L salió de su encierro y fue apresurado al cuarto del menor, corrió la cortina y vio al alvino sollozando sobre su cama con el rostro hundido en la almohada.
-Near, perdón- Se disculpo mientras ser acercaba al pequeño.
-¡Déjame!-
-Near, en verdad lo siento; yo no quería…- Se coloco en cuclillas a un lado de la cama e intento tocarle el cabello como consuelo, pero recibió un manotazo. –Lo siento; Near, por favor, perdóname-
-¡No! ¡Déjame! ¡Vete!- Hundió mas su rostro en la cama, y encogió un poco su cuerpo, tratando inútilmente calmar su llanto; pero la presencia del mayor en vez de ayudar, lo empeoraba.
-Near, perdón… no llores, por favor; no por mi culpa… no me gusta-
-¡Que te vayas!- Tomo la almohada y golpeo al mayor con ella repetidas veces, sin que las lágrimas cesaran. -¡Lárgate; no quiero verte!- L detuvo los almohadazos debido a que tenia mayor fuerza que el alvino.
-Near, por favor- Su vos sonaba seria, pese a estar forcejeando con el menor por la almohada; obviamente quería seguir golpeándolo con ella.
-¡NO!- Empujo la almohada intentando tirar al mayor, pero no logro moverlo.
-Near, por favor cálmate, y escúchame-
-¡Nooo! ¡Déjame solo!- Sus lagrimas salieron con más intensidad. Luego soltó la almohada y se dejo caer pesadamente en la cama, dándole la espalda al mayor. L suspiro frustrado, pero no rendido.
-Perdón, en serio; perdóname. Fui un idiota…-
-Siempre lo has sido…- Dijo entre sollozos.
-Fui MÁS idiota; perdón…- Pese a sus palabras, el alvino seguían oponiéndose a escuchar, ya fuese interrumpiéndolo bruscamente o gritándole y/o insultándole. Aun que no inmutara sus facciones ante esos actos, el menor empezaba a colmarle la paciencia; el fácilmente podía irse, pues no era su responsabilidad soportar a un “bebe berrinchudo”, pero como el “buen tío” que decía que era, decidió intentar arreglar las cosas. Finalmente, y después de 7 frustrantes minutos de intentar conversar sin insultos, Near logro hacer que la paciencia de L desapareciera por completo, y fuera remplazada por un poco de enojo, haciendo que explotara en, simples, pero fuertes palabras: -¡Bien, ya me hartaste! ¡Llora todo lo que quieras; no me importa!- Se puso de pie y salió con pasos firmes de la habitación.
Cuando el mayor empezó a caminar, el alvino volteo a verlo disimuladamente. Sintiéndose completamente triste empezó a “gritar”, ya que esperaba que L siguiera insistiéndole, pero en vez de eso se había ido; lo que le hizo creer que su propio tío, el que le demostraba “quererlo” en verdad lo odiaba, pues pudo escuchar perfectamente como azotaba la puerta de su habitación.
En cambio, Elle, una vez encerrado en su alcoba, se recargo en la puerta, escuchando claramente los “gritos” del menor, sintiéndose un completo imbécil por haberle dicho todo lo anterior; desde haberse reído de su propio comentario, hasta no haberle tenido paciencia. Suspiro hondo intentando convencerse a sí mismo que Near solo estaba haciendo un berrinche, y cuando viese que no le hacía caso, se calmaría; pero no pudo ni escuchar por más de 30 segundos el llanto del menor, pues sentía que debía hacer algo, ya que el tenia algo de culpa. Salió apresuradamente de su habitación y volvió corriendo donde el menor.
El alvino se sobresalto ante el ruido de la puerta abrirse violentamente, levanto la vista hacia su propia “puerta” y observo como L entraba al lugar; en ese momento, no supo con exactitud que sentimiento lo invadió de golpe, pero las lágrimas salieron con más intensidad de sus ojos.
-Perdón, perdón, perdón, Near ¡Perdón!- Llego un poco alterado hasta la orilla de la cama, y se inclino para quedar a la altura del otro, quien seguía recostado dándole la espalda y sollozando. –En verdad, en verdad, en verdad ¡lo siento mucho! ¡Perdóname por favor! Yo se que a veces puedo ser bastante infantil, pero es que así soy yo… soy un idiota de primera y lo sabes. Entiendo que te hayas enojado conmigo, pero no me odies… si quieres no me perdones, pero simplemente no me odies…- Su vos sonaba frágil y un poco quebradiza.
