Wolfram regreso con gran rapidez al saber de las noticias, aunque su actitud denotaba molestia por “ese enclenque no puede estar si meterse en problemas ni un solo día sin mi” y aunque ese era su mantra que repetía mientras llegaba al despacho principal en donde estaba seguro todos lo esperaban su corazón sentía una gran angustia.
La puerta se abrió con un gran golpe, sus ojos echaban fuego, los recorrió a todos con la mirada antes de cerrar la puerta tras de sí.
- ¿Y bien? – pregunto con una voz algo temblorosa
- Yo le explicare Von Bielefeld – el gran sabio camino hasta quedar frente a él – vamos a otro lugar, la tención en el ambiente jamás me ha ayudado para exponer bien las cosa.
- Eh! Si como diga excelencia – se sentía algo extraño, si ese chico de lentes era muy familiar con Yuuri, para con el siempre había tenido un trato bastante formal, y ahora así como si nada colocaba una mano en su hombro
- Pues vera…
Desde el día en que Wolfram supo toda la verdad, se sintió tremendamente deprimido, dos años, en tiempo Mazoku no era tanto, pero en tiempo humano si, el príncipe y ahora considerado consorte y casi Maou de Shin Makoku, lloraba la ausencia de su pareja, pero disimulaba bastante bien ante las visitas de otros reinos, con sus hermanos y cuanto mas con su adorada hija, que ahora era toda una jovencita de quince años, a los ojos de su padre ella era la chica mas hermosa del reino.
Y aunque Greta creía ciegamente en su padre, cada que lo observaba taciturno y melancólico sabia que su mente estaba con Yuuri, ella también lo extrañaba, lo bueno era que casi se terminaba el plazo y pronto lo vería.
Ese último mes, todos corrían de un lado a otro, ordenando cosas, limpiando otras, Gunter gritando quien sabe que tantas cosas, Gwenldal apilando documentos que necesitaban la firma inmediata del rey, Conrad y los soldados dando mantenimiento el estadio, ya que no querían que el Maou pensara que no habían estado entrenando, Murata que de una u otra forma sentía que las cosas volvían a ser como antes.
Aun así lo anterior no fue nada a comparación del ese día tan esperado, las cocineras ocupadas en preparar todos los platillos favoritos del rey, las mucamas cambiando desde cortinas, tapices y sobrecamas de la habitación real, y bueno es mejor omitir al consejero.
Los tres hermanos y el sabio se reunieron frente a la pileta de agua, en donde según Urikere y el mismo Murata aseguraban aparecería el Maou. Y a si fue. El agua se movió bruscamente y dos figuras emergieron del líquido vital.
- Yuuri – dijo Wolfram dando unos pasos al frente para ser el primero en ver a su prometido
Un chico de cabellos y ojos negros fue el primero en ponerse en pie, con algo de sorpresa se retiraba las plantas acuáticas que aun colgaban de su cabeza. Después de descartar algunas de ellas por fin pudo ver el lugar donde se encontraba, terminando con las cuatro personas paradas frente a el
- Bishonen – dijo al ver al rubio que permanecía parado cerca de la orilla, intento acercársele pero el otro retrocedió – debo estar soñando o muerto, eres simplemente lindísimo – Wolfram levanto su mano y en ella se formo una bola de fuego
- ¿Pero qué piensas hacer Wolfram? – reclamo el consejero – no te atrevas a dañar a mi Helka – corrió hacia el chico pelinegro que sintió un leve estremecimiento en su cuerpo al ver que el pelilargo tenia las intenciones de abrazarlo
- Gunter deberías controlarte – la voz suave y pacifista de Conrad cortaron con las intenciones del consejero – majestad por favor tápese antes de que pille un resfriado
- Los papeles que debe firmar están en su despacho como siempre – ese era Gwenldal
- ¿Como siempre? – pero si yo
- El no es Yuuri – grito a todo pulmón el príncipe Mazoku
- ¿Qué tontería dices Wolfram?
