Si el día fue malo la noche fue peor, ahora no solo tenía fiebre sino que sus boca estaba reseca y aduras penas lograba hacer pasar algo de aire por su nariz y garganta. Haruka se había quedado junto a él todo el tiempo, lo observaba empeorar a cada minuto, y se sentía inútil a no poder hacer nada para ayudarlo.
No supo cuando se quedo dormido, ni le importaba, Kantarou respiraba dificultosamente. Pero lo que lo había despertado volvía a sonar. Estaban llamando en la entrada principal de la casa.
Escucho a Youko bajar las escaleras y hablar con alguien, noto la voz algo molesta de la Youkai y la puerta del recibidor ser corrida con furia, ese sujeto había entrado a la casa sin su consentimiento. Su enojo estaba tomando medidas peligrosas.
Se levanto dispuesto a echar a ese sujeto sin importarle de quien se tratase, las puertas de la casa las estaban abriendo y cerrando, el individuo estaba buscando algo o alguien
Antes de que pudiera meditar que era aquello que merecía tal intromisión una figura se presento en la puerta.
- Ichinomiya Kantarou – dijo suavemente como si estuviera entrando en recinto sagrado, con delicadeza se acerco al durmiente de respiración errática – ahora ya no hay nada que puedas hacer para escapar de mi – se inclino levemente y sus labios estaban a punto de tocar los del exorcista
- No te atrevas a tocarlo – grito Haruka lanzando lejos al sujeto
Youko-chan entro apresurada, alcanzando solo a ver como Haruka apartaba con brusquedad al sujeto de su maestro.
- Haruka-chan – dijo ella al entrar
- ¿Haruka? – repitió el hombre levantándose del suelo – entonces es cierto, estas de vuelta – su sonrisa sardónica pareció estremecer algo dentro del Tengu – la historia se repite ¿no? Pero esta vez no te dejare hacerle daño, no te permitiré sacarlo de mi vida
- Prepárate para ser exorcizado – de entre sus ropas saco un artículo que se le hizo familiar
- Pero si eso es – dijo al tiempo en que sacaba sus alas negras e intentaba levantar el vuelo por la ventana, una cadena lo sujeto al suelo – voy a ponerte un sello que nadie nunca podrá remover – los ojos azules del sujeto brillaron y comenzó a rezar, el come demonios sentía sus fuerzas mermadas, cayó de rodillas sobre el tatami y miro directo a la cara, se le hacía tan conocido y sentía tanta repugnancia así él
- Haruka – un grito desesperado fue lo que interrumpió el ritual
- Kantarou – el Tengu no lo podía creer el chico de ojos rojos lo estaba abrazando, su aliento demasiado cálido debido a la fiebre chocaba contra su cuello
- No te dejare abandonarme tan fácil – sonrió sus brazos no resistirán mucho
- Kantarou – grito, de solo Dios sabe donde logro formar un enorme rayo rojo que derribo al sujeto para poder así liberarse del conjuro que lo apresaba
- Eres un… - el otro hombre se puso de pie y se lanzo en su contra, Haruka con el chico en los brazos no podía moverse con facilidad
- Haruka no me dejes – esas fueron sus últimas palabras antes de volver a caer inconsciente
El Tengu lo apreso con mayor fuerza contra su regazo, y el otro sujeto detuvo su ataque. Los dos se miraron, los ojos negros chocaron contra otros de color azul, ahora si recordaba de donde lo conocía.
- Vaya! Tardaste siglos Tengu – dijo el otro – yo te reconocí en seguida, como olvidar ese rostro – dijo con amargura – como olvidar al demonio que convirtió mi vida en un infierno, ahora te llamas Haruka ¿verdad?
- Así es Soushiro Izumi – lo miro de reojo en lo que volvía a colocar el cuerpo laxo del jovencito peliblanco en el fotón
- Bien entonces hablemos de los viejos tiempo H A R U K A – su tono fue juguetón – ah!! Pero primero – se acerco al desmayado chico, el pelinegro estaba listo para golpearlo a la primera oportunidad – de verdad no hemos cambiado nada – coloco una hojita en los labios rosaditos cual flor de sakura – y se supone que ya ha pasado mucho desde la última vez que estuvimos los tres juntos
- A mi parecer no lo suficiente – contesto – que es eso?
- Solo un poco de medicina lo aliviara rápido – su dedo delineo un poco mas esa delicada boquita, el Tengu gruño un poco – ya quite mis manos de él – rio nuevamente – de verdad que no hemos cambiado
Continuara…