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La maldicion del caballero de Greiscol por mona de libra

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!

 

espero k les guste.

 

Sayonara.

 Capitulo 2


 


 


No era tarea fácil encontrar al astuto mago. El bosque era extremadamente grande, parecía como si fuera muchos bosques en uno.  Aunque solo un mago viviera ahí. Así que el pobre caballero cabalgo día tras día, noche tras noche, debilitándose cada vez más.


 


Mientras cabalgaba en solitario a través del bosque, el caballero se dio cuenta de que había muchas cosas que no sabía. Siempre había pensado  que era muy listo, pero no se sentía tan listo ahora, intentando sobrevivir en el bosque. De mala gana, se reconoció a si mismo que no  podía distinguir entre una baya venenosa de una comestible. Esto hacía del acto de comer una ruleta rusa.


 


Y para el colmo de él, su casco se había atascado gracias a una lluvia intensa, sin podérselo quitar. El caballero intento meter la cabeza a un arroyo para tomar agua, pero su yelmo se lleno de agua. Casi se ahogaba dos veces en el intento. Por si eso fuera poco, estaba perdido desde que había entrado en el bosque.


 


No sabía distinguir el norte del sur, ni el este del oeste. Por fortuna su caballo si lo sabía. 


 


Después de meses de buscar en vano el caballero estaba bastante desanimado. Aun no había encontrado al mago ¿Y cómo hacerlo? Si ni siquiera sabía cómo era. De en balde todas las leguas que había avanzado y lo que lo hacía sentirse peor aun era que no sabía cuánto era una legua.


 


Una mañana se despertó sintiéndose más débil de lo normal y un tanto peculiar. Monto su caballo y siguió su camino. Sin ánimos mas de seguir y queriéndose dejar que los animales del bosque lo disfrutaran como banquete, se bajo del caballo y se sentó de bajo de un gran árbol, a esperar su destino.


 


De repente y sin creerlo, a lo lejos miro a un joven de tez blanca y cabello dorado como los rayos del sol, que se iba acercando a él, lentamente. El caballero se quiso tallar los ojos con el dorso de su mano, pero se acordó que tenía el casco atascado, no podía creer lo que sus ojos miraban,


 


Pensaba que su hora había llegado y un ángel del cielo venia por él.


 


-       ¿Has venido a llevarme al reino de los cielos?- Le pregunto en un susurro.


 


El joven oji-azul lo miro de arriba abajo, con una risilla burlona.


 


-       ¿Has venido a buscar al mago que mora aquí?


 


-       ¿Tú conocéis al mago que mora aquí?, ¡espera!, ¿eso quiere decir que no eres un ángel, que vino a llevarme al cielo de los caballeros? ¿Me puedes llevar con él?- El movió la cabeza sobriamente de un lado a otro, haciendo que rechinarse su armadura.


 


-       No ocupas que te lleve con él. Soy el mago al que tanto has estado buscando.


 


El caballero no podía creer lo que dijo ¿Como un hombre de tan grande belleza y tan joven podía ser el mago? Tendría que ser un delirio causado por su debilidad.


 


-       ¿Acaso has venido a búrlate de mí?, ¿eres el enviado de Satanás?,… si, no podrías ser cualquier otra cosa.


 


-       No fiel caballero. Soy el mago Shaka de los bosques del Más Allá. Y no vine a burlaos de usted, sino a ayudaros.


 


-       ¡Pero se supone que los magos son viejos, usan una bata larga y blanca, tienen una barba blanca y un sombrero de pico, y no son nada atractivos!- Dijo en su defensa.


 


-       Habéis leído muchos cuentos de hadas. En la vida real los magos tomamos la forma que queremos.


 


-       ¡Pero ni siquiera aparecisteis en una nube de humo blanco!, ¿Cómo queréis que te crea que ere un mago?


 


El mago suspiro y giro la cabeza  de lado a lado en forma de desagrado


 


-       ¿Por qué todo el mundo espera que los magos aparezcamos de esa forma? Ya nos hemos modernizado. Pero si eso hace que me creáis, lo hare.


