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Show me your teeth por LadyHenry

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Notas del capitulo:

Si hay algún lapsus ya lo corregiré mañana sorry, tenía ganas de probar el Google Chrome XD y no dejar con las ganas a alguien ;)


 

 


 


Aleix daba vueltas en la cama, le dolía el cuello, y no acababa de ubicarse. Estaba en una habitación completamente oscura, podría jurar que no había ventanas por el calor que hacía y la ausencia de aire fresco.

Poco  a poco fue recordando y cuando llegó a la parte en la que le hincaban el diente, se sentó de sopetón llevándose la mano a la yugular mientras gritaba como una nenaza. Miró a su alrededor percatándose de la presencia del vampiro, que yacía a su lado durmiendo, y se levantó para buscar una posible salida, al no ver en la oscuridad se tropezó con varios muebles quejándose y maldiciendo. Hasta que se llevó el susto de su vida.

-¿Te importaría dejar de armar escándalo de una vez? Estoy intentando dormir-se quejó Dante de muy mal humor, hacía décadas que no dormía acompañado y empezaba a recordar porqué.

-¡Puedes desvelarte!-exclamó Aleix como si hubiera descubierto algo digno de ganar el nobel.

-Obviamente, no paras de tropezar con todo y tengo un oído muy fino, ¿quieres ir al baño?

-No, quería irme de aquí.

-¿Y no se te ocurrió pensar que la mejor opción no era hacer ruido hasta sacarme de quicio?

-Creía que no podías despertarte hasta que anocheciera, que estarías tieso...

-Pues no, así que deja de hacer el tonto y acuéstate.

-No quiero.

-Me da igual, no era una sugerencia.

-¿Vas a morderme de nuevo?

-Si te estás quietecito y callado no.

-Duele mucho ¿sabes...?

-Dios no me extraña que Roy quiera alejarte de su hijo.

-La culpa es tuya, si me conviertes en un vampiro Jair no querrá que me acerque por eso de sentir su sangre y perder la cabeza...

-Los vampiros no van atacando a cualquiera, se puede elegir.

-He visto cómo te abalanzabas sobre mí cegado por la sed, no lo niegues, cuando eres un vampiro te conviertes en un depravado, la sangre te nubla la razón...

-Te mordí porque quise, para demostrarles a ti y a Roy que los vampiros existimos, no porque se me nublara nada.

-Claro chico tú controlas...

-Tengo más de cien años no me llames chico.

-¿Su majestad oscura o príncipe tenebroso suena mejor?

-Dante a secas.

-A mí me gustaba algo más poético y...

-Con una mordida y un pequeño intercambio de sangre no vas a convertirte en vampiro, sólo vas a notar una conexión conmigo y puede que tus sentidos se afinen más, así que puedes dormir tranquilo, tampoco tengo intención de morderte de nuevo.

-Vale, pero no te acerques mucho, esto de estar encerrado a oscuras y en la cama es muy...

-¿Acojonante?

-Gay...

-Si no te callas y te echas, te juro que voy a enseñarte el significado de la palabra gay hasta dejarte seco-amenazó Dante furioso.

-¿Lo vampiros...?

-¿Qué?

-Ya sabes...

-Si supiera no te preguntaría, no puedo calibrar la basura que maquinan tus famélicas neuronas.

-Bueno ya sabes... son no muertos, se supone que no deberían tener... sexo.

-Tampoco respirar.

-Cierto.

-De riego sanguíneo vamos sobrados, podemos bombear sangre a cualquier parte-rió Dante.

-No hacía falta ponerse tan gráfico-protestó Aleix.

-Sí, claro que hacía falta, sólo espero que con eso sea suficiente y no me hagas estrenarte el culo.

-Ya me has clavado los colmillos, es suficiente por hoy, no pienso dejar que me claves nada más-bufó Aleix-. Voy a dormirme ya.

