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Más que Amigos por AkiraHilar

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Notas del capitulo: Saga decidió terminar con Mu y ahora sigue su vida con Shaka ¿Pero que tantas complicaciones pueden haber si se viven juntos y se gustan?
La amistad era su mayor relación, su mayor vinculo y lazo; y eso ambos lo sabían y aceptaban con alegría. Por ello, no habían decidido arriesgar su amistad en una relación que pudiera terminar con algunos de los dos lastimados, tomando en cuenta que Saga se aburría de sus parejas y Shaka, de por sí, no era muy fácil de sobrellevar. Sin embargo, las cosas muchas veces son más complicadas de lo que parecen. Porque si vives con alguien a quien sabes que le gustas y quien te gusta además, en el mismo lugar y con alcohol de por medio, las cosas pueden tornarse un poco complicada.

Es por ello que veremos a nuestra peculiar pareja de amigos en un bar nocturno llamado My Parade, cada uno con un vaso, el mayor de cerveza, el otro de limonada. ¿Qué hacían? Bueno, aprovechando la poca iluminación, la música a todo volumen y la gran cantidad de hombres que paseaban, mas el hecho de que ambos estaban solteros y sin compromiso, además con unas ganas que por obvias razones no iban a terminar de admitir, estaban allí deleitándose la vista. Para el juego de ojos sólo era necesario una servilleta y un bolígrafo más pocas indicaciones. Si, estaban dándole evaluación a cada prospecto que aparecía para escoger al mejor de la noche.

-A las nueve y punto, chaqueta vaquero, listón rojo-dijo el hindú tomando un sorbo disimuladamente.

Acto seguido, ambos amigos inclinaron su rostro a la izquierda, siguiendo el prospecto. Hombre griego, de buena altura, cabello castaño con leves ondas que caían a la nuca, con una cinta roja adornando su cabeza y dándole aire desenfadado. Chaqueta vaquera marrón, con unos jeans manchados de marrón y ocre, una camisa beige y botas blanca, en contraste al cinturón negro con la hebilla de un toro. Los ojos azules iban viajando detallando totalmente al hombre, sacando sus propias conclusiones, mientras que los verdes esmeraldas no necesitaron hacer todo un recorrido, sólo fijar en tres puntos estratégicos y ya tenía su valoración. Con su evaluación culminada, toman la servilleta, escriben un número y se lo muestran al otro.

-¿7? ¿Lo viste bien Shaka? –reclamaba extrañado el griego, mirando al rubio vestido con un jean prelavado, chaqueta del mismo material, una franela manga larga rojo con blanco, con cinturón blanco y unos vaqueros del mismo color. Su cabello era sujeto en una cola alta con una cola roja con blanco, todo en total combinación.

-Sencillo, Saga. Las botas blancas no combinan con ese cinturón, además las botas de su jean esta descocida, demuestra falta de cuidado, desorden y mala higiene. Además, fíjate, tiene una parte de la camisa por fuera, no sé… muy apuesto pero no es mi tipo.

-¡Qué Exigente, Shaka! ¡¡Por eso no tienes pareja!!

-Mejor solo que mal acompañado-repuso un orgulloso rubio para no demostrarse incomodado, mirando de reojo al griego con una chaqueta de cuero marrón, un jean oscuro, una camisa blanca con dos botones libres y una cadena de oro que colgaba seductoramente en su pecho formado, su cabello azul peinado y recogido hacía atrás, con unos mocasines y cinturón de juego con la chaqueta.

-Supongo… yo le doy 10.

-¿10? ¡No le veo lo especial!

-Mmmm sabes que evaluó tres puntos: boca, trasero y delantera. Los tres están de diez-guiñó el ojo y Shaka se rio divertido-. Vamos por el siguiente-viró la mirada a la derecha y vio el siguiente prospecto-. Dos y puntos, chaqueta de cuero, cigarro.

-¡No tienes remedio!