 


Y diciendo eso se escucho un trueno y todo el lugar se lleno de humo blanco, al desvanecerse apareció el joven mago, vistiendo  una túnica blanca y un sombrero de pico, color azul cielo. El caballero se quedo paralizado y boquiabierto. Ahora ya lo había creído.


 


-       ¡Os he estado buscando!- Le dijo al joven mago-.


 


-       Valla parece que ahora ya lo crees.- Lo que tiene que hacer uno para que crean en estos tiempos. -Pensó-.


 


-       He estado perdido durante meses.


 


-       Toda vuestra vida.- Le corrigió el mago.


 


El caballero se enfureció.


 


-       No he venido aquí para ser insultado.


 


-       Quizá siempre os habéis tomado la verdad como un insulto.


 


Tampoco le había agradado mucho ese comentario, pero estaba demasiado débil por el hambre y sed como para subir a su caballo y marcharse. En lugar de eso, dejo caer su cuerpo envuelto en el metal sobre la hierba. Shaka lo miro con compasión.


 


-       Sois muy afortunado.- Comento-. Estáis demasiado débil para correr.


 


-       ¿Y eso que quiere decir?- Pregunto con brusquedad el caballero.


 


El mago sonrió por respuesta.


 


-       Una persona no puede correr y aprender a la vez. Debe permanecer en un lugar durante un tiempo.


 


-       Solo me quedare aquí el tiempo necesario para que me ayudéis en quitarme esta maldición que tengo.- Le contesto el caballero.


 


-       ¿Y nunca te has puesto a pensar que esa maldición que tanto dices la has provocado tú y no el hada?


 


El caballero se levanto de un brinco y furioso.


 


-       ¿Cómo podréis pensar que yo mismo me he provocado esto? Yo todavía ni nacía cuando me maldijo el hada. No es mi culpa que quiera rescatar a cuanto príncipe se me ponga enfrente y tampoco que el amor me produzca nauseas.- Terminando de decir eso se volvió a desplomar, triste.


 


-       A veces las personas se aferran tanto a una idea o un cuento que alguien les conto, que no permiten a su corazón descubrir la vedad o es tanto el miedo que sienten a los cambios que se aferran a una fantasía. Cuando hayas aprendido la verdad nunca más tendrías que subir a vuestro corcel y partir a rescatar príncipes.


 


El caballero estaba demasiado cansado como para cuestionar eso. De alguna manera se sentía consolado y se quedo dormido enseguida.


 


Cuando el caballero despertó miro al joven mago y muchos animales a su alrededor. Intento sentarse, pero estaba demasiado débil. El oji-azul le tendió una copa de plata que contenía un extraño líquido.


 


-       Bebed.- Le ordeno.


 


-       ¿Qué es?- Pregunto el caballero, mirando la copa receloso.


 


-       ¡Estáis tan asuntado!- Le dijo el rubio.- Por supuesto, por eso vos estáis donde estáis.


 


El oji-verde no se molesto en negarlo, pues estaba demasiado sediento.


 


-       Está bien, lo beberé. Verterlo por mi visera.


 


-       ¡No lo hare! Es demasiado valioso para desperdiciarlo.


 


-       Entonces ayúdame a deshacerme de esta armadura que está atascada.


 


-       ¿Y realmente está atascada, o es que más bien tú no quieres quitártela?


 


-       Por supuesto que quiero quitármela, pero no he podido. Ya le he calado de mil formas y no puedo.


 


-       No será más bien que te aferras a ella.- Y diciendo esto rompió una caña, puso un extremo en la copa y deslizo el otro por uno de los orificios de la visera del caballero.


 


-       ¡Esta es una gran idea!- Dijo el oji-verde, olvidando el último comentario.


 


-       Yo lo llamo pajita.- Le dedico una sonrisa picara.


 


-       ¿Por qué?


 


-       ¿Y por qué no?


 


El caballero lo miro, luego volteo a ver la copa, se encogió de hombros y sorbió el líquido por la caña. Los primeros sorbos le supieron dulces, los siguientes amargos y los últimos tragos fueron bastantes deliciosos. Agradecido el caballero le devolvió la copa a Shaka.


