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Misión Doncella por Tinta Amatista

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Compañero

 

 

¿Qué hacía Kuran vestido de chica?. Se habría partido de la risa, o le habría dicho algo humillante de no ser, porque estaba en la misma condición de él. Lo miró con detalle. Y al ver, tras de él, una gran maleta, supuso que era un imán para las desgracias, ya que tendría que ir con el bastardo purasangre a una maldita misión conjunto a un condenado internado de chicas. Bien, Aido no era mejor que Kuran, pero él esperaba una cabeza rubia, rogando por que fuera Ichijo. Pero como siempre, las cosas no podían ir como él quería.  Quizás con tanto pedir que el que cruzara la puerta fuese Ichijo, lo espante... para la próxima rogare que sea Kuran para ver si tengo más suerte.

En cuanto sintió un peso más en el sillón, hizo rechinar los dientes; pero no fue lo suficientemente disimulado, y una sola mirada de su maestro le dejo en claro que tenía que comportarse. Se debatía como cobrarse esa misión con la asociación más tarde, cuando escucho la voz de Cross llamándolo, antes de ser cegado por un flash, y escuchar al director parloteando que tenía la foto de las chicas más lindas frente a él, y de que eso iría a su álbum secreto. De inmediato tomó nota mental, para en su regreso buscarlo y quemarlo. Él no tenía intención de conservar alguna evidencia de tal flagrante humillación. 

 

Kaname por su parte, parecía bastante sorprendido por la apariencia de Zero; de no haber sabido que era el prefecto, perfectamente habría pensado que era una mujer echa y derecha. Él también había hecho un trabajo bueno durante el día de ayer; teniendo en cuenta, que los cortes de ropa femenina eran principalmente redondos, le ayudaban bastante a su estilizada figura. Sabía que no tenía la contextura de Aido, pero tampoco era Kain; podía pasar perfectamente desapercibido en ropa de chica, sin demasiado esfuerzo. De no ser por el corte de hombro recto en su uniforme, sería evidente su figura estrecha.

Se sumergió en sus pensamientos, dejando de escuchar la pelea entre Kiryuu y Cross, con algunas intervenciones de Yagari. Distraídamente jugó con el dobladillo de su Jumper; sin estar realmente seguro de si era convincente. Después de todo, él mismo había tenido que arreglar cada uno de los detalles de la misión, a sabiendas de que el prefecto había recibido la ayuda que él no tenía. No podía permitirse el lujo de que alguien se enterase de que iba a andar vestido de mujer en una misión de este tipo; primero porque era un purasangre que tenía que cuidar su imagen ante todo, y segundo, porque disponía de gente para hacerlo por él. Sin embargo, ahí estaba, sentado en el sillón, esperando enterarse de algún detalle de última hora; después de haber recorrido las tiendas de la ciudad comprando ropa para la supuesta novia que no tenía. Agradecía que las vendedoras quedaran bobas con una de sus sonrisas, y que no hicieran preguntas indiscretas; aún así, eso no quitaba el hecho, de verse a si mismo cargado como una mula paseando por un pantano. De hecho, no había caído en cuenta de que necesitaría senos falsos, hasta que llegó a comprar ropa interior. Tampoco se habría enterado, que debería afeitarse las piernas, y comprar maquillaje, de no ser porque se había sentado en un café, a escuchar conversaciones ajenas, buscando datos importantes, que él no sabía. Tampoco sabía que la ropa de encaje era sexy;  que estaba de moda los perfumes cítricos; y que unas manos lindas, eran importantes para una mujer. Se había comprado una peluca color chocolate, hasta media espalda, y con un flequillo recto. Y había llevado la caja más surtida de maquillaje para regalo. Lo más difícil de conseguir, habían sido los zapatos; zapatos los suficientemente delicados, femeninos y sin tacón. Ya era alto, usar algo con tacón, era un abuso.

Su habitación se había llenado de moños y papeles llamativos. Claro, todos los paquetes iban envueltos para regalo; y estaba seguro, que de tener novia, estaría feliz con esa cantidad de bolsas.

