Toda la noche se la pasó en silencio, Itachi estaba reflexionando, su relación con Deidara no era sólida, no tenía un fundamento claro, pensaba que tal vez Deidara no se merecía los malos tratos que él supuestamente le daba, tantos sentimientos que tenía por ese hombre, Deidara era como su vida, todo él giraba alrededor de esa persona que ahora lo estaba engañando, tal vez, solo sentía atracción por Itachi, nada más eso, pero cuando hicieron el amor, Itachi se entregó a Deidara, y en cada embestida él se lo demostraba, en cada gemido y caricia, Itachi lo recordaba, le daba alegría, pero como no, la tristeza se apoderó de sus sentidos y no le dejo ver más allá…¡Como extrañaba a Deidara! Se decía pero no comprendía, acaso…ya lo habrá perdido… Eso tal vez era un rotundo Si. Ya no le quedaba ninguna esperanza, mañana hablaría con Deidara. *** La luna no reflejaba en este caso ningún sentimiento, claro, para aquellos ojos negros, no decía nada, solo era una luz común o robada, nada de ello tenía sentido. Ring – Se escuchó el ruido del teléfono. ¿Qué pasa? – Contestó sin dejar de mirar ciegamente la luz que poco entraba en esos ojos. Es sobre uno de los Uchihas. ¿Qué quieres? *** Ya llegamos a tu casa Naru Gracias Sai, adiós. Uno momento, recuerda que somos novios, mi beso. – lo jaló y le plantó un beso, que en vez de inocencia era de pasión. Se detuvo porque ya no podía era primerizo, no sabía besar muy bien y el aire se le acabó, ¿Dios, como Sai podía besar, acaso no respiraba? – Se preguntaba divertido y sorprendido. Adiós – se despidió con una sonrisa. Al día siguiente Se levantaba un azabache de la cama, eran las 5:00Am, todavía era muy temprano, pero en el medio de las turbulencias emocionales se le ocurrió un plan de negocios excelente, el mejor que él haya creado. Se olvidó por un segundo de sus emociones, procedió a abrir la laptop y escribió su creación. *** Un rubio abría los ojos, el sol le pegó de lleno en su rostro, se culpó a sí mismo, porque la noche anterior abrió la ventana para observar a la luna. Se sentó y miró el suelo, algo no muy común en él. Será que lo que estoy haciendo está bien, digo, Sai, es un buen chico, pero, yo no siento lo mismo que él y no estoy seguro de amar a Sasuke, de verdad que me estoy cansando, ¿Qué hago? Se preguntaba con mucha duda, quería un consejo pero ¿A quién acudía? No se lo diría a sus padres, era muy temprano, necesitaba ayuda y pronto. ¡Ya se! – tomó su celular, indagó en la lista de contactos y halló a su salvador. *** Abrió sus ojos, admiró lo que tenía encima de su pecho, un hermoso rubio que la noche anterior se le entregó dos veces, ¡Que maravilla de vida! Lo Tenía todo. Eres tan hermoso, tan sublime, tan mío… -– pronunciaba mientras acariciaba los cabellos dorados. Sasuke – Dijo a la par mientras se despertaba. Al fin despertaste, ¡Te amo! – sus ojos transmitían brillo, seguridad, ilusión. ¡Sasuke! – El azabache lo interrumpió dándole un beso apasionado y lleno de amor. Deidara, tengo algo que pedirte. – se separó, el beso llegó a su fin. ¿Qué? ¿Por qué no nos vamos del país e iniciamos una nueva vida juntos? *** Rin Rin ¿Deidara? ¿Amor eres tú? No, Itachi, es Naruto. – Todavía Deidara no aparece, pensaba el menor de los rubios. Ah, discúlpame. No no importa, oye te interrumpí en algo. No, tranquilo, ¿Qué pasó? ¿Te sientes mal? ¿Voy a tu casa? – sonaba preocupado, Itachi siempre se tomaba esa molestia con Naruto, porque sus ojos lo veían como un hermano pequeño el cual tiene que cuidar. ¿Eh? – Naruto se sonrojó ante tanta atención…como Itachi difería de Sasuke. Voy a tu casa ahora mismo. – No le dio opción a réplica. No, no Ita, yo, reunámonos en una hora en el parque Haruno ¿Te parece? Está bien. – Colgó. Naruto no podía creerlo, le dijo Ita a Itachi, nunca lo hizo, pero eso no era todo, ¿Qué pasó? ¿Te sientes mal? ¿Voy a tu casa? Esas palabras resonaban en su mente y aceleraban los latidos de su corazón, la voz de Itachi era tan relajante, suspiró para sentirse mejor, al momento de hacerlo cerró su visión, a su mente llegó una imagen de Itachi, interrumpió el suspiro y abrió los ojos de manera brusca, se vió al espejo y notó que estaba sonrojado. ¿Qué le pasaba? No tenía ni la menor idea.