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Show me your teeth por LadyHenry

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Zurvan estaba tenso, la idea de vigilar a Virgil no era de su agrado y menos con esa compañía, B. era lo que se llamaba una zorra loca, desde que se había convertido en vampiro iba por ahí haciendo lo que le venía en gana… bueno eso era algo que solía pasarle  a todos los chupópteros, por eso existían organizaciones como el COVISEM, como decía su jefe “alguien tiene que controlar a esa chusma, se creen que pueden ir chupeteando a  toda la gentuza como si fueran la cena, además hay mucho torpe de mierda que la lía, como si para comer hiciera falta sembrar el pánico”.

Zurvan sabía muy bien lo caprichosos que podían ponerse los vampiros, eso sumado a su habilidad para manipular y resultar irresistibles, era una combinación nefasta. No en vano era un damphir  que estaba liado con un vampiro, uno europeo, nacido en el S. XIX, que seguía impregnado del espíritu nihilista de su época. De aspecto frágil que contrastaba con un carácter en el que la mezcla de apatía y cinismo era arriesgada. Eso era lo que más le preocupaba de su encuentro con Vince, estaba seguro de que iban a chocar, sólo esperaba que  los chicos aplacaran los ánimos, que Vince no se dejara llevar mucho y se centrara en buscar la información, y que Edsel colaborase sin joderle la paciencia demasiado. Definitivamente era muy optimista, había que serlo para estar en su situación.

Y es que sus sentidos clamaban por detener a B. y Jarek, pero debía ocuparse de Virgil que empezaba a ofuscarse, ya que cuando por fin iba a pillar cacho una chica  de apariencia un tanto pueblerina lo interrumpió soltándole un rollo sobre el sexo prematrimonial y preguntándole si había visto a su hermana.

Zurvan respiró hondo, tenía que aprovechar la interrupción para llevarse a Virgil.

-Buenas noches –saludó tomando a Virgil del brazo.

-Hola, ¿trabajas para Vince, no? –Sonrió Virgil repasando a Zurvan de arriba abajo.

-Sí, y será mejor que nos marchemos, le tienes muy preocupado- Apremió Zurvan.

-Por mí bien, hay unas camas muy cómodas en la central- Asintió Virgil.

-Creo que le han puesto algo en la bebida, va ofreciéndose como una mujerzuela –Le advirtió Donna Joe.

-Sí, debe ser eso –Parpadeó Zurvan atónito por el vocabulario de la chica.

-Antes de marcharse podría decirme si ha visto a esta chica- preguntó mientras le extendía una foto de Mary Sue a Zurvan.

-Pues sí – respondió sorprendido al ver a una sonriente Mary Sue-. Hace unos días.

-¿Podría decirme dónde?

-Es información confidencial, esa chica está siendo investigada, tendría que cooperar con la organización.

-Gracias al cielo, es mi hermana y no me coge las llamadas, temo por ella, la última vez que la vi iba hecha una pelandrusca.

-Qué lástima, acompáñenos, y veremos qué podemos hacer –Ofreció Zurvan.

-¿Qué dices? ¿Vamos a llevarnos a la prima tarada de Laura Ingalls? –protestó Virgil.

-Es necesario –afirmó.

-Genial, me parece que mejor me quedo aquí.

-De eso nada, te la han vuelto a chupar, si te dejo con ellos la próxima vez que nos veamos tendrás colmillos y Vince querrá matarme.

-También querrá matarte cuando la lie en su trabajo –Objetó Virgil.

-Eso no va a pasar –contradijo el damphir.

-Claro, si ni siquiera pueden retener a un vampiro que llevaba siglos dormido y no sabe en qué mundo vive… y te recuerdo que me escapé delante de todos –Sonrió divertido.

-Aprendemos de nuestros errores… no me lo compliques más, ya encontrarás a alguien que te solucione el problema, pero  no te acerques a tu hermano – bufó Zurvan.

-Pero los hermanos estamos para ayudarnos unos a otros –afirmó con vehemencia Donna Joe.

