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El deseo de la Locura. por Shizuka Aoi

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Notas del fanfic:

Pues este es mi primer fanfic yuri, obviamente original y pues algo que salio de un momento de locura -como siempre- y también de estar pajareando en la clase de Maya xD.

Espero os guste, opinen, comenten, maten, critiquen, hagan lo que quieran -pero con respeto- xD.

Notas del capitulo:

Primer capitulo -reescrito como 15 veces- vale que odio ser indecisa de como empezar y odio pasar lo que me gusta de una servilleta al ordenador.

Pues nada más, espero os guste este es el comienzo de -ni idea de cuantos capitulos- xD.

El deseo de la Locura.

 

Capitulo 1

 

 

 

Sus ojos verdes que antes tenían un brillo único lleno de vida y sentimientos, estaban ahora opacos y oscuros, sus cabellos negros, ahora carecían de brillo y suavidad, su piel ahora era pálida y sus labios estaban desquebrajados y maltratados y en su rostro se marcaban las ojeras resultado de el cansancio de noches en vela y de peleas contra los calmantes y sus efectos.

 

Y el par de ojos cafés que la veían por detrás de la ventanilla en la puerta de la habitación blanca y de paredes acolchonadas; la seguían observando, esperando algún cambio, alguna reacción, algo que demostrara que había conciencia, que había…vida pero nada, ni una señal.

 

Para el Dr. Heinz esto era algo de cierta forma deprimente, pero él no podía hacer nada más que observar, observar aquella hermosa flor que se estaba marchitando cada día más y más, hasta que pereciera tal vez.

 

Se retiro y camino lentamente por el pasillo blanco y pulcro de donde solo se escuchaban, lamentos, risas, gritos y locura era lo único que había en ese lugar; el Hospital Bethlem para enfermos mentales en donde, sin saberlo no era peor a que la realidad.

 

Y sin saberlo se fue, dejando a la chica que estaba en una esquina de su habitación arrinconada, mientras su cabeza estaba apoyada en la pared y su cuerpo era presa de la camisa de fuerza, seguía en la misma posición desde que el Dr. Heinz fue a verla y aunque para él no había nada más que ver a pesar de que esperaba un cambio; la verdad era que para esos ojos verdes que parecían ver al vacio, había algo que veían con suma atención e interés, o mejor dicho algo que solo deseaban y podían ver.

 

Recuerdos de su amor, de su deseo…de su obsesión que la llevo al lugar en donde estaba ahora, porque ella amo con locura, deseo con locura a una persona, a la dueña de sus recuerdos que ahora veía y por los cuales sonreía mientras abría su boca para que sus labios solo pronunciaran un nombre.

 

-Sara…Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara, Sara…

 

Y parecía no tener fin alguno era lo único que podía pronunciar desde que llego allí, o mejor dicho desde que la conoció.

 

-Sara, Sa…- se detuvo al escuchar una suave voz que le hablaba al oído, haciendo que desviara la mirada a un lado por sobre su hombro.

 

-Eee…liii…saaa…- se escuchaba murmurar a su oído como una melodía desgarrada que continuaba, cantando su nombre  y con eso, volvía el vacio que había en su corazón y las lágrimas brotaban de sus cansados ojos.

 

Y una vez más lloro con amargura ante los dulces recuerdos que no volvería a vivir y que sin embargo eran lo único que había en su mente.

 

Fue en un Otoño, donde las calles se tornaban más frías y húmedas y el cielo opaco con nubes grises y grandes, la llovizna fresca y fría que junto con el viento arrancaban sin clemencia las pocas hojas que trataban de mantener su agarre en los arboles.

 

-Odio el otoño- murmuro una joven que veía por el gran ventanal del pasillo del Courtauld Institute of Art cuyas paredes de piedra antigua y gruesa hacían que el frio aire de afuera no penetrara por completo, pero sus ojos verdes no dejaban de ver con recelo el cielo, mientras sus manos estaban en los bolsillos de su abrigo negro de corte largo.