Roy se debatía entre llamar a Jair o despertar a su vecinito, se le veía adorable, con esa camiseta larga que apenas cubría sus piernas, durmiendo en el sofá con el cabello revuelto y la boca abierta. Había pensado en invitar a desayunar a su hijo para que pudiera gritarle y llamarlo tarado con libertad, sin peligro de que su ex esposa o la señora Prym metieran las narices, pero no contaba con tener a Tomy de ocupa, si lo despertaba tendría que darle algo de comer y encargarse de que llegara a tiempo a la universidad, se había comprometido con sus padres a echarle un ojo a la asistenta y a que Tomy no se escaqueara de las clases. Le daba lástima que el chico estuviera tan descuidado, y había hecho buenas migas con Jair. Al reparar en esto último decidió llamarle, estando Tomy de por medio se cuidaría de levantar la voz y no intentaría golpearle, el chico había sacado la agresividad de su madre.

Fue a la cocina y marcó, eran las seis de la mañana, pero estaba seguro de que estaría levantado esperando noticias.

-¿Papá qué ha pasado?

-Ven a mi apartamento, tenemos que hablar.

-¿No has conseguido liberar a Aleix?

-No, pero esta noche lo arreglaremos.

-¿Por qué tengo la sensación de que no me va a gustar nada lo que vas a contarme?

-Porque vas a flipar... pero no nos adelantemos.

-Está bien estaré ahí en media hora.

-Ok.

 

Jordan se había levantado más temprano que de costumbre porque se había dejado el trabajo que imprimió en la mansión donde trabajaba su madre, así que no le quedó de otra que acompañarla antes de ir al instituto al rechazar su amable oferta de pedirle a Randy que se lo llevara. No cruzaba palabra con el chico desde que comenzara a lucir ese aspecto gótico tan gay, por lo que ni quería que le vieran con él ni le apetecía tener que darle las gracias. Intentó ayudarle aconsejándole que dejara de pintarse como una nena y usara vaqueros más amplios, pero todo lo que consiguió fue que Randy le demostrara que a pesar de tener una complexión delgada y ser bajito sabía defenderse y tenía un buen derechazo. Cuando se vio noqueado por su mejor amigo de la infancia, al que llamaban la dama negra en el instituto, se sintió bastante avergonzado, y a pesar de saberse merecedor del golpe por decirle que dejara de amariconarse, se lo tomó muy mal, no le dolía tanto el ojo como el orgullo. Desde ese incidente le había retirado la palabra distanciándose del todo.

Al principio pensó que Randy no aguantaría mucho y le pediría disculpas, incluso había planeado chantajearle para que le hiciera caso y se vistiera como los otros chicos. Pero lo que sucedió fue lo contrario, Randy se encerró en la mansión y dejó de hablarle a todo los que alguna vez le molestaron o criticaron, incluido él. Sólo hablaba con Jill y el grupo de los alternativos, pero se pasaba las tardes enganchado a internet, y sólo salía cuando había alguna exposición que le interesaba.

Desde entonces Jordan no tenía ningún amigo al que contarle todo, en el que confiara ciegamente. Podía contar con ellos para salir a divertirse, para hacer trabajos de clase o para entrenar, pero le faltaba esa complicidad que tenía con Randy. Aunque eran muy diferentes tanto en gustos como en carácter se complementaban bien, podían pasarse horas hablando, jugando al ajedrez, viendo series antiguas o paseando en silencio. Randy nunca le había pedido explicaciones de sus otras amistades, aunque Jordan sabía que los consideraba unos idiotas superficiales, siempre tenía tiempo para él y jamás le había juzgado o echado algo en cara, a pesar de que a veces tuviera todo el derecho del mundo a hacerlo. Y cuando Jordan tuvo la oportunidad de mostrarle algo de ese apoyo incondicional que siempre le había brindado Randy, la había jodido a lo grande. Ni siquiera tuvo el valor de reconocer ante su madre quién le había dejado el ojo como un panda. Se arrepentía mucho de haberse comportado así, pero lo había hecho por su bien, si seguía con esas pintas iban a meterse con él todo el rato.

