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Aprendiendo a sentir por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos los lectores.

Bueno, primero que nada perdonen la demora en actualizar, dilate un poco el capítulo, era bastante largo y solo quedo lo que realmente importaba XD o eso espero.

Si su maestro lo viera en ese momento quizás se sentiría sumamente decepcionado de él, su alumno, y tal vez no sería el único,  aquellos quienes confiaron ciegamente en él, los santos dorados, se sentirían sumamente defraudados de su actuar, y pensar en eso no era algo que le gustara, pasaba por su mente una y otra vez ¿Qué pensarían sus amigos sobre todo? ¿Cuán decepcionados se sentirían su maestro y los santos dorados de él? O ¿Cómo expresarle a Shunrei todo lo acontecido? ¿Cómo decirle a aquella que la quería como hermana nada más? Ciertamente eran preguntas que no lo dejaban dormir, pero él sabía perfectamente cómo responderlas. Para el corazón no hay razón o honor, el pasado es solo aquello que paso y no puede ser cambiado, el futuro es incierto y totalmente cambiante, uno no puede estar seguro donde estará en un mañana si recién está forjando el hoy, y el presente, ese hermoso presente del que estaba más que orgulloso, el presente era lo que el caminaba, lo que el con sus acciones tomaba y se sentía feliz de haber tomado aquella decisión casi seis meses atrás y ver a quien tanto amaba correr libremente entre la nieve del frio paisaje invernal de Asgard.  


No estaba seguro si lo que hacía en aquel lugar eran buenas decisiones tomadas, mucho menos si las estaba tomando conscientemente y solo con su corazón, pero lo cierto era que el no decidió amar a Phenril, solo paso, lo amaba, fue algo inconsciente, que no pudo controlar, sus sentimientos iban más allá de su razón o deber y no podría negarlo, no podía decir que no aquellos bellos ojos de color avellana acercándose más a un tono naranja, no podía decirle que no a aquellos cabellos celestes cercanos más a un tono blanquecino, y mucho menos a su mirada enternecida, mirada que el mismo se culpaba de haber creado al consentirle en cada momento. 


Shiryu en cierto modo se maldecía por ser tan condescendiente, de consentirle a cada momento, y todo se debía por lo mucho que lo amaba, si se lastimaba inmediatamente iba en su auxilio, si tenía hambre no tarda en comenzar a buscar algo para que comiera, si quería algo que estaba sobre un árbol no escatimaba en esfuerzos para bajárselo, o si el de Asgard quería hacer algo por sí solo, que hacía antes de estar juntos, no le daba permiso, asumiendo que se lastimaría en el proceso y esto generaba ciertas discusiones acaloradas que terminaban siempre con los dos revolviendo las sabanas de la cabaña donde hallaban refugio después de las largas jordanas de buscar a los gemelos Syd y Bud.


 Y Si algo odiaba Shiryu de ser condescendiente era haberle enseñado a Phenril como practicar el sexo oral, ya que esa práctica se había convertido en un especie de antojo diario en el dios guerrero, sumamente curioso era ese hecho, que por alguna razón ajena a su pensamiento el lobo del norte tenia deseos de hacerlo, ni siquiera se excitaba, solo pedía beber algo y no agua, y eso era lo único que podía darle para que bebiera, y el, cumpliendo su deseo, le permitía aquello. En un principio Shiryu se negó rotundamente, y Phenril comprendía o al menos fingía hacerlo porque dejaba de pedir, pero en trascurso de los días este supo cómo manipularlo, primero haciendo algún puchero, poniendo cara larga o negándose a caminar, luego comenzaron los gritos pidiendo algo de beber y tirando el agua, vinieron después las tretas en donde Phenril antes de salir de la cabaña tiraba el agua adrede para así no tener excusa y lo último que colmó el vaso, el llanto, era su mejor arma y la más efectiva.