 

-Elisa, tu siempre te quejas del clima sin importar cual sea- le dijo un joven de cabellos castaños lisos y ojos azules intensos, mirado a su compañera de estudios en Historia del Arte.

 

-Lo sé, pero odio el otoño no es lo suficientemente frio, pero tampoco lo suficientemente normal es término medio, lo odio- dijo sin mas mientras suspiraba.

 

Esa era Elisa Allister una joven de 21 años quien cursaba el 3er año de Historia del Arte en Arquitectura, pero que en realidad estaba allí para tomar fotografía como una de sus especialidades y pasiones, después de todo el Courtauld se especializaba en eso; como el único instituto dedicado a las artes y cuyos registros de pinturas, esculturas y grabados es el más grande en todo Reino Unido.

 

Ambos seguían de pie, Derek que estaba con su celular enviando un mensaje de texto y quien le daba la espalda a la ventana, mientras tanto Elisa seguía en la misma posición con sus manos en los bolsillos de su abrigo y seguía viendo el cielo hasta que su mirada se desvió al frente y allí, sus ojos veían con curiosidad algo o mejor dicho alguien.

 

Frente a ella y a unos veinte pasos de distancia se encontraba una joven de cabellos largos castaños claros cuyo corte llegaba hasta por debajo de sus hombros, estaba con un simple suéter de color verde olivo de cuello largo, unos jeans azules oscuros y unos tennis de color negro.

 

No podía ver su rostro ya que se encontraba de perfil, pero lo que le llamaba la atención no era en las simples ropas en las que se encontraba la chica a pesar del la fría temperatura sino de lo que tenía en sus manos, una Leica M9 cuyo visor de enfoque sobresalía, la perfecta combinación de colores del negro con el gris plata, no había duda era una perfección para la fotografía.

 

Y aunque su mirada estaba enfocada en la cámara, por unos segundos desviaba sus ojos en cada detalle o movimiento que hacia la joven que no dejaba de tomar fotografías en todos los ángulos posibles.

 

-“¿Quién será?”- pensó Elisa mientras sacaba sus manos que la hicieron sentir escalofríos por el repentino cambio de temperatura al haberlas tenido resguardadas del frio, para apoyarlas en la orilla de piedra que sobre salía del ventanal.

 

Ahora su curiosidad estaba en la misteriosa chica que no dejaba ver su rostro, mordió su labio inferior por el lado izquierdo muestra de su ansiedad e interés, era extraño pero era una necesidad ahora la que sentía.

 

-Elisa, vámonos tenemos la clase con el Prof. Hopkins- le dijo Derek quien veía su reloj de muñeca y veía el largo pasillo del cual ahora se veían pocos estudiantes.

 

-Elisa- dijo ahora mientras volteaba su rostro y ahora veía con ligera molestia a su compañera la cual parecía perdida en el pensamiento de curiosidad y eso fue algo que llamo la atención de Derek el cual, alzo una ceja y se digno a voltearse para ver por la ventana.

 

Solo vio la fuente de la calle Strand, estudiantes, profesores y particulares caminar, algunas aves y palomas caminando en el empedrado piso en búsqueda de migajas y a una chica con una cámara que estaba de cierta forma a una distancia corta de ellos.

 

-¿Elisa que tanto miras?-le pregunto después, Elisa no dijo nada seguía con su mirada clavada en la castaña y si como sus ojos clamaran por ver su rostro, la aludida finalmente bajo la cámara a la altura de su pecho y volteo su rostro en dirección a la ventana, allí fue cuando el tiempo se detuvo para Elisa al ver un par de ojos color miel.

 

No podía explicar lo que sintió en ese momento, tal vez nunca podría lo único que sabía era que su corazón se detuvo por un segundo y después de ello bombeo sangre con fuerza y rapidez, su respiración se cortó por lapsos.

