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Red Moon por Deathrider

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Notas del capitulo:

Siento haberme atrasado tanto con el siguiente cap ^^U pero como ya comenté he estado muy liada con el trabajo y los estudios >.<

Espero que este nuevo cap os guste tanto como el anterior n.n

rr please! (aunque no me los merezca ;_;)

 

El camino de vuelta se hizo pesado y largo, sobretodo por el inmenso dolor que invadía su cuerpo, su trasero concretamente. Sentía una gran presión en el pecho y un sabor agridulce en la boca.

Esperaba que sus compañeros aún estuviesen durmiendo para no tener que dar explicaciones a nadie sobre la pasada noche.

Caminaba muy absorto en sus pensamientos, tanto que no fue consciente de que había llegado al campamento hasta que no se encontró de frente con el joven monje.

Se miraron fijamente durante unos instantes, hasta que su amigo le dedicó una sonrisa que dejaba entrever sus intenciones.

-Vaya, hola… ¿Cómo…? ¿Cómo fue la noche?-. Con una sonrisa picarona en los labios.

 

-Muy bien, gracias por preguntar-. Dijo tratando de ocultar su nerviosismo.

 

Se sentía inseguro, estaba convencido de que lo notarían, el olor de aquel bastardo había quedado impregnado por todos los rincones de su cuerpo y parecía no tener prisa por desaparecer.

 

-Venga Inuyasha, no disimules conmigo, era la noche perfecta, bien la habrás aprovechado, ¿No?

 

El semi demonio dio un respingo.

 

-Vamos, todo el bosque entero lleno de demonias en celo… Ni siquiera  tú podrías resistirte a eso…

 

Inuyasa se tranquilizó, parecía que su amigo no se había dado cuenta de nada, todo estaba en orden por el momento.

 

-Miroku no digas tonterías, alguien como yo esta muy por encima de caer en ese tipo de cosas-. Dijo alzando la cabeza todo y estar mintiendo como un bellaco.

 

-Pues vaya, menuda pena, me decepcionas, de estar en tu lugar hubiese pillado un  buen par de…-. La frase se vio interrumpida por un guantazo de Sango.

 

-Anda Inuyasha, ya has vuelto. Estábamos preocupadas ¿Sabes? Kagome ha pasado la noche en vela, deberías hablar con ella, creo que quiere pedirte disculpas.

 

El corazón del peli plateado se enterneció.

 

-Tranquila, estoy perfectamente, enseguida iré a hablar con ella, primero me tengo que dar un baño-. Mientras decía esto dejó atrás a sus compañeros.

 

No muy lejos de su campamento había una especie de lago bastante escondido entre la maleza, era un buen sitio para asearse sin que nadie le molestase.

Se despojó de sus ropas lentamente y las dejó apartadas a un lado. Observo su cuerpo, ahí estaba, todo su cuerpo marcado por Koga: Arañazos, mordidas, su olor…

Se introdujo despacio en el agua, estaba muy fría, pero no importaba, eso lo despejaría de todos aquellos pensamientos.

Frotó cuidadosamente su cuerpo con la esperanza de que ese maldito aroma se desprendiese de su piel, pero parecía querer quedarse ahí. Hundió la cabeza en el agua para evadir su mente, pero ni eso parecía funcionar.

Salió del agua, pero de pronto notó algo correr entre sus piernas y no parecía ser agua, observó detenidamente, y pudo ver aquella blanquecina sustancia saliendo de su interior.

Sus mejillas se tornaron rojas en segundos y volvió a meterse en el agua, furioso, lavando cuidadosamente su cuerpo.

Maldito lobo, no descansaría hasta humillarlo de todas las maneras posibles.

Volvió a salir del agua y se vistió nuevamente, debía encontrarse con Kagome, y no quería hacerla esperar mucho.

 

En el campamento estaba en sumo silencio, Miroku y Sango debían haberse marchado. Malditos ellos también, por dejarlo solo en situaciones que no sabía como manejar.

Se acercó a la tienda de la adolescente sigilosamente y se paró delante de ella, sopesando que decir.

 

-¿Kagome?-. Vale, no había sido muy brillante, pero había sido lo más inteligente que se lo había ocurrido.

 

La cremallera de la tienda se abrió lentamente para dejar paso a la imagen de una chica de cabellos negros y tez paliza, con los ojos completamente enrojecidos por la falta de sueño.

 

-Inuyasha… has vuelto…

 

Ambos se miraron fijamente unos instantes, hasta que la chica se hizo a un lado dejando paso al peliplateado. Inuyasha entró a la tienda y se sentó cual perrito esperando una regañina por parte de su dueño, pero por el contrario Kagome lo miró con los ojos más tristes que había imaginado.

 

-Yo… De verdad lo lamento, no me porté para nada bien contigo.

 

-Kagome, no tienes de que disculparte, a un semi demonio como yo no le importa pasar la noche al raso-. Dijo sonriendo.

