Tal y como Mello lo hubiese pensado, la secundaria era algo totalmente nuevo y emocionante. El primer día estuvo lleno de sorpresas, mas que el hecho de que muchas niñas le hubieran echado el ojo, ocurrieron cosas que de verdad no esperaba.
La tarde de ese mismo día, Mello le había contado todo a su hermano Matt, y dificil fue contarlo de manera breve ya que todas las emociones se agalopaban en la mente del joven rubio y le impedían ocultar cualquier detalle de lo acontecido, ¿y como no hacerlo? Si por primera vez en su vida Mello se sentía tan vivo y feliz, bien pudo haber sido el mejor día de su vida.
Comenzó contando sus primeros minutos esa mañana, que consistieron basicamente en el pequeño tiempo que pasó junto a su madre y su padre, en el que ambos le expresaron el cariño que le tienen, era bien sabido que esas muestras no eran muy comunes y mucho menos algo normal en su relación padres e hijo, pero eso solo lo hizo más especial.
El pelirrojo miraba con ojos emocionados y alegres al rubio que le contaba todo con tanta ternura, porque bien sabía que aunque creciera cada día, esa ternura era imposible que desapareciera. Mello sonreía cargado de felicidad mientras le mostraba el carísimo teléfono celular que le hubo regalado su padre, al ver el dichoso aparatito los ojos esmeralda de Matt brillaron aun más, totalmente emocionado por el relato en el que su padre incluso le había abrazado.
-Wow! Mello es increíble. ¿ahora lo ves? La verdad es que tu padre te quiere mucho aunque a veces no sepa como demostrarlo - expresó el chico que se encontraba sentado al borde de la cama en el cuarto del rubio.
-Creeme Matt que después de esto lo tendré siempre en cuenta - un suspiro escapó de sus labios, pero fue un suspiro de alegría acompañado de la constante sonrisa - ¡pero espera! Aun no te he contado todo.
-¡Vamos cuéntame! Me tienes lleno de curiosidad.
-Bueno, en la escuela tenemos una asignatura que corresponde a educación física, por lo que cada uno debía escoger un deporte que le agradace para entrar a los entrenamientos correspondientes.
-Oh ya veo, y ¿cuál habrá escogido Mello? - se talló la barbilla en aire pensativo, bromeando como si no supiera cual era la respuesta.
-Por supuesto escogí ballet clásico - continuó el rubio la broma poniendo el gesto más serio que pudo al decir esta frase.
-Oh vaya, tal y como lo pensé - se rió sin poder evitarlo y levantándose de la cama se puso en pie frente al rubio emitiendo una reverencia - ¿me permitiría este baile joven Mihael?
-Disculpe pero ya tengo pareja - ambos rieron al unisono mientras continuaban con la broma, siguieron riendo al sentarse de nuevo ambos en la cama, uno junto al otro.
-Ya basta o no podré contarte el resto - continuó Mello intentando contener la risa para poder contar la parte más importante.
-Bueno no tengo que decir que sé que elegiste futbol - mencionó en tono de obviedad mientras volvía a acomodarse sobre la cama..
-Así es pero esa no es la mejor parte. A cada alumno le hicieron una prueba de habilidad con el próposito de encontrar al nuevo equipo que representará a la escuela ¿y adivina qué?
-¿Qué? ¿qué cosa? Eres parte del equipo representativo ¿verdad? ¡dilo!
-Bueno en teoría sí pero es más que eso - en ese momento Matt arqueó una ceja en señal de confusión - ¿qué acaso no lo adivinas? - preguntó el rubio con gesto orgulloso y sonrisa misteriosa.
-Es que no entiendo, si eres parte del equipo en teoría pero es más que eso, entonces... No será... - un atisbo de entendimiento se posó sobre su expresión mientras esta se iba tornando emocionada.
-Si, eso que estas pensando - respondió Mello aún más orgulloso.
-¡ERES EL CAPITÁN DEL EQUIPO! - se levantó el pelirrojo de pie sobre la cama saltando de alegría a lo que el menor rio, divertido de la euforía de su hermano.
- ¡Mello eso es increíble! -continuó Matt saltando sobre la cama.
-Matt baja de ahí pareces un niño pequeño - se burló el rubio.
-¿Y a mi eso que me interesa? Mello es capitán del equipo, ¡es genial! Te felicito completamente, estoy orgulloso de ti - dramatizó al decir aquello último en una pose con los brazos cruzados y cabeza en alto.
-Sabía que te alegrarías por mí, la verdad yo también estaba muy feliz, no podía creerlo.
-Pues ahora debes creerlo, vaya, la verdad siempre creí que algún día serías capitán de un equipo pero debo admitir que no creí que sería en tu primer día de escuela.
