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Siempre junto a mi por Betsa

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Notas del capitulo:

Hi! Bueno aqui el nuevo capi... salió cortito pero bueno es que creo que todos los capis de este fic son cortitos, eso si, también salió un poco triste u_u pero que hacer? si la historia así fue

En fin solo decirles que intentaré por todos los medios subir capis con frecuencia, pero no prometo nada ya que la escuela en verdad es agobiante, pero creo que un capi por semana será mas o menos lo que suba si bien me va, tambien por lo mismo cada capi consiste mas o menos en 6 hojas de word :P

Igual si quieren capis mas largos diganme va 8D

Sin mas por el momento los dejo con la lectura con la tradicional imagensita ^^

 

Los rayos de sol de una tarde hermosa de abril se colaban entre los árboles del parque frente a la escuela privada de la ciudad, se respiraba un poco el olor a pasto mojado después de una de las primeras y fugaces lluvias de primavera hace apenas unas horas y un poco de rocío todavía se podía ver cayendo de las verdes hojas;  eran apenas pasadas del medio día por lo que la cantidad de chiquillos en el parque era considerable dado que hacía unos minutos que la campana escolar había anunciado la salida del suplicio estudiantil de ese día.

En una de las partes más amplias del parque se estaba desarrollando uno de los ya acostumbrados partidos de futbol entre los chiquillos del colegio; un niño rubio de 8 años y largo cabello hasta los hombros corría a toda velocidad pateando y controlando el balón con destreza, al acercarse un poco más a la portería un chico de cabellos castaños se barrió deslizándose en el húmedo pasto intentando recuperar el balón, sin embargo el pequeño pero listo rubio pateo el balón haciéndolo pasar justo sobre el otro jugador mientras él mismo lo esquivaba con un rápido salto; siguió corriendo dirección a la portería, ya estaba muy cerca, logró burlar ágilmente a otros dos jugadores más antes de quedar justo donde quería y con único y certero disparo el balón se dirigió a su destino, el portero se lanzó a su extremo derecho rozando ligeramente aunque sin lograr detenerlo, un ya conocido sonido en la red le hizo saber que había acertado a pesar de no haber volteado para confirmarlo.

Una ovación de parte de sus compañeros de equipo acompañó sus propios gritos de alegría, sintió como era tirado hacia el suave pasto por sus compañeros que felices de haber ganado el partido festejaban haciendo bola en el suelo mientras sus contrincantes se lamentaban mirando ceñudos al ya conocido rubio que siempre les arruinaba el día.

-¡Eres genial Mihael lo hiciste otra vez!- decía un emocionado chico de cabello negro cuando ya todos empezaban a levantarse del suelo en donde empezaban a llenarse un poco de lodo.

-Sí eres increíble- le secundó otro chico a lo que el aludido sonrió satisfecho.

 

 

-Mihael...¡Mihael!- aquel grito le hizo salir de su tan aventurera fantasía.

Estaba sentado justo en el borde de donde se desarrollaba el partido de futbol, sin embargo él no participaba, ya que justo unos minutos antes había deseado preguntarles si podía jugar con ellos pero no lo hizo dado que aún le costaba relacionarse con las personas, eso comenzaba a hacerse muy molesto.

-Mihael- volteó a sus espaldas desde donde le llamaba una niña de castaños cabellos largos y rizados que venía corriendo hacia él.

-¿Qué pasa Eliza?- preguntó una vez que ella hubo llegado a su lado.

-Otra vez te estuvo buscando Fred afuera de la escuela, me preguntó por ti pero le dije que no sabía dónde estabas- la castaña niña se sentó junto al rubio mientras hablaba.

-Gracias...- contestó simplemente devolviendo desanimado su vista al campo de juego.

-Mihael ¿por qué no haces caso a tu mamá y esperas a que el chofer venga por ti? Siempre vienes aquí y solamente observas como juegan los demás.

