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Show me your teeth por LadyHenry

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Notas del capitulo:

Funny Halloween!

Este capítulo es un crossover con el fic Sympathy for the Devil, es un extra de Halloween que no tiene continuidad con la historia.

 

 

Janet había visto muchas cosas, era una bruja experimentada, pero tenía que reconocer que ese vampiro era bastante peculiar, el muy cabronazo había hecho salir a la mitad del aquelarre corriendo, como si en lugar de brujas fueran adolescentes asustadizas. Había logrado manipular sus mentes haciendo que  creyeran que las paredes se iban estrechando cada vez más, incluso veían a compañeras aplastadas, escurriendo sangre como vulgares mosquitos. Las más fuertes habían podido romper la ilusión, acudiendo a socorrer a las otras. Pero Janet, Joyce y Diane se habían partido de risa, nunca fueron muy ortodoxas cumpliendo los protocolos que la Black Hat Society exigía, les gustaba más eso de ir por libre, cosa que les había acarreado mala fama entre “esas estrechas aburridas”, como le gustaba a Janet llamarlas. Verlas correr a la desbandada, como pollos sin cabeza, mientras gritaban había sido un espectáculo tan grotesco como divertido.

Así que una vez pudieron parar de reír, fueron a dar con el artífice del show, y se quedaron algo descolocadas por su… personalidad.

-Buenas noches, ¿con quién tenemos el honor de encontrarnos? –saludó Janet en tono socarrón.

-Necesitaba alimentarme, estaba tan hambriento… pero ellas espantaron a mi cena, la asustaron con sus lúgubres cánticos de fanfarronas.

-¿Fanfarronas? –preguntó Diane algo confusa.

-¡Sí! Se creen que son poderosas, pero sus mentes son débiles, las deshojé como el viento desnuda a las flores, y llené sus cabezas con miedo –palmeó Livius.

-¿Y pudiste cenar o sigues hambriento? –indagó Joyce, creyendo que el hambre podía estar haciendo mella en su comportamiento.

-Oh sí, las atrapé mientras intentaban huir, y llené mis venas con su sangre, ahora ya no podrán cantar.

-Una lástima, iban a presentarse a un concurso de corales –ironizó Joyce.

-Las niñas malas solo cantarán bajo tierra, pero nadie podrá oírlas.

-De eso nada, van a arder, ya estamos muy mayores para ponernos a cavar- sentenció Janet.

-Será mejor dejar de lado esos detalles, y centrarnos en qué está haciendo… ¿cómo te llamas? –preguntó Diane.

-Livius, pero pueden llamarme Liv.

-Encantadas de conocerte Liv, nosotras somos Joyce, Janet y Diane.

-Brujas traviesas –palmeó Livius entusiasmado.

-Me parece que el único que ha sido travieso esta noche eres tú –señaló Joyce.

-Cierto, deberíamos remediarlo, es de mala educación incumplir las expectativas de los nuevos amigos –sonrió Janet.

-¿Vamos a jugar? –preguntó Livius alegre.

-Sí, vamos a hacer que unos niños traviesos vengan a conocer a unos niños malos –respondió Diane.

-Para que se hagan amigos –completó Joyce.

-¿Cómo haremos que los niños jueguen juntos? –preguntó Livius intrigado.

-Tú los guiarás hasta esa casa, harás que vean otro camino y cambien de dirección –dijo Janet señalando el lugar.

-Y una vez allí nosotras nos encargamos del resto, sólo tendrás que sentarte y disfrutar –aseguró Joyce.

-¿Dónde están los niños traviesos? –preguntó Livius impaciente.

Janet lo condujo hasta el interior de la casa, en el salón había una enorme bola de cristal que se sostenía en un pie de madera. Acercó sus manos pronunciando unas palabras en latín, y de pronto comenzaron a dibujarse las figuras de unos chicos que estaban empezando a disfrazarse.

 

 

Yakov no entendía por qué habían decidido disfrazarse de los personajes de South Park, que fuera la serie de dibujos favorita de Kevin, Andy y Tyson no era una buena razón, también adoraban los brownies  y no por eso iban a vestirse como uno. Tampoco le parecía apropiado el reparto de personajes, por mucho que lo afirmara Andy, no se imaginaba a Gael regalándole peinetas a todo el mundo. Además no pensaba ponerse relleno, le daba un calor espantoso, así que tendrían que conformarse con un Cartman algo escuálido.

 

-¿Ya están listos? –preguntó Kevin al pie de la escalera.

-Sí, pero como empiecen a descojonarse se van a enterar –amenazó Gael.

- Pero si estás monísimo –sonrió Andy.

-¿Y tú qué coño haces con esa bolsa? –preguntó suspicaz.

-Especificar mis preferencias a la hora del trick ot treat –aclaró Andy, como si fuera obvio.

-Se piden golosinas, no cápsulas de café lavazza –replicó negando con la cabeza, sabiendo que Andy no le haría el menor caso.

-Pues el café es de lo más goloso que he probado –contradijo Andy ampliando su sonrisa.

-Además se está metiendo en su papel, deberíamos tomar ejemplo –le apoyó Kevin.

 -Tienes razón –dijo Gael para después dedicar su primera peineta de la noche a Kevin-. Andy deberías empezar a practicar esos tics tan encantadores que hace Tweek, ya sabes mover la cabeza compulsivamente y guiñar el ojo de esa manera...

