Ya aclarado el asunto con la familia Namikaze y de haber recuperado a su hermano, Itachi necesitaba hablar con Deidara, se levantó pacíficamente y pidió hablar con Deidara en privado, Sasuke aceptó y el rubio miró, dudó, no se sentía bien, no quería enfrentar a Itachi, se sentía débil, intentaba hallar unas salida, extrañó por un momento ser la pareja de aquel hombre que había traicionado con su hermano, por otro lado sentía curiosidad por cómo se sentiría Sasuke, lo invadió el sentimiento de tristeza, puesto que pensó que lo utilizó como medio de venganza, eso sí que no se lo perdonaría.
Quiero hablar contigo sí, pero Sasuke tiene que estar presente – Sasuke le tomó de la mano, gesto que no pasó desapercibido por los padres Namikaze, quienes se formulaban preguntas, Kushina vio amor entre Deidara e Itachi ya hace algún tiempo, pero lo que percibía ahora era lo contrario, era resentimiento, ya no eran esos niños que juraron estar juntos por siempre. No imaginaba a Deidara con Sasuke, como mujer, tenía un presentimiento, más bien una corazonada, una premonición, quizá su hijo estaba embarazado.
Minato miraba con atención las expresiones de su esposa, con gesto autoritario ordenó a los menores a que se retiraran, escuchando los pasos de retiro, besó la frente de su pelirroja, sacándola del trance en el que estaba. Parpadeando varias veces logró salir de sus conjeturas y más temprano que tarde tendría que confesársela a su esposo. Minato la observaba dulcemente, preguntándole con la mirada la razón de su angustia, Kushina sonrió y tocó su vientre, Minato se sorprendió pero entendió mal la directa, pensó que iba a ser padre por cuarta vez, Kushina admitió que venía un hijo, que si bien no era de ellos, venía de uno de sus hijos.
Suspiró cansado, se imaginaba por donde venía todo, el desastre, se formuló preguntas, le hizo una seña a Kushina de despreocupación conocía a sus hijos, querían que ellos lo resolvieran por si solos, la mujer se recostó de su esposo buscando alivio y paz, Minato sonrió pasiblemente, adoraba a la mujer con la que se casó, más que nunca estaba enamorado de ella.
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Itachi cerró la puerta detrás de sí, Naruto lo miraba nervioso y confundido, leía las miradas de él y de Deidara, su estómago volaba y su corazón palpitaba rápidamente, respiró para tranquilizarse, mientras veía al moreno sentarse delante de ellos, se respiraba la tensión del ambiente.
Empezó sin dar vueltas, confesó su sospecha, afirmó que el hijo que posiblemente crecía en el vientre de su ex novio era de él, Sasuke los miró extrañado, proponiendo lo siguientes términos, una prueba de ADN, Itachi aceptó, se estrecharon las manos como caballeros y juraron no pelearse, Sasuke aprovechó para confesar el amor que le profesaba a Deidara, el rubio lo miró de reojo y no sabía que hacer, sus ojos chocaron con los de Itachi, acto seguido se levantó y abrazó al mayor, le susurró un lo siento en el oído, Itachi sintió desvanecerse, tenía que abrazarlo, aún estaba débil y no solo por su enfermedad.
Ese abrazo fue eterno, Sasuke no podía creerlo, ¿Qué pasaba? Imaginaba que Deidara quería a Itachi y si compartían ese hijo sería su relación más estrecha, desesperó, pero no podía decir nada, las pruebas de que Itachi había sido todo lo contrario a lo que él pensaba aumentaba su culpabilidad, volteó su cuello hacia el rubio que estaba a un puesto de distancia de él, quien sonreía por esa acción, lo miró y no halló rastros de celos y de inseguridad, al parecer ese chico confiaba realmente en Itachi, en su hermano mayor, eso sí se llamaba amor…
Le correspondió el abrazo rodeándolo, por un segundo recordó los momentos felices que compartieron como pareja, deseo por un segundo que no se hubiese mezclado con su hermano, que claramente sentía mucho cariño hacia él y por nada del mundo alejaría a Sasuke de Deidara. Por otro lado estaba Naruto, volteó su mirada a él y le sorprendió la expresión de sus ojos, confianza y alegría, eso le daba una señal a Itachi, todo estaba saliendo bien.
Se soltaron y se comunicaron a través de sus ojos, Deidara hizo un gesto con los labios que aceleró los pálpitos de Itachi, se sentó, todavía había cosas que aclarar, Sasuke seguía embelesado viendo a ese chico que emanaba amor, no sabía que hacer, Itachi los miró, los detalló, confesó querer a Naruto y apreciar a Deidara, admitió que todavía tenía sentimientos encontrados, Sasuke admitió serenamente lo mismo, quería tiempo, tiempo para él, le ofreció disculpas a su hermano, Itachi sonrió y lo abrazó efusivamente, el brillo perdido regresó, proponiéndole que vivieran juntos, anhelaba estar con él después de tanto tiempo distanciados.
Sasuke ofreció disculpas a Naruto quien sonrió y asentó con la cabeza aceptando la disculpa, Deidara empezó a llorar, se sentía mal por el daño que le hizo a Itachi, este último le tomó de las manos e hizo la misma seña que le hizo él hace pocos momentos, se sorprendió y se calmó, Naruto sabía que aún se amaban, pero ya estaba roto, fracturado y de nada servía iniciar una relación así. El menor de los Uchiha se acercó a su amado, Deidara sonrió y le abrazó.
Itachi le hizo una seña a Naruto para que viniera con él, Naruto le siguió y se fueron al jardín, Naruto entrecruzó los dedos con los pálidos del otro, notó algo extraño, estaba muy frío, se preocupó por unos segundos, hasta ver la sonrisa de Itachi, amaba verlo así, le idolatraba, con unos descuidos se abrazaron, se besaron.
Sé que amas a Deidara – soltó alegre, mas no entristecido, tenía confianza, mucha confianza.
Lo amo, tendremos un hijo, pero Naruto, eso está fracturado, aparte – sonrió ampliamente – estoy empezando a enamorarme de otra persona – Itachi no vio duda en esos ojos, le fascinaba, Deidara desde el principio se negaba a admitir su relación y siempre era a escondidas.
Deidara te ama – contestó – pero está dispuesto a iniciar algo con Sasuke, por ese abrazo que se dieron a si lo sentí – Te amo Itachi Uchiha.
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¡Quédate quieto Fugaku! – exclamó Madara
¡Me traicionaste! ¡Le confesaste al bastardo de Sasuke que Itachi se sacrificó! ¡Maldito! – Gritó histérico Fugaku Uchiha en el despacho de su mansión tomando una pistola y apuntándola a Madara quién disparó rápidamente distrayendo a Fugaku – ¡Fallaste! – exclamó
Si él falló, yo no – Haruna disparó sin siquiera mirar a los ojos a su víctima, atinando en el pecho, madara y haruna se miraron con complicidad, acomodaron todo, habían pensando cada detalle, la muerte de Fugaku sería un suicido, estrés enfermedades y el escándalo que el mismo organizó lo usaron en su contra. Acomodando todo con gran sigilo llamaron a un amigo de la tv Sakura para que reportase el incidente de manera espontánea.
¿Ahora que haremos? – preguntó Haruna a madara
Por lo mío, me marcho de Japón – soltó sin más. Su trabajo había terminado.