- Gunter el no es…
- Von Bielefeld puede que Shibuya haya crecido un poco pero sigue siendo el mismo – se acerco al chico y aunque lo sobrepasaba por casi diez centímetros le palmeo la cabeza
- Murata eres tu – la voz era fuerte y madura casi tanto como la de Gwenldal – de verdad eres tú, Murata que alegría – un hombre maduro salió de atrás del joven e intento arrojarse en contra del sabio
- Le ruego señor que no intente nada – la espada siempre lista del consejero se detuvo a milímetros del cuello del hombre
- Póngase de pie y diga su nombre
- Eh!! Pero si soy yo – se cuadro estilo militar y observo a todos – Gwenldal – dijo feliz reconociendo al hombre de traje verde – Conrad – su cuerpo se movió por impulso en busca de llegar hasta su padrino, pero se detuvo en seco al ver quien culto por la figura del más joven se encontraba ahí – Wolf, Wolfram, sus brazos se extendieron buscando alcanzar la figura estilizada del rubio
- Aléjese de él – gritaron los dos hermanos colocándose en frente
- Wólfram, Wolf por favor – dijo suplicante
- Esperen - pidió el rubio
- Lord Bielefeld no debería acercarse a ese sujeto no sabemos si – se detuvo ante la clara muestra de que el pequeño Lord mocoso no desistirá de ver a ese hombre de cerca
Camino hasta adentrase en la pileta. El hombre de aparentemente unos cuarenta y cinco años estaba estático, deseando que pudiera reconocerlo
Miro al rubio directo a los ojos, esa mirada verde era tan intensa como la recordaba, él otro solo entrecerró sus bellos lagos para poder enfocar mejor, era como si estuviera escudriñando en el fondo de su alma
- ¿Yuuri? – al fin, el otro solo asintió con la cabeza
- Estoy de vuelta – dijo intentado acercase sin que Gunter le cortara la cabeza, sus hermanos corrieron a proteger al príncipe en clara desconfianza de aquel sujeto – Wolfram – llamo en un intento vano de colocar su mano en aquella suave mejilla, el otro estaba en shock, su cuerpo retrocedió unos pasos
- Esto no puede estar pasado – susurro al tiempo en que se lanzaba a sus brazos – bajen las armas es su majestad Yuuri Shibuya - los hombres parecían indecisos entre hacerle caso o no – que bajen las armas – grito el rubio mientras se acomodaba mejor en el pecho de ese hombre que aun permanecía dentro del estanque – te extrañe Yuuri te extrañe mucho
- Y yo a ti mas Wolf – sus manos pasearon por aquellos risos sedosos
- Yo mas – continuo mientras su mano blanca delineaba los rasgos ahora mas maduros del decimoséptimo Maou
- No yo mas – continuo el pelinegro ahora levantando la barbilla del rubio para besarlo
- Papá ¿qué estás haciendo? – la voz del joven lo devolvió a la realidad
- ¿Quién es él? – pregunto Wolfram al ver al chico que lo observaba con algo de sorpresa
- Yuúji – el Maou estaba lívido
- ¿Yuúji? – repitió el actual gobernante de Shin Makoku
- Si él es – no sabía cómo responder, no quería que lo supiera de esa forma
- Soy el hijo de Shibuya Yuuri – contesto molesto, se sentía mal, su padre había abrazado a se chico mucho menor que él, por dios si eran hasta más joven que el mismo y lo peor, aun no lo soltaba, además que fue eso de “te extrañe, no yo mas, no yo” ahggg por dios ni que fueran novios que se reencuentran. No eso no era posible.
El rubio no quería creer lo que había dicho el chico, pero era idéntico al Yuuri que el recordaba, ese enclenque aunque tal vez un año mayor, sin duda su viva imagen, si hasta en el nombre se parecían, el pelinegro no se quedo atrás, lo observo desafiante, aunque no por las razones que el Wolfram pensaba.
- Te llamas Wolfram ¿verdad? – pregunto el chico pelinegro
- Si – respondió levantando la barbilla en un intento de desaparecer la diferencia de estatura
- Bien entonces - levanto la mano derecha plantándole una buena bofetada en la mejilla izquierda – como te atreves – grito – mi padre tiene a mi madre y dos hijos mas aparte de mi
- Yuúji retráctate – demando Yuuri con vehemencia
- Ni de coña
- Que te retractes
- Que no, padre deberías estar de mi lado
- Lo estoy por eso
- Entonces no se retracta – pregunto el sabio
- Que no, es mas si pudiera lo repetiría, serás el chico mas guapo que he visto pero eso no justifica tu forma de actuar para con MI PADRE
- No puede estar pasándome esto – Wolfram se sobaba el lugar del golpe
- Bien entonces ya esta, Wolfram Von Bielefeled esta comprometido ahora con Yuúji Shibuya
- Que!!!!!!! – dijeron los dos chicos al unisonó
- No voy a casarme con el hijo de mi prometido
- Y yo no pienso casarme con el chico que le está quitando el marido a mi madre
- Ni modo se aguantan los dos – Murata escondió sus ojos detrás de los reflejos de sus lentes
- Esta seguro que esto es lo correcto – pregunto Gweldal algo contrariado
- Von Voltaire es la única salida, anunciamos que Shibuya regresaba hoy, además de que se espera una boda, y como si fuera poco el Shibuya real luce mucho mas mayor que usted – sonrió complacido con la cara de estupefacción que coloco el ojiazul – ¿quiere más razones?
- Se casaran en un mes – dijo el hermano mayor
- ¿Qué? aniki no me hagas esto
- No volveremos a esperar a que el rey se decida a tener sentimientos por ti y…
- Estoy de a cuerdo – todos voltearon incluido el Maou – me casare con el chico lindo
- Pero yo no quiero casarme contigo – la rabieta de Wolfram era como para desprender chispas (literalmente hablando)
- Eso no importa matare dos pájaros de un tiro
- Eh!?
- Uno tu dejas en paz a mi padre, porque si lo comprendo bien y creo que eres recto una vez te cases con migo me serás fiel hasta la muerte ¿no?
- Si - contesto mas por decir algo que por que le estuviera dando la razón
- Y dos ya no tengo que preocuparme de encontrar pareja, después de todo no ha cambiado mi forma de pensar, eres lindísimo – sonrió mientras tomaba de la mano a su futuro esposo – bien que esperamos, vamos a planear una boda
- Qué gran diferencia entre el hijo y el padre – comento Gunter al ver la cara de angustia de Yuuri – no se preocupe majestad mi lealtad siempre estar con usted
- ¿Y eso de que me sirve? – lloro internamente el rey
Continuara…