 

-Para nada iInuyasha, debería haber tenido un comportamiento mucho más maduro y haber confiado en ti-. Dijo arrojándose a sus brazos. El chico quedó paralizado antes aquél acto, pues no esperaba que la chica fuese a abrazarlo.- Yo… Inuyasha… Estaba celosa…-. Dijo entre sollozos.- Pensar que los demonios os organizáis para tal cosa… Yo… No quiero que estés con nadie más…

 

Ella estaba tan cerca, su piel, su pelo… Olía genial, pero por mucho que le costase admitirlo no podía ni compararse con la fragancia que desprendía Koga en cada uno de sus sinuosos y elásticos pasos.

El cuerpo de Kagome cada vez estaba más cerca, y su aliento estaba chocando contra su rostro, y el se encontraba inmóvil, era una chica preciosa y encantadora, pero en su interior nada se removía ante el inminente contacto de aquellos labios.

Cuando Kagome se encontraba a unos escasos milímetros de él, el semi demonio la apartó delicadamente mientras desviaba la mirada hacia otro lado.

La joven lo miró extrañada con los ojos llorosos.

 

-¿Qué pasa Inuyasha? Yo siempre te he gustado ¿No…?

 

Se sintió incomodo, muy incomodo.

 

-Kagome, yo… lo siento de verdad, pero creo que has confundido mis sentimientos… no era mi intención confundirte así…

 

Se hizo un incómodo silencio en la tienda, que fue interrumpido por un suspiro de la chica.

 

-Por favor sal de aquí, ahora mismo estoy demasiado avergonzada como para mirarte a la cara…

 

Inuyasha se marchó tal y como le había pedido la chica. Tenía el corazón acelerado, aquella situación era todo lo que siempre había querido ¿No? En ese caso no entendía por que la había rechazado así, ni tampoco por que había dicho esas palabras. Se sentía fuera de sí.

 

 

La tarde pasó sin incidencias, Miroku y Sango volvieron puntuales a la hora de comer con unos suculentos peces que parecían haber pescado  ellos mismos.

Kagome no los acompañó en la comida, nadie preguntó nada, puesto que parecía bastante obvio que algo había pasado entre ellos y era mejor no remover el asunto mientras estuviese reciente.

Las horas iban pasando más rápido de lo que el joven semi demonio esperaba, la luna ya comenzaba a asomar, y mostraba intenciones de quererse alzar, roja y hermosa en el cielo estrellado.

 

-Parece que está anocheciendo… Creo que deberíamos quedarnos aquí hasta que pase la época de celo de los demonios-. Comentó la extermina demonios.

 

-¡¿Cómo?!-. Inuyasha sonó más perturbado de lo que hubiese deseado.

 

-Piénsalo, no quiero ser yo quien se interne en un bosque repleto de demonios con las hormonas revolucionadas-. Comentó mientras jugueteaba despreocupadamente con Kirara.

 

Enmudeció ante el razonamiento de Sango, tenía mucha razón, no era demasiado seguro vagar por ahí en aquella época, pero temía por la hora en que la luna llegase a su punto más alto en el cielo.

 

-Bueno… Yo me voy a ir marchando, será más seguro si alejo mi olor a semi demonio del campamento, tened mucho cuidado.

 

Comenzó a adentrarse en el bosque, sin rumbo fijo.

 

-Parece que Inuyasha va a tener su momento feliz-. Dijo el joven monje, pero fue acallado por una bofetada de la exterminadora.

 

Pese a ser de noche había bastante claridad gracias a la luz roja que desprendía la luna. No sabía dónde ir, pero sabía seguro que no se dirigiría al lugar de encuentro con Koga, se negaba.

La luna cada vez estaba más alta, la excitación se podía notar en el ambiente y el olor a hormonas era cada vez más evidente.

Siguió caminando hasta encontrar una pequeña cascada, rodeada por rocas, parecía que de aquí procedía el agua que daba origen al lago que había junto al campamento.

Se sentó sobre una de las rocas intentando mantener su mente clara, pese a que la situación no acompañaba a ello; notaba como cada milímetro de su cuerpo se dejaba invadir por la magia de aquella noche.

Notaba como a su alrededor todo el mundo estaba aprovechando al máximo aquella luna roja, mientras él estaba sentado sobre una triste piedra intentando mantenerse sereno, realmente era patético.

Andaba absorto en sus pensamientos cuando una gran y desconocida fuerza lo impulsó hacia atrás haciéndolo caer al agua. Fue tan repentino que tardó unos instantes en darse cuenta de la situación y salir a flote. Tomó una gran bocanada de aire cuando salió a la superficie.

Y allí estaba la peor de sus pesadillas, Koga, más hermoso y sensual que nunca bañado por la luz carmesí de aquella luna roja.

 

-Perro malo….

Notas finales:

Espero que os haya gustado, pronto conti ^^ siento que haya sido tan corto pero ya es muy tarde ;_; mañana más y mejor

rr please! ;_;!!!!!


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