Había tenido su cuota de sufrimiento los preparativos. Sólo esperaba que todo valiera la pena.

 

-Y aquí están sus papeles de traslado-después de unos minutos, en los que Yagari estuvo de réferi entre la discusión de Cross y su estudiante; las cosas se volvían a poner en marcha-Ritsuko Cross y Kaname Keita

-¿Por qué Kuran tiene el mismo nombre y yo no?-se suponía que ambos iban a estar viviendo con un montón de mujeres, ¿Por qué él si podía conservar su nombre y él no?-Kaname no es un nombre de chica ¿o si?.-de respuesta obtuvo un denso silencio. Quien calla otorga. El director, comenzó a lamentarse, diciendo que su hijo adorable se había perdido la mitad de su vida, al no ver la telenovela, en la cual, la protagonista se llamaba Kaname, aludiendo que era una herejía no saberlo. Como si me importara lo que ve. Tomó la carpeta con su nuevo nombre, para leerla rápidamente. Y se sorprendió al saber de que era un destacadísimo en el club de economía domestica, y que participaba en el club de alta costura y en el de arte. ¿Desde cuándo él pintaba?... no, mejor aún ¿Desde cuando él cosía?, vale, cocinaba para no comer lo que hacía Yuki o el director; pero de ahí a estar en un club, jamás.

Kuran veía su carpeta, superando el bochorno de enterarse abiertamente de que el prefecto desconocía la dualidad de su nombre. En las líneas de su informe, sobresalía en el club de ajedrez y juegos de ingenio; como también en el club de literatura. Era una máquina leyendo, pero nunca había estado en un club. A su lado, su compañero iba a replicar, pero se contuvo. Pelear con Cross cuando ya había mandado los informes, era perder el tiempo. Y más si eso sólo haría una escena.

Yagari pasó a las explicaciones puntuales: debían encontrar a quien estaba convirtiendo esa academia en peligro público. Al parecer, estudiaba allí una purasangre, que se estaba divirtiendo haciendo de las suyas en el lugar. Genial, no tendré que tratar con uno, sino con dos sanguijuelas encubiertas.  Vio en las manos de su maestro, una caja de joyería, y rogó para que no fuese algún artilugio para él. Pero se equivoco. Claro, era imposible que nos mandaran sin hacernos ver más ridículos. Saco el anillo que le correspondía, y lo puso en uno de sus dedos. Un hechizo en el anillo iba a impedir que alguien sintiera su presencia de vampiro. En el fondo, somos humanos comunes. Escuchó como un vehículo se estacionaba fuera, y supo que esa era su señal de salida. Voy a tener que salir con Kuran sin reclamar, y ser las mejores amigas durante el trayecto. Genial, definitivamente genial.

Después de que el director mojara su blusa con sus lágrimas de cocodrilo, se dispuso a tomar su maleta; y le sorprendió que Yagari la llevara al automóvil. Si bien, no era común que él arrastrara una maleta, no sabía si tomarlo como alguna burla de su profesor, o como ayuda. Aún así, educadamente le dio las gracias. Y le dijo rápidamente al director, que Takuma estaba a cargo del dormitorio mientras él estaba fuera. No dudaba que el rubio controlase las cosas; pero a veces no sabía como reaccionar con su carácter, tan peculiar en un vampiro. Se deslizó en el asiento trasero, a un lado de la ahora Ritsuko. No había ni partido, cuando la ojilila a su lado, le dio un disimulado codazo, murmurándole que cerrara las piernas. Maldición, hay cosas que yo no sabía, para un hombre, eso no importaba. Suspiro, tomando una posición similar a Zero, lo analizó en detalle. Se veía bastante real, y hasta su aura se sentía distinta. Definitivamente su compañero se estaba tomando esto en serio, desde que había salido de la casa, su actitud había cambiado. Se siente suave. Si, esa era la palabra para definirlo, suave. Sus ojos cayeron, en las manos de Zero, y recordó los dichos de las mujeres en la cafetería. Sus manos eran suaves, de eso estaba seguro, él no hacía trabajo domestico, así que estaba lo suficientemente convencido, de que no debería preocuparse porque sus manos estuviesen maltratadas por fregar ollas. Pero sabía que en la casa Cross, las cosas eran distintas. Más por impulso y curiosidad, tomó una de las manos de Zero entre las suyas, sintiéndolas suaves, y en algunos sectores callosas, atribuyéndolo a las prácticas constantes con su arma de fuego. En ese minuto, reparo en la manicura de Zero y el color de ésta. Quizás debí asesorarme con Yagari, se nota que no dejó nada al azar. Dio un pequeño respingo, y miró a su acompañante, quien suavemente le había apretado la mano; pero no es un gesto agresivo, sino de apoyo. Y lo entendió. Él no era el único inseguro en ese momento.