Con las nuevas indicaciones y luego de reírse por el comentario viraron su mirada a la derecha, ladeando un poco su rostro hacía aquel lado. Shaka se mostró bastante interesado en el nuevo blanco, un hombre de visible ascendencia española, cabello corto y negro, una chaqueta de cuero negro con un jean negro y una camisa de líneas finas negro y blanco, zapatos y cinturón negro, un reloj de cuero en su muñeca derecha y estaba terminando de fumar un cigarro con suma elegancia. Cada movimiento bien orquestado y tenía un aire sensual interesante. Ya Saga había terminado su inspección y tenía la puntuación pero Shaka parecía estar todavía muy inspirado evaluando. Demasiado a decir verdad…

El griego observó de nuevo y no le veía nada especial… ¿Qué tanto se tardaba Shaka? Notó que el rubio volvió la mirada a la limonada, tomando un sorbo y subiendo la mirada de forma seductora. Reconocía la mendiga mirada y sintió un puñal que le clavaban en medio corazón, por lo cual desvió la mirada hacía aquel y notó el cambio de luces. Carraspeó molesto, tratando de llamar la atención pero nada parecía quitar al rubio de su ya meticulosa inspección. Se replegó al asiento y vio bastante incomodo cuando Shaka ladeó su mirada de forma provocativa, dando círculos con su dedo en el borde del vaso y aquel pareció sonreír entendiendo la indirecta.

¡Mierda! ¡Se estaban coqueteando en sus narices! Saga sentía unas extrañas alarma sonando y no se iba a poner a pensar en el porqué, tenía que hacer algo y vio el momento perfecto cuando Shaka se recostó en el mueble de lleno, en un movimiento sensual como dándole a ver todo lo que le ofrecía. En eso, Saga dejó caer el bolígrafo justo en las piernas del rubio, desplomándose este al suelo. Shaka cortó la mirada con aquel para ver el bolígrafo en el suelo y luego a Saga a su lado, medio inclinado y mirándolo de forma muy… ¿sensual? Los colores se le subieron al pobre rubio.

-Voy a buscar mi bolígrafo-siseo seductoramente el griego y sin dejarle reaccionar se escondió entre las piernas de un hindú rojo como un tomate.

Shaka no daba crédito a lo que estaba pasando y dada a la cara de asombro que tenía el español, supuso que la situación era por demás comprometedora. Saga se tardó largos minutos “buscando el bolígrafo” con su cabeza en las piernas de Shaka y este intentando jalarlo con las manos, aunque dada a la poca iluminación y a la pose tan provocativa, más bien parecía que agradecía y daba ritmo a una faena oral. No tardó muchos minutos cuando ya el español con el que estaba coqueteando viró la mirada y se le acercó al de vaquero, perdiendo así el hindú su oportunidad. ¡Diablos! Los rubios cabellos de Shaka se crisparon y terminó cruzándose de brazo con una mueca de enfado, a esperar que su amiguito griego dejara de jugar con el bolígrafo en el suelo. Viendo que la actitud había cambiado, Saga subió la cabeza con el bolígrafo, fingiendo que nada había pasado.

-¿Me quieres decir qué diablos fue eso? ¡Me lo espantaste! –espetó el rubio con una mirada asesina. Saga tragó grueso y puso la cara más conciliadora posible.

-Se me cayó el bolígrafo…-susurró con una sonrisa, y una falsa expresión inocente. Shaka lo conocía muy bien como para saber que no era así.

-¡¡Eres un condenado mal amigo!! –exclamó molesto, tomando sus cosas para irse. Saga lo atajó por el brazo.

-Vamos Shaka, ¿tanto te molesta? Ya encontrarás a otro, y no molesto. ¡O te consigo uno! –el rubio lo fulminó con la mirada-. ¿Qué?

-¡¡Eres un desconsiderado!! A diferencia de ti que cortaste con Mu hace dos meses, ¡¡yo tengo 7!!

Saga no necesitaba saber en qué tenía 7 meses, si de por sí la cara roja del amigo le daba fieles señales de a qué se refería. Ya se le hacía raro que hubiera aceptado una salida al bar y sobretodo que se haya arreglado tanto para llamar la atención. Parecía que el computador, que era su fiel amante, ya no podía satisfacer ciertas necesidades… ¿Y por qué no las podía satisfacer él? Vamos, son amigos, los amigos se apoyan en las buenas y en las malas, ¿cierto? Y ayudan a su amigo cuando están en problemas ¿verdad? O al menos, eso es lo que pensaba el griego cuando veía brillantemente al rubio que ya le había interpretado certeramente esa mirada.

¡POR TODOS LOS CIELOS! Shaka se le aceleró el corazón y empezó a sudar frío cuando detectó esos ojos esmeraldas mirándolo con deseos. ¿Para qué lo sacó a colación? Sabía que Saga de una vez iba a tener esa pervertida idea de hacer algo que los amigos se suponen no deben hacer. No, eso no es ser amigos, eso es ser… pareja… y no, Shaka no quería… al menos de nuevo. ¿Cuándo había sido la última vez? Si claro, había sido justamente hace 7 meses… ¡Mierda! Y de pasó había sido tan idiota como para darle la nota mental de que no había tenido nada de nada desde la última vez que había estado con él. ¡MALDICIONES! Shaka tragó grueso y puso su máscara de frialdad, intentado y rogando a Buda y todos los dioses griegos que Saga no haya unido esos puntos y de pasó, que le mantuvieran la cabeza en su lugar: ¡¡¡arriba del cuello!!!

