VI- Algo viene…
Sentía el cuerpo muy pesado, no había tenido muy buena noche y las pesadillas que tubo no lo dejaron descansar como el hubiera querido, en definitiva debía dejar de comer comida chatarra y jugar sus videojuegos mas sangrientos y violentos antes de dormir.
-¿Qué horas serán?- se incorporo un poco en la cama y vio los numeritos en rojo de su despertador, aun faltaba para que fuera la hora en la que se paraba, estaba despierto desde hacia un rato, todo gracias a esas pesadillas que no lo dejaron dormir a gusto.
Primero habían sido esos horrendos ojos rojos que asemejaban a monstruos o bestias asecharlo en un lugar de sombras y oscuridad, luego aquellas garras que habían querido atraparlo y la desesperante sensación de miedo, de querer huir pero no podía, ya que siempre las garras lo perseguían junto a esos ojos inyectados de sangre, no importaba que tan rápido corriera, solo se libraba de ellos al despertar, en verdad que esa no había sido una de sus mejores noches.
-No quiero ir a la escuela…- se quejo encajando su cara en la almohada, estaba cansado y el cuerpo lo sentía algo adormecido, pero no quería dormir de nuevo si eso significaba volver a ver esos espeluznantes ojos carmesí.
Con la poca fuerza de voluntad que tenía en las mañanas se levanto de la cama y se empezó a alistar para ir a la preparatoria, aun estaba algo oscuro por lo temprano que se había parado así que tropezó un par de veces por no estar atento cuando caminaba hacia el baño, ya en este prendió la luz y se dirigió al lavabo a comenzar la rutina de siempre, pero se quedo helado al ver su rostro en el espejo.
-Ya me volví loco- parpadeo un par de veces asegurándose de estar despierto o no, por un momento, por un ínfimo segundo, pudo ver o creyó ver sus ojos de color rojo en lugar de azules reflejados en ese cristal, pero eso era imposible, toco el espejo el cual parecía muy normal y no estar manchado por nada, se pellizco y descubrió que si estaba despierto, definitivamente esas pesadillas lo habían afectado.
Ignorando ese hecho como una alucinación a causa de la mala noche continúo con su labor de arreglarse tomándose todo el tiempo del mundo, de algo había servido estar despierto desde tan temprano.
BIP PI PIP “son las 6:00 de la mañana y las nubes en el cielo pronostican una lluvia cercana…” ese era su despertador, había olvidado quitarle la función de radio la noche anterior, apretó el botoncito para apagarlo y miro por la ventana, el cielo estaba lleno de nubes grises y negras, con razón no había mucha luz entrando por su ventana.
Empezó a escuchar desde fuera los pasos de sus padres bajando por las escaleras, ¿a que horas habrían llegado anoche?, miro de nuevo por la ventana, sentía que ese clima le recordaba algo, pero a la vez no sabia con exactitud que cosa, era como una sensación ya vivida, tal vez un dejavú.
Las oscuras nubes tapizaban todo el cielo que cubría a la pequeña ciudad de Dimmsdale, sus habitantes ya despiertos a esas horas ya tomaban sus precauciones para una mas que evidente lluvia llevando puestos impermeables o algún paraguas en mano, pero como siempre nunca falta alguno que otro que confiado caminaba por la calle sin ninguna de esas cosas, pensando que seria una falsa alarma, solo un día nublado, pero ese día en especifico no seria un simple día nublado, para nada.
Rayos y truenos estruendosos ya se empezaban a ver y oír en el cielo, iluminado ese manto deforme que era el cielo en esos momentos, mas ignorando todo los humanos seguían con su rutina, concentrados en ellos mismos, concentrados en sus simples existencias, sin darse cuenta que esa tormenta trataba de presagiar algo, mas como siempre el hombre ignoraba aquella voz que les hablaba a los humanos en ocasiones especiales, especiales como esta.
En las afueras de esta cuidad en un pequeño y solitario valle barios rayos caían desde el cielo en un punto en especifico, no se necesitaba ser un científico para saber que ese simple hecho era un fenómeno muy fuera de lo normal, algo sobre natural, mas este peculiar hecho pasaba desapercibido por los humanos por el simple hecho de estar muy lejos de la civilización.
La tierra y pasto estaban ya muy quemados por los contantes golpes de electricidad que recibía, dejando una marca negra en el suelo que ya se estaba empezando a agrietar, solo se escuchaban los truenos en ese solitario lugar, ni siquiera los animales se osaban pasar por esa zona, ya que sabían que muy pronto algo sucedería.
De la grieta formada por los constantes golpes empezó a surgir un extraño vapor negrusco, que se empezó a extender como una gota de tinta en el agua, despacio, indescifrable y errática, haciéndose cada vez más denso a medida que se extendía, los rayos siguieron cayendo haciendo mas grande la grieta en la tierra dejando que aquel vapor escapara con mayor facilidad, creando pequeñas espirales en el aire y figuras deformes, creando una masa deforme.
En el centro de esa masa de gas negro se empezó a concentrar una parte de el en una especie de esfera, comprimiéndose poco a poco hasta hacerse sólida, no era mas pequeña que una canica y no mas grande que una pequeña pelota de tenis, que en menos de un par de segundos su liza superficie se empezó a agrietar dejando escapar un liquido negro, parecía que estaba sangrando.
Un pequeño charco se empezó a formar en esa bizarra escena, gota a gota caía la condensación de ese gas desde el interior de esa esfera, un nuevo golpe azoto el suelo, un nuevo rayo había caído desde el cielo, y la luz dejo ver entre esa negrusca neblina una silueta que estaba comenzándose a formar, el liquido negro comenzó a extenderse como una enredadera en una pared, subiendo poco a poco en pequeños hilos que se cruzaban frecuentemente conforme iban subiendo haciendo mas visible la formación de un cuerpo entre la bruma de ese gas negro, dos piernas, abdomen, dos brazos y una cabeza.
El viento empezó a soplar fuertemente, mas ese humo negro no se despejaba, al contrario, se concentraba alrededor de ese cuerpo hecho de puras venas, claramente tenia forma humana, mas todavía no estaba totalmente sólido, nuevos rayos empezaron a caer con un sonido ensordecedor y hubo un momento en que la luz de ellos llego a ser tan enceguecedora que para no quedarse ciego cualquiera debería cerrar los ojos, hasta que llego el silencio.
La oscura bruma se había ido, la esfera y el charco también, pero la grieta y quemadura en la tierra seguían ahí, junto a algo más, un cuerpo, tenia la piel morena en ese cuerpo grande y definido, pero joven, era un joven el que se encontraba ahí acostado en la hierba cubierto apenas con algunos harapos que se suponían que era ropa de color negro, su cabello del mismo color, largos y en total desorden sobre cabeza, hombros y su cara de facciones maduras, parecía inerte, muerto, pero era todo lo contrario, abrió sus ojos, los cuales eran rojos, intensos, sorprendidos, había vuelto a la vida.