          -Eso está mejor –aprobó Andy-. Tú los mandas a la mierda con el dedo y yo ejerzo mi derecho a ponerme hasta el culo de café.

-Un pasota maleducado y un cafeínomano, sabía que éramos una pareja un tanto atípica, pero esto sobrepasa mis expectativas –suspiró Gael.

-Qué viva Creek –exclamó Tyson.

-El próximo año me disfrazo de lo que me dé la gana y voy directo a la fiesta –amenazó Gael.

-No sé de qué te quejas, los disfraces no podrían ser más simples y cómodos –replicó Kevin.

-Es que no le gusta ponerse gorros –rio Andy.

-A mí también me resultan incómodos –se quejó Yakov.

-Hace frío, es mejor llevar la cabeza abrigada –dijo Tyson imitando la voz de su madre.

-Vamos a llegar tarde a la fiesta –exclamó Jeff mirando su reloj.

-¿Quién conduce? –preguntó Andy.

-Yo –respondió Kevin sonriente.- Voy a sacar el coche del garaje, os espero en la entrada.

 

Nada más salir Kevin por la puerta, esta se atrancó, haciendo que el resto se turnara para intentar abrirla durante quince minutos que se les hicieron eternos. Mientras tanto Kevin esperaba apoyado en el capó, creía que Gael y Yakov estarían buscando alternativas a sus gorros de lana, afortunadamente a él le había tocado ir de Kenny, porque según el resto era el más pervertido, así que llevaba un impermeable naranja con capucha, que podía dejarse bajada.

Mientras Kevin empezaba a mosquearse por lo mucho que estaban tardando sus primos en aparecer, las brujas y el vampiro estaban muy entretenidos observando cómo intentaban salir. Jeff empezaba a agobiarse, mientras Gael intentaba que su novio y su cuñado no hicieran uso del hacha, le resultaba un tanto excesivo eso de cargarse la puerta, pero Andy aprovechó que estaba quitándole el hacha a Tyson para romper el cristal de la ventana de la sala, no pensaba quedarse dentro ni un minutos más, y Jeff tampoco. Una vez todos estuvieron fuera la puerta se abrió, y se miraron unos a otros sospechando que pudiera ser una broma por parte de alguno.

-Parece que los niños suelen jugar entre ellos –sonrió Livius.

-Sí, ¿no te parece adorable la manera en que desconfían unos de otros? –sonrió Joyce.

-Sí, lo mejor fue cuando fulminaron a Kevin con la mirada, mientras él se indignaba por haber estado esperando tanto –rió Diane.

-Sí, hubo un momento en que pensé que Yakov le iba a atizar –dijo Janet emocionada.

-Parece que el niño que rompió la ventana es muy fuerte, ha podido salir de la ilusión –observó Livius.

-Sí, y eso lo hará todo más interesante –concordó Joyce.

-Pues manos a la obra –apuró Janet.

 

Kevin puso el coche en marcha, tenía como copilotos a Tyson y Gael, el resto iba en los asientos traseros. Andy estaba sentado en medio de Jeff y Yakov. En cuanto salieron a la calle Livius los desvió de su camino, haciendo a Kevin tomar el rumbo contrario. Al principio todo fue bien, dejaron de protestar por el incidente de la puerta y comenzaron a hablar de la fiesta a la que iban. Pero cuando iban a medio camino Andy les pidió que bajaran un poco la voz porque le estaban dando unas punzadas muy molestas en la cabeza, permanecieron en silencio unos minutos, y de pronto Andy se pegó a la ventana, aplastando a Jeff, que se quedó pegado al cristal.

-¿Pero se puede saber por qué coño estamos yendo a las afueras si la fiesta es en el centro? –exclamó Andy indignado.

-Pero qué dices, estamos a punto de llegar al centro –replicó Kevin sobresaltado.

-Deja de hacer el tonto –suspiró Gael-. Con lo de la puerta ya fue suficiente…

-Si esto es una broma se están pasando –dijo Andy enojado.

-El único que parece seguir con las bromas eres tú, y más te vale dejarlo ya, estoy empezando a agobiarme –bufó Yakov.

-Pienso cobrármela, se van a arrepentir de jugármela –sentenció Andy mirando al resto con enojo.

Cuando se trataba de bromear los Blyton podían llegar muy lejos, y el resto estaba acostumbrado a verse metidos en sus líos sin saber el motivo. Eso no ayudaba a aclarar la situación.

Cuando creyeron llegar a donde se celebraba la fiesta se bajaron del coche, y entraron en una casa de estilo victoriano con unos jardines un tanto descuidados, que distaba mucho del club donde se celebraba la fiesta a la que se suponía que irían.

Andy sentía como si estuviera presenciando una especie de versión alternativa del flautista de Hamelin, esperaba que la fiesta que hubiera ahí dentro mereciera la pena, no le gustaba nada el lugar, aunque tenía que reconocerles el mérito, habían logrado crear el ambiente más tétrico que hubiera visto.

Al llegar al interior estaban casi totalmente a oscuras, solo había una tenue luz al final del pasillo. Nadie a parte de él tuvo reparos en adentrarse en la casa siguiendo el rastro que la apocada luz les mostraba, parecían hipnotizados.

