ano. Solo siento aquella palanca hundiéndose cada vez más profundamente en mí... intentó masturbarme para terminar rápido pero no me dejas, tú mismo me coges y te ganas con mi erección. Escuchó mi nombre en ti, pienso que vas a acabar pero no... me tiras sobre el mueble y haciendo más impulso sigues dándome... muevo mi rostro empapado de sudor... mis ojos dan directo a las flores de la mesita central... siento vergüenza de ellas, intentó arañar la funda de los cojines pero me es imposible, alzó mi mano y alcanzo mi miembro, lo jaló y finalmente logró correrme, sin embargo tú sigues montándome. Cierro los ojos entonces... con mis gritos de placer y dolor, con tus gemidos roncos... abro mis ojos... veo unas piernas delgadas, un bolso... las flores, una cara asustada, un grito... una mujer.
¿Recordará por siempre ella aquella imagen?, un hombre siendo sometido por otro hombre. Una cara llena de placer y de poder, unas manos empujando sobre unas caderas, aquel rastro de pene dentro de un cuerpo blanco y desnudo.
Río ante este recuerdo cercano. Ni siquiera se dignó en parar a pesar del grito de la pobre, me dio tres estocadas más y finalmente salió escurriendo. Vaya perro, había terminado al fin, se fue sobre la mujer para intentar calmarla, no quise ver más... me coloqué velozmente mi ropa, incluso un bolso calló en mi cara, pero yo seguí vistiéndome, salí con los zapatos en la mano y los gritos e insultos persiguiéndome...
Sigue lloviendo y me doy con que...
Se te quedó esto.
Estás frente a mí, con la mejilla hinchada y los cabellos más que revueltos. Extiendo mi mano y tomó mi móvil. Lo guardo en el bolsillo. Miras a un lado y sonríes estúpidamente, así de igual cuando te ponías nervioso en segundo año de la carrera profesional. No necesito explicaciones y lo sabes, así que no entiendo por que luces apenado. No era nada serio. Lo sabes y lo sé.
Me echó de mi departamento.
Te miró sin entender.
¿Es acaso una indirecta?
Debes de estar estúpido si piensas que yo...
Takashima... lo siento.
¿Lo sientes? Es la primera vez que dices algo por el estilo. Por lo menos la primera vez que dices algo como eso en mi cara, sin necesidad de algún mensaje de texto o de conversaciones virtuales...
Un frío viento corre y hace que mis dientes castañeen. Me miras impaciente. Observó el suelo. La lluvia hace que animales molestos salgan de sus escondrijos. A mis pies yace una cucaracha queriendo moverse con dificultad por lo barroso del suelo.
¿Seguiré así por siempre?, ¿hasta cuando seguirás en este juego idiota?, ¿seguirás siendo un juguete y dependiendo de otro?, ¿es que no puedes empezar solo a caminar?
Me llamas por mi nombre y te acercas lentamente, con dificultad intencionada, ¿piensas que será siempre así? , observó tus brazos venir y entonces lo hago.
Un crack se hunde en la suciedad. Muevo el pie y observo al animal muerto. A punto de alcanzarme retrocedo. Te enfrento.
¿Takashima?
No.
¿Eh?
Trago saliva.
Ya no quiero seguir así. Aunque tener sexo ayuda al estado físico a estar en buenas condiciones, sé que mi estado emocional y mental está hecho trizas por tu culpa y mi culpa.
Ya no. Ve a tu casa. Adiós.
Doy la vuelta y soy detenido por ti en el acto. Nuestros ojos se enfrentan. Hay una mirada que no quiere perder en tus ojos.
Me necesitas lo sabes Takashima.
No.
¡Claro!
Nunca te he necesitado.
¡Obvio que sí, es conmigo con quien tú quieres estar, es obvio que si han pasado tantos años y aún conservas aquello es porque debemos de estar juntos!
Miro tus labios gruesos. ¿Acaso es esto un cambio?...
No hay nada aquí. Se terminó así que no me busques.
¡Pero sí eres tú el que me busca!
Y tú el que me recibe.
Te quedas callado. Me zafo de tu agarre. Takashima tienes que ser fuerte, esto solo te lastimará más y más, tu cuerpo no puede seguir así, todos te lo han dicho... lo de hoy ha debido ser una señal, no puedes seguir como un juguete en manos de alguien, no puedes seguir portándote como un cualquiera que no quiere estar solo.
No me busques. Yo no lo haré.
¡Te buscaré!
Camino de largo y oigo tus gritos diciéndome que me buscarás, que me tendrás gimiendo como siempre luego de dos o tres días.
¡Deberías de hacerlo con tu mujer!
Te lo grito. Es la verdad. Te quedas estático, doy la vuelta y sigo caminando bajo la lluvia. Mis pies avanzan solos, las personas han desaparecido de las calles y me encuentro como una sombra que viaja sin tener a donde ir... una sombra que no tiene un cuerpo al cual darle forma, una sombra fría que no tiene a quien abrazar... una mera sombra.