-….- Pese a escuchar sus suplicas, el menor se debatía internamente, una lado de él le decía que no lo perdonara, que le gritara que lo odia, que lo ignorase, que lo golpeara o hiciera lo que fuera para sacarlo de su habitación; pero el otro lado le decía que lo perdonase, que lo abrazara y le pidiera que no volviera a decirle cosas tan feas, que lo aferrase con fuerza a su cuerpo y no lo dejara ir. Era muy confuso, solamente quería aclarar su mente. -¡Déjame! ¡No te quiero ver nunca más!- Se cubrió la cabeza con los brazos, tapando sus oídos para no escucharlo más. -“¡No, no, no! ¡Dile que te abrace y te consuele! ¡No seas idiota, maldita sea!”- Se recrimino mentalmente mientras las lágrimas volvían a traicionarlo.
-Near…- Intento acariciarle el cabello, pero el menor se volteo bruscamente y le dio un manotazo.
-¡Déjame solo! ¡Aléjate de mí, maldita sea! ¡No quiero verte nunca! ¡NUNCA!- Cerró fuertemente los ojos cuando empezó a golpear al mayor, no quería ver lo que hacía; además, porque lo que en verdad quería decirle era: ¡No me dejes solo! ¡Quédate conmigo, por favor! ¡Nunca te vayas! ¡NUNCA!
Pero esta vez, en lugar de irse, L tomo con fuerza las muñecas del menor para qué dejara de golpearlo, lo estampo contra la cama con algo de brusquedad, y se poso sobre él, aprisiónalo con su cuerpo, con las manos aprisionadas a cada lado de su cabeza.
-¡Maldición deja de gritar! Solo quiero hablar contigo-
-¡NO! ¡Suéltame!- Empezó a moverse, intentando zafarse del agarre del mayor, logrando solo darle un leve rodillazo en la parte baja. Ocasionando que L dejara caer todo su peso sobre él, abrazando y entrelazando de una manera obscena sus piernas con las propias.
-Near, cálmate…- Dijo serio, pero sin levantar la vos, ya que estaban demasiado cerca, pues el menor sentía el aliento del moreno justo sobre su rostro. –No entiendo porque actúas así; ya estás grandecito, compórtate según tu edad, por favor-
-…..- El menor sentía la penetrante mirada de L sobre la propia. Había dejado de forcejear, principalmente porque era inútil, además, porque sentía que si se movía rozaría una parte del mayor, que le daría mucha vergüenza tocar. Inevitablemente sus mejillas enrojecieron al pensar en lo que podría pasar, por lo que miro hacia otro lado, respirando un poco agitado.
-¿Si te suelto, vas a gritar?- Dijo tranquilo para no alterarlo. El menor solo negó con la cabeza. –Bien- L aflojo un poco el agarre en las muñecas del alvino, pero al instante que este lo sintió intento liberarse solo, ocasionando que el mayor volviera a sujetarlo con fuerza. –Veo que no quieres cooperar…. Escucha, perdóname; me comporte como un completo idiota, y lo siento. Sé que no debí haberte dicho nada sobre eso, y no me gusta verte llorar; menos si es por mi culpa. Pero tampoco me gusta que seas así de insolente; somos tío y sobrino, no hermanos para estar llevándonos así…- Near sentía el dulce aliento de L chocar directo contra su nariz; haciéndolo estremecer.
-… Si quieres eso, deberías dejar de comportarte como un chiquillo malcriado antes de venir aquí, a decirme a MI cómo debo comportarme; por si no te has dado cuenta, el más maduro de los dos, soy YO, no tu-
-…Eres un pequeño insolente-
-Y tú un gran idiota que hace llorar a su pequeño sobrino de 14 años…- La vos del menor se quebró a mitad de la oración, mientras sus lágrimas salían desde que empezó a hablar. L entristeció al ver la escena, y darse cuenta de que mucho de lo que había dicho el alvino era verdad; en especial lo último.
Elle libero una de las muñecas del alvino, y con el pulgar limpio una lagrima solitaria que aun corría por su mejilla, provocando que cerrara los ojos para no ver lo que iba a pasar, pues suponía que sería malo. Soltó su otra muñeca y desenlazo sus piernas, dejándolo casi completamente libre, ya que seguía sobre él. Pero el menor no hizo ningún ademan de querer moverse.
-No me odies ¿sí?- Susurro. –Solo… no me odies…- El menor se sorprendió un poco ante el tono de vos del mayor, ya que era sonaba cariñoso; por alguna extraña razón su rostro se sonrojo, haciendo que solo fuera capaz de asentir torpemente.
-…Te perdono…- Dijo en un hilo de vos. –Pero quítate de encima…- Miro hacia otro lado, intentando inútilmente ocultar su rostro encendido.
L finalmente libero su cuerpo y se recostó a su lado, abrazándolo por la cintura.
-Te quiero- Dijo suavemente mientras se recargaba en el pecho del menor, provocándole una rara, pero agradable sensación en la boca del estomago.
-....- Tímidamente, ya que no le gustaba el contacto físico con ninguno de sus tíos, coloco su brazo sobre el brazo del mayor; ante el contacto, L hizo lo posible por entrelazar sus dedos con los del menor, quien solo se dejo hacer mientras desviaba la mirada.