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Un chico normal por minima

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11.- No hace mucho tiempo, un pasado olvidado… parte II

-¡Oh no!-

¡Qué horror!, ¡Qué horror!, ¿Cómo… pero cómo?, la magia de las hadas era de las más poderosas, pura, concentrada, ¿cómo era posible que ese… ese ser evitara lo que era el poder de la magia de las hadas se proponía?

Magia negra.

No había otra explicación, una energía tan poderosa como la suya, todo lo contrario a lo que era la magia de las hadas, tan corrompida, tan temible y peligrosa, que era seguro que nada bueno podría salir de ella ni de los portadores de esta misma.

-¿Qué hacemos Wanda?, ¡¿Qué hacemos?!-

-¡No sé!-

Ambos estaban aterrados, y si ella, que era el cerebro en ese par, no tenía ni la menor idea, las cosas realmente se veían mal.

-¡Piensa!, ¡piensa Wanda!-

-¡Si, piensa Wanda!- alentaba su esposo en un tono de lo más desesperante.

La interferencia de sus poderes con respecto a los de su adversario era una clara ventaja, era tan frustrante, que él pudiera atacarlos con sus poderes mientras que ellos no podían hacerlo, pero no era invencible, era fuerte, pero no invencible, así que debían actuar rápido para rescatar a su Timmy.

-Arrójale cosas, síguele arrojando cosas- no era su idea más brillante ni mejor planeada pero era lo mejor que se le podía ocurrir en tan corto y desesperado momento.

Su magia blanca no podía afectarle, pero ya habían visto que ataques físicos si podían afectarle al estar distraído.

La familia entera de hadas empezó a aparecer cuanta cosa se les ocurriera o tomar las cosas que se encontraban a su alrededor para arrojarle a su atacante, sonajas, biberones, más cubos de madera era lo que aparecía Poof siguiendo el ejemplo de sus padres, mientras que ellos empezaron a aparecer de los más diversos objetos también, Wanda era un poco más agresiva en su desesperación, bicicletas, mas botes de basura, en cambio Cosmo apareció pasteles, tortas y hasta globos de agua, y todo y cada uno de esos objetos iban dirigidos al muchacho de ropas negras.

Así que decidían ponerse serios, bien, él también podía ponerse serio.

Vio todos esos objetos que esas malditas hadas aparecieron dirigirse hacia su persona, muchas de ellas cosas estúpidas y blandas, a no ser por un par de cosas que apareció la mujer, pero si creían que de nuevo dejaría que lo golpearan con esas cosas estaban muy equivocados.

De nuevo sus vestimentas negras se movieron como si tuvieran vida propia, o más bien movidas bajo las influencias de su dueño, esta se extendió y rodeo creando un escudo frente a él, a pesar de ser aparente tela, esta resistió cada golpe y arrebato de los objetos que servían como proyectiles, era tan resistente como una cortina de acero o quizás más.

En ese pequeño lapso de ataque y defensa Timmy vio su oportunidad de escabullirse y escapar, el chico de ropas negras ya no estaba encima de él, por lo que comenzó a arrastrarse de espaldas cuando las cosas empezaron a chocar, pero antes de que si quiera se pueda sentir orgulloso de haberse alejado unos míseros centímetros algo le agarra del tobillo, es un tentáculo de las telas negras.

-Oh no, tú no te vas a ninguna parte principito-

Rayos, rayos, rayos, no funcionaba, ni siquiera funciono para distraerlo lo suficiente como para que Timmy escapara de sus garras, debían hacer algo más, algo más fuerte.

-Lastima, tendrá que ser algo más rápido y menos indoloro para mi gusto, más tarde me desquitare con tus cuidadores-

La tela tentáculo lo termino arrastrando hasta terminar nuevamente al lado de ese chico tan escalofriante, esta vez sus ojos eran más fríos y serios, le infundían más miedo si eso era posible.

Oh, pero la suerte no ha abandonado por completo a nuestro niño de ojos azules, no mientras sus padrinos siguieran preocupados por él, más una con un instinto tan sobreprotector maternal que estaba en los picos en este momento de crisis.

Era obvio que lanzarle cosas pequeñas no estaba funcionando, así que empezaría a utilizar artillaría pesada.

Tenía miedo y la prudencia de no usar objetos más grandes de los que ya estaba utilizando debido al miedo de dañar a Timmy, pero debían arriesgarse un poco ahora.

Que el cielo se caiga si es que tiene que hacerlo solo para rescatar a su niño de gorra rosada.

Empieza a aparecer cuanta cosa pesada y contundente se le ocurra, bolas de boliche, planchas para la ropa, pesas, esta tentada a aparecer un bote pero sería demasiado grande y peligroso como para atinarle a su ahijado, cada cosa es lanzada con precisión contra esa barrera de magia negra que a la vez sirve como para ropaje para su adversario, pero no se rinde, claro que no.

Cuando ve las garras de ese chico más cerca de la piel de Timmy decide armarse de coraje y arremeter con todas sus fuerzas contra él, se transforma en un enorme rinoceronte rosado y literalmente arremete contra el chico portador de magia oscura.