Nada más entrar en la habitación iluminada se encontraron con un imponente cuadro que resaltaba en la pared de mosaicos terracota, era bastante grande y tenía un marco que estaba labrado en plata, dándole un aire antiguo y ostentoso a la pintura, que mostraba a un joven sentado en un sillón vintage, tapizado en terciopelo escarlata, con una pose firme aunque relajada, cruzaba las piernas y miraba desafiante mientras sostenía un bastón en cuya empuñadura estaba tallada una calavera. El cabello oscuro hacía resaltar sus ojos celestes, que parecían traspasar el lienzo y observarles.

Andy sintió un escalofrío, le ponía nervioso el joven de la pintura, y esas sombras que parecían pasar desapercibidas en el fondo,  desdibujándose como si esperaran su momento para recobrar protagonismo. Iba a preguntarles qué demonios estaban haciendo allí parados cuando uno de los mosaicos que estaban debajo del cuadro se desprendió haciendo un ruido desagradable, que le erizó la piel a Andy y le hizo retroceder.

-No sé quién pudo pensar que esto sería divertido –dijo Andy viendo cómo Kevin se metía por el hueco que había dejado el mosaico al caer.

-No lo sé pero no pienso meterme por ahí ni harto de grifa –replicó Yakov, haciendo que Andy respirase aliviado, por fin alguien parecía entrar en razón.

Pero fue el único porque Tyson, Gael y Jeff siguieron a Kevin.

-¿Se puede saber de qué coño va esto? –preguntó Andy ofuscado.

-A mí no me mires, los de las movidas raras son familia tuya –se defendió Yakov.

-Me están entrando ganas de pirarme y pasar del tema –bufó Andy.

-Suena bien, pero probablemente tendríamos que ir a recogerlos luego a una comisaría o algo así.

-Acabas de decir que no piensas entrar ahí…

-Podemos esperarlos, no creo que tarden mucho en regresar cuando vean que no les seguimos el juego.

-Vaya mierda de noche, deberíamos estar en una fiesta y no en una casa que parece tener enterrado en el jardín a la mitad del pueblo.

De pronto volvieron a escuchar el desagradable ruido de piedra deslizándose sobre piedra, cuando alzaron la vista el mosaico volvía a estar en la pared como si nunca se hubiera desprendido. Andy dio un paso al frente y caminó hacia la pared, quería atrapar al culpable y acabar con el numerito. Golpeó el mosaico, quería romperlo y entrar, pero al contrario de lo que esperaba, estaba perfectamente fijado, no podía quitarlo, pensó que alguno de los chicos estaría ejerciendo de contrapeso, pero Yakov le dijo que dejara de forcejear y mirase hacia arriba, fue entonces cuando se dio cuenta de que era imposible que fuera ninguno de los chicos porque… estaban todos dentro del cuadro.

 

 

Andy no podía dar crédito a lo que estaba viendo, el joven del bastón se había levantado sonriendo de una forma entre siniestra y obscena, cuando estaba sentado parecía llevar pantalones y botas de montar a caballo, pero ahora podía apreciar las cadenas plateadas que rodeaban sus caderas, y esa forma impúdica de marcar la silueta tan particular del cuero.  Se dio la vuelta para darle la bienvenida a sus nuevos invitados, que curioseaban a sus espaldas. Fue entonces cuando las sombras tomaron forma, una bastante masculina y atractiva. Por lo que estaban viendo ese tipo debía tener un maldito harén, por su vestimenta y actitud podría ser  dominatriz.

-¿Qué demonios es eso? –preguntó Yakov estupefacto.

-Ese jodido cuadro es como un proyector, y parece que quieren darnos un espeluznante espectáculo, reconozco que si no estuvieran ahí mis hermanos y mi novio hasta me haría gracia.

-Jeff…

-No sigas por ahí, Jeff es como mi hermano.

-¿Y Kevin?

-Lo de Kevin sí que me haría gracia, pero no se lo cuentes a Jeff.

-Entiendo, lo mismo no les hace nada, hay demasiada gente –dijo Yakov esperanzado.

-Mejor no esperar, me da que quiere que toda la gente se entretenga…

-¿Qué hacemos?

-Intentaré entrar.

-¿Y qué vas a hacer solo? Hasta ahora nadie te hizo caso aunque fueras el único que no estaba afectado por lo que sea que nos hicieron.

-¿Qué propones? ¿Que vayamos a buscar al cura del pueblo?

-Yo entré en razón a tiempo…

-¿Tienes idea de cómo lo hiciste?

-¿Eso de ahí es un vampiro? –exclamó Yakov sin prestarle atención a Andy.

-¿Qué dices?

-Fíjate en el tipo que está atado a esas cadenas que bajan del techo, el rubito que se le acaba de encaramar tiene colmillos –explicó Yakov.

-¿Estás seguro de que es un chico? –Dudó Andy.

-¿Y eso me lo dices tú?, por si no te habías dado cuenta hay gente en tu familia que no es el súmmum de la masculinidad precisamente.

-Ni que le hubieras visto la…

Andy parpadeó sorprendido, sí que era un chico, alguien muy parecido a su primo Zach acababa de meterle mano en el paquete.

-¿Ese es Zach?

-Me parece que sí –respondió Andy atónito.

-No se supone que Paul y él iban directos a la fiesta.