En la búsqueda de los dioses guerreros no habían avanzado nada y era porque casi nada buscaban, si bien salían a caminar cuando el sol salía por el horizonte y regresaban al ocultarse el astro, durante el trascurso del día poco y nada hacían, caminar era algo rutinario pero Phenril rápidamente se distraía para ir por los lobos o para tener su momento a solas con Shiryu. Al mismo tiempo en las noches la actividad de ambos se mantenía igual, con los mismos dilemas del llanto del dios guerrero de Épsilon, y a la mañana siguiente despertaban con pequeños hilos de sangre sobre las sabanas, los cuales mantenían en velo a ambos y no importaba posiciones, siempre Phenril terminaba tieso durante la penetración y tardaba bastante en relajarse.


-Dragón, tengo sed- exclamo Phenril sacándolo de sus pensamientos, tomándolo de la mano.


-Oh, si- dijo mirándolo pensante y miro a su alrededor, estaban en medio de un bosque de coníferas, caminando al lado de un arroyo de agua cristalina, a su lado caminaba Jin, como su única fiel compañía.


-¿Dragón estas bien?- pregunto al verlo demasiado tranquilo, normalmente siempre le reprochaba sobre su antojo.


-Estaba pensando, Phenril.


-¿Puedo saber?- pregunto acercándose, clavándole la mirada, normalmente Shiryu no le negaba nada, ni siquiera decirle lo que pensaba.


-Pensaba, solo eso, nada importante, ven daré tu leche- exclamo sonriendo amablemente, se acercó a un árbol y luego abrió su pantalón para darle acceso a ese antojo que tanto quería-Ven por tu leche, lobito.


-Si- sonrió poniéndose de rodillas,


Shiryu se relajó  cuando sintió los labios de Phenril sobre su entrepierna y luego su lengua explorando todo, ahora con gran maestría debido al tiempo que llevaban haciéndolo, Phenril tenía mucha experiencia, más de dos semanas y si había algo que le gustara más que tener sexo era esos momentos en los que excitaba a su dragón, lamiendo, mordiendo, chupando y finalmente bebiendo todo, el santo de Athena siempre terminaba cediendo a ello y Phenril degustándose con ese extraño antojo que tenía. En ciertos momentos el japonés tomaba con ambas manos la cabeza del dios guerrero para profundizar, y los gemidos que daba de manera bastante audible eran suficientes como para dar la orden a Phenril  de continuar con lo que hacía o hacer algo más con la lengua. Finalmente termino de lleno en la boca del dios guerrero, el cual sonrió al beber toda la semilla del santo de Dragón, se limpió la boca con la manga de su camisa y se dispuso a levantarse, pero al hacerlo sus labios fueron sellados en un apasionado beso.


-Phenril, ya te he dicho que esto se hace en la intimidad, que sea la última vez.


-Que me gusta- bufo haciendo puchero- y a ti también te gusta.


-Si hiciéramos lo que a mí me gusta…- exclamo girando los ojos.


-¿Y porque no lo haces?- pregunto sin entender realmente- si haces lo que a mí me gusta, podemos hacer lo que a ti te gusta.


-Phenril- exclamo dudoso- si sabes lo que a mí me gusta.


-Entonces podemos hacerlo- sonrió y rápidamente lo beso.


-Como te gusta calentarme.


-¿Calentarte? ¿Tienes calor?- Pregunto sonriendo.


-Ahora veras- exclamo acorralándolo contra un árbol y comenzó a besarlo apasionadamente, se acercó a su oído y su susurro- calentarme es excitarme, lobo tramposo.


-Lo sé- sonrió.


No supo en que momento lo aprisiono contra un árbol cercano, besándose con desesperación y desenfreno, y si algo le daba crédito el santo de bronce era esa forma tan única de Phenril para pedir atención y que lo cejaba a pesar de él ver con sus ojos que tener relaciones en medio del bosque estaba mal. Con sus manos moviéndose desesperadamente el caballero de Dragón quito el cinturón y desabrocho el pantalón de su amante, el pantalón color café cayó al suelo estrepitosamente, como si tuviera un gran peso sobre él. Con ambas manos el santo de bronce miro con ojos lujuriosos los ojos del dios guerrero, quien pedía atenciones con sus ojos iluminados con aquel brillo libidinoso, pareciera que sus ojos se sincronizaban para ello.


