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Despertar de primavera por x_tirana

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Creo que pasó demasiado tiempo desde la ultima vez y lo lamento T^T

espero que les guste este capitulo!

ACLARACIONES (aunque no se si son muy necesarias): ok, creo que la mayor diferencia con la historia original es que (a parte de que esta version no esta tan bien escrita >:D) es que no la secuestran a Inoue, es más Aizen ni la registra (y nadie lo culpa xD). Lo que sí, son los mismos capitanes que en el manga van al Hueco Mundo y trate de que coincida lo mejor posible con el original... solo que con más yaoi ^__^

Un susurro en el silencio. Tan solo un leve murmullo en sus oídos, envolviéndolo, adormeciéndolo, en el que trataba de identificar alguna voz amiga. O era solamente el viento? Si, eso era. El viento acariciando la arena y su rostro. Sentía como sus ojos se negaban a abrirse pero aun así lo intentó. Dónde estaba?  Su cabeza estaba hecha un desastre. Dentro, sonaba un fuerte golpear de tambores que lentamente se transformaron en pasos. Firmes y rítmicos. Acababa de percatarse de los brazos que lo sujetaban. Estaba soñando? No, el dolor que le provocaba la herida en su espalda daba fe de ello. Claro, que estúpido de su parte olvidar algo así. Ese maldito lo había atacado por la espalda. Recordaba el olor de su carne quemándose ante la explosión y la tibieza de su sangre deslizándose sobre él hasta encontrar el suelo. Después de eso todo se volvía borroso. Solo algunas imágenes relampagueaban en su mente: Aizen y su desagradable rostro lleno de satisfacción mientras lo pisaba, la desesperación en la cara de Byakuya que gritaba palabras ininteligibles, pétalos golpeando con violencia repetidamente contra esa pared impenetrable y luego… nada.

 

Esa calma que lo rodeaba no le gustaba en lo más mínimo. Había algo completamente extraño en ese silencio, casi anormal. Si no estuviera padeciendo esa horrible sensación ya hubiera pensado que había muerto. Los pasos se detuvieron.

 

Como si fuera un objeto inanimado lo arrojaron al suelo sin el menor cuidado produciendo un ruido seco. Por supuesto que estaba conciente, pero nadie lo notó o a nadie pareció importarle ya que no presentaba ningún peligro. Y así se sentía, como si fuera un títere, sin vida y olvidado, sin voz para acordarse a todo pulmón de su captor y toda su familia. Realmente tenía ganas de eso pero no podía moverse.

 

Desde el suelo vio a Aizen limpiándose con asco las manos llenas de sangre.

 

- Szyael Aporro Grantz,- dijo enfatizando sus palabras y volteó la vista hacia un sujeto extraño de cabellos rosados. Este se acercó, sorprendido al escuchar su nombre completo pero no lo suficiente para demostrarlo. En cuanto tuvo la oportunidad fulminó al colorado con la mirada- lo quiero con vida. Has lo que tengas que hacer. Ahora sáquenlo de mi vista.- esta vez se dirigió a los demás y sin esperar contestación se retiró. Detrás de él se fueron yendo uno a uno hasta que solo quedaron Ulquiorra, Grimmjow y Aporro.

 

- Tsk siempre lo mismo con esos bastardos. Dejarnos todo el trabajo sucio, pero quienes se han creído!...- el peliazul levanto a Renji mientras seguía murmurando-…les voy a patear el trasero a ver si se les pasa lo idiotas a esos…

 

-Aquí.- el cuarto Arrancar se había detenido frente a  una habitación vacía donde apenas se distinguían con el fondo blanco una cama y un par de sillas. El colorado, en un rápido movimiento de su transportador, aterrizó sobre el colchón boca abajo.

 

- Terminemos de una vez, esto ya se esta tornando aburrido…- miró despectivamente al teniente. De su manga sacó un pequeño frasco con un líquido de un amarillo verdoso. Lo destapó con un ruidoso PLOP! y lo roció sobre la espalda el herido. Sonrió al comenzar a escuchar sus ahogados alaridos. Cuando se hubo calmado dejó la habitación con la misma expresión de antes. Sombría, calmada y un tanto altanera.

 

- El sigue siendo bastante…-Grimmjow disimuló su estremecimiento- pero aun así te curo shinigami je je. Sabe bien como lograr lo que quiere y eso debería ser suficiente para aterrarte. Tuviste suerte de que Aizen sama te quisiera vivo.- lo golpeó con un fuerte gesto amistoso sobre donde había estado la herida- Uh eso se siente raro. Pareciera que te curó por completo pero apuesto que aun duele o no? Siempre lo hace, es un sádico hijo de perra.- ahora lo tocaba con la punta de su dedo como si fuera un juguete nuevo. Lo posaba en diferentes lugares cada vez con más y más fuerza, sintiendo la rugosa textura con la que había quedado su piel.

 

-..eje… eh… qu… QUÉ CARAJO ESTAS HACIENDO!- Renji había recuperado su voz normal con algo de esfuerzo. Ulquiorra se encontraba en una esquina poco interesado en la escena y su compañero se sentó a un lado de la cama apoyando sus brazos en el respaldo de la silla, bastante divertido.