-Sí, claro, nosotros también íbamos a ir a la fiesta.

-Vaya Paul está manoseando a un macarra.

-Que también es un vampiro.

-¿Y si los muerden?

-De momento parece que están más interesados en otra cosa.

-Y que les da igual con quien… Zach acaba de dejar de meterle mano al rubito para ir a por el tío del bastón.

-Esto empieza a parecerse a un capítulo de Espartacus en versión gótica.

-¿Dónde está Tyson?-preguntó Yakov preocupado.

-Está sentado detrás del rubito, disfrutando del espectáculo.

-La verdad es que está torturando de lo lindo al morenazo encadenado, y que le pusiera esa mordaza bit es todo un detalle.

-El hecho de que sepas cómo se llama lo que tiene entre los dientes resulta inquietante –resopló Yakov.

El motivo de que estuvieran torturándolo de esa manera sólo lo conocían la víctima y el instigador, nadie de los presentes sabía que habían sido amantes, y que el joven del bastón se había enfadado muchísimo al descubrir que su amado se había convertido en un vampiro. En lugar de huir o pedirle explicaciones, había decidido encadenarlo al techo y amordazarlo, para después provocarlo, observando cómo un adorable neófito lo colmaba de afectuosa atención. Un lindo rubio, de sonrisa adorable y mirada soñadora, que se contoneaba regalándole gentiles caricias y suaves besos, que hacían al moreno revolverse, despertando sus ansias de cazador, haciendo que su cuerpo clamara por recuperar el poder, y es que Daniel conocía muy bien a Dante, y sabía que se estaba consumiendo de impotencia al no poder tomar el control, viéndose relegado a ser el juguete de un joven cuya voluptuosa languidez le desquiciaba, por mucho que ansiara abalanzarse sobre él, solo podría estar a su merced, y someterse a la voluntad de Daniel, que disfrutaba encantado de la situación, porque no imaginaba mejor consuelo que ver a Dante experimentar el desasosiego de quien se ve arrastrado a lo desconocido sin ninguna garantía, a un lugar donde quien creías conocer y amar se muestra distinto, tanto que sientas que debes protegerte de él porque se ha convertido en una amenaza  para la que no tienes defensa. El repentino temor que despierta la fiereza implacable de la desconfianza, la traición nunca fue tan seductora ni la venganza tan procaz.

Dante sentía cómo los ojos de Daniel le atravesaban, leyendo sus secretos con el mismo descaro con él se los había ocultado, no iba a acercarse ni un centímetro más, le negaría su tacto, solo observaría cómo ese neófito jugaba con él, como si fuera inofensivo, mientras tenía que ver cómo Daniel se divertía con un desvergonzado chico, que no tenía problemas en exhibirse, disfrutando de robarle su atención.

Aunque la escena era hipnótica, Tyson se levantó y caminó hacia Shane, que solo vestía unos ajustados pantalones negros y unas botas militares. Le sentaba bien ese uniforme que dejaba al descubierto el tatuaje de Apolo, a Tyson parecía fascinarle, lo dibujaba con la yema de los dedos, deslizándolos por la ancha espalda mientras Shane sonreía satisfecho.

De pronto escucharon risas y murmullos, hasta ahora había sido como una película muda, cosa que le daba cierto aire distante e irreal, como si todo fuera una ilusión. Pero el sonido los hizo conscientes de que todo era muy real. Yakov recordó entonces algo que le solía decir su tía May a la vecina, que se había casado ya tres veces: “No te preocupes de que mire a otras, preocúpate si alguna le hacer reír”. Y eso era exactamente lo que había hecho Shane, Tyson acababa de soltar una carcajada, si a eso le sumaba que lo giró entre sus brazos y se acercó para susurrarle al oído, haciéndolo reír de nuevo, la cosa pintaba muy mal.

Por su parte Andy respiró aliviado al volver a localizar a Gael, con tanto sobresalto lo había perdido de vista, aunque debía reconocer que el que estuviera disfrazado de Craig no ayudaba, verlo con ese gorrito azul con borla amarilla era divertido, pero lo despistaba.

Marty pensaba lo mismo, desde que se había tropezado con Gael le llamó la atención que un chico de porte elegante y tan gentil como para disculparse aunque la culpa no fuera suya, se vistiera de una manera tan infantil. Así que le quitó el gorro, sonriendo al ver el aspecto travieso que le daba el cabello alborotado. Estaba hambriento y tenía delante a un excelente ejemplar, rebosante de salud y atractivo, se sorprendió al pensar que esa adorable sonrisa se vería morbosamente interesante si tuviera un buen par de colmillos.

 

Al otro extremo de la ciudad Julian y Salem empezaban a preocuparse de verdad, nunca antes habían visto a Marty interesado en convertir a alguien, ni a Izhan comportarse como una zorra desalmada, que Aster y Misael fueran los más comedidos era aterrador. No sabían qué les estaba haciendo el sádico de la pintura, pero tenían que frenarlo antes de que acabaran jodiéndola a lo grande, no era cuestión de acabar reproduciendo a su especie como si fueran gremlins.