-Eso es algo que no te importa Eliza- dijo secamente el rubio a lo que la castaña se levantó de su lugar ofendida y dispuesta a alejarse, sin embargo una mano le detuvo tomando la suya evitando que se fuera.

-Lo lamento- suspiró el niño- es solo que no me siento con ánimos- la niña lo miró con interés pero un momento después un balón de fut bol pegó contra el rostro de él.

-¡Hey que les pasa tengan cuidado!- gritó molesta Eliza mientras Mello se sobaba la mejilla.

-Ups disculpa... no quería pegarle a la niña- dijo un chiquillo de cabello negro que se acercaba sonriendo con sorna a lo que Mihael simplemente le miró enojado.

-¿Oye que te sucede? Él no te está haciendo nada malo- siguió defendiéndolo Linda.

-Uyy... parece que la niña no puede defenderse sola- a esta burla todos sus compañeros se acercaban riendo de la situación, el pobre Mello se levantó del verde pasto sin dejar de mirarlo de aquella manera pero igual sin contestar absolutamente nada.

-Vaya hasta que te levantas, estábamos empezando a fastidiarnos de que siempre estés ahí sentado sin hacer nada ñoño- continuó el chiquillo de cabello negro ocasionando más burlas y risas de parte de los presentes menos de Eliza que le miraba ceñuda.

-Ya basta- decía ella pero fue interrumpida por Mello colocando una mano en su hombro.

-Será mejor que nos vayamos- dijo el enojado rubio comenzando a caminar y trayendo consigo a la niña castaña.

-Si tal vez sea lo mejor o terminaras llorando ¿no es cierto maricón?- la más sonora risa se ocasionó entre los presentes.

Eliza simplemente miró preocupada a su rubio amigo que con las manos fuertemente cerradas en puño tan solo apretaba los dientes totalmente enojado pero seguía sin contestar, hasta que sus ojos comenzaron a verse vidriosos y ansiosos por llorar de pura ira contenida.

-Se los dije es una niña- más risas- ¡La niña quiere llorar! Quiere llorar, quiere llorar- todos empezaron a entonar una burla colectiva ocasionando que el de por si perturbado rubio terminara por soltar unas cuantas lágrimas que ocultó instantáneamente con sus rubios mechones al bajar la cabeza.

-¿Mihael?- Eliza se le acercó para tomarle de la mano y llevárselo de ahí, pero al primer y mínimo contacto que ella hizo él rechazó su mano y empezó a correr lejos de ahí con lo que ella simplemente se quedó en su lugar mirándolo con aún más preocupación, a pesar de todo él nunca había sido grosero con ella.

Mello siguió corriendo con las lágrimas que aún salían insistentes de sus ojos, mientras que escuchaba las aún fuertes carcajadas de esos crueles niños y a medida que se alejaba iban disminuyendo, más en su cabeza aquellas hirientes frases le taladraban la cabeza con cada vez más fuerza.

 

Era obvio, jamás podría relacionarse con los niños de su edad. Era realmente molesto, no sabía a qué se debía pero cada vez que trataba de socializar era rechazado por sus compañeros, tenía varias teorías entre una de las cuales estaba que quizá, solo quizá le tenían envidia dado que era uno de los niños más sobresalientes en la escuela por lo que le decían ñoño; pero ya fuera esa u otra razón la reacción siempre era la misma: rechazo, y esa situación no cambiaba sino que empeoraba poco a poco al punto que Mihael ya no podía contener sus lagrimas ante las burlas a pesar de que él muy pocas veces en su vida había llorado, eso hasta que empezó a crecer y comenzó a darse cuenta que el mundo puede ser tan cruel.