Sólo olvidó el pequeño detalle de que Randy nunca se dejaba llevar por lo que opinara el resto, si les molestaba que mirasen para otro lado y listo. Ésa era una de las cosas que más le gustaba de su amigo, había que tener valor para actuar así y más siendo como era. Pero ya era tarde para pedirle disculpas y esperar a que todo volviera a ser como antes, además tampoco sabría cómo llevar su amistad con Randy sin que le molestaran sus colegas.

Marisa se fue a la cocina después de indicarle a su hijo que el trabajo estaba en la habitación de Randy, lo había dejado allí pensando que debía ser del chico. Jordan bufó indignado, sospechaba que su madre lo había visto y aún sabiendo que era suyo lo había dejado en el dormitorio de Randy para provocar que se encontraran, desde que dejaran de hablarse Marisa intentaba una y otra vez que hicieran las paces sin demasiado éxito, pero no iba a rendirse fácilmente.

Jordan tocó antes de entrar pero no hubo respuesta, supuso que ya se habría levantado, sabía que Randy seguía sufriendo de insomnio a menudo. Entró y fue al escritorio, su trabajo estaba a la vista, pero lo que le llamó la atención fue un libro de aspecto antiguo y lujosa encuadernación, no pudo resistirse a abrirlo, quedando fascinado por las ilustraciones, pasaron unos diez minutos en los que Jordan lo estuvo hojeando cada vez con más curiosidad, hasta que la suave voz de Randy lo sobresaltó.

-¿Qué estás haciendo?-preguntó sorprendido de encontrar a Jordan en su habitación mirando el libro, sólo esperaba que no se chivase acusándole de estar en una secta o una bobada parecida.

-Oh... lo siento... creí que no estabas.

-¿Te parece esa una buena razón para husmear en mis cosas?

-No... quiero decir que no esperaba...

-¿Que te pillara?

-Vine a buscar mi trabajo y me fijé en el libro, no quería husmear en tus cosas, sólo me llamó la atención y no pensé que te fuera a molestar.

-¿No te molestaría que yo me metiera en tu habitación sin que estuvieses y me dedicara a fisgar en tus libros?

Jordan estaba metido en un lío, intentaba explicarse y disculparse, pero ver a Randy recién salido de la ducha con una pequeña toalla que apenas cubría lo justo mientras que con otra se secaba el cabello le estaba afectando bastante, no atinaba a hilar una frase coherente, y se repetía a sí mismo mentalmente:"no le mires las piernas, no sigas subiendo... a los ojos, es ahí donde debes mirar, piernas no, piercing no... ¡¿piercing?!"

-¿Desde cuándo tienes un piercing en el ombligo?-preguntó Jordan impulsivamente, descubriendo que no había prestado atención a la charla que Randy le había dado los últimos cinco minutos.

-Jordan ¿se puede saber qué coño haces? Llevo hablándote un rato y no me respondes a nada.

-Disculpa me sorprendió el piercing...

-¿Vas a chivarte?

-¿Tu padre no sabe lo del piercing? ¿Falsificaste su firma?

-No me refiero a eso idiota.

-¿A qué entonces?

-Al libro.

-¿Qué le pasa al libro?

-Empiezo a creer que estar con esas masas de músculos te está idiotizando...

-Muy gracioso Randy.

-¿Te has fijado bien en el libro?

-Tiene unos dibujos alucinantes, y la encuadernación está bien trabajada-respondió Jordan sorprendiendo a Randy, que no pensó que su ex mejor amigo aún tuviera sensibilidad para esas cosas.

-Está escrito en latín y griego, y las ilustraciones parecen ser de vampiros, aparte de que la encuadernación es verdadera, el oro, las piedras preciosas...

-¿De dónde has sacado el dinero?