Sin desearlo mis dedos aprietan un botón... esperó un poco... soy una sombra sola... tan sola...
¡Takashima, pero qué mierda te pasó, Toraaaaa, ven rápido! Estás tan mojado, ¿te robaron?
Te miro sin entender. ¿Por qué estás tú aquí?... me siento extraño, estoy a punto de retroceder cuando tú me abrazas. Me quedó estático oliendo tu cabello. Mi amigo llega corriendo y se inmuta. Nos separa.
Estoy tan mojado... tan solo y vacío. Me preparan un baño caliente. Miles de atención de parte de él, Shinji ríe y piensa que no me doy cuenta. Al fin una vez dentro de la bañera, mi amigo viene a interrogarme. Siempre ha sido así, cuando tengo un problema mis pies se mueven solos y van a dar a la casa de Shinji, no importa la hora o el día, mágicamente él siempre está, a veces pienso que a ambos nos han puesto un chip para estar configurados a la misma hora y momento...
Así que eso pasó con el idiota de Daisuke. He de suponer que no lo volverás a ver ¿verdad Shima?
Sí.
No sé por qué esa respuesta no me conven...
Traje las toallas...
Ah, bien Yuu, déjalas ahí. Y deja de ojear a mi amigo.
No estoy viendo nadaaa, en serioo, estoy mirando el suelo, yo no soy así, no podría ver a alguien en seriooo...
Río por el modo bochornoso en que Tora le dice aquellas cosas a Yuu y es la verdad, está mirando al suelo con sus mejillas así de rojas, sale corriendo y cierra con cuidado.
Estás pensando que soy cruel por decirle eso ¿no?, pero ya sabes como soy Shima, mejor las cosas directas y te lo digo porque eres mi amigo, deja de portarte como un puto y ponte serio por primera vez, ese tipo de buscará, así que te mudas conmigo.
¡Toraaaa!
¡Que me digas Shinji!, cuándo van a aprender todos, es tan vergonzoso que me griten así por la calle, bueno que te mudas hoy mismo y Yuu te ayudará a traer lo que necesites.
Puedo hacerlo solo.
No, no puedes, Die, o Daisuke da lo mismo seguro estará en tu puerta como un perro esperándote.
Y me envías con el crío de Yuu, jajaja, ah To, qué diga Shinji ¿acaso él podrá defenderme?, jajaja, y eso que soy una sombra triste y sola, de paso débil y me dices que, jajaja...
Una sombra necesita un cuerpo, un cuerpo es fuerte Takashima.
Me quedo en silencio con la risa apagándose en mí. Las personas siempre me han dicho que soy quisquilloso. A pesar que me autoproclame una sombra triste y sola, ha habido tantos cuerpos dispuestos a ligarse con alguien como yo. El problema es que ninguno de ellos me importaba. Incluso aquel Yuu... Tora lo sabe, se lo he dicho, ¿entonces por qué insiste tanto? Lo miró fastidiado...
Sería mejor si tú eres mi cuerpo Shinji.
No estoy interesado, gracias.
Por qué nunca puedo jugar contigo.
Por que somos como hermanos imbecil. Ese Daisuke ha estado quemándote las neuronas.
No quiero ir con ese enano.
A discúlpeme mister alto, eh, te recuerdo que sigues en la talla de los metro setenta. Es una orden te vas con Yuu y vienes rápido, yo tendré todo listo...
Pataleo en el agua y hago un puchero de enfado, con Tora nunca se puede decir no, es como el papá de todos y no se puede decir no...
Y una cosa más... él es un buen cuerpo para una sombra como tú, ¿desde cuando haz visto que un cuerpo persiga a una sombra?, ¿no debería ser al revés?, Yuu es un cuerpo que ha seguido a la sombra de Shimita por muchos años... y no es tan enano, si lo comparas con nuestros Taka y Kyo.
¡Taka es un crío y Kyo un enano!
Doy una patada más y él sale del baño. Me enredo en mis pensamientos.
Los minutos pasan. Estoy intranquilo, él estará ahí y yo deseo cambiar. Ha sido demasiado tiempo estando así en ese estado. Quiero por fin poder respirar...
Al final fuimos por mis cosas.
Como lo imaginamos Daisuke estaba ahí esperándome.
Y como no lo imaginé, aquel cuerpo más pequeño que él mío me defendió. A mí... a una sombra triste y sola.
Misteriosamente sigue lloviendo.
El jala mi maletín con ruedas. Yo lo sigo en silencio. Él voltea y me sonríe, su rostro rojo parece iluminar lo gris en mí. Observó el cielo es en verdad extraño que en esta época del año llueva de este modo tan abundante, aún así no quisimos tomar un taxi.
Misteriosamente a los dos nos gusta la lluvia copiosa... solo que recién hoy lo descubrí...