 

El viento soplo con fuerza haciendo que los cabellos de la joven bailaran en el aire, ante eso solo bajo la mirada hacia su cámara y después a su reloj de muñeca para ver con asombro la hora.

 

-¡Dios mío!- exclamo mientras tomaba su mochila que estaba en sus pies y salió corriendo con cámara en mano, sin dar la vuelta atrás para ver como Elisa la seguía viendo hasta perderse.

 

-¡Demonios Elisa, ya es tarde!-exclamo Derek de repente mientras tomaba su mochila y la colgaba de su hombro mientras salía corriendo por el pasillo, haciendo que sus pasos retumbaran en el eco de piedra pero se detuvo en seco en la esquina del pasillo para ver a Elisa quien seguía en la ventana con la mirada perdida.

 

-¡Elisa date prisa por un demonio!-grito Derek sin importarle si eso se hizo escuchar por todos los pasillos vacios del instituto, ante ese eco retumbante Elisa reacciono para ver como Derek la apuraba.

 

-¡Mierda!-exclamo la joven quien tomo su mochila y salió corriendo también, pero en su mente seguían aquellos ojos color miel.

 

-“¿Quién será?”- pensaba mientras corría detrás de su compañero y se perdían en el pasillo Este, corrieron con paso rápido hasta detenerse frente a una gran puerta de caoba, y sin pensárselo mucho Derek abrió la puerta.

 

El crujir de esta llamo la atención de los estudiantes presentes y del profesor Hopkins quien detrás de sus lentes de aro grueso y de color negro, levanto la mirada, mientras tenía un libro grueso en su mano izquierda y en la otra la tiza que seguía teniendo contacto con la pizarra.

 

-Modales jóvenes, modales hacen de la juventud algo mejor- dijo con voz profunda y seria, todos los presentes veían a los mencionados quienes se disculparon haciendo una leve reverencia hacia el hombre canoso pero con semblante y presencia altiva.

 

-A sus lugares por favor, no me gusta perder tiempo y a los que son puntuales tampoco- dijo dándoles la espalda, mientras el resto solo volvían a ver hacia la pizarra, inmediatamente cerraron la puerta en silencio, Elisa quería reírse, Derek solo esperaba que esto no afectara su nota en asistencia, ambos se sentaron en la fila de pupitres superiores lo hicieron en silencio sacando sus libretas para tomar apuntes.

 

Y así paso la clase entre explicaciones y comparaciones complejas de la diferencias entre la arquitectura griega y romana, todos prestaban atención menos Elisa quien desde su lugar se daba el lujo de ver por la ventana el otro edificio que se encontraba separado por los jardines de piedra.

 

No necesitaba prestar atención, después de todo era sencillo para ella leer un párrafo y sacar lo más complejo de ello hasta las comas y puntos, su padre era licenciado en letras, su madre en Historia por lo que tenia de donde sacar aptitud y actitud para los estudios.

 

-“Me pregunto si será nueva, nunca la había visto antes por aquí”-pensaba la pelinegra mientras su lápiz dibujaba círculos abstractos en la hoja de papel y su mente seguía pensando en la cámara, el clima, esos ojos color miel, la chica y todo eso se repetía sin darse cuenta de que eso sería el comienzo de su locura, de su deseo, de su perdición.

 

Finalmente la clase termino con un ensayo para mañana de quince páginas sobre la arquitectura de diversas civilizaciones eso era solo depresión para muchos, presión para otros y para Elisa, jah para Elisa eso era algo sin importancia.

 

-Joder, que me han jodido todo lo que tenia para mañana- dijo Derek mientras metía la libreta de mala gana dentro de la mochila y suspiraba maldiciendo a sus adentros.

 

En cambio Elisa seguía perdida en sus pensamientos, jamás en toda su vida había sentido eso, cuando miro esos ojos y eso era algo que le extrañaba y confundía, pero sin embargo no apartaba el pensamiento.