 

- No me digas que te duele shinigami?! Y te haces llamar dios de la muerte?- le apretó con más fuerza.

 

- Maldito, espera a que me levante y vas a ver lo que es bueno! Vos y todos esos imbéciles vestidos de blanco!

 

El peliazul estaba que se desarmaba de la risa.- Eres gracioso, espero que Aizen Sama no te mate tan pronto- y volvió a hundir su dedo en él.

 

- Ya! Eso es todo! ESO ES TODO!- el teniente comenzó a retorcerse para todos lados sobre la cama gritando de vez en cuando un insulto.

 

- Qué estas haciendo?- miraba sus movimientos con una ceja levantada y la sonrisa aun en su rostro.

 

- NO ES OBVIO?! LEVANTARME PARA PATEARTE EL CULO!

 

A Grimmjow ya le costaba respirar de las carcajadas que le producía todo eso. El colorado a pesar de que era verdad de que quería repartir golpes en todas direcciones por haberlo secuestrado, sentía algo de simpatía hacia este sujeto. Algo que le desagradaba sobremanera. Eso ciertamente complicaría las cosas.

 

Y así  pasaron los dos días que siguieron a ese. La sensación de que hubieran sido semanas no se despegaba de él. Apenas había podido pararse, había intentado huir pero todos sus intentos fueron frustrados. Dolorosamente frustrados. Habían tomado su zampakutou y suprimido su reiatsu. No había muchas opciones de donde escoger pero ya no podía soportar un segundo más allí dentro. La cama, el techo, ese inquieto relámpago azul, la pequeña ventana. La melancolía aparejada a ese árido paisaje. Ese cielo artificial lo entristecía más de lo que le hubiera gustado admitir. Extrañaba la primavera. Extrañaba su primavera. Su perfume y calidez.

 

Su mirada se dejaba arrastrar por el viento. Era difícil creer que alguien cerca del horizonte se preocupaba por él.

 

 

 

Byakuya por su lado sabía bien lo que tenía que hacer, siempre lo supo. Desde el preciso instante en que su segundo al mando desapareció de su vista. Sentía deseos de cruzar ahí mismo hasta el Hueco Mundo y despedazar al maldito de Sousuke parte por parte, pétalo a pétalo. Pero todos sus planes podrían venirse abajo si en ese momento él demostraba que Abarai Renji era más importante que la seguridad de todo el Seireitei. Por supuesto que para él lo era pero apenas se enteraran, los otros capitanes no tendrían más alternativa que detenerlo. No podía darse el lujo de retrasos porque estaba más que claro que nada lo detendría. Se tragó todo su orgullo y sed de venganza, se calzó su mejor mascara y se dirigió al la reunión de líderes de escuadrón.

 

-Solo lo detectamos cuando él quiso que así  fuera! Esto es completamente inaceptable!- gritó Yamamoto Sotaicho a todos los presentes- Ya tiene todos los elementos necesarios. El Hougyoku podría estar listo en cualquier momento!

 

Ese viejo decrepito le había dicho “elemento” a su colorado. Se retorció en su lugar.

 

- Necesitamos lanzar un contraataque de inmediato.- Ukitake tomó la palabra.

 

- Y así se hará. Se formarán dos contingentes de Capitanes y sus respectivos Tenientes. El primero partirá de inmediato al Hueco Mundo, el segundo se quedará y defenderá al Seiretei. Capitanes Unohana Retsu, Kurotsuchi Mayuri y Zaraki Kempachi, el portal se abrirá para ustedes en cinco minutos.- con un unísono “Hai” se retiraron.

 

- Uno de mis subordinados ha sido raptado, yo debería estar también en ese grupo!- el noble no aguanto más y explotó sin pretenderlo.

 

- Capitán Kuchiki, no toleraré que cuestionen mis decisiones! Se perfectamente a quién se llevaron, para qué y lo que representa para usted.- lo miró haciéndole entender que sabía más de lo que dijo.- No voy a permitir que se ponga en peligro esta misión por un capricho suyo! – se giró hacia los demás- Los capitanes restantes pondrán en alerta máxima a sus escuadrones y aguardaran por instrucciones. Retírense!

 

Byakuya dejó el recinto hecho una furia. CÓMO SE HABÍA ENTERADO?! Habían sido tan cuidadosos con Renji… A esto era a lo que temían si se descubría su relación. A que dudaran de sus habilidades como shinigamis, a que cuestionaran cada cosa que hicieran. Y lo peor de todo lo había llamado un capricho. UN CAPRICHO! Ya estaba harto de que le dijeran que hacer. Chocó por tercera vez con un joven de bajo rango. Recién se daba cuenta que todas las veces había sido con el mismo chico.

 

-…Ku…Kuchiki Taicho…- hizo una exagerada reverencia- se me ha ordenado que lo escolte al salón donde las Cuatro Grandes Casas Nobles se han reunido. Si usted fuera tan amable de…

 

- No tengo tiempo para perderlo en reuniones de protocolo. Ha surgido una situación de la que debo encargarme- continuó caminando.