Muchas veces se preguntó ¿Por qué no defenderse ante las burlas aunque fuera de una manera violenta? Sin embargo nunca logró hacerlo, tal vez odiaba admitirlo pero aún cuando tenía un carácter fuerte que demostraba cuando más pequeño, Mello era un niño muy inocente y de buen corazón, no lograba entender el porqué de agredir a una persona si se podía evitar, tal vez estaba equivocado al no defenderse pero la verdad es que también tenía miedo... había tantas personas ante él burlándose que se sentía pequeño y poca cosa, se sentía incomprendido y extraño, como si él no fuera parte del mundo en el que veía jugar todos los días a sus compañeros, y ese sentimiento precisamente le hacía no poder reaccionar ante las agresiones verbales, además... ¿cuando realmente Mello había pertenecido al mundo en el que quería vivir?

 

Corrió por la calle empujando una que otra persona al pasar, no sabía bien hacia donde se dirigía solo sabía que tenía que seguir corriendo, huyendo, escapando del sentimiento de impotencia que le ocasionaba su propia forma de ser, odiaba ser tan buen niño, tan estudioso y tan bien portado, a fin de cuentas... su madre jamás lo notaba, ya no lo hacía solo notaba cuando él se equivocaba en cualquier cosa y para sus compañeros el ser así no era más que una buen excusa para excluirlo y burlarse de él.

Sus lagrimas siguieron corriendo por sus mejillas incluso cuando después de correr durante no supo cuanto, finalmente se detuvo tratando de respirar con normalidad y parar las lagrimas, no se dio cuenta cómo pero al mirar ya estaba frente a su casa, sus propias piernas lo habían llevado ahí sin siquiera darse cuenta; al estar ahí no le quedó más remedio que entrar, al fin de cuentas tarde o temprano recibiría el regaño, entró cautelosamente primero cruzando el extenso jardín y luego hacia la entrada principal, abrió la puerta cuidadosamente y caminó hacia las escaleras.

-¿Se puede saber dónde estabas jovencito?- la voz de su madre detrás de él le hizo detenerse en seco.

-¿Mamá? ¿Pero qué haces aquí? Se supone que estarías trabajando- volteó a sus espaldas encontrándose a su madre con ceño molesto y los brazos cruzados.

-Lo estaba pero tuve que venir por unas cosas y me encuentro con la noticia de que otra vez dejaste a Fred esperando frente a la escuela- la rubia mujer miró con severidad a su hijo- ¿dónde estabas?

-Fui a...- suspiró con tristeza- ... jugar fut bol.

-Bien pues para la próxima será mejor que te pienses lo que harás jovencito, estás castigado una semana, no jugaras videojuegos ni saldrás a jugar con Matt

-¡¿Qué?! Pero mamá yo...

-Y cuando llegué quiero que me digan que te pasaste todo el día estudiando ¿oíste?- lo interrumpió su madre en tono terminante- Y no se diga más del asunto, me tengo que ir que ya te esperé demasiado y tengo trabajo que hacer.

-Si.... Mamá- contestó simplemente con tristeza.

Se quedó un instante mirando por la ventana como su madre salía de la casa apresuradamente hacia el trabajo, como le hubiera gustado contarle a su mamá todo lo que le ocurría, todo lo que le molestaba, pero estaba seguro que eso jamás sería posible, ella jamás le entendería porque simple y sencillamente no le conocía, de lo contrario habría sabido que para él jugar fut bol no era algo común o quizá hubiera notado los ojos hinchados de tanto llorar.

Se retiró de la ventana y se dirigió a su habitación en la planta alta, caminó sin ánimos por los pasillos hasta que finalmente quedó frente a su puerta misma que cerró tan solo un momento después de haber entrado, se tiro en su cama y abrazó su almohada intentando olvidar todo lo acontecido ese día; empezaba a quedarse dormido cuando unos golpes en la puerta le hicieron contestar.

-Pase.

-¿Mello?- era la voz de Jean, su nana.

-Si lo sé, tengo que ponerme a estudiar- dijo levantándose de la cama y dirigiéndose hacia el escritorio pero sin voltear a mirarla.

-Mello sé lo que pasó, vi cuando tu madre te regaño- su nana se acercó a él viendo como se sentaba en su escritorio y sacaba sus libros evitando la mirada de ella- yo estaba en la sala justo al lado y noté que tus ojos están hinchados ¿quieres hablar de algo?