-Mi padre está podrido en pasta ¿recuerdas?

-Pero no te daría dinero para comprar algo tan costoso y...

-¿Extraño?

-Es una manera de decirlo.

-¿Te vas a chivar?

-Claro que no, ¿por qué iba a hacer algo así?

-Por lo mismo que intentaste que dejara de maquillarme y...

-Hace más de tres años de eso, he madurado...

-Entonces puedo confiar en que guardes el secreto.

-Sí, pero me gustaría que me dejaras verlo con detenimiento.

-¿No te parece raro?

-Lo es... pero es interesante-"como tú" pensó algo distraído.

-Está bien, pero como lo pierdas te despedazo, devuélvemelo mañana.

-¿Estás loco? No pienso sacarlo de esta casa, uno no va por ahí con algo tan valioso y antiguo-respondió Jordan escandalizado y sorprendido de que Randy siguiera siendo tan desprendido con él.

-Pues pásate por la tarde, estaré en clases de esgrima de cuatro a cinco.

-Ok, entonces a las cinco.

-A las cuatro-le corrigió Randy.

-A esa hora estás en... ¿Sigues enfadado por lo que dije?-se sorprendió Jordan- Ya me pegaste por bocazas, creo que estamos en paz.

-No es eso, pensé que no querrías volver a relacionarte conmigo...-se explicó Randy conmovido al ver que Jordan seguía siendo igual de impulsivo.

-Ya sé que no me he comportado muy civilizadamente, y reconozco que la mayoría de amigos que tengo son...

-Unos capullos-completó Randy sonriendo como hacía mucho que no recordaba.

-Algo parecido... El punto es que siento mucho haberme portado así, de verdad-dijo Jordan mirándolo a los ojos arrepentido.

-Disculpas aceptadas, de ahora en adelante dejaremos de evitarnos ¿de acuerdo?

-Me parece una idea genial-sonrió aliviado.

Pero poco le duró el alivio cuando Randy extendió su mano para sellar la reconciliación y la toalla se deslizó por sus caderas, haciendo que Jordan se levantara automáticamente y le abrazara para evitar que cayese del todo y acabara como dios lo trajo al mundo.

En esos momentos ambos se cuestionaban si no habría sido peor el remedio que la enfermedad, eso de estar pegados tan cerca después de tanto tiempo y tantos cambios, sobre todo hormonales, no acababa de ser muy apropiado. Jordan se estaba poniendo a cien al tener a Randy prácticamente desnudo en sus brazos, y éste estaba sonrojado al sentir los musculosos brazos de Jordan sujetarle mientras apoyaba la cabeza en sus pectorales aspirando su aroma a romero, a Randy le encantaba ese olor fresco y penetrante del aceite que solía usar Marisa para masajear su espalda después de los entrenamientos.

Ambos guardaron silencio, pensando en que retomar su amistad iba a ser más complicado de lo que habían llegado a plantearse.

Unos metros más allá Marisa sonreía emocionada al ver la bonita reconciliación que estaban teniendo sus pequeños, se le antojaba adorable la manera torpe en que expresaban sus sentimientos.

El sol empezaba a salir cuando Jair llegó al apartamento de su padre. Lo primero que vio fue a Tomy durmiendo en camiseta en el sofá y a punto estuvo de bramarle a Roy, hasta que recordó que se había pasado la noche fuera. Se reprendió por pensar mal, pero Roy no era el típico padre divorciado que rehacía su vida con una tía más joven y  tonta que su ex para reafirmar su hombría. A Roy le gustaba la vida de soltero, sólo había tenido dos relaciones serias, la de su madre y otra con un tipo mayor que él, había durado un año y terminado muy mal, cuando Roy se enteró de que estaba casado y tenía tres hijos,  trabajaba fuera de su estado y sólo iba a  visitar a su familia cada dos fines de semana. Roy detestaba meterse en medio de terceros, había mucha gente soltera y disponible como para andar cagándole la vida a otros. Después de esa experiencia se dedicó a salir con chicos lindos y manejables, eran menos complicados que las mujeres y solían olvidarse de él en cuanto dejaba de llamarlos.