 

-Oye, ¡oye!- le hablaba Derek quien pasaba su mano por enfrente del rostro de la que para el parecía una zombi debido a su distracción, Elisa solo detuvo la mano en el aire y alzo una ceja mientras sus penetrantes ojos veían a la molestia frente a ella.

 

-¿Qué quieres?-le pregunto mientras apretaba la mano de Derek el cual no se inmutaba por eso hasta que ella doblo uno de sus dedos.

 

-¡Ahh, perra me dolió!- exclamo mientras se zafaba y se sobaba el dedo adolorido, Elisa no se molesto por eso, solo rio mientras echaba su cabeza hacia atrás.

 

-Eres un marica Derek, que si te pones así porque una mujer te haga eso no quiero ver cómo te pondrías si un tío te llega a moler a piñas- le dijo mientras lo veía, Derek solo hizo una mueca para después verla con seriedad interrogativa.

 

-¿Qué tienes? Desde que estábamos en el pasillo has estado distraída- le dijo mientras se sentaba a la par de ella, ya el salón estaba vacío y dentro de unos 10 minutos vendría la próxima clase, ese era el descanso y por lo tanto seguían a sus anchas en el salón.

 

Antes de que Elisa pudiera responder, la puerta se abrió de par en par dando paso a una joven la cual llego con respiración agitada, cargando libretas y libros en su brazo derecho y la cual miro el salón.

 

Derek la observo con curiosidad mientras Elisa la veía estupefacta, en silencio sintiendo nuevamente esa sensación que la paralizo en el pasillo frente a la ventana.

 

-Es ella…-murmuro con un hilo de voz suave mientras escuchaba el latir de su corazón en los tímpanos al punto de sentir que se iban a reventar.

 

-¿Disculpen, saben que clase se da aquí?-pregunto con una voz suave pero firme, mientras seguía en la entrada de la puerta.

 

-Creo que se da impresionismo y postimpresionismo- dijo Derek ya que Elisa no parecía que iba a contestar estaba demasiado ocupada mirando con detalle desde su lugar todo lo que podía memorizar de ella, su cabello castaño, largo y suave a la vista, su piel color canela y sus ojos color miel.

 

-Oh, entonces no me equivoque- dijo con una sonrisa mientras se dirigía a un pupitre y dejaba sus libros sobre el, al igual que la mochila se llevo sus cabellos por detrás de sus orejas mientras apartaba un poco el fleco de su rostro hacia un lado.

 

A Derek le pareció una chica linda por lo que sonrió al ver que esta los observo y le regreso la sonrisa, esa sonrisa que sería el anhelo de Elisa, que sería su más pura locura.

 

Se dirigió hacia ellos para después ponerse enfrente y estirar su mano.

 

-Sara Adams, encantada – les dijo mientras los veía y su mirada era atrapada por la de Elisa la cual estiro su mano.

 

-Elisa Allister, un placer- le dijo tomando su mano, suave, cálida una mano que podría dar muchas caricias y consuelos, una mano amiga y reconfortante.

 

Ambas sonrieron y Derek solo las observo por unos segundos, observando sobre todo a Elisa y con eso algo se arrimo en su corazón, fue algo extraño un sentimiento desconocido y de cierta forma mortificante como las hojas que golpeaban las ventanas, después de haber sido vencidas por el cruel y poderoso viento frio.

 

Asi comenzó un otoño mas, un año más, una historia más de la cual su protagonista seria lo obsesión en su más pura forma, Locura.

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

Pues venga gente hermosa -delirio ego maniáco- necesito saber ¿qué pensáis? ¿os gusta? ¿os disgusta? venga necesito saber, necesito amor, odio, opinión..necesito...necesito...FUMAR xD

Joder me muero de la abistinencia, pero es dejarló o escribir más hasta sentirme asqueada de tanto escribir -nunca ha sentido eso- en fin nos veremos, si es que sobrevivó al sistema educativo estadounidense -es una mierda, nunca vengan a USA-.

Los quiere mi awesome yo owo


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