-Relájate- le susurró al oído el de cabellos negros antes de continuar, lo beso dulcemente en los labios una última vez y lo dio media vuelta, dejándolo de espaldas.


Phenril conocía mejor el mecanismo, mucho mejor que la primera vez, aun así respiro lo más profundo que pudo e intento divisar otras imágenes en su mente, esperando la penetración, pero las imágenes del primer encuentro nunca dejaban de rondar su cabeza, aun así sabía que su deber como el pasivo estaba en complacer al santo de Dragón y prepararse para la embestida, apretó sus manos contra el grueso tronco, para evitar gemir comenzó a morderse los labios y cerro sus ojos fuertemente, esperando el siguiente paso. Las hábiles manos del santo de bronce bajaron lentamente la ropa interior de algodón, Phenril sintió la punta comenzando a rozar su entrada,  el asintió con la cabeza, asegurando estar preparado, aunque no era así, la penetración fue cosa de segundos.


-Phenril- le susurró al oído.


-Más- exclamo con temor en su voz, ya conocía mejor al santo de Dragón y lo mejor que podía hacer era actuar, actuar y asegurarle que quería eso, que quería sentirlo, cuando en realidad quería aquel pedazo fuera- Más adentro.


-Cambiemos de posición- exclamo el japonés saliendo repentinamente, solo para darlo vuelta y verlo a los ojos, su rostro totalmente empapado en lágrimas,  sonrió enternecido mientras lo colocaba en la que era su posición favorita, subiendo las piernas del dios guerrero de Épsilon a sus caderas, penetrándolo con lentitud y abrazándolo- abrázame fuerte, fuerte…muy fuerte…lo más fuerte que puedas y llora todo lo que quieras, ya pasara- le aseguro mientras sentía las piernas del dios guerrero abrazarse a su cintura y sus brazos a su cuello- eso es, llora.


-Sí...- exclamo partiendo en llanto mientras comenzaban las embestidas- Duele…duele mucho.


-Tranquilo, ya pasara- aseguro sonriendo mientras continuaba embistiéndolo- recuerda, siempre pasa.


-Sácalo.


-Phenril, tranquilo…ya pasara.


-Me duele…esta grande.


-Tranquilo- le susurro abrazándolo, continuando con las embestidas- ya pasara.


-¿No vez que le duele?- pregunto una voz detrás de ellos.


-Syd de Mizard- exclamo sorprendido Phenril al verlo, acto seguido sintió como todo terminaba, ya que Shiryu avergonzado se detuvo, salió rápidamente y lo bajo al suelo,  comenzó a arreglarse la ropa a gran velocidad al escuchar que fue descubierto- Dragón.


-Soy Bud de Alcor, gemelo de Syd de Mizard- exclamo acercándose a ellos, y verlos acomodarse la ropa, uno sonrojado y el orto al parecer no tanto- ¿Acaso no lo escuchas?


-Si lo escucho- aseguro el santo de Dragón mirándolo seriamente- Phenril no… ¿Desde cuándo estas aquí?


-Desde que te pidió leche- respondió  mirándolos incrédulos, se acercó a Phenril y lo miro detenidamente- ¿Por qué tiemblas Phenril?


-Siempre se pone así, es hasta que se relaja- respondió el santo de Dragón, mirándolo desafiante.


-No te pregunte a ti ¿tú quieres hacerlo?


-Si quiero…pero duele- respondió secando sus lágrimas con la manga de su camisa- no me gusta que duela-


Bud arquero una ceja incrédulo ante lo que escuchaba y era verdad, el mismo había visto el comienzo del acto sexual,  se acercó a Phenril y lo miro detenidamente, viendo un hilillo de sangre salir de su entrada. Sorprendido no dudo en agacharse e introducir dos dedos dentro de la cavidad de Épsilon, quien comenzó a llorar al sentir aquellos intrusos quien abruptamente estaban dentro de él, Shiryu estaba por acercarse a darle un fuerte golpe, pero Bud se alejó tan pronto cuando noto aquella acción del santo de Athena.


