Me enamoré de quien no debí
Cap4
En el tiempo se marcaba ya las 5:40 de la tarde Itachi el joven Genio como lo solían llamar vagaba profundamente por el parque, no cualquier parque bajo sus ojos se encontraba tal vez la respuesta que quería saber pero que el mismo se negaba a reconocer. Caminaba por el suave pasto, observando detalladamente a las personas que transitaban y se entretuvo por el vaivén de las personas que allí estaban, conectando sus existencias disfrutando uno del otro, lo que él siempre quiso, daría su puesto su dinero su inteligencia su todo por ser feliz, volver a ver, a sentir, a…
___________&_________****Flash back*****___________&_________
Itachi mira, mamá me dijo que dibujo muy bien…
Yo también lo creo.
Te superaré seré mejor que tú, -decía un pequeño parecido a Itachi con mucha admiración.
Lo sé y lo siento en mi alma-gesticuló mirando al cielo.
¿¿Lo sientes??-interrogó el menor.
Si tus eres lo mejor de mi vida te protegeré a ti y a tus sueños-articuló protectoramente.
Itachi-pronunciaba el pequeño con un tono de voz suave y tierna
El verdadero Arte se halla en eso-
¿¿En qué? -preguntó con una inocencia propia de un niño de 3 añitos.
En saber sentir, en comprender a las demás personas y demostrarlo a través de la música del dibujo y también de otras percepciones, en otras palabras el arte se deriva de las emociones de las personas, de los sentimientos que perduran a través del tiempo, es el arte de la vida.
¡¡¡¡Eres increíble!!!!!!-de ahora en adelante ese será mi concepto también…
Luchar por lo que quieres es tu concepto Sasuke…
_______&_________****Final del Flash back*****________&___________
Sasuke-susurro débilmente mientras se recostaba de una banca, mirando el lugar en donde su verdadero sueño se cumplió aunque a un alto precio acosta de su propia felicidad.
Estos días de Noviembre, estos pétalos- se decía así mismo, ocultando su tristeza.
En la entrada del parque se veía con una herida de profundidad emocional por los días en los que pasaba su corazón reviviendo el recuerdo de esa persona que no quería ver, quería su alma, no quería su tristeza, no quería, simplemente no quería, que sus ojos lloraran como lo hizo hace tanto tiempo.
Suspiró un rubio al ver que el parque ya se estaba vaciando casi por completo pero deseaba ver ese lugar, su corazón le decía algo que no aspiraba mostrar, su dolor y su felicidad…
El cielo se ve aun claro para ser ya las 6:00 de la tarde-alzó su mirada oscura como la noche para contemplar el limbo-pero porqué ese azul me recuerda a alguien en especial en estos días, me recuerda a unos ojos, no, esos ojos son más perfectos, más solo su rostro, solo eso, solo eso pido -pronunció desgarradoramente en su interior dejando que su corazón llorara, pero sin mostrar ninguna señal de nada.
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¿¿Uh??-el azabache percibió algo que lo dejo un poco pensativo, mientras que la brisa de la tarde movía sus cabellos, que se perdían en los recuerdo de tal vez una persona desconocida e inexistente.
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Que brisa tan refrescante-pronunció con una sonrisa el rubio-mientras paseaba por el parque se dio cuenta del lugar en donde él siempre se encontraba con esa persona-Ese lugar me trae muchos recuerdos-dirigió una mano a su pecho cerrando los ojos, imaginando que esa persona podría estar con él, jugando cuando eran unos niños-Hace mucho tiempo decidí, no recordarlo y así pasó no se dé su rostro, se me olvidó, pero nunca se me olvidó esas palabras que dijo, nunca…
___________&_________****Flash back*****___________&_________
Me ayudarías a…
¡Claro para eso somos amigos!
¡Sí! Ah esto, te puedo hacer una pregunta.
Si claro.
¿¿Tú me recordarías??-pronunció un joven rubio de cuya edad no pasaba de los 8, tendría más o menos 7 años.
Siempre estaremos juntos aunque estamos separados, nuestros corazones algún día se reencontrarán-afirmó-uno de 8 años.
Gracias.
_______&_________****Final del Flash back*****________&___________
Siempre estaremos juntos aunque estamos separados, nuestros corazones algún día se reencontrarán-dijiste eso y yo ahora no recuerdo tu rostro-pronunció un rubio.
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Un pétalo de clavel amarillo-murmuró Itachi en tono nostálgico-Este pétalo se parece al Sol y además combina a la perfección con el azul del cielo que, ahora en vez de ser celeste, se está acercando al color marino.
Yo tenía 8 años y ya entendía lo que papá quería y es por eso que no tuve opción.