Por eso se preocupaba Jair de Tomy, el chaval era la persona más cercana a Roy en esos momentos, se pasaba la vida en su apartamento y le había espantado bastantes ligues, aunque de una manera accidental e inconsciente. Encima iba provocando sin tener idea de lo que hacía, estaba convencido de que cualquier día Roy iba a estallar y lo iba a asustar, si se había contenido hasta ahora era por la situación del chico y su regla de no ponerle la mano encima a menores de edad.

 Le afectó mucho la vez que al ir a recoger a Jair al colegio se encontró con que su último polvo vestía uniforme y estaba en el último curso, a punto de cumplir diecisiete, hubiera jurado que el chico tenía más de veinte. Jair casi lo mata días después cuando el chico le molestó con un desafortunado comentario.

-Jair ¿el rubio que vino a recogerte ayer es tu padre?

-Sí.

-Vaya sí que empezó joven-rió el chico-la experiencia se le nota...

Jair guardó silencio, se acercó hasta el impresentable que su padre se había llevado a la cama sabe dios por qué, y le pegó una buena hostia, para luego añadir "a Roy le gusta hacer obras de caridad, deberías agradecer que se apiadara de ti y no insinuar cosas tan vulgares delante de su hijo, si le comentas esto a alguien te vas a enterar del límite del dolor humano, zorra".

A partir de ahí Roy era capaz de pedirles el carnet para asegurarse de que eran adultos. Pero Tomy había estrenado su mayoría de edad hacía poco, ya tenía vía libre, si no le había puesto las manos encima para espantarlo era porque Jair lo mataría.

Mientras Jair pensaba en todas esas confusas opciones Roy apareció con dos tazas de café y una expresión de cansancio muy marcada.

-Buenos días Jair.

-Hola papá, soy todo oídos.

-Vamos a la terraza, no quiero despertar al ocupa.

-Deberías decirle que se tape más...

-Claro, lo haré después de explicarle que soy un depravado que pierde los pantalones por la carne fresca.

-No tienes que ponerte así, ya sabes lo despistado que es.

-Pues dale una charla sobre moda Jair, la última vez que intenté explicarle que su conducta podría dar lugar a confusiones acabó sin camiseta, cosiendo en mi sofá los botones que se le habían caído... ahí decidí rendirme y dejarle a su aire.

-Va a una universidad católica, debería estar más al día en esas cosas.

-Te recuerdo por qué te sacamos del colegio religioso...

-Aleix no era así de tapado.

-Claro, no hay más que ver lo audaz que es ahora.

-Mejor cuéntame qué pasó.

-Siéntate y respira hondo.

-Listo-afirmó Jair convencido de que no estaba preparado para escuchar lo que venía.

-Hubo una confusión con unos lotes que Dante...

-El secuestrador.

-Subastó.

-¿Y?

-Quería recuperar un libro, me lo vino a pedir su asistente, pero como es retrasado se llevó el que no era, y el libro se subastó. Me ha pedido que averigüe quién lo tiene para recuperarlo, y hasta que no lo haga no liberará a Aleix.

-¿Y por qué no están buscándolo ahora?

-Esa es la parte complicada...

-Dispara.

-Verás Dante afirma ser un vampiro, así que no puede salir durante el día.

-Genial, un chiflado tiene secuestrado a Aleix.

-Y lo ha mordido.

-¿Qué?

-Para demostrarnos que es un vampiro.

-¿Dónde le mordió?

-En la yugular.

-¡¿Se bebió la sangre de Aleix?!

-Un poco... pero se rasgó la muñeca y le dio de la suya.

-Y eso te parece tranquilizador...