-Phenril, estas lastimado- exclamo sorprendido, limpiando su mano con un pañuelo que sacó del bolsillo- No quieres hacerlo.


-Tú no sabes lo que quiero, yo si quiero hacerlo- se excusó abrazando a Shiryu.


-Estás lacerado, por eso te duele- replico- no puedes querer hacerlo y que te lastimes en el proceso.


-Si quiero hacerlo, si quiero- exclamo casi gritando.


-Entiendo- miro conmovido- Orgullo de lobo ¿no?


-Orgullo de Hombre, es el un hombre- fue la voz fuerte de Shiryu con corrijo, mientras le acomodaba la ropa a su ahora novio- tranquilo, no te volverá a tocar.


-Ya veo- desvió la mirada.


-Bud de Alcor, lo estábamos buscando…Hilda quiere saber de ustedes- sollozo Phenril recordando su misión.


-¿De nosotros? ¿Te refieres a Syd y de mí?


-Son parte de los sobrevivientes de la guerra, los llevan buscando varios meses- acoto el santo de Dragón.


-Vengan- exclamo con cierto tono de cansancio, ambos guerreros lo siguieron hasta una cabaña no muy lejos de allí.


La cabaña parecía estar muy bien cuidada y al contrario de lo que era donde se refugiaban esta era mucho más pequeña y al entrar no tardaron en divisar más que una sola hala, solo cuatro paredes, una amplia hala a la izquierda donde solo había una cama y a la derecha el resto del hogar. En la cama no había otro que el propio hermano gemelo de Bud, quien estaba recostado leyendo un libro apaciblemente hasta que su hermano llego.


-Bud, volviste antes- exclamo sonriendo.


-Traje compañía- exclamo abriendo la puerta y dejando entrar a los dos visitantes- Phenril, recuéstate con Syd, es lo mejor.


-Está bien- susurro bajando la mirada y obedeció, acostándose boca abajo.


-Hola Phenril- exclamo sorprendido al ver al dios guerrero.


-Syd de Mizard- exclamo el dios guerrero de Epsilon, mirando sin fijar la mirada, aun con dolor por lo que había pasado.


-Phenril, me alegra mucho verte, ¿sabes? Mi hermano vio cuando el santo de Dragón te llevaba lejos de Asgard-acoto sonriendo- el me aseguro que estabas vivo, me alegro mucho por ello- su sonrisa pronto se desvaneció al ver los ojos rojos de aquel que conoció como el sin sentimientos, criado por los lobos y los climas extremos, nunca antes lo había visto llorar  y ni en sus más remotos pensamientos pensó en verlo de esa manera- ¿Te encuentras bien?


-Sí.


-No, no está bien- reprendió la sombra de Z, alejándose a varios estantes mientras Shiryu cerraba  la puerta.


-¿Esta lastimado?


-Sí, tiene pánico al sexo- respondió Alcor casi en burla y luego se acercó a la cama con un pequeño frasco- Syd, siente dolor.


-Veamos, deja que el doctor Syd te sane- sonrió Mizard tomando el frasco, mientras su hermano le bajaba la ropa al menor.


-Esperen- exclamo alterado el santo de bronce acercándose para alejarlos de Phenril.


-Syd lo tiene que hacer el, si el que la tiene grande y es libidinoso es este- señalo Bud tomando del bazo al caballero de Dragón.


-¿He? ¿Yo?- pregunto sorprendido.


-Dragón- comenzó a llorar.


-Tranquilo, no llores, en un momento te sentirás mejor ¿No Bud? Mi hermano sabe todo de especies curativas y si lo hace Shiryu seguramente te sentirás mejor- sonrió Syd.


-Sumerge tus dedos ahí- señalo Bud el pequeño frasco con un líquido casi trasparente mientras iba acomodando a Phenril- luego debes introducirlos dentro de él  de a uno, no los tres juntos, primero uno, cuando deje se sentir dolor o se deje de sentir incomodo recién puedes entrar el segundo y lo mismo para el tercero.