-Exacto, y yo sólo quiero darle amor –suspiró Virgil.

-Juro que si no fuera porque Vince me castraba, permitía que la dejaras seca.

-No era ésa la idea que tenía en mente…

-Yo tampoco pensaba pasarme la noche del viernes persiguiendo al hermano del jefe y mira tú por dónde…

 

En las afueras, Vince, Elliot, Ilych y Tommy, esperaban en  un enorme salón en la mansión de los von Loar. Ilych había hablado con el ama de llaves, convenciéndola de que era un asunto urgente, mientras el resto asentía con expresión solemne sin abrir la boca. Habían optado por intentar hablar con Grace von Loar, la cabeza de familia “oficial”, Vince prefería tratar con humanos, los vampiros le resultaban “unos pirados tocapelotas”, y confiaba en que la mujer fuera más razonable y colaborase. Porque estaba claro que la fulana de Zurvan no era una opción si se trataba de ser coherentes, ¿a qué puto chupóptero en su sano juicio se le ocurría liarse con un maldito damphir?

Veinte minutos después el ama de llaves les comunicaba que el único que podía atenderles era Edsel, ante lo que Ilych asintió dándole las gracias y un pisotón a Vince, que iba a abrir la boca para quejarse.

-Neumann te voy a cortar las pelotas y se las daré a Baudelaire para que juegue con ellas.

-Haga un esfuerzo –suspiró Ilych.

-Estoy hasta los cojones de tratar con chusma tarada, desde que ese meapilas- dijo Vince señalando a Elliot- nos llamó, no hemos parado de toparnos con pendejos que parecen salidos de un jodido circo.

-Creí que en su campo profesional eso pasaba constantemente –obvió Elliot.

-No te confundas zorra, el que trabaja para la iglesia eres tú.

-Calma, Señores, lo que importa es conseguir la información –les recordó Tommy.

-Procura mantener tu mente sellada, sería mejor que ignorasen cómo despertó Athanasius –sugirió Ilych.

-Estamos jodidos…

Las puertas del salón se abrieron, pero esta vez no era el ama de llaves, era Edsel von Loar. Resultaba difícil creer que ese cuerpo esbelto, de porte elegante y aire lánguido fuera capaz de asesinar a todos los presentes. Su figura era menuda y parecía frágil, sus rasgos aniñados dulcificaban su rostro contrastando con la mirada hastiada que solía mostrar.

Todos le miraban expectantes, pero Edsel se limitó a decir “Les espero en mis despacho en cinco minutos”.

-¿Eso a qué ha venido? –preguntó Tommy sorprendido.

-A que es un gilipollas –afirmó Vince.


-Señor, esta vez debemos ser prudentes, haga el favor de evitar abrir la boca si quiere acabar rápido y sin complicaciones.
-Vale joder, no me hables como si fueras una marujona menopáusica-se quejó Vince.
-Lo digo en serio-Le advirtió Ilych.
-Que sí, estaré callado como una puta.
 Después de llegar al despacho guiados por el ama de llaves todos  entraron detrás del director con algo de reticencia.
-Buenas noches-Les saludó Edsel en un tono dejado.
-Gracias por recibirnos-dijo Ilych.
-¿Está esa zorra aquí? –preguntó Vince a bocajarro.
-El señor van der Rohe se pregunta si por casualidad la Señora Grace se encuentra de visita-Se apresuró a aclarar Tommy.
-No, la pobre está enferma y no ha podido llegar a la “fiesta”-explicó Edsel con apatía.
-Es una pena, lamento ser insistente, pero si se pone en contacto con usted avísenos, es importante que hablemos con ella-enfatizó Ilych.
-No soy su representante, si quieren hablar con ella búsquenla por sus propios medios-respondió Edsel suspirando hastiado.
-Me suda la pinga que no te salga de las pelotas avisarnos, te jodes y lo haces, o te arrepentirás, maldita reinona de mierda-bramó Vince.
-El Señor van der Rohe quiere que entienda lo urgente e importante que es que contactemos con la señora Grace, tanto como para qué…-Tommy respiró hondo pensando en cómo arreglar el desastre de Vince-a nuestro director le transpire el miembro viril su desinterés por el asunto.
-Resumiendo-intervino Ilych-cuanto antes colabore antes dejaremos de incordiar.
-Si nos ayuda recuperará la paz del hogar-aclaró Tommy.
-Córtala ya niñato, Ilych no habla con el culo-se quejó Vince mientras daba media vuelta para marcharse sin despedirse del noble.