Suspiro internamente, mientras luchaba por no sacar su mano a distancia de Kuran. Pero se contuvo, no solo porque estaba siendo observado por el retrovisor, sino, porque notó en la postura del vampiro, su incomodidad. Él particularmente no estaba cómodo; pero podía jurar que para Kuran era aún peor. Le dio un leve apretón de manos, ahora, ya sólo les quedaba seguir adelante, e intentar no matarse en el camino. Pero a pesar de todo el odio que le pudiese profesar a las criaturas que poseyeran colmillos; su blandito corazón, no podía pasar por algo un gesto tan incómodo, estando él allí para reconfortarlo. Sí, y lo odiaba. Odiaba ese instinto que le hacía velar por el resto, y hasta anteponerlos a él, con tal de que estuviesen bien.

-¿Qué traes ahí?-no tenía intensión de hacer conversación con Kuran, pero se veían demasiado estáticos y rígidos, que podían descubrirlos.

-Tu padre me lo dio para ti.-Kiryuu había suavizado el tono, y él hizo lo mismo, tendiéndole lo que el director le había mandado a su adorado hijo. Estaban en misión, debía dejar sus dudas de lado, y eso incluía todo lo que pensara del cazador. Sus ojos no perdieron detalle, de cómo Zero abrió el neceser, dejando al descubierto, varios accesorios femeninos. Leyó  la nota que acompañaba todo: "Rit-chan, comparte con Kana-chan. Te quiere. Papá.". Frente a sus ojos, un frasquito se meció.

-Tenemos esmalte color caramelo... por si quieres...-Zero dejó que la frase se desvaneciera en el aire, pero no tardó en entenderla. Al parecer, el prefecto esta dispuesto a cooperar... no, esto no es cooperación, es ayuda. Él de alguna forma sabe que me las arreglé solo... Y el sólo hecho de que dijera "tenemos", era bastante. Ritsuko parecía suficientemente amistosa y agradable. No sabía cómo, pero, Zero podía proyectar una imagen más que de matón.

-Claro...Rit-chan-Tenía que probar, además, al parecer, se iba a poder divertir. Sintió como su mano era apretada con algo más de fuerza, para ver como Zero apretaba fuertemente los labios, quizá, en el intento por no soltar una sarta de maldiciones que lo pondría al descubierto. No sabía a ciencia cierta, si el rubor de las mejillas de su compañero, se debía a la vergüenza, la ira, o el maquillaje. Aún así, el prefecto debió de morder su orgullo, para mantenerse lo suficientemente entero.

 

Vio las puertas de la nueva academia, sin poder evitar que los nervios empezaran a ser molestos en él.

-Contrólate, no pareces tu.-Zero sólo le dijo eso, antes de bajarse del auto a buscar su maleta. Cierto, pero no soy el único que no se comporta como de costumbre. Caminó junto a Zero hasta el despacho de la directora, para completar el papeleo. Extraño el comportamiento infantil de Cross en cuanto vio a la mujer frente a él. Parecía un sargento, dispuesta a ocupar la fuerza para lograr lo que quería. De cortesía, sabía menos que Kiryuu, de hecho, no había tenido más delicadeza, que darles un mapa, y que ellos buscaran donde sus habitaciones, e investigaran las dependencias. Todo a ensayo y error. Ya la odiaba.