-¿Quieres Shaka? –le siseó el griego con su mano aún tomada y esa mirada seductora. Shaka ya tenía su máscara, ahora faltaba hacer lo que mejor sabe hacer: fingir indiferencia.

-¡Ni que estuviera tan desesperado! –repuso sentándose y tomándose toda la limonada de un sorbo. Saga lo veía divertido. Ya lo conocía como para saber que esa actitud fría era para no demostrar que se moría de ganas.

-Bueno, bueno, ¿seguimos con el juego? –propuso con una sonrisa y el hindú asintió sin mirarlo.

Siguieron así durante el resto de la noche, esta vez cambiando la limonada y cerveza por ponche, que estaba al 40% de descuento esa noche. Y entre sorbo y sorbo de ponche catalogaron a otros 15 hombres más, ninguno sin levantarse del asiento y precisamente por no levantarse no se dieron cuenta que el alcohol estaba empezando a hacer efecto. Al menos ya Shaka estaba pensando demasiado despejado… peligrosamente despejado.

-Ya tengo al próximo blanco-dijo el hindú con una sonrisa y ya un ligero sonrojar en su mejilla. Saga lo veía divertido, ya también sintiéndose muy liviano-. Mmm…-miró por todos lados y luego le devolvió la mirada al griego, de forma provocativa-. Seis y punto, rubio.

Y así hizo el griego, volteó a las seis y punto, que viene a ser a su espalda olvidándose que la mesa en donde estaban era contra la pared, así que detrás no había nadie y había precisamente un rubio al lado, bebiendo otro poco de ponche de forma seductora. El griego se le acercó sigilosamente al oído, exhalando un poco de su aliento a ponche crema, erizando así la piel blanca del hindú.

-Mmmm… 10-puntualizó el griego, con voz seductora y provocando un temblor en su acompañante. Shaka le regresó la mirada para encontrarse a sólo centímetros de esa boca griega, de ese aliento. Hacía bastantes minutos que su cabeza se había movido de lugar.

-Creo que me arrepentiré de esto… después-siseó lo último casi en un suspiro, antes de atrapar en una mordida los labios inferiores del griego. Suficiente señal, había que buscar un taxi ¡ya!

Un beso necesitado, olvidando lo que eran y supuestamente negaban, dejándose llevar por lo que se había encendido en ese juego. Casi arrastradas pagaron la cuenta y llegaron al taxi, donde las manos buscaban jugar y mantenerse quieta ante la mirada apenada del conductor. Llegaron al edificio y antes de que Saga pudiera hacer algo, era Shaka quien lo tenía en contra de la puerta, aún fuera del apartamento, besándolo de una forma que lo tenía jadeando del puro placer. Y es que cuando Shaka estaba fuera de sí… ¡ESTABA FUERA DE SI! El ya lo había comprobado otras veces y… ciertamente no le molestaría certificarlo de nuevo. A duras penas consiguió la llave y el seguro entre los besos y las caricias que ya se escurrían dentro de su camisa, de un rubio ansioso y caliente que pretendía quemarlo en su fuego dorado ¡y vaya que se quería quemar!

La puerta abrió y la cerraron a empujadas, llegando al comedor donde las chaquetas y camisas cayeron velozmente para dar pasos a las manos cadenciosas y los besos que voraces se prodigaban como dos desesperados por sentirse al otro. Recostó a Shaka contra la mesa de comedor, a la cual él se subió complacido mientras iban despejando el resto de las telas y los besos bajaban de los labios hindúes hasta su cuello, descendiendo hasta el pecho y llegando a sus tetillas ya erectas por la excitación. Lamió con gusto cada una de ellas, mordiendo e incitándola con placer mientras sus manos ya quitaban de su camino el jean prelavado, dejándolo en el suelo. Besaba rápidamente, ansioso, como si cada segundo contara para romper el hechizo que los había sacudido a ambos y apenas consiguió la hombría desesperada de aquel, la engulló para dedicarle su tiempo, haciendo temblar al rubio sobre el comedor, que danzando por el placer y la excitación hizo caer salero, florero y cualquier arreglo que estuviera allí, rodando el mantel y estrujándolo con sus puños, gimiendo con abandono.