-Bueno, si tan importante es intentaré contactar con ella, pero tendrán que esperar un buen rato, si quieren  Hannah puede prepararles un té.

-Estupendo, el mío con limón, por favor –dijo Elliot sonriendo.

-¿Cómo se llama?- preguntó Edsel correspondiendo la sonrisa.

-Elliot Bedgood.

-¿Hace mucho que encontró su vocación?

-Llevo cinco años ordenado.

-Interesante, ¿trabaja usted como asesor del COVISEM?

-Es una larga historia… -respondió Elliot pensando en cómo había acabado allí.

Y mientras Elliot recordaba, Edsel dirigía su pensamiento, clavando sus penetrantes ojos grises en los del cura, acercándose con sobrenatural rapidez, mientras Elliot le daba sus manos, dejando que hiciera un pequeño corte del que probó su sangre.

-Me cago en mi puta vida, ya sabía yo que esa zorra loca nos iba a joder –gritó Vince.

-¿Qué ha sido eso? –preguntó Tommy estupefacto.

-El capullo del meapilas se acaba de ofrecer al chupasangre como una furcia necesitada –explicó Vince.

-¿Por qué? –insistió Tommy.

-¿Por qué te la chuparon a ti?

-No creo que sea por la misma razón…

-¿Y qué quieres, una puta razón heroica? ¿Mierda de noble? ¿Mariconadas trascendentes?

-Alguna razón, por muy absurda que sea, habrá…

-Punto uno: es un chupasangre, punto dos: el meapilas tiene sangre, de lo que se deduce, que fue a chupársela porque le ponen cachondo los tarados a los que peor visto está que se meriende.

-Pero sólo fue un poquito…

-¿Te parece que este puto momento es el ideal para que andes metiendo tus jodidas narices en ello?

-Ya lo capto –suspiró Tommy dejando de lado el tema.

-¿Elliot qué tal te encuentras? –preguntó Ilych.

-No lo sé –respondió con la mirada perdida aún bajo los efectos hipnóticos de la mirada de Edsel.

-Dejemos que el meapilas vuelva en sí, y cuando el chupasangre vuelva habrá que mantenerle lejos de él y del mocoso.

-Yo me encargo de Elliot –apuntó Ilych.

-Cojonudo, recuérdame que le diga a Zurvan que lleve a su fulana a la cena de empresa, esta se la cobro.

El ama de llaves, había tenido que recibir a dos grupos de invitados distintos con  media hora de diferencia. Hannah estaba acostumbrada a tratar con todo tipo de gente, pero esa noche estaba llevándose alguna que otra sorpresa. El primer grupo estaba formado por un cura, un estudiante, un hombre de acento extranjero y otro que parecía un dandy, hasta que abría la boca.  Era demasiado heterogéneo, no acababa de entender que hacían juntos, y mucho menos a esas horas y en la casa de un vampiro.

El segundo grupo eran tres vampiros, un neófito, y dos bastantes antiguos. Uno hablaba como si fuera un juglar. Debía estar pasando algo gordo, para que vinieran a visitar a la familia tantos a la vez. Sólo esperaba que ambos grupos no se cruzasen. Y para ello los había situado en partes opuestas de la mansión. Los vampiros estaban esperando en la planta baja, en la sala que daba al jardín.

Dante estaba apoyado en una de los ventanales, mientras Marty curioseaba por el jardín con Athanasius.

-Parece que tu familia es muy influyente –dijo Marty mientras observaba los enormes árboles del jardín.

