Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Mátate! por Chat Noir

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, este capitulo puede ser bastante ambiguo y abstracto, la conversación es bastante imprecisa y no sigue una temporalidad concreta, y el dialogo se pierde en monólogos.

Espero que les guste y comenten :)  

 

«Así que se suicidó, no pensé que lo haría al fin.»

«Pues lo hizo, creyó que lo habías abandonado. En realidad, él se abandonó a sí mismo… Era un artista y le hice mucho daño.»

«No te culpes, fuiste su mejor amigo… Al final, todos terminaremos bajo tierra; no creo que lo haya hecho por sentir auto-compasión.»

«Yo pienso lo mismo, sin embargo le hiciste falta.»

«No me hagas sentir culpable, yo le ofrecí venir conmigo.»

«Él siempre sería encontrado, Ryuichi no hubiese aguantado no ser la persona extravagante que era. Amaba ser así, amaba la atención de la gente, adoraba ser reconocido por su talento. No tuviste la culpa, él, simplemente, no hubiese podido consigo mismo… no como tú lo has hecho.»

«De todas formas, sigo sin creerlo.»

«Yo, aún ahora, no lo creo»

Un silencio complejo e intranquilo se apoderó de la habitación; su ídolo de los días de juventud había fenecido entre el silencio de la negligencia y el olvido. Miles de sensaciones se apoderaron de ese envejecido rostro: amargura, nostalgia, envidia, emociones que no quería sentir ya que la noticia era de una sublime tristeza. El suicidio, una palabra atroz y esplendorosa, la total sensación de control sobre la vida, sobre el azar, sobre el universo. Un pecado, por obviar decretos divinos, externos, ajenos, omniscientes, de honor; esos entes divinos que no conoce misericordia ni benevolencia nos llevan al averno cuando los desafiamos. El suicidio, no es por dolor ni melancolía, no es por depresión ni agresión… Emociones egoístas. La muerte es un pequeño orgasmo, el orgasmo es una pequeña muerte, la sensación más sublime; pérdida y toma de control. Una emoción perfecta. De esa manera, el reciente fallecido, un joven flemático y un hombre muy sabio habían, enterrado el pesar del olvido dentro de las emociones más banales y el sufrimiento como una situación frívola.

Empero, el miedo lo rodeo. El terror invadió cada centímetro de su mustia piel, la furiosa sensación de estupefacción. Ganas de vomitar; se perdió en esos sentimientos, inaguantables.

«No me abandones, que aún estoy contigo» tocó aquel codo flexionado sobre las rodillas anoréxicas, el calor del otro, el frío contacto; dolor agudo «Al fin puedo ser yo aquí, quitarme este abrigo, la camisa y la corbata… Gracias por esta desagradable sorpresa, de encontrarme conmigo mismo por primera vez en años de brutal claustrofobia» – se encaminó al baño, mientras embelesado el pequeño, se abstraía totalmente en la completa agonía del solsticio de su memoria.  

Sin maquillaje ni atavíos elegantes, de esa manera, el rubio, había llegado, hace meses, con paso lánguido a encontrarse con el duro y pesado ambiente que significaba exteriorizar el mórbido vástago engendrado a través de los años, para conseguir un poco de paz. Unos aires de una similar pesadumbre evidenciaban el peso de los años. Piel grisácea, ojos opacos, zozobra admirada en sus somnolientos movimientos, una facha barroca. Un Mercucio moderno, un personaje oscuro y de sabiduría cadavérica, lúgubre. Convivir con una de las partes más retorcidas de tu pasado puede ser gratificante, o así lo tendía a ver.

Ambas figuras se miraron y la candidez se desplegó magnificente a través de sus rostros pálidos, unas sonrisas parsimónicas deploraban las siniestras verdades. La habitación se iluminó por escasos microsegundos, que parecieron sempiternos; era una luminiscencia volátil y segadora, acogedora, tentadora, se podría anhelar cambiar el mundo con solo ser iluminado con esa efímera, pero inmortal luz.

«Por primera vez te veo tan humano que da asco.»

«Lo sé, ser tan libre perturba, empero, me provoca cierto sosiego.»

«Es una sensación avasalladora, que no te deja respirar.»

«Exacto ¡Eres todo un poeta! Mi querido Travis.»

«Así que le has leído.»

«Mandaba a comprar el libro. Tener poder puede resultar muy conveniente. Pero solo has escrito un par de texto, libros de subsuelo, que nunca verán la luz, se quedaran en las negruras de seres noctívagos y crapulosos, como nosotros. Debo decir, son excepcionales, de completa estupefacción; los sordos oyen y los ciegos miran, solo para caer en el más horrible de los abismos. Definitivamente eres mejor que Eiri, le superas, en el ámbito literario, en gran medida… en realidad en todo aspecto. Hay una gran diferencia entre un novelista y un escritor.»

«Yo amo Kitazawa, y él también me hizo mucho daño… más del que Eiri puede vislumbrar. Kitazawa, me creó y al final… Todos somos bastardos de Yuki. No sé si seré un escritor, no me siento capacitado para atender a las complejidades que implica dicho título, sólo escribo como una forma de exteriorizarme, dejar en los otros esa capacidad de componerme. Eiri pudo hacerlo y, de un tiempo a esta parte, lo he aceptado. Kitazawa lo hizo con Eiri, pero él jamás ha podido asumirlo. Puede ser que esa sea la diferencia…»

«Una situación tétrica. Yuki nunca morirá, su germen se incubó devastadoramente en este patético mundo. Me hace temblar.»

