Cap5
Se separaron por la falta de aire, ambos estaban poseídos por el amor la nostalgia, no paraban de mirarse, se sentían tan atraídos, tan…
Quiero ser tuyo, esta noche y todas. ¡Quiero se tuyo para siempre!
Serás mío, lo serás, te encontré y no te voy a soltar.
Itachi lo aprisiono más contra su cuerpo y empezó a besar el cuello de Deidara propinándole besos dulces, iba probando cada centímetro de la piel de Deidara, mientras este estaba conociendo las sensaciones que su cuerpo inocentemente desconocía, rápidamente Itachi fue despojándolo de la camisa, lentamente desabotonando mientras lo besaba, acariciando su cintura llenándose ambos de amor y pasión entregándose el uno a otro ante las nuevas emociones, dejándose vencer por las llamas que desde hace tanto tiempo se veían apagadas por la tristeza, el rubio también se dejó seducir, el poco a poco iba retirando la chaqueta de Itachi y desarreglando la corbata, lanzándola lejos y desabotonando la camisa dando a relucir un buen formado torso el cual se quedaba mirando embobado. Itachi por su lado cargo a Deidara y este le ciño colocando sus piernas alrededor de de sus caderas. El mayor besando los pezones rosados y perfectos, destacando su forma con su lengua suavemente para no lastimar a Deidara.
Ah…Itachi-gimió.
Las manos pequeñas de Deidara pasaron por el fuerte cuello del Uchiha acariciando su largo cabello, pasando por toda su espalda desnuda.
Ahora los besos se tornaban apasionados pero no perdían ese toque de amor, el mayor se dirigió con su boca hacia el vientre del menor besándolo, amándolo.
Luego subió hasta su abdomen el cual colmó de besos húmedos, su lengua tenía la necesidad de explorar ese virginal cuerpo. Deidara se dejaba llevar por el amor y deseo, besaba con locura y placer el cuello del mayor y lo abrazaba.
Itachi desabotonó lentamente el pantalón de Deidara, poco a poco con mucha paciencia, porque el amor no se apresura…el amor se da…solo eso…Deidara lo imitó e hizo lo mismo con el pantalón de Itachi.
Ah…ah…-gimió Deidara-al sentir la mano de su amante tocando su miembro ya despertado.
Y retiró así del cuerpo de su dulce amante el pantalón, con todo y ropa interior, dejando que su cuerpo luciera a la luz de la luna que brillara con todo su esplendor, que brillara su desnudez. Deidara a tal acción se sonrojo, ante los ojos de Itachi se encontraba el rubio, desnudo, sonrojado haciéndolo gemir de tanta excitación, él hizo lo mismo, se separó un poco de Deidara se quitó los pantalones y se dejo ver una erección por su parte. El rubio admiró el cuerpo de futuro dueño, su piel pálida resaltaba aún más con la oscuridad de su cabello conjunto con el de la noche y el de la luna.
Volvieron a abrazarse tal y como en la posición de antes, el de cabellos dorados rodeando con sus piernas la cadera del mayor. Ambos besándose con pasión y amor que revivía a cada segundo, ya la ropa no estaba, los prejuicios no existían, su boda obligada no rondaba en su cabeza, sus compromisos no tenían valor, valor era hacer suyo a su gran amor.
La mano del Uchiha masajeaba al miembro del de ojos azulinos, al principio lentamente, luego con más pasión al mismo tiempo que él hacía esto iba caminando hacia el lago sumergiéndose, el agua estaba fría pero con el calor del amor no lo sentían. Ambos cuerpos se pegaban más y más como si sintieran que ese fuera el último día de sus vidas.
Ah…Ah…más Itachi-gimió Implorando por más placer.
Itachi solo obedecía y daba más y más rápido…hasta que se corrió cosa que no se notó demasiado ya que estaban en el medio del lago mientras los dos pétalos danzaban alrededor de ellos, bailando el vals del amor, porque ni el agua más fría calmaba la sed de amor de esos dos amantes.
Volvió a besar el cuello de Deidara, quién hecho la cabeza hacia atrás, 0cerrando los ojos gimiendo el nombre de su poseedor, su lengua pasaba ágilmente dejando su rastro que lo marcaba como suyo, bajo de nuevo a su hombro el que comenzó a besar con amor, pasó por sus brazos, se deleito con el aroma a claveles que tenía y embargaba ese cuerpo que deseaba ver desde hace mucho tiempo, voló con sus besos a su vientre, rondándolo con su lengua cálida y también besando su miembro con pequeños e inocentes besos.
