Era sábado, Near estaba sentado en la sala de estar, debatiéndose internamente sobre ¨desarmar su puzle para volverlo a armar, o dejarlo así para admirarlo por más tiempo¨; a fin de cuentas decidió desarmarlo para volverlo a armar y admirarlo después.
Se encontraba aburrido, normalmente su puzle lo entretenía, pero ya lo había armado por vigésimo sexta vez en el día. No había nadie con quien platicar; Watari salió por cuestiones de negocios y no volvería hasta mañana, Matt y Mello salieron con amigos y no volvería hasta la madrugada, si no es que al día siguiente, y Elle estaba encerrado en su cuarto, como es costumbre.
Desde el viernes pasado que paso con Near, L ya no era el mismo con él. Un día podía tratarlo dulcemente con caricias en el cabello y un ¨te quiero¨, pero otro podía ser completamente indiferente, sin si quiera dirigirle la palabra al pequeño.
Sin darse cuenta, por estar sumido en sus pensamientos, el peliblanco ya había acabado de armar el puzle nuevamente. Iba a desarmarlo para volverlo a armar, pero una voz lo saco de su inercia física.
-…Near…- Dijo L desde el marco de la puerta donde estaba recargado. El pequeño levanto la vista y se encontró con los ojos del mayor clavados en los suyos.
-…- El peliblanco se limito a callar y quedarse quieto.
-…Ocupo verte en mi habitación…- Dijo Elle.
-¿Para qué?- Se animo a preguntar Near.
-Tú solo ve y no preguntes; te espero haya- Dicho eso, L se fue dejando al pequeño albino solito.
Near se puso de pie, con cuidado de no caerse al pisar su propio pijama, la cual le sigue quedando muy grande; dándole una apariencia de lo más tierna, al ver como literalmente desaparece en ella. Camino con pasos cortitos, como los de un niño de 5 años adormilado, hasta la habitación de L. Llevaba un juguete de robot en el brazo, y el pulgar en la boca.
Al estar rente a la puerta de la habitación, le llego un olor dulce, proveniente de esta. Era un olor natural, a frutas, en ese momento no supo cuantas, pero entre ellas pudo distinguir fresas, manzanas, moras, cereza, y limón. Pero era exquisito el aroma.
Toco suavemente la puerta aun disfrutando del delicioso olor.
-Pasa- Dijo L desde adentro.
Near abrió la puerta, aun con el muñeco en brazos y el pulgar de la mano que lo sostenía en la boca. Camino lentamente hacia donde estaba L, viendo completamente todo el lugar.
Había poca luz, la cual era proporcionada por unas cuantas velas, acomodadas estratégicamente por toda la habitación; la cama tenía una fina sabana de seda roja, muy suave a simple vista; las cortinas estaban cerradas, y Elle estaba frente al escritorio, viendo como el peliblanco observaba el lugar asombrado.
-¿Te gusta?- Pregunto el mayor.
-Sí. Está muy bonito. Y las velas huelen muy rico- Dijo mientras sonreía inocente.
-Lo hice para ti- L se bajo de la silla y se acerco al menor.
-Gracias, está muy lindo esto. Pero ¿Por qué lo hiciste?- Dijo mientras observaba como el pelinegro se ponía a su altura, para quedar cara a cara con él.
-Quiero que esta noche sea especial- L se llevo el dedo pulgar al labio inferior.
-¿Especial?- Repitió un poco confundido.
--Si, especial para nosotros dos…- Elle le quito amablemente el juguete a Near, y lo dejo en el suelo. Tomo al albino por su cinturita y lo deposito suavemente sobre la cama.
-Elle… ¿Qué haces?- Pregunto al sentir como el mayor lo recostaba y se posaba sobre él.
-Esta noche será especial, mi pelusita; hoy haremos ¨el amor¨- Dijo mientras desabrochaba la camisa blanca del pequeño.
Near no sabía que decir, así que solo asintió levemente cuando su camisa estuvo por completo desabrochada.
L sonrió y poso dulcemente sus labios sobre los del peliblanco. Este no pudo evitarlo y rodeo el cuello del mayor con sus brazos, abrazándolo.