-Me complace observar que han seguido prosperando –Sonrió Athanasius.

-Toma mi tarjeta, por si te quedas aquí y quieres ponerte en contacto con nosotros –Ofreció Marty.

-¿No bastaría con invocaros a través del pensamiento?

-Bueno, ya sabes que puede haber muchas interferencias, a veces es preferible usar métodos tradicionales –explicó Marty.

-Iré a visitaros a esta dirección entonces, ¿no es muy largo el número de vuestra morada?

-No, ése es el número de teléfono…

-¿Cómo?

En ese momento Edsel abrió la puerta, cosa que Marty agradeció, compadecía al que tuviera que encargarse de explicarle a Athanasius los avances científicos.

-Buenas noches, ¿a qué debo el honor de esta visita? –preguntó Edsel inspeccionando cuidadosamente a Marty y Athanasius, a Dante ya lo conocía.

-Hola Edsel, hemos venido porque nos encontramos con un familiar tuyo, y quería conocerte –respondió Dante.

En ese momento Edsel se acercó a Athanasius, haciendo que éste comenzara a sentirse incómodo.

-¿Quién eres?- le preguntó Edsel entrecerrando los ojos.

-Athanasius von Loar.

Edsel parpadeó sorprendido, si Dante Mattia había ido a visitarle, llevando consigo a un neófito y a un coetáneo, algo no iba nada bien. En esos momentos se arrepentía de haber pactado con Zurvan no hablar ni de su trabajo ni de la familia von Loar.

-Si es así déjame felicitarte, fuiste el fundador del vampirismo en la familia, y  a su vez de la organización que persigue a los vampiros y demás seres sobrenaturales. Tuviste tiempo de hacer mucho antes de que esa bruja te dejara fuera de combate.

-Siempre encontré algo de complaciente enriquecimiento en la contradicción –asintió Athanasius.

-Vaya, debe ser genético, Edsel y tú coinciden en eso – Sonrió Dante malicioso.

-¿Cómo rompió el hechizo? –preguntó Edsel cambiando el hilo de la conversación.

-Un joven me despertó por accidente.

-¿El neófito?

-Oh no, él es mortal.

-Es una larga historia, ya tendrá tiempo de contártela –dijo Dante intentando acelerar las cosas.

-¿Sabe quién eres, o tendré que contárselo cuando tengamos tiempo? –Sonrió Edsel.

-No, y eso son conjeturas.

-Yo tampoco lo sé, y me encantaría escuchar esas conjeturas –Pidió Marty entusiasmado.

-Os buscaré cuando vayamos a hablar –Se ofreció Athanasius.

-De eso nada, Marty va a estar muy ocupado.

-Ahora que se supone que soy inmortal, me parece que el tiempo es algo que me sobra –replicó Marty.

-Sospecho que eran amantes, discuten todo el tiempo, y Marty le guarda un gran rencor a Dante, puede que le fuera infiel – le comentó Athanasius a Edsel.

-Me parece que Marty no es del tipo que le gusta a Dante –contradijo Edsel.

-¿Cuál es su tipo?

-Dame unos minutos y te lo muestro –dijo Edsel guiñándole el ojo.

-Supongo que Athanasius querrá quedarse con su familia, voy a avisar para que le preparen una habitación, vuelvo en unos minutos –anunció Edsel antes de marcharse.

Tuvo que contenerse para no reírse ante la ironía de la situación, normalmente podría comunicarse telepáticamente, pero para contactar con Zurvan tenía que recurrir a métodos más terrenales, como el teléfono, que los damphirs fueran inmunes  a las habilidades vampíricas era todo un reto para Edsel. Y en esta ocasión iba a romper las dos reglas que procuraban cumplir, no hablar del trabajo ni de la familia, ya que ambas cosas habían decidido mezclarse, había que hacer una excepción. Así que marco el móvil del damphir y esperó.

-Dime que estás en una emergencia doméstica y me llamas porque  Hannah tiene la noche libre –dijo Zurvan al descolgar.