La barrera era como una pared de cemento y acero, pero aun así Wanda fue capaz de lanzar al muchacho varios metros de distancia, no había fuerza más arrasadora que la furia protectora de una madre.

El golpe del enorme rinoceronte rosado lo lanza por los aires y le saca el aire, malditos los cuidadores de su objetivo y su persistencia, y maldito él también por no prevenir estos percances, la fuerza del golpe lo arroja varios metros en el aire y también a varios metros de distancia terminando enredado en las ramas de un árbol.

-Estúpidas hadas-

Timmy por fin se encuentra libre y al lado de sus queridos padrinos, quien presurosos al verse por fin alejados de ese tan horrible ser proceden a desaparecerse y aparecerse de nuevo en el cuarto del muchacho sin perder el tiempo.

-¿Qué rayos fue eso? ¿Quién rayos era él?- logro articular Timmy una vez viendo que estaba en su cuarto junto a sus padrinos.

-Calma Timmy, respira, inhala, exhala, inhala, exhala- le decía Wanda para que se tranquilizara, o más bien se lo decía a si misma porque prácticamente ya estaba hiperventilando y eso que no necesitaba oxígeno en realidad.

-Poof, Poof-

-¡Oh mis niños! ¡Ya están a salvo así que no se preocupen! ¡Mamá Wanda está aquí!-Wanda extendió sus brazos y abraso a ambos niños con fuerza.

-Wanda tu eres la que debe tranquilizarse, ya estamos bien, estoy bien-

-Lo sé, ya están bien, si- se repetía a si misma a peli rosa tratando de converse a sí misma, prácticamente tenia los nervios destrozados por tanta tensión.

-Ahora, ¿alguien puede decirme que rayos fue eso?-

-Algo malo, muy malo, realmente malo- le respondió Cosmo a su ahijado, obviamente no siendo el más claro o inteligente de todos al hablar.

-¿Wanda?-

-Cosmo tiene razón, eso era malo, muy malo Timmy-

-Wanda por favor, se más específica, estas siendo como Cosmo-

-Magia oscura-

-¿Qué?-

-Era magia oscura-

-Espera, hablas de magia negra ¿Cómo brujas y eso? ¿Cómo cuando conocimos al fundador de Dimmsdale?-

-No, si, mucho peor… ese brujo que se hacía pasar por cazador de brujas conocía de las artes oscuras e interfería con nuestra magia-

-¿Entonces ese niño es un brujo?-

-No… no es, creo… no, era diferente, su dominio sobre la magia negra era mucho más poderoso de lo que había visto en un humano… ese, ese no…-

-¿No era humano? ¿Es lo que tratas de decir Wanda?-

-Era demasiado fuerte, como… como si estuviera hecho de esa magia…-

-¿Un anti-padrino?-

-No, es diferente, los anti-padrinos usan anti-magia, la magia negra es otra cosa… él era otra cosa-

-¿Quién es? ¿Por qué me ataco? ¿Por qué se parecía a mí de alguna manera?- volvió a soltar muchas preguntas a las cuales no les hallaba respuesta.

Todo esto era tan malo, tan extraño, le daba mucho miedo.

-No, no se parece en nada a ti Timmy, no digas eso- le contradijo inmediatamente Wanda, que se le ocurriera que se comparara con ese chico era inaceptable.

-En la cara, los rasgos se parecen un poco-

-¡COSMO!-

-¡Timmy lo dijo primero!-

-¿Poof?-

-Tranquilo Poof, ya estamos a salvo… mientras no nos encuentre, todo estará bien- consoló Timmy a su hermanito quien buscaba consuelo en su regazo acorrucándose en el.

-Debemos hacer algo, llamar a Jorgen, él sabrá que hacer- dijo con resolución Wanda, convencida que el hada musculosa sabría que hacer.

-¿A Jorgen? ¿Por qué?-

-Su deber es proteger a las hadas, y esto es muy grave- mientras decía esto Wanda escribía una carta describiendo todo lo sucedido de la manera más alarmante y explicativa posible para luego hacerla desaparecer con destino al hada líder.

Tenía esperanza que aparecería en cuestión de segundos, y en su defecto, así fue.

Un fuerte estallido acompañado de polvo de hadas, brillo y humo dio como presentación la llegada del afamado Jorgen Von Strangle, que como siempre se aparecía impotente con esa presencia tan fuerte y confiada.

-Ya estoy aquí, ¿Dónde está la amenaza?-

-No aquí, no ahora… por el momento-

-Wanda, lo que me comunicaste en tu carta es muy serio, no se ha visto tal demostración de magia negra como la que describes en años, siglos- advirtió Jorgen, de lo más serio.

Jorgen recordaba tiempos muy antiguos, muy antiguos, de que apenas era un hada joven aprendiendo a usar sus poderes y el libro de reglas de las hadas apenas tenía unas cuantas páginas, y en esta época había una amenaza la cual su familia y ancestros luchaban por mantener el orden en el mundo de las hadas y otros seres mágicos que aun coexistían con los seres humanos que era una raza joven.