 

Mello dejó de sacar sus libros y dejó todo a un lado, por muy irónico que fuera al parecer su nana lo conocía mejor que su propia madre.

-Estoy bien Jean no tienes de que preocuparte- dijo sin prestarle importancia al asunto, ahora simplemente quería estar solo.

- Mello sabes que puedes contarme lo que sea corazón- colocó una mano en la cabeza del rubio, misma que este no rechazó- mira si quieres te dejaré un momento solo ¿sí? Puedes dejar el estudio por un rato, por tu mamá no te preocupes le diré que estudiaste, mientras tanto iré a preparar la comida ¿está bien?

Para ese momento el toque de Jean lo había suavizado ligeramente y esta vez la miró con una sonrisa que aunque triste le mostraba que le agradecía por su preocupación.

-De acuerdo- contestó suavemente, ella depositó un suave beso en la frente del pequeño rubio y le dedicó una dulce sonrisa antes de desordenarle el cabello y salir de su habitación para comenzar con el preparativo de la comida.

 

Mello permaneció sentado frente a su escritorio recostándose sobre sus brazos mientras dejaba pasar la tristeza, Jean realmente era una buena nana y una maravillosa segunda madre, como ya le había llamado sin embargo jamás reemplazaría lo que él tanto buscaba, la compañía de su verdadera madre; en ese momento como necesitaba ver a su "hermano" Matt, él siempre sabía qué hacer en esos momentos para alegrarlo, sin embargo como su madre dijo que no podría jugar con él lo más seguro es que le hubiera indicado a Jean que ese día no fuera a visitarlo después de la escuela. Por costumbre miró su reloj junto a la cama, eran las dos de la tarde, hora en que normalmente Matt ya estaba ahí, se recostó de nuevo sintiéndose peor que hace un rato, era increíble como las cosas podían complicarse tanto conforme uno va creciendo.

 

oooOOOoooOOOooo

 

Esperó fuera de la habitación de su rubio amigo, una vez que su mamá hubo salido de ahí una mirada cómplice entre ella y él fue suficiente para que le indicara que era buena idea entrar a verlo; su mamá se fue a preparar la comida y él esperó unos minutos para abrir la puerta de la habitación, asomó su cabecita apenas mirando cauteloso y el rubio al escuchar la puerta instintivamente volteó encontrándose con los tan dulces ojos que siempre esperaba, sin embargo al empezar a empañarse los suyos en lagrimas evitó una vez más su mirada volteando hacia el escritorio con la cabeza baja.

-Hola- dijo con amabilidad el pelirrojo.

-Hola, creí que no vendrías- contestó Mello igualmente pero con tristeza y aún sin querer mirarle.

-Había algo que quería traerte- la curiosidad hizo que el rubio volteara una vez más a mirarle encontrándose con la alegre y juguetona sonrisa de su amigo que le ofrecía tiernamente un chocolate- Cuando uno está triste no hay nada mejor que un chocolate para compartir.

Un intenso sentimiento de alegría inundó al pequeño niño rubio, mas las lágrimas comenzaron a caer insistentes mientras se acercaba a su pelirrojo favorito para abrazarle fuertemente, su amigo le devolvió el abrazo mientras le acariciaba los dorados cabellos dulcemente.

-No llores Mello, sé lo que sientes pero debes saber que no eres tú el que está mal, son ellos- Mello se separó levemente mirándolo con sorpresa.

-Pero... como supiste...

-Mi mamá me ha contado algunas cosas, has tenido problemas con tus compañeros de escuela ¿no es así?- Mello asintió.

-Es que no entiendo qué es lo que tengo mal, siempre me rechazan- bajó su cabeza con pesar.

-Sé a lo que  te refieres pero créeme- levantó la carita de su rubio amigo con una mano- tú no tienes nada de malo, eres mi ángel ¿recuerdas? Eres tan bonito que te tienen envidia y por eso te tratan así- Mello lo empujó levemente un tanto molesto.

