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En busca del Heredero por lightness

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Notas del capitulo: hola!!!!!, creo que al menos he saldado en algo la deuda que tengo con ustedes... disfruten el new capi, así como yo al escribirlo, los personajes no me pertenecen ^O^
Capítulo II “Una cena improvisada”


Sin darme cuenta, ya tenía el menú en mis manos.


-¿Qué vas a ordenar?- pregunta Tezuka tomando con sus dedos una copa de vino tinto. La acerca hacia su rostro y lo huele para sentir su aroma. Era un Merlot de 1995.


-Capitán, ¿qué es realmente?- pregunta Ryoma después de observarle durante el juego que perdió ante él- su velocidad, sus ausencias por “enfermedad”, hay algo más.


-Echizen, mientras menos sepas de mí, tu vida estará a salvo- dice el mayor, manteniendo la calma y la seriedad que le caracteriza.


-Está jugando con fuego… Capitán.


-Hay que ser muy hábil para no quemarse- vuelve a tomar la copa con sus dedos y la sostiene en el aire- y valiente para aceptar las quemaduras.


-¿Qué quiere de mí?- dice fijando su mirada en la copa que permanecía intacta. En ningún momento había bebido un poco de su contenido.


-¿Decidiste que vas a ordenar?- pregunta el castaño, desviando el tema.


-Sushi- responde seco, dejando de lado la carta.


-Imposible- dice el joven que atendía la mesa- es un plato japonés y esto es comida española.


-Es cierto…- dice Ryoma viendo por enésima vez el menú- arroz con lomo a la española- devuelve la carta al mesero.


-Entendido- anota en su libreta- ¿usted señor, cuál es su orden?


-No voy a ordenar nada, gracias- mira como si le molestase su presencia y al mesero le dieron escalofríos.


Fue hasta la cocina a entregar el pedido. No podía sacarse esa mirada llena de frialdad de ese hombre. Era implacable, gélida.


La mirada de alguien que está acostumbrado a cazar.


-Aquel hombre no querrá traer mi cena- dice Ryoma, bebiendo un sorbo de su copa con agua que tenia enfrente- ¿no tiene apetito?


-Comí antes del partido, no tengo hambre- responde seco Tezuka, posando su dedo índice sobre el borde de la copa y recorre todo su contorno- haz mejorado Echizen.


-Usted igual, Capitán- responde y aguarda, mientras el mesero coloca el platillo en la mesa.


-¿Algo más señor?- pregunta y la misma mirada de “piérdete o te mataré” de Tezuka terminó por congelar a ese pobre joven que no tendría más de 23 años.


Ryoma suspiró. Sí que daba miedo a veces esa mirada de su Capitán.


Tomó el tenedor y saboreó su primer bocado de arroz.


Tezuka miraba a su alrededor. La noche estaba en trance y las luces del restaurante español, fueron más fuertes.


Ryoma observaba a Tezuka. Sin levantar mucho la vista, podía notar ciertos rasgos que a su parecer eran extraños.


Su piel se veía fuerte y suave, pero era muy fría al tacto.


Sus ojos, a veces la deba la impresión que cambiaban de tono. Y ese nerviosismo… algo no andaba bien.


El silencio fue el gran tema de la velada.


-Echizen- Tezuka decide romper el hielo. No le molestaba estar callado, pero era un lugar público y las mujeres sobre todo, no le quitaban la vista de encima. Además tenía un asunto que tratar y no le iba a dar más vueltas. Tiempo era lo menos que tenía en esos momentos- tengo que ser padre.


Ryoma casi se atraganta con un pedazo de su lomo español. Bebió un poco de agua y al poco rato, se calmó.


-Le deseo suerte en su proyecto- responde algo menos tenso. Nunca se imaginó que iba a estar en un restaurante español, hablando de temas más profundos como ese. Ni menos con su Capitán que la mayoría le tenían respeto, pero también miedo.


-Hay un problema- dice y coloca ambas manos sobre la mesa- no tengo pareja.


Ryoma dejó de comer y le miró fijo a los ojos. ¿Qué tenía que ver con él?... se supone que esos temas se tratan con otras personas, al menos eso era lo que pensaba en esos momentos.


