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La Apuesta por AthenaExclamation67

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Cap. II


 


- ¡¡IKKI!! – Gritó al encontrarlo - ¿cómo has podido? – Preguntó sin dejar responder a su hermano – Eres un ser despreciable, me avergüenzo de ser tu hermano – espetó lleno de ira.


 


Shiryu y Hyoga, se levantaron del sofá asustados y asombrados al ver el comportamiento de Shun.


 


- Shun… ¿Qué ocurre? – preguntaron al unisonó.


- Deja que te explique Shun…  – pidió Ikki.


- ¡¿Crees que quiero oír tus palabras?! – Renegó - ¡NO! – Tomó aliento – no después de haber escuchado las de Seiya.


- Shun… espera, déjame explicarte… - trató inútilmente de seguir pero Shun le interrumpió.


- Tu Ikki, eras todo para Seiya… ¿Cómo pudiste comportarte así? – gritaba sin darse cuenta que las voces que estaba dando, se escuchaban por toda la mansión.


 


Tú fuiste para mí el sueño que escondía,


Desde que era una niña, hasta que te conocía.


Abriste tú mi lista de amores, el primero.


Apúntate dos tantos por robarme mis besos.


Sin saberlo…


 


Los gritos de Shun retumbaban contra las paredes demasiado fuertes, más de lo que nunca, ninguno de los habitantes de la mansión, había escuchado. Y esos mismos gritos, fueron los que despertaron a Seiya que se levantó y tras inspirar con fuerza, salió del cuarto de Shun, marchándose hasta el salón donde se encontraban todos.


 


- ¡¡Seiya!! – exclamaron los cuatro a la vez cuando le vieron aparecer con el rostro pálido, como el de un fantasma.


 


Seiya estaba completamente aturdido, abrumado por los sucesos ocurridos. Solo alcanzaba a negar con la cabeza, creyendo que todo lo sucedido era un sueño, hasta que miró fijamente a Ikki y regresó el recuerdo de la tarde, de las palabras, del dolor que su corazón soportaba.


 


Lloró irremediablemente, incontrolable. Dejando que sus lagrimas furiosas se liberaran y rodaran desde sus ojos castaños hasta su mentón de piel bronceada.


 


- No vuelvas a acercarte a mi – empezó a caminar hacia atrás - ¡¡NUNCA!! – gritó y salió corriendo después de girarse.


- ¡¡NO!! – Exclamó Ikki, alcanzándole rápidamente, reteniéndole por una de sus muñecas - ¡¡Espera!! – Rogó – no es lo que tú crees Seiya. Te quiero, me he ido enamorando de ti sin darme cuenta. Tu forma de ser, de comportarte conmigo me ha hecho cambiar. Hiciste que quisiera ser mejor persona. Y lo hice. Cambié, todos habéis podido comprobarlo – le dijo mirándole fijamente a los ojos, sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.


 


Shiryu y Hyoga se miraron y asintieron al mismo tiempo. Decidiendo marcharse del lugar para que estuvieran a solas. El ambiente se había caldeado demasiado, y ellos no podían ni querían interferir en la discusión.


 


- Te sigues burlando de mi – contestó Seiya – ¿Ahora es cuando regresan tus amigos y volveréis a reíros de mí? – trató de soltarse.


 


Forcejeó con las pocas fuerzas que le quedaban, tratando de soltarse del amarre de Ikki pero no lo lograba, su cuerpo perdía fuerzas y necesitaba descansar. Estaba agotado y empezó a tirar, caminando en dirección a las escaleras para subir a su habitación pero no lograba soltarse.


 


- ¡¡ESPERA!! – Volvió a gritar Ikki, reteniéndole con más fuerza – No te vayas, deja que te explique. Esos dos se fueron antes. Me encargué de echarlos a patadas – continuaba mientras deseaba con todas sus fuerzas acercarse a él.


 


Estaba completamente arrepentido. Lo que había comenzado como un juego, atrapó a Ikki por completo.


 


Sujetaba a Seiya, tratando de retenerle, de evitar que se marchase de su lado y perderle para siempre. Sentía su desprecio. Podía verlo reflejado en los ojos pardos de Seiya y ante tanta desesperación le abrazó, posando sus labios sobre los de Seiya.


 


- ¡¡QUÉ HACES!! – gritó empujándole, apartándole lo más lejos que pudo – no creo ni una sola de tus palabras, no puedo. No quiero verte ni escuchar más mentiras – añadió dolido, con las lagrimas cegándole.


 


Seiya se giró sobre sus talones y ascendió la escalera rápidamente. Shun no tardó en seguirle. Sólo se detuvo a observar a su hermano por última vez, viendo que se llevaba las manos a la cabeza y negaba constantemente.


 


Y yo me fui enamorando sin darme apenas cuenta,


Y yo ya me enteré de que tan solo fui tu apuesta,


Y como demostrar que ahora es verdad mi sentimiento,


Y cómo vuelvo a confiar en ti si yo ya no te creo…


¿Qué haremos?


 


- Seiya… Duerme conmigo esta noche. No quiero que estés solo… ¿sí? – pidió Shun cuando le alcanzó casi entrando en su cuarto.