Así que tuvieron que tomar medidas desesperadas y poner el rumbo a la sede del Covisem en busca de ayuda. Intentaron llamar antes de llegar, pero les ponían en espera con la música de Thriller, alternándola con un mensaje de voz: “No sé en qué mierda te habrás metido, pero hoy es Halloween, el día más jodido del año, así que más vale que estés a punto de ser atacado por licántropos o un demonio reclame tu apestosa alma, porque si llamas por alguna gilipollada como que un vampiro te la haya chupado, vete a joder a otro y no nos hagas perder nuestro puto tiempo, que estamos hasta el culo de trabajo. Deja un puto mensaje a ver si es urgente y te hacernos el puto favor de atenderte o si te mandamos a tomar por saco”.

-Somos Salem y Julian,  de los hijos eternos de la noche oscura. El resto del grupo está retenido por un sádico en una pintura, hay más gente secuestrada en el cuadro, de la normal, no son sobrenaturales y eso, no sé qué hace el sádico pero están actuando raro,  y parece que se va a poner peligroso, no sabemos cómo sacarlos, si saben alguna manera díganosla.

Al no recibir respuesta siguieron hasta la sede, donde la recepcionista les pidió que esperaran, aun sabiendo lo urgente de sus circunstancias, cosa que a Julian le sentó fatal. Así que tomó el rastrillo que estaba apoyado en la pared y se abrió paso hasta la sala de armas, donde se estaban preparando para salir.

-Feliz noche de Halloween –saludó Julian seguido de un resignado Salem.

-¿No te han dado caramelos en la entrada? –preguntó Cat en tono socarrón.

-Lo siento, pero esa tía no sabe lo importante que es que solucionemos el problema.

-Ahora mismo tenemos que ir a cargarnos a unos zombis, son lentos pero hay muchos y se ponen muy pesados cuando tienen hambre –explicó Neumann.

-Son cadáveres putrefactos, no es tan difícil defenderse de ellos –se encogió de hombros Salem.

-Me cago en mi puta vida, esos bichos son unos asquerosos, me han puesto perdido de… ¿Se puede saber qué coño hacen estos chupópteros aquí, con el puto rastrillo de Irina? –irrumpió Vince.

-Estamos jodidos, necesitamos  ayuda profesional –respondió Salem.

-Y te parece que estas puñeteras fechas son el mejor momento para ir al loquero, el matasanos que tenemos no es para esos rollos de soplapollas.

-Matasanos soplapollasss-coreó Baudelaire.

-¿Ha venido con el loro a trabajar? –cuestionó Cat.

-No me jodas, tú usas mierdas como arpones para cazar chupópteros y nadie dice un carajo.

-Vale, pero si vuelven a poseerlo no pienso ir a buscar al obispo para que lo exorcice –advirtió Ilych.

-No es culpa mía que se hayan cargado a los dos últimos exorcistas y ahora ninguno de esos mariconazos quiera trabajar fijo con nosotros –se defendió Vince.

-Gajes del oficio –lo apoyó Salem-. Pero ahora escúchenos, tienen a varios vampiros y personas retenidas en una pintura, no sabemos cómo sacarlos, y el tipo que ya estaba dentro los manipula, no pinta nada bien…

-Así que tus amigos mamoncetes están atrapados… ¿qué coño les ha hecho el tipejo que los pilló?

-Es como si anulara su voluntad, están idos y no tienen reparos  en hacer lo que sea.

-¿Y hasta ahora qué han hecho? –indagó Ilych.

-Izhan está practicando el sado con un vampiro que el tipo del cuadro tiene atado del techo –dijo Julian.

-¿Quién es Izhan?

-La rubita con boca de mamona, y que vaya por ahí zorreando no es ninguna novedad, mira lo que hizo con los bastardos de Viktor y Virgil…

-Oiga si le digo que la manera en que está zorreando Izhan no es la normal, será por algo se defendió Julian.

-Acabo de freír a unos engendros asquerosos que quieren comer carne humana, y ahora toca ir a cargarnos a los putos zombis, no vamos a dejarlo porque unos chupópteros estén atrapados con una reinona BDSM que los droga para que se conviertan es sus zorras. No le veo la gravedad, hasta nos viene cojonudo para que no anden sueltos clavándoselos a niñatos disfrazados.

-Cierto, ¿saben lo mucho que sube el índice de afectados por el SPMV en Hallowen? –dijo Ilych apoyando las palabras de Vince.

-¿Y cómo acabaron metidos ahí? –indagó Cat.

-Nos contrataron para actuar en una fiesta de Halloween, fuimos a la dirección que nos indicaron, pero no respondían, así que nos colamos para ver qué pasaba, Julian y yo fuimos por una parte de la casa y el resto por otra. Después de diez minutos sin encontrar a nadie fuimos a por los demás, cuando llegamos a la habitación donde los dejamos solo vimos un enorme cuadro que mostraba a un tipo joven sentado, íbamos a salir cuando escuchamos una risa, y al voltearnos vimos cómo se levantaba del sillón donde estaba sentado y se reunía con Marty, Izhan, Misael y Aster. Intentamos sacarlos pero no hubo modo.

-Y dices que tenía a un vampiro encadenado desde el techo -recapituló Cat.

-Sí, amordazado.

-¿Sabes qué tipo de poderes tiene el que los manipula?

-No estoy seguro, pero conecta su mundo con el nuestro a través de la pintura y anula la voluntad de los que entran. Por cierto, insisto en que después de nuestros colegas entró un grupo de chicos mortales, y corren peligro, sobre todo al que Marty  estaba pensando en convertir.