 


-       Deberías lanzarlo al mercado. Os harías rico.


 


El rubio se limito a sonreír


 


-       ¿Qué es?- Pregunto el oji-verde


 


-       Amor


 


-       ¿Amor?


 


-       Si.- Dijo el joven y sabio mago.- ¿No os pareció dulce al principio y luego a medida que la degustabais, no la encontráis amargo, pero conforme avanzaste fue más apetecible y delicioso?


 


-       Si los últimos sorbos resultaron deliciosos.


 


-       Eso fue cuando empezasteis a aceptar lo que estabas bebiendo.


 


-       ¿Estáis diciendo que el amor es bueno cuando uno lo acepta? Pero yo lo he querido aceptar y no lo soporto.


 


-       No lo soportas tal vez porque realmente no lo quieres soportar. Porque tienes miedo a enamórate, quizá por eso corres a diferentes direcciones.


 


-       ¡Correr a todas direcciones no tiene nada de malo!- Replico el peli-azul. En ese momento le estaba empezando a doler la cabeza. No estaba acostumbrado a pensar de esa manera.


 


-       Seréis capaz de pensar con mayor claridad cuando recuperéis fuerzas.- Dijo el joven mago.


 


Dicho esto, el mago hizo sonar sus palmas y las ardillas, llevando nueces entre los dientes, se alinearon delante del caballero. Una por una, cada ardilla trepo al hombro del peli-azul, rompió y mastico una nuez y luego empujo los pequeños trozos a través de la visera del caballero.  Los conejos hicieron lo mismo con las zanahorias y los siervos trituraron raíces y bayas para que el caballero comiera.


 


-       ¡Esto es asqueroso!- Dijo el caballero.- Sería más fácil si me ayudarais a quitarme la armadura.


 


-       Ya te dije que no puedo Saga Eucaron. Cuando tú mismo te hartes de esconderte, te la podrás quitar tu solo.


 


-       Este método de alimentación nunca sería aprobada por el ministerio de sanidad, pero ¿Qué otra cosa podía yo hacer atrapado en la armadura y en medio del bosque? He de sacrificarme.


 


 