Y ahí estaban ellos, después de recorrer buscando sus habitaciones, y de subir y bajar escaleras con las maletas a cuesta, frente a la puerta que les correspondía. Estaban en el rincón más alejado de todo. En la puerta, había una placa con sus apellidos. Era un alivio estar juntos; pero de todas formas, el saber que debería compartir el mismo cuarto, generaba cierta tensión en el ambiente. Kiryuu fue el primero en romper el ambiente, adelantándose, y entrando en la habitación, con la maleta que ya tanto odiaba.

En cuanto Kaname cerró la puerta tras de si, Kiryuu empezó a ser el mismo tipo hosco que conocía, maldiciendo por lo bajo, el color palo de rosa de las paredes, y las flores en las cortinas. Él tampoco estaba conforme, pero, sabía que dentro de todo, podía ser peor.

-Al menos es suerte, que nos toque juntos.-el peliplateado sopesó las palabras del otro. Si, o de lo contrario, tendría que dormir con senos falsos y peluca, algo no muy agradable.

-Como sea-él ya estaba harto de la ropa, y sobretodo la peluca. Oh Dios, como la odiaba. No dudó mucho, ya estando en la comodidad de la habitación, sacarla, y dejarla con cuidado en el tocador. Por sólo una vez en su vida, quiso tener el su propio cabello hasta los hombros para evitar tener que ocupar una. Subió la maleta en la cama, para empezar a deshacer el equipaje, mientras Kaname no le quitaba ojo de encima.-¿Qué pasa ahora?.

Kuran boqueo, sin saber a ciencia cierta como expresarse, se había quedado falta de palabras. Pero una cosa era ver a Kiryuu con peluca vestido de chica y actuando como una, otra, era ver al prefecto vestido de chica con peluca y actuando como Kiryuu normal; pero era una cosa muy distinta, ver a Kiryuu vestido de chica, actuando como normalmente lo hacía, y sin peluca. Era... ¿cómo decirlo?... aterrador. No, más que eso, infinitamente aterrador. Era casi como su imaginación proyectaba a Kain con su actitud y peinado habitual, con un vestido de Ruka.

-Ponte la peluca

-¿Por qué?, es molesta.

-Porque...-estaba por responderle, cuando tocaron la puerta. Ambos se miraron espantados, y en cosa de segundos Zero luchaba por dejar la maldita mata de pelo falsa en el lugar que le correspondía. Kuran sólo lo miraba como si la puerta dijese algo convincente.

-¿Esta bien?-No le habría pedido su opinión, de no estar seguro. Pero Kaname no dudo en peinarla con los dedos, dejando las hebras bien puestas, y no como si Zero corriese una mataron.

-Excelente.-Con una última mirada, abrieron la puerta, donde vieron a una chica, que iba con una canasta, dando invitaciones a una Pijamada. Kaname la aceptó, le dio las gracias, y luego de cerrar la puerta se dispuso a leer el sobre junto con Kiryuu

-Esto es horrible

-¿No se supone que es bueno infiltrarnos?; esto parece una buena oportunidad

-Sabes lo que es una pijamada-Kuran negó, él no lo sabía-Es una reunión, en que un montón de chicas se juntan en pijama, en una habitación a comentar los nuevos chismes, atiborrarse de dulces, pintarse las uñas, ver películas... hablar cosas de mujeres y quizás que más.

-¿Cómo sabes tu eso?

-Porque Yuki estaba organizando una, y comentaba los detalles con Cross.

-Aún así, tenemos que ir. Es en el auditorio a las 20:00hrs. No es tarde, y hoy es sábado.-Vio como Kiryuu asentía.-La misión desde ahora comienza... y no te saques la peluca, pueden volver a tocar.-Escuchó como Zero gruñía, pero no le importo demasiado, ya estaba acostumbrado.