-¿El retrasado quería crear a otro  chupóptero? –exclamó Vince.

-Sí, y había jurado que no le haría eso a nadie –confirmó Salem.

-Así que el tipo de la pintura hace que el que entra se desinhiba y pierda el control –observó Ilych.

-Y por lo visto le resulta divertido ponerlos al límite –resopló Cat.

-¿Es quien yo creo? –preguntó Ilych.

-Probablemente… ¿Jefe?

-Me cago en todo lo que se menea, no podía aparecer otro día, ese maldito hijo de perra siempre tiene que dar el coñazo en el peor momento.

-Llamaré a los de la zona norte, ya deberían tener la situación bajo control, les encargaré a los zombis –resolvió Ilych.

-Necesitaremos a un brujo para entrar, y esta vez no pienso ser yo el que tenga que inyectarse ese suero –dijo Ilych con rotundidad.

-Mitcham dijo que lo había mejorado, y esta vez no hay ningún híbrido, si casualmente te suben los calores y acabas enrollándote con alguien las únicas opciones serán vampiros neófitos o jovencitos –argumentó Cat.

-Esta vez te toca a ti –insistió Ilych

-Pues tú vas con Vince a buscar al brujo –negoció Cat.

-Vale, ¿nos reunimos en la casa?

-Sí, ¿saben la dirección?

-No -respondieron Salem y Julian al unísono- pero sabemos llegar.

-Yo me voy con Salem –anunció Cat.

-Cojonudo, la guarra de mi secretaria localizó al cabronazo de Crowley, vámonos –ordenó Vince, haciendo que Ilych y Julian lo siguieran.

-¿A dónde vamos? –preguntó Julian.

-A los estudios de  Antena Paranormal –respondió Ilych resignado.

-¿No íbamos a buscar al brujo?

-Sí.

-Y qué hace ahí…

-Trabajar.

-¿Es empresario además de mago?

-No, y no lo llames mago, mejor ocultista o brujo –intentó zanjar Ilych.

-Vale, qué susceptible… ¿Y en que trabaja la eminencia en ocultismo?-reformuló la pregunta Julian.

-Echándole las cartas a las marujas con insomnio –respondió Vince.

-Cartas marujaaas –coreó Baudelaire.

-Genial, vamos a ir a salvarlos con un adivino trasnochado de la tele local y un loro que repite obscenidades.

-No es que los brujos tengan salidas laborales legales muy variadas –excusó Ilych.

-¿Y ustedes también tienen trabajos “legales”? –sonrió Julian.

-Sí, nos vestimos de furcias y nos vamos a restregarnos con tu madre en la barra americana –replicó Vince.

-Vamos a restregarnosss –coreó Baudelaire.

 Lo dijo justo cuando se bajaban de coche, haciendo que un grupo de adolescentes que iba a una fiesta se voltearan sorprendidos.

Intentaron contactar con Crowley en la recepción de Antena Paranormal, pero se negaban a interrumpir la emisión, debido a la fecha emitían el especial: “Contacta con tus muertos, nuestro método es más seguro y efectivo que la ouija”.

-Y ahora qué hacemos, quedan dos horas para que termine, si esperamos cuando lleguemos estarán convertidos y en plena orgía –vaticinó Julian angustiado.

-Llama –le ordenó Vince tendiéndole un móvil.

-¿Yo?

-Das más el perfil –concordó Ilych.

-¿Y qué le digo?

-Cuéntale lo que ha pasado, omitiendo la parte de que eres un vampiro y tus colegas también, en cuanto entienda o que pasa saldrá.

-¿Por qué? ¿Le van a pagar?

-Si le pagáramos no tendríamos que hacer esto, estaría obligado a salir por contrato –respondió Ilych como si fuera lo más obvio del mundo.

-Ese mamarracho desciende de la bruja que metió en el cuadro al cabronazo del inquisidor.

-Mamarracho inquisisdorrr –coreó Baudelaire.

-¿El sádico de la pintura es un inquisidor? –se sorprendió Julian.

-¿Te extraña? Esos hijos de perra eran unos putos salvajes.

-Hijos de perra de la puta nocheeee –bramó Baudelaire.

Ilych no pudo evitar sonreír ante la cara de de Julian.

-Llama ya, coño –protestó Vince.

-Date prisa no puedo bloquear las llamadas externas más de dos minutos –apremió Ilych.

Julian respiró hondo y le dio a la tecla de llamada, después de dos minutos que se le hicieron eternos, le atendieron.

-Buenas noches, ¿cuál es el motivo de su llamada? –le preguntó una mujer de voz ronca.

-Necesito que Crowley me diga cómo ayudar a mis amigos.

-¿Qué les pasa?

-Creo que están en grave peligro.

-Sabe que si están envueltos en alguna pelea debe llamar a la policía y no aquí.

-Sí, pero el peligro que corren tiene que ver con algo que está más allá de las labores policiales.

-Siendo así ha llamado al lugar indicado, Crowley podrá asistirle en su comunicación con su guía.

-Vale… -dijo Julian pensando quién coño sería ese guía y a dónde tenía que llevarlo.

-Espere un minuto y le pasamos con él en directo.