-No –contestó Edsel con un deje de diversión en su voz.               

-¿Vas a saltarte alguna de las reglas?

-Las dos.

-Joder…

-Venga, estoy seguro de que sabías a donde venía tu jefe, aunque lo del cura y el estudiante vas a tener que explicármelo.

-Se supone que iban a hablar con Grace.

-Está convaleciente, no le apetece que la incordien, ¿qué es lo que quieren?

-¿No te lo han dicho?

-No, se supone que estoy intentando localizar a Grace.

-Quieren que colaboren para encontrar a un vampiro de tu familia.

-¿Athanasius?

-¿Ya lo sabías?

-No, hasta hace unos minutos. Ha venido a presentarse.

-Oh mierda, ¿está con Dante y Marty?

-¿Marty es un neófito?

-Sí.

-Sí, vino con ellos.

-¿El grupo de Vince sabe que Athanasius está ahí?

-No, y Athanasius tampoco sabe que Vince lo busca.

-Es una situación un tanto peligrosa ¿no crees?

-Bastante, por cierto tu jefe está bastante cabreado por un mordisquito que le pegué al cura.

-¿Qué hiciste qué? –bufó Zurvan.

-Necesitaba comprobar algo, era necesario –se excusó Edsel.

-¿Qué era tan urgente como para morder a un cura en las narices de Vince?

-Comprobar su identidad.

-¿Elliot está ocultando algo?

-Él no lo sabe.

-¿Es importante?

-Depende de para quién…

-¿Para qué me llamabas, en concreto? –preguntó Zurvan, cansado de dar rodeos.

-Para que estuvieras al tanto, ya sabes que cuando se juntan los vampiros con el COVISEM puede pasar de todo…

-¿Vas a dejar que se crucen los dos grupos?

-Tú qué crees… ¿quieres que le diga algo a Vince de tu parte?

-No, gracias, bastante tengo ya con hacerle de tata a su hermanastro y a una fanática religiosa.

-¿Una meapilas?

-Veo que Vince es una gran influencia ¿ya te ha llamado fulana?

-No, sólo “reinona de mierda”.

-Bueno, qué te diviertas, tengo que seguir trabajando.

-Ciao.

Edsel volvió al salón donde Vince y el resto esperaban. Cuando entró el cura mostró claros signos de estar sufriendo los primeros síntomas del SPMV, le dedicó un exhaustivo repaso que terminó con una sonrisita de lo más incitante.

-¿Dónde coño estabas buscando a la zorra de Grace, en el puto limbo? –preguntó Vince impaciente.

-Creo que encontré a alguien que les interesa más que ella –respondió Edsel desganadamente.

-¿A quién? ¿Alguien atractivo? –preguntó Elliot en tono sugerente.

-Me temo que en tu estado todo el mundo es atractivo –suspiró Tommy.

-Síganme –ordenó Edsel encaminándose al jardín donde estaba Athanasius con el resto.

-Cojonudo, pero no menees mucho el culito, no vaya a ser que el meapilas te salte encima –advirtió Vince.

-No se preocupe, creo que podría defenderme –dijo Edsel al girarse para mirar a Vince.

-De él sí, pero cuando se enterase Zurvan con lo que le gusta ese rollo de zurrar y siendo un damphir podría…

-Señor acabo de ver al vampiro que guardaba el libro –interrumpió Ilych.

-¿Te refieres al cretino que lo perdió por cabrear al retrasado de su asistente?

-Sí…

-Oh Marty está con él, y también un familiar lejano, quizá quieran tratar con él –dijo Edsel abriendo la puerta que daba al jardín.

-Hola chicos –saludó Marty en tono festivo al ver que Edsel llegaba con tan distinguidos invitados.

-No jodas, el mariconazo está aquí –Se sorprendió Vince al ver a Athanasius.

-Bueno, no hemos perdido el tiempo después de todo –dijo Tommy resignado.

-¿Quién es el guardián del libro? –preguntó Elliot sonriendo mientras repasaba a Dante.