Shiryu obedeció, aunque estaba dudoso de todo lo que hacía, hundió sus dedos en aquel pote, llenando su mano de lo que parecía un gel espeso, incoloro y frio,  miro la entrada de Phenril, el cual estaba tenso para varias, y comenzó introduciendo de a un dedo, obedeciendo las instrucciones que recibió. Con el primer dedo no hubo problema, Phenril parecía sentirse relajado, incluso sonrió, aun así lo esparció lo más que pudo, sintiendo las heridas dentro del dios guerrero, luego coloco el segundo, con ello pudo sentir con mayor precisión las heridas, eran bastante más grandes de lo que pensó y no pudo evitar no sentirse culpable.


-Esto use cuando curaba las heridas internas de Syd, tuve que abrirlo para sacarle un par de costillas rotas- exclamo con seguridad Alcor, alejando al santo de bronce- espárcelo bien ¿sientes las laceraciones? Eso lo hiciste tú.


-Perdón Phenril- exclamo el santo de Athena al introducir el segundo tercer dedo y con ellos tocar cada herida, posiblemente que el provoco en los últimos días- Yo no quería lastimarte.


-Nadie quiere lastimar, pero suele pasar, no te eches la culpa, son cosas que pasan- miro Bud esbozando una sonrisa- ya está, saca los dedos y límpiate.


Shiryu obedeció, busco con la mirada con que limpiarse y tomo una toalla que estaba en la mesa de luz, y luego acomodo la ropa de Phenril, el cual estaba sonriendo tranquilo.


-Esta frio…


-Debe estarlo, esto me puso Bud por mucho tiempo para sanar mis heridas, sanara las tuyas muy rápido- sonrió Mizard mirando casi de una manera fraternal- Ya está ¿Dolió mucho Phenril?


-Poquito- asintió en susurro.


-Hasta la noche, nada de sexo, esto debes ponérselo dos veces al día, antes de dormir y cuando se despierte, en medio del día no deben tener penetraciones- aconsejo Bud dándole el pote a Shiryu y luego volvió a la repisa a buscar entre los frascos.


-Syd de Mizard, la señorita Hilda los busca- interrumpió Phenril- ella está muy preocupada por los dos.


-Lo sabemos Phenril, pero no podemos salir de aquí- acoto el dios guerrero, se sacó las cobijas dejando ver que no llevaba más que la ropa interior y la camisa que lo cubría, su pierna derecha estaba entablillada, su rodilla izquierda estaba envuelta en vendajes  al igual que el tobillo, se desabrocho la camisa para dejar ver que tenía más vendajes tanto en su pecho como en el hombro derecho, y el lado izquierdo de las blancas vendas estaba teñido de un rojo tenue- mira, yo aún no puedo pararme, no me he recuperado, pero veo que tu sí, me alegro mucho por ti.


-Estuve presente en los funerales, solo había tres cuerpos- fue la voz de Bud que interrumpió- no pide acercarme mucho, Syd volaba en fiebre.


-¿Tu viste cuando me lo lleve?- pregunto Shiryu tomando a Phenril en brazos, llevándolo sobre sí.


-Sí, había ido a buscar algunas hierbas medicinales y te vi llevándote a Phenril, no tuve razón para desconfiar de ti, tus hazañas ya reconocidas me inspiraban gran confianza, además que supuse que en el santuario estaría bien protegido y se recuperaría a paso veloz.


-No lo lleve al santuario…no creí que fuera un lugar propicio para que se recuperara- se excusó sonrojado.


-¿Por qué?- pregunto  Bud de Alcor sorprendido- con la famosa fuente de Athena, las aguas sanadoras, tenías todo para curarlos, además viniste varios días después del eclipse de sol, asumo que no tenías que temer, el santuario vacío, por la muerte de los santos dorados.


-No está tan vacío como tú crees- explico-en mi criterio el santuario, además por los fuertes climas calurosos de Grecia, sería un lugar peligroso para Phenril,  preferí llevarlo a un lugar de clima templado, a mi hogar en cinco picos, mi intención seria llevarlo en un momento más oportuno.