-No mucho, lo más extraño es que su herida cicatrizó muy rápido y puede moverse en la oscuridad como si estuviera la luz encendida.

-¿No creerás que es...?

-Bueno me caí de una escalera enorme, él ya estaba en el final y me cogió de un saltó, me llevaba como si no pesara nada...

-¿Te has fumado algo?

-No, hablo en serio, ya sé que suena raro...

-¿Y qué piensas hacer?-preguntó obviando el tema del vampirismo,  tenía más que suficiente con saber que su amigo estaba retenido por un demente, a la parte sobrenatural ya le intentaría buscar explicación más tarde.

-Esta noche iremos a las oficinas y averiguaremos el paradero del libro, él lo recuperará y yo te traeré a Aleix de vuelta.

-Deberías ser más selectivo con tus clientes.

-Te llamo en cuanto sepa algo-dijo Roy cortando el tema, detestaba que su hijo le reprendiera.

Mientras padre e hijo seguían con su insólita charla Tomy les escuchaba tras la cortina del balcón. Primero se sintió algo confuso por sus comentarios sobre la ropa que usaba y eso de que Roy era un depravado le parecía absurdo, si lo fuera habrían hecho algo más que ver películas en el maldito sofá, tenía la esperanza de que al cumplir la mayoría de edad las cosas cambiaran, pero por lo visto si quería que Roy pasase de limitarse a mirarle y le metiera mano de una jodida vez iba a tener que pintarse una diana en el culo. Quedarse dormido en su apartamento enseñando cacha no era suficientemente sugerente... Pero todo eso pasó a un segundo plano cuando escuchó la palabra vampiro.

Lejos de asustarse y creer que se habían vuelto locos o su camello los timaba, Tomy suspiró aliviado, no había alucinado cuando ese cliente de Roy que aparecía sólo por la noche jodiéndole sus planes de insinuarse como es debido, le enseñó unos afilados colmillos invitándole a marcharse, o cuando la noche anterior había visto al asistente, alias el retrasado, pasearse por la urbanización donde vive su abuela para trepar por la pared de la mansión del vecino.

Le dio miedo que pudiera hacerle algo a Randy, sabía que probablemente estuviera solo, al igual que sus padres  el de Randy viajaba mucho, y aunque se supone que siempre había alguien en la casa, como el jardinero o la madre de Jordan, sabía que Randy solía darles la noche libre diciéndoles que iba a quedarse en su casa para hacerle compañía, cuando en realidad era una excusa para no hacerlos quedarse allí, era un chaval muy considerado. Iba a llamar a la policía, cuando el torpe de Marty se golpeó con una ventana abierta y cayó al jardín desde unos sesenta metros de alto, Tomy pensó que se había espachurrado contra el piso, pero Marty se levantó al cabo de un rato, tambaleándose como pato ebrio hasta la salida donde esperó a un taxi mientras repetía medio ido "tengo que llegar antes del amanecer".

 Después de mucho meditarlo Tomy empezó a pensar que los vampiros de verdad existían, y se fue a hablar con el padre Elliot, el consejero espiritual que le había recomendado Mary Sue, la ex de Aleix, al enterarse de que intentaba ligarse a Roy. Según ella la familia de ese hombre era un nido de perversión, y para huir y ponerse a salvo debía buscar refugio en el seno de la iglesia, "sálvate de las garras de la sodomía ahora que estás a tiempo, no acabes como Aleix", le había dicho mientras moqueaba en un pañuelo floreado de tela. Esa chica sí que tenía problemas con la moda, pensó Tomy mientras asentía y tomaba la tarjeta dándole las gracias, con la esperanza de que lo dejara en paz.

Por supuesto le pareció una solemne mamarrachada eso de salvarse, él quería echar un buen polvo, no iba a dejar que cualquier descerebrado le rompiera el culo, había que ser selectivo para la primera vez, ya se había llevado un buen desengaño cuando se  tiró a su compañera de pupitre, que empeñada en parecer una experta le había mordido las pelotas demasiado fuerte. Esta vez quería uno de esos polvos que cuando lo recuerdas te hace temblar las rodillas, esos de los que le había oído hablar a las amigas de su madre y que aún no había tenido la ocasión de probar.