Lo hizo colapsar y dejó caer un poco de su esencia para seguir a la segunda fase, besando animosamente al rubio con sus alientos ya ardiendo por el placer mientras sus dedos buscaban entrar a su interior. Ya para ese momento, Shaka se restregaba a él con ese movimiento sensual que tenían toda las neuronas del griego disgregada y es que el hindú tenía una forma de moverse tan sexy que no podía con ella. Se restregó el también, haciendo que sus miembros se reencontraran en ese movimiento rítmico y sus dedos apenas empezaban a entrar. De seguir así, no durarían mucho. Por ello el griego, con una fuerza de voluntad envidiable se despegó de él ante un renuente Shaka que buscaba mantenerlo con sus manos. Se escurrió hasta la entrada, flexionando las piernas del menor aún con las medias, tan limpio y cuidado como siempre, y lamió para abrir la entrada con su lengua. El espasmo hizo temblar la mesa completa, con un jadeo sonoro que tenía a Saga al punto del colapsar.

No podía más, aunque le doliera a Shaka pero… ¿Con esa forma de moverse y gemir como se le puede pedir a él que espere? Medio metió dos dedos para terminar la maniobra y se lanzó de nuevo a esos dos labios, antes de subirse ahorcajadas de lleno a la mesa y embestir para penetrar de una sola estocada. El rubio gruño por el dolor antes de mostrar una sonrisa satisfecha… tan criminalmente seductor. El vaivén empezó, entre besos que se desgarraban los labios, manos que apretaban los glúteos del otro para imponer el ritmo que querían en sus caderas, estocando profundamente, golpeando con fuerza aquel punto que tenía a Shaka en el mismo nirvana. No habían palabras más que gemidos y sus nombres intercalados, entre la falta de aire y besos que se desviaban entre el cuello y los hombros, mordidas, succiones, lamidas; ambos se devoraban sin consciencia y sin compromisos.

Antes de culminar, Saga lo sentó para profundizar más su irrupción, haciendo que ambos jadearan extasiados. Shaka ahora impuso su ritmo, tal como tanto le gustaba al griego. Ya el sabía que cuando era el rubio que imponía el movimiento, hacía gala de todos los ritmos de baile que se conocía y eso, simplemente, era la gloria misma. El pecaminoso movimiento de sus caderas y la fuerza con la que se envestía así mismo contra el falo griego, golpeando tórax contra tórax, labios contra labios, dientes contra dientes, frente a frente, con sus brazos entrelazados al cuerpo del otro hasta que al final gritaron y se dejaron ir, Shaka entre ambos cuerpos, Saga dentro del rubio. Se quedaron abrazados, temblando, nivelando sus respiraciones ahogadas por el momento, para luego separarse y mirarse con más deseos.

-Viste… no necesitabas salir…-susurró el griego con ganas de una segunda ronda. Shaka se sonrió lujuriosamente.

-Estu…pido…-le besó con fuerzas, haciéndole saber que tampoco estaba del todo satisfecho.

-¿Ahora? –pregunto mirando ambos cuartos. Shaka se sonrió mirando hacia atrás, a la sala.

-Mueble…

Suficiente orden y ya Saga se lo llevaba a empujadas, cayendo el griego con el rubio sobre él al mueble y destinándose más besos ansiosos. Ahora fue Shaka quien tomó el honor sobre el griego, haciéndolo jadear sonoramente al sentir la fuerza de sus embestidas, y la locura misma con la cual lo tomaba, con las dos largas y gruesas piernas de Saga en sus hombros y destinándole mordidas conforme penetraba. Salvajismo, placer y seducción, se entregaron así por el resto de la noche. Hasta que llegó el amanecer.

Saga fue el primero en despertar cuando el sol del ventanal de su sala lo golpeó por completo, notándose incomodo y con un peso encima. Le dolía la cabeza y pensó de inmediato que se había pasado un poco de copas, porque la resaca era evidente. No podía ni levantar la cabeza y sólo veía en el suelo a todos los cojines. Pasó una mano por su cabeza, y despejando sus flequillos para sacar un poco de fuerza y levantarse del mueble, pero al hacerlo, palideció. Sobre él estaba Shaka desnudo y amarrado muy plácidamente a él. Saga se dejó caer mudo del asombro y recordando entonces toda la noche… ¡Vaya noche! No pudo evitar sonreírse divertido. De por sí cada noche que lograba tener con Shaka eran así de intensas y alocadas y no sabía si el hecho de ser algo que NO deberían hacer era lo que le daba ese sabor a prohibido… Lo cierto es que debía admitir que si alguien le preguntaba cual es la pareja con la que ha tenido las noches más intensa de sexo, él respondería que ha sido con Shaka.