-¿Oportuno?- pregunto Bud- ¿Qué momento es oportuno?


-Uno en donde allá menos santos que puedan tomar a Phenril como enemigo- respondió sereno- en estos momentos, si Phenril va al Santuario seria tomado como enemigo y no podría defenderse.


-¿Y cómo ibas a hacer para acercarlo al santuario?- pregunto Syd casi riendo en burla- ¿Ibas a ir un día y decir? Hey este chico es mi amante, no le hagan daño.


-No, exactamente no iba a ser así- respondió sonrojado, lo que causo gran impresión en Phenril, quien poco entendía de lo que hablaban- primero se necesita un acercamiento y conociendo el santuario este no tardaría mucho en ocurrir- Miro a Phenril el cual sonrió, lo acaricio dulcemente, lo que sorprendió a los dos hermanos gemelos, por el actuar del mas pequeño- no quiero nada brusco, más que nada por el bien de él, Phenril tardó mucho en poder entablar una relación de amistad con Shunrei, con quien vivo en cinco picos, y si eso le costó, no me imagino lo que sería que el fuera al santuario, aun conmigo, sentir los cosmos poderosos que lo intimidaran, le tendrán aterrado, no creo que quiera avanzar de la entrada del santuario.


-¿Las luces que vi hace meses?- pregunto pensante el dios guerrero cayendo en cuentas, sabía perfectamente que si un santo intimidaría a Phenril no sería precisamente un santo de bronce, el lobo del norte era claramente superior a cualquiera, y quizás también a las amazonas de plata o cualquier santo de ese rango, quedando solo en su mente santos de oro y la incógnita de unas estrellas fugaces de color dorado que vio días antes de que Shiryu acogiera al dios guerrero de Épsilon, aunque también vino días después una lluvia de estrellas de varios colores- entiendo, es muy peligroso.


-¿Sabes que paso con los cuerpos que faltan?- pregunto el dios guerrero de Z acariciando dulcemente a Phenril, el cual sonrió ante la muestra de cariño- Bud, este no es Phenril.


-Está un poco cambiado, pero es el, ya no muerde- aseguro el santo de Athena- bueno, con su permiso debemos retirarnos, pronto anochecerá.


-Quédense aquí, ayer me dolió el hombro, esta noche habrá una fuerte ventisca- miro por la ventana aquel que era nombrado como la sombra de z- ¿Creen poder abstenerse una noche de tener relaciones?-


-No, yo necesito al dragón, no puedo...lo necesito-fue Phenril quien contesto.


-Lo siento Phenril, pero con la ventisca que se aproxima no creo que puedan salir de aquí, salvo que quieran hacer una orgia con nosotros- sonrió Mizard, ante sus ojos Phenril palidecía.


-¿Qué es una orgia?- pregunto Épsilon, esa palabra se le escuchaba como algo malo y aunque no sabía que significaba claramente le aterraba la idea de saber, aunque como decía el santo de Dragón, el saber no ocupa lugar.


-Cuando una persona tiene relaciones sexuales con más de una, al mismo tiempo- sonrió jocoso Syd- Por ejemplo, en el caso de un trio, el que está en medio no hace nada, uno lo penetra y otro usa su boca.


Una imagen bastante extraña cruzo la mente del dios guerrero, se imaginó a todos desnudos en el cuarto, el santo de dragón penetrándolo, mientras Syd de Mizar le practicaba sexo oral, era una imagen que él nunca pensó ver  y en cierto modo le causo temor. Se abrazó a Shiryu, el cual sintió que estaba aterrado de hacerse a la idea de eso, era fácil notarlo, estaba temblando, y a punto de comenzar a llorar, lo abrazo posesivamente y sonrió, para luego introducir su mano debajo de las ropas del dios guerrero y abrazarlo íntimamente.


-Syd, déjate de bromas, tú no estas para hacer esfuerzos- lo reto Bud y luego miro a Phenril- y tú tampoco, escucha, si te gusta hacerlo primero recupérate, tus heridas tardaran en sanar al menos dos días cuanto mucho, si quieres dejar de sentir dolor Phenril deberás abstenerte.