 

Mientras él, sacaba cuidadosamente cada prenda de ropa previamente doblada. Kiryuu había volcado la maleta en la cama, mientras miraba incrédulo el contenido.

-¿No lo habías visto antes?

-La mayoría si, pero... No esperaran que ocupe esto-Kaname se acerco, para ver un conjunto de encaje blanco-Es pequeño, y se ve incómodo.

-El encaje es sexy-Zero lo miraba como si acabara de decir una blasfemia-No me mires así, las chicas piensan eso, las oí hablando ayer en una cafetería... y no es incómodo.

-¿Andas con encaje?-Su curiosidad fue al tope, y estuvo a punto de levantarle la falda a Kuran para ver si era cierto. Pero se arrepintió, hacer algo así, sólo haría que lo matara

-¿Tu no?-Si tanto hablaban de encaje, supuso que toda mujer tendría algo así, y si Kiryuu tenía una prenda parecida a la suya, le daba a entender, que el escuchar conversaciones ajenas, si podía valer la pena, y no estaba tan perdido. Tampoco él iba a preguntarle a Ruka, Rima o Seiren que ropa interior usaban para guiarse, eso sería... abuso de poder, y una depravación tremenda.

-No, pantaletas lisas; son como esas, pero sin agujeros.-optó por sacar el cajón del armario, dejarlo sobre la cama, para tirar las prendas al azar en el interior

-Oh-¿Qué es una pantaleta?-frente a sus ojos, Kiryuu medio ordenaba la ropa interior, hasta que noto un detalle. 38B; estaba seguro que los suyos tenían un número diferente. Zero se percató, que Kuran se llevaba uno de sus sostenes, y empezaba a analizarlo con los de su maleta. Se sentó a mirar, sin saber que es lo que el purasangre buscaba.-Parece que los tuyos son más pequeños.

-¿De qué hablas?. No me digas que te sientes mejor por tener senos falsos más grandes que los míos.

-No, de seguro son más cómodos... digo, esos deben pesar menos que estos.-Era incómodo hablar de eso, con alguien del mismo sexo, y más con Kiryuu.-Escuché, que lo ideal era ser copa C

-Escuchaste que el encaje era sexy, y la copa C deseada, ¿A quien andabas escuchando?

-A unas mujeres en un café. También mencionaban las manos lindas, y los perfumes cítricos.

¿Manos lindas?, ¿Eso había pensado Kuran cuando había examinado sus manos en el auto?. Rebuscó por el piso el neceser que había pateado, y el cuaderno de notas de Yagari; antes de dirigirse al escritorio.

-Trae una silla Kuran.-mientras el castaño llegaba con la silla, él buscaba una lima. En cuanto Kuran estuvo cerca, tomo una de sus manos, antes de empezar a limar las uñas pregunto-¿Redondas o cuadradas?-Miró las uñas de Kiryuu, sin saber si eran redondas o cuadradas.

-Como las tuyas.-Zero bufó, antes de empezar a dejar la parte superior recta a base de lima; y después aplicar una capa de pintura color caramelo con bastante prolijidad.-¿Has hecho esto antes?-Los movimientos de Zero no se veían como si practicase con él, sino con bastante fluidez. El peliplateado, hizo un gesto entre asentimiento y negación. Pero lo dejó ahí. Después de todo, un hombre no tenía porque saber hacer esas cosas. Y yo pensé que no lo haría... Zero había metido sus uñas en un recipiente con agua fría, antes de ponerle unas banditas, y trazar con pintura blanca la línea final. Miró como la persona frente a él trabajaba... pero, a quien tenía que darle las gracias, ¿a Zero o a Ritsuko?

 

Notas finales:

Aquí esta el capítulo. Iba a subirlo antes, pero me entretuve escribiendo escenas para este y mi otro fic.
Bueno, ahora estan en la academia, y pronto tendran que sociabilizar con una maraña de chicas en pijama.
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