-No creo que le falten admiradoras- dice y señala a varias mujeres dentro de recinto- es todo un conquistador, Capitán- termina de decir y se limpia los labios con su servilleta- debe escoger la mujer adecuada.


-Ya lo he decidido- mira fijo, como si le traspasara.


A Ryoma la piel, se le estaba poniendo de gallina. Esto no tenía buena pinta.


-Ya veo, entonces pídaselo- dice y se levanta de su puesto- muchas gracias por la cena, me tengo que ir.


-Aguarda- le sostiene por el brazo.


-Si es por la cuenta, la pagamos a medias- saca dinero de su billetera y lo deja encima de la mesa- nos vemos otro día.


-Siéntate- dice y su mirada era impenetrable- todavía no termino de hablar contigo.


Ryoma no sabía qué pensar. En cambio Tezuka, estaba conciente de lo que le pediría no tenía ningún sentido para su ex pupilo. No tenía otra salida. El futuro del clan estaba en juego y Dane no andaba con rodeos…


-¿Quién es esa mujer?- pregunta Ryoma, sentándose otra vez.


Esperando una respuesta coherente.


-Quiero que tú lleves a mi hijo en tu vientre- dice pausadamente y casi sin mover músculo alguno.


-¿Qué dijo?- preguntó como si lo que escuchó había sido distorsionado por algún efecto de la música ambiental que habían colocado en el restaurante.


-Lo que oíste- dice sin repetir sus palabras- te he venido a buscar, Ryoma- al termina la frase, nota que la silla ya estaba vacía.


Pero no había que menospreciar a un vampiro. Su velocidad es muy superior a la de un ser humano. En segundos ya estaba parado frente a Ryoma, esperando una respuesta afirmativa.


-Eso es imposible- dice el menor, pasando por el lado del vampiro.


-Necesito ese hijo y sólo a ti, puedo confiarle esa misión- dice y poco a poco lo conduce a un callejón sin salida.


Ryoma, apoyado en la pared, no veía escapatoria para ese ser.


Había algo de oscuridad en su mirada. Y otra vez notó que sus ojos cambiaban de color. No tenía dudas… su Capitán no era humano.


Aún así, no se dejó amilanar. Se quedó callado y Tezuka, con su gélida mano, le tomó el mentón. Así podía mirarle fijamente.


Se fue acercando hasta que sus alientos chocaban. Uno muy cálido y el otro demasiado frío. Esos labios semiabiertos, ese leve temblor que sentía. Cerró los ojos y posó sus labios sobre los de Ryoma.


Ryoma abrió los ojos, todavía con algo de temor. Pero el beso no avanzaba. Sólo tenía sus labios posados sobre los suyos y en cuestión de segundos, se separaron.


Tezuka notó un casi imperceptible tono carmesí en las mejillas del pequeño.


-Sólo tú puedes hacerlo, Ryoma.


El castaño se separa de ese cuerpo y Ryoma es libre para avanzar unos pasos. Pero sus pies, no seguían el camino. Estaba como paralizado. Aunque no haya sido un beso del todo, sentía en sus labios, el paso de ellos. El roce. Su frialdad. Su suavidad. Jamás había pasado por su mente que los labios de su Capitán tuvieran tal contradicción.


Inconscientemente llevó una mano a su vientre. …l no podía tener hijos… ¿cómo rayos le pedía semejante favor?


-¿Por qué me pide eso?- pregunta y al voltearse, sus labios nuevamente fueron sellados. Pero ahora si era un beso. Podía sentir el roce de su lengua. Fue muy breve para su gusto.


Tezuka por años, le había deseado. Y cuando menos pensó hallarlo, ahí estaba otra vez, frente a él.


Sólo él puede llevar a su heredero. ¿Qué tendría que hacer para convencerle?... tal parece que no le quedaba otra que seducirle.


Pero ahora fue Ryoma, quien le acalló con un beso.


Había sido muy corto y había quedado con ganas de más.


Se aferró a ese cuerpo y volvieron al callejón esperando que nadie les viera en esa escena.



Continuará…
Notas finales: espero les haya gustado mucho, nos leemos más adelante, cuídense, besos, sayo-nya ^O^

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