El problema es que sabía que todo se desencadenó por meses de aguante y unas copitas de más y Shaka, al despertarse, armaría el escándalo de los mil demonios, escándalo que no tenía animo de escuchar por el dolor de cabeza que tenía. Así que intento desaparecerse de la vista antes de que despertara, cosa que no pudo al final, porque además, Shaka se enganchaba cuan koala al bambú, por eso dormía con una almohada de más que abrazaba toda la noche. Ni modo, habrá que esperar que el rubio despierte y taparse los oídos. No pasó muchos minutos para que eso ocurriera, y al verlo que se levantaba bostezando y mirando todos lados como desubicado, restregándose los ojos; Saga ya había agarrado uno de los cojines para taparse la cara.

Se descubrió de reojo para ver el rostro somnoliento del rubio mirándolo como si buscara recordar algo… poco a poco la expresión iba cambiando. Los ojos azules se iban abriendo despacio mientras la boca se contraía y sus cejas se levantaban. Saga contó mentalmente. Uno… dos… y…

-¡¡¡MIERDA!!!

El rubio de un saltó quedo al otro lado del mueble, con sus piernas abiertas y viendo al griego aún impresionado. Los recuerdos de la noche volvieron fresquecitos a su cabeza recordando el beso en el bar, manos en el taxi, en el comedor y luego… el mueble… y luego al suelo y… ¡DIOSES! ¡Fueron como cuatro veces! Shaka se puso rojo hasta la punta del pie.

-Shaka… me estás dando una excelente vista…-repuso el mayor divertido mientras se sentaba. Allí Shaka se dio cuenta que seguía desnudo y si… la vista que le ofrecía era la mejor en todos los ángulos ¡MALDICI”N!

-¡¡¡ESTUPIDO!!! –gritó antes de correr al baño mientras Saga se reía divertido. Bah… fue buena la noche.

Y en el baño, luego de encerrarse con llave se quedó pensativo. ¿Cómo diablos permitió que volviera a pasar? Debería ya saber que cuando esta con ganas y le suma el alcohol el resultado de la maldita ecuación es terminar en brazos del griego. Suspiró con un dolor de cabeza debido al ponche que había bebido y la forma rápida que se levantó de la cama. Se sonrió al final, había sido muy buena noche, y parecía que cada vez eran mejores. Pero no, no podía permitir que hubiera otra noche más. ¿Qué clase de amistad era esa? No señores, Saga era su amigo, sólo amigo y no podía permitir nada más. Si permitía algo más simplemente se iba a lastimar, lo sabía, lo tenía ya metido entre ceja y ceja.

Sacudió su cabeza y volvió a jurarse a todos los dioses de que no volvería a ocurrir, por enésima vez.

Al final, se encontraron los dos en el comedor, Shaka limpiándolo desenfrenadamente con vinagre, limón y desinfectante, porque parece que nada lo dejaba convencido de que estaba “limpio”. Saga preparaba los emparedados notando que hacía falta cosas para la cocina. Cerró la nevera y vio la notita donde ya Shaka tenía en “Chek In” las cosas que había que comprar. Vaya muchacho organizado, había creado una lista de todo lo que compraba y conforme se acaban iba marcando para ahorrar tiempo y no comprar de más… Como siempre, demasiado organizado y viéndolo de reojo peleando con la madera del comedor, demasiado higiénico… Saga se sonrió de nuevo, no necesitaba verlo peleando con la mota de polvo para saberlo, si al verlo en la noche y besar cada centímetro de piel le había quedado más que claro que todo, todo en ese cuerpo estaba fríamente controlado.

-Deberíamos ser amigos con derechos-propuso Saga divertido y Shaka volteó con una expresión de horror en su rostro. ¿Estaba loco? -. No, no te sorprendas, hablo en serio. Cuando te haga falta, ¡me dices! Igual, sé que no eres de hacerlo la primera noche con el primero que veas, si te lanzabas al español ibas a esperar al menos tres meses antes de entregarte-Shaka lo miraba rojo como un tomate. ¡¡Mendigo amigo que tenía!! -. ¡Para eso mejor me pides ayuda!

-¡Eres un grandísimo descarado! Lo de anoche fue sólo sexo, ¡así que deja de sacar conclusiones raras! –volteó, para no demostrar que aunque no lo admitiera, esas palabras le dolieron.

-¡Por eso! Fue solo sexo y del bueno, ¿para qué esperar a estar bebidos para hacerlo?