-Gracias, supongo que estoy dejando de ser un niño, ya seré todo un hombre - concluyó orgulloso de sí.
-Bueno debo discrepar - rebatió sonriente el chico de ojos verdes - aunque digas que serás todo un hombre para mí siempre serás el pequeño Mello.
-Querrás decir el jovén Mello, pronto todas las chicas se morirán por mí, ya lo verás
- Bueno y hablando de chicas, ¿encontraste a alguien interesante? - preguntó curioso el pelirrojo cambiándo el tema.
-Ya que lo dices, en realidad no encontré nada, pero parece ser que me encontraron a mí - al decir esto se revolvió suavemente el cabello con nerviosismo.
-¿A qué te refieres? ¿Acaso alguna te hecho el ojo?
-Yo diría que más de una, varias se me acercaron el día de hoy a hacerme plática y hubieras visto cuánta era la insistencia de esas niñas - Matt volvió a reír burlón al escuchar.
-¡Vaya! Quién lo diría, el pequeño Mello es todo un casanova.
-No te burles, la verdad no fue nada divertido, de no haber sido por Eli el día hubiera sido bastante insoportable en ese aspecto.
-Eli? Te refieres a la pequeña Eli de la escuela primaria?
-Oh si! Olvide decirtelo, la encontre justo afuera de la escuela y resultó ser que estabamos en el mismo salón - extrañamente a Matt le pareció ver que el chico rubio sonreía al mencionar a Eli.
-Mmmm... ¿estaré loco o me pareció ver al pequeño Mello sonriéndo al mencionar a Eli? - sus ojos miraron con aire sospechoso al chico frente a él.
-C..claro que no, no sé de que me hablas - contestó el rubio con las mejillas que comenzaban a ponerse rojizas ante el comentario.
-¡Mello y Eli! ¡Mello y Eli! ¡se quieren y no son novios! Uuuuuuu - la burla de Matt hizo a Mello enrojecer aun más.
-¡Basta!
-¡Mello y Eli! Wooooo!
-Bien, ¡te lo has ganado! -al momento de decir aquello el rubio se lanzó sobre el pelirrojo comenzando un castigo bien merecido a modo de cosquillas a lo que el otro sin controlarse comenzó a reir escandalosamente.
-¡No, Mello basta!
-¿Te rindes?
-¡Basta, basta! Ya verás - utilizando todas sus fuerzas y siendo bien más fuerte que el menor logró quitarselo de encima cambiando los papeles; acorralándo al rubio contra la cama e inmovilizándolo desde las muñecas con las manos y de las piernas colocándo las suyas a cada lado de su cadera.
-¡Matt, basta! Eso no es justo - rio el rubio intentándo safarse.
-No puedes conmigo pequeño Mello - rio también retándolo.
Ambos volvieron a reír unisono, sin embargo la situación se tornó incómoda cuando al ir cesándo las risas se encontraron repentinamente muy cerca uno del otro y mirándose ambos con los ojos fijos y las mejillas comenzándo a encenderse bajo lo extraño del momento.
-Oh... ehm... creo que te estoy aplastando - dicho esto rapidamente Matt se retiro de encima del rubio y volvió a sentarse en la orilla de la cama.
-No importa - respondió el otro al levantarse, intentando no mirarle aunque esto le resultara demasiado fácil ya que su hermano también le evitaba - la próxima vez seré yo quien te gane.
-Seguramente - rio nervioso mientras se pasaba una mano por los rojizos cabellos - bueno... al parecer fue un increíble día para ti.
-Si, así es precisamente, la verdad me siento feliz de que así sea, irás a mi primer juego ¿cierto? - ante la pregunta de su rubio hermano Matt le miró encontrándose con la siempre entusiasta sonrisa del rubio, la cual no pudo evitar responder con la misma dulzura.
-Por supuesto pequeño Mello - respondió cariñosamente pero con un cierto tono burlón.
-Bien, eso me hace feliz - concluyó al momento de levantarse de la cama y estirarse subiendo los brazos en lo más alto - bueno ya debe ser la hora de la comida, será mejor que me cambie el uniforme o lo ensuciaré.
-¿Quieres que salga para que te cambies? - preguntó el pelirrojo que ahora intentaba no mostrar ni un poco de timidez y al ser el rubio tan distraído ni siquiera lo notó.
-¡Que va! ¿cuándo has tenido que hacerlo? solo me cambiaré de ropa - contestó sin dar importancia.
-Esta bien.