Mientras L iba profundizando gradualmente el beso, sus manos iban acariciando todo el frágil torso del albino, deleitándose con esa suave y fina piel que este posee; al llegar a los pezones, empezó a acariciarlos y pellizcarlos, sacándole suspiros de placer al chico.
Separaron sus bocas. L no perdió tiempo, así que llevo sus labios a ese níveo cuello, para besarlo, lamerlo, chuparlo y morderlo, dejando un leve enrojecimiento en la zona, y marcas que de seguro habría que ocultar después.
Near por su parte, solo gemía y se dejaba hacer por esa persona que le hacía sentir mil y un cosas a la vez cuando lo tocaba de esa manera.
Al poco rato, L ya había aprisionado uno de los pezones del albino con su boca, para probarlo hasta dejarlo duro y levemente mas rosado, para así poder pasar al otro y hacerle lo mismo.
El mayor fue bajando lentamente, dando besos y lamidas por todo el estomago del niño, hasta llegar a su ombligo, el cual empezó a lamer y morder levemente.
Bajo hasta encontrarse un bultito entre las piernas del menor, lo vio y le bajo los pantalones de una vez, dejando los bóxers a la vista. Saco su lengua húmeda y la paso por todo el miembro de Near, aun cubierto por el bóxer, haciéndolo gemir a más no poder, llevando sus manitas a la cabellera del pelinegro, por esa extraña y placentera sensación que le provocaba.
Le quito la molesta prenda al fin, y engullo por completo la excitación del chico; sin esperar empezó un vaivén de arriba-abajo, ayudándose con su lengua a darle más placer al menor, enrollando y saboreando el miembro de este.
-¡ELLE!- En un último grito, Near se corrió en la boca de L, quien trago todo el liquido, succionando hasta la última gota.
-Ponte boca abajo- Dijo L, antes de que el albino normalizara su respiración.
Near lo hizo aun sin entender muy bien qué es lo que iba a pasar. L se quito la ropa, levanto un poco las caderas del menor, dejando ver su pequeña entrada, [YO: o.o aunque yo digo que debería ser salida…. ¿no?] y se posiciono ante esta, rozándola levemente.
-Relájate Near; te dolerá mas si no- Dijo, al notar que el menor estaba tenso.
-P-Perdón…- Se disculpo el chico.
-No te disculpes; es natural que estés tenso. Pero relájate ¿sí?- Dijo tan dulce y cálidamente, que hizo al albino suspirar y relajarse un poco.
L metió lentamente la punta de su miembro, mordiéndose el labio para no gemir, perder el control y meterlo todo de una sola vez. Lentamente, fue adentrándose mas y mas, hasta en estar por completo en él. Se quedo sin moverse unos momentos, esperando que Near se acostumbrara, y disfrutando de los bien que se sentía estar así.
-¿Estás listo?- Pregunto el mayor, después de unos minutos.
El peliblanco asintió levemente. L en vez de salir un poco para volver a entrar, decidió ir hacia el frente, para entrar aun más en el chico, si es que era posible.
-¡Ahh…!- Near gimió de placer.
-¿Qué paso? ¿Te gusta?- Pregunto L, tomándolo de las caderas.
-Ahh… s-si… se siente… ahh… bien…- Gimió.
El mayor salió un poco del interior del albino y volvió a entrar, dando justamente en ese punto que los volvía locos a ambos.
Conforme iba aumentando la velocidad y frecuencia de las embestidas, L tomo el miembro de Near entre sus manos, y empezó a acariciarlo al ritmo del vaivén que hacían.
El peliblanco estaba completamente extasiado al sentir todas esas sensaciones; aunque la mano de L acariciando su miembro no era del todo nuevo, si lo era lo profundo que llegaba al penetrarlo cada vez más rápido.
Near no pudo aguantar por mucho tiempo, así que termino corriéndose, haciendo que L lo hiciera dentro de él.
El mayor salió lentamente del interior del menor y se recostó sobre la cama. Abrazándolo y viendo como respiraba agitadamente.
-…Near…- Jadeo L.
-¿…Q-Qué…?- Logro decir el albino.
-Te quiero…- Susurro.
-Y yo… a ti… también…- Dijo entre cortado, por la falta de aire y el sueño.
Pronto ambos, el pelinegro y el peliblanco, se quedaron dormidos. El mayor abrazando al menor, que estaba boca abajo.