Shaka volteó incrédulo con las palabras, esperando ver una sonrisita que le indicaran que era en juego pero no, Saga estaba muy pero muy serio y cuando eso pasaba sabía que hablaba con razones de sobras y argumentos claros. ¡Diablos! Muy lejos de lo que pueda aparentar, Saga era bastante razonable cuando se lo proponía, y dejando de lado su vida amorosa que era todo un vaivén, en otros aspectos era muy pero muy centrado. Incluso, estaba seguro que el ir y venir de su vida amorosa era porque estaba buscando algo que no terminaba por conseguir y el mismo no se daba cuenta de ello.

-Somos dos adultos, Shaka. Podríamos manejarlo, eres mi amigo, hay mucha confianza y…

-Deja eso ya, ¿sí? ¡Me haces sentir que no conseguiré pareja! –repuso Shaka intentando desviar el asunto. No podía aceptar semejante condiciones, sabía que si lo hacía se arrepentiría y en serio.

-Si sigues tan odiosamente exigente, ¡dudo que consigas una pronto! –exclamó muy serio el griego, mirándolo fijamente. Shaka frunció el ceño molesto.

-Al menos sé que cuando lo consiga no será para aburrirme a los tres meses-golpeó bajo el rubio haciendo que Saga hiciera una mueca de enojo. Un golpe, muy pero muy bajo.

-¡Sabes que yo comienzo en serio! Sólo que… no sé…-murmuró a lo bajo, herido por esas palabras. A veces se sentía frustrado porque no conseguía lo que buscaba en esas personas a pesar de que al inicio lo complementaban bien-. Tú sabes… no soy un picaflor…

-Lo sé…-admitió el rubio y hubo un buen rato de silencio-. En fin, olvida eso de amigos con derechos. No somos pubertos para andar con eso. De verdad quiero conseguir una buena pareja, pero si no lo busco ahora como si mi vida dependiera de ello es porque soy joven. Tú si deberías apurarte, ¡viejo! –Saga se sorprendió ante la exclamación que Shaka le destinaba sonriendo-. No vaya a ser que se le acabe las baterías a tu motorcito-siseó de forma burlona. Saga se puso de todos colores.

-¡Imbecil! ¡¡A esto ahora es que le queda cuerda!!

Shaka se rió divertido antes de continuar con su labor: limpiar el comedor. Saga no estaba muy contento, pero debían apurarse, faltaba cosas en la lacena y era buen día para salir a comprarlas.

Luego de desayunar fueron al centro comercial de la ciudad, un amplio conglomerado de varios comercios de todo tipo, desde ropa, hasta comida, muebles, y joyería, más la feria de comida que sería donde almorzarían y ya Saga sabía que comería el rubio. Mientras él por lo general tardaba media hora eligiendo que comer de las variadísimas opciones del lugar, Shaka terminaba comiendo en la misma pizzería, el mismo tipo de pizza. Ya le conocía cada una de sus manías, como la de escoger una mesa que estuviera en un lugar ni muy concurrido, pero tampoco solo, no podía haber mucha luz, pero si algo de sombra y cuando no había uno desocupado, había que esperar que se desocupara para comer. Si era por Saga, comía de pie al lado de la tienda. Pero si algo hacía especial a Shaka eran esas múltiples cosas y detalles que ya estaba acostumbrado pero igual le rabiaban, aceptaba más no terminaba de comprenderlos. Se preguntaba si habría alguien que pudiera entender ese egocéntrico chico de 22 años.

Esta vez, había que comprar de más para la quincena, porque el hermano de Saga, Kanon, llegaría a la ciudad en unos días, y mientras buscaba apartamento estaría unas semanas allá. Menos mal que el sofá que tienen se repliega en cama –cosa que no recordaron en su acalorada noche de sexo- y allí podría reposar tranquilamente. Eso también le dio la nota mental a Shaka de que tendría que lavar muy bien el mueble.

Así que las compras se iban haciendo de esa forma, Shaka nombrando los productos y cantidad que debían comprar mientras los echaba en el carrito y Saga con una canastica aparte para comprar su chuchera, que siempre estaban fuera del presupuesto meticuloso que guardaba el rubio y que se ponían a discutir, siempre, en la caja registradora.

-¡Saga! ¡¡Tres helados de fresas, dos de mantecado y uno de chocolate!! ¿Sabes que con eso se puede comprar azúcar, arroz y leche para una semana?

-¡Por los dioses, Shaka! ¡Si al final siempre te comes los helados! –el rubio se puso rojo. Sí, él probaba… unas cucharadas cuando estaba estresado… que si había proyecto de por medio era literalmente toda esa semana y cada 3 horas.