Ah…Itachi…Ah…por favor hazlo…Quiero ser…tuyo…por siempre-habló Deidara con un tono de voz entre cortado y excitado.
Está bien mi…ángel…lo haré-obedeció Itachi entregado al amor.
Y sin perder tiempo lo besó rápidamente.
Abre tu boca-ordenó con voz ronca el mayor.
Es-esta…ah…bien-obedeció el menor.
El menor los lamía con mucha ternura, ante tal imagen que presenció Itachi provocó en él un sentimiento de calidez y amor más profundo del que ya sentía por su pequeño ángel.
Al cabo de terminar, Itachi los dirigió a la pequeña y virginal entrada que poseía Deidara, esperando a que él se quedara con la pureza de ese hermoso querubín, porque Itachi sería el único dueño de su alma y a Deidara le pertenecía el corazón de Itachi.
Itachi metió un primer dedo en la entrada para prepararla y acostumbrada a la invasión.
Ah…Itachi…por favor mete el otro.
Introdujo delicadamente para no lastimarlo, un segundo dedo, Itachi estaba totalmente excitado viendo a Deidara pedir por más, es que es tan especial ese momento, la luna brillando con más fuerza que nunca, mostrando que su amor no será vencido jamás…
Encajó un tercer y último dedo con mucha calma, el rubio respondió con un poco de dolor gustoso, un dolor que no creía que fuera tan exquisito, porque amar es también probar el dolor, el sufrimiento de la vida que se transforma en felicidad, alegría.
Empezó a moverlos de forma circular para que la entrada se fuera acostumbrando a su amor.
Ah…Itachi…Ah...se siente tan bien-jadeó Deidara placenteramente.
Deidara…los voy a retirar-articuló Itachi con la voz ronca.
Y así lo pronunció retiró los dedos, dejando a Deidara inconforme ya que esa dolencia era exquisitamente agradable.
Posó ambas manos en la delgada silueta de Deidara, dirigiendo su miembro hacia la entrada ya lista, insertó la punta.
Ah…Itachi…todo por favor.
Lo introdujo por completo, sacando gemidos y gritos que, estaban combinados con el placer y el dolor, pero ninguno se movía por un momento todo estaba en calma, Itachi esperaba la autorización de Deidara, al cabo de unos segundos sus caderas empezaron a moverse delicadamente, empezando así, a embestirlo con mucho amor y dulzura.
Ah…Itachi…más…más rápido.
Itachi aceleró el ritmo de las embestidas dándole a su amor en un punto sensible.
Ah…Itachi…ahí quiero que me des ahí.
Como lo desees.
Itachi embistió con pasión requerida, mientras lo penetraba sentía, lo sentía suyo, sus rostro profesaban ese amor guardado y nunca descuidado, los recuerdos latían sus mentes y corazones en uno solo en esa noche se convertían en un alma, solo en una, se querían se amaban …
Eres mío.
Soy tuyo.
Deidara expulsó su semilla, luego lo hizo Itachi regó la semilla de un amor infinito en el interior de su ahora amor eterno.
Ese momento fue mágico para los dos, en el momento en que sus almas se entregaron, en el instante en que sus corazones se conectaron, sintieron un amor más infinito que las estrellas más brillante y rebosante que la luna, más perfecto que la noche y ese lago, no ese lago en el que se juraron recordarse se juraron también amarse, con el acto más hermoso que dos seres humanos pueden hacer, el amor….
El moreno salió del interior del rubio, lo sujetó por la cintura abrazándole, rodeando con sus manos el cuello del Uchiha y un susurro que no dijeron en palabras sino que lo pensaron y sintieron, ese susurro TE AMO…
Salieron del hermoso lago impregnado ahora de un brillo mágico su amor no tiene límites.
El Uchiha entre sus brazos tenía a un rubio durmiendo plácidamente, recogió la ropa de ambos y vistió como si se tratara de un muñeco de porcelana, a su hermoso durmiente, luego de esto, se dirigió a la salida del parque.
Quién lo diría después de tanto implorar a la luna a esa maravillosa estrella fugaz, después de entrar con una herida emocional profunda a ese parque, encontrara a su único amor, a su amor verdadero, fundiéndose en el amor y en la entrega mutua, en lo delicado y salvaje de la pasión que dos seres se pueden tener, creciendo así su amor en la soledad y restaurándolo con la calidez del otro.
TE AMO…