MIENTRAS DUERMES
Había dejado que su amiga se fuera de su casa sin entregarle la carta de Noelia, toda la tarde su conciencia se la pasó reprochándole el poco derecho que tenia para ocultarle el papel.
-llamó Emilio, dice que vamos a repartir los volantes de la convocatoria esta tarde,a las tres, le detalló su hermano bajándole volumen a la música para hacerse entender, el día anterior el chico se había hecho cortar el cabello y su rostro estaba mucho más despejado haciéndolo lucir más apuesto, traía una camiseta azul clara, pantalones negros y un par de zapatos planos blancos que eran sus preferidos.
-bueno, llama a Danna entonces…, le dijo retornando al volumen.
-¿por qué no la llamas tu?, la retó extrañado.
-¡¿no puedes hacer el favor?!, le gritó enfadada
-¡no, no puedo!, le respondió él en tono más fuerte y salió enojado.
-estúpido, bueno para nada, lo insultó cuando ya se había ido.
Puso en pausa la canción y rebuscó su celular por toda la habitación.-¿Dónde se mete esa chatarra?, rezongaba sin poder hallarlo pues le sucedía en varias ocasiones y siempre lo hallaba en los lugares menos inesperados. Finalmente acudió al teléfono de la casa pero su amiga no atendió, fue al Messenger pero tampoco la encontró conectada, le dejó un mensaje sin conexión y volvió a su cuarto a seguir buscando su móvil, cuando pasó por donde había dejado su uniforme tirado, recogió la falda de este y sin mirar sacó la carta en forma de corazón y decidida la metió en sus bolsillos, pues comprendió que tarde o temprano tenía que entregársela, así que era inútil seguir escondiéndola.
-mami hazme un favor, le pidió a su madre cuando fue a dejarle la ropa limpia.- llamas a mi celu, es que no lo encuentro…
La señora aceptó y fue a hacer lo requerido, segundos después los acordes de su guitarra empezaron a sonar bajo su almohada. –que tonta!-se reprendió a si misma, descubriendo la cama para contestar al tono personalizado que le había puesto al aparato,-gracias mami, te amu, le dijo colgándole para no dar explicación, por supuesto olvidó que la noche anterior con Dannie habían estado enviándole mensajes a Stefania para perturbarle el sueño. Ahora que lo tuvo en sus manos buscó el directorio telefónico y oprimiendo el numero tres volvió a insistir llamando a su amiga.
-Danna que vamos a…-habló sin saludar cuando al fin le atendió.-no, soy su papá, ella se está bañando.
-ah, okey señor Asturi, se apenó un poco pero agradeció que no era ella.-cuando salga le podría decir que me llame por favor… o no, no, no. Mejor le dice que vaya a las tres a casa de Emilio, rectificó luego. –está bien, aceptó el distraído hombre, y se despidieron cordialmente.
Había una gran probabilidad de que el señor olvide el recado para su hija, sin embargo decidió confiar en que sería diferente esta vez, mas no lo fue.
-¿segura que le avisaste?, cuestionaba Stefania tornándose impaciente de pie en la acera pues su vestido blanco con cuadritos negros no le permitía sentarse en el borde de la calle como los demás.
-que sí, yo le dije a su papá, afirmó y luego tornándose tristona metió la mano en su bolsillo asegurándose de tener la carta lista para su entrega.
-¿entonces por qué no viene?
-pues… lo que pasa es que su padre es un caso especial, se mofó Tamara pero con su mente todavía divagando entre el contenido del papel.
-agrr, no contesta!, se desesperaba más la chica ahora intentando llamar a la ausente.
-bueno entonces vamos, que reparta ella los suyos después, les dijo Emilio.
***
Fueron a reclamar las copias y con algo de dolor Tamara pagó sus cien volantes.
-deja de ser tan tacaña, la molestaba Thomas, -son solo unas cuantas copias…, le decía mientras tomaba su paquete de la misma cantidad.
-exacto, es un desperdició de papel, considero que son demasiados…, opinaba mirando a Emilo como intentando convencerlo.
-¿Tamy, quieres vocalista en la banda o no?, le planteó Stefa.
-está bien, está bien, aceptó resignada abandonando la causa perdida.
Además de las fotocopias compraron también rollos de cinta adhesiva, los chicos en sus bicicletas se fueron para los barrios de sus amigos y las niñas se quedaron en vecindario. Empapelaron los postes, arboles, paredes, buzones, metieron bajo las puertas y sin embargo les seguía sobrando avisos.
-no pego uno más, se rindió Stefania guardando los restantes en su colorida maleta.
-dale, yo tampoco, accedió Tamara haciendo lo mismo con su maleta marrón.
-entonces otro día continuamos, me voy, estoy cansada, advirtió haciendo pucheros y organizando su peinado que consistía en una cinta negra cruzando su cabeza horizontalmente.
-bien, yo iré a casa de Danna a dejarle sus volantes, dijo la otra y despidiéndose de beso tomaron rumbos diferentes.
-me saludas a tu hermanito!, le gritó sin mirarse cuando ya se habían alejado.
-claro!, le respondió Tamara alzando una mano.-.. .que no..., concluyó en voz baja riendo para sí misma.
Al llegar a la casa de Dannie el padre de esta le abrió la puerta y al darse cuenta de que era ella inmediatamente procedió a pedirle disculpas ante su olvido.
-jejeje, no importa, total ya vine a dejarle lo que teníamos pendiente, le dijo entrando al lugar, acomodando su maletín en el sofá y saludando a Rufus que saltó feliz poniéndole sus pesadas patas en el vientre manchando con algo de barro su blusa de letras amarillas que por suerte era color marrón.
La puerta de la habitación de la chica estaba abierta así que no tuvo necesidad de llamar, el perro inquieto entraba y salía intentando deshacerse del pañuelo rojo que le habían atado al cuello.
-Dann, vine a entreg…,-la vio recostada en la cama, tenía el cabello mojado, se había vestido con una blusa verde, anchos pantalones azul oscuro y aun con los zapatos puestos puedo percibir que se hallaba durmiendo profundamente.
-¿Dannie?, la llamó pero realmente sin ánimos de perturbar su sueño, así que más bien fue como un tenue susurro el cual por supuesto la chica no atendió. –no te quitas ni los zapatos, le amonestó empezándoselos a sacar, al igual que los de Thomas y de ella eran zapatillas planas pero estos eran negros con manchitas de pintura de colores. La muchacha no se despertó y gimiendo como una niña pequeña se acomodó para el lado derecho de la cama; la contempló por un rato más dubitativa de si despertarla o no, se veía tan serena y bonita durmiendo que decidió no interrumpir su placido sueño y en cambio se recostó a su lado.
Ahora más de cerca podía escuchar su leve respiración, ver de cerca sus pestañas y como arrugaba el seño al parecer soñando algo, le empezó a pasar sus dedos por las cejas para que suavice su expresión, y poco a poco la muchacha retorno a dormir plenamente dejando la cara de perturbación que había adoptado, sonrió satisfecha de su labor y ahora sus dedos recorrieron sus mejillas, de pronto sin pensar en lo que hacia se fue acercando hasta el punto de sentir sus exhalaciones chocar contra su rostro, pero no se detuvo allí, era como si la fuerza de un imán la atrajera más y más, lentamente cerró los ojos y posó sus labios en su boca acallando los respiros de esta.