-Pero… ¡si compras tantos helados me tientas! –repuso el rubio a su favor. Saga se rio divertido.

-Y supongo que lo mismo es con los chocolates, las palomitas de maíz acarameladas, las galletas de avena y…-el rubio estaba rojo hasta la coronilla. Sí, él se comía todo eso. ¿Pero qué culpa tiene que trabaje en casa y resuelva su estrés con antojos de dulce?

-Disculpen señores…-llamó la atención la rubia cajera con gesto incomodo y una sonrisa que a kilómetros se veía. El rubio la miró molesto por la expresión falsa y Saga expectante ante la interrupción de su ya acostumbrada discusión-, ¿se pueden apresurar?, hay una cola esperando.

Los dos veían la cola y una niñita que los miraba de forma graciosa a los dos antes de jalar la falda de la mama y preguntarle si eran novios. Shaka estaba rojo como tomate y terminó pasando todo eso por la caja registradora, sacando cuentas de cuanto tenían que ahorrar en teléfono para no desmantelar el presupuesto quincenal. Saga le sonreía a la niñita juguetonamente, haciendo que esta volteara sonrojada.

Al final salieron con un montón de bolsas y Saga alquiló un carrito para irlas llevando mientras seguían caminando. Ahora había que ir a pagar los servicios, donde tenía que pagar el internet con él viendo porque el rubio debía cerciorarse que dicho servicio estuviera solvente. ¿Cómo hacían para dividirse los gastos? Simple, Shaka había abierto una cuenta bancaría aparte donde Saga depositaba un porcentaje de su sueldo y Shaka de su trabajo y de allí se pagaba todo lo referente a la casa, fue la mejor manera para que Saga no despilfarrar su dinero con sus parejas y Shaka pudiera tener total control de su sueldo sin miedo de quedarse corto a mitad de mes. En realidad, esos dos parecían pareja.

Comieron en la feria de comida, luego de esperar media hora que desocuparan la mesita donde Shaka quería sentarse, ya molestando al griego quien estaba refunfuñando por esperar tanto y el hambre que de por sí ya le estaba reclamando. No hablaron más de lo ocurrido esa noche, prefirieron cada quien ignorarlo. Después de todo, sabían que de allí no pasaría, ninguno de los dos se atrevía a dar el paso siguiente para eso, por mucho que sus finanzas estuvieran manejadas de esa forma conjunta, vivieran juntos, se gustaran y hasta haya llegado a conocerse en el plano sexual, simplemente no terminaban de aceptarlo. Shaka sabía que en cuanto para Saga dejara de existir la novedad, se aburriría… él no iba a arriesgarse… era demasiado meticuloso como para arriesgarse a algo donde tenía muy pocas probabilidades de triunfar.

Antes de salir del lugar, decidieron pasar por una librería. Saga gustaba de coleccionar revista de National Geographic y libros de turismo. Amaba los viajes y aunque no tenía mucho dinero como para viajar a donde quisiera, sabía que en cualquier momento lo haría. Mientras tanto, Shaka fue directamente a la sección de programación para buscar los nuevos ejemplares de informáticas y lenguaje de programación, para mantenerse al día. Iba caminando para los estantes cuando algo llamó su atención. El sólo titulo le hizo un centelleo en la cabeza.

“¿Podemos ser más que amigos?”

Shaka volteó la cabeza para tratar de olvidar la existencia de ese título que le provocó un vuelco en el pecho. ¿Por qué? De una vez se convenció que debió ser por lo ocurrido en la noche que de nuevo se estaba confundiendo. Renegó con la cabeza y siguió caminando. Encontró un libro de programación que ya tenía y lo ojeó por encima, sólo teniendo en mente el bendito titulo que estaba como aviso fluorescente en Las Vegas. Regresó la vista y con sigilo se acercó, constatando que Saga estaba muy entretenido a la otra ala del comercio viendo los libros de turismo.

Shaka ¿Qué estás haciendo?

Llegó hasta donde estaba el libro y volvió a voltear. Saga seguía leyendo y decidiendo cual llevarse.

“¿Podemos ser más que amigos? El libro que definirá tu relación…”

Resopló nervioso. La mente le trabajaba de a mil. Maldita sea, buscar otro libro, eso era lo único que podía pensar tratando de hallar algo con la vista que le quitara la idea ridícula de la cabeza de comprarse ese libro y leerlo.

Vamos, sólo lo hojearé… No significa que lo vaya a comprar, ¿cierto?

