Salió corriendo, sin importar lo que pensara, abandonó el trabajo por seguir lo que su corazón por segunda vez le ordenaba.
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Sasuke…mmm…ah – Gimió Deidara sin darse cuenta de su error, con esto Sasuke de seguro querría seguir y sus cuerpos, si, el de ambos se entregarían uno a otro.
Si Dei, gime para mí – Ya no soportaba, su tono era ronco, en un ataque repentino cargó a Deidara, éste por instinto se sujeto del cuello del azabache, lo llevo a su auto. No fue mucho el trayecto, Sasuke abrió la puerta y recostó a Deidara en los puestos traseros y se posicionó encima de él, besando su cuello y acariciándolo de forma tranquilizadora, eran ardientes, pero sin llegar al extremo, con un toque de amabilidad y amor…que falta le hacía sentirse amado.
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¡Deidara! – Mentalizó el nombre de su amor, la punzada pronto desapareció, de preocupación pasó a tristeza – ¿Uh? – Algo de pronto lo golpeó, era un pétalo amarillo y uno blanco, iba a entrar a su carro, pero algo pasó de pronto todo se convirtió en oscuridad para su alma, se sentía traicionado, no sabía, más si lo presentía.
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Mmm Sasuke… - Las manos del moreno se paseaban por las piernas cubiertas del contrario.
Te llevaré al hotel en donde me hospedo, la pasarás muy bien – declamó con gran excitación.
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Llegaron muy rápido, las ganas y el calor se denotaba a kilómetros.
Ya estamos aquí. – Cargó nuevamente a Deidara, llegaron a la habitación, lo recostó suavemente en el colchón de esa gran cama, que parecía matrimonial, seguido, empezó su tarea de besarlo y acariciarlo, bajo a sus pezones, estimulando la llave hacia los gemidos que sus oídos querían escuchar, quería que gritara su nombre.
Sa…su…ke – No podía hablar muy bien, el calor no lo dejaba pensar.
Desabotonó el pantalón con gran rapidez, después el mismo se desvistió, Deidara, tenía a la vista a un azabache sin ropa, ambos estaban como Dios los trajo al mundo. Después de unas cuantas miradas, entre nerviosas y de curiosidad, de afecto y también de algo más, el recuerdo de Itachi en Deidara jamás estuvo presente, porque ahora la nueva persona que ubicaba los pensamientos en ese instante de Deidara, era ese azabache de nombre, Uchiha Sasuke.
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¿Naruto?
Si, ¿dime?
¿Por que estás muy callado?
Es que…yo
Piensas en Sasuke. – su tono era más que obvio, ese nombre le generaba ODIO.
Yo…si, pero lo olvidaré –
¿En serio? – La alegría de su corazón se expresó en aquellas palabras.
Si. – Contestó.
Naruto, se mi…
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¡Itachi-sama! – Exclamó una voz muy suave. – Pero el llamado ni siquiera se volteó, tal vez sus pensamientos lo estaban desgastando por dentro.
Será mejor que pase hay reunión. – Su suavidad aún permanecía y el calor en esas palabras lo sacó de su trance.
Si voy gracias – No se volteó estaba parado en frente de su carro.
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Sasuke siguió su actividad de besarlo, pero ahora su boca se dirigió al abdomen, dejando marcas rojas en toda esa región, metió su lengua caliente en el ombligo del contrario, produciendo placer, para su muestra los gemidos que emitía el rubio.
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Una vez adentro de la oficina, Itachi abandonó cualquier sentimiento y se concentró en el trabajo, papeles que firmar, contratos que presentar y reuniones en las cuales alentar a su equipo para que siguiera adelante, era lo que le tocaba hacer. Sus ojos en los documentos que ahora revisaba, ese brillo de alegría que siempre tenía, ahora era un brillo oscuro, opaco.
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Masturbó su miembro con fuerza, sus manos eran muy hábiles, Deidara no se quejaba, lo disfrutaba, de un momento a otro, se lo metió en su boca, chupándolo fuertemente, pero deliciosamente por la expresión y las mejillas sudorosas y rosadas que poseía el namikaze.
Ahh…Sasuke…más rápido… - Pedía con fuerza, pues ya no eran simples gemidos, eran gritos de un placer que apenas comenzaba.
Sasuke aceleró el ritmo drásticamente, lo que hizo que l orgasmo fuera más rápido, el pequeño cuerpo del sometido se contrajo, corriéndose en la boca del azabache.
Ahhhhhh – Gritó Deidara.
Mmmm…Sabes muy bien – se relamió los labios con lujuria mientras que, con sus manos, acariciaba el vientre de Deidara, su mano izquierda se deslizó por el muslo derecho del contrario, lo acarició lentamente, pronto ambas manos acariciaban el trasero, alzándolo, explorándolo, mientras que con su boca lamía esa entrada rosada, su lengua entraba y salía, siendo útil la saliva que dejaba allí como lubricante, produciendo unos gemidos llenos de placer por parte de ambos y esas palabras que una vez repitió el rubio, las diría en ese segundo…
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Ya eran las cinco de la tarde, Itachi llamaba como loco a Deidara éste no respondía.
¡Dei! ¿Qué te habrá pasado? – Se paseaba de un lado a otro sin lograr tranquilizarse.
Toc Toc
Pase. – Ordenó
Itachi-sama, aquí le dejo el reporte del departamento administrativo. – era de nuevo esa voz suave, Itachi estaba entre sorprendido y curioso, porque, jamás había escuchado semejante tono, se volteó y fijo su vista en esa persona, responsable de esa extraña sensación que le embargaba.
Y fijó su mirada en la de esa persona, sus ojos se abrieron de forma sorpresiva, al fijarse en tal ternura de imagen, un chico que no pasaría de los 19 años, con unos hermosos ojos llenos de inocencia, que, al recuerdo de Itachi, se asemejaban a los de…
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Vaya vaya Sasuke, resultaste ser todo un Casanova, mira que, acostarte con el novio de tu hermano sí que es algo bastante delicado, pero como no lo sabes… - habló una voz muy gruesa, el desconocido del hotel, el que ocupa la habitación 330, justo en frente a la del Uchiha.
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No, yo soy el padre de Itachi Uchiha, Fugaku Uchiha.
Si, si lo sé.
¿Qué quiere?
Nada, solo a su hijo…
¿Mi hijo?
Si… - Colgó dejando al otro sin derecho a réplica.