 

- Sobre la incursión de los traidores al Seireitei? Señor, es sobre eso que quieren hablarle.

 

Se detuvo.

 

- Qué quieres decir? Qué tendrían que decirme?

 

-… No…lo… se señor. Solo…solo me ordenaron que lo escoltara. Si me sigue, con gusto…

 

El Capitán de la Sexta División usando Shumpo, se encontró en un abrir y cerrar de ojos frente a un grupo de ancianos sentados alrededor de una enorme mesa. Aún en una situación así  le pareció demasiado para tres personas.

 

- Kuchiki Byakuya, 28º cabeza de familia del clan y actual Capitán de la 6ª División- el noble empezó a incrementar la voz al ver que Byakuya no le prestaba atención- a la luz de la reciente situación se le informa que deberá elegir a un nuevo teniente dentro de las siguientes 72 horas perteneciente a una de las Cuatro Grandes Casas Nobles.

 

No podía dar crédito a lo que oía.

 

- DE QUÉ ESTAN HABLANDO?! MI TENIENTE NO HA MUERTO!

 

- No hay manera de saber eso. De cualquier modo esta es una buena oportunidad de hacer el cambio sin que nadie pueda cuestionar tal decisión. Así las cosas serán del modo en que debieron ser desde un principio.

 

El capitán trató de controlarse pero lentamente su reiatsu comenzó a elevarse. Su presión se hizo sentir sobre los ancianos.

 

- Yo elegí a mi Teniente por sus habilidades y potencial. Cosa que nadie puede discutir.

 

- Lo elegiste por esa insana “debilidad” tuya!- dijo con dificultad. Estaba respirando entrecortadamente- Esas inclinaciones que no tienen lugar en gente como nosotros! Más de una vez este Concejo tuvo que limpiar tus desastres y quedarse callados como cuando adoptaste a esa niña del Rukongai o te casaste con esa prostituta. Ya no lo toleraremos!

 

- YA BASTA! No tienen autoridad para pedirme eso. La única persona que puede es… -guardó silencio al darse cuenta de lo que pasaba-… ustedes hablaron con Yamamoto…

 

Se sintió enfermo de repente. Acaso solo a él le importaba realmente lo que le pasara a Renji? Se retiró, no podía soportar ver sus caras un segundo más. Si seguía ahí no sería responsable de sus actos.

 

Cruzó el portal de su oficina, llamó a su tercer hombre al mando y le dio instrucciones de poner en guardia a todo el escuadrón. Tenía que dejar las cosas en orden antes de irse. Sabía muy bien que apenas atravesara el Senkai no habría vuelta atrás. Le revocarían su título de noble, su puesto de capitán y seguramente lo encarcelarían o hasta lo sentenciarían a muerte por traición. Sonrió. Jamás se hubiera imaginado en esta situación.

 

Se estaba quitando el Haori cuando una débil voz lo llamó desde la puerta.

 

- Ni sama?

 

Se acercó a ella y la miró a los ojos con algo de tristeza. Esos profundos y penetrantes ojos que hoy más que nunca le recordaron a los de su hermana. Dulce Hisana, si tan solo estuvieras aquí para aconsejarme.

 

- Rukia, debo dejar el Seiretei de inmediato. Iré al Hueco Mundo, traeré a Renji devuelta. Pero antes necesito pedirte algo, se que no estoy en posición de hacerlo pero necesito que me lo prometas. Por favor déjame terminar.- la interrumpió antes de que pudiera articular alguna palabra. Llevó una de sus manos a su cabeza y retiró lentamente los Kenseikan.- Ten, tómalos.

 

- Esos son… no, no puedo Ni sama…

 

- Se bien lo que esto representa y por eso mismo te los estoy entregando. Alguien tiene que continuar con el legado de la familia Kuchiki si yo no regreso y no creo que pueda encontrar un mejor candidato que tú. Estoy seguro que serías una gran líder.- tomó la mano de la joven y los depositó allí. Antes de salir pensando que sería su última vez en ese lugar, posó su mano en el hombro de Rukia sin mirarla.- Prometo que él volverá.

 

La morena se quedó sin habla, como petrificada en su sitio. No sabía que hacer. La angustia la invadió de repente. No era justo que su hermano le dijera algo así. No solo le estaba pidiendo que asumiera el liderazgo de la familia noble más importante del Seireitei sino que también le estaba pidiendo que se quedara mientras él arriesgaría su vida por salvar a su mejor amigo. 

 

- Lo lamento Ni sama pero esta vez no puedo obedecerte.- apoyó delicadamente esas pequeñas reliquias sobre el escritorio y  dejó la habitación.

 

 

 

Sin saberlo muchos caminos se cruzarían a partir de esa noche. El deber, la amistad y el cariño los movilizaría hacia un mismo destino.  La tibieza de esa brisa incentivaría sus corazones, tanto en el Seireitei como en Karakura...

Notas finales:

bueno, sin mas que decir... hasta la proxima!

sus comentarios y/o criticas serán bien recibidas ^_^

gracias por leer!

matta ne!


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