Reflexionando en un parque
Se supone que cuando recibes la noticia de que algo aparentemente apocalíptico va a suceder, no muestras una cara terriblemente tranquila, en un parque, con un cigarro en la boca, comiendo caramelos de colores. Se supone que en momentos como esos, te desesperas, ideas un plan y escapas, piensas un discurso extremadamente largo y ensayado como justificación posiblemente lógica para tus acciones. Pongámonos en la situación de que: eres un suicida maníaco-depresivo, en una ciudad bastante claustrofóbica, adicto a los cigarros, y hace algunos días a la marihuana; con un amigo que arribó al pueblo hace un par de meses y que, además sufre de trastorno de personalidad al límite, y sumémosle que es el jefe de una gran productora musical; agreguemos que recientemente se cambiaron de departamento porque personajes del pasado vienen a pedir explicaciones para una conducta que muchos consideraríamos infantil e irresponsable ¡ah! y también, no has recibido ayuda de plano psicológico desde su primer intento de suicidio.
-Define Junky –
-¿A qué viene eso? –
-A que, desde hace algunas semanas, nos hemos vuelto adictos a la marihuana –
-Eso no significa que seamos junkies, significa que estamos en potencia de serlo-
-¿No es lo mismo?-
-Por lo menos nuestras conversaciones adquieren una visión del mundo más estética-existencialista que ontológico post-moderna.-
-¿Por qué el vocabulario filosófico? Aunque sí, tienes razón en eso-
-Yo creo que ya es tiempo de afrontar todo esto-
-¿A qué te refieres?-
-Ya sabes… Creo que evadirlo es peor, considerando que estamos drogándonos indiscriminadamente, ya nos parecemos a los personajes de Traisnpotting…-
-¡Yo soy Renton!-
-Sí, sí. Yo soy Sick Boy, pero no iba a eso, deja de distraerme y deja de comer caramelos, tienes la boca azul –
-Se nota que no tuviste infancia-
-Ya, ya. Hay que considerar el hecho de que te pelaste en un acto impulsivo-
-Y tú tienes un mohicano pequeño. Somos punk’s a medias, demasiado occidentalizados-
-También. Que estamos muertos de miedo y que quiero volver a Japón, porque me gustan nuestros festivales-
-Sí, a mí también me fascinan y, renegar de mis raíces me convierte en un ente globalizado. Cosa que me molesta, por lo demás-
-Creo, siendo racionales, que deberíamos afrontar esto. Es decir, prácticamente huimos como si hubiésemos hecho algo malo.-
-No llevamos a una mala vida, pero supongo que tienes razón. No somos convictos y si quiero vivir tranquilo conmigo mismo, y contigo, a estas alturas, si me abandonas te mato… Debo ser capaz de mostrarme frente a los chicos y decir: “¡Llegué a odiarlos por lo hipócritas que fueron!” ¿o no? Al menos, tú siempre has sido así-
-Es mi naturaleza ¿Por qué siento que te has vuelto más animado?-
-Porque lo estoy, ya no me cuestiono las cosas como antes… Se me acabaron los dulces-
-Se podría decir que tu depresión derivó en un extraño humor negro con respecto a la vida y que eres mucho más maduro acerca del momento en el que decidiste escapar. Dándote cuenta de que el tú de ahora, tiene una perspectiva, no sólo sobre sí mismo, sino que sobre la sociedad entera, bastante crítica respecto a la modernidad-
-Si dices que me he vuelto un divertido, pero sarcástico, escritor, tipo Bukowski, podría ser. Es decir, no soy tan ingenuo como antes.-
-Eso lo tengo más que claro. Ay, ay amigo, somos unos marginales.-
-¡Ya, vamos! Hay que ir a encontrarse con el destino-
-Soy un oráculo de Delos. Sí, supongo que ya habrán encontrado la nueva dirección. Ese bastardo de K parece agente de la Interpol-
-Hey, oráculo ¿Tienes más dinero? Quiero más dulces-
-Ridículo –
-K siempre ha sido así ¡Mira! Allá venden dulces-
-Nosotros elegimos no elegir la vida, elegimos otra cosa-
-Esa frase me suena tan familiar-
-Tú eres Renton –
-Jajajaja… Sí, elegimos otra cosa, elegimos… En este momento yo elijo caramelos de limón-
-Yo de manzana -