 


~~~***~~~


 


 


 


Conforme pasaba el tiempo los animales alimentaban al caballero con regularidad, y Shaka le daba a beber enormes copas de amor con pajita. Lentamente el caballero se fue fortaleciendo y comenzó a sentirse esperanzado.


 


Cada día le hacia la misma pregunta a Shaka.


 


-       ¿Cuándo podre liberarme de esta maldición?


 


Cada día a Shaka le replicaba.


 


-       ¡Paciencia! Habéis llevado esa maldición por mucho tiempo. No se puede quitar así como así.


 


Una noche, los animales y el caballero estaban escuchando al joven mago tocar la flauta, los últimos éxitos del momento en instrumental. Mientras esperaba que el rubio acabara de tocar,  extraño los viejos tiempos, en que los caballeros eran valientes y los príncipes eran fríos, de repente empezó a sentir una sensación algo familiar en su estomago…


 


-       ¡Nauseas!- Pensó, aterrado. Eso no podía ser cierto, no estaba enfrente de un príncipe, de quien se pudiera enamorar. Estaba rodeado de animales, arboles  y de un mago sabelotodo… momento ¿Es qué quizá  existiera un remoto sentimiento hacia el mago?- ¡No!- Grito aterrorizado, espantando a todos los dulces animalitos y hasta el mismo joven mago.


 


-       Tu miedo has de quitar y así jamás volveréis a sentir eso y la maldición desaparecerá.- Le dijo mirándolo de reojo con una dulce mirada y así volvió a tocar su flauta.


 


-       Yo no tengo miedo, ya te lo he dicho.- Le interrumpió.


 


-       ¿Estáis seguro de eso? y ¿Por qué estáis atrapado en tu armadura?- Le cuestiono.


 


-       ¡Sí! La llevaba para protegerme cuando iba a batalla.


 


-       Y temíais que os hiriera de gravedad u os matara.


 


-       ¿Acaso no lo teme todo el mundo?


 


Shaka negó con la cabeza.


 


-       ¿Y quién os dijo que teníais que ir a una batalla?


 


-       Tenía que demostrar que era un caballero bueno, generoso y amoroso.


 


-       Si realmente eras como dices ser, ¿Por qué tenias que demostrarlo?


 


El peli-azul eludió tener que pensar en eso de la misma manera que eludía todas las cosas y mejor se puso a dormir.


 


A la mañana siguiente despertó pensando en lo que le había dicho el rubio ¿era posible que no fuera bueno, generoso y amoroso? Mejor decidió ir a preguntarle al mago.


 


-       ¿Qué pensáis vos?- Replico el joven mago.


 


-       ¿Por qué siempre respondes una pregunta con otra pregunta?


 


-       ¿Y porque siempre buscáis que otros os respondan vuestras preguntas?


 


El caballero se marcho enfadado, maldiciendo a Shaka entre dientes.


 


-       ¡Ese Shaka!- Farfullo.- Hay veces que me saca de quicio.


 


Con un ruido seco, el caballero dejo caer su pesado cuerpo bajo un árbol para reflexionar sobre las preguntas del mago.


 


-       ¿Podría ser -dijo en voz alta a nadie en particular- qué yo no fuera bueno, generoso y amoroso?


 


-       Podría ser.- Dijo una vocecita-. Sino ¿por qué estáis sentado sobre mi rabo?


 


-       ¿Eh?- El caballero miro hacia abajo y vio a un regordete conejo blanco, con manchas grises sentado a su lado-. ¡Oh, perdón!- Movió rápidamente la pierna para que el conejo pudiera moverse.- Espero no haberte hecho daño es que no miro bien con este casco atorado.


 


-       No lo dudo.- Replico el conejo.- Por eso estasis como estáis.


 


-       Lo que me faltaba, un conejo parlanchín e igual de sabelotodo como Shaka… ¿Un conejo parlanchín?, ¿Cómo es qué estás hablando?, ¿Acaso Shaka te hizo un hechizo?


 


-       Nada de eso, acuérdate que esto es un cuento de hadas y en los cuentos de hadas,  todo puede pasar, además se le ocurrió a la escritora.


 


-       ¿Y me has hablado antes?-pregunto el peli-azul


 


-       ¡Claro!, cada vez que rompía una nuez y la empujaba por vuestra visera.


 


-       ¿Y cómo es que antes no te escuchaba hablar y ahora si?- Pregunto pensando que tantas nueces y bayas lo estaban volviendo loco.


 


-       Admiro una mente inquisitiva. ¿Y por qué no?- Comento el conejo con sarcasmo.


 


-       Estas respondiendo a mis preguntas con otra pregunta.- Dijo el caballero molesto.- Has pasado demasiado tiempo con Shaka.


 


El conejo brinco hasta estar a la altura de la cabeza del caballero y le dio una  patada en la cara y al descender salto lo más rápido posible y se perdió entre un arbusto.


 


-       ¡Espera! ¿Cómo te llamas?


 


Y a lo lejos se escucho un grito.


 


-       ¡Conejo!


 


Aturdido, el peli-azul movió la cabeza, ¿Se habría imaginado todo eso? y sin darse cuenta se quito el casco dejando ver una hermosa cabellera azul y de paso una gran barba del mismo color. Miro hacia enfrente y vio acercarse al rubio.


 


-       Shaka, tengo que salir de aquí. He empezado hablar con animales. Me estoy volviendo loco.


 


El joven mago no contesto nada,  lo observo con una radiante sonrisa y luego le acaricio la mejilla.


 


-       Felicidades, ya pudiste liberarte de una parte de tu armadura. Eso quiere decir que has empezado a relajarte.


 


El caballero no se había percatado de que ya no traía el casco puesto, miro a los ojos al joven mago, sintió la calidez de su mano y cuando quiso pronunciar algo sintió unas enormes ganas de vomitar y salió corriendo de ahí.


 


 


 


Continuara…


 


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