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Ya está empezando a oscurecer-pronunció Deidara mientras se dirigía a una de las bancas-Que será de la vida de esa persona ¿Me recordará? -Espero que sí.
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Este pétalo me recuerda tanto a él ¿¿por qué el cielo también me lo dice todo el tiempo?? Será que tu cabello es dorado como el Sol y delicado como este pétalo y tus ojos azules-decía en su mente mientras miraba el pétalo-Que rápido se va el tiempo cuando se piensa en alguien ya ha oscurecido casi por completo, pero aún la luna no quiere salir, las nubes la tapan pero tan solo un poco.
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Las nubes ya se han despejado, la luna, se ve tan hermosa-susurraba Deidara.
De repente soplo una brisa gélida, digna de la noche tan oscura, para el azabache pasó desapercibida pero para él rubio que ansiaba al menos una respuesta no lo fue…
¿Qué es eso?-Se levantó de la banca observando que un pétalo de color blanco se acercaba a él-Este pétalo ¿que significa?-se acercó un poco más agachándose para recogerlo-Será que el color de tu cabello es negro y tu piel es blanca y elegante como este pétalo de clavel blanco…será…
Ambos chicos se encontraban tan cerca las dos bancas estaba a un metro de distancia exactamente, cada quien se imaginaba con esa esperanza, los dos estando tan pero tan cerca y a la vez tan lejos de poder tocarse, de verse, ya que Deidara agachado en el pasto del parque, y un Itachi sentado con la pierna izquierda encima de la derecha observando con fervor el pétalo.
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Tu rostro solo eso pido.-imploraron los dos.
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En ese momento en ese preciso momento pasó…
Una estrella fugaz-susurraron ambos jóvenes al unísono
Mi deseo es-pensó Itachi en ese momento.
Encontrarte.-completó Deidara cerrando los ojos y sosteniendo el pétalo entre sus manos.
Itachi se levantó de la banca, aún con ese deseo en el corazón y los ojos cerrados, al igual Deidara, se levantó con sus ojos cerrados y el pétalo en las manos, pero una lágrima salió de sus ojos, pasando por su mejilla y rozando levemente sus manos quien las abrió, dando paso a la misma, tocando así el pétalo.
Los deseos no se cumplen-pensaron al unísono los dos jóvenes quienes a unos pasos estaban cerca demasiado cerca.
Por favor, solo pido ver a esa persona.-sollozó Deidara mirando a la luna.
Quiero recordarte-suspiró tristemente Itachi.
¡¡¡¡TE QUIERO!!!!-Gritaron los dos mirando a la luna, soltando el pétalo, que cada uno tenía y llorando por dentro.
Y sucedió, ambos se escucharon, escucharon sus voces, no querían voltear no querían. El corazón de Deidara se estremeció al escuchar la vos de esa persona que cambiada, notaba el mismo tono y su alma le decía que era él en quien había pensado en estos días. Por otro lado Itachi solo quería voltear y abrazarlo pero no podía, su alma estaba herida por no recordar, su mente decía que no, su corazón decía que era él a quien añoraba desde hace tanto pero que comenzó a pensarlo desde hace poco, se encontraba uno a espaldas del otro, en silencio con los ojos abiertos con el corazón en un hilo y con la esperanza aflorada y con la tristeza abierta a la profundidad de los sentimientos.
En ese segundo mágico, los rodeó una brisa muy fuerte, el destino quizá…dejando que los pétalos volaran en direcciones opuestas, Itachi en dirección opuesta a Deidara y viceversa, algo los embargó y sin más salieron disparados para perseguir el pétalo, cada uno alejándose del otro.
¿¿Pero que hago?? No es lógico, no lo es.-se reprochaba con frustración Itachi, aun así, esta sensación es segura y cálida.
El destino me quiere separar de él, pero me alejo como él lo hace por mi cobardía no me atreví, yo, ahora me encuentro persiguiendo este pétalo, sin ninguna razón-se recriminaba Deidara, mientras sentía en su pecho ese sentimiento tan cálido lo empezaba a embriagar.
¿¿Hacia dónde me dirijo??-se interrogaba Itachi mientras se alejaba más de él.
¿¿Uh?? ¿¿Eso es un lago?? ¡Rayos! ¿A dónde me llevará?-se preguntaba Deidara.
Un lago se encuentra cerca-afirmó Itachi observando con dificultad el lago.
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(Los dos tienen al mismo tiempo el Flash back)
¿¿Tú me recordarías??-pronunció un joven rubio de cuya edad no pasaba de los 8, su edad 7.
Siempre estaremos juntos aunque estamos separados, nuestros corazones algún día se reencontrarán-afirmó el mayor de 8 años.
Gracias.-susurró Deidara.