Julian empezaba a dar por perdidos a los chicos, un tío que se pasaba la noche hablando sobre quién le pone los cuernos a quién, y qué veredicto me dará el jurado en mi juicio por asesinato, no le inspiraba mucha confianza. Estaba a punto de colgar cuando Crowley le habló.

-Místicas noches, ¿en qué puedo ayudar a tu perturbado espíritu? –dijo Crowley.

-Buenas noches, ¿por qué ha dicho que mi espíritu está perturbado?

-Lo he percibido, necesitas auxilio espiritual, tu alma clama por ayuda.

-No, la mía está bien, el problema lo tienen mis amigos.

-Claro, pues cuéntame que les sucede a “tus amigos”.

-Los tiene retenido un sádico, se los ha llevado a otro plano, y ahora no pueden regresar porque ha anulado su voluntad, aunque de todas maneras tampoco estoy muy seguro de qué supieran cómo salir de allí…

-Solo para aclararnos, ¿no estarán en una secta? –puntualizó Crowley.

-No, están en una pintura.

-¿Tus amigos viven en tu mente? –preguntó el brujo confuso.

Vince estaba exasperado ante la lentitud de la conversación, que no les estaba llevando a ningún lado, así que le arrebató el teléfono.

-Viven en una puta comuna de rockeros julandrones, gilipollas, que no te enteras una mierda de nada. Tanto tirarle de la lengua a las yayas para inflarles la factura te está jodiendo las neuronas. Los amigos del pirado este han ido a dar con sus huesos en el cuadro del inquisidor, que los tiene como monas violentas en celo tocándole los cojones figurada y literalmente, al chupasangres de su ex, que está encadenado y amordazado. ¿Entendiste hasta ahí?

-Julandrones amordazados tocando los cojonesss –repitió Baudelaire.

-¿van der Rohe? –preguntó Crowley confuso.

-Quién si no, ¿quieres que te dé una puta galleta? ¿En serio te pagan por adivinar? Escúchame bien, pedazo de mierda alelado, tienes que venir con nosotros ya, porque si no, esto se va a llenar de chupópteros y el soplapollas del inquisidor podrá pirarse y volver a las andadas. Y como eso ocurra te juro que iré a contarle con quién puede vengarse de la putada que le hizo la zorra de tu tatarabuela ¿capisci?

-Sí, ahora voy –Accedió Crowley.

Diez minutos después, habiendo explicado lo mejor que pudo a su jefa que tenía una urgencia, y que un amigo suyo, místico, iba a sustituirle en breve, Crowley se reunía con ellos.

-¿Se puede saber qué mosca te ha picado para soltar eso en pleno directo? –preguntó Crowley ofuscado.

-Lo intentamos de otras maneras, pero no hubo forma –respondió Julian encogiéndose de hombros.

-Déjate de cháchara y mueve el culo, que tenemos mucha prisa, joder.

Durante el trayecto pusieron al día a Crowley, que se llevó las manos a la cabeza al conocer los detalles, mientras Julian seguía mirándolo con desconfianza, no sabía por qué pero el ocultista se le asemejaba a una versión gótica y oscurantista del tarado de Los caminantes del amor, debía ser por el atuendo de adivino de feria que llevaba, esas malditas túnicas de raso no le favorecían a nadie, deberían quemarlas todas.

Estaban a medio camino cuando Salem y Neumann estaban llegando, y entonces Marty recibió unas imágenes muy poco alentadoras. Los dos chicos que se habían quedado fuera intentaban romper el mosaico mientras gritaban amenazas que hacían sonreír socarronamente al inquisidor.

El novio de Andy tenía acorralado a Marty contra la pared, lo había tomado del cabello y lo besaba de una manera un tanto salvaje, Julian apostaba su colección de discos a que Marty  se había ocupado de  probar su sangre y viceversa, si no, no se explicaba esa urgencia tan apasionada. Le había quitado el gorrito de lana, la chaqueta azul y se estaba paseando por debajo de la camiseta. Mientras Andy perjuraba que le iba a partir la cara a ese atontado.

Por su parte Yakov no estaba mucho mejor, ver cómo Tyson se dejaba meter mano por un macarra no le gustaba nada, y mucho menos que colaborara colando la mano por sus pantalones. Si no entraba ahí ahora mismo esos dos acabarían montándoselo, y eso lo ponía de muy mal humor, descubrir que era celoso a estas alturas no le hacía ninguna ilusión.

Ante la impotencia de no poder entrar por ningún lado  probaron suerte intentando romper la pared, mientras verbalizaban su ira. Y entonces llegaron esos tíos tan peculiares.

-Dejad quieta la puta pared cabronazos, aquí la única zorra que puede abrirla es esta –gritó Vince mientras señalaba a Crowley.

Yakov y Andy pararon de dar golpes y se giraron, quedando estupefactos antes las pintas del grupo. El ordinario que les había gritado parecía un dandy y el supuesto salvador una versión gótica de Walter Mercado.

-No hagan caso de su aspecto, son los únicos que pueden ayudarnos –dijo Julian al ver sus caras.

-¿Han visto a un chico moreno de ojos verdes acompañado de un hombre más alto con un ojo de color gris y otro azul? –preguntó Neumann.

-Sí, fueron a ocuparse de un tío que salió del cuadro, estaba escondido y de repente dijo unas palabras en un idioma que no conocemos y pudo saltar.

-¿Qué aspecto tenía?