-La zorra cañón a la que le estás echando el ojo –respondió Vince sin inmutarse.

-Vaya, vaya… Dante, parece que levantas pasiones –silbó Marty.

Elliot dio en un paso para acercarse pero Dante retrocedió, sorprendiendo a los presentes.

-¿Lo de los crucifijos y el agua bendita es cierto? –preguntó Marty angustiado.

-¿Te parece que lo que quiere echarle el cura es agua bendita? –Rió Tommy.

-¿Qué les parece si Vince, su ayudante y yo hablamos sobre la situación de Athanasius? –propuso Edsel.

-Cojonudo –aceptó Vince.

-Tommy si pasa algo llámanos –le encargó Ilych.

-Genial, me dejan solo con un cura con SPMV, un vampiro del Medievo recién despertado, un neófito temerario y el ser que más detesta –se quejó Tommy.

-Mientras mantengas al cura vestido todo irá bien –indicó Edsel.

Mientras el COVISEM  y Edsel se informaban mutuamente, la tensión se iba incrementando en el jardín.

Tommy había decidido que pasaba de detener a nadie y se dedicaba a charlar con Marty, mientras Athanasius intentaba calmar los ánimos.

-¿Qué tal llevas lo de ser vampiro? –preguntó Tommy intentando hacer desistir a Marty de averiguar qué tal andaba el tema religioso con los de su especie.

-Estupendamente, teniendo en cuenta que a nadie le importan mis carencias epistemológicas sobre el vampirismo porque todos están demasiado ocupados buscando un maldito libro –replicó Marty indignado.

Por otra parte Athanasius se interponía literalmente entre Elliot y Dante.

-No hace falta ponerse a la defensiva, sólo quiero presentarme, soy Elliot Bedgood –dijo el cura extendiendo su mano.

Al ver que Athanasius evitaba que lograse el pequeño contacto, le dio un suave empujón, haciendo que chocara con Dante y cayeran encima de una jardinera.

-Pero qué torpe soy –dijo volviendo a extender su mano con rapidez, capturando la de Dante con la excusa de ayudarlo a levantarse.

Sabía que tarde o temprano iba a toparse con él, pero era una putada que estuviera con el SPMV, Daniel, o mejor dicho Elliot, estaba desatado y a pesar de tener un aspecto distinto, continuaba atrayéndole,  apostaba a que la sotana seguía quedándole muy… bien. Pero no era el maldito momento de retomar esa relación tormentosa, estaban metidos en un buen lío, y por lo visto el karma se empeñaba en hacerle pasar por lo mismo; vale que eran épocas muy diferentes, pero lo único que cambiaba eran el nombre y el aspecto, seguía siendo un hombre dedicado al sacerdocio y él un vampiro.  Sin contar con que estaba aliado con el COVISEM, pero qué cabía esperar si indirectamente provocó su fundación. Y para más cachondeo el fundador literal se encontraba allí, intentando salvarlo como si en lugar de un vampiro antiguo fuera una jodida doncella.

-Padre Bedgood, resistid la tentación, recordad vuestros votos, no estáis en vuestros cabales –pedía Athanasius.

-Un sabio escritor irlandés dijo que la única manera de librarse de la tentación es cayendo en ella… -replicó Elliot.

-Desconozco a ese caballero, pero seguramente no se rigiese por  preceptos religiosos.

-Teniendo en cuenta que acabó encarcelado por sodomita, va a ser que no.

-Tomadlo como ejemplo para refrenad vuestros impulsos terrenales.

-La sodomía ha dejado de ser ilegal en la mayoría de los países, de hecho en algunos pueden casarse –informó Tommy.

-¿Por la iglesia? –Desconfió Athanasius.

-No, por lo civil.

-¿Os parece que es momento para hablar de estos temas? –bufó Dante.

-A mí me molaba más hablar de Wilde mientras el cura intentaba meterte mano –respondió Marty.