-¿Qué es abstenerse?- pregunto incrédulo mientras sentía las caricias del santo de dragón en su espalda.


-Dejar de hacer algo, y vamos a dejar de hacerlo, solo hasta que te cures ¿Está bien?- le aclaro el santo de dragón acariciándole la espalda.


-No- dijo alterado abrazándolo- no quiero que te vallas, no quiero.


-Phenril, te aseguro, a donde iré tú vas a ir conmigo, mañana a primera hora iremos a avisarle a Hilda de que Syd y Bud están bien,  y después planearemos donde tú quieras estar- le aseguro el pelinegro sonriendo- no me voy a separar de ti tan fácilmente.


-¿Lo prometes?


-Palabra de santo de Athena.


-Te creo- sonrió aliviado- siempre cumples tus promesas.


Afuera una fuerte ventisca azotaba la región, mientras dentro de la cabaña un clima cálido la envolvía. Phenril estaba recostado en la cama junto a Syd de Mizard, el segundo leyendo tranquilamente un libro mientras el primero había cerrado sus ojos por mero segundos y se durmió profundamente. Shiryu había ayudado a Bud a tapiar toda la casa para evitar que los fuertes vientos helados abrieran las ventanas y penetraran en la choza, también lo ayudo a cortar leña para mantenerse abastos durante toda la noche, posiblemente, dando el inclemente clima, estarían aislados al menos hasta la mañana siguiente.  


-¿Quieres un poco de té?- pregunto Bud acercándose a la cocina- es lo único caliente que puedo ofrecerte.


-No es necesario- respondió mirando a Phenril dormir acurrucado.


-Si no te molesta ¿puedo hacerte una pregunta?- exclamo Alcor Z sentados en uno de los pequeños sillones de su morada- ¿Desde cuándo tú y él?


-Tener relaciones, una semana, para serte franco- respondió sentándose también en un sillón frente a el- es algo vergonzoso hablar de esto.


-Créeme, no encontraras a nadie para hablar eso, es cosa de hombres, pero eres muy joven, tengo entendido que te falta edad- acoto- ¿Phenril comprende todo? Veo en él pequeñas muestras de gran inocencia, en parte de comporta como un niño.


-De nuestra relación comprende todo, le cuesta un poco pero lo comprende, sabe que somos novios por ejemplo, es muy unido a mí, solo quiere estar conmigo y le aterra la idea de que tenga que volver al santuario,  también es muy celoso en ese aspecto, por eso quiero llevarlo a Japón después, para que conozca a Shun, estoy seguro que con él no le será difícil entablar una amistad.


-Sí, Andrómeda es buena opción- exclamo sonriendo- pero…hay cosas que no entiendo ¿tú lo penetras? ¿Por qué? él es más grande que tú, debería ser al revés.


-Porque así él lo quiere, además según lo que he leído en revistas, a Phenril le gusta practicarme sexo oral, no sé porque,  y según las revistas el que hace eso después es penetrado.


-¿Y tú porque leíste cosas así? Nunca te vi como el tipo que le cosas de esa tipo.


-Las encontré un día, cuando estaba en la residencia Kido, practico que el saber no ocupa lugar, cualquier conocimiento nuevo debe ser bien recibido, no se de quien eran esas revistas, solo las leí y aunque no esperaba usar tan pronto aquellos conocimientos que adquirí, me ha sido útil- exclamo sonrojado- aunque a pesar de eso…Phenril…


-Platícame de la mecánica, me parece que hay algo que estás haciendo mal- miro pensativo- tengo veintidós años,  soy el hombre más fuerte en un pueblo no muy lejano, he ido a la casa de mujeres muchas veces y tengo experiencia que se puede decir de sobra, me parece muy extraño que teniendo una semana de tener relaciones aun Phenril se ponga tenso antes de la penetración y tarde bastante en relajase.


-Es solo…el me practica sexo oral…y bueno- acoto sonrojado- dioses es difícil hablar de estas cosas.