Se auto convenció de eso y volvió a mirar atrás. Saga estaba preguntándole a la señorita algo respecto los libros del turismo. Tomó el libro casi como si se lo fuera a robar, de pasito y viendo por todos lados hasta que por fin lo puso dentro del libro grande de programación que llevaba. Leyó el escrito.

“El Dr. Aldebaran Taurus habla de su vasta experiencia como sociólogo y terapeuta de pareja para ayudar aquellas relaciones que debido a su amistad no terminan de aceptar que existe amor de por medio. ¿Podemos ser más que amigo? Es el cuarto libro ganador de la feria de libro de Madrid y ha tenido alrededor de 1500copías vendidas”

Volvió a revisar y Saga ahora parecía entretenido en una revista de auto. Lo observó de reojo, sintiendo su corazón latiéndole por mil, el sonrojo cubrir la mejilla y un calor que le sofocaba a pesar de que hace poco rato se había quejado de frio. ¡Cielos! No debía volver a ocurrir, otra noche no, era peligroso para sus emociones y su calma hacerlo…

“Somos dos adultos, Shaka. Podríamos manejarlo, eres mi amigo, hay mucha confianza y…”

Esas palabras le habían dolido, muy al fondo y odiaba admitirlo… pero cuando llegaban a ese punto se encontraba perdido en sus propios pensamientos. Simplemente no podía separar una cosa de la otra, sexo era pareja, para él siempre lo fue y no, sino salía buscando a cualquiera para satisfacer esa necesidad era por algo… ¿Saga no podría entenderlo? De seguro para él era distinto… El simplemente sabía cuando sexo solo era sexo y cuando era hacer el amor. En fin, no había por donde entrarle a ese tema si no quería ir corriendo a jalarle los cabellos griegos a ese hombre.

Y allí estaba el libro, el libro que parecía tener la clave a todo el desbarajuste sentimental en que estaba metido. Volteó para ver la contraportada y ver la foto del hombre, brasileño, amplia experiencia, se veía bastante confiable. ¡Diablos! Si se disponía a pensar, era lógico que el hombre tuviera esa trayectoria como para escribir un libro ganador de premios y de tantas ventas.

“Hola, soy Gordon y yo con Queen, mi amigo, teníamos 7 años como sólo amigos. Nos gustábamos y lo sabíamos pero teníamos miedo de empezar una relación. Actualmente tenemos 5 años viviendo juntos y nos ha ido de maravilla gracias a este libro”

Genial, se puso a leer los fulanos testimonios y sólo hacía convencerlo más. Debía dejar de pensar en eso y simplemente comprar un libro de programación. Debía enfocarse…

-¿Shaka, ya terminaste? –escuchó la voz de Saga acercarse y sintió un temblor en todo el cuerpo. Atinó a envolver el libro con el de programación y pegárselo al pecho para que Saga no lo leyera.

-Sí… no vi nada bueno…-murmuró mirando a un lado, Saga parecía intrigado.

-Pero llevas uno en la mano-y se refería al grande de programación que cubría al otro.

-Sí, pero ya lo tengo… sólo… revisaba el precio… tu sabes verificar que tanto ha influenciado la inflación-vaya respuesta absurda se le ocurrió.

-Bueno, voy pagando lo mío. Vi una película interesante que podríamos ver ya que estamos aquí-Shaka subió la mirada mientras el griego le hablaba, se sentía muy lejos de él, sólo podía pensar en el libro que tenía en su pecho. Saga le conversaba muy amenamente de una adaptación de una novela británica sobre la guerra del golfo y del cual había buenas críticas, parecía interesante-. ¿Te parece?

-Sí, vamos a apresurarnos entonces…

Saga le sonrió antes de voltear con sus dos libros. Shaka se encontró entonces desarmado. ¿Arriesgar su amistad? ¿Podrían hablarse así, salir así, si su relación terminaba? ¿Podrían ser simplemente amigos después de una ruptura romántica donde hay sentimientos fuertes de por medio? El rubio renegó con su cabeza y decidió.

No estoy tan desesperado…

Dejó el libro en su lugar, y el de programación en su puesto, siguiendo a Saga hasta la salida, mientras tomaban el carrito con las bolsas y buscaban en qué lugar dejar las compras para entrar al cine. Buscó quitarse ese título en mente y lo logró, al final, estaba bien así.
Notas finales: Gracias por sus comentarios. Aqui va el segundo cpaitulo y como ven, cuando digo que son más que amigos, es porque son más que amigos ! xDDD Pobre par de tortolos enamorados que no se deciden.

Espero les guste, en el siguiente: Kanon de la Marina regresa!!! ¿Qué clase de gemelo será?

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