Este lago, este lago siempre-
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Siempre, me recordará a ti-completaron los dos al encontrarse cara a cara con los pétalos que yacían volando aún, hasta que cayeron en el centro del lago uniéndose en un baile.
Itachi y Deidara, se miraban profundamente a los ojos, contemplando la profundidad sus sentimientos, el miedo, el dolor, la tristeza, así como el nacimiento y la apertura de la esperanza de la vida, de la alegría por tenerse de vuelta. Solo se miraban, no decían nada, no había nada que decir, las palabras no podían describir tantos sentimientos juntos y sin más ninguno le hizo caso a su mente, sino a sus sentimientos, no se dejaban de mirar, empezaron a caminar, con pasos lentos pero seguros, sus almas perfectamente sincronizadas, todo tan perfecto, hasta que quedaron cerca, muy cerca, con las respiraciones agitadas tan solo un poco, por correr por huir hacia su destino. Las dos respiraciones chocaban entre sí y con eso no se dejaban de admirar.
Eres tú-pensó Itachi
Eres tú-se mentalizó Deidara
Los pétalos dejaron de danzar y se separaron poco a poco, la noche se tornó más fría, la luna más brillante, el amor más grande…
Eres esa persona-Interrumpió Itachi.
Soy yo-respondió Deidara con timidez.
Te estaba buscando, te añoro desde hace tiempo-replicó Itachi en un tono nostálgico y especial.
Nunca me olvide de ti-dijo Deidara
Yo tampoco-contestó Itachi tomando las manos delicadas de Deidara.
Un segundo bastó para que estos dos sintieran la calidez que habían perdido.
Tus manos son cálidas- logró articular Deidara.
Deidara-susurro Itachi.
Itachi-Murmuró Deidara.
Sus labios pedían desgarrarse en un beso, pero ninguno se apresuró en hacerlo, tenían toda la noche. Delicadamente Itachi soltó las manos de Deidara, este último sintió decepción, pero Itachi hizo algo que ocasionó en él una descarga de sentimientos que nunca había tenido en su vida. Itachi se acercó más a Deidara posó una de sus manos por la cintura de Deidara y con la otra tomó su mano automáticamente Deidara posó su otra mano en el fuerte y cálido pecho bailaron danzaron al mismo compás con que los pétalos lo habían hecho tiempo atrás.
Te soñé.-susurró Itachi en el oído de Deidara, con un tono seductor y alegre.
Yo…yo también-replicó Deidara tímidamente.
Esos pétalos siempre aparecían, pero no con tanta frecuencia como en estos días de noviembre-insinuó Itachi.
A mí también se me aparecen esos pétalos.-correspondió Deidara.
Allí se encontraban bailando al compás del corazón, sin prisa sus testigos, las estrellas, la luna, el lago.
Este lago-dijeron los dos al mismo tiempo.
Hoy se cumplen ya 14 años de esa promesa que hice contigo-pronunció Itachi.
Prometiste recordarme y así lo hicimos.- afirmó Deidara.
Deidara apoyó su cabeza en el pecho de Itachi, los pétalos que yacían separados, se estaban acercando más y más pero aún faltaba algo, ese algo…
Itachi detuvo el baile, Deidara lo miró a los ojos, ambos lo deseaban, deseaban unir sus almas tan solo con un beso, solo uno bastaba para continuar algo pendiente.
El azabache acarició la mejilla del rubio, provocando en él un leve rubor, que le sentaba muy bien bajo los rayos de la luna blanca, sin más que perder Itachi posó delicadamente sus labios encima de los de Deidara respondiendo cada uno lentamente, inocente, se describe, luego quisieron más que un roce, pedían más, abrieron las puertas de su alma, abrieron sus bocas querían sentir la calidez del otro. El mayor entró, su lengua recorría la boca del menor, cada centímetro de esa calidez iba probando, iba explorando, analizando, profanando con amor degustándose de algo prohibido para él. Por su parte, Deidara solo se sentía que volaba, que eso era lo que le faltaba, solo algo tan sencillo como un beso, un beso, con esa persona prohibida para él, no le importaba esa razón solo lo quería, poco a poco el beso se fue tornando más apasionado. Itachi sujetó con ambas manos la cintura de Deidara pegándolo más a su cuerpo y Deidara rodeó con sus manos el cuello de Itachi acariciando sus cabellos, profundizando más su amor, ese amor que se tenían guardado y que conservaban. La noche era testigo, la luna, esa estrella fugaz que les concedió el deseo, ese deseo de tenerse y ese grito desesperado que ahora con el paso de cada precioso segundo se convierte en amor, conectadas sus almas con esos pétalos, y que con ese beso, esos pétalos se unieron como antes.