-Es que eres joven, ¿Cuántos años tiene? ¿Quince?  Mírame a mí, yo puedo hablarte de esto como si te hablara del clima- sonrió- ¿lo preparas antes?


-¿Preparar?


-Sí, ya sabes, introduces un dedo con saliva o algún lubricante, como llaman ustedes, luego un segundo y después un tercero, para dilatarlo un poco, para que la entrada no sea brusca.


-Leí que no era necesario hacer eso- exclamo sorprendido- que el pasivo suele acomodarse al tamaño del activo después de la penetración, pasado un determinado tiempo…Phenril llora mucho y es por ello que al principio yo salía pero...


-No, muy mal, muy mal- le corrigió- si vas a penetrarlo, para que se dilate, debes dejarlo, a los pocos minutos dejara de sentir dolor, pero no debes sacarlo en ese caso porque sienta dolor, porque entras totalmente y luego sales, no dejas que se acostumbre.


-Entiendo.


-Sí, es verdad,  no te voy a negar que normalmente pasa así, que se acostumbra al tamaño,  pero no con todos ocurre lo mismo- recapacito la sombra de Z- Ten en cuenta que Phenril no es como tú o yo, es un chico que ha vivido en medio de los lobos, que se ha criado cazando, sobreviviendo en medio de la naturaleza, que ha soportado las ventiscas en carne propia, lejos de cuatro paredes, su cuerpo siempre actuara en su defensa, y que tú de pronto te introduzcas en él, de manera abrupta, Phenril lo toma como un ataque, es por eso que tiene laceraciones dentro, te sugiero, la próxima vez, prepararlo, pero si no quieres prepararlos, cuando lo penetres no salgas, déjalo que se acostumbre, tranquilízalo.


-Es extraño.


-Consúltalo con tu maestro, el me dará la razón.


-¿Consultarlo con mi maestro?- pregunto alzando una ceja.


-Vi las estrellas fugases, se lo que paso o al menos presiento lo que paso- exclamo mirando serenamente-Sácalo de aquí, lo más lejos posible- le aconsejo cambiando su mirada seriamente- Phenril está mucho mejor lejos de Asgard, lejos de tener que luchar día a día para sobrevivir, lejos de todo aquello que lo lastima.


-Este es su hogar, con los lobos.


-Está mucho mejor contigo- expreso levantándose- Los lobos, ciertamente, esa manada, se alegra de ver a Phenril pero no les es indispensable, Phenril desapareció y la manada siguió adelante, por instinto.


-Tienes razón pero…No puedo apartarlo de su familia.


-No lo estas apartando de ella- exclamo seguro y se acercó a quitarle el libro a Syd, dándose cuenta que él también se había dormido- todo lo contrario ¿no es así Syd?


-¿Qué debo hacer en ese caso?- pregunto acercándose a Phenril.


-Que se expanda, que él sepa que el mundo es grande, que hay más que los lobos, veo que él está viendo que hay gente buena, déjalo que conozca más.


-¿Tu lo crees?


-Phenril necesita abrirse más, el mundo no es solo Asgard, hay gente buena y mala también, aquí en Asgard solo va a ver la parte que conoció años atrás, la parte que lo dejo de lado, la que lo hizo desconfiar de las personas, en cambio a tu lado el conocerá la otra parte, aquellos que confían unos en otros, conocerá la amistad, conocerá el cariño, será feliz a tu lado y eso es lo único que te debe importar, ¿Tu lo quieres verdad? Entonces con más razón, su felicidad es lo único que debe importante.


Continuara 

Notas finales:

Gracias por leer, espero su apoyo con este fic ya sé que hay una personita por ahí que me deja review y le agradezco, espero tu review. La historia será actualizada cada vez que se pueda.

Adelanto del próximo cap: Shiryu regresa a cinco picos solo para enterarse que debe ir al santuario, porque Athena lo ha mandado a llamar, llevando a Phenril consigo espera que el lobo del norte no se intimide ante el poder. Llegado al santuario muchas cosas que no planeaban lo esperan en el santuario. 


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