En esa época un mal se alzó con el descubrimiento de un poder tan maligno y aberrante capaz de destruir todo a su paso si se lo proponía, el equilibrio de la Tierra y el mundo de las hadas y demás seres mágicos, fue una lucha que se grabó a lágrimas, sangre y roca en la historia de las hadas.

Una vez, solo una vez y hace mucho tiempo atrás, pudo ser testigo de esa clase de mal, era el más puro mal, esas eran las únicas palabras capaces de describirlo, y aun pensaba que hasta el más valiente, como él, tenía todo el derecho de estremecerse de terror como él lo hiso aquella vez.

Magia negra, mortal y peligrosa, caótica y destructiva, MALIGNA, y todo lo que venía de ella igual.

-Nosotros lo vimos con nuestros propios ojos-

-Sí, y de acuerdo a mi última visita al doctor no necesito cambio en mis focos-

-Ojos cariño, ojos-

-Eso también-

Jorgen aparto la mirada de la pareja para ahora posarla en el par de jóvenes de la habitación, más específicamente en Timmy.

-Turner, ¿Por qué no me extraña que de alguna forma estés involucrado?-

-¡Hey! Yo no he hecho nada esta vez- se defendió con un tono ofendido el muchacho de gorra rosada, que era cierto que de alguna u otra manera terminaba involucrado en problemas, pero casi siempre eran por sus deseos, o por alguna venganza de alguno de sus enemigos, una lista demasiado grande para un niño de su edad.

Esta vez, como había dicho, no había hecho o dicho nada como para que ese otro niño lo atacara con ansias asesinas, o al menos nada por lo cual estar consciente de ello y causarlo.

Jorgen con su ceño fruncido y serio esta vez no podía negarle eso, en el registro de su expediente de deseos no había nada problemático en estos días que apuntaran abiertamente que las acciones haya logrado violentar alguna fuerza maligna, a menos que haya una forma que no sepa de lograr hacerlo con una montaña de helado, que fue uno de los deseos más grandes que había pedido el muchacho, para ser sinceros el niño se estaba volviendo más responsable con sus deseos.

-Ahora la prioridad es ponerte en un lugar seguro y evitar el pánico, si esa creatura esta tras Turner y como me lo describiste, es un ser muy insistente y no se rendirá hasta tenerle y…- hiso una pausa en consideración de los niños presentes, no era necesario traumar más de lo necesario al pequeño Poof que se encontraba temblando brevemente en los brazos de Timmy.

-¿A dónde? ¿El mundo de las hadas?-

-Aunque suene como lo más conveniente, si las demás hadas se enteran de esto podrían entrar en pánico y caos, algunas de ellas tal vez ni quisieran ir a la Tierra con el riesgo de encontrarse con esa creatura- además de que había una posibilidad de que esa cosa los siguiera y pondría en peligro la vida de las demás hadas y su mundo, pero Jorgen no lo dijo.

-¿Entonces?-

-Tiene que ser un lugar lejano-

-¿Pero y mi casa? ¿Mis amigos? ¿Mis padres?- pregunto preocupado Timmy, no podía desaparecerse así como así, sin saber porque, ni por cuanto tiempo, gustoso dejaría la escuela pero todo lo demás no era tan fácil.

-Ellos también pueden correr peligro- respondió con toda severidad dando a entender que no aceptaba quejas ni argumentos de ningún tipo.

Todo por la seguridad.

A Timmy también le preocupaba la seguridad de sus conocidos, más después de ver lo que había sido capaz ese chico contra tres hadas poderosas, pero Jorgen era otra historia, era mucho más poderoso y fuerte, sería un oponente mucho más digno llegado el momento de defenderlo o enfrentarse a ese chico ¿verdad?

-Pero… pero…-

-Pero nada Turner, ahora el lugar…- apareció un mapa de los E.U. de norte América frente a todos ellos, había una estrella que ubicaba la ciudad, la posición de ellos, en el mapa, y Jorgen parecía encontrase estudiando muy detenidamente el mapa para escoger el mejor lugar.

La mayoría pensó que realizaría un estudio exhaustivo de las zonas y lugares o alguna táctica militar para escoger el mejor lugar, en lugar de eso apareció una venda blanca sobre sus ojos y unos dardos en su mano y los empezó a lanzar bajo su estupefacta mirada, definitivamente eso no tenía nada de científico o militar.

Al terminar de lanzar sus dardos a diestra y siniestra, se quitó la venda de los ojos y sonrió triunfal.

-Aha, ya tenemos nuestros lugares-

-¿En serio?-

-Si, al ser lugares tan al azar jamás se imaginara donde esta Turner-

-Claro… ¿y cuáles son esos lugares a los que iré supuestamente?-

-San Jose, California; Alexandria, Virginia; y otra de nombre Warren, Michigan-

-¿Dónde?-

-Exacto, lugares tan al azar que nadie se esperaría, vamos-

Y con un puff todos desaparecieron a cualquiera de esas ciudades, mientras que en el parque un niño de ropas negras miraba furico en el cielo azul recordando la mirada de su presa y procedió a seguir el aroma de la magia de las hadas y de la existencia de ese ser que tenía que destruir.

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