«Yo jamás he dejado de tener miedo… Nos estamos saliendo del tema ¿Cómo es que no salió en las noticias, ni siquiera como un rumor?»

«Tengo mis formas, además él no quería que se supiese, así que está en un viaje en Irlanda.»

«Buena manera de hacer pasar por desapercibido un suicidio.»

«Lo haces sonar como algo muy cruel.»

« ¿Y no lo es?»

«Era su deseo, el último.»

«Más parece un capricho, que no te molestaste en dejar de cumplir.»

« ¿Te gustaría que un centenar de personas, que no les costaría ni un segundo en olvidarte, atiborraran tu sepulcro? Pienso que es por eso que te marchaste.»

«Puede ser y ¿dónde está?»

«Según su deseo, dispersadas por todo lo ancho del océano.»

« ¡Vaya!, es algo muy bello.»

«Ya lo creo.»

«Hasta dónde nos llevará esta conversación ¿La excentricidad de esta charla nos conducirá a la redención? ¿Realmente buscamos eso? Solo queremos olvidar nuestras cavilaciones a través de la muerte de un querido amigo ¡Qué perversión más grande! Con esta desgracia de impresiones, de añoranzas, de tranquilidad nos hemos colmado. Y yo te hablo de crueldad, soy muy ingenuo.»

«Deja de reprocharte, sentados aquí, fumando cigarros y con una botella de Whisky para dos parecemos un par de humanos; todo lo que hemos querido y anhelado ha sido abandonado, porque en cierta medida era una mentira ¿Ser dichosos por una quimera merece cierto tipo de aprecio? Él murió, pero no fue por sentirse desgraciado, no hubo un motivo, por lo menos, no lo suficientemente subjetivo. Él sabía de engaños y vivió para vivir, valga la redundancia. No sentía amor por las farsas, por eso cuando cantaba podías verlo en realidad; cautivaba, sí, pero también era un ser lúgubre. Su personalidad era de una dualidad exquisita, sin miedo. Fue feliz, sabiendo que nunca se traicionó.»

«Valerosas palabras. Sabio, como solo un embustero puede ser.»

«Hago lo que puedo.»

«No sé si son monólogos o, realmente, estamos conversando de lo mismo.»

«Puede ser.»

Ambos rieron estrepitosamente ¿Las carcajadas alguna vez habrán llenado tantos espacios en su casa como en ese momento? Los espíritus vagabundos llenaron los pulmones del aire saturado de alquitrán, pero eran felices; que dulces son las risas, algunas veces las escuchaba cuando caminaba por la calle, tan llenas de vida. Así se sintió en ese momento, rebosante de aquella metamorfoseada sustancia que nos embarga desde que nacemos hasta el óbito.

« ¿Haz visitado su tumba?»

«Casi la mayor parte del tiempo, era mi única compañía, a pesar de la enorme desventaja de estar muerto.»

«Los muertos no juzgan.»

«Por eso lo hace una buena compañía.»

« ¿No que entre muertos se entienden? Ay, esto es una broma muy cruel.»

Pasaron la tarde y los días que siguieron compartiendo las más raras y tenebrosas historias, riendo, leyendo, esperando que algo ocurriera. La espera más larga y dolorosa. El más sabio, sin embargo, pasaba las noches en el más profundo de los sueños, como si su cuerpo se quedara tan rígido y gélido como el marfil; se transformaba en una macabra estatua descolorida que era acechada por fantasmas de los otoños pasados y los inviernos venideros. Mientras el insomne, contemplaba, aquellas luces que opacaban las estrellas y la oscuridad al fondo de un universo interrumpido. No iba a dormir esa noche, no sabía si dormiría las que restaban, la preocupación y la expectación lo dominaban por completo. Ahora que tenía una compañía, no sabía qué hacer, en cierta medida se sentía un poco más solo que de costumbre. Las emociones lo ahogaban, los suspiros rasgaban su pecho, le dolían los ojos mas no podía llorar. Era como si algo abandonara su cuerpo ¿Qué podía ser eso?

Era de madrugada y se asomaba  tímidamente el sol; tal vez sí sabía lo que estaba perdiendo, lo que se le estaba escapando, pero no sabía cómo definir a tal fugitivo. Respiró hondamente el frío mañanero y el vapor se escapaba de sus labios cual  incendio ardiendo en sus entrañas. Desde su balcón, miraba el nuevo día, tan aburrido y resplandeciente. Una mueca que apenas alcanzaba para una sonrisa evocaba un cansancio tal que no pudo suspirar de nuevo y se acurrucó en la pared, y se abrazó a sus piernas, y cerró los ojos en una imitación muy mala de una persona durmiendo.

«Shuichi… » dio un salto, ese nombre le quitó el aliento ¿Por qué te evanesciste por ese breve instante? «Perdóname.»

«Debe ser grave lo que hiciste para pedir perdón.»

«Al parecer, al estar desaparecido tanto tiempo, reminiscencias de tu pasado entraron a mi oficina y encontraron una de las cartas que me enviabas. De inmediato me avisó mi secretaria que se estaban llevando dicho documento y Eiri me llamó hace unos minutos, pidiendo explicaciones; vendrán en cualquier momento, lo sé. Te he fallado.»

«No fue tu culpa.»

Silencio, no había aturdimiento ni rencor, no había dolor ni sorpresa ¿Qué ocurre? ¿Por qué ya no existe sentimiento alguno? No hay shock ni una pisca de amor ¿Qué fue lo que realmente perdiste?

« ¿Quieres ir a pasear Tohma?» sonrió dulcemente.

Desconcierto.

 

Notas finales:

Los comentarios siempre son bien recibidos :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).