 


Asintió exhausto. Balanceando su cabeza lentamente y siguió a su mejor amigo hasta su habitación. Habitación de la que hacía escasos minutos había salido al oír los gritos que Shun le lanzaba a su hermano.


 


Entró en el cuarto de Shun y se fue directamente al baño, necesitando refrescarse la cara después del enfrentamiento con Ikki, recordando cada una de las palabras mencionadas.


 


Cuando regreso a la habitación, Seiya encontró a Shun muy callado, sentado a los pies de la cama con sus codos apoyados sobre las rodillas y la cabeza escondida entre sus brazos.


 


Lo miró extrañado. Shun parecía triste, apesumbrado y se fue hasta donde se encontraba para tratar de averiguar lo que le sucedía.


 


- Shun… ¿Qué te ocurre? – preguntó mientras se sentaba en la cama y pasaba suavemente un brazo por encima de los hombros de Shun.


 


Shun lo miró con tristeza y habló.


 


- Lamento mucho lo sucedido – dijo – no sé qué demonio ocurre con mi hermano – siguió  - lo que ha hecho es horrible. Me duele mucho. Me avergüenzo de él. Entendería perfectamente que no quisieras volver a hablarme – acabó.


- No digas tonterías Shun – contestó – tú no eres el responsable de los actos que comete Ikki – suspiró – lo que si lamento es que hayas tenido que aguantarme y escucharme con mis tontas emociones a flor de piel, para que después haya sido todo una mentira – se lamentó – pero lo que jamás haría es culparte, o dejar de ser tu amigo Shun. Creo que ahora, más que nunca necesitaré tu apoyo. Eres el único que realmente sabe como es Ikki de importante para mí – calló.


 


Los pequeños se abrazaron y miraron. Shun no pudo evitar derramar algunas lágrimas que el mismo Seiya secó con sus manos.


 


- Vamos a tratar de dormir Shun – habló Seiya.


 


Cansados, se desvistieron y se acostaron en la cama mirándose. Hablaron nerviosos. Sobre todo Seiya, dejaba que la tristeza se notara en sus palabras. Por sentirse utilizado, por tratar de contener la rabia que lo invadía por qué no se había dado cuenta a tiempo de lo que estaba pasando. Por haberse enamorado como un tonto. Pero ahora, ya era demasiado tarde, y sin duda alguna le costaría superarlo.


 


Lentamente, mientras charlaban. Quedaron dormidos, vencidos por el agotamiento y las emociones que habían vivido durante todo ese día.


 


- Seiya… Seiya… Vamos, ven conmigo… - decía Ikki.


 


El pequeño despertó lentamente y salió al pasillo para ver al que le llamaba insistentemente.


 


- Hola burrito – sonrió – no pude venir antes para darte las buenas noches – continuaba diciéndole mientras le abrazaba despacio y le besaba. Sintiendo como Seiya se aferraba a su cuerpo con ansiedad para sentir como latía el corazón de Ikki.


- Ahhh… Ikki. Te amo… - susurró entre gemidos mientras Ikki le besaba lentamente el cuello.


- Sí, lo sé. Vamos, repítelo una y otra vez… - pidió.


- Ikki… Ikki… - jadeaba Seiya al sentir las manos del Fénix que se deslizaban hábilmente bajo su camiseta para poder acariciar su piel.


- ¡Bravo! – se oyó y también unas risas y unos aplausos.


- Ikki… ¿Qué está pasando? – preguntó confundido, asustado al ver la sonrisa que regía la cara de Ikki.


- Toma Ikki – volaron unas llaves que fueron directas a la mano derecha de Ikki – ahí está tu premio – añadió apareciendo el Caballero negro de Pegaso – conseguiste que te amara – se jactó rodeando los hombros de su amigo, el Caballero negro de Andrómeda – ya puedes dejar de fingir – acabó este ultimo echándose a reír con su amigo inseparable y también junto con Ikki.


- Menos mal… - espetó en un suspiro Ikki – al fin, no sabía cuánto más iba a poder seguir con esta farsa – añadió riéndose más fuerte, sintiéndose satisfecho de haber conseguido su premio.


- No… No puede ser… - negaba Seiya - ¡¡Ikki, NO!! – gritó.


 


Shun se sobresaltó por los gritos de su amigo, y cuando sus ojos, recién despiertos se adaptaron a la luz, pudo ver a Seiya llorando, abrazándose a sus propias piernas sobre la cama.


 


- ¿Qué ha sucedido? – preguntó asustado al ver a Seiya tan agitado y desconsolado.


-  Un sueño – contestó – más bien una pesadilla – corrigió entre sollozos – sus palabras eran tan reales, cuando me decía todas aquellas cosas bonitas… - se calló un segundo – que tonto fui por creer todas sus mentiras – siguió – Que necio que fui… ¿porqué me entregaría completamente a él? – se lamentó.


- Seiya… No te atormentes más por favor – dijo Shun mientras le abrazaba – yo te cuidaré – añadió mientras le estiraba en la cama.


 


Seiya continuó llorando un rato abrazado al cuerpo de Shun, repitiendo la misma pregunta una y otra vez hasta que se durmió.


 


- ¿Por qué Ikki? ¿Por qué?


 


Continuará…


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