Así el rubio se dirigió hacia el armario de dónde sacó unos jeans y una playera color negra que sustituyó por el horrible pantalón verde y la camisa blanca del uniforme. Mientras tanto Matt intentaba no mirar a su hermano menor, sin embargo aquella sensación tan extraña al estar sobre Mello no se le iba de la cabeza ¿qué sería?
-Listo, ahora vamos a la cocina a ver que está preparando Jean, ¡me muero de hambre!
Antes de recibir respuesta Mello ya caminaba hacia la puerta dispuesto a bajar hacia la cocina a ver a su nana, para nada demostró preocupación ni le dio mayor importancia al momento incómodo. El pelirrojo en cambio, a pesar de seguirle lentamente hacia la cocina dio un último vistazo a la cama antes de salir, preguntándose sobre el mismo asunto, sin poder llegar a una conclusión concreta más sí pensando en algunas hipótesis. Negó energicamente tratándo de sacar esos pensamientos de su cabeza.
-Que tontería - dijo para sí mismo y le siguió hacia la cocina, después de todo era mayor que Mello y seguramente esos raros pensamientos eran producto de algún estrago de la edad, mientras los mantuviera controlados no había problema, todo seguiría siendo como hasta ahora.
oooOOOoooOOOooo
Otra mañana se extendía por la ciudad y como de costumbre Mello se levantaba poco antes de las 8, si el día era óptimo incluso su padre podría ir a desearle un buen día antes de irse al trabajo. Como siempre se duchó, se vistió y preparó su ropa para el partido que tendrían por la tarde y en el cual se decidiría si la escuela pasaba la primera etapa de un torneo estatal. Ya listo para ir a la escuela bajó las escaleras encontrándose con Jean que lo esperaba con el almuerzo.
-Buen día Mello - saludó con una amable sonrisa.
-Buen día Jean - correspondió el joven rubio devolviéndo la sonrisa al tiempo que miraba a un lado y otro como buscando algo - ¿Mi padre ya se ha ido?
-Sí, salió hoy temprano con tu mamá.
-Oh... ya veo - soltó un suspiro con un deje de tristeza - bueno no hay que hacer, ya me voy a la escuela, gracias Jean - tomó su almuerzo para luego despidirla con un gesto de su mano y salir por la puerta principal.
-Que tengas buen día - le deseó su nana sonriente como siempre sin que a esta se le pasara una sola de las ocasiones en que su ahora joven niño, se entristecía por la ausencia de sus padres.
Saliendo por la puerta que daba hacia la calle se encontró por supuesto con cierto pelirrojo que desde el primer día siempre le esperaba afuera.
-Buen día pequeño Mello - saludó siempre entusiasta el chico pelirrojo.
-Buen día Matty - devolvió el aludido la sonrisa - como siempre llegas temprano.
-No querrás que se nos haga tarde ¿o sí?
-Por supuesto que no, ya conozco tus maneras de manejar esa bicicleta y preferiblemente que no se nos haga tarde o empezaras a conducir como loco - al escuchar esto el pelirrojo sonrió con su siempre tono burlón.
-Oh, entonces ¿el pequeño Mello cree poder manejar mejor?
-Lo haría con los ojos cerrados, por supuesto, permiteme - el rubio tomó entonces la bicicleta por el manubrio y le hizo una seña a su compañero para que subiera.
-Bueno esto de verdad lo quiero ver - al decir esto ya se subía el pelirrojo en la parte trasera de la bicicleta y aunque no lo denotaba, muy dentro tenía un poco de miedo de subir a un vehículo conducido por su querido y nada cuidadoso hermano.
-Bueno, ¡aquí vamos! - ambos salieron impulsados por las piernas de Mello que hicieron andar el vehículo.
Ambos anduvieron sin problemas el primer tramo y parecía que después de todo Mello no lo hacía tan mal.
-¿Ves? No está tan mal - dijo con tono orgulloso el joven rubio.
-¡Mello cuidado! - apenas unas calles adelante fue inevitable tropezar con aquella piedrita en el camino con lo que al parecer fue demasiado difícil seguir controlando el vehículo y sin poder evitarlo ambos calleron en el asfalto.
Levantándose con cuidado y quejándose levemente se miraron al principio sin saber que cara poner ante el asunto, sin embargo al cabo de un segundo más las risas fueron inevitables. Riendo como un par de niños se sobaban los golpes recibidos en la caída, no había sido muy fuerte sin embargo fue suficiente razón para que mientras las carcajadas seguían incontrolablemente, fuera esta vez Matt quien tomara el control del vehículo y no volviera a prestarselo a Mello. Tonterías como esa hacían que sus vidas fueran divertidas, simplemente estar uno con otro les daba esa alegría.
"Como olvidar esas primeras sensaciones"