-Los vampiros de esta época tienen una moralidad enormemente laxa, –reflexionó Athanasius- no tienen reparos en actuar careciendo de privacidad, ejecutando arriesgados actos con total impudicia.

Nada de lo dicho impedía que Elliot persistiese en sus intentos, que Dante evitaba, no sin crisparse.

-Daniel estate quieto de una maldita vez- vociferó Dante, sobresaltando al resto.

-Creía que la gente se equivocaba de nombre en momentos de otra índole –rió Marty.

-¿Creéis que él es mi tío abuelo? –preguntó Athanasius emocionado.

-Pero qué coño dices, además de anticuado estás como una puta cabra, el meapilas es humano –Irrumpió Vince.

-Me refiero al alma, que es inmortal, no al cuerpo –aclaró Athanasius.

-Entonces deberías haber dicho: crees que es la reencarnación…-puntualizó Marty.

-Disculpad mi torpeza, la emoción me nubló el juicio –dijo Athanasius con una mordacidad que hasta ese momento no había mostrado.

-Hay que joderse, mira la mala hostia que tiene el mamoncete y cómo disimula –celebró Vince.

-Señor, será mejor que nos marchemos ya, Zurvan acaba de mandarme un mensaje, además de a Virgil ha encontrado a alguien más, es urgente que regresemos –informó Ilych.

-De puta madre, nos piramos, hemos acordado con la fulana de Zurvan que te quedarás a su cuidado –dijo dirigiéndose a Athanasius-, pero como la jodas y armes jaleo volvemos a por tu culo medieval.

-¿Qué? –peguntó Athanasius harto de no comprender las palabras que usaba van der Rohe.

-Que se quedará con su familia, para que se adapte es mejor un entorno más… distendido. Pero tenga cuidado y procure no llamar la atención –explicó Ilych-. Además mantendremos el contacto, tenemos que informarnos de algunos sucesos.

-Entonces les veré pronto, cuídense –se despidió Athanasius.

-Igualmente –dijo Tommy.

-Como tenemos que atar en corto a los bastardos y atender al meapilas, nos largamos, pero que sepas que te tenemos en la mira, zorra –dijo Vince mirando a Dante, provocando una sonrisa divertida en Marty.

-¿Y no quieren llevarme a mí? Me está reteniendo contra mi voluntad –dijo Marty esperanzado.

-No somos alcahuetas, si tienes problemas con tu furcia mándalo a la mierda tú solito, y para la próxima búscate un yogurín de tu edad, que se te ve muy verde para andar arrimando el poto con pendejos que superan las tres cifras –aconsejó Vince sin darle crédito a la petición de Marty.

-Estoy harto de que no se me tome en serio, voy a tener que hacer algo… –murmuró Marty mientras Dante intentaba ocultar la sonrisita que  curvaba sus comisuras.

-Venga  coge al meapilas y átalo, yo conduzco –dijo Vince pasándole unas correas a Ilych.

-Buenas noches –se despidió Tommy siguiendo al resto.

-Bien, ya que parece que el problema de Athanasius queda resuelto, nosotros nos vamos –anunció Dante tomando a Marty de la mano.

-Os estoy muy agradecido por haberme llevado hasta mi familia, si necesitáis algo no dudéis en contar conmigo –dijo Athanasius estrechándole la mano a Marty.

-Le tomo la palabra, espero verle pronto –se despidió Marty.

Mientras Edsel guiaba a Athanasius a su habitación, éste no paraba de hacer preguntas.

-¿Quién es Zurvan?

-Mi pareja.

-¿Es hijo de un mortal y un vampiro?

-Sí.

-Interesante…

-¿Estos son mis aposentos?

-Sí.

-Gracias, tienen una magnífica vista hacia el jardín.

-Es lo menos que podemos hacer.

-¿Creéis que el cura que acompañaba a los eruditos de lo sobrenatural es la reencarnación del inquisidor Daniel von Loar?

-Sí.

-¿Por qué sonreís así?

-El karma es algo que por muchos años que pasen nunca deja de sorprenderme…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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