-¡Matt estoy hablando en serio!- dijo molesto pero su amigo inmediatamente volvió a abrazarle.

-Yo también Mello- contestó simplemente y al rubio no le quedó más que recibir el abrazo y devolverlo con el mismo cariño mientras esbozaba una leve sonrisa contra el pecho de su amigo, si había alguien en el mundo capaz de hacerle sonreír ese era su amigo Matt; luego de unos minutos finalmente ambos se separaron.

-¿Mejor?- una vez más esa dulce sonrisa en el rostro de Matt.

-Si supongo, es solo que a veces también quisiera poder hablar de esas cosas con mis padres, a veces siento de verdad como si no tuviera padres- dijo con algo de pesar el rubio limpiándose un poco el rostro por las lagrimas.

-Bueno... a mi me gustaría hacer lo mismo con mi padre...- Mello comprendió que había metido la pata.

-Matt...yo... lo siento.

-No me mal interpretes, solo lo digo para que te des cuenta Mello- colocó una mano sobre la cabecita de su rubio amigo- yo no conozco a mi papá pero tú tienes a los tuyos y sea como sea te quieren, ya sabes eso, además nos tienes a mí y a mi mamá para que nos cuentes lo que sea, por eso no debes preocuparte- y esa sonrisa seguía en su rostro.

-Matt... ¿cómo es que siempre sonríes tanto?

-Eh? Ahmmm pues supongo que simplemente me gusta hacerlo, no me gusta que las personas lloren o se sientan tristes, es mejor ser feliz ¿no crees? Además... a mí tampoco me quieren mis compañeros en la escuela por eso te comprendo, pueden ser bastante crueles pero eso no importa mucho... porque sé que al terminar la escuela siempre puedo tenerte cerca

Mello miró con sorpresa a su amigo pero no pudo evitar sonreír al escucharle, le parecía que a veces podía ser tan egoísta, no sabía que su amigo también sentía ese rechazo y la verdad nunca se lo había preguntado , ¿Por qué las cosas debían complicarse al crecer? Parecía que fue ayer cuando apenas eran unos pequeños y no había tantas complicaciones, sin embargo Matt permanecía con su incesante sonrisa invitándole a Mello a que también fuera feliz.

 

-Bueno ¿qué te parece si vamos a jugar con los videojuegos un rato?- sugirió el pelirrojo.

-Mi madre me castigó- contestó el rubio.

-Lo sé... pero mi mamá me dijo que podemos jugar un rato- le guiño un ojo con complicidad y tomó la mano de su amigo para conducirlo hacia la ya conocida sala de juegos.

-Matt- le llamó antes de que salieran de la habitación.

-¿Qué ocurre?- preguntó este con curiosidad.

-Gracias- al decir esta simple y sencilla palabra una tímida sonrisa se escapaba por su rostro mientras intentaba ocultar un leve sonrojo en sus infantiles mejillas.

-No debes hacerlo, yo sé que tú harías lo mismo por mí- Matt como siempre no paraba de sonreír, era una visión hermosa poderlo ver así todo el tiempo llevándose todas las tristezas que a él ocasionaran- Bueno corramos el primero en llegar escoge el juego- y empezó a correr hacia la sala seguido de su amigo rubio.

Mientras corría detrás de su pelirrojo amigo Mello sonreía, no podía evitar hacerlo y seguramente Matt tenía razón él haría exactamente lo mismo por él.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Y? Que les parecio? Bueno ahora si que como me cuesta tanto hacer tiempo para escribir solo seguiré el fic si recibo reviews xD jaja ya se que chantajista soy :P

Bueno la verdad he recibido muy bellos reviews por eso lo sigo y se los agradezco a aquellas personitas bellas por hacer que mi motorsito siga trabajando, un beso

Nos estamos viendo pronto

BESOS Y CHOCOLATES PARA USTEDES Y MUCHO AMOR YAOI!


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