Así que guardó la tarjeta del padre Elliot, sin hacerle el menor caso. Pero cuando empezó a sospechar que los vampiros existían decidió consultarle su duda, después de todo en la iglesia debían saber mucho de las fuerzas del mal, los demonios y todo ese rollo, no por nada eran enemigos desde que se formaron como religión. Y en el libro de Drácula decían que se había convertido en vampiro al renegar de su fe católica y hacer algún tipo de juramento.

Cuando fue a visitar al padre Elliot se llevó una buena sorpresa, desde luego Mary Sue no tenía ni idea de cómo pensaban los hombres, un tipo alto, rubio, con unos ojazos verdes que deslumbran y la sonrisa más encantadora que hubiera visto en su vida no iba a salvarle de las garras de la sodomía, iba a engrosar su lista de fantasías salvajes. Además la sotana estilizaba su figura y le daba un toque elegante que lo ponía a cien.

Si ya se le hacía difícil plantearle el tema de los vampiros, ahora estaba más jodido al tener que lidiar con sus ganas de quedarse babeando mientras el cura hablaba.

-Padre ¿qué edad tiene?

-Treinta y dos.

-Vaya es usted muy joven, incluso aparenta menos edad.

-Es que tengo cara de niño, mi abuela siempre decía que me quedé en los dieciocho-rió el cura haciendo su expresión más infantil aún.

En esos momentos Tomy pensó que más que cara de niño era de niña, esas facciones eran muy delicadas, y al tener la piel blanca con esas discretas pecas en las mejillas, lucía terriblemente corruptible. Pensó si el cura sería uno de esos lindos ukes que salían en los mangas, que empezó a leer en su adolescencia, pudorosos e inexpertos, o si sería como él, un atrevido cabronazo que se escudaba en su apariencia dulce y despistada para esconder sus oscuras y exigentes intenciones. No sabía cuál de las dos opciones le ponía más cachondo.

-¿Cree que existen los vampiros padre?-preguntó a saco antes de que sus fantasías fueran más allá y acabara empalmándose en plena iglesia.

-No hace falta que me llames padre, puedes llamarme Elliot ¿por qué me preguntas eso?

-Creo que he visto a dos...

-Ahora están muy de moda los juegos de roll, y se caracterizan muy bien, puede que te confundieras.

-Vi  a un tipo trepando por la fachada de una mansión, lo hacía sólo con sus manos y piernas, se cayó desde más de sesenta metros, después se levantó magullado y medio ido, como si nada...

-Vaya ¿estás seguro? ¿No te irías de fiesta antes de verlo?

-No me había drogado de ninguna manera Elliot, puede que necesite ir al neurólogo o algo...

-Bueno, la verdad es que yo también he visto algunas cosas sospechosas, pero no les di importancia, será mejor que investigue un poco-meditó el cura rememorando algunas escenas que había procurado olvidar.

-Vale, me pasaré en unos días y ya me cuenta-sonrió Tomy contento, no porque el cura lo tomase en serio y confiara en que hallase respuesta a su duda, sino porque tendría la oportunidad de volver a verlo y quizás podrían intimar un poco más.

-Vete con dios-dijo Elliot a modo de despedida, mientras pensaba en cómo se las arreglaría para colarse en los archivos secretos de la santa sede.

 En esos momentos Tomy pensaba que debía volver a ver al padre para contarle lo de ese tal Dante, así tendrían un espécimen de primera mano para confirmar sus sospechas. Decidió contarle a Jair lo que había visto, si Aleix estaba en peligro era mejor que lo supiera, y también avisaría a Randy, iba a flipar cuando supiera lo del retrasado...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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