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¡Mátate! por Chat Noir

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Notas del capitulo:

Un nuevo capitulo en menos de dos días, gracias a las 300 y algo personas que me han leído y a las que me han dejado mensaje :3 lo aprecio, significa mucho para mí.

Este capitulo puede ser chocante (?) 

Espero que lo disfruten, es corto; pero siento que no decepciona.

Eran las cinco de la mañana y paseaba por las calles ya desiertas; las putas, asesinos y traficantes concretaron sus respectivos negocios, era hora de dormir… para ellos. Y él paseaba por las calles, después de tanta zozobra trasnochada, después de alcohol y cigarros, necesitaba de la calle; él paseaba con un rostro pálido y enfermizo, como si fuese a morir. Con esas ojeras suspendidas bajo sus parpados, con un color cárdeno profundo y desolador, que era fiel testigo de las perdurables noches de insomnio. Suspiró. El ocaso de su vida y aún no cumplía los treinta.

 

Él detestaba a la gente y la algarabía, por eso paseaba a esas horas de la mañana. La frescura matinal, la calma luego del perpetuo carnaval, la niebla matutina y la aurora. Un espectáculo que pocos disfrutan de manera tan lírica.

 

Era todo un fracasado.

 

Llegó hasta el cementerio, tuvo que adelantar su tradicional visita, necesitaba un consejo de esa tétrica tumba. Se escabulló entre las rejas deterioradas por el descuido del estado y los administradores, caminó apreciando los sepulcros olvidados por el tiempo y el óbito. Lábil, se tambaleó a causa de una roca oculta entre la neblina mañanera y cayó como si fuese un saco de huesos sin vida. Sus manos dieron un estruendo mudo contra la piedra y el cemento, sus rodillas se flexionaron para crujir espantosamente; cerró los ojos angustiado, haciendo un mohín de vergüenza y dolor, que lo llevó a recostarse unos minutos en el suelo, compadeciéndose de sí mismo.

 

«¿Significa esto una señal de una muertes sorda?» murmuró ronco «… la sangre brota de mis manos partidas y siento como si volviese la vida a mí…» divisó la tumba de Yuki a su lado ¡oh amable destino! Sus palabras no eran solo un absurdo soliloquio «¿Seré sólo un patético masoquista? ¿Tan mórbido soy?» bisbiseo tocando la lápida con ternura, arrastrando sus dedos con pereza «Je, puede ser, porque te amo Kitazawa» sonrió abducido por su propia angustia «…eres el único que está a mi lado, tan muerto como para no odiarte…» se recostó, apoyándose en la aterida piedra.

 

Sí, un amor imposible y enfermizo; pedofilia y necrofilia se encontraban para quererse en la vastedad de la nada, porque ¿Después de la muerte hay nada, cierto? Esa era la esperanza del famélico joven.

 

«Tú eres, mi querido cadáver, mi conexión absurda e insana con el último latido de alegría que dio mi palpitante órgano sanguíneo. De alguna forma, eres aquello que pudo ser si tu muerte se hubiese apresurado y, también, el vestigio de la inocencia que jamás llegué a ver» suspiró para raspar la sangre seca de sus manos; arqueó sus piernas para acercarlas a su pecho y se dio cuenta de que las rodillas ardían en dolor. Una mueca e intentó obviar el malestar. Una brisa vagó por el frondoso pasto de la necrópolis y chocó, fría, contra el rostro del somnoliento hombre, que arqueaba cada vez más las rodillas en claro signo de entumecimiento invernal «¡qué cósmica está sensación! Es como si me hubieras respondido. Eres un maldito» susurró con su siempre tranquila modulación «… su recuerdo viene a mí en estos momentos ¿sabes?, pero lo que me enamoró fue lo que tú hiciste de él; que espeluznante. Es entretenido rememorar y conversar de todos estos sentimientos tan confusos, a lo que no les encuentro solución…»

 

El día pasó perezoso, el sol cambiaba paulatinamente su sitio en un espectáculo galáctico. Iluminaba con sutileza cada recoveco de la imparable ciudad; era hermoso saber que su tiempo estaba detenido en colores sepia y recuerdos musicales, entre un jazz que se resistía a cesar y un acústico que se decidía a intervenir.

 

«Mi Yuki, putrefacta parodia de pedófilo, huesos corroídos por el óbito; viajas en el tiempo sideral para, con la simple mención de tu níveo nombre, revelar un sin numero de pesares y memorias ¡Te detesto! ¡Te amo! Contractura emocional, la muerte ínfima, aquella vieja sin belleza que agoniza, como yo; se posiciona en un obituario de sentimientos pretéritos» se fijaba en las diversas posiciones del astro de aspecto amarillento al tanto pronunciaba fatales palabras «… ¿Qué verso podría describir este emoción tan bruna, tan perturbadora, tan pasmada? Que brutal, malsano. Perverso. Lo extraño » murmuró al tiempo que se ponía de pie; murmullo desconsolado por ¿por?

 

¿Cómo se podría describir esta sensación? Una lágrima rodó por su mejilla. Incoherente sinceridad o una ilusión ¿esquizofrenia del corazón?

 

Locura.

 

Breviario de los sentimientos de ayer. El epilogo.

 

Animal insomne de auto-ironía.

 

¿Cómo te atreves a llorar? El lagrimeo es sólo para aquellos que no han perdido el alma y los suspiros para aquellos que respiran algo más que oxigeno ¿O no? Aquel amor, alguna vez atemporal, se ha marchado al fin, como una epístola nostálgica. Un corazón late, pues mecánicamente, es parte de su tarea y es así como debe ser, continuar. El amor es sólo una sátira absurda. Él ya no existe más para atormentar la inocencia, pues ésta ya no se encontraba en los estantes de la infancia.

 

Adiós amor, otra vez adiós mediante la reflexión crepuscular.

 

¿De quién te despides? ¿Del cadáver por la lógica razón del caer de la noche? ¿Del que alguna vez te abrazó por la noche?

 

Entumecido, cabizbajo y cansado, se despidió de la tumba y su peculiar residente. Las luces brillaban sobre él, mientras olvidaba el parloteo incesante. Compró los alimentos y vicios de la semana. Simples calles; el murmullo de la ciudad; la ahogada batahola.

 

«Que adorable noche» una repentina amnesia artificial se apoderó de su floja mente y con negligente entusiasmo tarareaba una canción. Años sin pronunciar una nota y ahora, era como sí una adorable musa hubiese espantado su enmudecimiento; feliz por ese insignificante descubrimiento caminó. Los contrastes de luz y sombra atacaban fulgurosos su figura que se dirigía a casa.

Notas finales:

Aún queda mucho por ver en esta relación; algo perturbadora, lo sé. 

Esta historia, primeramente es un original y es un cuento (a lo Kafka, pero con menos genialidad) es por eso que los capitulos son cortitos :)

Besitos a todas y todos :*


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