-Estaba muy pálido, los ojos estaban muy rojos y corría bastante rápido –resumió Andy.- Y ahora por favor, que alguien pare la orgía –pidió señalando al cuadro.

-Muy bien coloquémonos en círculo, repartiré armas por si alguien no deseado sale del cuadro y hay que reducirlo –indicó Neumann.

Cuando estaban todos armados, aparecieron Cat y Salem, cargaban con el que se había escapado esposado.

-No se preocupen le disparé un dardo y está grogui.

-Prosigamos –instó Neumann dándoles armas a Cat y Salem.

Crowley cerró los ojos concentrándose, y con voz autoritaria pronunció unas palabras en latín que consiguieron abrir un portal hacia el cuadro.

-¿Estás listo Cat? –preguntó Neumann.

-Sí, me inyecté el suero antes de salir.

-¿Qué te metiste? –preguntó Andy asustado de que solo fueran unos colgados.

-Un suero para neutralizar los cambios bruscos que se producen cuando se pasa de una dimensión a otra –le aclaró Neumann.

-Oh vale, genial.

-Ya puedes entrar –anunció Crowley.

 De repente una luz cegadora los deslumbró, pasaron varios minutos antes de que pudieran recuperar la visión total. Y lo que presenciaron fue impactante. Cat tuvo que separar bruscamente a Izhan del vampiro encadenado, puso mucha resistencia y solo consiguió apartarlo después de que le arañase los brazos y el cuello, dejándole un sangriento rastro en forma de protesta, resultaba chocante que alguien con ese aspecto tan adorable se comportase así, sobre todo cuando empezó a lamer el rastro de sangre dejado por los arañazos.

Su siguiente pelea fue con Misael, pero utilizó a Izahn para neutralizar al vampiro, por su parte Tyson y Shane no tuvieron más remedio que seguirlo después de que los esposara. Con Marty fue más sencillo, en cuanto vio a Izhan ensangrentado paró para ver qué ocurría y ahí Tyson neutralizó a Gael, atrayendo su atención hacia las esposas. Consiguió llevarlos hasta el borde del marco, y cuando Crowley le hico una señal la luz apareció de nuevo y los empujó hacia fuera.

Cuando la luz cesó y pudieron ver de nuevo, les quitaron las esposas, Andy tomó de la mano a Gael, que miraba confuso a su alrededor. Yakov se acercó para ayudar a Tyson y ver cómo estaba. Mientras Marty, Misael e Izhan se sobaban la espalda, incómodos por la caída.

-¿Dónde coño está el resto? –preguntó Vince indignado.

-Aún siguen allí dentro –señaló Neumann.

Cat estaba siendo acosado por Aster, aunque no era exactamente acoso, ya que estaba participando de buena gana, besándolo y dejando que tocara donde quisiera. Mientras Kevin hacía lo mismo con Jeff, que intentaba hacerlo razonar en vano, y Paul había vuelto a arrimarse a Zach.

-Joder, Crowley sácalos de ahí –ordenó Vince.

-Vale, pero van a tener que darme la mano, necesito mucha más energía.

-Cojonudo, dense la manita como si fueran niñas de parvulario y repintan con el mamonazo de Crowley.

Nadie se atrevió a chistar y consiguieron que el portal se abriera de nuevo durante más tiempo. Neumann alargó la mano hasta asir a Cat por la chaqueta que salió con Aster encaramado a su cintura, Andy tiró de Jeff arrastrando a su vez a Kevin fuera, Mientras que Paul y Zach reaccionaron al llamado de Tyson y saltaron.

Tardaron  un buen rato en recuperarse, y tuvieron que ir todos a la sede del Covisem para pasar un reconocimiento médico y prestar declaración, aunque no fueran de mucha ayuda porque estaban desorientados y no recordaban nada después de llegar a la casa y entrar. También confiscaron el cuadro, decidieron ponerlo en el sótano, en una cámara acondicionada para guardar obras de arte.

-Menuda nochecita, cada año es peor –se quejó Neumann mientras colgaba el cuadro.

Esperaba algún comentario por parte de Cat o Vince, pero guardaron silencio. Tenían los ojos como platos y estaban algo pálidos.

-¿Qué pasa? –preguntó Ilych preocupado.

-Que esa zorra meapilas consiguió pirarse –respondió Vince sin apartar la mirada de la pintura, que  ya no tenía sentado al inquisidor, en su lugar había un vampiro con marcas en las muñecas y las comisuras de los labios, tenía una mirada fulminante y los colmillos fuera en una sonrisa macabra.

-Menuda cagada… -susurró Cat.

Ilych y Vince asintieron  y después de guardar el cuadro bajo llave, se marcharon en silencio, tenían algunas dudas importantes que resolver y meditaban sobre la mejor manera de despejarlas.

Mientras tanto Joyce, Janet y Diane reían a mandíbula batiente, habían podido disfrutar de un divertido espectáculo. A Livius también le había gustado, estaba deseando contarle a su amigo Athanasius que su tío abuelo había vuelto, pero que no había logrado llevarse con él a su amante, estaba seguro de que podrían darle una fantástica sorpresa si lo sacaban de allí para reunirlos de nuevo, seguro que podrían lograrlo, además sus nuevas amigas brujas estaban dispuestas a ayudarlo en lo que hiciera falta, eran todas unas románticas…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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